Cuando te atrevas a romper algunas normas.
Llama, llamame.
Cuando te atrevas a romper algunos topicos.
Llama, llamame.
Cuando estes realmente dispuesto.
Aquí estaremos, te esperamos.
¿Quién a dicho que este mal?
¿A quién le va importar?
Muevete, diviertete, prueba, atesora la experiencia.
Todas quisieron un beso, yo les ofrezco al hombre entero.
Todas soñaron con la boda perfecta, yo les ofrezco una noche de ensueño.
Todas esperan a su rey, todas esperan a su santo pecador.
Dejalo salir, sólo un rato.
El mundo a la mierda.
Dejalo salir, sólo un rato.
Disfrutad de lo que os ofrezco.
Corrimos pues no quisimos llegar tarde, Sophie (Oriana para mí) deseaba mostrarme la cara oculta y más frivola del Midnight Cabaret y yo, acepté. La música era obscenamente hermosa, la decoración exquisita y todos los presentes unos satiros dispuestos a lo que fuese por saciar su apetito sexual. Pensé, bueno, ¿cuantas veces tendré la oportunidad de disfrutar de tanta frivolidad? Todos los presentes ibamos realmente elegantes y con mascaras muuy originales, parecían personalizadas sin embargo ellas, las damas apenas iban vestidas, sólo llevaban una especie de sabana que dejaba entrever sus hermosos cuerpos desnudos. Qué curioso, por un momento aquella vestimenta me recordó a los ropajes que solía llevar mi alumna y ayudante... Cuando Sophie me arrastró suavemente a la zona de baile, ese recuerdo tal cúal vino se fue. Todos nos miraban, Sophie sonreía, una hermosa y leve sonrisa. Realmente disfruté de aquello. Sí, vestida así, ella era mi Oriana, tan dulce, tan linda y tan traviesa, así era ella, con la chispa que poseen las sacerdotisas más jovenes. Bailamos y bailamos un buen rato, la música era tan irresistible y para cuando dejamos de bailar, muchos ya habían abandonado esa zona. Sophie me dijó con una mirada dulce a la par que traviesa que estarían arriba. Nosotros nos quedamos abajo, sentados en un gran sofá aterciopelado rojo. Bueno, gran parte de los muebles que habían eran rojos, rojos como la sangre...
-Jamás había sido tan feliz -Me susurró Sophie. -Tengo miedo de que esta noche acabe.
-¿Por qué? -Pregunté yo, un poco temeroso de la respuesta.
-Porque... Quizás... Da igual. Disfrutemoslo.
Sophie me agarró con fuerza y radicalmente cambió de expresión. Ahora sonreía, no podía dejar de sonreirme. Entonces debió de ocurrirsele algo pues salió disparada hacía arriba, yo, obviamente, la seguí intrigado. La habitación en la que se hallaba era grande, con una cama en medio y pocas cosas más. Todo rojo, una gama de rojos interesantes al igual que mi traje. Ella estaba sentada en el tocador. Cuando la encontré, algo debió de apoderarse de nosotros pues en cuanto estuve cerca de ella, ella me besó. Fue un beso suave y a la vez intenso. Intenso por mí parte seguramente. Quizás, tras tanto tiempo sin un contacto humano real, lo empezaba a necesitar, lo cuál empezó a crearme una leve confusión, mmm o quizás añoraba sentirme amado o deseado. Cuanto más crece mi habilidad o el manejo de mi poder, más peligroso me vuelvo. El contacto, piel con piel, el calor que nos envolvió era tan agradable. Me gustó, me hizó sentir algo que parecía haber sido rechazado tiempo, mucho tiempo atrás y me entusiasmó. Con facilidad, empecé a dejarme llevar, a experimentar más y cada vez era más y más agradable e incluso placentero. Oirla gemir pues también parecía sentir ese cumulo de sensaciones, era sensacional y sentirme en ella, era magnifico. Fue como si aquello fuese la primera vez que lo encontraba y quizás así fuese pero no para mí, sino para alguien más. Alguien que estaba disfrutandolo con toda su capacidad. Fue como caer en un embrujo, a la mañana siguiente, bien temprano la cosa fue más calmada. Un leve beso en la mejilla, una sonrisa y cada uno a lo suyo pero me temó que nos costaría. M me miró con descaro y me dijó:
-¿Has encontrado lo que buscabas tan ofuscadamente?
Yo no supé que responder, simplemente le dedique una leve y sonrojada sonrisa. Pyro apareció y exclamó:
-¡Yo diría que sí!
Y me guiñó un ojo. M no dijó más, le respondiese lo que le respondiese, el se ya se lo suponía. En uno de los pocos lugares que denominaba hogar, un particular edificio de dos plantas, curiosamente situado en la zona alta, M compartió conmigo algunas cosillas o ¿fui yo? Me regaló una foto y me aclaró algo, algo que me sorprendió y que me dió esperanza.
-Al ver a Sophie algo despertó, ¿verdad? Seguramente tuviste una especie de confusión, tu memoria ya no es como lo era antes y es debido a que ya no eres como antes, ahora eres como nosotros o más especial aún y a veces sufriras eso. Creiste ver a tu esposa aún siendo una posibilidad un tanto dificil de ser pero no estabas del todo equivocado. La madre de Sophie, Maria, fue tu esposa en otra vida. Complicado, ¿verdad? Hay humanos que viven varias vidas o humanos que recuerdan haber vivido la vida de otros humanos anteriores a ellos y Maria es uno de ellos, además se le parece bastante. Mira.
Y efectivamente cuando me entregó una vieja foto en la que aparecía esa tal Maria, era como si alguien hubiese podido inmortalizarla en una simple imagen. Pelo muy ondulado, ojos brillantes y un gracioso colgante de flores. Era ella.
-Sophie es identica a su madre, bueno tiene el pelo un poco más claro. -Concluyó M guardando las pocas fotografias que tenía.
-¿Puedo quedarme con la fotografia? -Pregunté inmediatamente.
M me lo permitió y la guarde lo mejor que pude muy agradecido.
-En aquella foto Maria aparece con el pelo corto pero luego se lo dejó muuuy largo, tenía un pelo precioso, era taan guapa y taan dulce. No hablaba mucho pero cuando lo hacía solía referirse a ti. -Me dijo M antes de irse.
Eso me dejó aún más sorprendido. Ojála la hubiese podido conocer. Aunque M me comentó que no habría sido buena idea. Ella era fue una muchacha que sufrió demasiadas cosas.
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