viernes, 10 de agosto de 2012

WelCome To HeLL Circus Circus LOVED

ADVERTENCIA: 
Como sucede en la mayoría de mis historias originales en WTH, seguramente contenga temática muy fuerte pero os prometo describiré con la mayor sutileza posible ^^U
WTH son historias en plan protesta ¿Eh? Que resulta que esos canallas ya existían... Por desgracia U_U 

'Let me inside you 
Let me inside you 
In your veins 
In your brain 
Let me inside you 
Let me inside you 
Through your pore 
Show me more' 
Let me inside you - OOMPH! 

WelCome To HeLL: CIRCUS CIRCUS 
Amado 

El decía que me amaba y parecía tan sincero pero yo a él no sin embargo me habían "enseñado" a amarlo yendo así en contra de mis propios sentimientos. El poco consuelo que encontré fue saber que no era el único dentro de esa gran mansión... 

-Él está encaprichado, muy encaprichado contigo porque le recuerdas a Jack. -Me haría saber en una ocasión uno de ellos, unos cuantos años más mayor que yo. 

Poniéndome en pie mientras lograba parar de llorar entre bufidos por la nariz, sentí curiosidad. 

-¿Jack? -Pregunté pestañeando. 

A veces le oía mencionar ese nombre cuando me tocaba y besaba tumbado en su inacabable cama. El chico se inclinaba para observarme y respondía muy bajito, casi en un susurro: -Nuestro héroe. - Me quedé sin saber que decir. Ese chico se ganó su libertad antes de que yo fuese engaño por el señor Blackfield. ¡Yo sólo quería regresar con Viktor! Le gusté, le gusté mucho y todo por culpa de ese Jack al que tanto me parecía. Lo que más rabia me da es que ni volveré con Viktor ni volveré con los demás, en el Circus Circus. Creo que gracias a la curiosidad despertada por ese chico de negros cabellos y ojos desiguales pude concentrar mi mente en otras cosas mientras me tocaba estar con él. 

Comencé a respirar fuertemente cuando se puso encima mía y tuve que hacer mucha fuerza para no gritar y golpear cuando sus labios se unieron a los míos, sosteniendo con una mano, la misma mano que percibiría tenso bajar y bajar recreándose en el roce de mi piel al ir desabrochando cada flojo botón de mi nuevo traje. Nunca alcanzaré a saber como conseguía entrelazar su lengua con la mía cuando el beso se prolongaba, tan húmeda e inquieta. Respirar se dificultaba un poco por lo que el degustar de mi cuello era casi agradable. Entre jadeos y mucho pestañeo, arrugando la frente solté su nombre. El señor Blackfield se pararía y levantando la vista, también jadeante, echándome su cálido aliento diría: 

-Así se llamaba el niño del que te hablé ¿lo recuerdas? - 

Asentí. Esas cosas nunca se olvidan ya que después de la charla, se abalanzó sobre mí para hacerme suyo por primera vez. 

 -Pero tú eres mucho más para mí de lo que él hubiese podido llegar a ser. -Concluiría garantizándome lo que sabía y odiaba. -Al fin y al cabo, en quién realmente me fije aquel día fue en ti. -Agregaría en un estremecedor susurro a la oreja habiendo pasado sus labios y lengua por cada hueco que la componían. 

Aquello, que tenía pinta de confesión o revelación, me turbó bastante, lo que hacía más complicado entrar en un estado de relajación y goce. Mis nervios se pusieron de pinta cuando llegó a mi... Bueno, a estas alturas ya sabréis a que. Los golpes que los chicos de Williams me propinaban si me agitaba o me revolvía impiéndoles acariciarlo como él estaba haciendo habían sido efectivos pues aunque sentía ganas de cerrar las piernas o agitarme todo entero, no lo hice como si ese pánico y dolor fuese a surgir nuevamente si lo hacía. Sólo salían lagrímas que él limpiaba con algunos dedos de su otra mano. Lo suyo no tardó en animarse pues entre los jadeos tan cercano, algo parecido a un leve quejido alteró el continuado ritmo de éstos. A lo mio le llevó un rato comprender que debía ponerse recto como una columna de carne. 

-Perdóname... Pero no puedo esperar más... -Le oiría decirme con voz muy alterada, de esas que incluso dan miedo pues sueles pensar que a esa persona la va a dar algo, antes de separarse un poco de mí para comprobar un poco consternado como sus calzones se habían humedecido. 

Suspirando como si buscase recobrar el aliento, menearía la cabeza al dirigir sus ojos hacía mí otra vez. La sonrisa que se había evaporado, regresó al observar el estado de lo mío. -No importa, ahora que tú has logrado entonarte, me dedicaré por completo a complacerte. -Sentenció sin tardar un momento en ponerse manos a la obra. Manos y boca. 

Sosteniéndolo entre sus dedos con firmeza pero sin perder delicadeza, lo lamería antes de meterlo en su boca. A pasar de todos mis esfuerzos por no emitir ningún sonido que le confirmase lo bueno que era su labor, alguno que otro se me escapaba entre lagrimas que caían hasta hallar su fin en la alargada almohada. Justo en el momento en que empece a bajar la guardia, aquella sustancia pegajosa y blanca salió saltando como blancas gotas de pis por la mitad de mis piernas cubiertas por la fina tela de mí traje nuevo. Al señor Blackfield a diferencia de otros señores no le importó la consecuencia de su magnifico trabajo, lo veía como una prueba más de lo bueno que era. Sacando un pañuelo de algodón de un bolsillo escupía el jugo blanco y doblándolo con igual estilo, lo guardaba en ese mismo bolsillo. Tendiéndome una mano me llevaría hasta la bañera más cercana. Qué lobo más limpio, debía de ser en palabras de Viktor de los pocos dentro de toda la manada.

1 comentario:

Asilo Arkham dijo...

Hola, Mary. Antes que nada, perdón porque hace mucho que no te dejo comentarios y esta vez lo hago para ver si puedes ver mi última entrada en mi gran blog. Creo que te va a gustar o a interesar. Un abrazo.