A cada paso, John iba más contento, los demás ibamos contentos pero ni la mitad que él. El lugar parecía sacado de una de esas películas cutres de terror, pero eso a John le daba igual y si a John le daba igual, a nosotros también, porque no somos unos gallinas... Bueno Paul casi se mea encima cuando, pasando por lo que parecía una de esas ferias ambulante con atracciones grotescas e incluso con un circo, nos encontramos con un tipo muy raro. Lo admito, menuda aparición hizó el tío. Paul fue el que más se asustó, supongo que porque desde niño estas cosas en vez de entretenerle, le asustan cantidad. Y claro iba vestido como un payaso o bueno como algo parecido. Soltó una carcajada tan espeluznante y entre todo el humo que salió pues en vez de gracioso, fue simplemente apabullante...

-¡Bienvenidos a mi humilde hogar!

Paul al verlo, creo que le dió un ataque de histeria, no paraba de gritar. Supongo que cuando nuestro amiguete se nos acercó, Paul no pudó gritar más, se quedó ronco, cosa que agradecimos todos.

-Tío, ¿de qué vas?- Le pregunté flipando. Soy el único que aunque acojonado, tiene que decir algo. Así nos pasó. Por bocazas. El tío volvió a reirse, nosotros no le veíamos la gracia por ningún lado.

-¿Yo? ¿Y vosotros qué? Cuando uno tiene visita se dice eso o... o ¿no?- Me dijo con una sonrisa que no me gustó nada. ¿Sus invitados? A Paul, en cuanto se espabiló un poco, no le gustó nada de nada la invitación y a los demás, bueno, lo que dijerá John:

-Nos sentimos halagados pero es que sólo hemos venido a buscar a una persona...

-¡Una mujer! ¿Verdad?

-Sí. ¿Cómo lo sabes?- Preguntó John sorprendido, desde luego la cosa cada vez era más rara... El tío se encogió de hombros y nos dijo:

-Lo sé porque fue mi última invitada...

Conque ahí quedó la cosa, salimos corriendo. Unos días después, en el piso de John, escuchamos por la radio que iban a reformar esa zona porque... ¡Porque hacía años que estaba deshabita! En ese momento si que nos asustamos de verdad.