Todos los personajes de FFVI son de creación exclusiva de Squaresoft (Square-Enix) y Yoshitaka Amano
Historia contada en primera persona (Desde el punto de vista de Celes) e_e
ONESHOT Un poco de KefuTina con algo más de KefkaxCeles (Lo sé, es raro pero también me gusta y la cosa surgió así en mi perversa cabeza)
FanFic FFVI
Succumb to me
-Vaya, vaya, si resulta que tenemos una invitada... -Exclamó Palazzo, con sus ojos fijos en mí antes de ponerse encima velozmente de Terra, quedando ésta boca arriba en la amplitud de la cama.
Finalmente había reparado en mí, ya no me quedaba otra que avanzar unos pasos como me solicitó levantando con teatralidad uno de sus brazos.
Con agilidad felina se apartó del yaciente cuerpo de Terra, apenas cubierto por unos largas tiras hasta las muñecas rojizas con estampados de flores de múltiples colores, lo que se asemejaba más a una pieza de ropa interior que a un vestido de igual tela y unas medias de pálido rosa. Sentándose a su lado, ambos me observaron largo rato sin decir palabra. Palazzo desde luego lucía una expresión a medio camino del fastidio y el entretenimiento. Reconozco que aquello me enojó el doble aunque tampoco podía esperar ni una pizca de culpa en su mirada.
-Oh señorita Chere, que placer para la vista contemplarla precisamente en mis dominios. -Comenzó a hablar con su lengua de reptil, escogiendo cada palabra con pérfido placer. -¿Significa esto que deseas unirte a nuestra pequeña fiesta? -
-¿QUÉ DEMONIOS INSINUAS? -Mi grito resonó por todo el dormitorio. Era asqueroso, la mera idea de pasárseme por la cabeza me producía arcadas.
-Lo que has oído, querida. -Me respondió tranquilamente, levantando una fina ceja, sugestivo. -Siempre apruebo la llegada de nuevos juguetes. -Agregó dedicando una fugaz mirada a Terra, inmóvil, incapaz de dar una franca opinión. Una efímera sonrisa se formó en el rostro de la cadete.
Intentando lidear con su oscuro e innecesario humor, retirándome algunos mechones de la cara, repliqué con una tensa sonrisa:
-Lamento desilusionarte pero eso nunca va a pasar, tengo demasiado buen gusto como para juntarme con un bufón amargado como tú. -
-Oohhh! -Entonces se lamentó ruidosamente haciéndome creer victoriosa por un momento mientras se dejaba caer como un hombre abatido por un disparo cubriéndose con su capa de intenso rojo, igual que el de las sabanas. -¡Qué palabras más feas para provenir de unos labios tan bonitos! -Dijo a pocos centímetros de mí, apareciendo de la nada instantes antes detomar mi rostro alarmado y basarme.
Me desarmó por completo. Cuando nuestros labios se separaron, caí al suelo gritando roja y asqueada.
-Mmm... Realmente una pena que no quieras ser mi muñeca, este bufón podría mostrarte tantos trucos... -Se relamió en voz alta apartándose con gracia cirquense unos pasos. Los pañuelos anudados nuevamente a su cintura a modo de cinturón parecían moverse libremente con cada movimiento que el arlequín ejecutaba, el color predominante era sin duda el amarillo, seguido por el naranja. Sobre ellos destacaban figuras redondeadas azul marino a juego con su ancha e inflada manga izquierda. -Quizás... Incluso podría ser capaz de derretir esa fachada tuya tan fría. -
No me gustó nada como sonaron sus últimas palabras pues me indicaban que una idea peligrosa acababa de hacer aparición en su oscura y caótica mente. Tragué saliva al comprobar como mi mal presentimiento se hacía realidad viéndole esbozar una extensa y maliciosa sonrisa con ojos por encima de sus manos entrelazadas.
-¡ANTES MUERTA! -Aullé temiendo su aproximación intentando ponerme de pie para encararlo, aún a pesar del temblor de mis piernas.
Sin embargo también era jefe de mi unidad por lo que también era mi superior y pasase lo que pasase la única que saldría perdiendo sería yo mi recordó una molesta vocecita en mi cabeza. La rabia, el miedo y el odio podían ser potenciadores de mi magia pero él seguía siendo el más dotado en su uso. El primer lanzamiento surgió sin yo enterarme, la mano con la que quise ordenarle retroceder se iluminó y una corriente blanca y azulada surcó el espacio que nos distanciaba. Por un instante mi mano se enfrió como lo haría la otra, lista para lanzar otra centella azul pero fui dolorosamente detenida por las ardientes manos que me sujetaron súbitamente por detrás.
-¡Terra! -Exclamé y casi rompí a llorar al darme cuenta de que no iba a ser una pelea justa estando sobre su cabeza aquel maldito artefacto dorado.
-¿Ves? A ella no le parece tan mala idea. -Comentó él con una expresión burlona. -Ojalá pudieses parecerte más a ella. -Me pareció oírle suspirar después.
Le dediqué una mirada furibunda. La eterna y grotesca sonrisa de Palazzo no se esfumaba al sostenerme la mirada. Mi indignación no hacía más que aumentar la emoción al juego. Me resistí todo lo que me fue humanamente posible cuando sus dedos se deslizaron por mi cuerpo. ¡Lo juro! Torciéndome sobre la alfombra de grandes dimensiones con adornos dorados tejidos a mano me negaba a sucumbir a sus malas artes. Cerraba mis ojos y gritaba toda clase de improperios contra su despreciable persona sin servir de mucho. Él reía y reía, alabando mi perdida de control, sin detenerse, rompiendo ropa sí no atinaba a librarse de ella de otra manera menos directa. Más que besar como un caballero, lo que hizo sobre mí sensible piel descubierta fue arrastrar su lengua provocando fuertes chillidos de repulsión por mí parte. Sólo las pocas veces que era forzada a mirarle a los ojos, me daba la impresión de que lo hacía apropósito.
-No te enfades, querida, creo que estoy siendo bastante blando contigo. -Me decía al oído y se tomaba la libertad de basarme y debía de haber algo tan toxico como una droga en sus labios pues me quedaba sin aliento. Una vez recobrado, le fulminaba con la mirada. -Bueno, bueno, ya veo que aquí no te agradan, probemos más abajo. -Agregó pasando su lengua por su labio superior e inferior. El carmín ganó un sutil brillo gracias a la saliva.
No estuve del todo segura a lo que se refería hasta que noté como sus manos me separaban suavemente las piernas, tensándose mis muslos al incremento de la distancia entre ambas. El sudor que comenzó a segregar todo mi cuerpo era frio y me hacía temblar. Ya no era capaz ni de reconocerme, las reacciones de mi propio cuerpo me habían dejado sin palabras al colarse sin pudor esa misma lengua suya entre los cerrados pliegues que custodiaban los conocidos como labios menores para lamer mi interior. Podía creer que ahí dentro pudiesen hacerse tales cosas. Mucho menos que un fuerte cosquilleo y unas ganas de hacer pis le prosiguieran. Quise cruzar mis piernas pero sus manos lo ponían seriamente difícil. Jadeé tras largo intento y para mi sorpresa y vergüenza Palazzo también jadeó varias veces. Enrojecí más allá del limite. ¡Aquello no podía estar pasándome a mí! Terminado el tormento creo que me lo hice encima pues una cálida sustancia empapó parte de mis nalgas y los muslos. También algo pringoso.
-¿Mejor? -Me preguntó y apretando los dientes no halle manera de responder. Jamás me había sentido así antes. -Ahora sería bueno si fuésemos ambos los que se sintiesen bien. ¿Mm? -Sugirió. Frunciendo el ceño negué lentamente. -¡Oh vamos! Ahora me toca sentirme bien dentro de ti. Me lo merezco. -Protestó como un mocoso malcriado viéndose privado de su postre favorito.
-¿Dentro de mí? -Repetí sopesando sus palabras antes de gritar. -¡NO! ¡ME QUEDARÍA EN CINTA! -Eso ya sería el colmo del horror. Resultó ser más listillo de lo que parecía o a los demás oficiales les gustaba pensar que era pues soltando otra escalofriante carcajada, me replicó:
-¿Quién ha dicho que voy a meterme por la puerta principal? La trasera es mucho mejor. -
Ayudado por Terra me volteó ignorando mis chillidos, insultos y desesperadas negativas. Fue lo más humillante y doloroso que he aguantado en la vida. Con mi cara contra el suelo y los brazos inmovilizados, no encontraba ya modo de combatir, además estaba exhausta. Muchas lagrimas afloraron y desgarradores gritos al sentir con abrupta claridad su intromisión la primera vez ya que entraba y salía a su antojo hasta que su vulgar deseo no quedó satisfecho. A cada embestida, todo mi torso se desplazaba con violencia contra el suelo, mis endurecidos pezones se irritaron. Sobre mí le oí juntar sus labios con los de Terra, eso me enfurecía, con toda libertad. Ya no me quedaba duda de que Terra había padecido esto o cosas peores por tiempo indefinido. Desde quedaba clara una cosa, yo se lo hacía pasar bien pero su verdadero interés seguía recayendo en ella. Su dulce y obediente muñeca porque apartándose de mí dejando escapar un último alarido de gozo me ignoraría por completo. Desde mi posición, girándome un poco vi como algunas gotas blancas habían caído por la alfombra y cerrando los ojos por última vez traté de no darle un sentido a lo que cubría la piel rosada al rededor de mi ano, palpitante. Ladeando un poco la cabeza, dirigiendo sus ojos hacía Terra, que había aflojado sus dedos sobre mis muñecas, con voz melosa anunció:
-Terra, mi pequeña brujita, no creas que me he olvidado de ti, terminemos lo que andábamos haciendo. -
Aquí tenéis otra historia corta protagonizada por Kefka Palazzo, Terra y Celes, todos fascinantes personajes del FFVI. Espero que al igual que la primera erótico-festiva que escribí os guste n_nU Es algo menos sado en el sentido de que Kefka no usa ningún tipo de herramienta para someter a Celes, la única con posibilidades de negarse a formar parte del juego pero precisamente por eso y porque yo no concibo entre ellos una buena relación me pareció retorcido e interesante que Kefka quisiera usar otros métodos con ella. (Creo que no hay nada peor que la persona que más odias haga ese tipo de cosas contigo) Otra vez siento que quizás no haya mostrado del todo bien a los personajes pero aquí Celes y Terra son unos años más jóvenes y con respecto a Kefka, él es muy sádico, disfruta infligiendo dolor pero humillar y ver a Celes tan fuera de sí puede ser otro buen entretenimiento... Algo infantil porque Kefka también es representado como muy infantil y de humor variable.
MARYXULA