NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Este FanFic o serie de historias es mi intento de narrar como imagino yo la vida del grandioso Reed Li Clow, uno de mis personajes favoritos de CLAMP ^^
Este FanFic esta narrado en primera persona. Principalmente por Clow pero puede que Yue y Kerberus también tengan algo de protagonismo...
Dedicado, especialmente, a Tsuki no Youkai, Melissa-yueirishu y a Laurus Nobilis. Ellas y sus obras son muy especiales para mí *O*
¡Y qué demonios! A todo aquel que lo lea y lo aprecie ^^
FanFic CLAMP
El mago más poderoso del mundo - El verdadero Patriarca del Clan Li
(Clow Reed)
Lo creáis o no, la maravillosa idea de Symond de que retomase tierras orientas a fin de librarme de la continuación de una guerra civil en Inglaterra no resultó tan maravillosa ya que China en esos momentos también vivía momentos muy crudos, el Imperio Ming había finalizado desde el primer instante en que fuese hallado sin vida El emperador Chongzhen justamente colgando bajo un árbol en pleno parque Jingshan, cual me era desconocido hasta ser mencionado por Fei Wang, mucho más puesto al tanto de la situación que yo. El general Wu Sangui acompañado por una buena cantidad de soldados estaba esforzándose en frenar al agitador y principal líder de fuerzas rebeldes recientemente surgidas, Li Zicheng, que sería desterrado tras una merecida victoria pero el caos persistiría unos dieciséis o diecisiete años más.
-No sé si alegrarme o entristecerme de tenerte de vuelta, Clow. -Serían las palabras que brotarían de su boca tras ofrecerme un cordial y correcto saludo inclinando su cabeza ante mí. En su voz no aprecié ni un ápice de furia o enojo sino una emoción de las que no se desvanecen con esa facilidad igual de momentánea a su aparición. Suspiró y echó a andar hacía el interior de la residencia Li.
Lo breve de mi sonrisa fue debido a que aún habiendo pasado un tiempo sin usar el idioma del lugar, entendí sus palabras perfectamente. Hikari permanecía unos pasos alejada en total silencio y cabeza gacha percibiendo al inquieto Kerberuss moverse de un lado a otro rasgando sus ropas en busca de atención. Yue cruzado de brazos se limitaba a esperar con expresión muy seria, demasiado seria para un chiquillo de su edad. Tomando parte de mi equipaje a pesar de la insistencia de mis pequeños por librarme de esa tarea, le propusé a Hikari que me acompañase:
-Ya que estamos aquí, entremos juntos. -
Ella rechazaría la propuesta, negando la cabeza lentamente replicó:
-No puedo, Amo Clow. Ya no formo parte de este lugar, fui despedida ¿recuerda? -
-Lo recuerdo pero me gustaría recordarte que ahora eres mí criada y si yo entro a la residencia Li, tu también. -Le aseguré con firmeza aunque probablemente mi frente estaba arrugada.
Hikari levantaría su cabeza con ojos brillantes arrugando la frente un poco y apretando sus rosados labios asintió. Poco a poco, cogiendo la otra pesada maleta disputada por Kerberuss y Yue, caminó junto a mí procurando dejar un pequeño espacio entre ambos como llevaba haciendo en Londres tras mi recaída. Atravesar el ancho patio mientras el imponente edificio que me era la residencia Li se tornaba más cercano me atrajo la ya lejana sensación de nerviosismo y extrañeza que hiciese tanto tiempo sintiese parado ante el grueso portal con todas mis pertenencias encima. Suspirando dejando entrever una sonrisa de medio lado rememoré que mi entrada a la casa no fue igual de tranquila. Los ovalados farolillos que aportaban algo de luz al camino teñían de rojo nuestros cuerpos o el de todo aquel sirviente que continuase despierto a esas horas rondando el patio. Ninguno se comportó excesivamente amable pero no eran tiempos muy apropiados para sociabilizar. Eran tiempos de hambre, miedo y recelo.
-Honorable Clow, sea tan amable de seguirme. -Me pediría una voz procedente de una doncella dudosamente familiar. -Le guiaré hasta sus aposentos. -
Pestañeé arrugando ligeramente mi frente tratando de reconocerla pero como no lo conseguía y todos estábamos muy cansados para pasarnos un buen rato esperando a que esa chispa se encendiese, asentí inclinando la cabeza y en pocas zancadas me dirigí tras ella al dormitorio que menos hubiese podido imaginar como mio. Dejando caer la maleta que portaba, me quedé quieto con la boca abierta junto a la puerta recién corrida.
-Vamos, no se quede ahí parado, entre y descanse. -Me animaría ella antes de alejarse, rápida pero sin emitir apenas sonido sobre la madera.
-¡P-Pero este es el dormitorio de Fei Wang Li! -Conseguí decir sin salir del todo del fuerte asombro. Ella esbozaría una dulce sonrisa y me replicaría dándome un pequeño empujón:
-Pues ahora le pertenece al Honorable Clow. -
El rápido y definitivo sonido que produjo la puerta al ser corrida para ser cerrada me obligaría a girarme con brusquedad pero sólo conseguí un momentáneo dolor de cuello. Frotándome la parte dolorida con los ojos cerrados me desplomé en el suelo. Estaba tan agotado que en cuanto me acomodé en el suelo los gritos de protesta de mis pequeños guardianes carecieron de importancia. Estaba lejos ya de ese mundo y todo lo que ocurriese en él.
Honorable Fei Wang Li:
Recitó en voz bien alta el aludido a la mañana siguiente, a primera vista mucho más despejado y centrado que yo, con su firme y recia voz al instante de coger y abrir la notificación con la que el señor Windson, mi mejor amigo, me había traído de vuelta al hogar materno. El breve instante que despegó sus almendrados ojos para lanzarme una mirada fulminadora no pude sostener mi cabeza alta, esos ojos ardían de furia, furia muy contenida como todo guerrero sabe guardarse y sacar en plena batalla, bajé la cabeza tragando saliva esperando a que finalizase de leer la carta que agrandaría una nueva distancia entre Fei Wang y yo. De todos modos, era mejor observar el suelo que desviar la mirada y chocar con las ariscas miradas de los otros residentes en el hogar Li.
Me he tomado la molestia de escribirle esta carta para hacerle saber lo ocurrido y mi posterior decisión de devolverles al señor Reed.
Sé de sobra que nuestra relación jamás ha sido muy agradable dadas nuestras marcadas diferencias en un sin fin de temas pero apelando a su lado más responsable y compasivo, me gustaría mucho poder contar con Usted y su familia para acoger en estos tiempos tan turbulentos en nuestra tierra a nuestro prometedor Clow Reed. Usted sabe igual de bien que yo que su muerte no sólo nos podría afectar a nosotros dos, ¿qué sería del Clan Li sin su miembro más poderoso? Además, si me permite el atrevimiento, me gustaría que cuidase de su bienestar, no sólo físico, aunque no lo parezca, probablemente sentado con una sonrisa aparentemente feliz, esconde una pena peligrosa que no sólo casi lo consume por completo sino que provocó una serie de muertes horripilantes... Y todo en gran medida por mí culpa, lo reconozco...
Aún habiendo escuchado cada palabra como el resto de los presentes, me esmeré tanto en no prestar atención a lo que brotaba de los labios de Fei Wang que incluso la parte más dolorosa había perdido intensidad pero el acto que vendría tras una pausa sí recobró mi atención pues me parecería oír la modulada melodía de una risa. Levantando la vista ví la fugaz sonrisa de mi medio hermano, que se quedó por un momento como congelada antes de que sus labios se desdoblasen.
-Honorable esposo, ¿os parece gracioso? -Se me adelantaría Xia He, con la misma incertidumbre y curiosidad que sentía yo.
Sonreí antes de dirigir mis ojos hacía su esposo de destacado temperamento. Con suma calma, alzando la vista del grueso papel que sostenía entre sus dedos, ladeando ligeramente su cabeza le respondió levantando una de sus puntiagudas cejas negras:
-Porque ya sabía cual sería la solución a ese problema por parte de ese druida irresponsable. -
La respetada y bella Xia He quedaría en silencio, asintiendo mientras sostenía su delicado rostro entre algunos dedos como si no supiese que sentimiento regalarme entre la lástima y la indignación que nacía en sus entrañas.
-Pero ha cometido un gran error al mandarte a China precisamente en estos momentos. -Agregó Fei Wang Li. En su voz percibí algo más que disgusto, creí percibir temor, lo que me desconcertó conociendo toda la carisma y orgullo que parecía desprender siempre. -No sólo Inglaterra está sufriendo por culpa de innumerables rebeldes. El mandato del cielo fue quebrado hace poco. -
Todos los presentes parecieron pensar lo mismo pues ese desasosiego o miedo se hizo muy fuerte en el silencio que hubo y que no fue roto hasta que el resto de individuos sentados a nuestro alrededor se fue marchando. Las miradas que algunos de esos eminentes invitados me brindaron me recordarían que no era del todo bienvenido o que a sus ojos debería continuar pagando por mis errores. Era una vuelta a empezar pues esa especie de resentimiento hacía mí no se iba a ir sola, suspirando me incliné y meneé la cabeza, notando como algunos finos cabellos del color de la noche se escapaban y descendían imploré en silencio alguna ayuda, alguna voz amiga en ese lugar en el que nunca acabaría de encajar al completo.
-¡Esperad! -Se escucharía por toda la periferia la desesperada y agobiada voz de Hikari. -¡No se puede entrar a menos que el señor de la casa así lo desee! -Nos dió la impresión a Fei Wang y a mí de que advertía a alguien.
Con reflejos propios de un guerrero, el sereno Fei Wang dejaría su cómodo asiento lanzando sus gallardos ojos hacía la puerta que sería corrida pocos instantes después mientras colocaba todo su corpulento cuerpo bajo su largo traje de seda verde oscuro con algún que otro estampado de clara tonalidad en posición de defensa. Yo simplemente levanté unos centímetros la cabeza a fin de atisbar las dos raudas y pequeñas figuras que se posicionaron a mi derecha y a mi izquierda. La pobre Hikari, por mucho que hubiese corrido tras esos dos inquietos, no logró impedirles el acceso a esa sala. Agotada, apoyándose contra la puerta fue participe de la disputa entre mi pequeño ángel y el patriarca del clan Li.
-¿Es posible lo que mis ojos ven? Esas dos abominaciones continúan con vida. -Sentenció él con un desprecio que superaba lo marcado como tal, tornándose un odio escalofriante en su timbre de voz, al principio sorprendida pero poco después severa. A cada paso que procedió a dar para acercarse, el pequeño y dorado león comenzaría a gruñir apretando su mandíbula al mismo tiempo que cambiaba la dirección de su peludo cuerpo.
-¡Eso es porque Padre nos la dio para protegerle de gente como Ud! -Le espetó en admirable chino Yue encarándose a él sin una gota de miedo en el cuerpo, su determinación y amor hacía mí era inmenso y aunque me tenía alerta, me hacía sentir cada vez más y más orgulloso.
La osadía del chiquillo de plateados cabellos e imperturbable seriedad enojaron aún más a mi medio hermano pues agarrándolo con violencia de algunos cabellos revueltos y sobresalientes en pleno centro de su cabecita atrayéndolo, con voz desafiante le gritó:
-¿Cómo te atreves? ¡Sólo por eso debería eliminarte ahora mismo! -
La fría y segura mirada de Yue ni se inmutó cuando la gruesa y luminosa espada oprimió su delgado y pálido cuello. Kerberus, su compañero y hermano preparó rápidamente una abrasadora bola de fuego que llegado a un tamaño mediano saldría de sus fauces quemándolo todo a su paso, surgidas sus doradas alas, éstas se agitaban frenéticas. ¡Eso no podía repetirse! Comprendía los motivos que impulsaban a la bestia guardiana a usar su magia pero no iba a dejar que nadie saliese herido por lo que levantándome, todo lo firme que el cuerpo me permitió, alcé mi voz para poner fin a esa futura tragedia:
-¡Basta! ¡Ya basta! ¡Nadie tiene por qué morir! -
Me derrumbé ahí mismo, ni mi espíritu ni mi cuerpo pudieron sostenerme y caí de rodillas al suelo. Tanto Yue como su hermano Kerberus dejarían su rabia a un lado para centrarse otra vez en mí, sentándose sobre sus patas traseras, el león arrugando su frente no cesó de mover su cabeza mientras susurraba:
-Padre... ¿Se encuentra bien?... Diga algo... Padre... -
Levantando una de sus patas delanteras lentamente, haciéndola retroceder un momento inseguro, intentaría tocarme. Antes de que su suave piel pudiese rozar la lisa tela de mi ropa, presto como punzado por una aguja, reaccioné y me levante del suelo. Mi medio hermano observó suspendiendo una ceja como ya a su altura, más o menos, me ajustaba el traje que me cubría y posteriormente llevaba esos cabellos rebeldes hacía atrás con una mano recuperando una imagen menos pésima de mí mismo. Por el rabillo del ojo me llegó la visión de una Hikari que aliviada posaba una mano sobre su pecho en el cual su palpitante corazón se tranquilizaba poco a poco. Frunciendo el ceño, hice saber a Fei Wang Li lo que sentía hacía esos dos:
-Ahora que creo he conseguido serenarme, quiero que sepas que no son ninguna aberración o abominación, ellos serán los que guarden mi legado. -
Tal y como deduje al profundizar en busca del significado de ese lejano pero revelador sueño que tuve la noche anterior a que mi tranquilo mundo se trastocase. El dorado león alado y el plateado ángel, los hijos de la luz y la oscuridad. Los seres que cada día hacían de mi existencia una serie de eventos más amenos. Respirando hondo, agregué con un dedo levantado:
-Y me gustaría que lo comprendieses pues sin ellos no podría continuar con lo que he comenzado. -
A ese detalle le sumé una encantadora sonrisa que le irritó bastante a juzgar el modo en que liberó al pequeño Yue, cerrando sus fieros y castaños ojos aceptó mis palabras pero me obligó a estar bien pendiente de ellos y de meterles en sus cabecitas que en China había otra clase de costumbres y maneras. Asentí sin parar de sonreír y le vi abandonar la sala en pocas zancadas, ni se molestó en dirigir una mirada o una palabra a Hikari, ella para él no era nada sin embargo ella inclinó su cabeza al apartarse de la puerta. Para el cotilla de Kerberus debió de ser un acto fascinante pues volviendo a sentarse de gracioso modo al relajar todas sus extremidades preguntó señalándola, sin disimulo ni discreción:
-¿Por que ha hecho la Ama Bianca eso al hombre gruñón? -
-Porque aunque a mi anterior amo yo ya no le importe, el ha sido muy importante para mí. -La propia Hikari le aclaró exhibiendo una frágil sonrisa. Agachándose sin perder un ápice de esa gracia tan oriental que poseía lo tomó entre sus brazos y añadió ladeando un instante su cabeza. -Pero ya no me duele tanto porque sé que siempre contaré con el apoyo del Amo Clow y el Amo Symond. -Cuando sus ojos se fijaron en mí con esa dulzura casi estuve a punto de echar una lagrimita por fortuna pronto saltaron hacía Yue, que continuaba en el suelo rascándose su cabecita dañada al ir a darse contra el suelo en su liberación del enorme enemigo anterior.
-Oh Yue... -Musité compungido al mirarlo ponerse en pie de mala gana para marcharse con Hikari.
Como vagamente recordaba, durante la comida, cada uno sentado en el lugar que se le había asignado según edad o rango, nos dispusimos a comer al rededor de una gruesa y rectangular mesa repleta de los alimentos más apropiados según dictaban sus creencias. Ninguno se mostró especialmente comunicativo, detalle que en otro tiempo me hubiese molestado pero que tal y como estaba mi animo no poseía gran relevancia. Como tampoco albergaba mucho apetito tampoco me preocupó ser de los segundos en darle uso a mis instrumentos de cocina, ese honor era para los padres de Xia He pues ellos eran forzosos invitados de los Li. Tras reposar la comida acompañado por uno de los innumerables libros que me recomendó la jovial Constance sentado en un banco de piedra bajo el cobijo de aquellos bellos cerezos que tanto me cautivaban pensé en encontrar orden y cohesión a lo que estaba a punto de probar pero además de mucho más entretenido, me era más sencillo compartirlo con alguien, soltarlo en voz alta y tomar nota a posibles sugerencias o modificaciones pero mi cabeza no colaboraba, sólo sacaba esos pensamientos que tanto mal me hacían lo que impedía que mi razonamiento y conocimientos pasaran con fluidez. Sosteniendo mi cabeza contra los nudillos me obligué a sacar los malos pensamientos como cualquier minero haría con las rocas abriéndose paso en un oscuro camino.
-¡Vamos, Clow, tienes que concentrarte! -Me ordené a mí mismo ejerciendo mayor presión a mi cabeza.
Por muy terco que me pusiese, mis ideas no se aclaraban y un sutil dolor de cabeza empezaba a hacerse patente entre múltiples resoplidos. Chasqué la lengua y adopté una postura menos tensa. Juntando mis manos me pasé gran parte del tiempo con la vista perdida entre las pequeñas y rosadas flores del árbol tras de mí que a cada roce del delicado viento parecían menearse como una gruesa carpa de tela muy fina o como ese ingrediente fino y rosado que se empleaba en la repostería italiana. Ni debí de enterarme de que estaba quedándome lentamente adormilado hasta que una voz me forzó a abrir los ojos y fijarlos al frente, sin embargo la sensación de estar atontado permanecía.
-Honorable Clow, me temo que he de informarle de una mala noticia. -Hablaría el dueño de la temblorosa voz, un joven delgado con atuendo de tonalidades marrones, tras una profunda inspiración y una reverencia añadió poniendo un rostro muy serio. -El Honorable Fei Wang Li ha sido hallado muerto... -
-¿Cómo? -Sería todo lo que yo atinaría a exclamar agitado, como si hubiese recibido el golpe que necesitaba para salir a continuación de ese estado tan etéreo.
-Le preguntaba acerca de pedirle un favor. -Me repitió la verdadera persona que se había parado ante mí con voz molesta. Pestañeando varias veces conseguí definir lo que mis pesados ojos me enseñaban, carraspeando, asentí esbozando una sonrisa que compensará mi aturdimiento. Descruzando sus brazos la dama de cabellos color chocolate que era Xia He aclararía su garganta para repetir la petición, ligeramente azorada. -Me gustaría que Usted mantuviese unas palabras con mi Honorable esposo. -
Su propuesta fue apabullante.
-Pero querida, dudo mucho ser la persona más adecuada para eso... -Protesté con la mayor educación posible sin embargo ella, haciendo visible una faceta casi inimaginable en ella, insistió rápidamente:
-Sin embargo, Usted es su hermano, aunque no le agrade, estoy completamente segura que hará un esfuerzo por escuchar sus palabras. -Agachando la cabeza continuaría exponiéndome los motivos que la habían llevado a tan humillante solicitud de ayuda. Sus mejillas ya lucirían con una tonalidad similar a la de la flor de cerezo puesto que no había sido educada para revelar flaqueza. -A mí cada vez me escucha menos, ni siquiera me dedica una burlona mirada al oír mis consejos y soy su Honorable esposa sin embargo Usted es un hombre y un miembro del Clan Li, quizás eso haga más sencillo hablar con él... Temo que le este ocurriendo algo malo y no quiera compartirlo conmigo... Es mi deber como su Honorable esposa saberlo. -Finalizó ganando coraje y determinación en su sincera y agradable voz.
-Está bien. -Me conmoví. -Veré que puedo hacer. -
Y procedí a abandonar tan tranquilo lugar aunque la percepción de un tenue gracias produjo que me parase un momento. El hielo es frío pero a su vez muy frágil, quizás esa fragilidad fuese lo que embellecía tanto a la endurecida agua me dio por pensar encogiéndome de hombros alejándome de esa zona del fastuoso patio con la intención de obrar algo parecido a un milagro o una proeza. En absoluto silencio después de una incesante búsqueda por el interior de la casa dí con él pero en el lugar más insólito, el que se había convertido en mi dormitorio. Entre sus manos creí ver un objeto que no me fue desconocido, justamente la cajita que un día mi padre me otorgó, el fatídico día que hallamos su consultorio presa de las llamas. Aproximándome a él poco a poco, contuve el aliento.
-Fei... -Le llamé frenando mis pasos a poca distancia de él en la inmensidad de la habitación más dándose la vuelta con calma, él anuló mis palabras nada más hablar, sin apartar sus ojos aún rebosantes de fuerza pero tenue brillar:
-Clow... -Arrugando su ancha frente suspiró al tiempo que cerraba los ojos un momento como si le costase un gran esfuerzo continuar hablando antes de proseguir. -Ha sido Xia He, ¿verdad? últimamente he tenido a mi Honorable esposa muy preocupada pero la decisión ya ha sido tomada y cuando una decisión es tomada, no hay vuelta atrás... -
-¿Significa eso que realmente vas a...? -Exclamé al venir a mi memoria las palabras del joven sirviente.
-Sí, Clow, dentro de pocos días te convertirás en el verdadero Patriarca del Clan Li y podras hacer y deshacer a tu antojo. -Bajo la esa rabia contenida fue que empece a percibir todo el resentimiento que guardaba para sí mi medio hermano, mezclado con resignación y gran dolor en su masculina voz. ¡Cómo deseé hablar en ese momento pero el miedo o probablemente la prudencia me lo impedían! Al fin y al cabo yo tampoco me sentía el más indicado en esos momentos para reprenderle o aconsejarle. Sólo continué mirando como acariciaba la fascinante caja con la que fuí enviado allí por primera vez. -Ella así lo creía y aunque yo nunca lo oí decir de sus labios, en el fondo siempre supe que había otro al cual caería todo el peso de la familia Li pues su magia siempre sería superior... -
-Pero morir porque yo sea más poderoso no es motivo para quitarse la vida. -Repliqué con una mano sobre el corazón, meneando la cabeza. Errado en mid deducción pues aún presa de un dolor desgarrador, Fei Wang Li era como un guerrero, jamás moriría de forma deshonesta sino luchando como el fiero animal al que se asemejaba. Su gruñido así lo indicó:
-No me preocupa morir pero tampoco es que me desagrade tanto vivir como para... ¡Mira que pensar semejante cosa! -
Una gota de sudor frío recorrería parte de mi rostro, mi equivocación se hizo más clara e innegable. Sonrojado, me eché a reír mientras Fei Wang me dedicaba una mirada desdeñosa, entrecerrando sus ojos. Esa pesada preocupación se aligeró, su muerte no sería a causa de su propia mano. Lo que originaría su muerte sería por una razón más noble que me forzaría a tomar una decisión un tanto particular. Acoger el titulo de Patriarca conllevaría aceptar deberes y tratos nunca antes tenidos en cuenta o meramente existentes en mi atropellada sesera. Estaba a punto de irme cuando le oi decir con cierta picardia en su grave timbre de voz:
-¿Eso es todo? ¿No hay nada más que desees saber? -
Girándome sin poder aguantarme más, formularía la venenosa pregunta:
-Sí, esa caja que tienes entre los dedos no te pertenece... ¿Qué estabas haciendo con ella? -
-Dejándote un regalito de despedida, supongo. -Respondería él dejándola sobre la lisa superficie de madera del mueble más primordial de toda la habitación. Le lance una mirada de incomprensión total lo que produjo que añadiese burlón. -Cuando la abras lo sabrás. -
Sin perder esa media sonrisa, levemente entristecida, avanzó hacía la puerta pero antes querría colocar una de sus grandes y fuertes manos sobre uno de mis hombros como señal de buena fe sin embargo yo, cual animal receloso, me aparté bruscamente.
-Definitivamente, nunca debiste ir con ese irresponsable druida inglés. -Volvería a lamentarse endureciendo sus facciones. -Fuese lo que fuese que te ocurriese, no le permitas vencerte, tienes un gran futuro por delante y todos se sienten tan orgullosos de ti. No los decepciones, no te atrevas a decepciones a nuestra madre. -Me aconsejaría no obstante hallaría amenaza también al final, apretándome contra sí teniéndome bien agarrado por el cuello.
Fue como una terapia de choque pues cuanto más hice por separarme de él, él más fuerza ejerció. ¡Para una abrazo que me daba, se negaba a que se lo rechazase! Me soltó cuando empece a relajarme, en eso Symond y él eran idénticos y sonriendo sentado sobre la amplía cama me esmeré en retener ese pensamiento pero aún me aterraba sostener un contacto así con el ser más puro y bello que había en mi desastrosa vida...
De parte de Mary: Otro de los capítulos de mi FanFic El mago más poderoso del Mundo n_n
Como no recuerdo hasta cual fui poniendo aquí, en el blog, si hay alguno que os perdisteis, podéis leer este, los anteriores y los que vaya haciendo nuevos en FF.Net:
Ahora, os aviso de que ahí los pongo de dos en dos LOL