martes, 4 de noviembre de 2014

FanFic FFVI (ONESHOT) Mano amiga

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de FFVI no me pertenecen, son de creación exclusiva de Square Enix (Squaresoft) y Yoshitaka Amano
Historia contada en tercera persona
Bueno, aquí otro intento de contar algo con mi trio favorito de personajes n_n (Sé que mis ideas no son muy espectaculares pero bueno, al principio nada es tan espectacular como nos gustaría) Por la cercanía y el respeto con el que Leo trata a Terra en uno de sus momentos de declive emocional, me gusta mucho pensar que aunque Leo no fuese su instructor "oficial" podrían haber tenido bonitos momentos juntos (más padre e hija que con Kefka XD) aunque yo creo que es sólo la forma de ser de Leo, que es un tío correcto y noble a pesar de estar en el bando de los malos...
No hay ninguna pareja que mencionar, quizás ligeras insinuaciones y serían KefuTina pero nada más

Fanfic FFVI
Mano amiga

Cuando la joven pudo reaccionar ante el contacto de las cálidos dedos que sostenían uno de sus brazos con igual delicadeza que firmeza, ella pestañeó abriendo la boca ante la sorpresa de hallarse retenida por el hombre más insospechado. Alto y fornido pero con una sonrisa que garantizaba seguridad y confianza en su persona, Leo Christophe era ese hombre. Relajándose, la muchacha de cabellos muy ondulados y rubios como olas doradas sobre su espalda sonrió aliviada.

-No era mi intención abordaros de este modo, cadete Branford pero me gustaría hablar de una cosa contigo. -Se disculpó el soldado de piel morena consciente de la posible reacción de la joven soldado, cuya frágil apariencia no era difícil de comparar con la de una bella muñeca de porcelana.

-Claro, lo que usted quiera. -Fue la rápida respuesta de Terra, nombre que invitaba a fantasear con lugares lejanos y casi salvajes.

Liberándola con suavidad, como si temiese romper su brazo de clara piel a excepción del largo guante de tela roja que lo envolvía, Leo asintió sin dejar de sonreír con cortesía y pronto ambos se encaminaron hacía su despacho. A lo largo del recorrido la muchacha trataba de mantener un aire más formal pues que muchos superiores fuesen tan amables tanto con ella como con la soldado Chere no implicaba que fuese debido a un gran agrado despertado en ellos, sino porque todos sabían cuan valiosas eran para El Imperio. Nada más llegar a la amplia habitación, el soldado se había tomado la libertad de preparar un asiento para ella ante de ocupar el suyo al otro lado de la mesa de resistente madera y bellos adornos tallados por diversas partes. Aquello ya resultaba excesivo pero la joven soldado se sentó agradecida.

-Gracias pero ¿no le parece demasiado? -Terra dijo sintiéndose un tanto extraña. Ella conocía bien su función, el General Palazzo se había encargo bien de hacérselo entender, incluso sentir por lo que tanta cortesía era un poco abrumadora.

-En absoluto. -Negó él tranquilo. Aún sabiendo por boca de otros soldados que Leo era unos años menor que Kefka, el hombre frente a ella no le daba esa impresión por lo que casi le producía risa imaginarlo como un hombre más joven. -¿Qué? ¿Qué ocurre? -Preguntó rompiendo el breve silencio al verla contener esa risa tonta e improcedente. Con gran habilidad, Terra replicó retomando serenidad:
-No es nada, supongo que estoy un poco nerviosa. -

-Pues cualquiera lo diría. -Observó Leo antes de concentrarse de lleno en el asunto a tratar con ella. -Bueno, dejando a un lado mi lamentable sarcasmo, si te he conducido hasta mi despacho es como ya te dije hace unos instantes en el pasillo para tratar un tema que me preocupa. Terra, ¿va todo bien con el General Palazzo? -

Supo que su pregunta había sido muy incisiva con sólo ver el cambio en el rostro de la bella muchacha pero una vez formulada en voz alta, todo lo serio pero amable que pudo, no había vuelta atrás.  Lo que descomponía a la joven soldado no sólo era el hecho de libremente hablar de ello sino de cómo hacerlo cuando ni ella para sí misma sabía describirlo, con o sin corona de esclavitud brillando impasible sobre su cabeza. Que fuese bueno o malo, era una cuestión por el momento, menor. Reuniendo valor, Terra fijó sus ojos color aguamarina y habló con voz clara:
-Por supuesto, todo lo bien que puede ir cualquier interacción con una persona tan complicada como el General Palazzo. -

El bueno de Leo Christophe quiso insistir, era su impulso más natural como el hombre justo y honorable que era pero su cabeza, la misma que le había salvado en tantas extremas ocasiones le detuvo. Por muy consciente del problema que fuera o por muchas pruebas a mostrarle que tuviese, si ella no podía reconocerlo, presionarla no iba a ser una solución mejor.

-Me alegro pero quiero hacerte saber que en el momento en que ocurra algo fuera de lugar puedes contar conmigo aunque no seas uno de mis muchachos. -Quiso que quedase claro porque como soldado de rango superior sentía el deber de proteger a los novatos, especialmente a aquellos que les había tocado estar bajo las oscuras alas de Kefka Palazzo.

Terra tomó en cuenta sus palabras asintiendo pero rechazó su ayuda tan educadamente como fue capaz pues lo último que le deseaba al buen soldado era verlo metido en una guerra contra Kefka que no podría ganar.

-¿Algo más que debamos hablar? -Preguntó ella previo paso a la despedida. El soldado negó con la cabeza y ambos se despidieron como los soldados que eran pero a medida que Terra se alejaba, la impotencia se reflejaba en sus ojos de Leo, quien había y habría de consentir tantas cosas, siendo esa la peor de todas.



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