¿Sabe? Es cierto eso que dicen, eso de que por cada persona buena, te encontrarás a dos malvadas pero no nos importa. En realidad, nada nos importa desde que te fuiste...
Charlotte lloraba, lloraba mucho cuando aquellos hombre vestidos de azul oscuro con gorras del mismo color y armas vinieron para hablar de algo muy importante con ella. Todos en el circo nos pusimos muy serios pero esos hombres nos superaban, incluso se pusieron a gritar a la pobre Charlotte. Charlotte, aún con lagrimas en el rostro, les invitó a pasar a su pequeño pero bonito roulot. Pasadas varias horas, se nos comunicó que teniamos que ir con esos hombres. Ni nuestros lloros ni nuestras patadas nos salvaron de abandonar el circo.
-¡Charlotte! ¡Charlotte!-
Llamamos a Charlotte gritando con todas nuestras fuerzas pero ella no salió a ayudarnos. ¡Si Ud hubiese estado seguro que Ud hubiese hecho algo! Despúes de vivir unos días en un horrible lugar lleno de otros niños desagradables y malvados, una señorita acompañada por un hombre nos sacó de allí. Acudimos a la puerta de entrada corriendo, entusiasmados, creyendo que era Charlotte y Ud. La decepción fue enorme. Aquellas personas nos eran desconocidas. Nos observaron, se miraron a los ojos y luego sonrieron. Cogidas de la mano dejamos aquel lugar y a todos los que vivían en el. ¡Eso nos consoló un poquito!
-Niñas, está será vuestra nuevo hogar. -Nos indicaron nada más entrar a su casa. Era un sitio muy grande y con muchas cosas pero nunca sería tán hogareño como el circo.
Estaba situada en un barrio donde la gente era buena, educada y muy religiosa pero muy aburrida. Nuestras habitaciones eran como dos roulots juntos. Nos quedamos sin habla. Una señora muy estirada nos enseñaba a comportarnos y un hombre con unos bigotes muy graciosos nos enseñaba literatura, aritmetica o historia pero sus lecciones jamás serían tán interesantes como las que Ud nos daba. Ud nos hablaba de hombres muy a admirar. Sin embargo, nos agrada mucho las cosas que nos permiten tomar a la hora del té. ¡Tenemos tantas ganas de volver a ver a Charlotte! No puede ser porque según nuestros "padres" el circo está en una zona muy peligrosa. Nos echamos a llorar hasta quedarnos dormidas. Un día nos dieron una gran sorpresa.
-Niñas, va a ver un espectáculo de magía dentro de poco en el teatro, ¿os gustaría que fuesemos? -
-¡Sí! ¡Vayamos! -Respondimos a la vez, emocionadas, creyendo que a lo mejor podría ser Ud uno de los magos. No fue así pero al menos pasamos un rato agradable fuera de casa.
No nos desanimamos, tratamos de pensar que con suerte, en el próximo estaría Viktor el prodigioso. Mamá nos trajó un libro muy hermoso, en el se contaban diversas historias sobre aquel hechicero del que nos hablaste una vez acompañado por imagenes muy detalladas.
-¿Os habeís fijado qué detalladas son las ilustraciones? Es un libro que parece difícil de encontrar. -Nos dijó Papá pasando las hojas, deteniendose en las que había algún dibujo o imagen. -¡Incluso hay fotografias! -
Te habría encantado. Nuestra favorita era una en la que una bellisíma mujer con el pelo oscuro y un curioso traje de mangas muy anchas atado por una cinta o un pañuelo de gran tamaño se encontraba apoyada sobre un hombre sentado en un sillón de pelo oscuro y gafas. Vestido como algunos acrobatas venidos de la china pero con un manto negro y azul. A esos acrobatas los vimos una vez en otro espectáculo. A papá también le gustan esas cosas. No son personas malvadas, son muy buenos y nos quieren mucho, por lo que siempre nos esforzamos en ser buenas también pero seguimos queriendo estar con vosotros más, con Charlotte y con Ud. Ellos no nos entienden. Por cierto, estamos intentando no usar su regalo demasiado.
1 comentario:
Fuera de topic:
Mary, como siempre, sigues siendo una de mis más asiduas lectoras de mi blog (los cuales no son muchos). Muchas gracias por tus comentarios. No sé si vayan a mandar el libro a España, pero de todas maneras quisiera darte la copia del cuento. Un abrazote.
PIEL DE FANTASMAS
Existe una vieja mansión cubierta de blanco conocida como El Rincón del Eterno Invierno. No era más que un antiguo manicomio olvidado, lejos de la ciudad. La masa pálida de los jardines hiere la vista a la luz del día; mas el sol nunca la derretía porque no era nieve. Seis años después de su apertura, los pacientes decidieron sanarse y recuperar la razón. Pero al salir tantos fantasmas de sus mentes, todo el lugar quedó impregnado de su blanca piel. Actualmente, aún tratan de limpiar los rincones de la mansión. Sin embargo, los restos etéreos siempre regresan, negándose a dejar sin locura al manicomio.
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