domingo, 28 de agosto de 2011

FanFic Slayers ROJO RELATIVO

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):

Christine y Erik son personajes originales de WaterLillySquiggles y Miss-Whoa-Back-Off

Ferrissian DiCaillum es personaje original de QP/Diana

Los otros personajes que vayan surgiendo son cosa mia

Yo me baso para esta serie de FanFics de Slayers especialmente en el anime y el manga aunque puede haber cosillas de la novela, no tantas y hechos inventados por mí o inspirados gracias a otros FanFics muy buenos... Pero tranquilos, que no me copiaré ^^' (Si eso pondré un asterisco

al contar algo superficialmente sobre Ferrissian y diré ve a Cronicas de una quimera y lee tal parte)

La historia se cuenta en primera persona. Según Zelgadiss o según Rezo, a veces según ambos o según otro personaje de los importantes.

No menciono muchos lugares concretos porque apenas conozco gran parte de la geografía de Slayers pero lo importante suele ser lo que transcurre como el encuentro de Rezo con el jefe de Perrian, un hechicero que vende libros o información difícil de conseguir...


Rojo Relativo - Perrian, el ladrón de conocimientos


Así, con esa corta pero pretenciosa definición Perrian era conocido en toda la zona baja de la ciudad de Bamond. Ciudad cuya fuente de ingresos principal venía del comercio pues era conocida por eso, por sus grandes mercados, en los cuales uno podía encontrar de todo. Claro que los barrios bajos se contaba que estaban llenos de criminales o bandas de bandidos que hacía de todo para sacar a flote sus sucios negocios. Fueses o no, bandido, si ibas a Bamond era o para comprar o para comenzar un negocio como comerciante, de eso no había duda. Que Perrian, ladrón, viviese en tál ciudad me sorprendió bastante pero Rezo me expondría unos motivos bastante solidos de por qué habría elegido esa ciudad.

-En Bamond, incluso los bandidos pueden sacar provecho del comercio. Si mal no he oido, muchas de esas bandas de criminal venden allí gran parte de sus tesoros robados. -

-¡Pues vaya necios! -Exclamaría yo. -¿Para qué deshacerse de lo que ya te garantiza una buena vida? -

-Sencillamente... -Me explicaría mientras nos dirigiamos a aquellos peligrosos barrios. -... Con el fin de obtener mayor cantidad de oro. Los bandidos, en su mayoria, al igual que muchos comerciantes, son codiciosos. -

Rezo hablaba con tál gracia que sus palabras parecían la verdad más absoluta, cosa que solía molestarme bastante. Seguimos adentrandonos hasta que ví a un joven, todo tapado que me hacía señas. Ese tenía que ser Perrian. El delgado pero atrevido y agíl Perrian. Parados frente a él, el muchacho a la tenue luz de la lampara de aceite que se encontraba descansada sobre el alfeizer de la vieja ventana en el edificio a la izquierda del cúal había salido horas antes a esperarnos, se retiraría hacía atrás la gruesa capucha de oscuro color. Aunque la poca iluminación confería a nuestros rostros sombras no del todo favorecedoras. Perrian podría atisbar que Rezo no era para nada un sabio muy entrado en años sino un hombre joven de finos y equilibrados rasgos. Por unos instantes pude deducir que Perrian se había quedado embobado observando a aquel atractivo y poderoso hombre de rojos ropajes pero una voz procedente del interior de aquel edificio sacó a Perrian de sus fascinaciones.

-¡Perrian! -Bramó acercandose a la puerta. -¡No te quedes ahí plantado e invitales a entrar! -

A pesar de la oscuridad de la noche, aquel hombre gracias a la lampara de aceite que sujetaba con su mano derecha pudó reconocernos. Perrian como si su voz hubiese sido un buen latigazo, se pusó firme y haciendo una leve reverencia, señalando la sencilla entrada dijo con voz solemne:

-Pasen a nuestra humilde tienda. -

Y caminando hacía el interior se perdió entre las sombras. Rezo posaría una de sus suaves manos sobre mi hombros izquierdo, diciendo:

-Si es aqui, entremos pues. -

Caminando hacía el interior creé una bola de luz que me ayudase a no tropezar. Me habría enojado y avergonzado mucho caer a falta de luz. Rezo, por su desafortunada circunstancia, poseía mayor destreza a la hora de desenvolverse por terrenos oscuros. Claro que en lugares en los que no había estado antes afinaba sus otros sentidos el doble aún apoyandose en mí. Era un hombre verdaderamente desconfiado pero sus razones tenía. Lo que pude apreciar gracias a la bola de luz azulona que flotaba más adelante de nosotros era una amplia habitación repleta de vasijas y jarrones con lo que parecían pergaminos de palido color, dos sillones cubiertos por unos tapices de gran tamaño y agradable tacto y libros, un montón de libros en largas filas. A lo lejos en una escalera de madera no muy consiste Perrian sentado en el segundo escalón no nos quitaba ojo. El dueño de la arbitraría voz se encontraba a su lado de pie tratando de encontrar algunas velas para que la habitación se llenase de más luz.

-¡Así es mi hogar! -Soltó Perrian con voz bromista. -¡Pequeño y oscuro pero encantador! -

Tanto Rezo como yo escuchamos como el hombre golpeó a Perrian. Me esforce por no soltar una carcajada. Con algunas velas de variado tamaño entre los brazos, nos dispusimos a dar más luz a la habitación colocandolas en diferentes puntos de ésta. Conduje a Rezo hasta uno de los sillones pero yo no me senté en el otro, me quedaría de pie apoyado en la puerta al cerrarla por mandato de ambos hombres. En la parte central del suelo, otro tapiz había sido colocado a modo de alfombrilla. Sus colores y figuras tejidas era identicas a las de los que estaban sobre los sillones. Perrian seguía mirandonos desde su rinconcito, con las manos enguantadas sobre su rostros, suspirando sin dejar de sonreir. En sus ojos, ojos del color de cielo en un día de verano, podía uno perderse. Perrian, a diferencia mia, era feliz sirviendo a ese hombre. Cuando pasado un rato, despúes de varias cortesías innecesarias, Rezo me permitió ir con Perrian, ambos, subiendo las debiles escaleras nos pondriamos a hablar sin parar. Él contaría con gran orgullo lo buen ladrón que era. Yo, con cautela, le hablaría de lo único que no me comprometería, mis sueños perdidos de grandeza. Surgiría, inevitablemente, esta pregunta:

-¿Y es que no te parece extraordinario trabajar con el gran Monje Rojo? -

Dejandome totalmente desarmado. Creandose un desagradable silencio, que sólo sería desvanecido por las voces de nuestros jefes. Llevandome la mano cerrada a la boca, adoptando un aire pensativo, mirando a diestro y siniestro, en un susurro, me aventuraría a exponer mis sentimientos un poco:

-Al principio sí pero cuanto más tiempo llevo trabajando... Para él, más me cuesta. -

Perrian, sentado en el suelo con las piernas cruzadas, rascandose la cabeza, intentaría darme una lo que él pensaba que sería una respuesta reconfortante o al menos, ingeniosa.

-Comprendo. Cuanto más importante es tu maestro, más trabajo te toca realizar. -

Sonriendo levemente porque Perrian se esforzaba en hacerme sentir bien, sería yo quien a continuación lanzaría una pregunta envenenada a Perrian.

-Y tú, ¿De verdad te gusta esto? Robar y pelear para que ese tipo pueda continuar con su negocio ilegal. -

Perrian, al principio iba a contestarme de inmediato pero pensando bien lo que iba a decir, dando un hondo resoplido, confesaría:

-Lo cierto es que no pero no tengo otra cosa mejor. Él fué el único en ver algo de talento en mí y me sacó del hospicio aún sin ser mi padre. Se lo debo. -

Su voz no sonaría tán entusiasta o dinámica como solía hacerlo en aquel instante. Ambos nos veiamos comprometidos con nuestros jefes, esa evidencia me hizo sentir tanta lastíma por nosotros pero negandome a compadecerme de mí mismo, agité mi cabeza y adoptando un aire más alegre, exclamé:

-Bueno, si eres tán buen ladrón. Seguro que tienes un montón de cosas interesantes por aquí. ¡Enseñame las más valiosas! -

Perrian volvió a animarse, casi de un brinco se pondría en pie y llevando con él la única vela que había entre nosotros iría hacía las penosas estanterias que la habitación poseía. La madera parecía roida como la de la escalera pero los queridos libros de Perrian aún resistían unos sobre otros. Todos ellos de duras tapas y papel amarillento debido al paso del tiempo. Al principio creí que serían libros de magía o sobre ciencia experimental pero al leer algunos parrafos descubrí que eran fabulas o historias sobre caballeros errantes.

-Perrian, ¿Se puede saber qué hace un ladrón con tantos cuentos? -Me mofé. -Los ladrones suelen quedarse con objetos valiosos como dagas magícas o gemas de intensos colores. -

-¡Pues yo robo conocimientos y me gustaría poseer estos! -Aullaría arrancandome los libros de las manos disgustandose.

-¿Te gustaría? ¿Es qué ni siquieras los has leido? -Quisé saber con los ojos entrecerrados y una sonrisa propia de un matón o de un abusón. Perrian arrugó la frente mirando hacía un lado pero diría con voz bien firme:

-Pues no, porque todavía no sé leer pero pronto aprenderé. -

En ese momento me dí cuenta de cúan sencillas y hermosas eran sus aspiraciones, no como las mias. Para tener la edad que yo tenía cuando comenzó todo esto de la busqueda de la piedra filosofal, Perrian no me resultaba tán temerario ni orgulloso como lo era yo. Como mucho, un poco bribón. Le cogí cariño enseguida. Claro que como descubriría al cabo de muchos años más, las apariencias engañas. Como ambos ibamos muy tapados y yo seguía con la capucha muy bajada, atisbandose tán sólo a la luz de la vela mi mechón más grueso, para Perrian no era ni un monstruo ni un individuo peligroso. Quizás un bandido muy receloso pero eso en la profesión no era de extrañar. Para cuando Rezo y el jefe de Perrian acabasen su charla y subiesen a comunicarnos que era hora de irnos, yo y Perrian nos manteniamos muy entretenidos leyendo uno de sus libros.

-Zelgadiss, tienes mucho talento leyendo. -Me alababa con los ojos brillantes de admiración.

-No es para tanto... -Mascullaba yo que fingía no darle importancia aunque muy en el fondo me encantaba oir sus alabanzas. Entre los ayudantes y aprendices de Rezo, los que mejor leían eran Cliff, Eris y Crystal. Astrid preparó a conciencia a Crystal antes de presentarla ante el Monje Rojo. Los otros tampoco lo hacían mal pero les costaba leer con clarida terminos preciados pero de complicada pronunciación. Perrian y yo alzamos nuestras cabezas y vimos como ambos hombres esperaban a que bajase con ellos, cruzados de brazos. Cerré el libro apresuradamente entregandoselo a Perrian y poniendome en pie me desplacé hacía ellos en dos o tres zancadas.

-¿Volveremos a Bamond? -Necesitaba saber alejandonos de los barrios bajos.

Rezo esbozó una ligera sonrisa y alzando una ceja, contestó:

-Es posible. Por lo que aquel hombre decía, el joven que trabaja para él es muy habilidoso a la hora de encontrar documentos o libros raros. -

Por el momento fue todo lo que quería oir así que pasando por las calles más principales y llenas de puestos hasta los topes, no dije ni una sola palabra más.

jueves, 25 de agosto de 2011

CROSSOVER FIN

Estoy más que deseosa de que llegue mi hermana con mí camara de fotos, así, ahora que hay que arreglar la impre-escan, podré hacer fotos a mis dibus y ponerlos de nuevo aquí y en el DeviantArt ^^' Sólo puedo ofreceros historias o nueras, perdonadme...


Welcome to Hell -Kuroshitsuji FINAL


Hay personas que jamás querran salir de su demencia, de su irrealidad aunque esa irrealidad, tarde o temprano deba venirse abajo dolorosamente, Henry, era de esas personas. Sí, le he llamado Henry y eso es señal de que ahora que está muerto o a la espera de ello, no me asusta tanto. He visto lo que hay detrás del mostruo y creedme, no era para tanto, claro que los niños tienden a exagerar...

Llegue al abandonado edificio acompañado por ese mayordomo literalmente infernal y ambos supimos que era en ese instante o nunca. El lugar apenas estaba iluminado, tán sólo por los debiles rayos de un sol que comenzaba a ocultarse en el horizonte, confiendole a las amplias habitaciones un aspecto aún más sombrío.

-¡Sal y muestrate! ¡Hemos venido a jugar un rato! -Le reté alzando la voz con rabia contenida.

-Os esperaba. Uno de mis mejores amigos ya me advirtió. -Dijo él con voz triunfal surgiendo de

entre las sombras. Tanto su manera de hablar como el aspecto que pudimos entrever fue muy teatral. Si no fuese porque había ido expresamente a darle una paliza me habría puesto a dar sonoras palmas. Sebastian, así se hacía llamar este mayordomo tán particular, comenzó a acercarse a él. Para él debía resultar un enemigo interesante pero al verle sacar una serie de finos y afilados cuchillos de entre los dedos, supé lo que pretendía. Se estaba preparando, podríamos ponernos a pelear en cualquier instante pero lo que Sebastian no sabía era que a este tipo le gustaba golpear. No había usado un arma de ninguna clase en su vida para esos fines. Escuché sus nudillos crujir a pesar de encontrarse elegantemente enguantados. Sebastian suscitaba su curiosidad. ¿Sería debido a esa unión tán fuerte que mantenía con el chiquillo? Sí, así era debía de estar muy celoso.

-Si le matas ahora, no sabremos donde estan los niños. -Le recordé viendole sonreir maliciosamente, con sus ojos tornandose de un rojo sangre muy brillante.

-Me lo figuro pero puede ser divertido sonsacarselo, ¿o no? -Me sugirió sin perder esa mueca en su rostro tán pulcro y palido. Asentí soltando una suave pero pícara risita. Ciertamente era un ser demoníaco. No hubo más que hablar, los dos nos lanzamos hacía él pero nuestro agíl Titiritero, dando un acrobatico salto esquivaría nuestro primer ataque. ¡Por supuesto! No debía olvidar que él también había formado parte del Circus Circus y talento de sobra desplegaba. Cuando posó de nuevo sus pies sobre el sucio suelo de madera había ido a parar a una distancia más larga de la en la que antes estaba. Aquello molestaría a Sebastian, quien se creía muy certero. Las palabras que le dedicaría le harían gruñir aún más disgustado.

-¡Sois buenos! ¡Mis felicidades! -

-¡¿Acaso lo dudabas?! -Le gritaría corriendo hacía el con gran velocidad dispuesto a clavar alguno de sus cuchillos en su piel sin obtener un resultado satisfactorio ya el Titiritero también poseía gran fuerza en brazos y piernas, lo que lo hacía más rapido que muchos humanos. De ahí que se diga que el ejercicio fisíco es bueno. Mientrás esos dos se batian, silenciosamente camine para salir de esa sala. Si le conocía como le conocía habría una sala en la que sólo podías encontrar a sus anteriores victimas. Pensar que yo podría haber sido uno de esos niños convertidos en muñecos me dió escalofrios. Por fortuna, no encontré entre ellos a la sobrina de Williams ni a los otros dos. Al salir, una malvada idea se apoderó de mí. ¿Qué pasaría si rompia sus muñecos? Se enfurecería, sin lugar a dudas. Al cabo de un rato, en otra habitación de grandes dimensiones encontré a las chiquillas, ambas iban vestidas con hermosos e imaginativos trajes con adornos plateados o dorados. En sus rostros se apreciaba purpura de similar toque. Al principio, mordiendome un poco el labio inferior, me preocupó encontrarlas muertas por lo que camine lentamente hacía ellas, que estaba tumbadas boca arriba sobre la única cama que ahí había.

-¿Q-Quién eres? -Preguntaría la más valiente de las dos al abrir sus ojos y entrever mi alta figura.

-Tranquilas, no soy él. -Les aseguré. -He venido a sacaros de aquí, antes de que sea demasiado tarde. -

Las niñas se incorporaron con difícultad. Una de ellas parecía más rubia que la otra pero ambas eran bastante lindas. En un principio no confiaron del todo en mí pero cuando dije que había venido con Sebastian, la rubia exclamó:

-¡Entonces eres de los buenos! -

Y una gran sonrisa se dibujaría en su rostro. Antes de coger a cada una llevandola en cada brazo, les pedí que contuviesen su alegría. Si el Titiritero nos pillaba, me vería obligado a pelear con él frente a ellas.

-Niñas, a partir de ahora jugaremos al juego del silencio. Quien aguante más tiempo callada, ganará un hermoso premio. -

Las niñas obedecieron mirandose con ojos competitivos. El Titiritero no era él único que se conocía la casa de rincón a rincón, por lo que no presentó un gran problema encontrar una salida fiable lejos de la entrada. Susanne fue la primera en salir y haciendolo, le dije:

-Ve a la mansión de tú tio y dale esto. -Le susurré al oido haciendole entrega de un pequeño papel debido a las multiples dobladuras que le hice. Ella asintió con una sonrisa firme y se escabulló como pudo. Convencer a la señorita Elisabeth de que debía irse sin su querido Ciel, fue más complicado. Llorosa, negaba energícamente con la cabeza. Tomando sus manos entre las mias tuve que hacerle esta promesa.

-Preciosa, te aseguro que antes de que te des cuenta, Ciel y tu volvereis a estar juntos. Hazme caso, es mejor para ambos, que te vayas ya. -

Con el maquillaje corrido a causa de las lagrimas que no cesaban de salir y la purpurina desvaneciendose, me trajó un tragico recuerdo. Susanne regresó y se la llevaría cogida de la mano.

-Buena chica. -Le hice saber en un último susurro.

Como me imaginaba el niño estaba en la que vendría a ser su habitación, al igual que la atormentada RoseLee. Los bruscos golpes que se podían oir de vez en cuando a lo lejos me indicaban que la pelea de esos dos estaba llegando a su punto más culminante. Tenía ganas de saber cómo irían pero antes había que cumplir una promesa, no me gusta que me tachen de mentiroso o traidor. El chico se encontraba aún más drogado que las chiquillas pero todavía no había sido asesinado. Era asombroso lo mucho que nos pareciamos, tomandolo en brazos, lo llevaría hasta la misma salida que habían usado las niñas. Claro que colocando una manta de oscuro color sobre él lo oculte lo mejor que pude hasta que pudiese entregarselo a Sebastian, su mayordomo.

Por mí parte no hay gran cosa que contar más. Contemplando a la pequeña e idolatrada RoseLee, me sentaría frente a ella con gesto pensativo. Yo, de niño, la consideré humana y eso me costó unas horas más en las manos de su terrible hermano pero ella no tenía la culpa. Ella fue su primera victima y su alma debía de estar tán llena de remordimiento y pena que por eso su rostro no parecía cambiar esa expresión de sufrimiento espiritual. Acariciandome la frente con algunos dedos, como iluminado, vería el punto flaco del Titiritero.

-¡Sebastian! -Grite corriendo con RoseLee tomada de un brazo. -¡Ya he solucionado parte del problema! Así que apartarte de él y dejame que sea yo quien termine esto. -

Los dos se detendrían mirandome fijamente. Tanto el Titiritero como Sebastian empezaban a mostrar un aspecto lamentable, uno lleno de golpes y el otro, con sus ropas rasgadas y finos chorrillos de sangre que caían desde los finos cortes, habían llegado, sin duda a ese momento en que todos deseamos que uno de los dos venza definitivamente al otro. Con RoseLee aún agarrada, me ví obligado a insistir:

-¡Venga, Sebastian! Es una oferta muy buena, además ya verás como al crio no le pasa nada. Deja que me ocupe de ese cabrón por tí. -

-No hasta que me diga dónde se encuentra mí señor. -Contestaría el mayordomo, tán fiel y firme que casi me conmovió. Meneé la cabeza, diciendo:

-¿No te das cuenta de que aún matandolo y luego resucitandolo no te lo va a decir? -

Y me fuí a esperar que lo matase. Rodeando el edificio me coloqué junto al señorito Ciel, todavía totalmente tapado y sentandome colocaría a RoseLee en mi regazo.

-Ojala pudieras hablar... -Le diría acariciando su suave y abundante melena rojiza con la luna como único espectador. A media hora o así, una oscura figura se adentraría al edificio con el proposito principal de proteger a Henry. Tál y cómo pude deducir Henry era importante para Williams.

miércoles, 24 de agosto de 2011

FanFic Slayers

Rojo Relativo - La ciencia y sus consecuencias


Aquella criatura era identica a mí. Eris me lo hizo saber dando varios gritos de incredulidad e histeria.

-Ya basta Eris, esto forma parte de esta investigación. -Exclame para calmarla un poco.

Sus gritos resultaban insoportables y no iban a cambiar lo hecho.

-Pero, maestro Rezo... -Quisó replicar.

-Sin peros, Eris. -La atajé. -Ayudame a llevarlo hasta el laboratorio. -

El lugar en el que debía estar pues aunque luciese humano no era humano. Una criatura surgida de una maquina a partir de trozos de un humano no la convierte en humana. Eris obedeció pero aún se encontraba confusa. La respiración de su pecho fue tomando un ritmo más regular lo cúal me agradó, a medida que bajabamos hacía el laboratorio. Llegados hasta la zona en la que se encontraban las criaturas con las que los hechiceros solemos realizar diversos y complejos estudios o que usamos para crear criaturas más fuertes a partir de la combinación de algunas, Eris, la buena de Eris, lanzaría esta pregunta:

-Maestro Rezo, ¿va a dejarlo aquí, con todas estas... cosas? -

-Si, ¿te parece mal? -Le respondí arrugando la frente fingiendo sentir algo de preocupación por lo que ella pudiese pensar. Ella agitaría con energía su cabeza y diría:

-¡Oh maestro Rezo! Si a Ud le parece bien, supongo que es porque debe de estar aquí. -

Pero podía escuchar el apenas perceptible sonido que hacían sus labios al rozarse suavemente. Cuando Eris hacía eso, morderse los labios, esque seguía preocupada o disgustada. Dando un largo suspiro, le recordé que no era humano y que ese era su lugar. A Eris le costaba creerlo pero acabaría aceptando mi palabra, la palabra de su amado. Como era una criatura con una constitución muy delicada, me ví obligado a fabricar algo para que no acabase muriendo. No fue fácil conseguir que otro hechicero nos ayudase a construir esa maquina así que tuve que solicitarsela a mi buen McKind. Él, muy talentoso y con grandes conocimientos cientificos, me ayudó sin poder negarse. ¿Qué otra le quedaba? Antes de empezar querría advertirme de algo:

-Rezo, hace años y años que no ejercito mis conocimientos en este campo... -

-¿Pero sabrás usar tus manos? Sigue mis instrucciones y todo irá bien. -Le animaría pasandole una mano por el hombro. Resoplando se iría arremangando las dos largas mangas de su gastada tunica. Eris bajaba de vez en cuando para ofrecernos algún refrigerio. La energía y el esfuerzo que despediamos convertía aquella zona del laboratorio en un horno. La maquina, al poco de ser finalizada, sería enseñada a Eris, para que así ella pudiese describirmela. Su primera definición fue a mi gusto demasiado sencilla.

-Parece un sillón. -Comentó acercandose a ella un poco alzandose un poco la falda para no pisarla y tropezar, eso la habría hecho sentir una verguenza terrible, encontrandose frente a un hechicero de gran saber y frente a mí, su maestro.

-Qué ingenioso por tu parte Eris, pero me gustaría saber algo más. -Le reprendí esperando pacientemente la segunda descripción. McKind rió ante la ocurrencia de Eris. Debía de parecerle una dama muy imaginativa. Eris examinaría la maquina con mayor atención y comenzaría a dar detalles:

-Pues como ya he dicho parece un sillón, un sillón de piedra del cúal surgen unos finos tubos de cristal que deduzco se le engancharan al... A la criatura de algún modo y creo ver... Uno grueso grillete y otros de menor tamaño en donde estarían las manos posadas... -

Al final Eris no pudó continuar con la descripción porque le parecieron horribles aquellas medidas de seguridad. Como ya se lo había explicado en un principio, esa vez no me tomé la molestia de recordar que era nuestra rata de laboratorio. McKind en cambio, trató de suavizar esa impresión.

-No te asustes. Sé que parece horrible pero no sabemos como puede reaccionar y creeme, lamentaría encontrarte muerta. -

Claro que sus palabras tampoco fueron muy adecuadas, los rapidos pasos de Eris alejandose de nosotros me indicaron que todo esto la afectaba mucho. Acostada sobre su cama lloraría practicamente toda la noche hasta caer somnolienta. Cuando sus gimoteos cesaron, desde mi dormitorio una idea certera pero desagradable pasó por mi mente. Eris no estaba tán preparada para todo aquello como pensé en su primer momento. Era de mis mejores ayudantes y una aprendiz que superó a muchos otros en poco tiempo pero era demasiado sensible, demasiado piadosa. Lo cúal estaba bien pero no cuando tus investigaciones o experimentos implicaban actos no tán etícos. Ningún cientifico era del todo etíco y yo, adentrandome en esos parajes desconocidos pero que ofrecían posibilidades de alcanzar lo que tanto deseaba, había abandonado mis principios morales. Así se lo expusé a Eris mientras dabamos un paseo por la ciudad de Sairaag.

-Eris, mi dulce y buena Eris, me parece que no obré bien al escogerte como mi ayudante en este proyecto. -Dije tratando de que mi rabia, pues la necesitaba de todos modos, se atisbase como pesar. Eris, entreviendo lo que trataba de decirle, me suplicaría poder seguir ayudandome:

-¡Por favor, maestro Rezo, se lo ruego, permitame seguir trabajando a su lado! ¡Le juro que me esforzaré y que seré fuerte! -

Sabía que a medida que las palabras salían, las lagrimas también lo hacían, pues apoyando su cabeza sobre mi pecho, podía sentir como mis ropajes se humedecían. Se apreciaba tanta desesperación como la de un niño pequeño que suplica no ser separado de su padre. Acepté continuar ese proyecto con ella porque ella estaba muy metida en ello y egoístamente, porque quería comprobar mis deducciones lo antes posible. En ese instante sería que me daría cuenta de hasta cúan bajo sería capaz de caer Erisiel por un poco de afecto, pues ella me amaba más allá de lo que el propio sentimiento ya daba a entender.

FanFic Slayers

martes, 16 de agosto de 2011

WELCOME to HELL - Kuroshitsuji

¡Menudo mesecito!... Pero bueno, mientras el ordenador funcione e internet no se cuelgue en exceso, seguiré en pie XDD Vamos a terminar de una vez con el crossover :3


Gracias a la colaboración, forzosa de Grell, y a los egoístas y extraños deseos de Lau acabé más cerca del señorito Ciel. Con toda sinceridad, no me extrañó que los aburguesados denominaran Infierno a los barrios más pobres y problematicos de aquella ciudad. Lau podría haber optado por un buen hotel pero como traficante, le complacía más andar entre los suyos que entre los ricos y los poderosos. Aunque pronto comprendí que Lau era más astuto de lo que aparentaba pues en aquella ciudad, todo aquel que no fuese de raza blanca, por mucho dinero que poseyese, era malvisto, incluso apartado socialmente. Yo, fingiendo ser su mayordomo, pude obtener algo de información pero no gran cosa, sencillamente, lo que ya había averiguado previamente en Londres para transportarnos allí.


Cuando algunos muchachos de la zona cercana al Midnight Cabaret cuchicheaban que hacía poco había llegado un tipo importante, de Londres, con muy buena mercancía supe inmediatamente que Jo, mi anterior jefa no tardaría en darle una buena recibida acompañando a uno de sus mejores clientes y principal mandamás en negocios turbios como la venta de sustancias ilegales. Jack N en cambio, no se sentía nada animado en tenerlo de inquilino temporal en su Midnight Cabaret. Lautremont me habló un poco sobre él.

-¿A qué no sabes qué? Tenemos un visitante oriental que residía en Londres. -Lautremont apenas podía reprimir su entusiasmo.

-¿Y? El infierno posee una rica gama de razas y culturas. -Protesté sin darle tanta importancia.

-Es un chino con mucho dinero. -Me informó alzando la voz. Su entusiasmo era ensordecedor. -Además viene acompañado por toda una belleza china. -

Aquello si captó mi interés pero meneando la cabeza, sonriendo levemente, dije:

-Por muy apetecible que me lo ofrezcas, tengo un asunto pendiente. Visitales tú de mi parte. -

Colocandome mi abrigo más sencillo e insospechado, abrochandomelo totalmente, ocultando así gran parte de mi rostro, salí de mi amplía habitación, Lautremont me siguió con los ojos. Ajustandome un viejo pero aún encantador sombrero de copa oscuro, igual de oscuro que mi abrigo, antes de salir, Lautremont, poniendose en pie, sin apartar su mirada de mí, dijo:

-Ten cuidado. Tál y como ese tipo nos advirtió. El infierno se está revolviendo bastante. -

-Lo sé pero no es cosa de demonios sino de la polícia. Desde que en la alta sociedad alguien llegó en busca de un mocoso desaparecido, la polícia nos tiene buen vigilados. -

Nada más salir por la puerta de entrada mi cabeza comenzó a unir las piezas del rompecabezas a gran velocidad. Odiaba tener que suplicar información a Williams pero tán sólo él podría confirmarme algunas cositas. Gracias a la ayuda prestada por las valerosas Juliette y su compañera de caceria, la señora Grey había conseguido saber, más o menos, dónde encontrar a ese canalla pero la duda aún estaba en mi cabeza. Una pieza no encajaba, la de ese niño rico venido de lejos.


Fue una extraña coincidencia pero encontrarme con aquel joven tán similar a Ciel Phantomhive, mi amo y señor me sería clave para resolver todo el asunto y así encontrar al señorito Ciel. Me había dirigido a la mansión de Williams, pues desconfiaba más y más de él. Grell insistía en que ese tipo no tenía nada que ver en la desaparición, hecho proveniente de ese ser pelirrojo que tampoco me llenaba de confianza, me obligaría a mantener unas palabras con él. A mitad de una conversación sentado y recibido como si no fuese un mayordomo sino alguien a tratar con mayor respeto, no logré sonsacarle gran cosa.

-Toda la polícia de la ciudad ha sido movilizada. ¿Qué más quiere Ud que se haga por ellos? -

-Sincerese y admita que Ud mandó a alguien para secuestrarlos. -Le pedí con tono firme pero amistoso.

Girando la cabeza poco a poco mientras la sostenía con su mano izquierda, apoyado su brazo sobre el grueso brazo del sillón, esbozaría una sonrisita que me resultó maliciosa y altamente sospechosa.

-Lo lamento pero ese alguien se los llevo por cuenta propia. -Sería toda o la poca verdad que me daría. Claro que yo me guíaba más por un mal presentimiento que por las pistas dadas por Lau y Grell.

Poniendome en pie, insistiría.

-Digalo y me marcharé. Hasta que mi señor no de la orden, no le mataré. -

Pero él se negó. En el preciso instante en que iba a utilizar algún que otro metodo menos cortés pero más efectivo llegaría el muchacho, interrumpiendonos.

-¡Michael! ¡Qué maravilloso verte aquí! Aunque, como ya ves, en este momento no puedo atenderte. -

Me quedé paralizado observando al joven. Sus finos y oscuros cabellos, su blanquefina piel y la seriedad que mostraba me eran rasgos tán iguales a los del señorito Ciel que por un instante me hubiese lanzado a sus pies gritando su nombre. Claro que la clase de vestimenta que portaba no tenía nada que ver con la que llevaría Ciel, sin olvidar mencionar que aquel muchacho parecía unos años mayor. Solté a Williams para acercarme al lugar en el que el joven se mantenía de pie, en silencio, con el abrigo sobre uno de sus brazos, perfectamente doblado.

-Como supongo te estarás preguntando, ese joven es un viejo amigo mio, se llama Michael. -Me informaría Williams recomponiendose. -¿A qué se debe tu presencia? -

-Venía a confirmar algo pero si estás ocupado me marcho. -Le hizo saber.

-¡No! Quedese con nosotros. -Alcance a decir.

Michael miró a Williams, el cúal se encogió de hombros.

La conversación giró hacía un camino inesperado. Williams sabía perfectamente como encontrar al secuestrador pero Michael lo había logrado saber por si mismo. Tán sólo estaba allí para confirmar algunas cosas. Ambos salimos de la grandiosa mansión corriendo a gran velocidad.

sábado, 13 de agosto de 2011

OMFG!!! MUY RECOMENDABLE!!!

¡¡¡Slayers 20th Anniversary Fanbook ha sido editado!!!


Estoy que alucino en colores :3

Desde que terminé en el instituto, dejando atrás, entre los malos rollos y los estudios, al periodico en el que compartía ideas y dibujos para la portada, hacía bastante tiempo que no participaba en un proyecto que luego, desde luego con mucho esfuerzo por parte de sus organizadores, saldría a la luz. ¡Qué se editaría y se distribuiría! Por lo que estoy que no me lo puedo creer, flipando y con una cosa en el cuerpo de la alegría que me da haber participado y de haber sido escogido alguno de los dibujos que mande que... Que... Que me gustaría MUCHÍSIMO comprarlo X3

Esas cosas dan mucho gusto tenerlas, yo creo que todavía tengo el periodico del insti en el que la portada fue hecha por mis manitas. Ganamos un premio y tó XD

A convencer a my mother y a enterarse de como conseguirlo pagando en euros e_e


Os paso este link, pa que le echeis un ojo, es genial, yo os lo recomiendo ^^



Dad gracias al igual que yo se las doy a Ameban, gracias a ella me entere de todo esto y quise participar ^^

lunes, 8 de agosto de 2011

WeLcoMe To HeLL Amores que no pueden ser correspondidos

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Tema fuerte pero tratado con la mayor suavidad posible. Avisados quedais ^^'


Ella quería saber, al igual que una vez la señorita necesitó saber, si, por algún casual, había llegado a amar verdaderamente a Blackfield. No me dejaría ir hasta que quedar bien zanjada la cuestión. Sus ojos, azul aguamarina, brillaban con determinación sin embargo sus labios temblaban suavemente. Su mano me agarraba con fuerza, insistente, por lo que, dando un largo resoplido, opté por sentarme a su lado y a dejarle muy clarito lo que yo consideraba más importante con respecto a la relación que mantuve con Blackfield.

-El me quería pero yo a él no, no como a él le hubiese gustado. -

-¿Y eso qué significa? -Me preguntó mirandome fijamente sin comprender del todo lo que había insinuado. Mirando por un instante al techo, meneando la cabeza, me giré bruscamente para mirarla y me dispusé a explicarselo un poco mejor.

-Significa que aunque a veces me agradaba estar con él nunca llegué a sentir amor de enamorado. ¡Sólo era un crío! -

Antes de que volviese a abrir su boca para asestarme otra pregunta que sin duda sería dolorosa y penetrante como una flecha, posando un dedo sobre sus carnosos labios rojizos, le confesé algo, una de esas cosas vividas que no deseas contar a nadie pero que a veces y sólo ante la persona realmente amada terminas contando.

-Shhh... Antes de que salga una nueva pregunta de tus bonitos labios, me gustaría compartir esto contigo. A lo mejor esto aclara mejor tus dudas. -

Charlotte guardó silencio. En sus ojos brillaba la perplejidad y la emoción. Sus ojos junto a su boca eran una de las partes más hermosas de todo su cuerpo. Alejé mi dedo de su boca y sacando fuerzas de algún lugar, lo rememoré con la mayor exactitud posible.


Yo sabía que le gustaba, que le gustaba de un modo que traspasaba la propia expresión, pero cuando me preguntaba si ese sentimiento era procícuo, yo nunca sabía que decirle o que podría haber salido de mi boca. Tenía ese brillo en los ojos propio de las personas que están locamente enamoradas y aunque a menudo trataba de controlar ese fuego que le quemaba, muy pocas veces lo lograba. Empezaba como algo muy sútil, como la pequeña chispa que luego irá creciendo convertida en un fuego abrasador y voraz. A los quince o catorce años lo supé, supé que aquel hombre no sólo me deseaba, me amaba con tanta intensidad que justamente eso era lo que le haría enfermar. Williams, cliente de mis primeros clientes que aún conservaba, me llevó ante él por el perverso placer que le daba contemplar el deseado reencuentro. Su mustio rostro se iluminaría de tal manera...

-¡Michael! ¡Dios mio! ¿De verdad eres tú? -Me diría recobrando su antigua vitalidad estrechandome entre sus brazos. Durante aquel momento pudé sentir como su corazón latía tán fuerte que iba a salirsele del pecho. Al separarnos su sonrisa parecía inalterable pero tán meláncolica. Mirandome de arriba a abajo, se le escaparían estas palabras:

-Oh pero que ven mis ojos, ya no eres mi pequeño principe. Te están convertiendo en todo un hombre. -

Aunque su tono de voz fue tán dulce como siempre lo había sido conmigo, no pude evitar percibir un poco de enojo. Haciendome sentar en sus rodillas, me mostraría su último y según todos los otros artistas de la ciudad el que sería su mejor libro. Las ilustraciones me resultaron especialmente bonitas. Nuestros pies se encontraban en ese momento más cercanos de lo que antes habrían estado. Me había vuelto muy alto pero aún seguía siendo muy delgado y de rasgos muy suavizados. Cuando algunos finos mechones oscuros caían dificultando mi visión, él como solía hacer me los retiraba dedicandome una conmovedora mirada pero al mirarle yo, su frente se arrugaba. Cerrando el libreto con cuidado, le comuniqué mi opinión:

-Me gusta. -

Siendo poseído por un fuerte sentimiento, uno que al parecer había sido largo tiempo adormecido por la fuerza, tomando mi rostro con sus dos manos, me suplicaría algo, algo que para él era de tanta importancia que se había pasado practicamente todo ese tiempo de distanciamiento meditandolo.

-Cuando aquella vez me dijiste lo que me dijiste... ¿Lo sentías realmente? -

Volví a sentirme como si me encontrase entre la espada y la pared. Si le decía la verdad, ¿cuanto dolor le causaría? y si le daba la respuesta que él anhelaba, ¿sería una respuesta que me perseguiría para toda la vida? Lo que me pidió me dejó sin aliento.

-Juliette estaba celosa de tí porque sabía que yo te quería mucho más a tí que a ella pero creo que ahora lo ha superado, ya que me esfuerzo por darle ese amor por el que tanto me suplicó una vez. Asi que, por favor, aunque sea una vil mentira, dime una última vez esas palabras. -

Mi silencio le hizo pensar que yo nunca le querría. Sentí tanta lástima por él que escogí complacerle por última vez.

-Soy sólo tuyo. -

Y fue todo lo que necesitó para que la chispa volviese a brillar, sin engaños. Marchamos en silencio a su dormitorio. El despacho no era un lugar adecuado, el dormitorio siempre creaba un ambiente más intimo. Cerrandose la puerta con un sonoro portazo a nuestras espaldas, me lanzaría suavemente sobre la cama de gran tamaño, humedeciendose los labios, me besaría dejando escapar todo ese fuego que se avivaba por todo su cuerpo. Un beso lento y humedo, que me dejaría impregnada un poco de saliva al separarse nuestras lenguas. Mientras su boca procedía a dar suaves y pausados besos sobre mi cuello, sus manos, tán habilidosas como siempre lo habían sido, desabrochaba los botones de oscuro color que mi vieja camisa poseía mostrando poco a poco mi blanquecina piel. Sentir su humeda y calida lengua de nuevo recorrer esa parte de mi cuerpo lentamente hacía revivir a mi cuerpo emociones incontrolables y muy reprochables. A menudo, más por verguenza que por miedo, cerraba la boca, llegando a morderme con fuerza el labio inferior para no emitir ni un leve suspiro pero aquella vez, digamos que aquella última vez, hice una excepción. Lo que calentó aún más a mi amante. Yo diría que no llegó a penetrarme debido a la fuerte e inesperada eyaculación que sufrió. Desde luego, lo que más placer le daba era dar placer. Sería al poco de preparme para ello, al bajarme los pantalones, desabrochados gracias a la fuerza con la que tiró de ellos. Nuestras respiraciones estaban más que agitadas y todo lo que salía de nuestras bocas eran jadeos, esa clase de jadeos que lanzas cuando estás realizando una ardua actividad fisíca. Ambos andabamos ya muy sofocados, el rubor de nuestras mejillas eran un claro indicio de ello.

-No puedo más... Voy a tomarte ya... -Me informó. Su aliento sobre mí era abrasante, todo su cuerpo.

Asentí, pues no era capaz de decir palabra y cerre los ojos, arrugando la frente. Él, procedió a liberar su ereccto sexo con una mano, con algunos dedos relamidos de la otra procedía a agrandar un poco el pequeño agujero, así habría menos dolor. Cuando sentí unas gotitas cayendo por mis cachetes, creí haberme venido primero pero había sido él. Un largo suspiro surgió de su boca. Apoyando su cabeza sobre mi pecho, con tono de voz avergonzado, dijó:

-Dios... Ya no pudé aguantar más... Lo siento. -

Abrí los ojos y le miré. Los jadeos se habían suavizado. Mi sexo volvió a su languida normalidad en pocos instantes al entrar Williams, que con mirada reprochante, exclamó:

-¡Eres peor que un animal! ¿O esque eres de esos que cuando se mean no son capaces de aguantarse un buen rato? -

El rostro se Blackfield no perdió ni un apice de su rojisímo color. Se apartó de mí y se dirigió al lavabo sin ser capaz de levantar la mirada hacía Williams. A Williams se le veía más que satisfecho. Me obligó a vestirme y nos fuimos.

-Gracias por demostrar mis teorias. Te pagaré el doble de lo acuerdo sólo si mantienes la boca cerrada. -Me anunció sacando varios billetes arrugados de su cartera de cuero marrón antes de dejarme en mitad del Infierno.

-¿Qué teorias? -Quisé saber yo tomando el dinero antes de bajar.

-Blackfield nunca se va a curar. El que es un monstruo, muere siendo un monstruo. -

-Tú sabías lo mucho que me quería... Qué cabrón eres. -Fue lo último que le solté al comprender el proposito de todo aquello.

-Y tu finges quererle. Es parte de tu trabajo. -Fue su gran estocada. Él siempre vencía, fuese en lo que fuese. Con una sonrisa que se agrandaba, me hizó salir del carruaje.

sábado, 6 de agosto de 2011

WELCOME to HELL - Kuroshitsuji



" AMO DE MARIONETAS ESTOY TIRANDO DE TUS CUERDAS
RETORCIENDO TU MENTE Y APLASTANDO TUS SUEÑOS
CEGADO POR MÍ, NO PUEDES VER NADA
SÓLO DÍ MI NOMBRE, PORQUE TE ESCUCHARÉ GRITAR
AMO, AMO
SÓLO DÍ MI NOMBRE, PORQUE TE ESCUCHARÉ GRITAR
AMO, AMO"
Master of Puppets - Metallica

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Es hora de ponerse serios, vamos de que Sebastian llegué al Infierno, así que es muy probable que haya contenido fuertecito... Avisados quedaís ^^' Historia contada desde diversos puntos de vista ^^


Ya habían pasado dos o tres días desde que sucediese el sucuestro del señorito Ciel y las señoritas Elisabeth y Susanne. Paula se encontrada destrozada, no dejaba de llorar con la cara cubierta por sus finas y bonitas manos, hacíendo un gran esfuerzo por rememorar lo ocurrido en la fiesta de cumpleaños. Desplazando mis ojos al otro lado de la habitación, otro policia entrevistaba a los padres de la señorita Susan. El cansancio y la desesperación habían hecho meña tanto en el padre como en la madre, que se apretaba desconsolada sobre su marido, el cúal la sostenía con una mano, colocada por la cintura. Yo parecía ser el único con mayor entereza entre todos ellos. En aquellos momentos, solía sentir una curiosidad perversa, ¿cómo se sentiría uno si pudiese albergar un sentimiento como el que ellos sentían en esos momentos? Al acercarme hacía los grandes ventanales de esa sala, pude observar como Inglaterra volvía a mostrar una cara fría y sombría, con un cielo lleno de oscuras nubes que se extendían como si también estuviesen a punto de llorar desmoronandose como los familiares y la cuidadora de las niñas.

-Se le ve muy tranquilo. -Comentaría una voz de hombre serio y entrado en años. -¿Esque no le preocupa la desaparición de su amo, el señorito Phantomhive? -Preguntaría con tono de extrañeza.

-Claro que me preocupa pero perder la compostura no ayudará a encontrarle. -Le contesté mostrandole una ligera sonrisa.

El hombre, cuyo uniforme azul marino, lleno de dorados botones y diversas condecoraciones de vivos colores, se quedó un buen rato mirandome, suspirando, antes de reunirse con los otros dos policias, diría:

-Me satisface mucho que lo comprenda. -

Aquel hombre y los policias a su cargo harían todo cuanto estuviese en su mano por encontrar a los tres niños vivos. Una promesa muy propia de un polícia pensé viendoles despedirse y ser conducidos por otro mayordomo hacía la puerta principal. Como me resultaba tedioso permanecer sentado a la espera, opté por iniciar una busqueda del joven amo Ciel por mí cuenta. No tendría ni menor idea de en dónde me iría a meter pero sería interesante pues al cabo de un rato, trás hacerle alguna que otra pregunta a la señorita Annette sobre su hermano, caminando hacía el hotel en el que se suponía Williams había pasado la noche anterior a la fiesta de Susan, me encontraría a mitad del camino con un viejo y pegajoso conocido.

-¡¡¡Sebastian!!! -Exclamaría con su aguda y repelente voz echandose practicamente encima mio. -¡¡¡Amado mio!!! -

Una reacción muy propia de aquella cosa de largos cabellos rojos a juego con su gran abrigo y montura de sus gafas de visión. Quitandomelo de encima con un movimiento rapido y elegante, que casi lo enloquece aún más, le dije:

-¡Grell! ¡¿Tú qué demonios haces por aquí?! -

Dibujandose una grotesca sonrisa que dejaba ver sus afilados y extraños dientes, con un intenso brillo en sus ojos verdes como la hiedra en primavera, dando otro gritito de chiquilla enloquecida me respondió:

-¡Pues siguiendo a mí futuro muerto favorito! -

Sus palabras me hicieron soltar una estrepitosa carcajada. ¿Futuro muerto? ¿Yo? Sus palabras me parecieron tán inverosimiles. Mi reacción no debió de ser la más deseada pues Grell se pusó a sacar algo mientras gritaba con ojos furiosos:

-¡Deja de reirte! ¡Es verdad! -

Y cuanto más gritaba, yo más alto me reía hasta que logró sacar lo que fuese que andaba buscando. Me lo pusó bien cerca, en toda la cara, extendiendo un brazo y señalandome con un dedo proveniente de la mano del otro brazo, mi nombre.

-¿Ves? ¡He tenido que suplicar para que me fuese otorgado este caso! -Me informó con suma satisfacción. Guardandolo con la misma brusquedad con la que me lo había enseñado añadió. -¡Conque a partir de ahora no te quitaré ojo de encima! -

Como seguía sin creermelo del todo, insistí en verlo de nuevo pero Grell se negaría.

-Enseñamelo una vez más. -Dije, mi voz comenzaba a sonar autoritaria.

-¿O qué harás? ¿Serás capaz de pegar a una señorita tán bella e indefensa como yo? -

La miradita y la voz que pusó me pusó los pelos como escarpias. Grell era un tipo realmente extrafalario. Sentí tanta repugnacía que preferí olvidar el tema de la lista para continuar con lo que realmente me debía preocupar. Desprendí mi mano enguantada de su cuello cubierto por su larga camisa blanca de lino tirandolo a un lado de la calle. La decepción se apoderó de él.

-¡¿Ya no quieres pegarme?! -

-Tengo muchas cosas que hacer para andar perdiendo mi valioso tiempo contigo. -

Me puse a caminar sin mirar hacía atrás dejandole ahí sentado con el morro torcido. La recepcionista del prestigioso hotel me comentó que ningún hombre llamado Williams con el aspecto que le describí había estado allí, ni siquiera sabía si había solicitado alojarse en el hotel. Mi mal presentimiento comenzó a tomar una forma más certera. Al abandonar el lujoso y pretencioso hotel, Grell seguía sentadito en el mismo lugar en el que le deje.

-A juzgar por la expresión de disgusto de tu hermoso rostro, no has encontrado lo que buscabas aquí ¿verdad? -Soltaría poniendose en pie de un salto. -El tál Williams no viene en la lista, deberías ponerte a pensar en otra persona. -

No me agradó comprobar trás dar varias vueltas sin un rumbo certero que esa cosa tenía razón pero tál y cómo mi instinto me indicaba, Williams era un elemento de cuidado y muy cercano al verdadero culpable. Su gusto por las drogas me llevaría hasta otro conocido, Lau, que sí, sí me daría la mejor pista, la que encaminaría mis pasos hacía el llamado Titiritero.

-¿Se puede saber en qué pensabas al proporcionarle a esa gente drogas tán dañinas como la cocaína? -Rugí lanzandome sobre el calmado y guasón Lau al escuchar la confirmación de que Williams había hablado de los mejores traficantes de sustancias ilegales al Titiritero. Ran-Mao, tán hermosa y agíl como una tigresa me detuvó propinandome una buena patada en todo el estomago. Sus ojos color caramelo no se apartaban de mí. Sentado con la cabeza apoyada en la pared levemente ensangrentada debido al brusco golpe que me dí al chocar contra ella, trate de retomar la actitud que se esperaba de un mayordomo. Lau, con los ojos bien abiertos, suspiró llevandose la mano derecha al pecho. Su corazón latía violentamente.

-Nadie lastimará a Lau en mi presencia. -Dijó Ran-Mao abrazando a Lau.

-Gracias Ran-Mao. Eres una buena chica. -Le agradeció Lau a su hermosa guardaespaldas su rapida intervención, al poco de alcanzar algo de estabilidad. Ella sonrió apoyando su cabecita sobre su cuello. Levantandome para tomar un asiento más cercano, sintiendo mi cabeza latir mientras se reponía del golpe por si misma, le solicité de inmediato datos de aquel extraño caballero.

-Pero eso sería innoble por mí parte. -Me replicó él.

Dada su poca colaboración, viendome venir otra treta contra el señorito Ciel, apretando los puños, pregunté:

-¿Porque se trata de un cliente? Tán sólo ha venido a comprarte droga una vez. -

-Porque a mi parecer es de los pocos clientes que merece guardar el anonimato. -

La voz de Lau sonó con tanto respeto hacía ese desconocido que me quedé mirandole frunciendo el cejo, como tratando de atisbar el porque de tanta admiración pero como de costumbre, la mente de Lau era como un laberinto, uno de esos laberintos que siempre estan cambiando de forma. Como sabía que Lau era de esos que no sueltan prenda a menos de verse en vueltos en el problema o a cambio de un jugoso trato, me vi obligado a ofrecerle algo a cambio de su valiosa información.

-A cambio de darme algunos datos sobre él, ¿qué te gustaría recibir? -Esa fue mi última intentona con Lau. Él abrió sus ojos y apoyando parte de su rostro sobre su puño izquierdo, con voz suave y misteriosa, diría:

-Vayamos al Infierno. Allí está todo lo que ambos deseamos. -

A continuación de su boca salió una espesa nubecita de humo que se extendería a lo largo de la distancia que nos retenía. Ran-Mao observó a su querido Lau y se ruborizaría suavemente. Esos dos sabían más de lo que en principio me querían hacer pensar. Antes de realizar su deseo, especificaría mis conocimientos al respecto...


viernes, 5 de agosto de 2011

CANTA PER ME




Hoy, con bastantes dificultades XD, os traigo esta recomendación musical. Disfrutad de la canción porque a mí parecer, además de preciosa, es de las que pueden e inspiran mucho a una. Creo que el titulo de tán maravillosa canción es Canta per me ^^

jueves, 4 de agosto de 2011

FanFic Slayers ROJO RELATIVO



Hacía tiempo que no ponía ningún dibu mio pues aquí teneís al pequeño Zelgadiss con dos ayudantes de Rezo que me inventé hace poco ^^ Como todo el mundo menciona a sus ayudantes pero nadie o bueno sólo a QP/Diana se le ocurrió dar algo más de importancia a uno, yo también he optado por darsela a algunos ^^ Pandora y Parnassus son mios asi que don´t worry XD


NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):

Esta historia corta será contada en primera persona, vamos según los ve Zelgadiss de niño ^^

Algunas cosas las he ido teniendo que imaginar o deducir, otras me han venido gracias a varios FanFics de muy buena calidad narrativa que he encontrado por internet o en DeviantArt ^^

El aprendiz y ayudante rubio, que caza usando flechas es personaje creado por QP/Diana, Ferrissian.(http://homepage3.nifty.com/QPHOUSE/works/art/chimera/ferri_e.html) Pero tranquis que sólo aparece de vez en cuando y sólo porque según QP/Diana era un ayudante de Rezo ^^'

Por último, no sé si habrá momentos divertidos que dramaticos, los dramaticos serán a veces bastante fuertes... Avisados ^^'



Rezo era ciego de nacimiento por lo que no necesitaba alumbrar ninguna habitación por las noches o durante los días más oscuros de invierno u otoño pero adquirió lamparas y candelabros expresamente para nosotros, los que si veiamos pero no veíamos en la oscuridad. Rezo conocía la mansión, los alrededores y el pueblo más cercano de memoria sin embargo yo, yo solía perderme muy a menudo cuando iba al bosque con Parnassus. Parnassus se ocupaba junto a otro ayudante y aprendiz de Rezo de cazar deliciosos animales para todos los que viviamos en la mansión. Algunos ayudantes eran chicas pero a Rezo eso parecía darle igual.

-Si te permito vivir y estudiar conmigo, ¿qué podrías aportar? -Les solía preguntar sentado en su elegante sillón. El único mueble de calidad superior y elaborado con la mejor madera, tapizado y cubierto por una piel de oscuro color de suave y adictivo tacto. Con los brazos cruzados y una pierna sobre la otra y el cejo fruncido sin perder una tranquila pero serena sonrisa. Todos los futuros aprendices con mayor o menor nerviosismo, iban exponiendo sus talentos ante Rezo y Rezo a continuación decidía. Rezo prefería escoger a jovenes que no sólo poseían alguna noción, por pequeña que fuese, sobre magía o cierta habilidad al usarla aunque fuesen conjuros sencillos, Rezo aceptaba a jovenes que tenían algo de cultura, es decir, que sabían leer y escribir. Parnassus era de los mejores aunque su letra resultará simplona comparada con la de otros, era muy talentoso con la espada y muy bueno también con la magía. Rezo a veces le proponía compartir con él más saberes pero como a él le gustaba la espada y se contentaba con saber magía blanca, en cuanto su formación acabó, se marchó. Ya no tendría con quien adentrarme al bosque. Por fortuna, Pandora, su hermana se quedaría unos años más. Ambos tenían el cabello muy castaño y los ojos de un azul marino en el que te podías perder. Sus ropas eran sencillas pero todos llevabamos ropas sencillas. Al principio Pandora se negaba a llevar vestidos, por lo que compartiríamos un tiempo pantalones. Pandora era alegre y despreocupada pero cuando Rezo le solicitaba lo que fuese ella siempre obedecía. Parnassus era más tranquilo y se tomaba sus deberes más en serio. Le gustaba competir con el ayudante cazador. ¿Qué es más útil, una espada o el arco y sus flechas? Yo nunca supé que responderle porque para mí ambos eran todo un ejemplo a seguir.

-¿A qué no sabes qué? -Me dirigí a Rezo, nada más verlo entrar en el amplio salón, corriendo hacía él con una gran sonrisa. Tomandome entre sus brazos, girando su rostro suavemente hacía mí, preguntaría con voz jovial:

-No. Hazme saberlo. -

-Parnassus me ha ayudado a crear un pequeño grupo de guerreros. -Le haría saber yo de inmediato alzando la voz entusiasmado.

-¿Y dónde estan? ¿Podrías mostrarmelos? -

Me quedé pensativo. Rezo esperó mi respuesta. Él siempre sabe esperar. Una figura familiar apareció a nuestras espaldas, cuando Rezo se giró, pude ver que era Parnassus. Retirandose algunas gotas de calido sudor con la palma de la mano derecha, diría:

-Hace poco que metí las figuras de barro en el horno. Me temó que tendrá que esperar, Maestro Rezo junto a Zelgadiss. -

-Esperaremos, pues. -Replicó Rezo adentrandonse en el salón, que permanecía levemente iluminado gracias al chisporroteante fuego encendido en la gran chimenea de pulido granito. Parnassus se quedaría de pie junto a la puerta, como a la espera de recibir algún mandato o señal. Rezo, aún consciente de la presencia del joven, con voz suave pero tajante, como la que adopta todo noble ante sus sirvientes, le dijo:

-Puedes tomarte la tarde libre pero no salgas de la mansión. Podría necesitarte. -

-Como Ud diga, Maestro Rezo. -

El respeto y la fiel obediencia que todos los ayudantes y aprendices le dedicaban a Rezo a veces me era pertubadora. Yo no podía imaginar que se debiese a la inmesa gratitud y fe que depositaban en él, en su maestro. El arquero, con el que iría tramando mayor amistad al poco de que Parnassus hubiese abandonado la mansión para convertirse en un futuro caballero, también mostraba un respeto y unos modales sorprendentes ante Rezo. Todos lo haciamos, claro que mi relación era distinta. Él era mi bisabuelo aunque él nunca lo mencionó abiertamente. Pandora y ese ayudante, tán fuerte y apuesto como Parnassus pero de caracter más animado y con cabellos de fuerte color amarillo natural que parecían de oro, me lo harían saber un día.

-¿Por qué le llamais maestro? Rezo es Rezo. -Soltaría un día siguiendo a ambos en la oscura y fría parte del sotano en la que se guardaba y se mantenía en buen estado la gran mayoria de la comida.

-Porque es nuestro maestro. Así de sencillo. -Me respondería Pandora como si fuese lo más obvio del mundo. -Sin embargo para tí él es mucho más o debería serlo. Por eso le puedes llamar simplemente Rezo. -Añadiría antes de alejarse de mi lado para adentrarse un poco más en la extensa y fría sala, cuyas paredes eran de roca y el suelo una fina superficie de tierra. Daba la sensación de que nos encontrabamos en una cueva, una cueva que hubiese sido pulida por algún escultor pues las paredes eran lisas al igual que el suelo. El arquero llevando todavía al hombro la presa de aquel día. Un pajarraco bastante grande ensangrentado, echaría andar trás Pandora pero antes comentaría:

-Mira, Zelgadiss, Rezo es tu único pariente vivo, él se ha encargado de tí desde muy pequeño pero para nosotros Rezo es una persona que admirabamos y con la cúal aprendemos cosas valiosas y a la que ayudamos con sumo agrado. -

Me dejaron un rato allí solo meditando las palabras recien escuchadas. Llegado el momento en que mi vida dió un brutal giro y comence a ser tratado como un trabajador más, llenandome de lagrimas, pensé muy a fondo sobre eso de que él era mi bisabuelo y que seguramente por eso me había permitido tanto. Deseé entonces ser un aprendiz más, un ayudante como ellos pero al ser tán especial, tán de la familia, aparte de revelarme sus planes más oscuros, me tendría como la pieza clave en una construcción largamente deseada de reanudar.










miércoles, 3 de agosto de 2011

WeLcOme To HeLL DEJADME ENTRETENEROS



Cuadro de Picasso ^^ Ni idea de quien es el tipo que aparece pero me recuerda a Gustav ^^


A Viktor nunca le agradó Gustav, sin embargo y porque había que ganarse el pan, de vez en cuando acudía a las fiestas que organizaba para asombrar a los invitados. Una experiencia pasada le ayudaba a que pasase lo que pasase o sintiese lo que sintiese, no debía desconcentrarse ya que sería altamente peligroso para todo aquel que se encontrase cerca de él. Asi que decir que aquello era una prueba de fuego para él era decir poco. Gustav, con sus desaires de siempre, sería quien le recibiría en su lujosa y amplía mansión. Un recorrido casi laberintico y ambos llegarían al gran salón en el cúal se celebraría la fiesta de esa noche. Para Viktor adentrarse en aquellas grandes mansiones, de extensas habitaciones y elegantes lamparas de cristal colgantes en el techo era como adentrarse en antiguos palacios, ya en ruinas o con un aspecto decadente y meláncolico. Esos lugares solían inquietarle. No importaba cúan lejos pasasen los años y los siglos, el pobre siempre se sentiría utilizado como un reclamo de entretenimiento. Claro que ahora le miraban con admiración y curiosidad, no con miedo y desprecio. Llegados los invitados, no tardaría en advertir entre ellos a algunos conocidos. Ocultandose como bien pudiese, se repeinaría, limpiaría sus gafas y tomando aire, se encaminaría al centro del salón. Los aplausos y silbidos de expectación no le ayudarían a sobrellevar los nervios que sentía pero eran muy agradecidos. Le rompía el alma encontrar entre sus espectadores a acompañantes tán jovenes pues sabía que aquellas fiestas no eran precisamente para niños. Cerrando los ojos lentamente, se concentró en mostrarles algo bonito y espectacular. Con suaves y ritmicos movimientos de sus manos enguantadas iría creando pequeñas formas uniformes luminosas que según lo que él desease, irían adoptando tamaños y figuras diferentes. Todas ellas flotarían a su alrededor, iluminando su cuerpo sin llegar a rozarle. Los invitados aplaudirían entusiasmados acabada esa pequeña muestra de lo que era capaz. Todos las figuras liminosas se tornaron bolas de luz que se unieron hasta desaparecer en las manos del mago. Viktor acabada su actuación se dispondría a salir de allí en silencio, sin dirigirse a nadie con la cabeza gacha como cuando era un niño pero se vería repentinamente detenido por uno de los invitados.

-¿Te marchas? -Le preguntaría una suave y melodiosa voz femenina.

Girandose con rapidez para contemplar a la dueña de aquella angelical voz, Viktor respondió:

-Sí. Yo ya he hecho lo que venía a hacer. -

-Por favor, señor mago, quedese un rato con nosotros. -Le pediría una hermosa joven de largos cabellos dorados y bonitos labios de intenso color rojo a juego con su rosadas mejillas. Sus ojos brillaban suplicantes. Viktor suspiraría rindiendose a las plegarias de la joven.

-Sólo un ratito. -Le dejaría claro.

La joven caminó llena de gozo arrastrando consigo a Viktor hacía la zona del salón en la cúal se encntraba su esposo. Viktor pestañeó incredulo cuando la joven se detuvo frente al único hombre sentado en mitad del sofá de cuero forrado por algunas zonas de piel de fuerte color vino tinto. Dandole un apasionado beso en la boca, sentandose entre sus rodillas, le diría al oido:

-Cariño, acabo de encontrarme con un mago. -

Su voz sonó infantil y burlona. El hombre replicó con voz suave pero más madura:

-¿Así? ¿Y qué clase de mago era? ¿No sería El famoso mago de Oz? -

-Noo. Este mago es mil veces mejor. Ojála hubieses podido ver las cosas que es capaz de hacer. -

Al decir eso, Viktor pronto se daría cuenta de que aquel hombre no podía ver sin embargo sus ojos trás los oscuros cristales de sus gafas redondas estaban abiertos. Viktor permaneció de pie sin saber que decir.

-¿Y porque no le dices a ese mago que se siente un rato con nosotros? Seguro que tiene muchas cosas interesantes que contarnos. -Le sugirío con voz traviesa el hombre.

-Señor mago, puede sentarse. Le aseguro que mi marido no muerde. -Le indicó ella mirandole a la vez que daba suaves y repetidas palmadas al espacio derecho del largo sófa.

Viktor se quedó aún más sorprendido. Aquel hombre le sacaría lo menos diez años y ella acababa de decirle que eran matrimonio. Nada más sentarse, Viktor no podría quitarles los ojos de encima. Le resultaba raro ver esa clase de matrimonios en una época y lugar tán puritano y regido por las normas. Haciendo un esfuerzo por no ser grosero, se lo preguntaría:

-Señorita, me permitiría saber cómo es posible si Ud parece mucho más joven que él. ¿A sus padres no les importó? -

Ella le miraría con la cabeza levemente ladeada antes de echarse a reir.

-¡Claro! Resulta que ambos por nuestra afición a la escritura y el arte en general nos vimos obligados a abandonar nuestra acomodada vida aquí por una más libre en El Infierno, allí nos conocimos en un certamén organizado en el Midnight Cabaret y nos enamoramos locamente. -Le explicaría sin mostrar reparos en ello la joven.

Un buen rato despúes, habiendose roto el hielo entre los dos escritores y el mago, Viktor, mostrandose más seguro y animado mantendría una interesante conversación con el escritor ciego. Un hombre a admirar, ciego pero que sabía buscarselas para poder mostrar al mundo sus ideas y las impresionantes historias que se le ocurrían desde muy joven. Orgulloso y a menudo terco pero amable y muy educado. Sin olvidar hacer mención a su elocuente sentido del humor.

-No sé porque pero me recuerdas a un hombre del que me hablaron una vez. -Dejó caer Viktor fascinado ante el escritor.

-¿Y era importante o un don nadie con mucha labia como yo? -Inquiriría el escritor con una debíl sonrisa.

-Yo diría que sí, que fue bastante conocido. Para muchos era como un santo sin embargo para aquel que me habló de él era un autentico mostruo. -

-Eso suena bien. Hablame un poco de él. -Le animó mostrandose muy interesado.

Viktor no se haría rogar.

-Bueno, según esa persona, ese hombre era una especie de filósofo o erudito. Siempre iba de rojo y lo más sorprendente, era ciego de nacimiento. No recuerdo como se llamaba pero era un hombre que también había luchado mucho por alcanzar sus metas, tanto que incluso perdería un poco la razón a mitad del camino. -

-Pues sí, si que nos parecemos un poco, sí. -Bromearía el escritor ciego.

Cuando el largo y grueso reloj de pared sonó dando a conocer a los presentes que habían pasado más de las doce, Viktor se levantaría de un salto y disculpandose ante los escritores, saldría raudo de allí antes de que la fiesta se volviese demasiado intima. A la mañana siguiente aquel matrimonio se dirigiría a Circus Circus por expreso deseo del hombre para seguir charlando.

lunes, 1 de agosto de 2011

HISTORIA DE O

Hoy os recomiendo tanto el comic como la novela de esta historia, La historia de O.


SINOPSIS:

Más o menos, trata sobre una joven llamada O que es llevada por su amante, al que ama con locura, más allá de la razón o la pasión, a Roissy. Allí O aprenderá no sólo a ser sumisa, sino que aprenderá a disfrutarlo y desearlo al ser castigada y forzada por varios hombres, entre ellos, su amante, todos encapuchados, para así fuera de Roissy complacer a su amante y posteriormente al hermano de éste... O hará todo lo imposible, siempre por y para agradar a su amado.


OPINIÓN PERSONAL:

Es un relato erótico a mi parecer muy bueno. Con descripciones sencillas pero cuidadas que muestra un mundo muy interesante y la transformación tanto fisíca como mental de la protagonista a lo largo de sus tres apartados. Pues esta novela va dividida en tres partes, la siguiente tán fascinante o más que la anterior. Además dicen que es toda una joya dentro de la literatura erótica, junto a las historias del Marqués de Sade, me figuro. Un artista de gran talento y prestigio dentro del mundo del erotismo ilustrado ha hecho una magnifica versión de la obra en comic, os la recomendiendo también.


MUY RECOMENDABLE ^^