miércoles, 25 de abril de 2012
FanFic CLAMP xxxHolic RETORCIDA IRONÍA 3
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP son creación exclusiva de CLAMP (Excepto aquellos cuyo nombre no reconozcáis)
Historia narrada en tercera persona, para variar LOL
La idea me ha venido muy recientemente meditando acerca de lo que los budistas piensan sobre la reencarnación. Bueno, el tema ese de que el alma se puede reencarnar infinidad de veces hasta corregir todos los errores vividos... Y llevándolo al terreno CLAMP pensé que en el caso de Clow, de seguro, una sola reencarnación no bastaría XD (Idea rara, de las múltiples que se me ocurren)
ClowxYuuko (Implícito y explicito XD)
"La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe"
Jacinto Benavente - Dramaturgo español
FanFic xxxHolic
Retorcida ironía
TERCERA PARTE
La hermosa bruja desde la necesaria instalación del que consideraba su cliente procuraba pronto se impuso la norma de no entrar a esa habitación. Solo Moro o Maru entrarían de cuando en cuando para cambiar el vendaje al herido o para suministrarle alimento. Las niñas no eran capaces de comprender a su ama sin embargo obedecían sin rechistar pero un día, Maru, la que pareciese menos ingenua o más perspicaz de las dos, solicitó conocer el motivo. Ella que trás tapar a ambos adultos le hubiese parecido atisbar que una agradable atmósfera los envolvió.
-Yuuko-san, ¿por qué no cuidas del cliente tú también? -Fue su primera pregunta, no muy peligrosa para la bruja que le respondió con una mirada dulce pero una sonrisa maliciosa atrayéndola para sí:
-No me gustan los soldados. Son personas conflictivas. Ya sabes cuan duro precio es el de arrebatar una vida. -
Pero Maru podía percibir que esa no era la verdadera razón, por lo que insistió mirándola fijamente a los ojos, con un dedo colocado bajo su labio inferior. Sus largas coletas caían hasta tocar el suelo, recorriendo todo su cuerpecito.
-¿Y no tiene nada qué ver la partida de Clow-san? -Preguntó con la ingenuidad y espontaneidad propia de una niña. En el rostro de la bruja se formó una expresión de dolor, apretando un instante los dientes, pero fue tan leve que Maru ni se dio cuenta. -El cliente recuerda a Maru a Clow-san. -
La hermosa y poderosa bruja se sintió desarmada. Todo parecía haber sucedido tan recientemente, quizás la aparición de ese hombre era una señal despíada por parte de alguna entidad con un sentido del humor muy retorcido o probablemente fuese algo tramada por una entidad que le guardase rencor. Entrecerrando los ojos y tomando entre sus dedos el pequeño rostro de Maru optó por responderle:
-Maru, cariño, todo a su debido tiempo. - Quitándose a la niña de encima añadió. -Ahora, continua con tus labores. -
Tomando entre sus largos y elegantes dedos su elegante y fina pipa con dorados o plateados detalles en la punta y al inicio de ésta, le dio una larga e intensa calada mientras cerraba los ojos sumergiéndose en sus reflexiones y en los recuerdos que todavía poseía de él, del Mago Clow, mientras la niña se alejaba de esa parte de la habitación que daba al jardín por detrás.
Mientras toda la periferia estaba sufriendo unas fuertes lluvias aquel día, como si el cielo llorase amargamente la marcha del mago conocido como Clow Reed, a ella esas gotas capaces de calarte hasta los huesos no le afectaban. Contuvo la respiración al oír la llegada de un cliente pues algo en su interior le indicaba que no era un cliente cualquiera, lo que significaba que sería Clow. Los alegres gritos de Maru y Moro se escucharían por toda la tienda guiando al mago hasta dónde se encontraba su ama, la cual se puso rápidamente en pie girándose para observar al mago que estaba frente a ella, bastante empapado pero sonriendo como si el mal tiempo no alterase su humor.
-En efecto, debería haberme marchado ya pero antes debía ultimar algunas cosillas. -Le indicaría él antes de que ella pudiese articular palabra. Cruzándose de hombros y alzando una ceja, Yuuko, desconfiada, replicó:
-¿No será otra de tus excusas para visitarme? -
El sonriente mago negó con la cabeza y dijo:
-Me temo que no, además ésta vendría a ser mi última visita aquí. -
Yuuko pudo notar en su voz cierta tristeza. Al día siguiente se vería obligado a despedirse y hacer un gran encargo a sus queridos guardianes. Ambos se adentraron en la habitación más grande y ornamentada de toda la tienda. Por supuesto, ella iría la primera pues Clow era todo un cabellero inglés. Antes que Yuuko pudiese alargar su brazo hasta un encendedor y prender una pequeña llama que consumiría lentamente el incienso que siempre gustaba de usar en sus deberes de concededora de deseos, el mago la detuvo con estas palabras:
-No es necesario que prepares nada, mi querida Yuuko, sólo venía a entregarte por adelantado los pagos que acordamos. -
La bruja pestañearía y recobraría una cómoda postura sobre su distinguido sofá de oscuro terciopelo y cuidados acabados observando al mago sacar bajo su larga y oscura túnica, con preciosos bordados de un sol y una luna que brillaban entre dorados y plateados, un sobre. Yuuko menearía la cabeza divertida al deducir lo que en su interior hallaría. Su camarada era un aútentico maniatico de los detalles. Yuuko lo tomó tan cautelosa de que sus dedos no tocasen a los del mago como pudo más como tantas otras cosas en su vida el contacto entre piel y piel fue inevitable. Debió de ser ese el momento en que la bruja comenzó a comprender cuan larga sería la espera para volver a sentir la tersa y delicada piel del mago contra la suya. Agarrando el papel serían separados con igual potencia.
-Bueno, eso era todo, Yuuko, ya nada me retiene aquí. -Le comunicó Clow dedicandole una última de sus insoportablemente encantadoras sonrisas antes de abandonar su confortable asiento para regresar a su mansión pero se quedó unos instantes quieto como si esperase a que ella lo retuviese. -A menos que... -Agregaría, incapaz de contener las ganas de permanecer un poquito más a su lado.
-No, no es necesario. -Diría ella, disimulando su alteración con maestría, poniendose en pie también guardandose el sobre en el interior de su kimino.
Solo se limitaría a acompañarlo y llegados a la gran entrada, encogiendose de hombros, le dedicaría una despedida, como si fuese otro cliente más. Aunque el mago no se quejó ni la forzó a variar su decisión, ya en mitad del petreo camino entre la entrada y la verja de madera que rodeaba toda la tienda, forzandose a agrandar su sonrisa, se despidió de Yuuko así:
-Camarada, habrá un largo tiempo para nosotros para estar juntos. -
Lo que dejo a Yuuko sin palabras, desbordada de mil emociones que tratando de reconducirlas acabararían en una, jamás tenida tan en cuenta como era la esperanza para esa larga y lenta espera. Claro que delante de cualquiera no lo admitiría pero en la soledad, admitiría que era su último y muy preciado regalo, un mantra que no podría quitarse de la cabeza.
-Maldito Clow... Demonio con gafas... No sólo eras el mago más poderoso del mundo, eras el primer hombre en conquistarme. -Musitaría la bruja y una densa pero ligera capa de humo se escaparía de su apetecible boca de delgados y rojos labios. En sus palabras había rabia pero en su rostro una sonrisa las contradecía.
martes, 24 de abril de 2012
FanFic xxxHolic Retorcida ironía 2
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP son creación exclusiva de CLAMP (Excepto aquellos cuyo nombre no reconozcáis)
Historia narrada en tercera persona, para variar LOL
La idea me ha venido muy recientemente meditando acerca de lo que los budistas piensan sobre la reencarnación. Bueno, el tema ese de que el alma se puede reencarnar infinidad de veces hasta corregir todos los errores vividos... Y llevándolo al terreno CLAMP pensé que en el caso de Clow, de seguro, una sola reencarnación no bastaría XD (Idea rara, de las múltiples que se me ocurren)
ClowxYuuko (Implícito y explicito XD)
"La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe"
Jacinto Benavente - Dramaturgo español
FanFic xxxHolic
Retorcida ironía
SEGUNDA PARTE
Le estaba sucediendo otra vez, otra vez desde que el mago se marchase para no volver de ese mundo, correspondiente a nuestra dimensión.
Sí abría los ojos, lo que vería sería una oscuridad infinita que en ocasiones anteriores la hacían estremecerse pero al ir pasando los años se había vuelto acogedora y familiar. Al ir a incorporarse, se detendría para observar a aquel que habría aparecido tumbado boca arriba a su lado. Por intensa y envolvente que fuese la oscuridad, tanto él como la bruja podían apreciar con claridad inaudita al otro. Silenciosas a la par que rabiosas lagrimas rodaron por el bello rostro de la bruja, se esmerase en tragarse esa ponzoña y se obligase día tras día a esperar la llegada de ese día, el día que tarde o temprano llegaría, aferrándose con uñas y dientes en que todo lo que experimentaba se desvanecería con esa existencia finalizando.
-Camarada, me alegra encontrarte aquí pero todavía no ha llegado ese momento, el momento en el cual volvamos a estar juntos. -Hablaría él abriendo los ojos esbozando una sonrisa lo justo para que la bruja le devolviese una mirada que remarcó su fastidio, alzando una fina y negra ceja con los ojos entrecerrados.
Su voz continuaba pareciéndole odiosamente agradable y vagamente encantadora, siendo en ella fácilmente reconocible una calma, educación y entusiasmo que para la bruja eran claro signo de que su camarada no se tomaba nada en serio o que nunca pareció importarle las sabias palabras que de cuando en cuando le obsequiaba ella. Como la primera vez que el viento la hizo llegar a sus oídos. Limpiándose rápidamente las lagrimas mientras el mago mantenía sus ojos cerrados sin perder esa sonrisa que le daba fama de caballero amistoso, la bruja le replicó:
-¡Mira qué eres pesado! ¡Si sigues así, claro que no! -
Pero el sonriente hombre de cabellos igual de negros que los suyos, dueño de unas lentes redondeadas y coloridas ropas de corte chino bajo su larga y oscura túnica ya no estaba al volver su rostro a ese lugar. Quedándose nuevamente la bruja sola en la más profunda oscuridad Agachando la cabeza pasaría sus dedos por el solido espacio negro en que había estado leves instantes antes su forzoso compañero y único amigo dentro de cualquier comunidad magíca, Clow Reed. Meneando la cabeza mientras suspiraba y resoplaba. Toda la gente, en general, la hacían sentir incómoda o irritada al tener que ponerse a su nivel pero sólo con él se encontraba a gusto, sin forzarse a interpretar ningún emoción inexistente. Él poseía cualidades muy inusuales que llegarían a fascinarla después de desconcertarla además de que su poder era el mayor que hubiese sido capaz de albergar un hechicero, todos el resto de magos y brujas le alababan. Como esperar a salir del trance era un trabajo que solía resultarle si no costoso, aburrido, poniéndose en pie se concentró todo lo que su ser espiritual le permitió y se atacó a sí misma. El aire que emanó del gigantesco y luminoso circulo que se trazó en mitad de esa inacabable oscuridad, con un montón de figuras y signos representativos de un montón de antiguas creencias y relaciones con la magia, elevó las largas mangas y la holgada parte inferior del kimono que la protegía. Sería como recibir una pequeña descargar por lo que su cuerpo se agitaría unos instantes mientras sus ojos se abrían de golpe, aún calido a causa de la energía condensada en ella trás la utilización de su magia.
-A Clow solía disgustarle este modo de salir de un trance. -Susurraría con una pícara sonrisa que aniñaría su rostro, ya de vuelta al mundo de los conscientes.
En la penumbra, se quedaría sentada tratando de comprender ese sueño como solía hacer cada vez que tenía uno de esos sueños, que guardaban un significado más allá de lo lógico. Sus ayudantes no estaban en esa habitación, solo ella y el soldado desconocido.
domingo, 22 de abril de 2012
KiMiHiro ReeD (Y la importancia de tener un nombre)
-¡Jesucristo ha resucitado!
-¡Verdaderamente ha resucitado!
Otra vez problemas con el MESSENGER ¬¬
Y todo al ir a mirar el correo y descubrir que tenía que poner mi dirección electrónica y mi contraseña previamente, cosa que hago y ¡TOMA YA! La dichosa contraseña no coincide e insistir no vale para nada pero esperad que la cosa no queda ahí, luego en un arriesgado tejemaneje ¡NO PUEDO ACCEDER AL MI CUENTA DE MESSENGER! Con que chicos, me voy a pasar otra buena temporadita sin poder chatear o ver los correos que me manden TT_TT
Debe ser mi Karma, no tengo buena suerte ni buen Karma ni nada bueno... (Con esta ya irían a ser dos veces que me pasa) A ver si al menos, Tamy me ha dibujado a Clow Reed ^^U
En otro orden de cosas, ¿sabíais que Kimihiro significa profeta? Me encanta ese nombre y cuando en cuanto lo he descubierto, me he quedado maravillada. Esa clase de nombres, nombres que además de sonar interesantes poseen un significado, me encantan y a mis personajes yo les suelo otorgar nombres así.
Ejemplos:
Xing significa Estrella en chino (Lo consideré perfecto para la hija de Clow en mi FanFic sobre su larga vida)
Amit significa Pequeña madre (Lo consideré muy bonito y adecuado para la amiga de Aura, el amor prohibido de mi Viktor pues ese personaje se le da un aire a la apreciada cuidadora de Viktor)
Elemiah significa Dios oculto (Espléndido para Viktor, que al igual que el Syaoran de TRC guarda un pasado muy enrevesado e importante pero misterioso)
Asier significa Comienzo o mejor dicho, El comienzo (Espléndido, a mí humilde parecer, para La copia de Rezo, que no poseía nombre hasta que sus fans le dimos el que nos pareció a cada una bonito para él)
Y es que Yuuko tenía razón en decir que un nombre es valioso. Otro mago al que admiro también lo dice en uno de sus libros, el nombre de este genio es Alejandro Jodorowsky, aunque también comentaba que poner el nombre de otra persona como un familiar o un ser cercano, de alguna manera, puede repercutir en la vida o la personalidad del niño. Pues ya sabéis, cuidadito al elegir un nombre para vuestro hijo o mascota XD
Finalizando, es curioso que Mari en Japones signifique Verdad... Fue un descubrimiento que me hizo meditar mucho pues parte de mi nombre es Mari. Entonces Mariko significaría niña de verdad o algo por el estilo aunque resulta que también puede significar circulo o pelota XD (Me quedo con la primera opción)
-¡Verdaderamente ha resucitado!
Otra vez problemas con el MESSENGER ¬¬
Y todo al ir a mirar el correo y descubrir que tenía que poner mi dirección electrónica y mi contraseña previamente, cosa que hago y ¡TOMA YA! La dichosa contraseña no coincide e insistir no vale para nada pero esperad que la cosa no queda ahí, luego en un arriesgado tejemaneje ¡NO PUEDO ACCEDER AL MI CUENTA DE MESSENGER! Con que chicos, me voy a pasar otra buena temporadita sin poder chatear o ver los correos que me manden TT_TT
Debe ser mi Karma, no tengo buena suerte ni buen Karma ni nada bueno... (Con esta ya irían a ser dos veces que me pasa) A ver si al menos, Tamy me ha dibujado a Clow Reed ^^U
En otro orden de cosas, ¿sabíais que Kimihiro significa profeta? Me encanta ese nombre y cuando en cuanto lo he descubierto, me he quedado maravillada. Esa clase de nombres, nombres que además de sonar interesantes poseen un significado, me encantan y a mis personajes yo les suelo otorgar nombres así.
Ejemplos:
Xing significa Estrella en chino (Lo consideré perfecto para la hija de Clow en mi FanFic sobre su larga vida)
Amit significa Pequeña madre (Lo consideré muy bonito y adecuado para la amiga de Aura, el amor prohibido de mi Viktor pues ese personaje se le da un aire a la apreciada cuidadora de Viktor)
Elemiah significa Dios oculto (Espléndido para Viktor, que al igual que el Syaoran de TRC guarda un pasado muy enrevesado e importante pero misterioso)
Asier significa Comienzo o mejor dicho, El comienzo (Espléndido, a mí humilde parecer, para La copia de Rezo, que no poseía nombre hasta que sus fans le dimos el que nos pareció a cada una bonito para él)
Y es que Yuuko tenía razón en decir que un nombre es valioso. Otro mago al que admiro también lo dice en uno de sus libros, el nombre de este genio es Alejandro Jodorowsky, aunque también comentaba que poner el nombre de otra persona como un familiar o un ser cercano, de alguna manera, puede repercutir en la vida o la personalidad del niño. Pues ya sabéis, cuidadito al elegir un nombre para vuestro hijo o mascota XD
Finalizando, es curioso que Mari en Japones signifique Verdad... Fue un descubrimiento que me hizo meditar mucho pues parte de mi nombre es Mari. Entonces Mariko significaría niña de verdad o algo por el estilo aunque resulta que también puede significar circulo o pelota XD (Me quedo con la primera opción)
sábado, 21 de abril de 2012
FanFic CLAMP xxxHolic RETORCIDA IRONÍA
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP son creación exclusiva de CLAMP (Excepto aquellos cuyo nombre no reconozcáis)
Historia narrada en tercera persona, para variar LOL
La idea me ha venido muy recientemente meditando acerca de lo que los budistas piensan sobre la reencarnación. Bueno, el tema ese de que el alma se puede reencarnar infinidad de veces hasta corregir todos los errores vividos... Y llevándolo al terreno CLAMP pensé que en el caso de Clow, de seguro, una sola reencarnación no bastaría XD (Idea rara, de las múltiples que se me ocurren)
ClowxYuuko (Implícito y explicito XD)
"La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe"
Jacinto Benavente - Dramaturgo español
FanFic xxxHolic
Retorcida ironía
INTRODUCCIÓN
En un Japón que sufre las consecuencias de La segunda Guerra Mundial, justo dónde todo es miedo, desesperación e histeria con un cielo oscurecido y repleto de aves de metal que amenazan continuamente la estabilidad de la silenciosa soledad y distanciamiento de la renombrada Bruja de las Dimensiones al dejar caer incontables misiles con el único afán de deñar al enemigo o el desgarrador y continuado proyectar de balas acompañado de petríficantes alaridos, la dueña de tan pintoresco apodo continua encerrada en su inalterable Tienda de los Deseos meramente acompañada por sus asustadizas e ingenuas cuales niñas verdaderamente humanas ayudantes. Aunque ella no necesita figurarse ni siquiera a qué se deben los atroces sonidos que llegan del exterior pues sabe perfectamente que se encuentra siendo espectadora de una profecía realizada hacía siglos y siglos advirtiendo de todo ese caos, se esforzaba en fundirse con el silencio sentada en el suelo con la mirada perdida sosteniendo en sus brazos a las pequeñas y llorosas Moro y Maru. Jamás en toda su existencia se había sentido más lejana de la humanidad pero el brusco y cercano ruido que produjo algo consistente al caer la obligaría a salir de su ensimismamiento.
PRIMERA PARTE
Pestañeando repetidas veces antes de ponerse en pie. Las niñas mirarían a su ama entre preocupadas y curiosas. Su ama parecía haber recobrado un vigor largo tiempo perdido.
-¿Cliente? -Preguntaron a la vez, siendo sus voces igual de agudas y aniñadas.
La alta y estilizada bruja alzó una ceja fingiendo ilusión. Era dueña de un curvilíneo y atrayente cuerpo bajo su kimono favorito, el cual era de candido color con algunos detalles de color carmesí a juego con su original faja de gruesa seda o obi que al ser anudada por su espalda, esos tramos de seda parecían imitar las bonitas alas de una mariposa negra y moteada de rojizos colores. La porción de piel que se podía apreciar era de muy pálida tonalidad en contraste con sus negros y largos cabellos que caían sutilmente como oscuras cintas por sus hombros y ancha espalda. Rascándose la cabeza, echaría a andar directa hacía la gran entrada refunfuñando para sí. No es que odiase tener clientela pero tampoco se sentía con fuerzas para recibir con una sonrisa a nadie ni escuchar los deseos imposibles de nadie. Se sentía justamente como el tiempo, incierta y apesadumbrada más la persona que halló medio moribunda le causó tal desconcierto y asombro que accedió a llevarlo al interior de su tienda y única morada. Desde luego, esa decisión más sus consecuencias no sería tomada y efectuada hasta verle el rostro pues lo que la bruja advirtió al observar el gastado y sucio uniforme del desconocido no le agradó. En tiempos así de revueltos, especialmente se negaba a asistir a ninguna clase de soldado, fuese de las fuerzas extrajeras o de las propias. Dándole un leve golpe con su descalzo pie forzó al soldado herido a girarse, quedando boca arriba. Sus rasgos eran claramente europeos, piel clara y cabellos de un brillante y sedoso negro más una barba de tres o cuatro días que le ayudaban a poseer pinta de vagabundo aún pudiendo ser un hombre de gran atractivo. Sobre su pecho ensangrentado brillaba una pequeño y dorado objeto similar a una llave sujeta al soldado desconocido por una fina cadena también dorada. La bruja abrió la boca llena de incredulidad mientras arrugaba su frente, toda ella cubierta de una negra fila de lisos mechones.
-¿Clow? -Se escuchó a sí misma musitar. El parecido con el mago era innegable y por un momento su corazón confundió a su mente.
El desconocido abriría los ojos costosamente al oir la femenina voz de la bruja más no logró mantenerlos mucho tiempo abiertos. La herida, de la cual continuaba brotando sangre que oscurecía su chaqueta y camiseta, le dificultaban esa pequeña labor pero la bruja, cada vez más estupefacta pudo atisbar que el color de sus ojos era azul como el azul del cielo en un día despejado de verano. Como suele suceder con las decisiones sin meditar, guiándose por lo que su aturdido corazón le dictó, la mismísima bruja, sin ayuda de nadie, cargó al herido y se lo llevó con ella dejando a su paso una serie de pequeños charcos de roja y oscura sangre. Las niñas serían llamadas al instante siguiente con una tarea por realizar diferente. Por mucho miedo que pudiesen albergar sus cuerpecitos, acudieron raudas hasta su ama, que había conseguido trasportar al soldado al interior todo lo cuidadosa y rápidamente que le fue posible. Jadeante levantaría la vista a las pequeñas y diría:
-Moro, ve y encárgate de las manchas de sangre, mientras Maru y yo nos ocuparemos del cliente. -
Las dos niñas asintieron pero sólo la de cabellos cortos y ligeramente ondulados contra su rostro se alejó en busca de una bayeta y un cubo que llenar de agua y algún producto de limpieza. Los dos moños que llevaba estaban bien sujetos por dos gruesos lazos de luminoso color igual al del lazo que poseía su vestido. Maru, siendo la niña de largas coletas y vestido de oscuros tonos abrió apurada las puertas corredizas que daban a una amplía habitación y entrando en ella extendería en el suelo un sencillo futón en el que depositar al soldado herido. Retirándoselo de la espalda despacio, la bruja lo situó en el blanco futón extendido. Un resoplido de resignación fue liberado al percatarse de la decisión que acababa de ser tomada, sin embargo una sonrisa embellecía su rostro. Entre ella y Maru fueron quitando al soldado sus ropas, abriendo cual cirujano la enrojecida camisa para poder acceder a la herida abierta y curarla. Éste se quejaría un poco al sentir sobre su tierna carne dañada el alcohol cayendo. Meneando la cabeza dando algún que otro sorbo a la botella de Sake que estaba empleando como desinfectante, la bruja lamentaba su suerte.
-¡Ahí va un excelente Sake! -Exclamaba con lagrimas en sus ojos de marrón tán intenso que parecía rojo. -¡En cuanto te recuperes, como agradecimiento te exigiré un Sake igual de bueno! -Añadía clavando sus ojos en el recién rescatado. Maru rió fiscando en los bolsillos que tenía la chaqueta del soldado.
Respirando hondo, la bruja usó parte de su poder para asegurar que la herida producida por la rápida e inesperada penetración de una bala se fuese cerrando cual llaga o úlcera bascular antes de vendar esa zona. Entornando y arrugando sutilmente la frente, caería al suelo junto al soldado. Maru al observarlos, tan cerca, ladeando su cabeza tendría la vaga sensación de haber vivido ese momento antes. Sonriendo taparía a ambos adultos susurrándoles probablemente embargada por esa misma añoranza y resurgir de recuerdos:
-Dulces sueños, Yuuko-San. Dulces sueños, Clow-san. -
viernes, 20 de abril de 2012
YeaH YeaH YeaHS HEADS WILL ROLL
Canción superchula que no me puedo quitar de la cabeza desde que la oí XDD Yeah Yeah Yeahs es el nombre del grupo que la interpreta ;)
"Él era parte de mi sueño, por su puesto. Pero yo también era parte de su sueño."
Lewis Carroll - Escritor y matemático inglés
WeLcOme To HeLL - CLAMP EL SUEÑO INFINITO PReLuDio
Somos como dos insectos atrapados en la telaraña que alguien creó a fin de mantenernos siempre a su lado. Somos como estrellas cuya luz parece no apagarse nunca pues ese fulgor ya se desvaneció y lo que ilumina el negro cielo es nuestra esencia, no nuestra materia. Somos como los personajes de una historia cuyo autor teme acabar. Somos iguales aunque con diferente carga sobre nuestras conciencias. El sueño que no acaba nunca, la ilusión irrompible, un incauto deseo realizado por la fuerza de aquellos que nos amaron hasta el punto de desafiar a la muerte. En su jaula de cristal, la mariposa espera a ser liberada tál y cómo el mago le prometió pero dime, bella bruja, ¿sabes qué será de mí? Te lo ruego, bella bruja, dime, ¿este encuentro entre dos existencias persistente contra la voluntad de la muerte incrementará el tamaño de la herida producida al equilibrio?
Tu cuerpo se estremece de gozo al sentir mi mano más tu radiante sonrisa se desvanece al atisbar al mago equivocado pero las lagrímas no afearan tu rostro de muñeca de porcelana china. Tus ojos continuaran languidamente contemplando la lejanía de pie apoyando tu estilizado y ligero cuerpo en su árbol favorito, que alberga un sínfin de pequeñas y rosadas flores nacidas y conservadas para ese encuentro. Vuestro esperado encuentro. Sólo si giras tu cabeza hacía atrás y tus ojos rojos como el sol del atardecer atisban mi espalda semidescubierta, te sorprenderé con mi mejor secreto. Te llevarás una mano a la boca y te sonrojarás. De aquellas decisiones no tomadas pueden surgir mundos insospechados, el que compartirste con el mago es uno de ellos.
Arrugando la frente, abro mis ojos y nuevamente estoy dentro de mi burbuja de cristal. Ni viejo ni joven, el tiempo aquí no existe, sólo la vaga sensación de lo que una vez se considero tiempo. Suspiro y me frotandome la frente continuo con mi existencia infinita...
viernes, 13 de abril de 2012
FamFic CROSSOVER xxxHolic Epílogo
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes que aparezcan de xxxHolic o CCS no son mios, son creación exclusiva de CLAMP
Los personajes que aparezcan de Slayers son creación exclusiva de Hajime Kanzaka
El resto sí puede que sean mios excepto Fei Wang LOL
Contada en primera persona ^^
Espero que os guste. Probablemente muchas cosas os costarán de entender pero eso es porque es un crossover. De todas maneras está contado desde el punto de vista de Yuuko, Clow y posteriormente Watanuki también, con que tranquilos ^^
"En este mundo no existen las coincidencias... Sólo lo inevitable"
Clow Reed y Yuuko Ichihara - Personajes muy relevantes de CLAMP
FanFic Crossover
CLAMP - Welcome To Hell
Deseo distorsionado
Los personajes que aparezcan de xxxHolic o CCS no son mios, son creación exclusiva de CLAMP
Los personajes que aparezcan de Slayers son creación exclusiva de Hajime Kanzaka
El resto sí puede que sean mios excepto Fei Wang LOL
Contada en primera persona ^^
Espero que os guste. Probablemente muchas cosas os costarán de entender pero eso es porque es un crossover. De todas maneras está contado desde el punto de vista de Yuuko, Clow y posteriormente Watanuki también, con que tranquilos ^^
"En este mundo no existen las coincidencias... Sólo lo inevitable"
Clow Reed y Yuuko Ichihara - Personajes muy relevantes de CLAMP
FanFic Crossover
CLAMP - Welcome To Hell
Deseo distorsionado
EPÍLOGO
Todo a mi alrededor es oscuridad pero no me asusta encontrarme en medio de ella como si hubiese sido atrapado por esta pues puedo percibir con una claridad casi escalofriante la presencia y poder de alguien que me es muy apreciado. Notando mis ojos humedecerse, un grito se me escapa rompiendo el silencio en áquel espacio alejado de la razón o la lógica.
-¡¿Yuuko-san?! -Es el nombre que nombro siendo éste repetido en un eco que se pierde en la oscuridad hasta desvanecerse. -¡Vamos, deja de jugar conmigo y aparece de una vez! ¡Sé perfectamente que este sueño es obra tuya como pasó la otra vez! -Le exigiría al cabo de un rato sin obtener nada más que un irritante silencio.
Apretando los puños mientras inspiraba cansado de esperar a que ella se decantase por revelarse ante mí, fuese del modo que fuese, comence a caminar pero para mi sorpresa y frustración me costaría horrores moverme como si cada una de mis piernas pesase una barbaridad. Jadeante a causa del esfuerzo y empeño en continuar caminando en la oscura nada grité:
-¡Muy original, Yuuko-san! ¡Pero te equivocas si crees que voy a quedarme esperando a que aparezcas como un idiota! -
Entonces fue como si ella me liberase de unos gruesos grilletes en mis tobillos pues sin previo aviso eso que pareciese hacer mis piernas más pesadas y costosas de utilizar se anuló pudiendo yo moverme libremente ligero como una pluma. Pasandose la eúforia estúpida por la libertad de movimiento que experimenté volví a detenerme. Algo había cegado mis ojos pero fue tán rápido y resplandeciente que no conseguí identificarlo. Quitandome las gafas para frotarme los ojos suavemente con expresión de desconcierto y fastidio al rato murmuré:
-Esta mujer no tiene remedio... Siempre le ha encantado torturarme. -
-¿Eso es lo que crees? -Me inquirió una voz muy cercana y familiar. -Entonces no tendría sentido que aún desees verla ¿o sí? -Añadiría cobrando esa voz la figura de una mujer inolvidable para mí.
Alta, estilizada a la par que muy curvilinea, dueña de unos ojos castaños que parecían brillar con un intenso tono rubí a juego con el carmín de sus labios y poseedora de unos larguísimos y negros cabellos que caían perfectamente alineados camuflandose con su oscuro y sensual kimono con algún que otro detalle o dibujo rojo como el pañuelo adquerido a su blanco torso gracias a unos cordones. ¡Yuuko por fin había decidido aparecer ante mí! De la impresión me caí de culo quedando sentado ante ella. Toda la oscura superficie en la que estabamos se cubrió de simbolos luminosos a la par que una gran circunferencia era trazada quedando de ese modo Yuuko y yo en su brillante interior. Abriendo la boca y mis ojos trás mis gafas hasta el limite grité estupefacto:
-¡Este circulo magico no debería aparecer! ¡No estoy usando magia!
Ella se echó a reir y alzando una ceja replicó:
-Pero la persona que ha creado este sueño para tí sí. -
-¿Y quién otro salvo tú podría hacer eso? -Grité frunciendo el ceño mientras me ponía en pie todo lo deprísa que me fue posible siendo observado por la tranquila y pícara bruja. -¡Dios! ¡Esto no tiene ni pies ni cabeza! -Me lamentaría llevandome una mano a la cabeza hasta que a mi mente llegó el nombre del hombre al que en alguna que otra ocasión había oido mencionar a Yuuko. -¿Podría ser esa persona ese tál Clow Reed del que tanto hablabas? Si mal no recuerdo dijiste que era mago... -
El aullido que lanzó esa loca fue tán sonoro que casí temí quedarme sordo interrumpiendome a la par que sobresaltandome.
-¡CÓMO TE ATREVES A SIQUIERA SUGERIR ESO! ¡ESE CONDENADO CUATROJOS NO TIENE NADA QUE VER EN ESTO! -Fueron los gritos que se prodigaron a lo largo de la infinita oscuridad.
Sin lugar a dudas Yuuko seguía sintiendo algo por ese mago, aunque ella se empeñase en decirme que eran meros conocidos. Hacía tanto que no me gritaba que incluso me emocioné. Con un brillo de nostalgía en mis azulados ojos y bufando por la nariz me disculpe riendo con la frente arrugada como en tantas otras ocasiones alzando ambas manos.
-Vale, vale, el tál Clow Reed no tiene nada que ver. -Repetí. -Pero entonces, si ni tu ni él lo habeis creado para mí, ¡¿quién ha podido ser?! -Agregué llevandome ambas manos a la cabeza revolviendome el pelo desesperado.
-Y eso ¿qué importancia tiene? -Me espetó Yuuko cruzandose de brazos resoplando. -A lo que deberias prestar más atención es a lo que he venido a trasmitirte, Kimihiro Watanuki. -El modo en que su voz se suavizó me pusó los pelos de punta al decir mi nombre y apellido, calmandome la miré extrañado pero sereno ya que como ocurriese con el otro sueño, del cúal hubiese trascurrido ya tantos años, tuvé el presentimiento de que lo que iba a decir a continuación iba a ser muy importante. -Cuando el cliente aparezca y te pida realizar su deseo, no lo hagas.
-¡Pero eso sería muy cruel por mi parte! -Repliqué una vez escuchada y procesada toda la información dada llevandome la mano izquierda al pecho negando con la cabeza. -Además, ¿por qué no? -Añadí deseando saber el motivo, si es que había algúno.
Suspirante y con expresión entristecida ella musitó:
-No debería decirtelo pues es algo que no te atañe pero si eso te ayuda a hacer caso a esta advertencia, te lo diré. Él no debe saber quien es en realidad pues conociendo el inmenso poder que ha ido estableciendose en él podría atraer graves consecuencias al tratar de encontrarse con su verdadera familia. -
Una vez entregado el mensaje agachando la cabeza alzó un brazo y señalandome con un dedo a la frente, lo último que pudé ver fue como de éste brotó algo contra mí. Cerré los ojos automaticamente al mismo tiempo que apretaba los dientes al abrirlos de nuevo me encontraría tumbado en el confortable sofá de terciopelo oscuro que esa sala poseía siendo la sala favorita de su anterior dueña, Yuuko Ichihara. Áquel sueño me dejaría bastante tocado. Nunca antes mi jefa me había solicitado nada parecido, es más en múltiples ocasiones era yo quién debía atender los deseos de los clientes más inusuales. Suspiré incorporandome justo a tiempo para que las inquietas y serviciales Moro y Maru se adentrasen en la gran habitación con Mokona no muy lejos de ellas dando saltos. Colocandome rápidamente mis gafas para verlas más nitidamente sonreí y les pedí saber el motivo de su intromisión.
-¡Doumeki ha venido a verte! -Exclamaron ambas niñas mirandose entre ellas antes de responder.
-¿En serio? -Comenté apoyando algunos dedos contra mi barbilla pensativo. -Últimamente se ha vuelto más pesado que de costumbre. -Mascullé abandonando el sofá para recibir a mí incansable ayudante y forzoso amigo. ¡Ojalá Himawari fuese igual de pesada! Mokona siendome igual de veloz que si fuese un conejo negro sentenció:
-Watanuki siempre te estás quejando de que Doumeki venga pero siempre corres a recibirle. -
Lo que insinuó continuaba molestando pasasen los años que pasasen como si hubiese algo más que amistad entre Doumeki y yo. Girando la cabeza para lanzarle una mirada fulminadora, la regordeta criatura negra reiría consciente de que aún era fácil de provocar. Definitivamente el hombre joven parado al final del largo pasillo de madera era Doumeki Shizuka. Alto y fornido bajo su elegante traje de sobrios colores, pelo bien cortado negro y expresión de pocos amigos en su cara de rasgos marcados pero atractivos.
-¿Vas a quedarte ahí parado todo el día o vas a invitarme a unas cervezas? -Fue su encantador saludo. Alce ambas cejas notando como un tick que creía curado regresaba y le dije con una tensa sonrisa indicandole el interior con las manos:
-No claro, pasa, sientete como en tu casa... Como haces siempre. -
A medida que le conducía hasta una de las salas que daban al jardín iba oyendo detrás nuestro las risitas tapadas por una mano de Moro y Maru. Sentandose de mala manera en las tablas de madera y dejando a un lado su cartera de cuero de oscura tonalidad y fuerte olor dijo aflojandose poco después su larga corbata:
-Has vuelto a soñar con algo importante pero que no has conseguido entender ¿verdad? -
Asentí antes de ir a por las cervezas que tanto deseaba beberse Doumeki perplejo. A veces Doumeki parecía más brujo que yo. A la vuelta, cargando una redondeada bandeja con tres cervezas bien fresquitas oir las carcajadas de Doumeki y Mokona me hicieron temer lo peor pero también me pareció genial que en la tienda se respirase un ambiente tán distendido y agradable. Mokona aseguraba que Doumeki le recordaba a un tál Fei Wang y cuanto más lo negaba él, Mokona más reía señalandolo.
-¡Ya era hora! -Me soltaría el risueño pero cansado Doumeki poniendose a mi altura para coger su cerveza y dandole un largo trago añadir. -Jamás había necesitado tanto una cerveza en mi vida. Mokona se ha convertido en un bromista de cuidado. -
-Me alegro. últimamente andaba muy bajo de animos. -Le respondí con una radiante sonrisa. Beber y mirar al cielo no era una actitud muy sana. -Aunque me fastidie admitirlo, todo mejora cuando tu estás cerca. -Se me ocurrió decirle.
-No te pongas sentimental y dime de qué iba el sueño que has tenido. -Me exigió retomando su apañado asiento golpeando con la palma de su mano un tramo de madera junto a él en el que sentarme. Mirando hacía el cielo un momento, obedecí cuidadoso de que nada en la bandeja cayese.
Él me escuchó sin decir palabra, con el ceño fruncido como habría hecho en otras ocasiones. Sus almendrados ojos brillarían tornandose casi dorados. Doumeki podía ser muchas cosas pero había que admitir y agradecer que poseyese una capacidad de escucha como la que poseía ya que al rato, solía sentirme mejor y sus consejos eran igual de buenos como los de su abuelo. Dando un último trago a su cerveza, que hubiese ido siendo vaciada de cuando en cuando durante lo que duró mi exposición del sueño más mis recelos, el sereno universitario sentenció:
-Pues no te quiebres la cabeza y no concedas ese deseo como Yuuko te ha pedido. -
-¿Y ya está? -Pregunté voz en grito mirandole recriminante.
-Ya está. -Me confirmó él arrugando el bote de cerveza sin dificultad. -Si Yuuko dijo que no lo hicieses, será por algo. -Agregó cerrando los ojos mientras levantaba ambas cejas pero al abrirlos y seguir viendo mi cara de reproche y shock me diría. -Yo confió en la palabra de Yuuko. -Lo que provocó que se me erizase la piel. Ciertamente esa bruja loca nos había cambiado la vida.
Quisé decir algo pero de repente toda la tienda se desbordó de una esencia magica que a todos nos alteró, especialmente a Larg, que arrastraba una gran tristeza por muy buen actor que fuese. Lo fascinante era que mientras yo y las ayudantes de Yuuko percibiamos el poder de Yuuko Ichihara, la Mokona nos anunciaba a agudos grititos que percibía a Clow. ¿Eso era posible? En la mirada que Doumeki me lanzó se apreciaba el mismo asombro que en la mia.
-Moro, Maru, ¿podriais indicar al cliente que estamos en el jardín? -Pedí a las ayudantes de Yuuko, las niñas asintieron tragando saliva y salieron disparadas a cumplir con mi orden.
Así yo podría disponerlo todo para darle una recibida apropiada. Mokona enganchandose a mi olguero kimono con agilidad gatuna me rogó poder acompañarle poniendome sus ojitos más suplicantes arrugando la frente y agachando sus alargadas y finas orejas. Mi buen amigo Doumeki se pusó en pie sin embargo no ayudó en nada, sólo dirigiría sus ojos allá por dónde yo apurado me movía. Para cuando Moro y Maru llegaron gritando con expresión de disgusto en sus aniñados rostros, una mesa de tamaño mediano y redondeada había sido situada en mitad del frondoso pero pequeño jardín más algunas sillas y el sillón realizado de elástico bambú que Yuuko sacaba a menudo al jardín.
-A veces me sorprendes, Watanuki. -Comentaría Doumeki esbozando una leve sonrisa.
-Como en cualquier negocio, hacer que el cliente se sienta bien acogido es lo más importante. -Le indiqué yo entre jadeos y una debil sonrisa. No era igual de fuerte que él pero cuando me lo proponía sacaba una fuerza insospechada. -Ahora, lamento decirte que tu visita ha de concluir aquí. -Agregué poniendo los botes de cerveza en la bandeja para llevarlos a la cocina. Mokona, que se había aferrado a mí con sus uñitas, estaba acoplandose en mi hombro derecho. Suspiré al encaminar mis ojos hacía él.
-Oye Mokona, ¿de verdad piensas que es ese tál Clow? -Le pregunté mientras tiraba al cubo de la basura el bote retorcido que Doumeki había bebido y guardaba el que me correspondía en la nevera a medio terminar. -Me parece extraño, ¿ese tipo no murió hace mucho? -
-¡Por supuesto! -Bramaría ofendido abofeteandome con su manita izquierda bruscamente. -¡Clow no murió realmente! ¡Clow se fue a otro mundo! ¡Y a lo mejor acabado su deber en ese mundo, Clow ha decidido volver al nuestro! -Me informó despúes de etiquetarme como idiota. Estaba claro que hablaba el dolor, como ocurre en muchas personas que no aceptan la separación de un ser querido de ellos y este mundo.
Oyendo el grupo de rápidos pasos de las ayudantes de Yuuko y los tranquilos pasos de otro individuo, agarrando una buena sección de mi oscuro cabello, empezaría a tirar de él gritando:
-¡Déja de limpiar y lo comprobarás! -
Sin cesar de dar tirones hasta que tirando la toalla, accedí a obedecer a la histerica Mokona. ¡Me estaba tratando como si fuese su lento corcel! Pura humillación y sin embargo aguantando los tirones sonriente yo le decía:
-Vale, vale, allá vamos. -
La cara resplandeciente de Larg cambió en un abrir y cerrar de ojos al abrir sus ojazos y no hallar por ninguna parte al hombre alto y apuesto, de oscuros y sedosos cabellos recogidos en una coleta sobre el cuello y dueño de unos ojos claros como el cielo además de una piel palida que contrastase con su cabello todo vestido por antiguas pero cuidadas ropas orientales. Sus llantos fueron el centro de atención de todos los presentes, distribuidos a lo largo de la mesa excepto dos jovenes ataviados por ropas bastante llamativas. Lo más entristecedor era que cuanto más intentaba yo apaciguar su congoja, Mokona más alto lloraba colocando sus manitas contra sus ojos fuertemente cerrados, de los que no paraban de salir lagrímones.
-¡Si Clow no está! ¡¿Por qué Mokona aún siente a Clow aquí?! -Demandaba saber dentro de su infantil rabieta. Todo su cuerpo se giró hacía su derecha, donde estaba mi compungido rostro. La gema en su frente era de un azul que se tornaba marino al incidir los rayos del sol en ella como si reflejase esa inmensa tristeza.
-Creo... Creo que eso es por mi culpa. -Le haría saber el hombre joven cuyo aspecto, por increible que parezca, me recordó al de Syaoran, el chico venido de otro mundo con el principal fin de que Yuuko le ayudase a salvar a su amada Sakura. -La otra vez pasó algo similar. -Confesó agachando la cabeza pero su mano izquierda permanecería posada en su pecho.
Acercandome a la mesa con cara de estupefacción y un brazo semidoblado señalandole con un dedo logré apreciar gracias a la claridad que me aportaba la visión trás mis gafas poco antes limpiadas con una de las largas mangas del kimono que aún con los cabellos tán desordenados por su frente, éstos era de una tonalidad castaña más suave y que trás sus redondeadas gafas de montura desfasada se escondían unos apenados ojos verdosos de infarto. Mokona, abriendo sus humedecidos ojos, bufando por su naricita pero aún con las manos cerradas muy cerca de su rostro, lo observó con el mismo aturdimiento que experimentaba yo.
-Es por eso que he venido. -Continuaría hablando abandonando su asiento pues yo, me quedé petrificado a ir desenredando el lio mental que tenía desde el momento que desperte aquella tarde. -Yo necesitaba pedirle algo a Yuuko Ichihara, la dueña de esta tienda tán especial pero si ella ya no está aquí me temo que todos mis esfuerzos han sido en vano. Mi calculo no ha sido tán correcto como debería sin embargo antes de irme puedo entregaros esto. -Terminó de decirme metiendo una mano en el interior de lo que se me antojó una vieja bolsa de viaje de deslustrido cuero que llevaba colgada hacía la derecha bajo la larga y oscura capa o túnica que ocultaba el resto de su ropa. Al rato algo pareció moverse pues un pequeño bulto se hizó visible en la superficie de cuero del objeto. Al sacar la mano, una pequeña y blanca cabecita con una gema incrustada carmesí iría siendo descubierta. Sus grandes ojos pestañearon y exclamó:
-¡Mokona no es un objeto! ¡Mokona es Mokona! -
-¡Soel! -Exclamaría Larg tán sorprendido como alegre.
Ambas Mokonas se mirarían y saltarían para abrazarse temerarias y deseosas de fundirse en un abrazo que duró bastante al aterrizar en la suave capa de verde hierba que componía el suelo. Sólo por eso, por ese pequeño gesto, sentí que merecía ver realizado su deseo.
-Es verdad, Yuuko-san ya no está pero yo podría intentarlo en su lugar. -Le ofrecí frunciendo el ceño, dispuesto a escuchar su petición y dependiendo de mi poder, complacerle pues hacer feliz a Larg cuando yo no había podido ni aún aumentando su dosis de licor me ayudó a dar ese paso. -Sólo necesitaría saber de qué se trata. -Le informé dedicandole una calida sonrisa.
Él me miraría inseguro un rato hasta encogiendose de hombros soltando una risa no muy estrepitosa contestó:
-Bueno, supongo que el hijo de Yuuko Ichihara tambien podría ayudarme. Al fin y al cabo, mi deseo es muy sencillo. -
¿Hijo de Yuuko? Las Mokonas se separaron unos centimetros y voltearon sus cabecitas hacía mi dirección con los ojos bien abiertos luego redireccionandola hacía el extraño cliente exclamaron con timbre de su aguda voz travieso:
-¡Nos ha superado! ¡Es la mejor broma que Mokona ha oido en su vida! -
Y ambas Mokonas rompieron a reir ruidosamente. Mi anterior yo hubiese saltado como una hiena pero en vez de alterarme por esa tonteria, notando una gota de sudor caer desde mi frente y sin perder la sonrisa dije:
-¿Qué Yuuko-san era mi madre? Por fortuna, sólo era mi jefa. Al poco de irse decidí hacerme cargo de la tienda, eso es todo. -
Tomando asiento de nuevo llevando a las Mokonas entre mis manos, escuché la petición del extraño mago como habían decido referirse a él Moro y Maru mientras encendía la alargada y valiosa pipa de Yuuko que reposaba en mitad de la mesa sobre un pequeño plato de porcelana negra junto a un encendedor. Era embelesador oirle explicarnos las dudas que nos surgían y eran tán descaradamente preguntadas por las Mokonas y exponer sus razones al abandonar su mundo o el mundo en el cúal residía como custodiado en una bola de cristal para conocer su identidad, su verdadera identidad. Quizás su cuerpo se mantenía inalterable pero en sus palabras se atisbaba ese deje de sabiduria y madurez muy asociadas a un anciano, uno de esos ancianos majaretas, que hubiesen irritado a mi anterior yo. Dando algunos golpecitos al final de la pipa, por la parte dorada más gruesa contra el platito negro, asentía con mirada nostálgica. Yuuko también opinaba que una misma persona podía estar en diversos mundos poseyendo la misma alma. Carraspeando, con todo bien aclarado, llegó el momento de formular su deseo.
-Yo siempre he sabido que no era un mago como los otros con los que vivía. Todos lo decían pero hasta que no cometí una pequeña locura nunca llegué a plantearme de quién era hijo o de quien podía ser descendiente. Cuando empecé a estudiar la vida y obra del grandioso y poderoso Clow Reed fue que esa duda volvería a mí. ¿Y si lo que esos dos hechiceros decían era cierto? Podría ser descendiente del Mago Clow y nunca lo hubiese sabido. Incluso tuve la oportunidad de preguntarselo en persona pero él no pudó darme una respuesta pues sus recuerdos le habían sido arrebatados. -Me explicó y por un instante me sentí vagamente identificado pues yo era una existencia enigmatica, sin sentido, nacida de un deseo distorsionado pero con un bello propósito, ayudarme a mi mismo en otro lugar. ¡Qué raro sonaba! Inmenso en esa leve mirada hacía atrás, un pensamiento llegó a mí, quizás el también era fruto del deseo pedido por alguien desesperado. -¡Yo sólo deseo saber quién soy realmente! O por lo menos saber si Fei Wang tenía razón en deducir que yo era descendiente del Mago Clow. ¡Le estaría tán agradecido! ¡Y le aseguro que me imponga el precio que me imponga, lo pagaré! -Añadiría golpeando la mesa con un brillo en los ojos aterrador, lleno hasta sobrepasar el limite de decisión.
Pestañeando varias y rápidas veces, escapandoseme una buena nube de fino humo, tosí al observar ese rigor en los ojos del cliente y como el resto había pasado sus ojos de él a mí expectantes excepto los castaños ojos de Doumeki. Adiviné lo que éstos trasmitian sin necesidad de palabras. Todo dependía de mi decisión. Consideraba justo concederselo pues tampoco me parecía un deseo peligroso pero en el sueño Yuuko me advertía y me aconsejaba de no hacerlo pues el equilibrio que sostenía a otras dimensiones, mundos y o realidades era más frágil que antes por culpa de Fei Wang Reed. Busqué algo de tiempo para meditar y responsabilizarme de lo que pudiese suceder despùes si se lo realizaba.
-Bueno, antes me gustaría pensar en un precio adecuado. -Diría yo levantandome para echar una ojeada al almacen lleno de tesoros perfectamente ordenados que en su día fueron pagos de otros importantes clientes. -Si me disculpais, necesito un momento a solas. -
Paseando en su interior con la pipa en una mano y sosteniendo el platito negro en la otra, examiné cada estanteria de resistente madera a fin de hallar algo de inspiración para ambos problemas repentinos. Mis pasos resonaban por el espacioso y silencioso almacén hasta dar con un rincón nunca antes apreciado, en una zona muy apartada del resto. En el suelo una pequeña caja me haría tropezar, yendose a romper el plato negro de pequeño tamaño que llevaba en una mano. ¡Algo viejo por algo nuevo! Me dió por pensar meneando la cabeza con la pipa bien sujeta por los dientes a medida que iba incorporandome ajustandome el kimono. De rodillas frente a la caja, trás asegurarme que estaba solo, como siempre hacía cuando encontraba algo interesante en mis tediosas limpiezas allí, dejando la pipa a un lado, cogí la caja para abrirla. Estaba tán polvorienta que si había algún dibujo ya no se apreciaba bien. Arrugué la frente mientras me mordía el labio inferior con el superior al descubrir que la caja no era tán fácil de abrir como creía. Insistiendo un buen rato al conseguir abrirla, mi cara se iluminaría ante la contemplación de las pequeñas y luminosas bolitas de diferente colores que contenía.
-¡Tú, despierta! -Me ordenó una masculina y no muy agradable voz. -Llevamos un buen rato esperandote. -
Al abrir totalmente los ojos y girar la cabeza quien me estaba hablando era Doumeki, seguramente harto de esperar. Cerré la caja y colocando la pipa encima seguí al universitario hacía la salida del almacén. ¡Tenía razón! Pero debí de quedarme tán embobado mirando las bonitas bolitas que se me fue el santo al cielo. En el centro de la mesa posicioné la caja y dije:
-Creo que con esto podrás ver realizado tu deseo. -
El sereno Doumeki se sorprendió pero las Mokonas también se asombraron bastante, toqueteando las bolas, que cambiaron de colores, una de ellas, la blanca exclamó:
-¡Son como las plumas de Sakura! -
Pues ella era capaz de percibir auras o esencias de gran poder. El cliente acercó hasta su lado la caja abierta y lo coroboró entornando los ojos con una sonrisa muy agradecida.
-¡Así es pequeña! -Nos comunicó con voz temblorosa a causa de la emoción que comenzó a adueñarse de él. -¡Pero no son los recuerdos de un hombre cualquiera! -Añadió cogiendo una de las cristalinas y luminosas bolitas con sumo cuidado observandola con lagrímas en los ojos, colocandola con su correspondiente espacio, se secó las lagrímas tán deprisa como pudo y concluyó cerrando la caja. -¿Cúal es el precio a pagar? -
-Creo que con habernos traido a Soel bastará. -Le hice saber dirigiendole una encantadora sonrisa a la Mokona de níveo cuerpecito. Ésta se ofendió y protestó agitando sus bracitos:
-¡Eso no vale! ¡Mokona no es un precio! -
-Vaya... -Musité viendome en la obligación de pensar en algo. Sosteniendo mi rostro con una mano, cerré los ojos y me concentré en qué pedir a cambio. Había poco que quisiese poseer pues dedicar mis capacidades y vida en la tienda de los deseos acompañado de Larg y las niñas era todo lo que me hacía feliz. A veces, las visitas de Doumeki también me hacían sonreir, conocer clientes nuevos o sencillamente dar un paseo por el templo de su familia, todo eso ya era todo lo que necesitaba para sentirme satisfecho pues ni mis padres ni Yuuko podían volver. Esas personas se encontraban en el lugar que les correspondía. Entreabriendo los ojos aprentando un poco los dientes me decanté por la opción que a Yuuko hubiese hecho de sentirse muy orgullosa.
-Huangjiu, me encantaría probar un buen Huangjiu. -Solicité cruzandome de hombros.
Las Mokonas daron brincos de alegria exclamando que ellas también querrían beberlo. El biznieto de Doumeki Shizuka alzaría una ceja. El cliente aceptó echandose a reir.
-Qué curioso, al Mago Clow también le gustaba mucho esa clase de bebidas. -Se le escapó. Fijando sus ojos de bonito verde al chico de rojos cabellos sentado en el empinado techo, éste asentiría dibujandose en su aniñado y malicioso rostro una sonrisa y daría una palmada cerrando sus ojos de tonalidad tán roja y brillante como si su iris fuese un rubí liquido. Lo que sentí fue tán rápido como potente parecido a la visión de un rayo. Mi atención hacía el muchacho de ropas carnavalescas, como si se hubiese escapado un pícaro arlequín de algún circo, cesaría en el instante mismo en que ví sacar por el rabillo del ojo la botella de vino de arroz pedida recibiendo un veloz abrazo por parte de las Mokonas.
-¡Mokona hace siglos que no bebe Mijiu! -Gritaron entre nostálgicas y entusiasmadas ambas criaturas.
No fue nada sencillo apartarlas de la botella pues en áquel mismo momento estaban buscando el modo de abrirla y bebersela de un trago pero después de prometerles guardar un poco para ellas, lo usé para cocinar. Era el único modo de que todos pudiesemos disfrutarlo de una manera menos reprochable. Fue raro no recordar a mitad de la noche quien me había obsequiado tán especial vino de arroz pero todavía guardaba un vago recuerdo de esa persona. Su esencia aún estaba impregnada por todo el jardín y Soel dormía muy cerca de Larg, en las dos se veía una expresión de dicha y armonia que cerrando la puerta corrediza de ese cuarto sigilosamente las dejaría dormir un buen rato más en el futón mal extendido en que Doumeki decidió acostarse.
Mirar la botella estando ella en un rincón en una de las tablas era como observar un puzzle complicado de ordenar. Concediendome el capricho de servirme un poco en un pequeño y triangular vasito de ceramica de claro color degustandolo, rechupeteandome los labios, me venía a la cabeza lo mucho que le gustaba a Yuuko beber Sake. Meneé la cabeza y me obligué a recordar que ella sólo estaba viva gracias a los bellos recuerdos que guardaba de ella. Quitandome las gafas, cerré los ojos a fin de retomar un merecido descanso.
-¿Cumpliste su deseo a pesar de mi advertencia? -Escuché a una serena y condescendiente Yuuko inquirir apróximandose a mí ganando nitidez dentro de esa inmensa pero ya no desconocida oscuridad que nos envolvía. Meneando la cabeza colocando una mano elegantemente sobre su cadera mientras la otra sostenía su rostro levemente girado hacía la derecha. Una ceja sería alzada al añadiría. -¡Qué temerario! En fin, tampoco es que haya sido una sorpresa realmente para áquel que creo ese sueño más el precio que has pedido a cambio no es suficiente por lo que aún hay un precio por pagar. -
-¡¿QUÉ?! -Grité sin dar credito a lo que Yuuko decía en esa ocasión. -¡Claro que ha habido un precio justo! Ese vino de arroz es bastante caro. -Le informé yo defendiendo la transacción realizada aquella tarde.
Ella se me quedó mirando un buen rato hasta que echandose a reir sonora e hirientemente anunció:
-¡Qué mono! ¿De verdad crees que un buen vino es equiparable al descubrimiento de la pertenencia a una de las familias más poderosas del mundo? -Alzando la cabeza mientras colocaba sobre su frente toda cubierta por una fina fila de cabellos negros el dorso de una de sus manos cúal dama a punto de desmayarse agregó. -¡Oh Kimihiro Watanuki! Me decepcionas si de verdad crees eso. -
Que se burlase de mi fue peor que recibir una patada en el culo, especialmente cuando ella misma más de una vez exigía como pago buen licor o la más selecta comida a algún que otro cliente. Arrugando la frente con los labios fruncidos quisé saber pues cual hubiese sido el precio justo. Ella se moderó y sin apartar sus rojos y centelleantes ojos de mí respondió con gesto pensativo:
-Puesto que tú cumpliste ese deseo cuando no debías cumplirlo, el precio a pagar será que una vez descubra que en efecto es descendiente de Clow Reed por parte de madre e intenté acceder a nuestra realidad, irá redireccionada a tu tienda, no a la de áquel que en verdad le corresponde pero nunca serás capaz de recordar ese encuentro. -
-Entonces... ¡Estaba en lo cierto cuando pensé que se trataba de Syaoran! -Grité golpeando el aire victorioso. Sin embargo la aclaración que me ofreció con voz maliciosa me dejó nuevamente confuso:
-Si te refieres a un posible hijo de Tsubasa, te equivocas. Sería más correspondiente compararlo con un sobrino y con un nieto. El nieto de áquel que ha logrado trazar esta conexión contigo mediante un sueño, es decir, yo. -
A medida que fue finalizando su aclaración, la imagen de Yuuko empezó a brillar y su piel se resquebrajaría como si en vez de humana hubiese estado hablando con una estatua de Yuuko Ichihara dando paso a mi exacta imagen. Mis ojos y mi boca se quedaron largo tiempo abiertos hasta que mi reflejo, meneando con la cabeza con una sonrisa tuvo la cortesía de cerrarmela. Sus ropas también parecían haber sido realizadas por sedosas telas de corte oriental pero su túnica y gafas eran el punto discordante pues esas lentes eran redondeadas en vez de ligeramente rectangulares y la túnica que le cubría jamás había sido antes vista por mis ojos. Toda negra o azul marino, con cuello alto y el esmerado bordado de una luna y un sol por finos y brillantes hilos de oro y plata. Encogiendose de hombros sin dejar de sonreirme ligeramente entristecido dijo a modo de misteriosa despedida:
-Recuerda, Kimihiro Watanuki, en este mundo no existen las coincidencias, sólo lo inevitable. -Comenzando a desaparecer ante mi pasmada persona añadió. -En el fondo, tanto él como tú sois igual de importantes para aquellos que os dieron la vida. -
Y se desvaneció como la arena arrastrada por el viento dejandome una sensación agridulce al despertar. Mi mente no volvió a albergar recuerdo alguno de aquello pero mi cuerpo sí, pues a veces notaba que sabía algo muy importante pero que estaba tán bien guardado en mi que me costaba explicarlo.
-¡¿Yuuko-san?! -Es el nombre que nombro siendo éste repetido en un eco que se pierde en la oscuridad hasta desvanecerse. -¡Vamos, deja de jugar conmigo y aparece de una vez! ¡Sé perfectamente que este sueño es obra tuya como pasó la otra vez! -Le exigiría al cabo de un rato sin obtener nada más que un irritante silencio.
Apretando los puños mientras inspiraba cansado de esperar a que ella se decantase por revelarse ante mí, fuese del modo que fuese, comence a caminar pero para mi sorpresa y frustración me costaría horrores moverme como si cada una de mis piernas pesase una barbaridad. Jadeante a causa del esfuerzo y empeño en continuar caminando en la oscura nada grité:
-¡Muy original, Yuuko-san! ¡Pero te equivocas si crees que voy a quedarme esperando a que aparezcas como un idiota! -
Entonces fue como si ella me liberase de unos gruesos grilletes en mis tobillos pues sin previo aviso eso que pareciese hacer mis piernas más pesadas y costosas de utilizar se anuló pudiendo yo moverme libremente ligero como una pluma. Pasandose la eúforia estúpida por la libertad de movimiento que experimenté volví a detenerme. Algo había cegado mis ojos pero fue tán rápido y resplandeciente que no conseguí identificarlo. Quitandome las gafas para frotarme los ojos suavemente con expresión de desconcierto y fastidio al rato murmuré:
-Esta mujer no tiene remedio... Siempre le ha encantado torturarme. -
-¿Eso es lo que crees? -Me inquirió una voz muy cercana y familiar. -Entonces no tendría sentido que aún desees verla ¿o sí? -Añadiría cobrando esa voz la figura de una mujer inolvidable para mí.
Alta, estilizada a la par que muy curvilinea, dueña de unos ojos castaños que parecían brillar con un intenso tono rubí a juego con el carmín de sus labios y poseedora de unos larguísimos y negros cabellos que caían perfectamente alineados camuflandose con su oscuro y sensual kimono con algún que otro detalle o dibujo rojo como el pañuelo adquerido a su blanco torso gracias a unos cordones. ¡Yuuko por fin había decidido aparecer ante mí! De la impresión me caí de culo quedando sentado ante ella. Toda la oscura superficie en la que estabamos se cubrió de simbolos luminosos a la par que una gran circunferencia era trazada quedando de ese modo Yuuko y yo en su brillante interior. Abriendo la boca y mis ojos trás mis gafas hasta el limite grité estupefacto:
-¡Este circulo magico no debería aparecer! ¡No estoy usando magia!
Ella se echó a reir y alzando una ceja replicó:
-Pero la persona que ha creado este sueño para tí sí. -
-¿Y quién otro salvo tú podría hacer eso? -Grité frunciendo el ceño mientras me ponía en pie todo lo deprísa que me fue posible siendo observado por la tranquila y pícara bruja. -¡Dios! ¡Esto no tiene ni pies ni cabeza! -Me lamentaría llevandome una mano a la cabeza hasta que a mi mente llegó el nombre del hombre al que en alguna que otra ocasión había oido mencionar a Yuuko. -¿Podría ser esa persona ese tál Clow Reed del que tanto hablabas? Si mal no recuerdo dijiste que era mago... -
El aullido que lanzó esa loca fue tán sonoro que casí temí quedarme sordo interrumpiendome a la par que sobresaltandome.
-¡CÓMO TE ATREVES A SIQUIERA SUGERIR ESO! ¡ESE CONDENADO CUATROJOS NO TIENE NADA QUE VER EN ESTO! -Fueron los gritos que se prodigaron a lo largo de la infinita oscuridad.
Sin lugar a dudas Yuuko seguía sintiendo algo por ese mago, aunque ella se empeñase en decirme que eran meros conocidos. Hacía tanto que no me gritaba que incluso me emocioné. Con un brillo de nostalgía en mis azulados ojos y bufando por la nariz me disculpe riendo con la frente arrugada como en tantas otras ocasiones alzando ambas manos.
-Vale, vale, el tál Clow Reed no tiene nada que ver. -Repetí. -Pero entonces, si ni tu ni él lo habeis creado para mí, ¡¿quién ha podido ser?! -Agregué llevandome ambas manos a la cabeza revolviendome el pelo desesperado.
-Y eso ¿qué importancia tiene? -Me espetó Yuuko cruzandose de brazos resoplando. -A lo que deberias prestar más atención es a lo que he venido a trasmitirte, Kimihiro Watanuki. -El modo en que su voz se suavizó me pusó los pelos de punta al decir mi nombre y apellido, calmandome la miré extrañado pero sereno ya que como ocurriese con el otro sueño, del cúal hubiese trascurrido ya tantos años, tuvé el presentimiento de que lo que iba a decir a continuación iba a ser muy importante. -Cuando el cliente aparezca y te pida realizar su deseo, no lo hagas.
-¡Pero eso sería muy cruel por mi parte! -Repliqué una vez escuchada y procesada toda la información dada llevandome la mano izquierda al pecho negando con la cabeza. -Además, ¿por qué no? -Añadí deseando saber el motivo, si es que había algúno.
Suspirante y con expresión entristecida ella musitó:
-No debería decirtelo pues es algo que no te atañe pero si eso te ayuda a hacer caso a esta advertencia, te lo diré. Él no debe saber quien es en realidad pues conociendo el inmenso poder que ha ido estableciendose en él podría atraer graves consecuencias al tratar de encontrarse con su verdadera familia. -
Una vez entregado el mensaje agachando la cabeza alzó un brazo y señalandome con un dedo a la frente, lo último que pudé ver fue como de éste brotó algo contra mí. Cerré los ojos automaticamente al mismo tiempo que apretaba los dientes al abrirlos de nuevo me encontraría tumbado en el confortable sofá de terciopelo oscuro que esa sala poseía siendo la sala favorita de su anterior dueña, Yuuko Ichihara. Áquel sueño me dejaría bastante tocado. Nunca antes mi jefa me había solicitado nada parecido, es más en múltiples ocasiones era yo quién debía atender los deseos de los clientes más inusuales. Suspiré incorporandome justo a tiempo para que las inquietas y serviciales Moro y Maru se adentrasen en la gran habitación con Mokona no muy lejos de ellas dando saltos. Colocandome rápidamente mis gafas para verlas más nitidamente sonreí y les pedí saber el motivo de su intromisión.
-¡Doumeki ha venido a verte! -Exclamaron ambas niñas mirandose entre ellas antes de responder.
-¿En serio? -Comenté apoyando algunos dedos contra mi barbilla pensativo. -Últimamente se ha vuelto más pesado que de costumbre. -Mascullé abandonando el sofá para recibir a mí incansable ayudante y forzoso amigo. ¡Ojalá Himawari fuese igual de pesada! Mokona siendome igual de veloz que si fuese un conejo negro sentenció:
-Watanuki siempre te estás quejando de que Doumeki venga pero siempre corres a recibirle. -
Lo que insinuó continuaba molestando pasasen los años que pasasen como si hubiese algo más que amistad entre Doumeki y yo. Girando la cabeza para lanzarle una mirada fulminadora, la regordeta criatura negra reiría consciente de que aún era fácil de provocar. Definitivamente el hombre joven parado al final del largo pasillo de madera era Doumeki Shizuka. Alto y fornido bajo su elegante traje de sobrios colores, pelo bien cortado negro y expresión de pocos amigos en su cara de rasgos marcados pero atractivos.
-¿Vas a quedarte ahí parado todo el día o vas a invitarme a unas cervezas? -Fue su encantador saludo. Alce ambas cejas notando como un tick que creía curado regresaba y le dije con una tensa sonrisa indicandole el interior con las manos:
-No claro, pasa, sientete como en tu casa... Como haces siempre. -
A medida que le conducía hasta una de las salas que daban al jardín iba oyendo detrás nuestro las risitas tapadas por una mano de Moro y Maru. Sentandose de mala manera en las tablas de madera y dejando a un lado su cartera de cuero de oscura tonalidad y fuerte olor dijo aflojandose poco después su larga corbata:
-Has vuelto a soñar con algo importante pero que no has conseguido entender ¿verdad? -
Asentí antes de ir a por las cervezas que tanto deseaba beberse Doumeki perplejo. A veces Doumeki parecía más brujo que yo. A la vuelta, cargando una redondeada bandeja con tres cervezas bien fresquitas oir las carcajadas de Doumeki y Mokona me hicieron temer lo peor pero también me pareció genial que en la tienda se respirase un ambiente tán distendido y agradable. Mokona aseguraba que Doumeki le recordaba a un tál Fei Wang y cuanto más lo negaba él, Mokona más reía señalandolo.
-¡Ya era hora! -Me soltaría el risueño pero cansado Doumeki poniendose a mi altura para coger su cerveza y dandole un largo trago añadir. -Jamás había necesitado tanto una cerveza en mi vida. Mokona se ha convertido en un bromista de cuidado. -
-Me alegro. últimamente andaba muy bajo de animos. -Le respondí con una radiante sonrisa. Beber y mirar al cielo no era una actitud muy sana. -Aunque me fastidie admitirlo, todo mejora cuando tu estás cerca. -Se me ocurrió decirle.
-No te pongas sentimental y dime de qué iba el sueño que has tenido. -Me exigió retomando su apañado asiento golpeando con la palma de su mano un tramo de madera junto a él en el que sentarme. Mirando hacía el cielo un momento, obedecí cuidadoso de que nada en la bandeja cayese.
Él me escuchó sin decir palabra, con el ceño fruncido como habría hecho en otras ocasiones. Sus almendrados ojos brillarían tornandose casi dorados. Doumeki podía ser muchas cosas pero había que admitir y agradecer que poseyese una capacidad de escucha como la que poseía ya que al rato, solía sentirme mejor y sus consejos eran igual de buenos como los de su abuelo. Dando un último trago a su cerveza, que hubiese ido siendo vaciada de cuando en cuando durante lo que duró mi exposición del sueño más mis recelos, el sereno universitario sentenció:
-Pues no te quiebres la cabeza y no concedas ese deseo como Yuuko te ha pedido. -
-¿Y ya está? -Pregunté voz en grito mirandole recriminante.
-Ya está. -Me confirmó él arrugando el bote de cerveza sin dificultad. -Si Yuuko dijo que no lo hicieses, será por algo. -Agregó cerrando los ojos mientras levantaba ambas cejas pero al abrirlos y seguir viendo mi cara de reproche y shock me diría. -Yo confió en la palabra de Yuuko. -Lo que provocó que se me erizase la piel. Ciertamente esa bruja loca nos había cambiado la vida.
Quisé decir algo pero de repente toda la tienda se desbordó de una esencia magica que a todos nos alteró, especialmente a Larg, que arrastraba una gran tristeza por muy buen actor que fuese. Lo fascinante era que mientras yo y las ayudantes de Yuuko percibiamos el poder de Yuuko Ichihara, la Mokona nos anunciaba a agudos grititos que percibía a Clow. ¿Eso era posible? En la mirada que Doumeki me lanzó se apreciaba el mismo asombro que en la mia.
-Moro, Maru, ¿podriais indicar al cliente que estamos en el jardín? -Pedí a las ayudantes de Yuuko, las niñas asintieron tragando saliva y salieron disparadas a cumplir con mi orden.
Así yo podría disponerlo todo para darle una recibida apropiada. Mokona enganchandose a mi olguero kimono con agilidad gatuna me rogó poder acompañarle poniendome sus ojitos más suplicantes arrugando la frente y agachando sus alargadas y finas orejas. Mi buen amigo Doumeki se pusó en pie sin embargo no ayudó en nada, sólo dirigiría sus ojos allá por dónde yo apurado me movía. Para cuando Moro y Maru llegaron gritando con expresión de disgusto en sus aniñados rostros, una mesa de tamaño mediano y redondeada había sido situada en mitad del frondoso pero pequeño jardín más algunas sillas y el sillón realizado de elástico bambú que Yuuko sacaba a menudo al jardín.
-A veces me sorprendes, Watanuki. -Comentaría Doumeki esbozando una leve sonrisa.
-Como en cualquier negocio, hacer que el cliente se sienta bien acogido es lo más importante. -Le indiqué yo entre jadeos y una debil sonrisa. No era igual de fuerte que él pero cuando me lo proponía sacaba una fuerza insospechada. -Ahora, lamento decirte que tu visita ha de concluir aquí. -Agregué poniendo los botes de cerveza en la bandeja para llevarlos a la cocina. Mokona, que se había aferrado a mí con sus uñitas, estaba acoplandose en mi hombro derecho. Suspiré al encaminar mis ojos hacía él.
-Oye Mokona, ¿de verdad piensas que es ese tál Clow? -Le pregunté mientras tiraba al cubo de la basura el bote retorcido que Doumeki había bebido y guardaba el que me correspondía en la nevera a medio terminar. -Me parece extraño, ¿ese tipo no murió hace mucho? -
-¡Por supuesto! -Bramaría ofendido abofeteandome con su manita izquierda bruscamente. -¡Clow no murió realmente! ¡Clow se fue a otro mundo! ¡Y a lo mejor acabado su deber en ese mundo, Clow ha decidido volver al nuestro! -Me informó despúes de etiquetarme como idiota. Estaba claro que hablaba el dolor, como ocurre en muchas personas que no aceptan la separación de un ser querido de ellos y este mundo.
Oyendo el grupo de rápidos pasos de las ayudantes de Yuuko y los tranquilos pasos de otro individuo, agarrando una buena sección de mi oscuro cabello, empezaría a tirar de él gritando:
-¡Déja de limpiar y lo comprobarás! -
Sin cesar de dar tirones hasta que tirando la toalla, accedí a obedecer a la histerica Mokona. ¡Me estaba tratando como si fuese su lento corcel! Pura humillación y sin embargo aguantando los tirones sonriente yo le decía:
-Vale, vale, allá vamos. -
La cara resplandeciente de Larg cambió en un abrir y cerrar de ojos al abrir sus ojazos y no hallar por ninguna parte al hombre alto y apuesto, de oscuros y sedosos cabellos recogidos en una coleta sobre el cuello y dueño de unos ojos claros como el cielo además de una piel palida que contrastase con su cabello todo vestido por antiguas pero cuidadas ropas orientales. Sus llantos fueron el centro de atención de todos los presentes, distribuidos a lo largo de la mesa excepto dos jovenes ataviados por ropas bastante llamativas. Lo más entristecedor era que cuanto más intentaba yo apaciguar su congoja, Mokona más alto lloraba colocando sus manitas contra sus ojos fuertemente cerrados, de los que no paraban de salir lagrímones.
-¡Si Clow no está! ¡¿Por qué Mokona aún siente a Clow aquí?! -Demandaba saber dentro de su infantil rabieta. Todo su cuerpo se giró hacía su derecha, donde estaba mi compungido rostro. La gema en su frente era de un azul que se tornaba marino al incidir los rayos del sol en ella como si reflejase esa inmensa tristeza.
-Creo... Creo que eso es por mi culpa. -Le haría saber el hombre joven cuyo aspecto, por increible que parezca, me recordó al de Syaoran, el chico venido de otro mundo con el principal fin de que Yuuko le ayudase a salvar a su amada Sakura. -La otra vez pasó algo similar. -Confesó agachando la cabeza pero su mano izquierda permanecería posada en su pecho.
Acercandome a la mesa con cara de estupefacción y un brazo semidoblado señalandole con un dedo logré apreciar gracias a la claridad que me aportaba la visión trás mis gafas poco antes limpiadas con una de las largas mangas del kimono que aún con los cabellos tán desordenados por su frente, éstos era de una tonalidad castaña más suave y que trás sus redondeadas gafas de montura desfasada se escondían unos apenados ojos verdosos de infarto. Mokona, abriendo sus humedecidos ojos, bufando por su naricita pero aún con las manos cerradas muy cerca de su rostro, lo observó con el mismo aturdimiento que experimentaba yo.
-Es por eso que he venido. -Continuaría hablando abandonando su asiento pues yo, me quedé petrificado a ir desenredando el lio mental que tenía desde el momento que desperte aquella tarde. -Yo necesitaba pedirle algo a Yuuko Ichihara, la dueña de esta tienda tán especial pero si ella ya no está aquí me temo que todos mis esfuerzos han sido en vano. Mi calculo no ha sido tán correcto como debería sin embargo antes de irme puedo entregaros esto. -Terminó de decirme metiendo una mano en el interior de lo que se me antojó una vieja bolsa de viaje de deslustrido cuero que llevaba colgada hacía la derecha bajo la larga y oscura capa o túnica que ocultaba el resto de su ropa. Al rato algo pareció moverse pues un pequeño bulto se hizó visible en la superficie de cuero del objeto. Al sacar la mano, una pequeña y blanca cabecita con una gema incrustada carmesí iría siendo descubierta. Sus grandes ojos pestañearon y exclamó:
-¡Mokona no es un objeto! ¡Mokona es Mokona! -
-¡Soel! -Exclamaría Larg tán sorprendido como alegre.
Ambas Mokonas se mirarían y saltarían para abrazarse temerarias y deseosas de fundirse en un abrazo que duró bastante al aterrizar en la suave capa de verde hierba que componía el suelo. Sólo por eso, por ese pequeño gesto, sentí que merecía ver realizado su deseo.
-Es verdad, Yuuko-san ya no está pero yo podría intentarlo en su lugar. -Le ofrecí frunciendo el ceño, dispuesto a escuchar su petición y dependiendo de mi poder, complacerle pues hacer feliz a Larg cuando yo no había podido ni aún aumentando su dosis de licor me ayudó a dar ese paso. -Sólo necesitaría saber de qué se trata. -Le informé dedicandole una calida sonrisa.
Él me miraría inseguro un rato hasta encogiendose de hombros soltando una risa no muy estrepitosa contestó:
-Bueno, supongo que el hijo de Yuuko Ichihara tambien podría ayudarme. Al fin y al cabo, mi deseo es muy sencillo. -
¿Hijo de Yuuko? Las Mokonas se separaron unos centimetros y voltearon sus cabecitas hacía mi dirección con los ojos bien abiertos luego redireccionandola hacía el extraño cliente exclamaron con timbre de su aguda voz travieso:
-¡Nos ha superado! ¡Es la mejor broma que Mokona ha oido en su vida! -
Y ambas Mokonas rompieron a reir ruidosamente. Mi anterior yo hubiese saltado como una hiena pero en vez de alterarme por esa tonteria, notando una gota de sudor caer desde mi frente y sin perder la sonrisa dije:
-¿Qué Yuuko-san era mi madre? Por fortuna, sólo era mi jefa. Al poco de irse decidí hacerme cargo de la tienda, eso es todo. -
Tomando asiento de nuevo llevando a las Mokonas entre mis manos, escuché la petición del extraño mago como habían decido referirse a él Moro y Maru mientras encendía la alargada y valiosa pipa de Yuuko que reposaba en mitad de la mesa sobre un pequeño plato de porcelana negra junto a un encendedor. Era embelesador oirle explicarnos las dudas que nos surgían y eran tán descaradamente preguntadas por las Mokonas y exponer sus razones al abandonar su mundo o el mundo en el cúal residía como custodiado en una bola de cristal para conocer su identidad, su verdadera identidad. Quizás su cuerpo se mantenía inalterable pero en sus palabras se atisbaba ese deje de sabiduria y madurez muy asociadas a un anciano, uno de esos ancianos majaretas, que hubiesen irritado a mi anterior yo. Dando algunos golpecitos al final de la pipa, por la parte dorada más gruesa contra el platito negro, asentía con mirada nostálgica. Yuuko también opinaba que una misma persona podía estar en diversos mundos poseyendo la misma alma. Carraspeando, con todo bien aclarado, llegó el momento de formular su deseo.
-Yo siempre he sabido que no era un mago como los otros con los que vivía. Todos lo decían pero hasta que no cometí una pequeña locura nunca llegué a plantearme de quién era hijo o de quien podía ser descendiente. Cuando empecé a estudiar la vida y obra del grandioso y poderoso Clow Reed fue que esa duda volvería a mí. ¿Y si lo que esos dos hechiceros decían era cierto? Podría ser descendiente del Mago Clow y nunca lo hubiese sabido. Incluso tuve la oportunidad de preguntarselo en persona pero él no pudó darme una respuesta pues sus recuerdos le habían sido arrebatados. -Me explicó y por un instante me sentí vagamente identificado pues yo era una existencia enigmatica, sin sentido, nacida de un deseo distorsionado pero con un bello propósito, ayudarme a mi mismo en otro lugar. ¡Qué raro sonaba! Inmenso en esa leve mirada hacía atrás, un pensamiento llegó a mí, quizás el también era fruto del deseo pedido por alguien desesperado. -¡Yo sólo deseo saber quién soy realmente! O por lo menos saber si Fei Wang tenía razón en deducir que yo era descendiente del Mago Clow. ¡Le estaría tán agradecido! ¡Y le aseguro que me imponga el precio que me imponga, lo pagaré! -Añadiría golpeando la mesa con un brillo en los ojos aterrador, lleno hasta sobrepasar el limite de decisión.
Pestañeando varias y rápidas veces, escapandoseme una buena nube de fino humo, tosí al observar ese rigor en los ojos del cliente y como el resto había pasado sus ojos de él a mí expectantes excepto los castaños ojos de Doumeki. Adiviné lo que éstos trasmitian sin necesidad de palabras. Todo dependía de mi decisión. Consideraba justo concederselo pues tampoco me parecía un deseo peligroso pero en el sueño Yuuko me advertía y me aconsejaba de no hacerlo pues el equilibrio que sostenía a otras dimensiones, mundos y o realidades era más frágil que antes por culpa de Fei Wang Reed. Busqué algo de tiempo para meditar y responsabilizarme de lo que pudiese suceder despùes si se lo realizaba.
-Bueno, antes me gustaría pensar en un precio adecuado. -Diría yo levantandome para echar una ojeada al almacen lleno de tesoros perfectamente ordenados que en su día fueron pagos de otros importantes clientes. -Si me disculpais, necesito un momento a solas. -
Paseando en su interior con la pipa en una mano y sosteniendo el platito negro en la otra, examiné cada estanteria de resistente madera a fin de hallar algo de inspiración para ambos problemas repentinos. Mis pasos resonaban por el espacioso y silencioso almacén hasta dar con un rincón nunca antes apreciado, en una zona muy apartada del resto. En el suelo una pequeña caja me haría tropezar, yendose a romper el plato negro de pequeño tamaño que llevaba en una mano. ¡Algo viejo por algo nuevo! Me dió por pensar meneando la cabeza con la pipa bien sujeta por los dientes a medida que iba incorporandome ajustandome el kimono. De rodillas frente a la caja, trás asegurarme que estaba solo, como siempre hacía cuando encontraba algo interesante en mis tediosas limpiezas allí, dejando la pipa a un lado, cogí la caja para abrirla. Estaba tán polvorienta que si había algún dibujo ya no se apreciaba bien. Arrugué la frente mientras me mordía el labio inferior con el superior al descubrir que la caja no era tán fácil de abrir como creía. Insistiendo un buen rato al conseguir abrirla, mi cara se iluminaría ante la contemplación de las pequeñas y luminosas bolitas de diferente colores que contenía.
-¡Tú, despierta! -Me ordenó una masculina y no muy agradable voz. -Llevamos un buen rato esperandote. -
Al abrir totalmente los ojos y girar la cabeza quien me estaba hablando era Doumeki, seguramente harto de esperar. Cerré la caja y colocando la pipa encima seguí al universitario hacía la salida del almacén. ¡Tenía razón! Pero debí de quedarme tán embobado mirando las bonitas bolitas que se me fue el santo al cielo. En el centro de la mesa posicioné la caja y dije:
-Creo que con esto podrás ver realizado tu deseo. -
El sereno Doumeki se sorprendió pero las Mokonas también se asombraron bastante, toqueteando las bolas, que cambiaron de colores, una de ellas, la blanca exclamó:
-¡Son como las plumas de Sakura! -
Pues ella era capaz de percibir auras o esencias de gran poder. El cliente acercó hasta su lado la caja abierta y lo coroboró entornando los ojos con una sonrisa muy agradecida.
-¡Así es pequeña! -Nos comunicó con voz temblorosa a causa de la emoción que comenzó a adueñarse de él. -¡Pero no son los recuerdos de un hombre cualquiera! -Añadió cogiendo una de las cristalinas y luminosas bolitas con sumo cuidado observandola con lagrímas en los ojos, colocandola con su correspondiente espacio, se secó las lagrímas tán deprisa como pudo y concluyó cerrando la caja. -¿Cúal es el precio a pagar? -
-Creo que con habernos traido a Soel bastará. -Le hice saber dirigiendole una encantadora sonrisa a la Mokona de níveo cuerpecito. Ésta se ofendió y protestó agitando sus bracitos:
-¡Eso no vale! ¡Mokona no es un precio! -
-Vaya... -Musité viendome en la obligación de pensar en algo. Sosteniendo mi rostro con una mano, cerré los ojos y me concentré en qué pedir a cambio. Había poco que quisiese poseer pues dedicar mis capacidades y vida en la tienda de los deseos acompañado de Larg y las niñas era todo lo que me hacía feliz. A veces, las visitas de Doumeki también me hacían sonreir, conocer clientes nuevos o sencillamente dar un paseo por el templo de su familia, todo eso ya era todo lo que necesitaba para sentirme satisfecho pues ni mis padres ni Yuuko podían volver. Esas personas se encontraban en el lugar que les correspondía. Entreabriendo los ojos aprentando un poco los dientes me decanté por la opción que a Yuuko hubiese hecho de sentirse muy orgullosa.
-Huangjiu, me encantaría probar un buen Huangjiu. -Solicité cruzandome de hombros.
Las Mokonas daron brincos de alegria exclamando que ellas también querrían beberlo. El biznieto de Doumeki Shizuka alzaría una ceja. El cliente aceptó echandose a reir.
-Qué curioso, al Mago Clow también le gustaba mucho esa clase de bebidas. -Se le escapó. Fijando sus ojos de bonito verde al chico de rojos cabellos sentado en el empinado techo, éste asentiría dibujandose en su aniñado y malicioso rostro una sonrisa y daría una palmada cerrando sus ojos de tonalidad tán roja y brillante como si su iris fuese un rubí liquido. Lo que sentí fue tán rápido como potente parecido a la visión de un rayo. Mi atención hacía el muchacho de ropas carnavalescas, como si se hubiese escapado un pícaro arlequín de algún circo, cesaría en el instante mismo en que ví sacar por el rabillo del ojo la botella de vino de arroz pedida recibiendo un veloz abrazo por parte de las Mokonas.
-¡Mokona hace siglos que no bebe Mijiu! -Gritaron entre nostálgicas y entusiasmadas ambas criaturas.
No fue nada sencillo apartarlas de la botella pues en áquel mismo momento estaban buscando el modo de abrirla y bebersela de un trago pero después de prometerles guardar un poco para ellas, lo usé para cocinar. Era el único modo de que todos pudiesemos disfrutarlo de una manera menos reprochable. Fue raro no recordar a mitad de la noche quien me había obsequiado tán especial vino de arroz pero todavía guardaba un vago recuerdo de esa persona. Su esencia aún estaba impregnada por todo el jardín y Soel dormía muy cerca de Larg, en las dos se veía una expresión de dicha y armonia que cerrando la puerta corrediza de ese cuarto sigilosamente las dejaría dormir un buen rato más en el futón mal extendido en que Doumeki decidió acostarse.
Mirar la botella estando ella en un rincón en una de las tablas era como observar un puzzle complicado de ordenar. Concediendome el capricho de servirme un poco en un pequeño y triangular vasito de ceramica de claro color degustandolo, rechupeteandome los labios, me venía a la cabeza lo mucho que le gustaba a Yuuko beber Sake. Meneé la cabeza y me obligué a recordar que ella sólo estaba viva gracias a los bellos recuerdos que guardaba de ella. Quitandome las gafas, cerré los ojos a fin de retomar un merecido descanso.
-¿Cumpliste su deseo a pesar de mi advertencia? -Escuché a una serena y condescendiente Yuuko inquirir apróximandose a mí ganando nitidez dentro de esa inmensa pero ya no desconocida oscuridad que nos envolvía. Meneando la cabeza colocando una mano elegantemente sobre su cadera mientras la otra sostenía su rostro levemente girado hacía la derecha. Una ceja sería alzada al añadiría. -¡Qué temerario! En fin, tampoco es que haya sido una sorpresa realmente para áquel que creo ese sueño más el precio que has pedido a cambio no es suficiente por lo que aún hay un precio por pagar. -
-¡¿QUÉ?! -Grité sin dar credito a lo que Yuuko decía en esa ocasión. -¡Claro que ha habido un precio justo! Ese vino de arroz es bastante caro. -Le informé yo defendiendo la transacción realizada aquella tarde.
Ella se me quedó mirando un buen rato hasta que echandose a reir sonora e hirientemente anunció:
-¡Qué mono! ¿De verdad crees que un buen vino es equiparable al descubrimiento de la pertenencia a una de las familias más poderosas del mundo? -Alzando la cabeza mientras colocaba sobre su frente toda cubierta por una fina fila de cabellos negros el dorso de una de sus manos cúal dama a punto de desmayarse agregó. -¡Oh Kimihiro Watanuki! Me decepcionas si de verdad crees eso. -
Que se burlase de mi fue peor que recibir una patada en el culo, especialmente cuando ella misma más de una vez exigía como pago buen licor o la más selecta comida a algún que otro cliente. Arrugando la frente con los labios fruncidos quisé saber pues cual hubiese sido el precio justo. Ella se moderó y sin apartar sus rojos y centelleantes ojos de mí respondió con gesto pensativo:
-Puesto que tú cumpliste ese deseo cuando no debías cumplirlo, el precio a pagar será que una vez descubra que en efecto es descendiente de Clow Reed por parte de madre e intenté acceder a nuestra realidad, irá redireccionada a tu tienda, no a la de áquel que en verdad le corresponde pero nunca serás capaz de recordar ese encuentro. -
-Entonces... ¡Estaba en lo cierto cuando pensé que se trataba de Syaoran! -Grité golpeando el aire victorioso. Sin embargo la aclaración que me ofreció con voz maliciosa me dejó nuevamente confuso:
-Si te refieres a un posible hijo de Tsubasa, te equivocas. Sería más correspondiente compararlo con un sobrino y con un nieto. El nieto de áquel que ha logrado trazar esta conexión contigo mediante un sueño, es decir, yo. -
A medida que fue finalizando su aclaración, la imagen de Yuuko empezó a brillar y su piel se resquebrajaría como si en vez de humana hubiese estado hablando con una estatua de Yuuko Ichihara dando paso a mi exacta imagen. Mis ojos y mi boca se quedaron largo tiempo abiertos hasta que mi reflejo, meneando con la cabeza con una sonrisa tuvo la cortesía de cerrarmela. Sus ropas también parecían haber sido realizadas por sedosas telas de corte oriental pero su túnica y gafas eran el punto discordante pues esas lentes eran redondeadas en vez de ligeramente rectangulares y la túnica que le cubría jamás había sido antes vista por mis ojos. Toda negra o azul marino, con cuello alto y el esmerado bordado de una luna y un sol por finos y brillantes hilos de oro y plata. Encogiendose de hombros sin dejar de sonreirme ligeramente entristecido dijo a modo de misteriosa despedida:
-Recuerda, Kimihiro Watanuki, en este mundo no existen las coincidencias, sólo lo inevitable. -Comenzando a desaparecer ante mi pasmada persona añadió. -En el fondo, tanto él como tú sois igual de importantes para aquellos que os dieron la vida. -
Y se desvaneció como la arena arrastrada por el viento dejandome una sensación agridulce al despertar. Mi mente no volvió a albergar recuerdo alguno de aquello pero mi cuerpo sí, pues a veces notaba que sabía algo muy importante pero que estaba tán bien guardado en mi que me costaba explicarlo.
lunes, 9 de abril de 2012
FanFic CROSSOVER xxxHolic 3
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes que aparezcan de xxxHolic o CCS no son mios, son creación exclusiva de CLAMP
Los personajes que aparezcan de Slayers son creación exclusiva de Hajime Kanzaka
El resto sí puede que sean mios excepto Fei Wang LOL
Contada en primera persona ^^
Espero que os guste. Probablemente muchas cosas os costarán de entender pero eso es porque es un crossover. De todas maneras está contado desde el punto de vista de Yuuko, Clow y posteriormente Watanuki también, con que tranquilos ^^
"Una vez que hayas decidido algo, no lo puedes resentir" Clow Reed - Personaje relevanta del manga/anime de CardCaptor Sakura
FanFic Crossover
CLAMP - Welcome To Hell
El mago más poderoso del mundo
A pesar de ser plenamente consciente de que esa mañana no me encontraría igual de vital y despejado como otras mañana trás una duelo interminable entre Yuuko y yo a fin de comprobar infaltil e innecasariamente, cúal de los dos bebía y aguantaba más cantidad de alcohol saqué todas las fuerzas que pudé y me levanté bien temprano pues no era mi estilo quedarme hasta bien entrada la hora de comer. ¡Luego tendría un espacio de tiempo muy limitado para satisfacer el exquisito y amplio apetito de mi camarada! Desde que mi fiel y buena Sayumi había comenzado a entrar en el declive físico que daba la considerable edad cercana a los cien años me tomé muy enserio en limitar sus labores como sirvienta aunque ella continuaba empeñandose y esforzandose en cumplir con su deber por completo. Habiendo echado hacía un lado las sabanas y mantas que nos habían cubierto a la pequeña Soel y a mí durante toda la noche, suspiré al contemplar a la dormida Soel agitandose suavemente al sentir la ausencia de mantas sobre su redondito cuerpo. Arrugando la frente me debatí en despertarla o dejarla dormir hasta que se despertase por sí misma. Abriendo sus grandes y fascinadores ojos sin previo aviso, la pequeña exclamaría:
-¡Si Clow se levanta ya, Soel también! -
¡Dios! Su aguda vocecita fue como el golpear de grandes y viejas campanas de cualquier catedral. Sin darme cuenta la mano que mantenía cercana a Soel fue dirigida y colocada sobre mi sien mientras mi frente se arrugaba un poco más y mis mandibulas se tensaban ligeramente. La pobre Soel poniendose rápidamente depie se llevaría sus manitas a la boca y musitaría, muy bajito:
-Perdona a Soel, Soel no se acordaba de que despúes de beber Clow tiene resaca. -
-No importa, sólo procura no alzar mucho la voz. -Le respondería yo esbozando una frágil sonrisa La pobre mia asintió aún con sus manitas colocadas sobre su boca. -Por favor, Soel, no olvides decirle a Yue y a Kerberus que no alboroten también. -Añadí antes de ver como ésta caminaba hacía el final de la cama para saltar a la mesita de noche.
Siendo de la misma altura, más o menos, que la lampara que tenía en mitad de la lisa superficie de madera bajo un tapete blanco, la pequeña Soel se entretenía apagando y enciendola susurrando Luz, no hay luz como un niño fascinado con un acontecimiento tán sencillo y normal para el resto pero nada más oir como el espacioso armario que disponía era abierto, toda su atención iba dirigida a mí sentandose sobre el soporte plateado de la lampara. La gema que tenía incrustada en la parte de su carita que sería la frente brillaba de un rojo intenso identica a la que tenía la criatura cuya imagen y poderes traté de copiar o adaptar junto a Yuuko. Cada vez que presentía o preveía que mi camarada iba a reunirse conmigo escogía el traje oriental que ésta me regalase un Día Blanco siendo ese uno de los pocos obsequios que materiales que me ha hecho esta inusual hechicera. La pequeña Soel aplaudiría con ojos iluminados, le encantaba verme vestido así, todo de blanco como ella con algún que otro detalle de brillante azul más el añadido de caprichosos estampados, siendo la figura de una media luna el más elaborado.
-¡Clow está perfecto! -Se le escaparía anunciar en una estridente exclamación al salir del cambiador plegado a un lado no muy lejano del armario con telas repletas de dibujos representativos de flores y grullas como el primero que ví en la residencia del clan Li.
Agachandome para que Soel pudiese lanzarse y acoplarse a uno de mis hombros, alcé una ceja trás hallar y colocarme las gafas y dar una forma más definida a mi animada compañera. Dandome aires de divo le comenté que entre los personajes celébres de Inglaterra no sólo era considerado poderoso y encantador sino que también muchas damas y algún que otro caballero habían reconocido mi atractivo. Soel pestañearía y diría:
-Como Yuuko... Aquí en Japón. -
-Más me temo que no es lo mismo, Soel, ella se ganó una fama un tanto injusta al contrario que yo pues todo el mundo la ha temido a pesar de haber acudido a ella en alguna que otra ocasión. -Le aclaré pensativo como rememorando algunas de las cosas que la gente me dijo sobre ella a modo de advertencia. -Pero si te refieres a belleza y poder, sí, somos bastante parecidos. -Añadí rápidamente a fin de que la pequeña Soel no se entristeciese.
Al salir del dormitorio, todo lo más costoso de realizar para Sayumi habría sido hecho por mí como alisar las sabanas y mantas para después posicionar sobre ellas la tupida colcha y gruesos cojines por lo que mi criada se llevó una sorpresa que aceptó resignada teniendo así que usar sólo el plumero o pasar una balleta humedecida por la madera. Sin decir palabra trás una costosa inclinación se adentraría a mi dormitorio y posteriormente a otras habitaciones de esa planta. Ver a la Mokona blanca desayunar, de igual tamaño a un panecito o una bola de arroz, era divertido teniendo en cuenta la ansiedad y destreza con la que devoraba todos los panecillos rellenos de crema que dispusé en un plato. Además de activos, mis creaciones eran como chiquillos glotones. La infusión reparadora sabía fatal pero me figuré que debido a la filtración de las hierbas. ¿Llegará el día que se inventé una medicina con sabor agradable? Atenuandose el dolor de cabeza, me pondría manos a la obra reuniendo un montón de libros y notas referentes al asunto que debía solucionar y al cúal Yuuko se sentía forzada a reunirse conmigo. Al cobijo del más grueso y hermoso de mis árboles, resultando ser un cerezo de maravillosas y rosadas florecitas en primavera, resoplando me sumergiría en la compleja pero interesante lectura de teorias de diferentes cientificos en relación a otros posibles universos y paradojas temporales pero con respecto a ésta última sólo hallé algo parecido en una novela de ficción, escrita por Mark Twain. Dejando el libro junto al resto me lamenté cerrando los ojos hasta que una familiar esencia rodeó mi tranquilo rincón alterando a la pequeña Soel, que se esforzaba por trepar por la pila de libros dejados a mi derecha. Su frente su arrugó y su cuerpecito comenzó a estremecerse como si presintiese un peligro inevitable. Acariciandola dije:
-No tienes de qué asustarte, Soel, Clow se encargará de que todo vaya bien. -
Creía que su estremecer era debido a la preocupación pero el dueño de esa esencia tán familiar, tán mia por irónico que pareciese, se colocaría frente a mí y hablaría obligandome a dirigir mis ojos hacía él.
-Me duele comprobar que aún continues con tus planes contra mí y mi deber. -Diría con la vista fija en mí. Sus ojos brillaban fieros aunque su ancha frente estuviese ligeramente arrugada suavizando un poco su duras facciones. Era Fei Wang y no vendría por mero aburrimiento pues desde el primer instante en que apareció no parecía tener otra cosa en mente más que realizar mi deseo fallido.
-Pues a mí me duele que no comprendas que si ese deseo falló es porque no debía ser cumplido. -Le repliqué con igual sinceridad. -Y ni se te ocurra preguntar por qué lo pedí pues, en ese momento tomé esa decisión. -Añadí ahorrandonos una pregunta tán enrevesada como su propia respuesta. Fei Wang ya la conocía.
-Supongo, que ahora es cuando te pondrás en pie y pedirás que desaparezca ¿no? -Me espetó con gesto arrogante cruzandose de brazos. -Quiero que te quede claro, Clow, no voy a desaparecer por mucho que lo desees, no hasta que el deseo que originó mi existencia sea cumplido. -
Poniendome en pie cargando conmigo a la pequeña Soel en una mano y los libros en la otra meneando la cabeza antes de levantar la cabeza dedicandole una sonrisa, le respondí:
-¡Oh Fei Wang! Me decepcionas si crees eso... Con que te marches a otro mundo, uno al que puedas hacer tuyo, me contentaré. -
Dicho eso emprendí el regreso al interior de mi mansión. Optando por dedicar mi esfuerzo y animo en la persona a la que esperaba con mayor ilusión dejando los libros en la biblioteca justamente en el hueco que había quedado comencé a preparar una comida digna de reyes. Mi pequeña se quedaría jugando con Kerberus y Yue, que de algún modo se me antojaban como sus hermanos mayores. Sentandome en mi sillón favorito, todo él de terciopelo rojo con alto respaldo esperé con una pícara y malintencionada sonrisa a que Yuuko llegase. Cerrando los ojos escuché cada pequeña perturbación cercana o lejana expectante. Al apreciar unos rapidos pasitos abrí los ojos para coroborar que el pequeño Larg acababa de adentrarse al salón, lo que causó gran gozo en la pequeña Soel sin embargo su apático saludo a Soel me hizo pensar que Larg no se encontraba tán animado con en otras ocasiones.
-Larg, hoy no pareces muy animado. -Le dije y al instante que el pequeño ser negro fijó su atención en mi, añadí a fin de hacerle reir un poquito. -¿Ya ha vuelto Yuuko a gruñirte por ser el vencedor en el desafio de anoche? -
Él negó bruscamente agitando hacía ambos lados todo su esponjoso cuerpecito.
-¡No pero Yuuko es una bruja egoísta! -Sentenció apretando sus puños y cerrando fuertemente sus ojazos de gato. Reí, tuvé que reir porque eso no era nada nuevo pero Larg lo soltó como si fuese un hecho recien descubierto. -¡Yuuko sólo ayuda cuando le da la gana y eso no está mal! -Añadiría en otro grito con su vocecita chillona como sacando toda esa rabia que contenía su pequeño cuerpo negro y redondeado.
Al rato un griterio desesperado se apróximaba, siendo sin duda su realizadora mi sofocada camarada que en pocas zancadas se plantó en mitad del amplío salón con cara de muy pocos amigos. Larg y yo nos miramos como presintiendo al mismo tiempo que nos iba a caer toda su furia sin razón. Yuuko poseía una gran belleza pero esa belleza iba acompañada por un mal genio terrorifico. Sólo Yue, mi guardián lunar tuvo el coraje de exponer en voz alta lo que el resto pensaba.
-Qué mujer más ruidosa. -Anunció levantandose del suelo y cruzandose de brazos, con la mirada fija en ella.
La expresión de fastidio en el rostro de Yuuko fue divertísima. Incapaces de retener las carcajadas, todos excepto mi ángel y mi camarada, reimos hasta más no poder. Su enojo no hizo otra cosa más que crecer pero esmerandose por mantener una calma aparentemente indiferente avanzando hasta la zona en la cúal nos encontrabamos dijo:
-Ya veo que así es como trabajas tú. ¡Durmiendo cómodamente en tu sillón toda la mañana! -
A lo que yo podría haberle narrado todos los eventos trascurridos desde que me levantase al amanecer pero preferí continuar jugando con el chisporroteante fuego.
-¡Oh vamos Yuuko! -Le repliqué mientras me sentaba de una manera más apropiada desplegando una sonrisa de esas que tanto le molestaban viendola detenerse con ambas manos sobre las caderas y los ojos entrecerrados. -Ya sabes que no hay nada mejor que dormir la mona un buen rato para retomar fuerzas despúes de una buena borrachera. -
-¡Pero serás irresponsable! -Me regañó gritando aún más fuerte. Realmente era una mujer sorprendente, con un resacón como el que debía de estar teniendo y no paraba de gritarme toda clase de improperios que yo aguanté maravillado ante tanta enérgia hasta que la pobre Soel salió en mi defensa:
-¡Eso no es verdad! ¡Clow y Soel se despertaron muy temprano esta mañana! -
-¿Es eso verdad o sólo es un intento desesperado de salvar tu pellejo? -Me interrogaría al instante siguiente trás pasar sus ojos de la Mokona blanca a mí desconfiada. Aquello había arruinado mi plan de enfadarla por lo que un pelín molesto le reproché a Soel su ayuda:
-Soel, ¿por qué has tenido que decirlo? -
-¡Oh! ¡Perdona a Soel, Soel no sabía que no podía decirlo! -Exclamó la pequeña Soel bajando la vista como si se sintiese muy arrepentida pero a los pocos instantes despúes frotandose su cabecita con una manita reiría cerrando sus grandes ojos. Larg también empezó a reir y mirandome dijo:
-Yuuko sí que es dormilona. -
Aquello debió de ser para mi camarada el colmo de la humillación por lo que intenté hacerle comprender al pequeño Larg que si ella pasaba más tiempo que yo dormida era porque empleaba la magía más a menudo pero me dió la impresión que eso hirió más su autoestima pues sin decir palabra pero con un brillo fulminante en sus ojos de fuerte castaño que parecían tornarse carmesí al centellear se dirigió hacía el comedor a fin de degustar y criticar mi comida. Recordando el triunfo que fue obsequiarle chocolate en San Valentín le ofrecí un trozo del pastel de chocolate que había preparado para todos mis niños.
-Como de costumbre te has pasado con el tamaño. -Me dijó al contemplar el grueso trozo de pastel que había preparado como postre, todo de delicioso chocolate. -¿Acaso te has propuesto cebarme como a una vaca? -Añadió con intención hiriente como de costumbre.
-Un pajarito me dijo que te gustaba mucho el chocolate. -Le informé haciendome el interesante sin darle importancia a sus malvadas palabras. -Además se me ocurrió que esto te haría más agradable la visita. -Agregé con una amplía sonrisa ladeando un poco la cabeza, sosteniendo mi rostro entre mis manos por la barbilla.
Que mirase a Larg antes de disponerse a comerlo me pareció curioso pero comprensible ya que Soel y Larg compartian muchas cosas entre ellos valiendose de sus capacidades telepáticas. Larg se percató de que era mirado pero continuó con la cabeza gacha hasta salir del comedor. Dentro del cuarto que tenía a modo de despacho, adoptando un aire sereno y centrado antes de tomar mi asiento frente a mi camarada fuí desplegando por la mesa de tamaño mediano todo lo más reciente que había ido tramando y con cuidado acercaría a Yuuko una bebida con la que tentarla pues sabía que ella estaría deseosa de que un buen whisky estuviese en mitad de la mesa.
-Esto es asqueroso. -Me hizo saber sacando la lengua poco después de dar un sorbo a su taza. -¿Qué ha pasado con la excelente colección de licores y vinos que escondes en tu minibar? -Demandó saber maliciosa.
-Oh eso... ¿No se lo ha contado Soel a Larg? Ya no bebo. -Le respondí calmado pero en el fondo expectante ya que sabía que Yuuko no se lo iba a tragar. Chupandome la yema del dedo indice pasaría algunas hojas de mi último cuaderno. -Si no te parece mal, me gustaría continuar explicandote esto. Es muy importante. -Añadí conferiendole prioridad al asunto por el cúal estabamos reunidos en el despacho.
-Cuatrojos mentiroso. -Murmuró ella deshaciendose del resto de la bebida vertiendola apróposito al suelo con una sonrisa retorcida. -Un hábito requiere una necesidad de ser conciente de ello, y tú, precisamente tú, nunca lo has visto como algo de lo que tuvieses que deshacerte, por lo que... ¡Antes de ponernos serios, traéme el mejor Whisky que tengas! -Agregó golpeando la mesa con la taza como hubiese hecho cualquier borracho en una taberna.
-Mira que eres beoda. -Suspiré incapaz de mantener la seriedad por más tiempo -Eso sólo conseguirá que mañana tu resaca sea más desagradable. -Le mencioné arrugando la frente sin dejar de sonreir.
Agitando su mano, me daba a entender que le daba absolutamente igual su salud. Reí suavemente diciendome a mi mismo que era la dama con vicios más masculinos que podía haber conocido y que aún siendo algo inapropiado, me encantaba porque así podiamos beber juntos. Quien tiró de mis ropas no fue otro más que el pequeño Larg, arrodillandome escuche lo que parecía querer decirme.
-¿Podrías convencer a Yuuko para que ayude al último cliente que tuvo? -Me pidió al levantar su carita con grandes y casi llorosos ojos. -Larg ha estado pensando y se le ha ocurrido que si Clow se lo pide a Yuuko, Yuuko a lo mejor lo haría. -
-Bueno, podría intentar hablar de ello con ella. -Le respondí acariciandole sosteniendo con la otra mano la botella de Whisky que sacrifiqué para contentar a Yuuko. La sonrisa de Larg fue tán linda. Asintió y echó a correr de vuelta al salón.
Finalmente de vuelta al despacho sentandome frente a Yuuko me dispusé a hablar sobre el problema que se había formado entre ella y el pequeño Larg, al principio sólo para comprender que les estaba separando pero luego porque desee aportarles algo de ayuda mientras ella encontraba satisfacción en cada sorbo que daba de mi mejor whisky.
-Larg está enfadado con Yuuko porque a Yuuko no le ha dado la gana de ayudar a un mago venido de otro mundo. -Trás un largo suspiro, añadió mirandome fijamente a los ojos. -¿Comprendes o necesitas que te lo dibuje? -
En un principio creí que el alcohol le había afectado demasiado rápido pero recapacitando y guiado por la posibilidad de no ser el único capaz de obrar tál proeza, las veces que uno quisiese, la curiosidad se apoderó de mí. ¿Cómo sería ese mago? ¿De qué extraño mundo vendría? Un montón de dudas nacieron en mi desviando la conversación al extraño cliente del cúal Yuuko, con una borrachera que no tardaría mucho en crecer, se estaba cansando de hablar.
-Sería fantastico conocerle... -Suspiré como lo habría hecho una muchacha fascinada colocando una mano sobre la otra contra mi rostro. ¡Yuuko era tán afortunada de conocer a gente así gracias a la tienda! -Oye Yuuko, ¿me lo presentarías si fuese esta tarde a tu tienda? -Le solicité saber con tono de voz emocionado.
-¡¿Qué?! -Alcanzaría a gritar ella derramandose la bebida alcoholica bajo su barbilla, recorriendo su mentón y cuello hasta llegar a empapar más de lo debido. ¡Ni os imaginais el apuro que pase! Ella limpiandose la boca con el dorso de su mano izquierda mientras sostenía la botella con la derecha, me espetó -¡Ni lo sueñes! ¡Tienes cosas más importantes que hacer que sociabilizar con mis clientes! ¡Además dudo que vaya a ser tán idiota de volver! -
-¿Estás segura? -Me sentí impúlsado a inquirirle, naciendo una traviesa sonrisa. -Si mal no recuerdo, la tienda atrae a gente con un gran deseo por realizar. Si ese deseo todavía no se ha realizado, ¿quién puede asegurarte que la tienda lo perciba y lo vuelva a acoger a fin de que sea realizado? -Le recordé satisfecho y feliz de retener información así de valiosa.
Yuuko pareció haberse quedado sin oportunidad de replicar o protestar para su frustración pues abrió la boca pero no salió palabra alguna lo que originó que cerrase los ojos con fuerza mientras apretaba los dientes pues odiaba darme la razón. Sin embargo trás otro largo y definitivo trago a la botella acaparada de Whisky algo para usar contra mí llego a su cabeza pues alzando sin previo aviso el brazo cuya mano sostenía la botella señalandome con ésta soltó:
-¡Muy bien! Digamos que tienes razón y vuelve a aparecer por la tienda y hago realidad su deseo, ¿cómo lo hago? Resultando ser su deseo salvar la magia de su mundo. -
Fue como recibir un contundente e inesperado porrazo por la espalda. Me desconcierto e incomprensión se debió de ver muy claramente pues abandonando su asiento con un vigor renovado y una amplía sonrisa en sus labios aún poseedores de un fuerte tono rojo se alejó en busca del pequeño Larg para poner punto y final a todo el asunto.
-¡Espera! -Exclamaría yo siguiendola todo lo veloz que pude. -¡¿No te gustaría hablar más sobre ello conmigo?! -Le pregunté casi jadeante corriendo detrás de ella pero me llevaba bastante ventaja, por lo que cuando llegué hasta el último lugar por el que había oido sus pasos, ya habría abandonado todo el lugar teletrasportandose.
Un largo suspiro salió de mi boca mientras dejaba mi cabeza caer cansado y derrotado. Conociendola no debía conferirle una exagerada importancia, habría formulado esa pregunta para luego irse dejandome con la boca abierta más me casi creí atisbar en su voz inseguridad. Chascando la lengua al levantar la cabeza me dije que no sería nada que ella, la poderosa bruja de las dimensiones no pudiese solucionar. Caminando hacía el gran salón para reunirme con mis guardianes y Soel encogiendome de hombros me mentalicé para una monotona tarde. Los días siguientes no fueron nada del otro mundo, trabajo e ingenuosa intrucción para Soel, la cúal tendría que ir desplegando y controlando el incontable poder que albergaba desarrollando diversas habilidades como la capacidad de sentir auras poderosas, teletrasportar objetos y personas o viajar por diferentes mundos pero al cabo de un tiempo sin recibir una nueva visita de Yuuko y Larg me preocupé.
-Soel, ¿no te parece extraño que Yuuko no haya venido en todo este tiempo? -Le comentaría pensativo mirando a la pequeña Soel desde mi sillón levantarse de un salto del suelo para mirarme sosteniendo entre sus manitas un lapiz poco más alto que ella misma.
-¡Preguntemosle a Larg! -Me propusó ella ladeando sútilmente su cabecita y cuerpo blanco. Instantaneamente cerrando sus ojos comenzó a despedir una suave luminosidad, estaba concentrada en contactar mentalmente con su compañero. Pasado un rato, Soel pestañearía desvaneciendose su luminosidad y con una vocecita llorosa anunciaría. -¡Larg dice que Yuuko está muerta! -
Aún teniendo en cuenta lo que deseé reteniendo a Yuuko de algún modo inexplicable y que va contra toda ley natural, oir que Yuuko estaba muerta como en aquella ocasión me aceleró el pulso y violentamente me pusé en pie concentrando todo mi poder para desplazarme hasta dónde ella estaba. Los desgarradores llantos de las ayudantes de Yuuko guiandome hasta su dormitorio a toda prisa me indicó que todos se habían convencido de que Yuuko ya no estaba entre los vivos.
-¡Mago Clow! -Sollozaba Maru agarranda a mi brazo derecho.
-¡Mago Clow! -Sollozaba igual de intensamente Moro aferrada a mi brazo izquierdo.
Ante la puerta corrediza entreabierta, tragué saliva como en aquella ocasión y echandole valor entré tirandome al suelo y avanzando hasta ella arrodillado. Su cuerpo bajo las sabanas que la cubrían parecía no perder la luz que lo envolvía. Sus ojos estaban relajadamente cerrados y para mi alivio su pulso era estable más para mi confusión al pasar mi mano por su rostro, éste estaba caliente como si unas altas fiebres la poseyesen. No era fiebre, de eso estaba seguro pues Yuuko se estaría estremeciendo sudorosa entre suspiros. El pequeño Larg, que no se apartaba de ella, se incorporaría un poco para asegurar que estaba allí realmente y que su emborronada visión no le engañaba. Asentí con una frágil sonrisa y girando la cabeza hacía las aflijadas niñas trás la puerta comencé a poner algo de estabilidad en el lugar. Durante el tiempo que me quedé cuidando de ellos y de Yuuko, la tienda estuvo temporalmente cerrada, creando un nuevo sello magico que nos garantizase eso con la ayuda de la carta Candado. Sólo Soel y Larg se encargaban de traer las provisiones que les encomendaba.
-¡Perdona a Larg Yuuko! ¡Larg no sabía que ese deseo era tán grande! -Fue lo primero que le diría el pobre Larg a Yuuko el día que ésta por fin despertó de su particular letargo llorando con una angustia y una culpabilidad que golpeaban su pequeño cuerpo y corazón.
Yuuko movería sus ojos de Mokona a Mokona, luego irían hacía Moro y Maru parandose en mí, el único que parecía desentonar en la habitación sentado a su lado con una sonrisa esperanzadora en el rostro.
-¿Qué demonios haces tú aquí? Cuatrojos. -Fueron sus hostiles palabras entrecerrando los ojos mientras apartaba la mano con la que pretendía acariciar su rostro. Más que nada para comprobar que su piel había recuperado una temperatura normal.
-¿No es obvio? -Le respondí orgulloso. -Como al cabo de una semana no regresabas en tí, Larg se preocupó muchísimo porque generalmente ese es el tiempo que tardas en recuperarte trás cumplir un deseo difícil, se lo comentó a Soel y ella llorando desesperadamente me lo contó a mí, lo que me valió de excusa para estar a tu lado cuidandote. -Le retrasmití retocando algún que otro detalle.
-Cuando esté mejor, te vas a enterar, mago degenerado. -Me advirtió al breve instante de separar mis labios de los suyos trás ese corto momento en que le robé un beso encontrandola tán encantadora recien salida de un sueño, sin comprender cúan preocupados nos había tenido a todos.
Los personajes que aparezcan de xxxHolic o CCS no son mios, son creación exclusiva de CLAMP
Los personajes que aparezcan de Slayers son creación exclusiva de Hajime Kanzaka
El resto sí puede que sean mios excepto Fei Wang LOL
Contada en primera persona ^^
Espero que os guste. Probablemente muchas cosas os costarán de entender pero eso es porque es un crossover. De todas maneras está contado desde el punto de vista de Yuuko, Clow y posteriormente Watanuki también, con que tranquilos ^^
"Una vez que hayas decidido algo, no lo puedes resentir" Clow Reed - Personaje relevanta del manga/anime de CardCaptor Sakura
FanFic Crossover
CLAMP - Welcome To Hell
El mago más poderoso del mundo
A pesar de ser plenamente consciente de que esa mañana no me encontraría igual de vital y despejado como otras mañana trás una duelo interminable entre Yuuko y yo a fin de comprobar infaltil e innecasariamente, cúal de los dos bebía y aguantaba más cantidad de alcohol saqué todas las fuerzas que pudé y me levanté bien temprano pues no era mi estilo quedarme hasta bien entrada la hora de comer. ¡Luego tendría un espacio de tiempo muy limitado para satisfacer el exquisito y amplio apetito de mi camarada! Desde que mi fiel y buena Sayumi había comenzado a entrar en el declive físico que daba la considerable edad cercana a los cien años me tomé muy enserio en limitar sus labores como sirvienta aunque ella continuaba empeñandose y esforzandose en cumplir con su deber por completo. Habiendo echado hacía un lado las sabanas y mantas que nos habían cubierto a la pequeña Soel y a mí durante toda la noche, suspiré al contemplar a la dormida Soel agitandose suavemente al sentir la ausencia de mantas sobre su redondito cuerpo. Arrugando la frente me debatí en despertarla o dejarla dormir hasta que se despertase por sí misma. Abriendo sus grandes y fascinadores ojos sin previo aviso, la pequeña exclamaría:
-¡Si Clow se levanta ya, Soel también! -
¡Dios! Su aguda vocecita fue como el golpear de grandes y viejas campanas de cualquier catedral. Sin darme cuenta la mano que mantenía cercana a Soel fue dirigida y colocada sobre mi sien mientras mi frente se arrugaba un poco más y mis mandibulas se tensaban ligeramente. La pobre Soel poniendose rápidamente depie se llevaría sus manitas a la boca y musitaría, muy bajito:
-Perdona a Soel, Soel no se acordaba de que despúes de beber Clow tiene resaca. -
-No importa, sólo procura no alzar mucho la voz. -Le respondería yo esbozando una frágil sonrisa La pobre mia asintió aún con sus manitas colocadas sobre su boca. -Por favor, Soel, no olvides decirle a Yue y a Kerberus que no alboroten también. -Añadí antes de ver como ésta caminaba hacía el final de la cama para saltar a la mesita de noche.
Siendo de la misma altura, más o menos, que la lampara que tenía en mitad de la lisa superficie de madera bajo un tapete blanco, la pequeña Soel se entretenía apagando y enciendola susurrando Luz, no hay luz como un niño fascinado con un acontecimiento tán sencillo y normal para el resto pero nada más oir como el espacioso armario que disponía era abierto, toda su atención iba dirigida a mí sentandose sobre el soporte plateado de la lampara. La gema que tenía incrustada en la parte de su carita que sería la frente brillaba de un rojo intenso identica a la que tenía la criatura cuya imagen y poderes traté de copiar o adaptar junto a Yuuko. Cada vez que presentía o preveía que mi camarada iba a reunirse conmigo escogía el traje oriental que ésta me regalase un Día Blanco siendo ese uno de los pocos obsequios que materiales que me ha hecho esta inusual hechicera. La pequeña Soel aplaudiría con ojos iluminados, le encantaba verme vestido así, todo de blanco como ella con algún que otro detalle de brillante azul más el añadido de caprichosos estampados, siendo la figura de una media luna el más elaborado.
-¡Clow está perfecto! -Se le escaparía anunciar en una estridente exclamación al salir del cambiador plegado a un lado no muy lejano del armario con telas repletas de dibujos representativos de flores y grullas como el primero que ví en la residencia del clan Li.
Agachandome para que Soel pudiese lanzarse y acoplarse a uno de mis hombros, alcé una ceja trás hallar y colocarme las gafas y dar una forma más definida a mi animada compañera. Dandome aires de divo le comenté que entre los personajes celébres de Inglaterra no sólo era considerado poderoso y encantador sino que también muchas damas y algún que otro caballero habían reconocido mi atractivo. Soel pestañearía y diría:
-Como Yuuko... Aquí en Japón. -
-Más me temo que no es lo mismo, Soel, ella se ganó una fama un tanto injusta al contrario que yo pues todo el mundo la ha temido a pesar de haber acudido a ella en alguna que otra ocasión. -Le aclaré pensativo como rememorando algunas de las cosas que la gente me dijo sobre ella a modo de advertencia. -Pero si te refieres a belleza y poder, sí, somos bastante parecidos. -Añadí rápidamente a fin de que la pequeña Soel no se entristeciese.
Al salir del dormitorio, todo lo más costoso de realizar para Sayumi habría sido hecho por mí como alisar las sabanas y mantas para después posicionar sobre ellas la tupida colcha y gruesos cojines por lo que mi criada se llevó una sorpresa que aceptó resignada teniendo así que usar sólo el plumero o pasar una balleta humedecida por la madera. Sin decir palabra trás una costosa inclinación se adentraría a mi dormitorio y posteriormente a otras habitaciones de esa planta. Ver a la Mokona blanca desayunar, de igual tamaño a un panecito o una bola de arroz, era divertido teniendo en cuenta la ansiedad y destreza con la que devoraba todos los panecillos rellenos de crema que dispusé en un plato. Además de activos, mis creaciones eran como chiquillos glotones. La infusión reparadora sabía fatal pero me figuré que debido a la filtración de las hierbas. ¿Llegará el día que se inventé una medicina con sabor agradable? Atenuandose el dolor de cabeza, me pondría manos a la obra reuniendo un montón de libros y notas referentes al asunto que debía solucionar y al cúal Yuuko se sentía forzada a reunirse conmigo. Al cobijo del más grueso y hermoso de mis árboles, resultando ser un cerezo de maravillosas y rosadas florecitas en primavera, resoplando me sumergiría en la compleja pero interesante lectura de teorias de diferentes cientificos en relación a otros posibles universos y paradojas temporales pero con respecto a ésta última sólo hallé algo parecido en una novela de ficción, escrita por Mark Twain. Dejando el libro junto al resto me lamenté cerrando los ojos hasta que una familiar esencia rodeó mi tranquilo rincón alterando a la pequeña Soel, que se esforzaba por trepar por la pila de libros dejados a mi derecha. Su frente su arrugó y su cuerpecito comenzó a estremecerse como si presintiese un peligro inevitable. Acariciandola dije:
-No tienes de qué asustarte, Soel, Clow se encargará de que todo vaya bien. -
Creía que su estremecer era debido a la preocupación pero el dueño de esa esencia tán familiar, tán mia por irónico que pareciese, se colocaría frente a mí y hablaría obligandome a dirigir mis ojos hacía él.
-Me duele comprobar que aún continues con tus planes contra mí y mi deber. -Diría con la vista fija en mí. Sus ojos brillaban fieros aunque su ancha frente estuviese ligeramente arrugada suavizando un poco su duras facciones. Era Fei Wang y no vendría por mero aburrimiento pues desde el primer instante en que apareció no parecía tener otra cosa en mente más que realizar mi deseo fallido.
-Pues a mí me duele que no comprendas que si ese deseo falló es porque no debía ser cumplido. -Le repliqué con igual sinceridad. -Y ni se te ocurra preguntar por qué lo pedí pues, en ese momento tomé esa decisión. -Añadí ahorrandonos una pregunta tán enrevesada como su propia respuesta. Fei Wang ya la conocía.
-Supongo, que ahora es cuando te pondrás en pie y pedirás que desaparezca ¿no? -Me espetó con gesto arrogante cruzandose de brazos. -Quiero que te quede claro, Clow, no voy a desaparecer por mucho que lo desees, no hasta que el deseo que originó mi existencia sea cumplido. -
Poniendome en pie cargando conmigo a la pequeña Soel en una mano y los libros en la otra meneando la cabeza antes de levantar la cabeza dedicandole una sonrisa, le respondí:
-¡Oh Fei Wang! Me decepcionas si crees eso... Con que te marches a otro mundo, uno al que puedas hacer tuyo, me contentaré. -
Dicho eso emprendí el regreso al interior de mi mansión. Optando por dedicar mi esfuerzo y animo en la persona a la que esperaba con mayor ilusión dejando los libros en la biblioteca justamente en el hueco que había quedado comencé a preparar una comida digna de reyes. Mi pequeña se quedaría jugando con Kerberus y Yue, que de algún modo se me antojaban como sus hermanos mayores. Sentandome en mi sillón favorito, todo él de terciopelo rojo con alto respaldo esperé con una pícara y malintencionada sonrisa a que Yuuko llegase. Cerrando los ojos escuché cada pequeña perturbación cercana o lejana expectante. Al apreciar unos rapidos pasitos abrí los ojos para coroborar que el pequeño Larg acababa de adentrarse al salón, lo que causó gran gozo en la pequeña Soel sin embargo su apático saludo a Soel me hizo pensar que Larg no se encontraba tán animado con en otras ocasiones.
-Larg, hoy no pareces muy animado. -Le dije y al instante que el pequeño ser negro fijó su atención en mi, añadí a fin de hacerle reir un poquito. -¿Ya ha vuelto Yuuko a gruñirte por ser el vencedor en el desafio de anoche? -
Él negó bruscamente agitando hacía ambos lados todo su esponjoso cuerpecito.
-¡No pero Yuuko es una bruja egoísta! -Sentenció apretando sus puños y cerrando fuertemente sus ojazos de gato. Reí, tuvé que reir porque eso no era nada nuevo pero Larg lo soltó como si fuese un hecho recien descubierto. -¡Yuuko sólo ayuda cuando le da la gana y eso no está mal! -Añadiría en otro grito con su vocecita chillona como sacando toda esa rabia que contenía su pequeño cuerpo negro y redondeado.
Al rato un griterio desesperado se apróximaba, siendo sin duda su realizadora mi sofocada camarada que en pocas zancadas se plantó en mitad del amplío salón con cara de muy pocos amigos. Larg y yo nos miramos como presintiendo al mismo tiempo que nos iba a caer toda su furia sin razón. Yuuko poseía una gran belleza pero esa belleza iba acompañada por un mal genio terrorifico. Sólo Yue, mi guardián lunar tuvo el coraje de exponer en voz alta lo que el resto pensaba.
-Qué mujer más ruidosa. -Anunció levantandose del suelo y cruzandose de brazos, con la mirada fija en ella.
La expresión de fastidio en el rostro de Yuuko fue divertísima. Incapaces de retener las carcajadas, todos excepto mi ángel y mi camarada, reimos hasta más no poder. Su enojo no hizo otra cosa más que crecer pero esmerandose por mantener una calma aparentemente indiferente avanzando hasta la zona en la cúal nos encontrabamos dijo:
-Ya veo que así es como trabajas tú. ¡Durmiendo cómodamente en tu sillón toda la mañana! -
A lo que yo podría haberle narrado todos los eventos trascurridos desde que me levantase al amanecer pero preferí continuar jugando con el chisporroteante fuego.
-¡Oh vamos Yuuko! -Le repliqué mientras me sentaba de una manera más apropiada desplegando una sonrisa de esas que tanto le molestaban viendola detenerse con ambas manos sobre las caderas y los ojos entrecerrados. -Ya sabes que no hay nada mejor que dormir la mona un buen rato para retomar fuerzas despúes de una buena borrachera. -
-¡Pero serás irresponsable! -Me regañó gritando aún más fuerte. Realmente era una mujer sorprendente, con un resacón como el que debía de estar teniendo y no paraba de gritarme toda clase de improperios que yo aguanté maravillado ante tanta enérgia hasta que la pobre Soel salió en mi defensa:
-¡Eso no es verdad! ¡Clow y Soel se despertaron muy temprano esta mañana! -
-¿Es eso verdad o sólo es un intento desesperado de salvar tu pellejo? -Me interrogaría al instante siguiente trás pasar sus ojos de la Mokona blanca a mí desconfiada. Aquello había arruinado mi plan de enfadarla por lo que un pelín molesto le reproché a Soel su ayuda:
-Soel, ¿por qué has tenido que decirlo? -
-¡Oh! ¡Perdona a Soel, Soel no sabía que no podía decirlo! -Exclamó la pequeña Soel bajando la vista como si se sintiese muy arrepentida pero a los pocos instantes despúes frotandose su cabecita con una manita reiría cerrando sus grandes ojos. Larg también empezó a reir y mirandome dijo:
-Yuuko sí que es dormilona. -
Aquello debió de ser para mi camarada el colmo de la humillación por lo que intenté hacerle comprender al pequeño Larg que si ella pasaba más tiempo que yo dormida era porque empleaba la magía más a menudo pero me dió la impresión que eso hirió más su autoestima pues sin decir palabra pero con un brillo fulminante en sus ojos de fuerte castaño que parecían tornarse carmesí al centellear se dirigió hacía el comedor a fin de degustar y criticar mi comida. Recordando el triunfo que fue obsequiarle chocolate en San Valentín le ofrecí un trozo del pastel de chocolate que había preparado para todos mis niños.
-Como de costumbre te has pasado con el tamaño. -Me dijó al contemplar el grueso trozo de pastel que había preparado como postre, todo de delicioso chocolate. -¿Acaso te has propuesto cebarme como a una vaca? -Añadió con intención hiriente como de costumbre.
-Un pajarito me dijo que te gustaba mucho el chocolate. -Le informé haciendome el interesante sin darle importancia a sus malvadas palabras. -Además se me ocurrió que esto te haría más agradable la visita. -Agregé con una amplía sonrisa ladeando un poco la cabeza, sosteniendo mi rostro entre mis manos por la barbilla.
Que mirase a Larg antes de disponerse a comerlo me pareció curioso pero comprensible ya que Soel y Larg compartian muchas cosas entre ellos valiendose de sus capacidades telepáticas. Larg se percató de que era mirado pero continuó con la cabeza gacha hasta salir del comedor. Dentro del cuarto que tenía a modo de despacho, adoptando un aire sereno y centrado antes de tomar mi asiento frente a mi camarada fuí desplegando por la mesa de tamaño mediano todo lo más reciente que había ido tramando y con cuidado acercaría a Yuuko una bebida con la que tentarla pues sabía que ella estaría deseosa de que un buen whisky estuviese en mitad de la mesa.
-Esto es asqueroso. -Me hizo saber sacando la lengua poco después de dar un sorbo a su taza. -¿Qué ha pasado con la excelente colección de licores y vinos que escondes en tu minibar? -Demandó saber maliciosa.
-Oh eso... ¿No se lo ha contado Soel a Larg? Ya no bebo. -Le respondí calmado pero en el fondo expectante ya que sabía que Yuuko no se lo iba a tragar. Chupandome la yema del dedo indice pasaría algunas hojas de mi último cuaderno. -Si no te parece mal, me gustaría continuar explicandote esto. Es muy importante. -Añadí conferiendole prioridad al asunto por el cúal estabamos reunidos en el despacho.
-Cuatrojos mentiroso. -Murmuró ella deshaciendose del resto de la bebida vertiendola apróposito al suelo con una sonrisa retorcida. -Un hábito requiere una necesidad de ser conciente de ello, y tú, precisamente tú, nunca lo has visto como algo de lo que tuvieses que deshacerte, por lo que... ¡Antes de ponernos serios, traéme el mejor Whisky que tengas! -Agregó golpeando la mesa con la taza como hubiese hecho cualquier borracho en una taberna.
-Mira que eres beoda. -Suspiré incapaz de mantener la seriedad por más tiempo -Eso sólo conseguirá que mañana tu resaca sea más desagradable. -Le mencioné arrugando la frente sin dejar de sonreir.
Agitando su mano, me daba a entender que le daba absolutamente igual su salud. Reí suavemente diciendome a mi mismo que era la dama con vicios más masculinos que podía haber conocido y que aún siendo algo inapropiado, me encantaba porque así podiamos beber juntos. Quien tiró de mis ropas no fue otro más que el pequeño Larg, arrodillandome escuche lo que parecía querer decirme.
-¿Podrías convencer a Yuuko para que ayude al último cliente que tuvo? -Me pidió al levantar su carita con grandes y casi llorosos ojos. -Larg ha estado pensando y se le ha ocurrido que si Clow se lo pide a Yuuko, Yuuko a lo mejor lo haría. -
-Bueno, podría intentar hablar de ello con ella. -Le respondí acariciandole sosteniendo con la otra mano la botella de Whisky que sacrifiqué para contentar a Yuuko. La sonrisa de Larg fue tán linda. Asintió y echó a correr de vuelta al salón.
Finalmente de vuelta al despacho sentandome frente a Yuuko me dispusé a hablar sobre el problema que se había formado entre ella y el pequeño Larg, al principio sólo para comprender que les estaba separando pero luego porque desee aportarles algo de ayuda mientras ella encontraba satisfacción en cada sorbo que daba de mi mejor whisky.
-Larg está enfadado con Yuuko porque a Yuuko no le ha dado la gana de ayudar a un mago venido de otro mundo. -Trás un largo suspiro, añadió mirandome fijamente a los ojos. -¿Comprendes o necesitas que te lo dibuje? -
En un principio creí que el alcohol le había afectado demasiado rápido pero recapacitando y guiado por la posibilidad de no ser el único capaz de obrar tál proeza, las veces que uno quisiese, la curiosidad se apoderó de mí. ¿Cómo sería ese mago? ¿De qué extraño mundo vendría? Un montón de dudas nacieron en mi desviando la conversación al extraño cliente del cúal Yuuko, con una borrachera que no tardaría mucho en crecer, se estaba cansando de hablar.
-Sería fantastico conocerle... -Suspiré como lo habría hecho una muchacha fascinada colocando una mano sobre la otra contra mi rostro. ¡Yuuko era tán afortunada de conocer a gente así gracias a la tienda! -Oye Yuuko, ¿me lo presentarías si fuese esta tarde a tu tienda? -Le solicité saber con tono de voz emocionado.
-¡¿Qué?! -Alcanzaría a gritar ella derramandose la bebida alcoholica bajo su barbilla, recorriendo su mentón y cuello hasta llegar a empapar más de lo debido. ¡Ni os imaginais el apuro que pase! Ella limpiandose la boca con el dorso de su mano izquierda mientras sostenía la botella con la derecha, me espetó -¡Ni lo sueñes! ¡Tienes cosas más importantes que hacer que sociabilizar con mis clientes! ¡Además dudo que vaya a ser tán idiota de volver! -
-¿Estás segura? -Me sentí impúlsado a inquirirle, naciendo una traviesa sonrisa. -Si mal no recuerdo, la tienda atrae a gente con un gran deseo por realizar. Si ese deseo todavía no se ha realizado, ¿quién puede asegurarte que la tienda lo perciba y lo vuelva a acoger a fin de que sea realizado? -Le recordé satisfecho y feliz de retener información así de valiosa.
Yuuko pareció haberse quedado sin oportunidad de replicar o protestar para su frustración pues abrió la boca pero no salió palabra alguna lo que originó que cerrase los ojos con fuerza mientras apretaba los dientes pues odiaba darme la razón. Sin embargo trás otro largo y definitivo trago a la botella acaparada de Whisky algo para usar contra mí llego a su cabeza pues alzando sin previo aviso el brazo cuya mano sostenía la botella señalandome con ésta soltó:
-¡Muy bien! Digamos que tienes razón y vuelve a aparecer por la tienda y hago realidad su deseo, ¿cómo lo hago? Resultando ser su deseo salvar la magia de su mundo. -
Fue como recibir un contundente e inesperado porrazo por la espalda. Me desconcierto e incomprensión se debió de ver muy claramente pues abandonando su asiento con un vigor renovado y una amplía sonrisa en sus labios aún poseedores de un fuerte tono rojo se alejó en busca del pequeño Larg para poner punto y final a todo el asunto.
-¡Espera! -Exclamaría yo siguiendola todo lo veloz que pude. -¡¿No te gustaría hablar más sobre ello conmigo?! -Le pregunté casi jadeante corriendo detrás de ella pero me llevaba bastante ventaja, por lo que cuando llegué hasta el último lugar por el que había oido sus pasos, ya habría abandonado todo el lugar teletrasportandose.
Un largo suspiro salió de mi boca mientras dejaba mi cabeza caer cansado y derrotado. Conociendola no debía conferirle una exagerada importancia, habría formulado esa pregunta para luego irse dejandome con la boca abierta más me casi creí atisbar en su voz inseguridad. Chascando la lengua al levantar la cabeza me dije que no sería nada que ella, la poderosa bruja de las dimensiones no pudiese solucionar. Caminando hacía el gran salón para reunirme con mis guardianes y Soel encogiendome de hombros me mentalicé para una monotona tarde. Los días siguientes no fueron nada del otro mundo, trabajo e ingenuosa intrucción para Soel, la cúal tendría que ir desplegando y controlando el incontable poder que albergaba desarrollando diversas habilidades como la capacidad de sentir auras poderosas, teletrasportar objetos y personas o viajar por diferentes mundos pero al cabo de un tiempo sin recibir una nueva visita de Yuuko y Larg me preocupé.
-Soel, ¿no te parece extraño que Yuuko no haya venido en todo este tiempo? -Le comentaría pensativo mirando a la pequeña Soel desde mi sillón levantarse de un salto del suelo para mirarme sosteniendo entre sus manitas un lapiz poco más alto que ella misma.
-¡Preguntemosle a Larg! -Me propusó ella ladeando sútilmente su cabecita y cuerpo blanco. Instantaneamente cerrando sus ojos comenzó a despedir una suave luminosidad, estaba concentrada en contactar mentalmente con su compañero. Pasado un rato, Soel pestañearía desvaneciendose su luminosidad y con una vocecita llorosa anunciaría. -¡Larg dice que Yuuko está muerta! -
Aún teniendo en cuenta lo que deseé reteniendo a Yuuko de algún modo inexplicable y que va contra toda ley natural, oir que Yuuko estaba muerta como en aquella ocasión me aceleró el pulso y violentamente me pusé en pie concentrando todo mi poder para desplazarme hasta dónde ella estaba. Los desgarradores llantos de las ayudantes de Yuuko guiandome hasta su dormitorio a toda prisa me indicó que todos se habían convencido de que Yuuko ya no estaba entre los vivos.
-¡Mago Clow! -Sollozaba Maru agarranda a mi brazo derecho.
-¡Mago Clow! -Sollozaba igual de intensamente Moro aferrada a mi brazo izquierdo.
Ante la puerta corrediza entreabierta, tragué saliva como en aquella ocasión y echandole valor entré tirandome al suelo y avanzando hasta ella arrodillado. Su cuerpo bajo las sabanas que la cubrían parecía no perder la luz que lo envolvía. Sus ojos estaban relajadamente cerrados y para mi alivio su pulso era estable más para mi confusión al pasar mi mano por su rostro, éste estaba caliente como si unas altas fiebres la poseyesen. No era fiebre, de eso estaba seguro pues Yuuko se estaría estremeciendo sudorosa entre suspiros. El pequeño Larg, que no se apartaba de ella, se incorporaría un poco para asegurar que estaba allí realmente y que su emborronada visión no le engañaba. Asentí con una frágil sonrisa y girando la cabeza hacía las aflijadas niñas trás la puerta comencé a poner algo de estabilidad en el lugar. Durante el tiempo que me quedé cuidando de ellos y de Yuuko, la tienda estuvo temporalmente cerrada, creando un nuevo sello magico que nos garantizase eso con la ayuda de la carta Candado. Sólo Soel y Larg se encargaban de traer las provisiones que les encomendaba.
-¡Perdona a Larg Yuuko! ¡Larg no sabía que ese deseo era tán grande! -Fue lo primero que le diría el pobre Larg a Yuuko el día que ésta por fin despertó de su particular letargo llorando con una angustia y una culpabilidad que golpeaban su pequeño cuerpo y corazón.
Yuuko movería sus ojos de Mokona a Mokona, luego irían hacía Moro y Maru parandose en mí, el único que parecía desentonar en la habitación sentado a su lado con una sonrisa esperanzadora en el rostro.
-¿Qué demonios haces tú aquí? Cuatrojos. -Fueron sus hostiles palabras entrecerrando los ojos mientras apartaba la mano con la que pretendía acariciar su rostro. Más que nada para comprobar que su piel había recuperado una temperatura normal.
-¿No es obvio? -Le respondí orgulloso. -Como al cabo de una semana no regresabas en tí, Larg se preocupó muchísimo porque generalmente ese es el tiempo que tardas en recuperarte trás cumplir un deseo difícil, se lo comentó a Soel y ella llorando desesperadamente me lo contó a mí, lo que me valió de excusa para estar a tu lado cuidandote. -Le retrasmití retocando algún que otro detalle.
-Cuando esté mejor, te vas a enterar, mago degenerado. -Me advirtió al breve instante de separar mis labios de los suyos trás ese corto momento en que le robé un beso encontrandola tán encantadora recien salida de un sueño, sin comprender cúan preocupados nos había tenido a todos.
FanFic Los amores del Mago (Capítulo extra)
El hijo del Clow y la Yuuko de esa realidad alternativa o adversa de la que me pusé un día a pensar con sus hijos gemelos XD Espero que os guste ^^
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP, son obviamente, creación exclusiva de CLAMP (Excepto aquellos cuyo nombre no identifiqueis)
Esta es una historia aparte dentro del FanFic, que he añadido a modo de regalo para todos aquellos/as que hayais ido leyendo este FanFic ^^
¡ADVERTENCIA! Se situa en una realidad alternativa o adversa, en la cúal Clow Reed y Yuuko Ichihara no temen admitir sus sentimientos hacía el otro ^^ (Un pcoo CROSSOVER también es)
FanFic ClAMP - CCS
El mago y su otra realidad
-Clow, ¿se puede saber por qué he despertado aprisionada por un sínfin de flores? -Preguntaría una hermosa y estilizada dama de oscuros y largos cabellos a juego con su elegante y provocador kimono nada más abrir las grandes puertas que daban al extenso jardín que la residencia Reed poseía en Tomoeda lanzandose sus enigmaticos y languidos ojos color castaño pero de fulgor carmesí hacía su amado, que se encontraba sentado a la sombra de su árbol favorito, un alto y florido cerezo. -¡Casi muero asfixiada! -Agregó dandole mayor exageración a lo ocurrido habiendo llegado hasta el sonriente y tranquilo mago.
-Sin embargo aquí sigues. -Observó Clow sin apartar la mirada del grueso libro que sostenía entre sus claras y firmes manos de alargados dedos. -Y por lo que oigo, llena de vitalidad, como siempre. ¿Significa esa pregunta que no te ha gustado mi regalo? -Añadió meditabundo, fingiendo desolación.
La hermosa dama pusó los ojos en blanco parada ante el particular pero romantico mago antes de descruzar sus brazos para colocar uno de ellos en su cadera mientras dejaba ligeramente flexionado el otro y replicarle:
-¿Regalo? Resulta que ni hoy es el día de mi cumpleaños ni estamos en el mes en que cae. -
-Lo sé y por eso me tomo la libertad de hacerte regalos cuando menos te lo esperas como el de esta mañana. -Le expondría entonces Clow afable alzando colocando una pequeña y aplastada flor rosada de cerezo a modo de marcapaginas pues sabía que su amada y temperamental bruja de las dimensiones no le dejaría ni un instante más para concluir su lectura. -Bien pensado, haberte dejado cerca un buen vino hubiese sido mejor idea. -La provocó mientras se ponía en pie quedando ambos hechiceros a igual altura ya que tanto ella como él era bastante altos.
-¡Exacto! -Sentenció Yuuko señalandole mientras levantaba una ceja. -Por tu torpeza, querido cuatrojos, tendrás que prepararme una fastuosa cena acompañada del mejor vino que tengas. -
-¿Sabes? Cuando te pones así, eres mil veces peor que la madrastra de Cenicienta. -Le comentaría Clow risueño. Le encantaba la tirania de la que hacía gala su amada como contrataque a sus bromas y sorpresitas romanticas. Hechas muy conscientemente de lo poco que le agradaba a Yuuko esas cosas. Habiendo echado a andar para adentrarse a la majestuosa mansión nuevamente, la bruja agitando la mano como si espantase moscas imaginarias, diría:
-¡Deja de quejarte y dirijamonos a la tienda! -
Envestidos con sus ropas más apropiadas y carismaticas, la bruja y el mago se trasladaron de la mansión a la tienda de los deseos uniendo su magia. Los guardianes del mago Clow se quedarían al cuidado de la mansión Reed hasta el retorno de sus verdaderos dueños. Moro y Maru les estarían esperando impacientes sentadas en mitad de un largo pasillo de madera con sus manos sosteniendo sus aniñados rostros. A veces los clientes eran atendidos y satisfacidos por Yuuko y otras veces era Clow el encargado pero siempre fuese cúal fuese el que tomaba el mando, el otro le contradecía y se entrometía lo finalizaba en un trabajo ejercido por ambos hechiceros. Era un negocio prospero y entretenido. Estando Clow ordenando el amplío almacen que poseía la tienda repleto de tesoros otorgados por los clientes como pago, pues estaba claro quien de los dos hechiceros se esmeraba en dar una imagen impoluta y correcta a la hora de trabajar, Moro y Maru irrumpirían en mitad de todo el silencio y el espacio que albergaba esa habitación en cuyas paredes había mil estanterias de madera para indicarle, a su manera, lo que Yuuko deseaba.
-¡Clow-San tiene que irse ya! -Gritaría Moro, siendo ella el ser con apariencia de niña con los cabellos más cortos y ondulantes hacía su cara con dos pequeños moños atados por largas cintas a juego con su vestido.
-¡Clow-san puede irse ya! -Soltaría la otra, dueña de unas largas coletas que caían a su derecha y a su izquierda, siendo la llamada Maru.
Lleno de paciencia, dedicando a ambos seres, una encantadora sonrisa, el mago respondió;
-Está bien, Moro, Maru, en cuanto acabé de colocar esto último, vuelvo a casa. -
Pero la femenina voz que le gritó forzando a que alzase el cuello bruscamente le ordenó:
-¡De eso nada! ¡Mañana tendrás tiempo para terminar de ordenarlo! ¡Mi cena en cambio ha de ser hecha cuanto antes conque ya puedes ir corriendo a hacerla! -
Moro y Maru reirían sin parar ante la expresión de fingido fastidio que pusó Clow antes de levantarse y encaminarse, sorteando con cuidado los objetos que aún quedaban por agrupar en las estanterias, hasta la puerta. Parandose ante su inflexible amada, que se apescaba con descaro en el marco de la puerta, le susurró al oido, retirandole algunos largos y negros mechones de su sedoso cabello:
-Lo que mi Yuuko-Chan diga. -
Al apartarse de ella para continuar su camino el mago se llevaría una mano a la boca para ocultar la pícara sonrisa que se estaba dibujando en su rostro al imaginar cúan roja de verguenza y furia se habría puesto Yuuko, quién le lanzó una mirada asesina. Yuuko odiaba ser considerada más joven que él pues ella se consideraba igual de experimentada en la vida como él. Trás haberse esforzado a fin de dar gusto al exquisito paladar de la bruja de las dimensiones, el mago y la anteriormente mencionada bruja disfrutaron de un banquete digno de reyes, poniendole la guinda al pastel, el compartir con su amada la bebida más peligrosa y ciertamente, afrodisíaca que pudiese surgir de la naturaleza. Absenta. La bebida que Clow guardaba para ocasiones altamente especiales dada su altísima concentración de alcohol.
-Clow... Creo que esto no es vino. -Se percataría achispada dama rechupandose los labios, avivando el amargo sabor del néctar prohibido, sentandose de manera no muy propia de una dama en el alargado sofá de rojo terciopelo complementando a los sillones que había en el salón, siendo el favorito de su amado, el poseedor del respaldo más alto y distinguido.
-¿Ah no? -Se haría el tonto el mago plenamente sabedor de que se la había vuelto a dar. -¿Y qué crees que es entonces? -La retó a descubrirlo manteniendo una de sus finas y negras cejas alzadas sin apartar sus azulados ojos de ella. Lo único que el mago había cambiado en la bebida era su color, un verde que se suavizaba con el añadido de un terrón de azúcar humedecido por el agua empleada para rebajar la mezcla. Dando otro trago a su copa de cristal con los ojos cerrados y el morro exageradamente torcido a causa del amargo sabor, la bruja probó suerte:
-¡Esto es Anis! ¡Y el Anis está amarguísimo! -
Clow rió, cerca pero todavía no había dado en el clavo, lo que irritó a Yuuko. ¡Ya había vuelto a gastarle una broma! Con el alto contenido en alcohol que recorría sus venas, abandonaría el sofá rojo descendiendo de éste como una gata y gateando, pues cada vez que trataba de ponerse en pie y caminar, todo daba veloces vueltas a su alrededor, iría hasta el entretenido mago sentado en su sillón favorito, de igual tonalidad roja pero alto respaldo.
-¡Eres un chico realmente perverso! -Le espetaría posicionandose encima, consciente del deseo carnal que iba a despertar. -¡Mira qué cambiar un exquisito y dulzón vino por Anis!Pero me las vas a pagar, mi querido cautrojos. -Le amenazaría con una traviesa sonrisa antes de besarle en los labios.
¡Así era Yuuko! El mago sabía que si jugaba adecuadamente sus cartas la tendría cuando quisiese pero prefería poner las cosas difíciles pues le encantaba las reacciones tán contradictorias de su esposa, por lo que le replicó trás tomar aire al separar sus labios de los de la bruja cuyo color se mantenía de un apasionado rojo:
-¿Lo dices en serio? Justamente cuando te he ofrecido a probar el licor más valioso y complicado de adquerir que existe. ¡Qué decepción! Pensaba que una dama con tán buen beber apreciaría al Hada verde. -
La expresión de sorpresa e incredulidad fue todo lo que Clow deseaba contemplar en ella en ese momento. Usando sus manos para atraerla de nuevo y unir sus labios a los de la bruja le susurraría algo, algo que definitivamente sobrepasó a la bella dama, que frunciendo el ceño gritaría valiendose de sus brazos y manos para alejarse del que era su esposo.
-¡¿Un hijo?! -Pudó oirse por toda la amplitud de la sala hasta llegar al jardín, en el cúal Kerberus y Yue se encontraban. -¡Definitivamente tienes que estar muy borracho para atreverme si quiera a proponermelo! -Continuó gritando esforzandose en liberarse de los brazos del mago que se negaban a dejarla ir.
-¡Como Kimihiro Watanuki! -Exclamó el mago ignorando las quejas y gritos de la bruja al besarla nuevamente. -Alguien que se ocupe de mis guardianes, de la tienda y mantenga nuestro legado a salvo. -Le iría comentando mientras desabotonaba la larga hilera de botones que el vestido de Yuuko poseía.
Suspirante pues sabía que cuando a ese mago se le metía algo en la cabeza podía llegar a ser muy cabezota, menearía la cabeza y colocando un dedo sobre los rosados labios de su esposo sentenció:
-Está bien pero tú te encargarás de cuidarlo y educarlo. -
Dada su condición sus labios se fusionaron con los del mago mientras cerraba los ojos dejandose llevar por las intensas sensaciones que le arrollaban, en parte, gracias a la Absenta consumida. Amarga pero de gran poder afrodisiaco y alucinogeno. El roce de los dedos del mago por su espalda descubierta era realmente agradable como ser tocada por un ser hecho de seda lo que aumentaba la necesidad de sentir más piel dando pie a desprover al mago de sus ropas ahí mismo, cayendo sus largos y oscuros cabellos sobre toda su espalda como si alguien hubiese lanzado una manta de fino tejido. El tacto, la vista, el oido, incluso el olfato, todos sus sentidos estaban hiperdesarrollandose pero ella sólo permitía a una parte de ellos actuar así. Con los ojos cerrados comenzaría a gemir al notar como la lengua del mago trazaba un camino por su cuello y sus activas manos retiraban todo lo posible la parte superior de su oscuro vestido de estrecho talle. Sonriendo, sólo rompería el contacto para librarse del vestido. La inesperada caida de la bruja, haría reir sonoramente a ambos. Al abrir los ojos y encontrarse a limitados centimetros del mago, cuyos ojos se habían tornado más embrujadores que en otras ocasiones, Yuuko sólo podría dejarse caer sobre el suelo de madera suavemente como una princesa desvanecida. Los besos de Clow acelerarían su respiración y nuevos gemidos se elevarían provocando que los guardianes que los escuchaban a una distancia media se mirasen. Kerberus fue capaz de percibir en su compañero y hermano que celos silenciosos atacaban su corazón de cristal pero no era nada nuevo. Moviendo sus orejas, Kerberus al instante siguiente reconocería los gemidos añadidos. Eran de su Amo y creador.
-¿Sabes? No estaría nada mal que me dieses placer oral ¿O sería demasiado pedir? -Le comentaría el mago a la bruja trás liberar su impaciente y erguido sexo de sus pantalones.
-¡Demonio cuatrojos! -Le gritaría ella todavía con fuerzas. -¡Soy tu esposa, no tu puta! ¿Por qué no le dejas esa labor a Yue? -Agregaría tán bella como maliciosa, como una aútentica bruja mientras se acariciaba apróposito ante su esposo, a punto de reventar.
Al abrirse de piernas entre descarada y serena, permitió al mago adentrarse en ella por la puerta principal en su oculta cueva, tán calida y humedecida que en pocas embestidas sería invadida por un estallido de placer blanco mientras ambos, bruja y mago disfrutaban el torbellino de placer que les provocaba tál unión, tocandose y besandose. Sólo el disminuir de la chispa y unas bruscas nauseas los separarían a mitad de la noche. Al regresar Yuuko a donde debía estar Clow menearía la cabeza con una vaga sonrisa en su cansado y sudoroso rostro, cruzandose de brazos se dijo a sí misma que más que un esposo poseía un criado pues todo había sido recogido durante aquella horrible hora echando bilis. Ladeando la cabeza con los ojos entornados su mente pasaría de Clow a su futuro hijo. ¿Él también sería igual de irritablemente apuesto y particular? ¿Otro cuatrojos al que molestar? Cada mes que iría trascurriendo más ganas tendría de descubrirlo.
Los personajes de CLAMP, son obviamente, creación exclusiva de CLAMP (Excepto aquellos cuyo nombre no identifiqueis)
Esta es una historia aparte dentro del FanFic, que he añadido a modo de regalo para todos aquellos/as que hayais ido leyendo este FanFic ^^
¡ADVERTENCIA! Se situa en una realidad alternativa o adversa, en la cúal Clow Reed y Yuuko Ichihara no temen admitir sus sentimientos hacía el otro ^^ (Un pcoo CROSSOVER también es)
FanFic ClAMP - CCS
El mago y su otra realidad
-Clow, ¿se puede saber por qué he despertado aprisionada por un sínfin de flores? -Preguntaría una hermosa y estilizada dama de oscuros y largos cabellos a juego con su elegante y provocador kimono nada más abrir las grandes puertas que daban al extenso jardín que la residencia Reed poseía en Tomoeda lanzandose sus enigmaticos y languidos ojos color castaño pero de fulgor carmesí hacía su amado, que se encontraba sentado a la sombra de su árbol favorito, un alto y florido cerezo. -¡Casi muero asfixiada! -Agregó dandole mayor exageración a lo ocurrido habiendo llegado hasta el sonriente y tranquilo mago.
-Sin embargo aquí sigues. -Observó Clow sin apartar la mirada del grueso libro que sostenía entre sus claras y firmes manos de alargados dedos. -Y por lo que oigo, llena de vitalidad, como siempre. ¿Significa esa pregunta que no te ha gustado mi regalo? -Añadió meditabundo, fingiendo desolación.
La hermosa dama pusó los ojos en blanco parada ante el particular pero romantico mago antes de descruzar sus brazos para colocar uno de ellos en su cadera mientras dejaba ligeramente flexionado el otro y replicarle:
-¿Regalo? Resulta que ni hoy es el día de mi cumpleaños ni estamos en el mes en que cae. -
-Lo sé y por eso me tomo la libertad de hacerte regalos cuando menos te lo esperas como el de esta mañana. -Le expondría entonces Clow afable alzando colocando una pequeña y aplastada flor rosada de cerezo a modo de marcapaginas pues sabía que su amada y temperamental bruja de las dimensiones no le dejaría ni un instante más para concluir su lectura. -Bien pensado, haberte dejado cerca un buen vino hubiese sido mejor idea. -La provocó mientras se ponía en pie quedando ambos hechiceros a igual altura ya que tanto ella como él era bastante altos.
-¡Exacto! -Sentenció Yuuko señalandole mientras levantaba una ceja. -Por tu torpeza, querido cuatrojos, tendrás que prepararme una fastuosa cena acompañada del mejor vino que tengas. -
-¿Sabes? Cuando te pones así, eres mil veces peor que la madrastra de Cenicienta. -Le comentaría Clow risueño. Le encantaba la tirania de la que hacía gala su amada como contrataque a sus bromas y sorpresitas romanticas. Hechas muy conscientemente de lo poco que le agradaba a Yuuko esas cosas. Habiendo echado a andar para adentrarse a la majestuosa mansión nuevamente, la bruja agitando la mano como si espantase moscas imaginarias, diría:
-¡Deja de quejarte y dirijamonos a la tienda! -
Envestidos con sus ropas más apropiadas y carismaticas, la bruja y el mago se trasladaron de la mansión a la tienda de los deseos uniendo su magia. Los guardianes del mago Clow se quedarían al cuidado de la mansión Reed hasta el retorno de sus verdaderos dueños. Moro y Maru les estarían esperando impacientes sentadas en mitad de un largo pasillo de madera con sus manos sosteniendo sus aniñados rostros. A veces los clientes eran atendidos y satisfacidos por Yuuko y otras veces era Clow el encargado pero siempre fuese cúal fuese el que tomaba el mando, el otro le contradecía y se entrometía lo finalizaba en un trabajo ejercido por ambos hechiceros. Era un negocio prospero y entretenido. Estando Clow ordenando el amplío almacen que poseía la tienda repleto de tesoros otorgados por los clientes como pago, pues estaba claro quien de los dos hechiceros se esmeraba en dar una imagen impoluta y correcta a la hora de trabajar, Moro y Maru irrumpirían en mitad de todo el silencio y el espacio que albergaba esa habitación en cuyas paredes había mil estanterias de madera para indicarle, a su manera, lo que Yuuko deseaba.
-¡Clow-San tiene que irse ya! -Gritaría Moro, siendo ella el ser con apariencia de niña con los cabellos más cortos y ondulantes hacía su cara con dos pequeños moños atados por largas cintas a juego con su vestido.
-¡Clow-san puede irse ya! -Soltaría la otra, dueña de unas largas coletas que caían a su derecha y a su izquierda, siendo la llamada Maru.
Lleno de paciencia, dedicando a ambos seres, una encantadora sonrisa, el mago respondió;
-Está bien, Moro, Maru, en cuanto acabé de colocar esto último, vuelvo a casa. -
Pero la femenina voz que le gritó forzando a que alzase el cuello bruscamente le ordenó:
-¡De eso nada! ¡Mañana tendrás tiempo para terminar de ordenarlo! ¡Mi cena en cambio ha de ser hecha cuanto antes conque ya puedes ir corriendo a hacerla! -
Moro y Maru reirían sin parar ante la expresión de fingido fastidio que pusó Clow antes de levantarse y encaminarse, sorteando con cuidado los objetos que aún quedaban por agrupar en las estanterias, hasta la puerta. Parandose ante su inflexible amada, que se apescaba con descaro en el marco de la puerta, le susurró al oido, retirandole algunos largos y negros mechones de su sedoso cabello:
-Lo que mi Yuuko-Chan diga. -
Al apartarse de ella para continuar su camino el mago se llevaría una mano a la boca para ocultar la pícara sonrisa que se estaba dibujando en su rostro al imaginar cúan roja de verguenza y furia se habría puesto Yuuko, quién le lanzó una mirada asesina. Yuuko odiaba ser considerada más joven que él pues ella se consideraba igual de experimentada en la vida como él. Trás haberse esforzado a fin de dar gusto al exquisito paladar de la bruja de las dimensiones, el mago y la anteriormente mencionada bruja disfrutaron de un banquete digno de reyes, poniendole la guinda al pastel, el compartir con su amada la bebida más peligrosa y ciertamente, afrodisíaca que pudiese surgir de la naturaleza. Absenta. La bebida que Clow guardaba para ocasiones altamente especiales dada su altísima concentración de alcohol.
-Clow... Creo que esto no es vino. -Se percataría achispada dama rechupandose los labios, avivando el amargo sabor del néctar prohibido, sentandose de manera no muy propia de una dama en el alargado sofá de rojo terciopelo complementando a los sillones que había en el salón, siendo el favorito de su amado, el poseedor del respaldo más alto y distinguido.
-¿Ah no? -Se haría el tonto el mago plenamente sabedor de que se la había vuelto a dar. -¿Y qué crees que es entonces? -La retó a descubrirlo manteniendo una de sus finas y negras cejas alzadas sin apartar sus azulados ojos de ella. Lo único que el mago había cambiado en la bebida era su color, un verde que se suavizaba con el añadido de un terrón de azúcar humedecido por el agua empleada para rebajar la mezcla. Dando otro trago a su copa de cristal con los ojos cerrados y el morro exageradamente torcido a causa del amargo sabor, la bruja probó suerte:
-¡Esto es Anis! ¡Y el Anis está amarguísimo! -
Clow rió, cerca pero todavía no había dado en el clavo, lo que irritó a Yuuko. ¡Ya había vuelto a gastarle una broma! Con el alto contenido en alcohol que recorría sus venas, abandonaría el sofá rojo descendiendo de éste como una gata y gateando, pues cada vez que trataba de ponerse en pie y caminar, todo daba veloces vueltas a su alrededor, iría hasta el entretenido mago sentado en su sillón favorito, de igual tonalidad roja pero alto respaldo.
-¡Eres un chico realmente perverso! -Le espetaría posicionandose encima, consciente del deseo carnal que iba a despertar. -¡Mira qué cambiar un exquisito y dulzón vino por Anis!Pero me las vas a pagar, mi querido cautrojos. -Le amenazaría con una traviesa sonrisa antes de besarle en los labios.
¡Así era Yuuko! El mago sabía que si jugaba adecuadamente sus cartas la tendría cuando quisiese pero prefería poner las cosas difíciles pues le encantaba las reacciones tán contradictorias de su esposa, por lo que le replicó trás tomar aire al separar sus labios de los de la bruja cuyo color se mantenía de un apasionado rojo:
-¿Lo dices en serio? Justamente cuando te he ofrecido a probar el licor más valioso y complicado de adquerir que existe. ¡Qué decepción! Pensaba que una dama con tán buen beber apreciaría al Hada verde. -
La expresión de sorpresa e incredulidad fue todo lo que Clow deseaba contemplar en ella en ese momento. Usando sus manos para atraerla de nuevo y unir sus labios a los de la bruja le susurraría algo, algo que definitivamente sobrepasó a la bella dama, que frunciendo el ceño gritaría valiendose de sus brazos y manos para alejarse del que era su esposo.
-¡¿Un hijo?! -Pudó oirse por toda la amplitud de la sala hasta llegar al jardín, en el cúal Kerberus y Yue se encontraban. -¡Definitivamente tienes que estar muy borracho para atreverme si quiera a proponermelo! -Continuó gritando esforzandose en liberarse de los brazos del mago que se negaban a dejarla ir.
-¡Como Kimihiro Watanuki! -Exclamó el mago ignorando las quejas y gritos de la bruja al besarla nuevamente. -Alguien que se ocupe de mis guardianes, de la tienda y mantenga nuestro legado a salvo. -Le iría comentando mientras desabotonaba la larga hilera de botones que el vestido de Yuuko poseía.
Suspirante pues sabía que cuando a ese mago se le metía algo en la cabeza podía llegar a ser muy cabezota, menearía la cabeza y colocando un dedo sobre los rosados labios de su esposo sentenció:
-Está bien pero tú te encargarás de cuidarlo y educarlo. -
Dada su condición sus labios se fusionaron con los del mago mientras cerraba los ojos dejandose llevar por las intensas sensaciones que le arrollaban, en parte, gracias a la Absenta consumida. Amarga pero de gran poder afrodisiaco y alucinogeno. El roce de los dedos del mago por su espalda descubierta era realmente agradable como ser tocada por un ser hecho de seda lo que aumentaba la necesidad de sentir más piel dando pie a desprover al mago de sus ropas ahí mismo, cayendo sus largos y oscuros cabellos sobre toda su espalda como si alguien hubiese lanzado una manta de fino tejido. El tacto, la vista, el oido, incluso el olfato, todos sus sentidos estaban hiperdesarrollandose pero ella sólo permitía a una parte de ellos actuar así. Con los ojos cerrados comenzaría a gemir al notar como la lengua del mago trazaba un camino por su cuello y sus activas manos retiraban todo lo posible la parte superior de su oscuro vestido de estrecho talle. Sonriendo, sólo rompería el contacto para librarse del vestido. La inesperada caida de la bruja, haría reir sonoramente a ambos. Al abrir los ojos y encontrarse a limitados centimetros del mago, cuyos ojos se habían tornado más embrujadores que en otras ocasiones, Yuuko sólo podría dejarse caer sobre el suelo de madera suavemente como una princesa desvanecida. Los besos de Clow acelerarían su respiración y nuevos gemidos se elevarían provocando que los guardianes que los escuchaban a una distancia media se mirasen. Kerberus fue capaz de percibir en su compañero y hermano que celos silenciosos atacaban su corazón de cristal pero no era nada nuevo. Moviendo sus orejas, Kerberus al instante siguiente reconocería los gemidos añadidos. Eran de su Amo y creador.
-¿Sabes? No estaría nada mal que me dieses placer oral ¿O sería demasiado pedir? -Le comentaría el mago a la bruja trás liberar su impaciente y erguido sexo de sus pantalones.
-¡Demonio cuatrojos! -Le gritaría ella todavía con fuerzas. -¡Soy tu esposa, no tu puta! ¿Por qué no le dejas esa labor a Yue? -Agregaría tán bella como maliciosa, como una aútentica bruja mientras se acariciaba apróposito ante su esposo, a punto de reventar.
Al abrirse de piernas entre descarada y serena, permitió al mago adentrarse en ella por la puerta principal en su oculta cueva, tán calida y humedecida que en pocas embestidas sería invadida por un estallido de placer blanco mientras ambos, bruja y mago disfrutaban el torbellino de placer que les provocaba tál unión, tocandose y besandose. Sólo el disminuir de la chispa y unas bruscas nauseas los separarían a mitad de la noche. Al regresar Yuuko a donde debía estar Clow menearía la cabeza con una vaga sonrisa en su cansado y sudoroso rostro, cruzandose de brazos se dijo a sí misma que más que un esposo poseía un criado pues todo había sido recogido durante aquella horrible hora echando bilis. Ladeando la cabeza con los ojos entornados su mente pasaría de Clow a su futuro hijo. ¿Él también sería igual de irritablemente apuesto y particular? ¿Otro cuatrojos al que molestar? Cada mes que iría trascurriendo más ganas tendría de descubrirlo.
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