martes, 25 de diciembre de 2012

FanFic Welcome to Hell - CLAMP: Navidad

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP son obviamente creación de CLAMP
Los personajes de Kuroshitsuji son creación de Yana Toboso
Los personajes de Slayers son creación de Hajime Kanzaka
El resto si es probable que sea cosa mía al igual que el concepto o idea global de la historia ^^
Es posible que se traten temas delicados o trasgresores pero recordad que es ficción y que nunca apoyaré la pederastia òó (Welcome to Hell es así, se tocan los peores palos n_nU) pero esta vez no, que es navidad ^^

Welcome to Hell
Crossover CLAMP - Slayers - Kuroshitsuji
Navidad

-¿Qué piensas de la Navidad? -Preguntó ella de repente, en mitad del silencio sepulcral de la larga noche alzando la mirada hacía mí pero sin abandonar su posición, pegada a mí mientras deslizaba sus largos y pálidos dedos sobre la suave tela de la única prenda que me cubría parte del cuerpo. Una larga y oscura túnica con bordes azulados o lilas en cuya parte central un sol de dorados hilos y una luna de igual material habían sido plasmados con gran detalle como indicadores de algo. Por la espalda otro gran bordado se apreciaba todo rodeado y con esos mismos astros entrelazados en un gran circulo por encima de lo que se asemejaba a una estrella de doce puntas.

Mi respuesta fue bien sencilla, me encogí de hombros concentrado en mantener la respiración y los nervios estables.

-¡Oh vamos! -Me espetó insatisfecha levantando algo más que sus ojos del color e intensidad del carbón ardiendo en unas brasas. -¿Acaso los occidentales no creen en ese tipo llamado Jesucristo y en su legado de amar al prójimo y compartir y todo eso? -Exclamó dando por sentado que ser en parte occidental requería ser cristiano de alguna manera.

Dado que el modo en que me miraba era fulminador, respiré hondo y decidí probar suerte ofreciéndole una respuesta audible. Ladeando levemente la cabeza hacía la izquierda, la dejó apoyada sobre mi mano cerrada izquierda y digo arrugando un poco la frente:

-Me parece una celebración hermosa ya que trata de sacar lo mejor de cada uno con la excusa del recordatorio de la llegada de ese tipo como decís llamado Jesucristo. -

-¿En serio? -Es cuando ella optó por increparme como si fuese alguna clase de juego del cual soy el único que hace tiempo ha olvidado que existía. Y removiéndose con pícara añadió. -Eso no parece salido de tu propia cabeza. -

Resopló y replicó pensativo:

-Bueno, es lo que siempre me han dicho mis padres al respecto cada vez que celebrábamos en la mansión Reid esta festividad... Aunque no recuerdo haberla celebrado de igual modo con... Mi verdadera familia. -

Las últimas palabras fueron apenas un murmullo. Después se hizo otro largo silencio como si ella se percatase de que no había escogido un buen tema con el que bromear. Apoyando su cabeza repleta de largo y oscuro cabello que cubría por completo su espalda desnuda como una fina manta negra suspiró y entornando los ojos delicadamente mientras acariciaba mi rostro dijo con cierta melancolía en su melosa voz:

-Ojala hubiésemos tenido la oportunidad de celebrar esto juntos antes... -









domingo, 11 de noviembre de 2012

QUÉ FUERTE... Lo de nuestros origenes LOL



¡¡¡Bizarrada mayor no han visto mis ojos!!! XD
Creo que si no fuese por mi gran sentido del humor y lo friki que puedo llegar a ser, como cristiana que soy, me hubiese puesto de muy muy MUY mala leche con el graciosillo que lo hizo...
Da que pensar, ¿verdad? 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

WeLcOme To HeLL

Historia corta recuperada: 
HUMAN MACHINE

Sería genial ser una maquina, un ser sin sentimientos ni dudas ni conciencia. Algo que siempre estara aquí, cumpliendo ordenes de cualquiera sin quejarse...


Situémonos, somos formas de vida miserables, hemos perdido nuestra humanidad en un intento de asemejarnos a Dios, ese Dios perfecto del que siempre nos hablaron de niño, sin embargo no somos como queríamos, somos peores. La desevolución ha llegado y cada individuo vive como puede. Nuestros sueños han muerto y no hay esperanza porque no sólo destrozamos nuestros cuerpos, también destrozamos a nuestra madre Tierra, que gime dolorida como una loba herida en mitad del bosque... Es horrible para todas las formas de vida posible en la Tierra pero para los que una vez fueron nuestros amigos e instrumento de trabajo, las maquinas, todo es favorable. El aire contaminado no les afecta, no tienen pulmones y no necesitan agua, todas se alegran, es su era dorada pero hay una que no parece tan feliz, hay una que cada vez que ve a un humano morir algo en su cerebro electrónico falla y no puede evitar sollozar, sin lagrimas pero sollozar como un humano. Sus compañeras le odian por tener lo que ellas no tienen, alma humana. Las pocas que la defienden dicen que sólo es un fallo, que esta mal hecha. Ella siempre intenta defenderse pero como es la única maquina con eso, nunca logra convencer a las otras, se siente muy sola y a veces piensa en desconectarse para no sufrir. Mi yo primitivo la habría odiado por ser una maquina pero yo tampoco soy como los demás humanos, crecí con algo que duele y me hace diferente mentalmente como ella. Esa diferencia nos ha unido, a veces, demasiado.


-Me gustan mucho tus ojos... -Me dice cada vez que me mira, me hace sonrojar y me hace sentir más feo, soy alargado, muy alto y con la piel pálida como la de los muertos y a las pocas chicas con las que he estado les asusta, no quieren tocarme excepto ella y ella es una maquina de combate no de amar, o sea una Sex machine. Le digo a menudo que me gusta como se contonea su estructura metálica, ella se pone coqueta, tiene mente femenina, seguro. Espera que diga algo, le digo:

-Gracias, eres muy dulce.

-¿Dónde naciste?¿Y cómo? -Me pregunta con curiosidad.


-No lo recuerdo... -Le respondo, intento recordar pero me duele la cabeza fuertemente, siempre me duele así cuando intento recordar.


-Yo nací en una fabrica subvencionada por el gobierno militar. -Me cuenta orgullosa. Si fuese una mujer, sería guapísima y tan adorable como Betty Page. Paseamos por toda la ciudad.Yo busco drogas de diseño que acallan las voces de mi cabeza y ella se limita a buscar pilas o cualquier enchufe eléctrico. Somos una pareja atípica, no encajamos y a mi me da igual pero a ella le deprime, ya digo que es muy sensible y dulce como una flor. Por eso yo la protejo, ella es más fuerte y esta bien equipada pero no sabe como pelear, ella odia pelear. Una vez se lo comenté, intente enseñarla:

-Escúchame, eres un robot de combate, debes de tener un dispositivo que active el modo lucha... ¡Actívalo! -

-No, no sé... No puedo... -Me contestaba lloriqueando.


A ella le fascina mi capacidad motora, mi agilidad, mis reflejos y sobretodo mi capacidad psíquica. Me costó mucho controlarla, vale uso drogas como el Ephemerol, sólo para acallar los pensamientos que oigo de los demás pero mover cosas fue algo que tuve que aprender a controlar por mi mismo, no había ninguna droga que ayudará, por eso he vivido en lugares deshabitados pero lo peor es cuando estoy tan cabreado que las cosas explotan , incluso los seres vivos pero la capacidad psíquica que me convierte en un individuo peligroso es poder controlar a los demás... Y por ello, porque yo no lo veo igual de bonito, soy cruel con ella.


-¿Te gustaría vivir eso día tras día? -Le suelto cuando surge el tema.


-No... ¿Tú lo has vivido? -Pregunta y sus ojos brillan a punto de segregar lagrimas, lagrimas inexistentes.

-No todo. -Me siento obligado a decirle para apaciguar su temor. 

-Entonces ¿Por qué no me dices la verdad cuando te pido que me cuentes algo sobre ti? -Me demanda saber, con arrojo sin dejar de mirarme. 


-Soy un inadaptado social, un demente fugado, un soñador y un tipo...

Con problemas para relacionarse, un mentiroso patológico y un asesino... -Resumo mi ser. 

-No lo comprendo, Usted es un hombre brillante, sus capacidades me asombran y pensar que Usted ha acabado así...No lo comprendo. -Comenta aunque más bien parece un pensamiento en voz alta. 


Pero soy lo que soy, mejor dicho, soy lo que me ha tocado ser y he de sentirme orgulloso aunque cada vez le encuentre menos ganas...




viernes, 26 de octubre de 2012

MARINA AND THE DIAMONDS Power and Control


Altamente recomendable *O*
Desde que descubrí esa canción dentro de todas las que se supone tiene el album, estoy que no paro de escucharla... Tiene algo y ese algo me atrae e inspira MUCHISÍMO ^^
La canción es Power and Control y es interpretada por Marina and the Diamonds ^^

viernes, 10 de agosto de 2012

WelCome To HeLL Circus Circus LOVED

ADVERTENCIA: 
Como sucede en la mayoría de mis historias originales en WTH, seguramente contenga temática muy fuerte pero os prometo describiré con la mayor sutileza posible ^^U
WTH son historias en plan protesta ¿Eh? Que resulta que esos canallas ya existían... Por desgracia U_U 

'Let me inside you 
Let me inside you 
In your veins 
In your brain 
Let me inside you 
Let me inside you 
Through your pore 
Show me more' 
Let me inside you - OOMPH! 

WelCome To HeLL: CIRCUS CIRCUS 
Amado 

El decía que me amaba y parecía tan sincero pero yo a él no sin embargo me habían "enseñado" a amarlo yendo así en contra de mis propios sentimientos. El poco consuelo que encontré fue saber que no era el único dentro de esa gran mansión... 

-Él está encaprichado, muy encaprichado contigo porque le recuerdas a Jack. -Me haría saber en una ocasión uno de ellos, unos cuantos años más mayor que yo. 

Poniéndome en pie mientras lograba parar de llorar entre bufidos por la nariz, sentí curiosidad. 

-¿Jack? -Pregunté pestañeando. 

A veces le oía mencionar ese nombre cuando me tocaba y besaba tumbado en su inacabable cama. El chico se inclinaba para observarme y respondía muy bajito, casi en un susurro: -Nuestro héroe. - Me quedé sin saber que decir. Ese chico se ganó su libertad antes de que yo fuese engaño por el señor Blackfield. ¡Yo sólo quería regresar con Viktor! Le gusté, le gusté mucho y todo por culpa de ese Jack al que tanto me parecía. Lo que más rabia me da es que ni volveré con Viktor ni volveré con los demás, en el Circus Circus. Creo que gracias a la curiosidad despertada por ese chico de negros cabellos y ojos desiguales pude concentrar mi mente en otras cosas mientras me tocaba estar con él. 

Comencé a respirar fuertemente cuando se puso encima mía y tuve que hacer mucha fuerza para no gritar y golpear cuando sus labios se unieron a los míos, sosteniendo con una mano, la misma mano que percibiría tenso bajar y bajar recreándose en el roce de mi piel al ir desabrochando cada flojo botón de mi nuevo traje. Nunca alcanzaré a saber como conseguía entrelazar su lengua con la mía cuando el beso se prolongaba, tan húmeda e inquieta. Respirar se dificultaba un poco por lo que el degustar de mi cuello era casi agradable. Entre jadeos y mucho pestañeo, arrugando la frente solté su nombre. El señor Blackfield se pararía y levantando la vista, también jadeante, echándome su cálido aliento diría: 

-Así se llamaba el niño del que te hablé ¿lo recuerdas? - 

Asentí. Esas cosas nunca se olvidan ya que después de la charla, se abalanzó sobre mí para hacerme suyo por primera vez. 

 -Pero tú eres mucho más para mí de lo que él hubiese podido llegar a ser. -Concluiría garantizándome lo que sabía y odiaba. -Al fin y al cabo, en quién realmente me fije aquel día fue en ti. -Agregaría en un estremecedor susurro a la oreja habiendo pasado sus labios y lengua por cada hueco que la componían. 

Aquello, que tenía pinta de confesión o revelación, me turbó bastante, lo que hacía más complicado entrar en un estado de relajación y goce. Mis nervios se pusieron de pinta cuando llegó a mi... Bueno, a estas alturas ya sabréis a que. Los golpes que los chicos de Williams me propinaban si me agitaba o me revolvía impiéndoles acariciarlo como él estaba haciendo habían sido efectivos pues aunque sentía ganas de cerrar las piernas o agitarme todo entero, no lo hice como si ese pánico y dolor fuese a surgir nuevamente si lo hacía. Sólo salían lagrímas que él limpiaba con algunos dedos de su otra mano. Lo suyo no tardó en animarse pues entre los jadeos tan cercano, algo parecido a un leve quejido alteró el continuado ritmo de éstos. A lo mio le llevó un rato comprender que debía ponerse recto como una columna de carne. 

-Perdóname... Pero no puedo esperar más... -Le oiría decirme con voz muy alterada, de esas que incluso dan miedo pues sueles pensar que a esa persona la va a dar algo, antes de separarse un poco de mí para comprobar un poco consternado como sus calzones se habían humedecido. 

Suspirando como si buscase recobrar el aliento, menearía la cabeza al dirigir sus ojos hacía mí otra vez. La sonrisa que se había evaporado, regresó al observar el estado de lo mío. -No importa, ahora que tú has logrado entonarte, me dedicaré por completo a complacerte. -Sentenció sin tardar un momento en ponerse manos a la obra. Manos y boca. 

Sosteniéndolo entre sus dedos con firmeza pero sin perder delicadeza, lo lamería antes de meterlo en su boca. A pasar de todos mis esfuerzos por no emitir ningún sonido que le confirmase lo bueno que era su labor, alguno que otro se me escapaba entre lagrimas que caían hasta hallar su fin en la alargada almohada. Justo en el momento en que empece a bajar la guardia, aquella sustancia pegajosa y blanca salió saltando como blancas gotas de pis por la mitad de mis piernas cubiertas por la fina tela de mí traje nuevo. Al señor Blackfield a diferencia de otros señores no le importó la consecuencia de su magnifico trabajo, lo veía como una prueba más de lo bueno que era. Sacando un pañuelo de algodón de un bolsillo escupía el jugo blanco y doblándolo con igual estilo, lo guardaba en ese mismo bolsillo. Tendiéndome una mano me llevaría hasta la bañera más cercana. Qué lobo más limpio, debía de ser en palabras de Viktor de los pocos dentro de toda la manada.

miércoles, 25 de julio de 2012

FanFic CCS Bright Star FILIA, AMATOR ET MATER


NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CCS son creación exclusiva de las maravillosas CLAMP
La idea es simple. Sakura es una niña huerfana que es acogida por el infame Clow Reed, quién no sólo la ayudará a aceptar su extraordinario don...
AVISO! Varios detalles han sido cambiados para ajustarse a la loca idea del autor
AVISO 2! Clasificado M Clow x Sakura


Personajes Principales
El mago (Clow Reed)
Ying Hua (Sakura Kinomoto)
El león dorado (Kerberus)
El joven (Yue)


FanFic CCS - BRIGHT STAR
Filia, amator et Mater *


No sólo la niña percibió que el modo en que el mago la observaba se había vuelto más extraño sino que ella misma comenzaba a sentirse más extraña al llegar uno de los años en que se prevé la llegada del futuro florecer de toda muchacha. El momento que tanto había ansiado el mago estaba realmente cercano...


Al contemplar la imagen que le ofrecía el espejo del pequeño pero coqueto cuarto en el cual se aseaba cada mañana la niña podía comprobar que un sutil cambio se acentuaba silenciosamente en su cuerpo cuya silueta general había sido además de bastante escuálida, carente de forma. Lo que provocaba una reacción de desasosiego pues aún sin ser del todo consciente del nuevo poder que podría utilizar a partir de ello temía con espanto provocar lascivia en cualquier varón, especialmente en el más cercano, el mago, que sin duda se las arreglaría para realzar esos nacientes encantos con el único propósito de tornarla en toda una dama, en su dama. Tocando primero esa parte de la clara superficie del espejo no acababa de salir de su desconcierto pero palpándose los redondos bultos que debían de ser sus senos bajo el largo camisón estaba claro que su copia reflejada no la engañaba.


-Maldición. -Maldijo su suerte múltiples veces mientras se echaba agua bien fría en la cara. 


Pero su tragedia iría más allá el día que despertase notando empapada las sabanas que cubrían su colchón bajo su respingón culo pues aquella oscura y rojiza mancha sería una prueba más costosa de disimular e imposible de ocultar. Tal y cómo el mago ya se figuraba sin necesidad de preguntar aquellas que debían de haberle proporcionado una educación en el respetado internado del cual la chiquilla fue echada no le habían proporcionado una adecuada preparación a lo que estaba viviendo por lo que con gusto tuvo que ocuparse él. Con innegable resignación, la niña, ya en plena facultad física para ser mujer, se sentó ante el mago a fin de escuchar y aclarar tal asunto. Incapaz de alzar ni un momento su cabeza de lacios y castaños cabellos que caían en lisos mechones por sus hombros, siendo los delanteros a sus orejas los más gruesos, escucharía con el rostro enrojecido de vergüenza a su mentor fijando sus verdosos ojos en sus apretadas manos situadas sobre su alda. Las mangas del bonito vestido que llevaba eran estrechas y tan largas que tapaban gran parte de su mano debido a su diseño. De cuando en cuando asentía con la cabeza pero su mente estaba sumida en sus propios pensamientos, pensamientos inmaduros y temerosos. Ella no se sentía preparada para ser como la Diosa, creadora de nueva vida ni se sentía preparada para ser la amada de nadie, le gustaba su rol de hija aunque le ocasionase un sin fin de castigos y regañinas al tratar de atravesar ciertas normas establecidas. Caprichosa y mimosa, haciendo brillar una leve luz, a ella le gustaba ser como las estrellas, hijas de la Luna pero ocupar el Luna de la Luna, señora de la noche y acompañante del Sol, no. 


-Mi pequeña e insegura Ying Hua, eso que temes no tiene por qué suceder ahora mismo, sucederá cuando estés preparada. -La calmaría el mago arrodillándose frente a ella y levantando su rostro, en este se apreciaban algunos finos trazos de húmedas lagrimas. Arrugando su frente meramente cubierta por delgados hilos de negro cabello, el mago secaría sus ojos. 


Al contrario que ella, a él no le costaba tanto adoptar el papel del Dios, siendo padre, amante e hijo más le hacía tremenda gracia consentir a la chiquilla reprocharle cosas cual madre con la esperanza de despertar en ella poco a poco a la Diosa que toda mujer llevaba dentro, dado que la Diosa era la representación maxima de lo femenino como el Dios lo sería de lo masculino. Desde luego era cierto que se moría de ganas de darle una pequeña estrellita a la que cuidar y amar pero se contenía porque ante todo era un caballero ya que había varios caminos a seguir dentro de la magia denominada sexual y si el considerado verdadero requería un enorme esfuerzo y disciplina, no iba a imponerlo a sus amantes. Él era demasiado egoísta o animal para ello y no le avergonzaba reconocerlo. Mientras pasaba las paginas del grueso libro que sostenía en su alda mis ojos se alzaban para dirigirse a la lejanía del jardín, recostado contra un firme árbol que le brindaba una magnifica sombra con su espeso follaje, una sonrisa se dibujaba en su sereno y tranquilo rostro. Por muy difusa que fuese la visión de la animada chiquilla jugando con su fornido guardián Solar de dorado pelaje, el mero pensar en ella le llenaba de una felicidad idéntica a la de un padre e igual de intensa a la de un esposo o  amante. El joven de claros y larguísimos cabellos que reposaba a lo alto se limitaba a cumplir con su deber de guardián de aquel que le diese la vida sin quitar sus ojos de pálido azul del mago. Torciendo el gesto al ver a la niña aproximarse, demasiado para su gusto, al mago para mostrarle el descubrimiento de la mañana mientras el león dorado se acercaba en busca de un lugar agradable donde echarse una merecida siesta.


-¡Aún puedo ver hadas! -Anunciaba eufórica dando saltitos frente a los tres individuos que la miraban de modo bien distinto. 


-Pues vaya escándalo para tan poca cosa... -Refunfuñaría el muchacho de plateados cabellos cruzándose de brazos consiguiendo detener los chillidos y saltitos de la chiquilla. El león asintió dándole la razón pero el mago ampliando su sonrisa y mirando fijamente a la niña diría:
-No me extraña ya que a ellas le agradas tanto como a mí. - Y un rubor se extendería teñiéndo de fuerte tonalidad rosa la cara de la chiquilla. -Anda, ven y siéntate un rato a mí lado. -Le pediría alzando una fina y negra ceja. -No sería justo que tan sólo Kerberus disfrutase de tu compañía. -


Quizás, como era usual en ella, al principio desconfió dando una sonora exclamación mientras daba un paso atrás pero aumentando su rubor acababa aceptando ante la silenciosa suplica del mago, que esperaba a que cediese sosteniendo ligeramente doblado un brazo cual bailarín a punto de lanzarse con su pareja a bailar. Lo tan temido sucedía al rato de sentarse sobre el alda del mago una vez más pues el mago notaba claramente el cambio surgido en su cuerpecito. Las longitud de sus piernas, el suave redondeo de su torso bajo el vestido y de seguro también la aparición de sus realzados senos, tersos y protuberantes como dos montes en la inmensidad de una pradera de blanca piel. 


-Ah... -Musitaría sin darse cuenta la chiquilla al sentir un inesperado y duro bulto entre sus cachetes bajo diversos tipos de prendas. Llevándose una mano a la boca, intensamente avergonzada, respiraría fuertemente antes de dirigir sus ojos hacía los del mago, que ella imaginaba más avergonzado erradamente.


-He ahí el báculo de Venus en toda su gracia. -Sería lo que le diría el burlón mago a la abochornada chiquilla, cuya cara estaba toda roja. 


"Era cuestión de tiempo que sucediese... Al fin y al cabo, un hombre es un hombre" Pensaría el león incorporándose un poco y lanzando una mirada ligeramente de desdén a su amo y creador. La niña se apartaría tan rápidamente que caería torpemente de lado al verdoso suelo, lo que hizo que el guardián Lunar se echase a reír a carcajadas. Poniéndose con igual o mayor velocidad en pie para echar a correr, la chiquilla lanzaría una mirada de espanto y enojo al mago, que cerrando el grueso libro le replicaría sin un ápice de vergüenza o arrepentimiento:
-Si te hace sentir mejor, la culpa no es tuya, es toda mía. -


La niña arrugó la frente y apretó los dientes posando sus manos sobre sus definidas caderas, cerrando los ojos con excesiva fuerza. Había tanto que la crispaba de ese hombre. ¡Tantas! Durante la comida, ninguno hablaría, se centraría en degustar su ración de comida fingiendo que no había sucedido nada desagradable. Ser mujer era lo peor del mundo y al mago le costaría convencerla de lo contrario. En su cuarto, todo lo bien cerrado que una cerradura podía tenerlo, en la amplía cama lloraría su desdicha abrazada al fiero león de suave pelaje anaranjado. Los ojos de luminoso color de la criatura estarían fijos en la ventana ya que al otro lado, otro puro ser también lloraba, maldiciendo a aquella a la que tanto envidiaba."Por más que lo intento, no encuentro manera de comprender al Amo Clow, teniendo a la Luna a sus pies, va y se encapricha de un inmaduro lucero." Pensaría con resignación meneando la cabeza. "Los druidas que lo tachaban de provocador, estaban en lo cierto. Siempre lo ha sido." 


¿Continuará?


PALABRAS DEL AUTOR:
Según los celtas y los practicantes de la magia Wicca, la Luna representa a la Diosa Madre que tiene triple función como Madre, Amante e Hija al igual que el Dios Astado representado por el Sol tiene la triple función de Hijo, Amante y Padre lo que personalmente me parece además de muy poético, muy equilibrado pues tanto el Sol como la Luna ejercen gran importancia sobre los seres vivos como la naturaleza... Sin embargo es la Diosa la originadora de vida y de ahí que se le dé también un valor femenino ^^ 
Yo, que soy así de mística y romántica, he tomado esas ideas a modo de metáfora en esta historia y otras historias que escriba de Bright Star en ingles... Lo de la magia sexual ya es otro tema a explicar en otro momento XD 
El dibujo es mio, vamos, el dibujo está hecho por mí y espero que os guste ^^ Cuando sea de otra persona os lo haré raber




















miércoles, 11 de julio de 2012

The black king and The little Star ;3

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Yo recomiendo leer primero Bright Star pero como está en inglés, haré una parte introductoria obligatoria porque sé que el inglés no es fácil y porque soy así de maja XDD
Narrada en tercera persona como la anterior (aunque quizás alguna parte extra esté de otra forma XD)
Los personajes de CLAMP que voy a utilizar son creación exclusiva de CLAMP ^^ Lo único mio es la loca idea y la reinterpretación que puedan sufrir XDDD
AVISO! Contenido en más de una ocasión fuerte
AVISO! ¿Yuuko trabajando en la tienda con Fei Wang Reed? ¡Qué Dios nos pille confesados! XDDD



PRELUDIO O sea, historia que quizás valga y cuelgue en FF.Net con la historia principal o idea liviana escrita...


FanFic CLAMP
The black king and The little star

-Sólo te pedí a cambio de tanta amabilidad una cosa. -Sentenció un alto y robusto hombre ataviado en oscuras túnicas sobre un elegante traje oriental de igual color. Sólo los puños y los bordes del cuello de la primera prenda poseían otro color siendo de fuerte resplandor dorado. Dandose la vuelta para colocar sus penetrantes ojos almendrados sobre su acompañante añadió. -¿Acaso lo cumpliste? -

-No... -Admitió con amargura la estilizada y hermosa dama cuyo negro traje se adaptaba con gracia a su curvilinea figura.

-En ese caso, no te entrometas, Yuuko. -Fue advertida por el determinado mago.

Si la vida se iba trazando a base de decisiones y una de esas decisiones ya no tenían vuelta a atrás, ¿Por qué tanto empeño en regresar a ese momento? Era más, ¿qué sentido tenía contrair el deseo de esa persona para complacer el de otra? Sí, pensaba la bruja de oscuros y largos cabellos observando en silencio al mago, ella estaba viva por deseo del mago más poderoso del mundo y el coste cada día crecía y crecía tornandose en ella como una espina que se adentraba más y más en su alma sin embargo encontraba fuerzas para continuar cada vez que llegaba a su mente la visión de un joven de negros cabellos, encantadora sonrisa y gafas redondeadas jugando con una preciosa niñita de laceos cabellos color nuez y sonrisa iluminadora. Ellos eran todo lo que quedaba de él. La sonrisa de la bruja entonces temblaba, a punto de derrumbarse, ¿qué sería de ellos si Fei Wang Reed lo descubría?

XOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXOX

En la mansión renombrada Avalon adoptando el apellido de su nuevo dueño, se respiraba un ambiente tranquilo y feliz. La poderosa maestra y ama de las cartas que hiciese años fuesen creadas por el mitíco mago Clow Reed no quitaba ojo a su tesoro más preciado mientras sus únicas amigas sentadas junto a ella charlaban y disfrutaban de los aperitivos especialmente realizados para la ocasión y una taza de té al rededor de una redondeada mesa cubierta por un blanco y largo tapete. Sutiles suspiros surgían de cuando en cuando de sus labios de intenso rosa a juego con el color de su ceñido traje oriental.

-Ying Hua, ¿Te encuentras bien? -Querría saber una de ellas, aquella que poseía una larga caballera negra que contrastaba con la palidez de su piel al percatarse de la nula interacción de la señorita Avalon.

Ésta lanzaría otro suspiro, algo más largo que los demás y diría:
-Se acercan tiempos oscuros... -

Lo que produjó que Kassandra, la dama de fuerte tono castaño rojizo dejase de sonreir pues su amado mago solía emplear palabras parecidas, demasiado paracidas cada vez que advertía o veía venir peligro. Lanzando sus ojos hacía aquellos jovenes que corrían tras un peludo y gran león anaranjado y arrugando la frente se vió obligada a preguntarle:
-¿Y de qué peligro se trata? Ying Hua. -

Su voz tembló al igual que temblaría la de la señorita Avalon al pronunciar el nombre de aquel que osaría hacerles daños cegado por una ilusión vana y obsesionado por cumplir un deseo desequilibrado.

-Fei Wang Reed. - Dijo y por un momento sus bellos ojos color aguamarina se enturbaron.

No muy lejos de esa zona, la pequeña Sakura cesó bruscamente su correr sin sentido pues algo muy intenso la estaba poseyendo, algo que quizás había experimentado otras veces pero nunca de tal grado, haciendo que perdiese por completo todo el contacto con el mundo.

"Princesa Sakura, ¿me ayudarás a encontrarme con mi hermano?"

-¿Qué? -Atinaría a preguntar tras pestañear varias veces logrando al último pestañeo que todo fuese claro y normal de nuevo.

-Sakura, ¿Estás bien? -Repitió Eriol arrugando aún más su ancha frente, apenas cubierta por algunos mechones negros a los lados. -Pareció darte un ataque muy fuerte... De algo. -Le informó mientras le ofrecía una mano para que se incorporará poco a poco.

La niña le miraría extrañada pero asintió a fin de suavizar la fea expresión de preocupación del muchacho. Cargándola en su amplía espalda, ambos jovenes irían de inmediato hacía sus sabias madres. Eriol demandaba conocer el motivo del extraño ataque que acababa de sufrir la pequeña Sakura. 

domingo, 1 de julio de 2012

FanFic CLAMP El mago más poderoso del mundo 15


NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Este FanFic o serie de historias es mi intento de narrar como imagino yo la vida del grandioso Reed Li Clow, uno de mis personajes favoritos de CLAMP ^^

Este FanFic esta narrado en primera persona. Principalmente por Clow pero puede que Yue y Kerberus también tengan algo de protagonismo...
Esta historia es más tierna, bastante triste también pero muy enternecedora porque lo que sucede se centra en ese Clow tan enfermo y sus guardianes, que se desviven por él aunque también hay un punto de misterio porque Sombra ha de ser convertida en carta... Sólo una porque no da tiempo a juntar dos como ocurre en los otros capítulos XP
Dedicado a mis musas más inspiradoras Tsuki no Youkai, Laurus Nobilis y Melissa-yueirishu ^^ (Y en general, a todas las admiradoras y admiradores de tan particular mago)


FanFic CLAMP
El mago más poderoso del mundo - Equilibrio


(Yue)
Al sentir en mi frente cubierta por un sin fin de mechones desordenados y desiguales el cálido roce de unos labios abrí de inmediato los ojos deseando que esos afectuosos labios perteneciesen a mi amo y creador pero la persona de oscuros cabellos que me había besado no era el Amo Clow sino la ama Bianca. Cada mañana era la misma decepción, el mismo desazón en el corazón y el mismo recordatorio de que aunque el Amo Clow apenas nos mostrase físicamente afecto, el nos quería y jamás dejaría de hacerlo. Con rapidez pasé una de mis manos por la zona besada, por mucho que la ama Bianca se mostrase el doble de comprensiva y cariñosa, su esfuerzo no llenaba el vacío que sentía. Quizás el Amo Clow también se sentía así , como si nada pudiese sacarlo de su actual lejanía del mundo. Aún habiendo conseguido que no nos echase, apenas parecía sentir animo para ir a nuestro lado. Se quedaba sentado en su alto sillón con la mirada tras sus redondeadas y brillantes gafas perdida. Mi hermano Kerberus y yo nos sentábamos a ambos lados del sillón y lo observábamos. A la ama Bianca le producía gracia vernos a los tres tan quietos como si alguien nos estuviese pintando.
-Buenos días Yue. -Me saludaba con una sonrisa mientras se alejaba para correr las gruesas cortinas aportando así algo de necesaria luz a todo el dormitorio. -¿Qué tal sigue el Amo Clow? -Me preguntaba a continuación pues yo o Kerberus eramos los que pasábamos mayor tiempo con el Amo Clow. Todos temíamos que pudiese empeorar.
-Buenos días, ama Bianca. -Era mi respuesta pues con un sencillo encogimiento de hombros, le hacía saber que los acontecimientos apenas variaban.
-Buen niño. -Me halagaba ella ampliando su sonrisa manteniendo unos momentos su cabeza girada hacía donde yo estaba. -El Amo Symond dijo que se pasaría a ver al Amo Clow esta mañana. -Me informaba como si yo tuviese el mismo grado que mi amo y creador tenía, mientras yo me estirazaba y salía de la cama de un espesor más estándar.
Despertar a mi compañero y hermano siempre era una tarea más costosa pues se aferraba con todas sus fuerzas a su mantita gruñendo como el felino que era hasta que la ama Bianca entre soplidos, lo daba por tarea imposible. En general era igual de obediente y fiel que yo pero amaba demasiado dormir y siempre que podía apuraba ese agradable sueño matutino porque según él era el mejor, siendo su cuerpo iluminado y templado por los rayos del sol, tan necesario en una criatura cuya energía provenía principalmente del Astro solar. Claro que mi hermano Kerberus albergaba una mayor pasión por la comida pues él sí podía apreciar y degustar sus sabores y llenar su cuerpo de proteínas, grasas e hidratos. Yo era diferente y aunque comía para complacer principalmente al Amo Clow, que desarrollaría un gran manejo en la cocina, ni lo disfrutaba ni lo necesitaba. A ella recurría con frecuencia la ama Bianca y no os podéis creer cuan veloz reaccionaba.
-¡Comida! -Gritaba saliendo de la cesta de mimbre de un bote. -¿Dónde, dónde? -Exigía saber dando brincos con los ojos desorbitados y la lengua salivando excesiva saliva.
-Ven a la cocina y lo sabrás, bobo. -Le replicaba yo aguantando lo mejor posible el continuó roce del peine armado de finas púas por mi revuelto y claro cabello, del cual varios y sedosos mechones caían por mi frente como delicadas plumas.
La ropa que la ama Bianca había logrado ponerme era de un claro azul excepto la camisa y las medias de gruesa tela. Cuanto más me miraba, más aborrecía lo que veía pero suspirando me convencía de que era la clase de prendas que debía llevar. Sólo el Amo Clow consiguió que sonriese, sutilmente sonrojado, al dirigir un momento sus ojos azul celeste hacía mí y añadir a su formal, casi obligado, saludo, estas palabras:
-Sin duda, ese tipo de azul te favorece. Buena elección. -
-¿Lo ve? Al Amo Clow también le parece que está muy guapo. -Indicaba la ama Bianca con voz triunfal antes de conducirnos a Kerberus y a mí a la cocina para desayunar.
Recorriendo el pasillo de madera, mi hermano y compañero Kerberus no dejaría de quejarse, mirando de reojo mis ropas y luego observando su anaranjado y peludo cuerpo. Entre resoplidos y bruscos giros de cabeza, con sus gritos quebraba el silencio que nuestro creador tanto parecía desear. Sólo el lejano sonido de las puertas del gran salón al ser cerrada nos rememoraba que estábamos quebrando ese requisito. La ama Bianca era siempre la primera en girar la cabeza y soltar un largo y entristecido suspiro pues Kerberus, llevándose ambas patas a la boca, con sus dorados ojos bien abiertos, se obligaba a sí mismo a no emitir sonido alguno. Así sí era fácil que no discutiésemos ni nos comportásemos como dos salvajes. Lo que era bueno pero aburrido, muy aburrido. La ama Bianca, conocedora de ese hecho, tras suministrarnos el almuerzo que cada uno requeríamos solía tratar de disminuir nuestro tedio sugiriéndonos jugar con ella pero los juegos que nos proponía eran aún más aburridos hasta que encontró el gastado ajedrez que tenían los Reed. Retirando con gracia el plato de mediano tamaño apenas cubierto por leves migajas de pan y un vaso de cristal ligeramente teñido de blanco por la leche recíen bebida, colocaba frente a mí lo que parecía un antiguo tablero de ajedrez.
-¿Para qué es esto? -Sería lo que preguntaría la primera vez que fue extendido ante mí. Al principio creí que se trataría de otro mantel pero al colocar mis manos sobre él mi sorpresa crecería al notar que el material era rígido y solido pues la tele no suele poseer esas propiedades.
-¡Está duro! -Exclamaría Kerberus dandole algunos golpecitos con una de sus patas delanteras, puesto en pie a mí lado, apoyado sobre la lisa superficie de la mesa.
Tocándolo nuevamente, se echó a reír. Su larga y delgada cola danzaba como seña de que se encontraba animado. La ama Bianca nos observó divertida sentándose al otro lado de la mesa sosteniendo entre sus dedos la caja de madera en la que se encontraban las necesarias piezas a colocar de duplicados diseños y sólo pintadas de dos colores. Negro y blanco, a juego con los cuadrados en que estaba dividido el tablero. Aún habiendose perdido parte de sus cuidadosos detalles, me parecieron pequeñas esculturas de gran belleza. Como iba a ser obvio conociendo a mi hermano y compañero Kerberus, al poco de ir sacando y colocando frente a mí las piezas, la dorada bestia alargaría su pata para silenciosamente llevarselas a la boca. ¡Visto, no visto! Como solía decir el Amo Clow, pestañeando abrí la boca al ver un espacio vacio y dirigiendo mi cabeza velozmente hacía el anaranjado felino, las entreví sobresalientes en su boca. Ama Bianca se reiría meneando la cabeza. Al fin y al cabo era un animal y los animal tienen a llevarse objetos a la boca continuamente, sólo los bebes humanos actúan de manera parecida.
-Kerberus, escúpelas. Eso no se come. -Le reprendería poco despúes recobrando seriedad en su rostro de finos rasgos.
Mi hermano obedeció, alegando que la Ama Bianca debía tener razón o si no, no hubiesen tenido un sabor tan extraño. Ambas figuras fueron depositadas en la mesa todas envueltas en densas babas. Conteniendo la repulsión, las dejé junto a las demás para que así ama Bianca continuase explicándonos para qué fin eran utilizadas. Con certeza, ella tampoco parecía saber mucho de ajedrez pues sus explicaciones fueron bastante vagas o descuidadas.
-Veréis, se supone que el juego está planteado como una batalla entre dos ejercitos y cada pieza representa a un miembro de ese ejercito aunque... No sé gran cosa más allá de eso. -Nos expusó encogiéndose un poco de hombros con una sonrisa avergonzada.
-¿Un ejercito? ¿Eso? -Exclamaría Kerberus intentando señalar con uno de sus regordotes dedos a las piezas mientras yo me cruzaba de brazos sereno. -¡Eso no puede ser un ejercito! ¡Los ejercitos están formados por hombres como Symond o padre! -Añadiría tras lanzar o hacer una especie de pedorreta con la boca.
-¡Por eso he dicho que se supone! -Le replicaría la ama Bianca que se consideraba más cercana a la razón que nosotros dos. -Las piezas representan a los soldados. -Especificó aunque mi compañero y hermano peludo la miraba con los ojos entreabiertos, sin creer sus palabras.
-Los humanos no son así de... ¡Raros! -Le espetó incapaz de comprender aún lo que representar significaba.
-¡Ya lo sé! Pero como ya he dicho antes, las piezas representan a los soldados, es simbólico. -Se esforzaría vanamente la ama Bianca en hacérselo comprender al tozudo Kerberus. -Oye y si no te fías de mi palabra, ve y pregúnteselo al Amo Clow, estoy convencida de que él estará de acuerdo conmigo. -Sugirió resoplando al cabo de un intenso duelo de sies y noes.
-¿Podremos? -Fue lo que dije yo, callado hasta ese momento, arrugando la frente, con el corazón en un puño.
Ama Bianca asintió con una sonrisa de esas que te llenan de valor. Inspirando hondo, con la caja y el tablero entre mis manos, casi tan grande como yo pero por fortuna, plano, me disponía a adentrarme en el oscuro salón. Kerberus se quedaría esperando junto a las puertas de lisa madera.


(Clow Reed)


En la penumbra atisbé la pequeña y cautelosa figura de un niñito de plateados cabellos y ojos de un pálido tono azulado pararse ante mí. Era Yue, mi ángel debía desear algo de mí por lo que incorporándome me obligué a mí mismo a atender su silencioso y temeroso reclamo. Temoroso ya que en esos días todo, absolutamente todo me molestaba con una intensidad incrementada y sólo el silencio parecía serme grato. Silencio y tenue luz tras las gruesas personas sin descorrer. Arrugando la frente mientras limpiaba mis gafas para verlo mejor, esbozando una sonrisa que él de seguro percibiría frágil o eterea como mi bienestar, esperé a que claras palabras brotasen de sus prudentes labios de rosado tono.
-Padre, sería tan amable de aclararme una duda. -Pediría abriendo lo que supusé sería una caja de tamaño no muy grande realizada de madera mientras sostenía otro objeto entre sus cortas piernecitas. -Estas piezas representan soldados, ¿verdad? -Haría su pregunta al instante de lograr abrir la caja y sacar una de las múltiples piezas que en su interior había.
Mis ojos se humedecerían al previo momento de reconocer el gastado y pequeño objeto de madera pintada que sus deditos sostenian. ¡Era una de las piezas del ajedrez de mi padre! Apretando los labios me esforcé por contener las lagrimas y el llanto que les seguiría lo que provocó que de mi boca se escapase un lastimero ruido que bien podía recordar a un gemido. Haciendo otro esfuerzo por responder sin llorar ante Yue, llevándome la mano izquierda al pecho, tragando saliva, asentí y alcancé a decir con los ojos cerrados:
-Justamente la que has sacado correspondería al Rey, el cual lidera el ejercito por lo que es la pieza más valiosa de todas. -
A mi pequeño guardián la información pareció asombrarle a la par que agradarle pues pronto me mostraría otra pieza, deseoso de saber a qué clase de soldado correspondería. Poco a poco estabilizando ese arrebato, concentrandome en recordar y exponer las funciones de cada pieza, Yue conoció sin necesidad de repetirselo, las primeras nociones necesarias para jugar a tan apasionante juego.
-Y... ¿Sabías que el peón al llegar hasta el último tramo enemigo puede convertirse en reina? -Una animada e inconfundible voz masculina incluyó a mi información referente a la última pieza diferente en ser sacada.
Al apartar mis ojos de Yue, vería al petulante dueño de la voz. ¡Como no! Symond Windson había irrumpido en mi salón como si fuese el suyo, con las consecuencias de que no tardaría en iluminar mi tenebroso santuario entre exclamaciones. En aquellos momentos era lo más similar a una madre que tenía. No se sentó hasta haber descorrido todas las cortinas mientras Yue le miraba desconcertado y yo bastante irritado. Acoplado en otro sillón cercano al que había hecho mio, con una bribona sonrisa en su rostro ligeramente pecoso y adornado por una anaranjada barba que brillaba rubia gracias a la luz solar no muy espesa, suspiró y dijo:
-Así se está mejor. Me gusta ver al hombre con quien voy a conversar. -
No conseguí disimular mi fastidió y Symond lo vió claramente cuando torcí el gesto drásticamente ya que arqueando una ceja y subiendo una pierna encima de la otra, sentenció hundiendo sus ojos color miel sobre mí, posicionando sus brazos y manos a lo largo de los reposabrazos del sillón de agradable tela rojiza:
-Veo que apenas han habido mejoras desde la última vez que vine. -Su tono de voz continuaba mostrando preocupación pero la suavizaba con maestría sosteniendo una actitud desenfadada. Acariciando la tela con la punta de sus dedos enguantados y revolviendose ligeramente, añadió. -Sin embargo, tu magia parece haberse estabilizado. -Haciendo una breve pausa, me dedicó una dulce sonrisa, aún continuando con su frente arrugada. -Eso es lo que más importa ahora pues lamento recordarte que tenemos un asunto por terminar. -
Tragué saliva al recordar a la siniestra criatura que sería conocida como Sombra y entrelazando mis dedos repliqué:
-Hablamos de Sombra. -
-Así es Clow, celebro que lo recuerdes. -Sería la confirmación que Symond me daría. Su timbre de voz se tornaría algo sombrío, posiblemente porque él estaba más al loro de los actos cometidos por la fugitiva criatura mágica. -Debes atraparla antes de que recupere todo el poder que Luz logró disminuirle. -Me recomendó tajante.
No hizo falta que dijese nada más pues tanto él como yo mismo, sabíamos lo que ocurriría cuando alcanzanse todo su poder. Se las ingeniaría para dar conmigo nuevamente para acabar conmigo. Lanzándole una mirada que pretendía estar llena de determinación, lance la pregunta que Symond ya se habría podido suponer:
-Bien, ¿y cuando consideras correcto que lo haga? -
El muy sinverguenza rompería a reír y apoyando parte de su rostro contra su puño izquierdo, respondió alzando ambas cejas:
-¿Tú qué crees? Está noche, reúnete conmigo a las afueras de la ciudad, sin falta. -


(Yue)


Siendo capaz de percibir como mio el desasosiego que tras su aparente tranquilidad empezó a poseer al Amo Clow, dejando la caja con todas las piezas y el tablero en la mesa, le rogué acompañarle. ¡Kerberus y yo eramos sus guardianes! Ya no habría quien nos quitase esa idea de nuestras cabecitas pues habíamos comprobado recientemente lo mucho que nos necesitaba, a pesar de que él no se diese tanta cuenta. Su negativa fue contundente.
-¡No! -Gritaría sobresaltándome al golpear con intensidad uno de los reposabrazos.
-Pero... -Traté de convencerle sin embargo Symond meneando su cabeza me indicaría que en esas circunstancias no era buena idea.
Apretando los puños y arrugando la frente, callaría al instante de haber posado mis ojos sobre el mago pelirrojo. No era recomendable enfurecerlo en tan delicado estado me recordaría antes de salir del salón, colocando sus manos cubiertas por la suave tela de sus elegantes guantes color pardo. Ejercí mayor presión en mis puños, tanta que llegaron a dolerme las manos al rato siguiente. Como deseé que esas manos fuesen las de mi amo y creador. El inquieto Kerberus, en cambio, se dejó acariciar juguetón, lamiéndole cada vez que sus manos pasaban cerca de su boca. Cada vez que el preocupado león de dorado pelaje le preguntaba por el Amo Clow, el mago solía responderle lo mismo:
-Nuestro Clow sólo necesita tiempo. Seguid cuidando de él. -
Misión que cada vez nos costaba más de realizar. Eramos niños, niños que comenzaban a cansarse de obrar el papel de silenciosos y colaboradores cuidadores más mi hermano Kerberus llevandose una mano a su peludo y revuelto pecho con voz solemne prometía ejercer esa misión hasta el final pero pequeñas lagrimas estropeaban la digna imagen que deseaba mostrar. Symond que también notaba sus fuerzas flaquear lo abrazaba provocando que el arrogante felino se disgustará.
-¡Súeltame! -Rugía entre sollozos. -¡Estoy bien! -
Pero no lo estaba. Ni él ni Ama Bianca ni yo. Todos, por mucho que nos esforzasemos en continuar nuestro día a día nos era muy difícil. Nuestro temor a perder a nuestro amo y creador o que ya nunca más nos demostrase como antes hacía apreció seguía en nuestros corazones como un trozo de astilla caido al sacarla. Me convencí más y más de ello al ver a mi hermano, el fuerte y despreocupado Kerberus, echarse a llorar de manera así de desmorizadora. Kerberus no era de esos que se ponen a llorar con poco y por eso me llamaba la atención verlo tan destrozado como yo. En el transcurso del día, como a la hora de comer, sentados cada uno en nuestro lugar correspondiente excepto Kerberus, para su perceptible enojo, nadie decía palabra lo que convertía la comida en un acto bastante funebre. Los ojos de cada uno se cruzaban fugaces pero en ninguno se podría encontrar señal de dicha. Eramos como dos extraños que se limitaban a masticar y tragar llenandose así ese vacío del traqueteo de los plateados cubiertos al rozar brevemente los platos. Si no hubiese sido por alguna intentona por parte de la ama Bianca, ningún presente se hubiese dignado a abrir la boca ni para soltar un mal chiste.
-Amo Clow, apenas ha degustado la carne. ¿No era de su agrado? -Querría saber un pelín temerosa la ama Bianca al ir a recoger los platos correspondientes a la segunda parte de la comida, anterior a los postres que tanto adoraba Kerberus. Éste apoyaría su rostro sutilmente girado hacía ella y respondería tras un suspiro:
-Claro que lo era más me temo que era una porción excesiva para mí. -
Aquello nos dejó bastante perplejos ya que el Amo Clow y Symond eran los hombres con mejor estomago que conocíamos pero a lo mejor eso era debido a que siempre andaban gastando mucha energía y necesitaban un buen alimento. A menudo le comentaban a Kerberus que poseía el hambre de ambos multiplicado.
-Si Ud lo dice. -Musitaría ella encogiéndose de hombros con los platos sostenidos entre sus manos antes de irse. No deseaba contradecir a su señor pues eso sería una grave falta como sirvienta que era pero sentía que era extraño y que comentarselo hubiese sido más correcto.
-¡Jo! -Exclamaría el tragón de Kerberus corriendo hacía la mesa, cubierta por un mantel de claro color a juego con la servilletas de tela, para comunicar su egoista idea. -¡Me lo podía haber comido yo! -
El amo Clow sencillamente alzó ambas cejas igual de negras que sus cabellos pero no dijo nada. Suspirante abandonaría su puesto en la cocina provocando que Kerberus, manteniendose en pie lo mejor posible, y yo nos devolviesemos miradas entristecidas. Antes el amo Clow hubiese reido y bromeado con Kerberus pero todo lo que nos otorgaba era silencio. Recorriendo el que se había convertido en nuestro dormitorio resoplando mi hermano y compañero no cesaría de exponer su frustración una vez más como si con decir todo lo que le pasaba por la cabeza fuese a servir de algo. La ama Bianca le había aconsejado no darle demasiadas vueltas a la situación preocupada por él. Hinchando sus carrillos cual niño humano entrecerrando los ojos, detenía su paseo sin rumbo al entreverla pararse con las manos cerradas apoyadas sobre sus caderas y alzando una ceja bajo su liso y alineado flequillo azabache le miraba reprochante.
-Kerberus, ¿cuántas veces he de decirle que no haga eso? -Le preguntó con voz que pretendía ser autoritaria pero que a causa de la angustía se quebraba fácilmente. -No es bueno para Ud. -
-¡Ya lo sé! -Bociferó él agachando con violencia la cabeza. -Pero no puedo dejar de hacerlo. -Reconoció ligeramente avergonzado después de moverla como si tratase de espantar alguna pesada mosca de ella o como hacía cada vez que se mojaba.
La ama Bianca caminaría hacía él y puesta de rodillas ante él, arrugando la frente y tomando una de sus patas delenteras, le dijo con voz temblorosa:
-Es comprensible, tesoro, pero ese no es el modo de llevar esto. -Le recordaría pues a veces se te podía olvidar o el desasosiego de tu corazón te impulsaba a actuar así. -Yo sé que eres muy fuerte, demuestra que esa fuerza no sólo es fisíca. -
Mi hermano Kerberus, el león dorado, la bestia guardiana lanzaría una mirada de resignación arrugando la frente y por primera vez en su vida, titubeante diría:
-No lo soy tanto... -Soltando la mano de la ama Bianca y retrocediendo agregaría, en voz bajita. -Me gusta hacer pensar a la gente que lo soy, especialmente a Yue. -Y se encaminaría hacía su cestita para quedarse dentro de ella, panza arriba totalmente arrepentido de haber confesado algo así.
La ama Bianca dirigió entonces sus ojos color aguamarina hacía mí y mostrándome la sonrisa más tierna me plantearía con voz cariñosa probar a realizar alguna actividad que nos distrajese a ambos. Posicionándose a mi lado, desmesuradamente cerca, compitiría conmigo a la hora de plasmar animales u objetos en blancos papeles extendidos en el suelo delante de nosotros. Tuve que admitir que me pareció atrayente la manera en que ella realizaba cada animal. Consciente de que mis ojos no se despegaban de ella, sutilmente ruborizada pues no se consideraba muy talentosa, procuraba no desconcentrarse pensando tan sólo en el animal a dibujar. Sonreía de cuando en cuando al verme por el rabillo del ojo así de pendiente, sujetando mi trozo de oscuro carboncillo entre mis agrisados dedos. Sin embargo el Amo Clow lo hacía mejor que ella y así se lo repetía de vez en cuando. Parándose sin avisar, me miraba abriendo exageradamente la boca y al cerrarla para comenzar a hablar sosteniendo una ceja levantada decía:
-¿Está seguro? Veamos pues que tal se le da a Ud. ¡Si me supera, obligaremos al Amo Clow a que le haga un dibujo como premio! -
Al instante de oír semejante ocurrencia, me sonrojé empezando a balbucear agarrando con mayor intensidad el carboncillo de cuadrada forma. Por mucho que me esforzase sabía que nuestro amo y creador no estaría de humor para hacer algo así aunque lo que le tenía ocupado tampoco fuese una gran tarea. Ella me lanzaría una pícara mirada y exclamaría acallando mis balbuceantes dudas:
-¡Sólo si me superas! -
Era grande el pavor que me provocaba que el Amo Clow se disgustase conmigo pero eran mucho más grandes las ganas de verlo aún usando excusas tan estúpidas por lo que respiré hondo y sujetando con mi mano izquierda el blanco y ligero papel, procedí a dibujar con toda mi ilusión y gracia el animal que la gente siempre solía considerar como más bello. Notar a la sorprendida ama Bianca encima mio conteniendo el aliento fue como una prueba de esas que decía Clow Dios pone para comprobar si eres paciente o no pues me resultaba realmente desagradable su sutil roce de telas azul oscuro y además su respiración era para mí como el zumbido de un mosquito. Algo que me tensó bastante hasta que finalicé mi intento. Al inesperado abrazo que me dió, no conseguí mentalizarme y cerrando los puños ejercería presión para acabar apartado de ella al caer de medio lado al suelo. Cubriéndose la boca con las manos, a pocos centímetros de mí querría saber si estaba bien. ¡Y lo estaba! Quizás se me haría un chichón pero nada más. Me incorporé y pusé en pie sólo cuidadoso de no romper los dibujos y esperaría a que ella también se pusiese en marcha. Estoy seguro de que Kerberus había visto la escena pero tampoco encontraba fuerzas o ganas para regañarme como en otras ocasiones. Dormir era la actividad a la que más se aferraba.
-Es lo único de lo que me gusta que puedo hacer sin molestar a nadie. -Argumentaba preparando una posición confortable.
La ama Bianca abrería la puerta con cautela ya que el Amo Clow podía estar traspuesto. En silencio, paso a paso, nos iríamos moviendo por el oscuro salón hasta que yo quedase a pocos pasos del Amo Clow. No dormía pues al instante se sentaría de una manera más apropiada colocando su espalda bien recta sobre el respaldo y subiendo una pierna sobre la otra con esa elegancia que tanto me maravillaba mientras apoyaba sutilmente su rostro sobre el dorso ligeramente doblado de su mano izquierda pero su sonrisa no era como las de antes y sus ojos emitían una luz difusa. Esos pequeños detalles me ponían un poco triste porque presentía como nuestro amo y creador nunca llegaría a ser el mismo del todo.
-Ten padre, son para Ud. La ama Bianca y yo los hemos hecho y yo deseo regalárselos. -Logré decirle con voz un poco entrecortada gracias al corte que me venía. Una sensación que se apoderaba de uno y lo hacía bastante torpe.
Tomando mi dibujo y el de la ama Bianca observaría en silencio cada uno.
-Ambos están bastante bien. -Comentaría al cabo de un insoportable momento. -Pero no merezco algo tan bonito, mi ángel. -
Sus palabras y como fueron pronunciadas me partieron el corazón. Bufando por la nariz intenté que la congoja se materializase en millones de lagrimas. Pasando mis azulados ojos de los papeles a su rostro, traté de pedirle un motivo para rechazar mi esmerado dibujo. Su respuesta fue más desgarradora, si eso era posible. Él sentía que no merecía nada bueno o hermoso aunque se lo diesemos personas muy apreciadas como si fuese un monstruo o una persona despreciable. ¡Él no era despreciable! Quisé decírselo pero la desazón me lo haría complicado por lo que así quedó la cosa pero para posterior sorpresa algo en su mente debió de nacer, algo que le ayudó a atrapar a la sombra que le perturbaba.


(Clow Reed)


Como Symond me señaló behemente, cuando el sol empezaba a descender del cielo como un cansado rey que desocupa su trono para dar paso a la luna o simplemente a la noche, tapiz azul marino que se torna negro a medida que el tiempo trascurre, salí de mi hogar para concluir ese asuntillo pendiente. Lo que Symond me habría ido trasmitiendo a lo largo del trayecto me pondría los pelos de punta sin embargo al principio no me causó tanta alarma ya que ese ser sólo robaba sombras pero el golpe en la cabeza que mi buen amigo y resabiado mago me dió antes de soltarme un buen rapapolvo me ayudó a tomarmelo más seriamente.
-¡Quieres hacer el favor de darle la gravedad que el asunto requiere! -Gritaría agitando a continuación la cabeza recíen golpeado yo, un paso delante mio. Su corto cabello parecía castaño en vez de anaranjado, como en verdad era, gracias a la oscuridad de la noche. -Mira, esa cosa hará lo que sea para matarte, ¿quieres que lo consiga? -Me cuestionó tras un profundo suspiro.
-No... -Respondí apartando la mirada. Symond notó mi indecisición y agitándome rabioso insistió:
-¡En serio, Clow! ¿Quieres morir de manera tan patetica? Sin pelear si quiera por tu vida. -
Luego soltándome se alejaría para tantear el terreno colocando una mano sobre su ancha y arrugada frente. Consiguió que me sintiese más miserable de lo que ya me sentía pues él rezumaba vitalidad y deseos de vivir y yo, yo era una sombra de lo que había sido. Frunciendo los labios aguanté lo mejor posible todo lo que me soltaba. Estaría cansado de esperar una recuperación, un resurgir del antiguo Clow, como todos mis seres queridos vivos. Sentándose en el suelo repleto de barro y piedras de variados tamaños y formas menearía la cabeza, alzada ésta hacía el cielo de infinito negro y rascándose la nariz me indicaría imitarle. Sonriente, como si no hubiese habido ningún problema entre nosotros, sacaría una botella de cristal de algún bolsillo interno cuyo tamaño no era ni muy grande ni demasiado pequeño y abriéndola exclamaría:
-¡A la mierda! Estoy seguro que en cuento atrapemos a esa cosa, todo se arreglará. -
El trago que le pegó fue enorme hasta caer de espaldas al suelo con una amplía sonrisa. No tenía intención de reírme pero ¡Caramba! Era un bufón extraordinario, levándome, ligeramente inclinado caminé hacía él en busca de una confirmación de que el golpe no había sido muy dañino. Justo cuando estaba ante él nuestro adversario nos sorprendió. Symond pestañeó y de inmediato se incorporó girando la cabeza hacía la tenebrosa figura parada entre los árboles. Escudriñé mis ojos ya que era muy difícil distinguirla en una zona tan oscura del bosque. alargando lo que parecían sus invisibles brazos bajo las ropas de tenebroso color que la cubrían avanzó hasta nosotros como deseosa también de dar fin a lo que nos había reunido. Mi amigo y ágil mago se alejaría de ella casi de un salto prodigioso hacía atrás, veloz como si el contacto con ese ser surgido de la oscuridad pudiese hacerle desvanecer. Por sus movimientos dedujé que sólo uno de nosotros dos le interesaba realmente y Symond no era ese afortunado. Manteniendo todo el momento la distancia lo contemplaba sutilmente extrañado. ¿De verdad había creado yo una criatura mágica así? Aquello me perturbaba y creo que ella lo sabía ya que parecía ladear un poco su cabeza toda cubierta por una capucha que no permitía entrever ni sus ojos, si es que tenía ojos. Symond, mucho más tenso que yo, me dirigía una mirada de perplejidad mientras mantenía sus manos listas para crear cualquier ataque que nos fuese útil.
...Esperaba más... De tu parte... Será una muerte sencilla pues...
Una inusual voz me sobresaltaría, fina pero escalofriante, cuyo dueño no reconocí pero pudé figurarme que sería un anuncio curioso por parte de la sombra de que se había cansado de mi inactividad ya que al instante siguiente una especie de agudísimo chillido sería emitido mientras ella o sus telas se abrían y extendian a los lados como dos puertas que dan paso a una espesa negrura que iría creciendo al ir llegando un sin fín de sombras sobrevolando esa zona del bosque, rozandonos. Lo bueno era que conocía la única energía a usar contra ella, lo malo era que en plena noche convocar a Luz sería muy llamativo pues en toda esa sección del bosque la luz que saldría sería tan potente que daría la impresión de haberse hecho de día antes de tiempo. El chillido se intensificó y esa oscuridad procedería a arrastrarnos hacía ella. ¡La sensación de que grandes tentaculos helados nos aprisionaban fue lo peor! Más, concentrandome en materializar mi dorado y solido bacúlo y tomandolo como único soporte agarrandolo con ambas manos, cerrando los ojos y apretando los dientes con violencia continué buscando ese punto de luz que nos pudiese ayudar a vencerla pero sin traer a una muchedumbre de ciudadanos y pueblerinos deseosos de condenarnos nuevamente. Entreabriendo un poco mis azulados ojos tras mis gafas en la punta de mi nariz, vería unas cuantas luciernagas rodearnos logrando así cortar los oscuros tramos que nos estaban envolviendo a fin de llevarnos hacía el interior del enemigo. Symond las debía de haber llamado pues no cesaba de gritar palabras incomprensibles hasta que su voz se quebró y las luminosas criaturas se dispersaron. A mí, sinceramente, vivir o morir en aquel momento no me importaba mucho pero ser tragado por esa cosa no era la muerte que tenía pensada y menos si conllevaba traer un acompañante que no la merecía por lo que grité:
-¡Bella dama luminosa, obedece a tu amo y haz caer sobre nosotros una lluvia de puntitos de luz! -
Mi bacúlo, ganando brillo y calor, pronto reprodujo la figura de diversas esferas luminosas que caerían y rebotarían como regordotas hadas empequeñeciendo a nuestro adversario cuyo chillido se volverían mostruosos quejidos o gemidos de dolor o espanto.
-¡Ahora, bella dama luminosa, obedece a tu amo una vez más y ayudale a reunir esos puntos de luz en uno solo! -Pediría a la servicial y mansa representante de la luz, cuya carta habría desaparecido aunque ella no apareció un breve instante hasta concluir el combate.
Las bolas de luz se juntaron dando lugar a una bola de tamaño mediano que iluminó la distancia que nos separaba de Sombra. Entre jadeos observé como algo en su interior parecía querer tocarla antes de desmayarme pero sostenido por Symond, conseguí abrir una vez más los ojos y formular el hechizo que las sellaría a ambas criaturas mágicas.


"Criatura surgida de la magía,
transfiere tu poder y tu forma a esta carta,
como tu único Amo te lo ordeno"



Y ayudado por Symond, quien sacó dos de las cartas sin figura que componían mi inconclusa baraja, golpeando el dorado bacúlo ambas criaturas mágicas quedaron definitivamente selladas. Para cuando abrí los ojos, de vuelta al mundo de los conscientes, la bellísima Luz y su hermana, fuerza opuesta, Oscuridad junto a Symond se encontraban repartidos a lo largo de la ancha y confortable cama en la que descansé largo tiempo pues entre los tres habían ingeniado un modo de que no volviese a pasar aquello, mediante la creación de otra carta que pudiese nivelar ambas energias aún cayendo yo enfermo de la manera en que lo estaba. Esa carta fue llamada Balanza ya que además de tener unos principios similares a ese objeto, siempre aparecía como ese objeto.


PD: Perdón si está un poco bastante mazacote ... Soy vaga para ir separando otra vez los diálogos del resto de párrafos ^^U

miércoles, 30 de mayo de 2012

AVISO XD

Hasta el lunes la autora de este blog está fuera, disfrutando de las maravillas que la ciudad de París le ofrecerá y quizás, tocando las campanas de Notre Dame junto al Jorobado de Notre Dame XDD


Conque... OS VEO DENTRO DE CUATRO DÍAS 


MARY 

lunes, 28 de mayo de 2012

Mi estrella guía

REFLEXIÓN ESPECIAL (Pedida por una amiga) ^^ 

Mi estrella guía, tú eres mi estrella guía, resplandeciente noche y día. Sí, guardando todo tu calor para mí. A veces brillaras hasta abrasar el cielo y otras tenuemente me iluminarás, todo en perfecta armonía con el mundo, con el Dios que te ha creado, con la luna o el sol que te ven posarte a mí lado. ¿Pero qué será de mí sin tí? Suave fulgor que recordará tu presencia al tornar los ojos al cielo, renacida luz que me rememorará que una vez me iluminaste. Porque las leyes del cielo y la tierra son caprichosas pero Dios sabe que te necesito, que sin tu amparo, estoy fría y acongojada. Tú eres mi luz, porque tú siempre has sido mi luz, celosas las demás estrellas estarán al observar tu suave destello cual arco o señal de lo que fuimos. ¡Brillad, brillad, si de verdad la habéis apreciado! Que el cielo ria su aparicio y nunca olvida que ha formado parte de su extenso manto. Sin olvidarme ni un rato.


Bueno, espero, sinceramente, con toda mi alma, que os guste ^^ Me gusta mucho, demasiado, la referencia de las estrellas y demás astros porque además de haber estado siempre presentes en un sinfín de religiones y escritos, son tan bellos y misteriosos... Pero en este caso es porque esa persona siempre ha sido muy importante para esta amiga, han estado juntas y se han apoyado y todo eso... Pero como la poesía es muy subjetiva, que cada uno le de el significado que quiera XD

domingo, 27 de mayo de 2012

Más reflexiones...

MÁS REFLEXIONES... ¡Hasta tirar la casa por la ventana! XDDD 


 Digamos que sí, que soy realmente inspirada y como tocada por un hada, surge de mi mente lo que estás deseando. ¿Sería maravilloso? Es lo poco que servidora puede aportar... Pero cuesta trabajo de liberar. 


 EL PADRE NUESTRO... ON MY WAY 


Tú, nuestro primordial padre, que desde el cielo nos observas con precaución y en la tierra te manifiestas, guarda en tu glorioso reino un lugar para nosotros, que cada día te alabamos y adoramos al pronunciar tu sagrado nombre y tomar tu divino cuerpo transformado en humilde pan, muestra tu misericordia con cada ofensa nuestra perdonada para que así nosotros las del próximo sepamos perdonar y así perdure tu voluntad disminuyendo el mal del que te rogamos nos mantengas alejados.¡Así sea! ¡Qué así será! ¡Y así es! Nosotros, los hijos que escogiste, arrodillados, te pedimos. 


REFLEXIÓN SURGIDA EN ALGÚN MOMENTO DEL DÍA XDDD 


Dicen que las épocas de santos pasaron ya pero yo creo que están equivocados pues cada tiempo conlleva un nuevo desafío y con ese desafío, nuevos santos pues no hace falta ser coronado o tu nombre por el papa ser anunciado, yo cada día habló con un santo nuevo e insospechado, como camuflado entre una indiferente multitud. Incluso puede que tú, tú seas ese santo acallado o agobiado por una creciente masa de incredulidad y desprecio pues en vez de rendirte, toma tu bastón y hablemos de lo bueno, del camino difícil pero satisfactorio, de que una vez acabada esta película titulada vida vendrá lo mejor. Con educación y comprensión seamos nuevos peregrinos en un mundo enloquecido, del estrés y el egocentrismo esclavo. ¡Qué se note aquello de lo que Cristo nos habló! Una agradable estación de paso hasta llegar al placentero y deseado destino... ¡Sé mi ejemplo y yo seré tu ejemplo como él fue el primero en dar ejemplo! 


PARA MÁS REFLEXIONES O REFLEXIONES EXCLUSIVAS, SÓLO TENÉIS QUE PEDIRLO ^^

viernes, 25 de mayo de 2012

FELIZ 25 DE MAYO

REGALO PARA MI QUERIDA, MUY QUERIDA, MADRE ^_^ 


Tú sabes que aunque a menudo somos como el aceite y el agua o como el fuego y el agua, estamos unidas por algo que más allá de nuestras pequeñas diferencias. A veces me desesperarás pero también me sabrás calmar, ¿hay algo más hermoso que esa unión formada a lo largo de los años? Sí lo sabes, házmelo saber pues aunque satisfactorio es exponerte mi saber, yo estoy segura que tú también lo sabes, ¡Eso y mucho más! Porque eres una chica ejemplar y madre a la que divertido es obedecer. Domadora de fieras y distinguida señora, así te veo y espero todo el mundo te sepa ver. Devota esposa, de Dios fiel seguidora e hija que lo da todo por su propia progenitora. ¡Oh! De gran belleza y energía como las estrellas que iluminan nuestras noches. Eso y más para mí eres y creo que poco a poco el mundo lo sabe. ¡Lo sabe! ¡Lo sabe! ¡Claro que lo sabe! Porque tu luz interior ilumina cada persona y calle de este paraje. Y todo esto te lo cuento llevada por esa gran fuerza que nos unió llamada AMOR. ¡Feliz cumpleaños y que Dios te tenga en este mundo muchos años!


Bueno, este año ha tocado reflexión porque a ella le gustan más XD Espero que le guste mucho y a vosotros, también ^^

lunes, 14 de mayo de 2012

FanFic CCS ¿Fantasía o realidad?

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD): 
Los personajes de CardCaptor Sakura son creación exclusiva de CLAMP 
Historia contada en tercera persona ONESHOT
La idea surgió un día pensando que Clow Reed y ella tampoco haría mala pareja XD Ambos son los personajes que más me cautivaron de CCS la primera o segunda vez que tuve oportunidad de ver este anime en la tele ^^ 
SPOILER! En el manga Fujikata también resulta ser una recarnación de Clow Reed pero Eriol es quién recuerda su otra vida y usa magia LOL 


 FanFic CCS 
¿Fantasía o realidad? 


-Señor Kinomoto, ¿hay algo que le preocupe? -Preguntó con una dulzura celestial la jovencita de ondulados y oscuros cabellos que observaba al pensativo hombre de anchos anteojos todavía sentado en su sillón de gastada tela marrón. -La campana sonó hace rato. -Le informó girando su bellísimo rostro hacía la dirección en la cual debía de estar acoplada una metálica esfera siendo la campana que en cada clase había. 


-¡Para nada! -Respondió rápidamente el atractivo profesor girando la cabeza mientras sonreía. Tras agitar sus manos con las palmas extendidas, apoyando sus codos sobre la mesa y entrelazando sus dedos añadiría con una voz fascinadora. -Bueno, estaba pensando en un sueño que tuve recientemente. - 


La morena pestañearía ampliándose su sonrisa, asintió y solicitó a su profesor favorito compartirlo con ella con sólo dos palabras: 
-¿De verdad? - 


-Sí, fue tan real... No puedo dejar de darle vueltas. -Le afirmaría él risueño antes de proceder a explicárselo. Ella escucharía con gran atención y paciencia al hombre, aunque a veces pudiese resultar tedioso atender a sus maravillosas exposiciones, la muchacha se esmeraba mucho en mantener centrada su atención no sólo en lo que sus ojos le ofrecían pues ciertamente lo relatado le iba haciendo aflorar sentimientos curiosos. -¡Ya ves! Tú una especie de bella dama incomprendida y yo un brujo en plena Edad Media Europea. Recorriendo descalza un bosque que parecía no tener fin, tan frondoso como misterioso y yo detrás tuyo, recreándome en observarte moverte cual hada por tales terrenos meramente ataviada por un níveo vestido de fina tela que aumentaba tu etérea belleza a juego con las flores posicionadas sobre tu cabeza y muñecas. Siendo iluminada por la Luna. Creo que nos dirigíamos hasta el lugar en el cual nuestras vidas serían unidas en sagrado matrimonio. Es un sueño inverosímil, ni siquiera sé por qué le estoy concediendo tanta importancia... ¿Tú te casarías conmigo? - 


La enérgica y poco meditada respuesta de la muchacha dejaría K.O al sutilmente ruborizado profesor: 
-¡Sin lugar a dudas! - 


 -¡NADESHIKO AMAMIYA! -Irrumpió la desesperada voz de otra joven, de lacios y castaños cabellos, de menor longitud que los de la joven morena mencionada a viva voz. En sus ojos brillaba un amenazante fulgor al ser dirigidos hacía el hombre, que de pronto sintió caer desde su apenas cubierta frente una gotita de sudor. -¿Cuántas veces tengo que decirte que el profesor Kinomoto no es de fiar? -Suspiraría arrugando la frente mirando a su ingenua y encantadora prima. Agarrándola apurada del brazo se alejaría con la joven, la cual se despediría agitando la mano con una sonrisa forzosa en la cara. Al profesor le costó despegar sus ojos de los bonitos y verdosos ojos de ella. 

viernes, 4 de mayo de 2012

FanFic CLAMP El mago más poderoso del mundo 13

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD): 
Este FanFic o serie de historias es mi intento de narrar como imagino yo la vida del grandioso Reed Li Clow, uno de mis personajes favoritos de CLAMP ^^ 
Este FanFic esta narrado en primera persona. Principalmente por Clow pero puede que Yue y Kerberus también tengan algo de protagonismo... 
Esta historia es bastante oscura, os aviso pero en la vida no todo es fácil o bonito...


 FanFic CLAMP 
El mago más poderoso del mundo - El lado oscuro del mago 


 La luz que se filtraba trás las gruesas cortinas que poseía ese carruaje me resultaba insoportable, como si toda mi vida hubiese vivido en tinieblas y aquella luz que me iluminaba nunca antes lo hubiese hecho. En todo el trayecto hasta el palacio de justicia o el edificio en el cual se celebraban los ajusticiamientos en la ciudad de Chelmsford no pronuncie palabra. Lo poco que brotó de mi boca al salir del carruaje habiendo sido informado por una sonora exclamación fue: 


-Gracias. ¿cúanto he de pagarle por el viaje? - 


 -No se preocupe joven, su Excelencia ya ha tenido la amabilidad de pagarme. -Me indicaría el afable chofer, arrugando un poco su frente mientras sostenía una cortés sonrisa añadiría a modo de despedida. -Vaya con Dios. - 


 Asentí devolviéndole una forzosa y amarga sonrisa antes de entrar nuevamente al interior de ese edificio en busca de Symond. La mirada que me echaban los guardias que custodiaban las celdas en la zona subterránea u oscuro sótano de piedra no era muy amistosa pero como habían recibido orden de conducirme hasta la celda en la cual Symond y el resto de hechiceros, supervivientes a las pruebas de brujería, se hallaban. Golpeando varias y bruscas veces los barrotes desde nuestro lado de viejo hierro, uno de los guardias hizo saber al grupo mi llegada como solo un guardia sería capaz de hacer. 
-¡Espabilad! -Gritaba mientras aporreaba con mayor contundencia los barrotes. -¡Tenéis visita! - 


 Los bultos en la penumbra que conseguí atisbar irían moviéndose tan aprisa como eran capaces. Con la poca ayuda que ofrecía una antorcha no muy lejana, reconocí a la figura que tras incorporarse, se dirigió hasta mí, siendo separados pocos centímetros por la fila de barrotes. A pesar del cansancio y la angustia disimulada, los ojos de mi amigo no habían perdido su brillo. Su cabello seguía estando muy revuelto y sus ligeras ropas continuaban igual de ultrajadas que su cuerpo, aún repleto de cardenales en diferentes estados más sin embargo su sonrisa continuaba aniñando su rostro rodeada de desiguales mechones de su fina y azafranada barba. Frente a él, sentí como mis ojos se humedecían, preparándose para verter todas las lagrimas tragadas durante todos aquellos días pero me obligué a mí mismo a no estropearlo todo llorando como una dama, Symond y yo lo habíamos logrado. A partir de ese momento, en cuanto saliésemos de allí, todo quedaría en el pasado. Por lo que bufé y pestañeé a fin de mis ojos no segregasen innecesaria agua mientras rebuscaba entre mis sencillas pero limpias ropas los documentos que nos garantizaban la libertad y la vida. 


 -¡Qué considerado por tu parte, Clow! -Exclamó emocionado Symond, lo que hizo que no detectase la coña. Intentando que sus dedos pudiesen tocarme, añadió. -Pero si tú estas a salvo, moriré feliz. - 


 -¡No digas eso! -Le espeté y las lagrimas descendieron por mi rostro contra mi voluntad. -¡Si estoy aquí no es para despedirme de ti sino para que vengas conmigo! -Le hice saber alzando el documento que a los instantes siguientes sería mostrado al guardia de mayor rango. Todos los presentes se quedaron muy sorprendidos, tanto que aunque abrieron sus bocas, ninguno dijo palabra. -El señor Symond Windson quedará perdonado tras recibir diez latigazos, sólo en caso de negarse a ser azotado, será penado con la muerte como el resto de brujos. -Recité todo lo alto que pude, haciendo gran énfasis al leer la firma del cardenal Henderson. 


 Todos corrieron para abrazar al afortunado. Las hechiceras le llenaron de besos, los sabios McArthur y McBean le darían fuertes palmadas en la espalda mientras le otorgaban los que serían sus últimos pero no por ello menos valiosos consejos y de entre los jóvenes hechiceros que quedaban, Wilbert le haría entrega de algo que para él había sido durante muchísimo tiempo de gran importancia pero eso no era lo verdaderamente conmovedor de la escena, lo bonito fue con cuanta felicidad acogieron la información de que uno de los suyos iba a ser liberado. Nadie le guardó rencor por tener tal fortuna, ni ni siquiera Jasper, que parecía el joven más problemático. Symond pronto se sintió avergonzado y dijo con algunas lagrimas en los ojos y arrugando la frente, siendo sacado de la fría y maloliente celda por el guardia que me había acompañado: 
-No soy merecedor de esta segunda oportunidad pero ya que los dioses han escuchado las plegarias de éste humilde druida, ¡os juro que Clow y yo haremos que no os arrepintáis! - 


 Como no sería de otra manera, los castigos al igual que los ajusticiamientos eran en publico, es decir, en mitad de la plaza más principal de la ciudad. Al llegar era increíble cuanta gente había acudido a contemplar la barbarie. Lo único que a Symond y a mí nos diferenciaba del grupo de hechiceros en el que habíamos estado eran nuestras ropas ya que a Symond también se le suministraron nuevas y limpias ropas. Que sus manos continuasen atadas no me pareció lógico pues mis muñecas, tan dañadas como las suyas, ya no cargaban con ninguna clase de opresiva medida de seguridad. Desde lo alto de la misma plataforma de madera sostenida por gruesas cuerdas y varios clavos cual escenario podíamos ser vistos por todos los ciudadanos cual artistas de teatro. Symond mantuvo en todo momento su cabeza alta, con los ojos color chocolate todo el tiempo fijos en la distancia. La gente admiró su fortaleza pues aun recibiendo latigazos capaces de quebrar la piel, quedando dolorosamente remarcados en la zona central de su ancha y clara espalda, Symond aguantaba como un héroe, procurando no derramar ni una sola lagrima. Cada vez que el cuero rozaba su piel descubierta al abrirle la camisa dejando meramente dos últimos botones sin desabrochar por su castigador, se producía un sonido espeluznante, rápido y definitivo como un relámpago contra un árbol. Yo giraba la cabeza al igual que unas cuantas mujeres. Era duro estar ahí de pie junto a tu amigo sin recibir ninguna clase de castigo mientras él sí hasta que a ambos se os pudiese dar un perdón publico. A veces a Symond se le escapaba un sonoro quejido pero poco más. Exhausto y con la carne al rojo vivo por el tramo impuesto por el latigo de oscuro y recio cuero escuchó y aceptó lo que los inquisidores proclamaron. 


-¿Repudias a Satanás, príncipe de las tinieblas y a todas sus falsas promesas? -Clamaría con una firmeza y una potencia aterradora en su voz el ministro de Dios sosteniendo entre sus manos una biblia de gran tamaño. La obvia respuesta de Symond fue: 
-¡Sí, renuncio! - 


-Bien, ¿aceptando así a nuestro señor Jesucristo como único y verdadero salvador? -Continuaría el sacerdote tras oír la negativa en Latín. La afirmación de Symond fue la respuesta que obtuvo, con la misma fuerza y exageración en su voz: 
-¡Sí, acepto! - 


 -¡Magnifico! -Exclamaría el sacerdote mientras se aproximaba a Symond para que éste besase Las Sagradas Escrituras, concluyendo realizando en su frente una cruz con estas palabras. -Entonces por el poder que me ha sido dado, yo te absuelvo de todos tus pecados pues. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo. - 


 Poniendo unos breves instantes los ojos en blanco, Symond aceptó el perdón divino cerrando los ojos cuan devoto terriblemente arrepentido. Tuve que apretar los labios para no echarme a reír allí mismo. Cerrando los ojos obtuve de igual modo ese perdón prometido y tan merecido pues no habíamos hecho nada malo, como mucho, comer hasta reventar, danzar y honrar a la naturaleza. Al ir bajando de la plataforma pude respirar desahogado, girando mi cabeza varias veces, observar bajar detrás mio a Symond me hacía percibir menos acusado el sentimiento de repulsión y vacío que se había apegado a mí desde el primer toque de ese hombre. Me sentía peor de lo que él se estaría sintiendo, como al haber aceptado, yo fuese el que iba a tener manchada el alma y mi cuerpo se fuese a ir pudriendo poco a poco. Sosteniendo la muñeca izquierda y luego la derecha, él giraba cada mano saboreando la libertad de movimiento risueño, todavía incrédulo de caminar entre las gentes. Me comentaba lo que se dispondría a hacer una vez regresasemos a la mansión Windson. El desprecio en los ojos de la chusma se tornó lástima o esa era la impresión que me llevé al mirar a alguna que otra persona que entorpecía nuestro alejamiento del lugar. En mi mente solo había una idea, cuanto antes abandonase la plaza, antes podríamos ponernos en busca del trasporte que nos llevaría a casa. Como veis, no me importaba lo que la gente pudiese pensar al verme recorriendo la plaza en busca de una salida. Su Excelencia me había indultado y eso era lo más similar a que el propio Dios te indultase sin embargo el indulto de Su Excelencia no era mas que otra muestra de cuan devaluada se había vuelto la palabra de Dios. Entre el asco y la rabia, mi corazón se estaba llenando de odio. La voz del señor Hopkins entre la multitud me arrancó de mis pensamientos que se torcían y retorcían cual plantas trepadoras oprimiendo mi corazón e incluso dañandolo con sus puntiagudas hojas. 


 -Parece que tiene Ud mucha prisa en irse, ¿no? Señor Reed. -Fueron las venenosas palabras que me dedicaba. Parándome en seco, giré la cabeza y parte de mi cuerpo, obligando a mi buen amigo a detenerse a mí lado y a ejecutar la misma acción. Justamente como Symond me habría comentado, era la clase de hombre que no le bastaría con ser recompensado por su esfuerzo en capturar a todo aquel que considerase brujo o bruja sino que además asistiría a su condena como tantos otros, para regocijarse de la muerte de esos impíos. Respirando fuerte por la nariz, elegí ignorar sus maliciosas palabras para continuar con mi camino. Él insistiría, elevando su voz entre los griteríos ansiosos de la gente al irse colocando el resto de hechiceros por la lisa superficie de madera. 


 -¡Justamente cuando va a comenzar la función! -Gritó. Su inseparable compañero, el señor Stearne carcajeó mirando a su jefe, que le devolvió una mirada de complacencia antes de añadir. -¡Marcharse ahora podría costarle la sospecha de muchos ciudadanos! - 


 Deteniéndome, admití que en eso estaba acertado. ¿Era necesario aguantar más sufrimiento para salvaguardar el pellejo ante gentes que no volverían a verme? Por lo visto sí, aunque me disgusto enormemente la pérfida y arrogante sonrisa que se dibujó en el rostro de Hopkins. Los griteríos se trasformaron en abucheos e insultos que escandalizarían hasta al más duro y malhablado de toda Gran Bretaña, entre tanto desagrado, tanto Symond como yo sentíamos el impulso de contradecir a toda esa muchedumbre más quietos como dos estatuas con la boca bien cerrada y los ceños fruncidos contemplamos un rato como eran presentados los nuestros. La muchacha que meneaba con la cabeza no muy lejos de nuestro lado, cuyos largos y ligeramente ondulantes cabellos parecían olas de un negro mar meramente visibles al ser toda su cabeza tapada por la capucha que poseía su larga y gruesa túnica captó mi atención. Al encaminar mi vista al poco de fijarme en ella en otras damas o en otros individuos, ningún otro parecía sentir ese disgusto. Dándole algunos golpecitos a Symond con el codo, le solicité saber información sobre ella pero para cuando Symond y yo tornamos nuestra vista hacía ese lugar, ¡ella ya no estaba! 


 -Probablemente te lo haya parecido, aquí hay mucha gente. -Me diría él susurrante. 


 A medida que los cuellos de los nuestros fueron siendo adornados por las gruesas y opresivas cuerdas que al ser ellos elevados se aferrarían a cada cuello causandoles la muerte, Symond tuvo que golpearse para no romper a llorar. Jamás había visto semejante espectáculo por lo que el contemplar de esos cuerpos retorciéndose al alejarse sus pies del firme suelo de madera, con los ojos enclavijados gracias a la privación de aire me conmocionó, impidiéndome gritar o ejercer cualquier gesto de dolor, con la mano posicionada sobre mi boca. Lo que produjo que muchas personas entre la multitud riese con ganas fue que alguno llegó a orinarse encima, cayendo ese fino liquido cual chispas doradas contra la madera variando su color por esa parte. Apretando los dientes, dolido, tiró de mí y ambos retomamos con mayor velocidad nuestro camino lejos de la plaza. No dejamos de avanzar apurados hasta encontrarnos en una calle desconocida. Jadeantes, pues poco a poco nuestros pasos se convertieron en zancadas y posteriormente en un trote como si eso nos ayudase a borrar de nuestras mentes lo recientemente visto, hicimos que parase el primer carruaje que oímos atravesar esa calle. Todo lo que le dijimos antes de acomodarnos en el interior de su vehículo fue: 
-Llévenos hasta Londres, cueste lo que cueste. - 


 El hombre nos miró arrugando su frente mientras tomaba las riendas de los esbeltos caballos, que golpeaban el suelo de piedra expectantes a la par que erguían sus cuellos. Conocedor de antemano de su replica, suspirante, dije: 
-Por favor, buen hombre. - 


 Sorprendido, se quedaría un instante callado, pero el sonido del latigazo a los caballos nos indicó que estaba dispuesto a realizar el largo viaje. Symond se hundió en el confortable asiento lanzando un largo suspiro mientras cerraba los ojos. Cruzándose de brazos sería fácilmente apresado por Morfeo, ente señor de los sueños. Para mí, dormir comenzaría a convertirse en una acción costosa, revolviéndome un sin fin de veces, con los ojos cerrados, me dí cuenta del problema en ese mismo momento. Forzándome una vez más a esbozar una sonrisa, quise llevar mi torturada y ensombrecida mente a algo que me apartase de todo lo que se agolpaba en ella. Mis pequeños guardianes debían de estar esperándome con un recelo insoportable en sus pequeños y suaves cuerpos. Las circunstancias en nuestra contra habían alargado demasiado el regreso prometido. ¡Oh Yue, mi pequeño ángel! Con tan solo avivar su recuerdo en mí, un temor nunca antes sentido se apoderó de todo mí ser. Él que era tan puro y tan hermoso, leal y siempre deseoso de estar a mí lado, ¿qué pensaría de mí si descubría lo sucedido en Chelmsford? Yo que me empeñaría en instruirlo para que no solo fuese un guardián fuerte y servicial, sino que para que también fuese digno de lo que su apariencia hacía pensar de él. Ya ni podía pensar en aquellos que más apreciaba pues era aún más desconsolador. 


 -Alegra esa cara Clow, además de seguir vivos, ya tendrás lugar dónde vivir con Kerberus y Yue. -Se esforzaba en ser positivo Symond por los dos echándole un minucioso ojo a todos los documentos que se me había sido entregado. -Además no vamos a ganar nada deprimiéndonos. ¡Estoy impaciente por ver tu morada! -Agregó dibujándose en su rostro una sonrisa traviesa. Fue envidiable el poder de recuperación que sufrió con una buena comida y un buen descanso en algún que otro hostal que estuviese por el camino. 


Le sonreí sin mucho ánimo metiendo con cuidado los papeles en el sobre cuyo sello hubiese sido abierto hacía días por el cotilla pero eficiente empresario que Symond podía llegar a ser. 


 -Más me temo que eso significará que tendré que convivir yo solo con Brigitt. -Sentenció llevándose una mano a la cabeza emulando un gesto de inesperada molestia. 


 Asentí de nuevo sonriente como un autómata, que las palabras y bromas de mi amigo no me atrajesen como en otras ocasiones no significaba que por ello fuese a ser un maleducado. Le oía exponerme toda clase de cosas como siempre había hecho con las manos cruzadas sobre la pierna que tenía sobre la otra mirándolo sin embargo mi poca participación decía mucho de mi estado. Yue lo presintió con mayor rapidez que los demás gracias a nuestra unión mágica o debido a que era mucho más sensitivo. 


 (Yue) 


 Parado frente a la puerta, mi corazón dio un fuerte brinco al sentir la inconfundible presencia del Amo Clow. Sí corrí alejándome de la entrada fue para hacérselo saber a mi hermano y compañero Kerberus, que se encontraba echado boca abajo en el jardín, único lugar de la casa en el que le permitían estar bajo el cobijo de un árbol de recio tronco con verdes hojas renacidas. 


-¡Despierta! ¡Padre por fin ha regresado! -Le ordené zarandeando su anaranjado y peludo cuerpo. 


-¿Acaso lo dudabas? -Se mofaría de mí abriendo perezosamente los ojos, ojos brillantes y amarillos como dos joyas. Fruncí mi ceño en señal de enojo retirándome de él. 


Le hubiese replicado cualquier cosa pero recibir al Amo Clow era mil veces más importante para mí que justificarme ante esa fiera perezosa. En una parte del gran salón con el que estaba el jardín conectado, me dio la sensación de que toda la habitación estaba más oscura que antes, lo que era raro pues la tela de las cortinas no era tan gruesa como para no dejar pasar apenas luz, arrugando la frente dirigí mis ojos tanto a la derecha como a la izquierda pero todo estaba igual de oscuro parándome un momento. Las voces que reconocí me recordarían mi verdadero propósito por lo que tan deprisa como mis pequeños pies me dejaron llegué a la entrada. Mi corazón se desbocó al alzar la cabeza y fijar mis ojos en el alto y moreno hombre portador de redondas lentes que sonreía con la frente ligeramente arrugada. Su ropa era distinta a la que se puso el día que se marchó pero sin lugar a dudas era él. Respirando hondo, precedí a acercarme. Mi corazón latía tan animado que dolía pero no me importó al igual que tampoco me importo tener que hacerme paso entre aquellas personas que rodeaban a mi creador y amo. Todas eran empleados al servicio del señor de la vivienda, sus trajes eran ineludible signo de ello pero solo la ama Bianca tendría la osadía de abrazar llorosa al Amo Clow después de haber abrazado y besuqueado al señor Windson. 


 -¡No! -Gritaría entonces el Amo Clow sujetando a la ama Bianca por las muñecas deteniendola bruscamente. La expresión en el rostro de todos excepto en el de Symond, que se limitó a lanzarle una mirada reprochante, fue de sorpresa y gran desconcierto. -¡No me toques! ¡Por favor, que nadie me toque! -Le pidió con otro grito ahogado. 


 Ella pestañearía confusa, como si le costase reconocer al Amo Clow. Ella que había sido más que una criada o doncella, ella que no dudaba en ayudar al Amo Clow en cualquiera de sus proyectos, fuesen lo locos que fuesen, ella que lo estimaba más que a un señor o a un amo, se alejó unos pasos agachando la cabeza como hubiese hecho en China tras escuchar a su señor ordenarle distanciamiento. Reprimiendo todo lo mejor que pudo las nuevas ganas de llorar, la ama Bianca se alejó sin decir palabra. La penumbra que parecía envolver todo el salón pareció extenderse llegando al recibidor como una silenciosa capa pegada a las paredes y al suelo de madera. Observandola desplazarse por todo la entrada aprecié con insólita nitidez a la bella mujer de negro que fuí viendo de cuando en cuando durante todo el tiempo en que el Amo Clow estuvo fuera. Su sonrisa aunque bonita no me tranquilizó. 


 -¡Mira quién ha venido también ha recibirte, Clow! -Exclamaría el señor Windson señalando hacía donde yo estaba paralizado. -¿No te resulta encantador? -Añadió adentrándose en su grandiosa mansión e inclinándose un poco para quedar a mí altura. Debió de captar mi inseguridad pues me sugirió. -Ya que estás aquí, ¿por qué no le brindas un poco de afecto a Clow? Verdaderamente lo necesita. - 


 Asentí decidido a abrazarlo pero algo me frenó, algo oscuro y gélido que me apartó de él. Al levantar la cabeza y apretar los ojos a fin de apreciarlo mejor, logré distinguir cerca, demasiado cerca de mi creador y amo una especie de figura oculta por unos negros e indefinidos mantos. 

-Padre... -Musite mirándole a los ojos, caminando despacio hacía él. -¿Se encuentra bien? -Le solicite saber alargando uno de mis brazos para tocarlo pero esquivandome con rápidez y soltura respondió mientras se alejaba de la puerta: 
-No te preocupes, me encuentro perfectamente. - 


 Pero no era verdad, lo que estrujó mi corazón hasta casi asfixiarme no era causado por una gran alegría. Ahora eso que pensé no volver a sentir se trasformó en un sentimiento más continuado y dañino y fue tan intenso que incluso el despreocupado Kerberus lo percibía. El Amo Clow se comportaba de manera extraña, no sólo no quería contacto físico con la ama Bianca sino que tampoco reaccionó bien ante el primo de Symond y su encantadora señora. Era como si no quisiese formar parte de nada o de ningún grupo. ¡Decidió irse al que sería nuestro hogar solo! Lo que nos dejó aún más atónitos a todos los que le conociamos y le apreciábamos. 


 -¡Amo Symond! -Gritó la ama Bianca respirando con dificultad al poco de llegar al gran salón en el cual el señor Windson y el matrimonio Johnson se hallaban sentados charlando y disfrutando de las pastas que Constance había traído como solía hacer cada vez que venía a visitarnos. Todos la miraron frunciendo el ceño, no era propio de la ama Bianca obrar así y menos cuando el Amo Clow o Symond atendían visitas. -¡El Amo Clow ha desaparecido! - 


 Así fue como nos enteramos de su traslado. Symond rompería a reír al poco de finalizar la última y horrorizada exclamación de nuestra cuidadora. Entrecerrando los ojos y levantando una ceja mientras apoyaba parte de su rostro contra una mano cerrada, el amigo del Amo Clow comentó ligeramente jocoso: -¡Recórcholis! ¡Este hombre nunca deja de sorprenderme! Probablemente esté en otro lugar de la mansión. Esta mansión es enorme. - 


 La expresión de preocupación de Constance se suavizó, llevando la mano que había posado sobre su boca hasta su pecho, suspiró sonriendo tímidamente. Más la replica que le dio la ama Bianca haría que Symond se quedase callado, dibujándose en su rostro cierto temor. 


 -¡Al no encontrarlo en su dormitorio he ido por las demás habitaciones y tampoco estaba estaba! -Le contradijo ella con voz más alterada. Constance y Raymond fijarían sus ojos en Symond como buscando una indicación de su parte para comenzar una nueva inspección de toda la vivienda. Symond se mordería el labio inferior con el superior hasta casi sangrar y murmuraría: 
-Entonces puede que esté... Mierda. - 


 Levantándose con la misma rapidez con la que su mente había dado con la solución más certera, él mismo iría a comprobar que tal cual le había venido la idea al Amo Clow, tal cual se había ido. Encontrarnos a Kerberus y a mí dormidos en la amplía y confortable cama de su dormitorio pero no sus maletas llenas de ropaje u objetos personales fue la lamentable prueba que confirmó ese temor que afloraba en su mente. 


(Clow Reed) 


 Dejando las pesadas y cuadradas maletas caer, detenido frente a la que recordaba seguiría siendo la vivienda que perteneció a mi padre, acercándome a la gastada pero lisa puerta de madera, la palpe como un ciego palpa cualquier objeto, lentamente, permitiendo que no solo las yemas de mis dedos percibieran el polvo y la madera. Apoyando el resto de mi cuerpo sobre ella, cerrando los ojos, me dejé embargar por el sentimiento que estremeció mi ser llegando a verter algunas lagrimas pues eran tantos los buenos recuerdos que me trajo su mera observación. 


 -Bien, señor Reed, como los papeles están en orden, definitivamente puedo hacerle entrega de la llave de su vivienda. -Me comunicó el notario con el que había tenido que tratar para retomar mi hogar legalmente. 


Regresando a mi solitario presente me retiré de la puerta mientras el alto y distinguido hombre sacaba de entre su larga y gruesa chaqueta de saturado tono marrón a juego con el suave marrón de sus ceñidos pantalones que se atisbaba bajo sus protectoras capas. Tocar el cálido y gris metal no pudo alegrarme más, apretándola con esa mano, asentí y sin decir palabra la introduje en la cerradura. Una vez abierta la puerta principal, todo, absolutamente todo lo del exterior se tornó lejano e inexistente para mí. 


 -Ha sido un placer tratar con Ud, señor Reed. -Se despediría colocándose un sombrero de oscuro color el notario dedicándome una obligada sonrisa de cortesía. -Si vuelve a requerir un buen notario, no dude en hacérmelo saber. -Agregaría dándose importancia. 


 Giré la cabeza y asentí esbozando una sonrisa antes de tomar mi equipaje y cerrar la puerta. Mirase por allá por donde mirase, la mansión Reed apenas había cambiado, continuaba poseyendo los mismos muebles y las mismas cortinas, distribuidos como lo procuró mi padre. Recorrí la casa admirado de que el tiempo no hubiese causado grandes estragos en su interior. Mis apesadumbrados pasos retumbarían al subir las escaleras agarrándome a la solida barandilla de madera, contribuyendo a que mis dedos se ennegreciesen cada vez más gracias a la acumulación inevitable de polvo. Tumbado boca arriba con la vista inalterable en el cielo raso de mi alcoba arrugué la frente reprochándome que el no ser capaz de disfrutar de todo aquello.  


(Yue) 


 Al abrir los ojos, ahí estaban dos hombres, uno ligeramente más rechoncho que aquel cuya mano me despertase y una joven en cuyo rostro quedaba el rastro de incesantes lagrimas. No tardé en reconocerlos, pestañeando e incorporándome retire molesto la mano de Symond. El único quien podría tocarme era el Amo Clow, ya desde temprana edad lo tenía claro. 


 -¿Dónde está padre? -Pregunté notando mi boca un poco pastosa. 


Ya, con los ojos bien abiertos, moviéndolos en su busca. La oscuridad que hubiese dominado el lugar se había moderado y la claridad que llegaba desde las grandes ventanas ofrecía una visión definida de toda la habitación y todo lo que en ésta había. Las miradas que se proyectaron no auguraron nada bueno, haciendo de tripas corazón, solo Symond, sentado junto a mi en la gran cama tuvo el valor de dar respuesta a la sencilla pregunta. 


 -Creemos que Clow se ha ido... -Empezó a comunicarme pero el grito de incredulidad que dí le interrumpió: 
-¡¿Qué?! -Al instante un sentimiento abrasador e incontrolable se apoderó de mí, añadiendo otro grito más alto. -¡Padre no haría eso! - 


 El guardián solar, Kerberus, movería su cabeza y parte de su cuerpo al sentir mis puños golpear varias veces la mullida y cálida colcha que había bajo nuestros cuerpos molesto o sutilmente despertado. Chistandome con poca fuerza Symond intentó apaciguarme, al parecer no interesaba que Kerberus participase en la búsqueda de nuestro creador. Si yo, que era el más asemejado a un humano actuaba así, ¿cómo se lo tomaría mi hermano y compañero, que era un animal capaz de lanzar fuego por las fauces? La ama Bianca sostenía su frente arrugada y sus ojos parecían brillar acuosos. Tanto Symond como su primo le habían pedido múltiples veces quedarse en el salón comedor haciendo compañía a la también preocupada Constance pero ella, terca como una mula vieja, estaba decidida a formar parte. Colocando sus dos manos sobre mis hombros, provocando que mi ira creciese en vez de menguarse, frunciendo el ceño, posando sus ojos en mí de un modo que hubiese convencido a cualquiera, continuó hablando. 


 -¡No me toque! -Le espetaría yo logrando despertar definitivamente a Kerberus. -¡Ud no es mi verdadero padre! ¡Ud no me dió la vida! -Añadiría esmerándome en librarme de sus firmes manos. 


 -¡Ya lo sé Yue! ¡Y también sé lo mucho que te desagradan los demás pero si quieres ver a Clow, tendrás que hacer un esfuerzo por aguantarme! -Me gritaría, en su voz pude percibir algo similar a la tristeza, algo que te remueve y te hace querer llorar. Respiró hondo y suavizó su tono. -Tú eres muy especial para él Yue, y he pensado que ahora más que nunca tú eres el más indicado para estar a su lado. Al fin y al cabo, tú fuiste creado para ese propósito. -Me expuso y aparto sus manos. 


 Aún resultándome todo aquello difícil de entender pues apenas había comenzado a ser instruido como debiera ser, me quede mirándole muy serio. Resoplé y acepté tomar la mano que me ofreció pasado un rato. Kerberus rió cruzándose de brazos como lo habría hecho un orgulloso hermano mayor ante los avances de su hermano menor puesto sentado sobre sus patas traseras. Al cruzarse nuestros ojos, de tan diferente color y brillo, era fácil adivinar que con tal de recuperar al Amo Clow sería capaz de consentir cualquier cosa. Su orgullo era mucho mayor que él pero sólo actuaría como refuerzo si yo fracasaba, lamentable evento que sucedió al llegar a la mansión Reed. 


 (Clow Reed) 


 Pasándome los dedos por el rostro al abrir los ojos, fui consciente de que me había pasado un buen rato llorando aún sabiendo que llorar no arreglaría nada. La visión que vino a mí fue trágica ya que en ella yo dañaba a todo aquel o aquello que se acercaba a mí, cubierto por una oscura e interminable túnica negra que no dejaba a las personas o criaturas atacadas ver mi rostro. Sus rostros desencajados por el horror y sus cuerpos encogidos eran imágenes que se habían quedado retenidas en mi mente. El sonido de sus aullidos de dolor y el crujir de sus huesos y carne al ser retorcidos, la sangre que comenzaba a teñir de rojo sus vulnerables cuerpos al no poseer la elasticidad suficiente. ¡Dios! Un desagradable brinco por parte de mi estomago me forzó a levantarme y dirigirme al lavabo más cercano, tapando mi boca con ambas manos como única sujeción a lo que subía desde mi revuelto estomago hasta ella adquiriendo una nauseabunda y liquida forma. Vomité y no fue una sola vez. Bajo el rudimentario grifo que tenía nuestra cocina, me limpie la boca. El agua que caía me pareció más helada que de costumbre y quizás enturbiada pero debida a la poca luz no le dí gran importancia, si estuviese sucia, de seguro lo hubiese percibido al pasarla por mis labios. Tras secarme con una servilleta, de las muchas guardadas en un cajón, escuché un leve murmullo. Arrugando la frente me concentre en identificar ese breve sonido pero meneando la cabeza me convencí de que estaba solo. Solo y majareta. 


 -¿Hay alguien? -Preguntaría caminando hacía el salón. El no obtener respuesta me suavizo los nervios pero la intranquilidad continuaba dentro de mí. -No, Clow, aquí solo estás tú y tu derrumbe emocional. -Me dije a mí mismo sentándome en el sillón que se convertiría en mi sillón favorito. Muy inusual para la época pero hermoso y muy distinguido, con un respaldo alto y liso que al pegar la espalda me hacía sentir como un rey. 


Con la vista perdida, pensé en lo mucho que me gustaría llenar mi despreciable cuerpo de un buen Whisky o una Ginebra decente. Deseaba beber hasta caer roque, deseaba dormir y adentrarme en otra realidad, fuese caprichosamente hilarante o irreal pero por más que trataba de cerrar los ojos y relajarme, el sueño no venía a mí, solo la frustración y el desespero. Colocando mi mano izquierda sobre mi frente con la cabeza ligeramente ladeada oía como con los dedos de mi mano izquierda rasgaba la gastada tela del sillón. Estaba en casa, definitivamente estaba en casa pero sin mi padre la construcción había perdido ese calor e ilusión que creí recuperar una vez me instalase. Suspirando en la soledad de mi oscuro salón y meneando la cabeza tomé la drástica decisión de paliar el mal que me invadía mediante ayuda mágica. Con el aplomo que me brindó esa nueva ocurrencia, encamine mis pasos a la biblioteca que había conseguido formar mi padre tras largo tiempo amontonando todo libro o escrito que le parecía curioso o a tener en cuenta, fuese del tema que fuese. ¡Mi gozo y morriña aumentó al descubrir que todavía se mantenían en pie las viejas estanterías de rugosa madera con el resto de libros y documentos que no pude llevar conmigo pues hubiese sido un engorro monumental para mí y los marineros que tuvieron la bondad de cargarlo hasta dar con la ciudad de Hong Kong. Aunque las hojas de muchos de ellos se habían vuelto frágiles cual alas de mariposa, su tacto y su olor habían permanecido imperturbables. ¡Ojalá lo hubiese logrado también la tinta usada! Para mis fruncidos ojos gran parte de las oscuras palabras se habían tornado en grisáceas figuras apenas legibles. Sentado con los codos sobre la mesa que componía el misterioso e ilustre despacho de mi padre me convencí de que aquello sería alguna señal divina de que lo que tramaba no iba a ser buena idea más yo, terco de mí, rebuscando entre los grandes cajones de la mesa me negué a rendirme. Resoplando a causa de tanto esfuerzo malgastado, cerrando los ojos mientras me llevaba ambas manos a la cabeza, inspirando y respirando varias veces, recordé que mi padre estaba especializado en la adivinación y la nigromancia pues de entre las muchas doctrinas dentro de la magia que fue aprendiendo a dominar, era especialmente valiéndose de esas con las que no sólo podría alimentarse él sino también podría proporcionarme alimento y hogar a mí. Yo necesitaba a un hechicero especializado en magia verde, es decir, que conociese y emplease hierbas con fines, en teoría, curativos pero en tiempos tan aciagos para la hechicería, ¿dónde encontraría a esa persona? Tan sólo el roce de una peluda y tupida piel me hizo abrir los ojos instantáneamente al mismo tiempo que exclamaba entre sorprendido y angustiado: 
-¡¿Kerberus?! -Pero dirigiendo mis ojos hacía ese lugar, el inoportuno visitante era otro felino, de oscuro y sutilmente agrisado pelaje. Tanto suu escuálido cuerpo como su cabecita se restregaban demasiado a mi pierna por lo que retirándolo un poco de mí añadí. -No, tu no eres mi Kerberus aunque sois igual de mimosos. - 


 El fino maullido que emitió pareció de protesta. Por mucho que intenté mantenerlo lejos, el minino no cesaba en su empeño como si hubiese algo que le atrajese de mí o como si se tratase de un juego. Me lo estaba empezando a poner difícil el alejarlo sin tener que golpearlo. Acabe por ordenarle que se largase o que me dejase en paz levantándome de la ancha y rustica silla en la que había estado sentado. 


 -¡Te lo advierto! ¡Como no te alejes por las buenas, me veré obligado a...! -Le avisé señalándole poniéndome bien serio, con el entrecejo bien fruncido pero el animal adoptando una sensual figura humana me interrumpiría replicando con ligera sagacidad: 
-¿O qué? ¿Usarás tu magia contra mí o tus puños? - 


 La percepción de aquella bella y joven dama ante mí me dejó más que asombrado. ¡Era la dama encapuchada que me pareció hallar no muy lejos del lugar en el que Symond y yo observamos el ajusticiamiento forzosamente de nuestros compañeros hechiceros! Sus ojos centellearían y su sonrisa se ampliaría al ver la inocultable expresión de asombro en mi rostro. Con una ceja alzada y agitando suavemente su cabeza a fin de alejar de su rostro algunos largos y con algo de ondulación mechones de negro cabello buscando un nuevo acercamiento añadió: 
-Eso no sería muy cortés de su parte, cuando resulta que lo único que pretendo es ayudarle. - 


 ¿Ayudarme? Mi asombro se trasformó en perplejidad. ¡Ayudarme! Quizás ella sabía de plantas y remedios pensé arrugando la frente pero ¿y si se refería a otra cosa? Su piel desnuda estaba tan cerca y toda ella despedía una fragancia tan almibarada que mis sentidos comenzaron a nublarse...