Los personajes de CLAMP, son obviamente obra de CLAMP (El resto si puede que sea cosa mia)
Historia corta y fuertecita pero descrita lo más elegantemente posible ^^'
Como cuanto más intento describir a Clow, más me viene a la mente, el personaje de Oscar Wilde, Dorian Gray, Clow, sintiendose bien o mal por ello, es bisexual n_n (Claro que siempre preferie yacer con una dama antes que con un varón excepto que ese varón sea Yue e_e)
Espero que os guste esta locurilla, como veo tantas historias entre Shaoran y Eriol me ha dao por intentarlo también, ya sabeis lo liberal y libertina que soy XD
FanFic CLAMP - CCS
El mago y el lobezno
Habiendo cerrado el consultorio pocos momentos antes del atardecer, Clow se disponía a apagar el dispensario de incienso que había contribuido a crear tán agradable y relajada atmósfera entre él y los clientes recibidos durante ese día cuando el sonido de tela y madera rompiendose le obligarían a encaminarse apresúrado hacía la parte más ambientada al publico del pequeño local. Sus ojos se abrerían exageradamente al descubrir a un muchacho atascado en mitad de las puertas corredizas que acababan de ser corridas separando así esa parte del local del otro. Meneando la cabeza mientras se llevaba una de sus finas y palidas manos a su frente apenas cubierta por finos mechones negros, se acercaría al joven para ayudarlo a salir con algo más de fácilidad de la puerta, cuyo desperfecto habría de ser arreglado a la mañana siguiente.
-¿Se puede saber qué haces aquí, justo cuando acababa de cerrar? -Le preguntaría el mago, más admirado que enojado con el terco muchacho. La respuesta del muchacho de revueltos cabellos marrón sucio mirandole con fiereza fue:
-Necesitaba verle. -
Las palabras que Clow ya sabía que iban a brotar de la grosera boca del muchacho no causaron gran sorpresa en el mago pero lo que detectó en ellas sí, un sentimiento que se tornaría más fuerte al siguiente acto del joven al exigirle un motivo.
-¿Si? -Inquiriría el mago con una sonrisa forzada. -¿Y de qué se trata esta vez? -
Apróximando sin ningún tipo de pudor, sus manos al rostro del respetado y aclamado señor Reed Li Clow, el indisciplinado Syaoran le besaría en la boca. Recreandose en el calido y suave roce que le proporcionaban los labios del mago hasta que Clow lograse separarlos, respirando irregularmente con un sonrojo de vivo color rojo en sus mejillas, sólo podría articular la siguiente oferta:
-Si permito que suceda, júrame que arreglarás la puerta destrozada y que no volveremos a vernos en lo que nos quede de vida. -
-Se lo juro. -Aceptaría Syaoran con firmeza aunque eso muy por dentro le estuviese causando gran dolor. Él sabía tán bien como el mago que su amorío o lo que hubiese pretendido hacer surgir no podía ser, Reed Li Clow estaba casado e incluso llegaría a tener hijos con esa mujer de honorable familia.
Retirandose algunos delgados cabellos, esforzandose por disimular cúan turbado y pudoroso se sentía en ese momento, Clow haría un gesto al joven para que le siguiese. El joven con una sonrisa que irradíaba una sincera alegría y orgullo, no tardó ni un instante en acatar la silenciosa solicitud. A cada paso que daba por el alfombrado suelo, se iba deshaciendo de una prenda, con toda la naturalidad que gracias a su forzoso trabajo había adquirido. Al clavar sus almendrados ojos sobre él mago, el joven recorrería la larga trenza color azabache que caía por su amplía espalda, que no tardaría en ser descubierta para gozo del joven. El mago al girar su cabeza y comprobar que Syaoran ya se hallaba desprovisto de ropa, no sabría como ocultar lo difícil que le iba a ser a él mostrarse desnudo.
-¿Serias tán amable de darte la vuelta mientras me desvisto? -Le pediría Clow con la voz más clara que logró sacar, habiendose aclarado la garganta previamente.
El pequeño lobo reiría meneando la cabeza, tál y cómo supusó desde el primer día que sus ojos se fijaron en los del mago, éste no era como los otros hombres que habían fijado sus ojos en él y eso le hacía desearlo con más desespero. Se moría por fundirse con él pero cruzandose de brazos se daría la vuelta para complacer a su timido amado. Clow suspiraría extendiendo sobre el liso suelo la alfombra más grande de que disponía y comenzaría a librarse de sus protectoras y sedosas ropas, de colores más bellos y luminosos que las ropas desperdigadas de Syaoran. Imposible de contener su impaciencia por contemplar al mago despojado de ropa, de cuando en cuando, giraba su cabeza al apreciar el sonido de los dedos del mago sobre las cintas anudadas.
-¿Necesita ayuda? -Preguntaría a Clow, sobresaltandolo al apróximarse a él, rapido y silencioso como una sombra. El aliento del joven, tán cercano y el contacto de su piel desnuda al rodearlo por las caderas, abochornarían al mago, tanto, que no encontraría palabras para apartarlo. Su respiración volvería a alterarse cuando Syaoran le forzase sútilmente a girarse, quedando sus rostros a escasos metros, para besarlo con la energia y pasión propia de su edad.
-¡U-Un momento! -Consiguiría exclamar el colorado mago. -¡Mis gafas! D-Deja que me las quite, no me gustaría que se rompiesen. -Le rogaría creando más ansiedad en el joven Syaoran, que le espetaría:
-¡Está bien pero no se entretenga! -
Apartandose un paso dejaría algo de espacio libre a Clow, que sintiendo una gota de sudor caer desde su frente a lo largo de su rostro, se las retiraría, tornandose su visión confusa, y situaría al lado del incensario cuyo contenido ya no eran más que oscuras cenizas. Entornando sus preciosos y claros ojos Clow miraría como el pequeño lobo ejercía cierta presión sobre él mientras le besaba, fusionando sus labios contra los del mago, despediendo un imparable frenesí, labios que imponían su deseo en complicados movimientos que Clow imitaba lo mejor que sabía, cerrando los ojos, dejandose contagiar por la lujuria del muchacho que sólo separaba unos pocos instantes sus labios para respirar y comunicarle cúanto lo amaba, sin preámbulos, encargandose de darle una prueba más fisíca al agarrar su mano derecha, guiandola hasta su sexo. Miembro que bajo la mano de ambos reaccionaría más reafirmado, irguiendose provocando que el joven soltase un sonoro gemido.
-Es... Por Ud... -Le confesaría entre jadeos. -Le amo tanto... De verdad... -
Clow escucharía apartaría repentinamente su mano del palpitante sexo, lo que esa sensual confesión le había echo sentir por un breve momento, había incrementado la vaga sensación de pícardia, la travesura podría irsele de las manos pero notando sus piernas temblar débiles frente a la corriente de placer que empezaba a extenderse por culpa de los labios del joven, apoyando sus envidiosas manos en la plana superficie del mueble la mitad de alto que los fogosos hombres, se rendía a los besos y caricias de Syaoran, que se manejaba con una destreza impropia de su edad y magnifica agílidad al descender por su níveo torso descubierto hasta, permitiendo a sus rodillas tocar el suelo, permaneciendo su rostro a minimos centimetros de la parte del intima en el cuerpo del mago. Sin ni siquiera precisar del consentimiento de Clow, el muchacho bajaría con un ligero tirón los pantalones de cara y lisa seda obteniendo un agudo chillido de sorpresa por parte de Clow. Syaoran se pasaría la lengua por los labios como un niño travieso que se relame antes de dar bocado a un manjar que le ha sido prohibido y sosteniendo el sexo del mano entre sus manos, se lo introduciría en la boca poco a poco, lameando la blanca carne, sintiendolo despertar en su boca como si el pastel de jugosa carne se hubiese rebustecido pero lo mejor para Syaoran no sólo era el tacto del duro miembro humedecido por su lengua, a Syaoran le estimulaba oir los golpes y gemidos que al mago se le escapaban, con la cabeza alzada y despeinada debido a la brusquedad en que se movía.
-¡Y-Ya ha sido sufiente! ¡Para! -Le rogaba en los limitados momentos que el extasís le daba tregua pero Syaoran no tenía ningúna intención de parar, cuanto más se negaba el mago al disfrute, con mayor fuerza y entrega chupaba su sexo. El alarido del mago sería tán intenso como el estallido de su blanca simiente en el interior de la boca del joven, que al separar cuidadosamente el miembro del mago, de su lengua caería un fino hilo blanquecido. Sin dejar de sonreir a su exhausto amado, se limpiaría el esperma que se le escapaba por las comisuras de los labios cúal leche de cabra restregandose un poco con el dorso de una mano.
-¡Menuda eyaculación! -Exclamaría Syaoran encantado. -Me complace saber que no eres uno de esos cuyo miembro no se anima, haga uno lo que haga. -
-¡¿De qué demonios estás hablando?! -Exclamaría Clow, que en su vida se había sentido tán avergonzado aunque a la misma vez, excitado por ello. -¡¿Me habías tomado por un impotente?! -
Syaoran asintió cerrando sus ojos color almendra un momento sin perder la sonrisa mientras se ponía en pie, su sexo no parecía haber perdido ni un ápice de su firmeza y eso era una buena señal para Syaoran, en cambio Clow deseaba que retomará su anterior y fofa forma lo antes posible. Tumbandose, cúan largo era, en la alfombra de caprichosas figuras tejidas de diversas tonalidades, retaría al mago a consumar el acto sexual. Clow sólo tomaría sus redondeadas gafas un momento para comprobar que sus ojos no le engañaban. El pequeño lobo le esperaba con los codos apoyados sobre la alfombra y las manos bajo su rostro, que aún habiendo sido lavado por agua bien fria, no había logrado ocultar las huellas de una pelea reciente.
-Aproveche la oportunidad porque estoy dispuesto a hacer lo que sea por ser tuyo y que tú seas mio. -Le advirtiría. -Le aseguro que si he de usar la violencia, la usaré. -
Clow dejaría escapar una leve risilla. El tono de voz del muchacho se había vuelto serio, amenazador como lo adopta alguien que ya ha conseguido lo que se ha propuesto por las malas otras veces. Syaoran se dispondría a hacer realidad su amenaza levantandose con la ayuda que sus brazos extendidos contra la alfombra le brindaba pero entonces el peso del cuerpo del mago por encima de él le forzaría a tumbarse de nuevo. Nunca había amado a nadie de ese modo pero le interesaba averiguar si sentiría lo mismo que se sentía con una mujer, por lo que fue tán delicado como el estrecho agujero le permitió al agrandarse unos dolorosos centimetros a cada lenta embestida que el mago realizaba contra el muchacho, que golpeaba repetidamente el suelo alfombrado lanzando varios alaridos ahogados hasta que ese dolor se tornase placentero, como si su mente recordase de nuevo que eso era justo lo que tanto había deseado. Acelerando el ritmo, entrelazandose nuevos alaridos con los de su amado, sintiendolo estallar al mismo tiempo que él se dejaba poseer por ese placer, por ese extasís en estado puro que se manifestaría bajo la alfombra en pequeños charquitos blancos. Extasís como jamás le había hecho sentir otro hombre, extasís más conocido por los expertos en ese arte como orgasmo. Qué pena que fuese tán fugaz, que se desvaneciese o menguase mucho antes de que el mago se retirase de él, sudoroso y con todo su cabello negro ocultando parte de su hermoso y elegante rostro, de rasgos tán finos como masculinos. Si Syaoran vertió una lagríma fue porque aquella sería su primera y última unión con ese hombre. A la mañana siguiente, arreglaría el estropicio causa en la puerta corredera y se tendría que conformar con el amor de otros hombres.
-Te amo. -Se despediría del mago. -No lo olvides nunca. -
-Ya lo sabía. -Respondería Clow resignado. -Pero esto no ha de significar nada para ninguno de nosotros. -
Suspirante, Syaoran daría el primer paso a la calle pero volviendo la cabeza, con ojos brillantes, volvería adentro del consultorio de Clow, para intentar una última jugarreta pero chocando con el mago, éste con una sonrisa impasible diría:
-Ten, es lo último que obtendrás de mí, emplealo para encontrar un trabajo adecuado. -
Las monedas de plata brillarían en la palma de su mano derecha al recibir la luz del luminoso sol que regía el cielo al salir definitivamente del consultorio y de la vida del mago.
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