Pues Rezo con Eris, personajes que mantienen una relación en la historia original de Slayers muy dramatica pero hermosa a la vez ^^ Me esforce muchísimo, espero que os guste ^^ Con respecto a Ozell y Rezo, pues los dibujos que saque serán de mi cabeza porque no encuentro imagenes chachis de ellos dos juntitos, sólo FanArts y tampoco son muchos ^^'
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
¡Qué gusto volver a ser capaz de escribir aquí! En este FanFic no muy amplio me gustaría escribir un poco más sobre como yo concibo la relación que mantienen esos dos porque supongo que para Rezo no sería más que una ayudante o una alumna sin embargo él para ella debía de ser algo más tal y cómo dice ella en el anime... En Slayers Evolution-R se dice que todos los que están cerca de Shabragnigudu se corrompen. Aunque no lo puedo asegurar porque ahora mismo no lo recuerdo bien, cosa que me gustó y me vinó bien para pensar que Eris ayudase a Rezo a convertir a Zelgadiss en quimera ya que en el anime él suelta algo así como incluso puede que le ayudases a convertirme en quimera... Deducciones y más deducciones que conforman historias en mi cabeza ^^ Ésta en primera persona.
Mi señor trabaja y trabajaba hasta bien llegada la noche. Nos decía que no se detendría hasta encontrar una solución a algo que le preocupaba. Yo le aconsejaba descansar, a veces se mostraba aterradoramente brusco pero solía aceptar mí consejo trás el último intento de ese día ya desvanecido. Ignoro que debía pasar por su cabeza pero fuese lo que fuese debía de ser de gran importancia para él. Nosotros, sus ayudantes de laboratorio y yo, cada día nos encontrabamos más preocupados.
-Fue un milagro que nuestro maestro se recuperase de aquellas heridas tán espantosas con tanta rapidez pues no parecían sanar nunca... -Comentaba uno mientras recogía y ponía en su lugar una serie de pesados libros.
-¡Lo sé! Pero no creo que eso tenga nada que ver con la actitud que adopta ahora. -Le interrumpí bruscamente. -Las dolencias fisicas no afectan al comportamiento humano. -Le recordaría a continuación.
-Ya, pero... Pero estuvo realmente enfermo, a algunas personas eso puede afectarles muy negativamente. -Me replicaría tratando de exponerme algunos ejemplos al rato.
Eso sería la gota que colmaba el vaso, Mi señor no era esa clase de persona, él no temía la posibilidad de caer en los brazos de la muerte la proxima vez que cayese enfermo. Era otra cosa lo que dominaba su mente, algo tán oscuro que jamás se nos sería confesado. Así se lo deje dicho:
-¡Sea lo que sea que consuma a Mi señor, no es por la enfermedad o la aparición de nuevas llagas! ¿Entendido? -
Todos asintieron, incluidos los que aún no habían dicho palabra. Terminé mi labor y me dirigí hacía el dormitorio correspondiente a Mí señor. Pude sentir como alguno de los ayudantes me miraba con cierta envidia, me figuré que con la misma envidia que yo contemplaba a Zelgadiss, el jovencito que Mi señor acogió. Antes de atreverme a pasar dentro, agradecí al buen Ceiphied la gran fortuna que tuve de ser elegida su ayudante personal. Al entrar en la sencilla habitación, lo primero que hice fue abrir la ventana, para airar un poco la habitación. Mi señor diría con voz levemente somnolienta:
-Ya es de día, ¿me equivoco? -
-No, Ud nunca se equivoca. -Le respondería yo, confirmando que lo que acababa de decir era cierto. Una vaga sonrisa se dibujaría en su hermoso rostro. Los rayos de sol que llegaban hasta nosotros con todo su calor debían de ser ese indicativo. Aún siendo consciente de que no podría verla, le mostre una linda sonrisa y le ayude a vestirse. Él solía decirme que no era necesario pero aquello, para mí fortuna, formaba parte de mi deber como asistente personal. Decir que Mi señor era un hombre apuesto era quedarse corta. A primera vista se solía pensar que sería un hombre delgado o enclenque pero la verdad era tán distinta. Antes de ir al laboratorio, como de costumbre, Mi buen señor quisó hacerme un pequeño regalo.
-Sé que desde que enferme mi comportamiento no ha sido muy correcto. Acepta esto a modo de compensación. -Dijo cogiendo mis manos para entregarme un libro cuyas tapas eran de cuero y poseía bonitos bordes dorados, al abrirlo, sus paginas no tenían el mismo tacto que las paginas de los viejos y usados libros de Mi señor. Me quede sin aliento, no supe que decir.
-Mi señor Rezo, yo... No puedo aceptarlo. -Alcance a responderle.
-¿No? ¿Acaso no es de tu gusto? -Me preguntó él y en su rostro aparecería una expresión de decepción.
En verdad si era de mí gusto y aunque no lo hubiese sido, viniendo de su parte, lo habría sido con el tiempo. Más aquello no podía estar sucediendo, ¿qué pensarían los otros ayudantes? Aquello hacía que mi corazón latiese con fuerza y que mi mente se llenase de remordimientos. Dando un suspiro, diría:
-Bien, entonces me veré obligado a devolverlo. Es una pena, era un libro que te vendría bien tener. -
-¿...? -
El rubor en mis mejillas perdería fuerzas, en efecto, tán sólo era un detalle pero no esa clase de detalle romantico que me dejó sin habla, tál y como me había mencionado, tán sólo era una muestra cordial de gratitud. Acabe aceptandolo pues eso y algún que otro sencillo detalle más sería todo lo que obtendría de él, como un beso en la frente, nunca en la boca. Pasar el mayor tiempo a su lado sería lo más que podría aspirar por lo que quizás dejandome llevar por esa necesidad imperiosa cometería algún que otro acto que no sólo me desprestigiarían, me harían indigna ante el buen Ceiphied. Sería durante una de esas largas e insustanciales noches que Mi señor compartiría conmigo eso que lo tenía tán preocupado. Sin embargo, dudo que me lo contase para hacerme participe, posiblemente me lo contaría porque sentiría la necesidad de que alguien le inspirase alguna solución. A menudo le venían grandes ideas charlando con los ayudantes o con el joven Zelgadiss. Como si algo se avivase en mí, como si sintiese que la oportunidad de alejar al rival hubiese llegado, iría un paso más allá.
-Mi señor Rezo, sé que no es asunto mio pero creo que ésta solución podría ser la que busca. -Le comunique emocionada, como una niña que presenta su mejor cosido a su padre. Él, arqueando una ceja, me animaría a que le contase de qué trataba esa solución:
-¿Así? Podrías exponerme esa solución. -
-Ud dijo que le preocupaba lo que pudiese pasarle al joven Zelgadiss, ya que al haber aceptado el cargo de servir a Seillune, muchos enemigos peligrosos podrían surgir y Zelgadiss aún no ésta plenamente formado ni en el arte de la batalla ni en el arte de la magía. Pues resulta que en un viejo librillo hay una serie de anotaciones referentes a la mejora del cuerpo humano. Si Ud fortaleciese el cuerpo de Zelgadiss como en el librillo se explica, Zelgadiss podría valerse por su mismo. -Así se lo expusé e incluso le leía algunos escritos del librillo que había encontrado la noche anterior. Al principio esa solución disgustó mucho a Mi señor pero cuando la otra solución que se le ocurrió no dió el resultado esperado, Mi señor aceptaría mi solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario