jueves, 19 de noviembre de 2015

FanFic FINAL FANTASY VI (Oneshot) Burning Comet

NOTA DEL AUTOR:
Ningún personaje de la saga Final Fantasy me pertenece, son creación exclusiva de Square-Enix (Squaresoft) y sus respectivos colaboradores
Sólo algún que otro posible personaje cuyo nombre no reconozcáis sea cosa mía n_un
Escrita en primera persona
Algo especial para Kefka porque en Noviembre es su cumpleaños y pienso que dentro del Fandom español hay tan poquita cosa sobre él (sólo lo que escribo yo TWT) ¡Feliz cumpleaños!

Yo soy el ardiente cometa
Yo soy el mudo sonido
Yo soy la lágrima y el rostro sonriente


FanFic Final Fantasy VI
Yo soy el ardiente cometa

Tras desjuntar mis manos, me entretuve una vez más sacando mi reloj de mano bien guardado en uno de los bolsillos que disponía mi larga chaqueta de soldado verde con cuello y mangas de un tono verdoso todavía más oscuro y diversos botones dorados. Aunque nunca me había importado esperar, comenzaba a impacientarme, observando con mayor detalle de lo usual las finas y oscuras manecillas moverse con lentitud por la blanca superficie tras abrir el redondeado objeto, inmóvil en una de mis pálidas manos. Cuando mis ojos de un sutil azul celeste comenzaban a irritarse de nuevo, obligándome a pestañear, el sonido del pomo de la puerta girando atrajo mi total atención lanzando mis ojos hacía ésta como dos desesperadas fieras, abriéndose lentamente. La sonrisa que iluminó mi rostro cansado de tanta espera brotó al instante de identificar con claridad las dos figuras que se adentraban en la sencilla sala en cuyo centro les esperábamos una mesa, otras sillas y yo ya sentado frente a ellos. Guardé de inmediato el reloj recién cerrado en su bolsillo correspondiente y adoptando una postura más correcta, volví a entrelazar mis dedos con mis manos sobre la fría y plana zona que era la mesa observándolos avanzar y tomar asiento, no sin previamente dejar sobre la mesa los papeles a firmar, ofreciendo una selectiva información del experimento o "intervención" que se iba a suceder nada más dar mi aprobación como cobaya humana.

-Soldado Palazzo dado su interés y la superación de nuestras... Expectativas, le recomendaría que leyese atentamente la información que le ofrecemos antes de firmar. -Me recomendó con un tono casi burlón, camuflando de alguna manera su desaprobación hacía mi triunfo, el hombre envestido por una bata igual de llamativa que el otro de menor altura y con un espeso bigote de claro color rojizo,  que ya había tenido el placer de conocer mucho antes, en mis días de preparación de asistente en el laboratorio del Imperio.

-Gracias pero no creo que sea necesario. -Por supuesto, fue mi provocadora respuesta, buscando con los ojos una pluma y un tintero con la que trazar mi firma sobre el espacio que deduje sería el correcto.

La mirada del otro, o sea, del buen doctor Cid parecía suplicarme cautela antes de confirmar el punto en el que firmar en cada papel, prácticamente más iluminado por la lámpara que ocupaba el centro del techo por encima de nuestras cabezas, de un diseño simple y resistente a diferencia de muchas otras lámparas del Palacio Imperial, que me digno a mirar con la idea de que algún día alguna de ellas caía aplastando a algún pobre inocente. Suspiré y tomé uno de los papeles para echarles un ojo por última vez. Tanto Cid como yo conocíamos lo que se buscaba alcanzar con el proyecto como el proceso, no había razones para preocuparse tanto aunque bueno, él siempre me había dado esa impresión, demasiado responsable llegando al temor a la hora de poner en practica sus propias teorías. Apartando el papel de mi vista con una sonrisa de niño bueno y obediente, levantando una ceja insistí:
-¿Me permitís ahora firmar el documento? Muchas gracias. -Agregué mostrando más fastidio que sarcasmo, he de confesar.

La tinta parecía fluir como finos ríos negros a medida que componía cada letra que formaba mi nombre y apellido con gracia y elegancia dignas de un burócrata o un individuo de buena cuna. Mi nombre era mi orgullo, por lo que desde que he sido capaz de recordar, siempre me ha gustado trazar una firma digna de mostrar al individuo al que menciona. Finalizada, puse el alargado utensilio de escritura sobre el botecito de tinta y retorné la vista en los científicos que me miraban en silencio.

xxx xxx xxx

-¡Vaya, vaya! -Me sobresaltó una animada e incrédula voz seguida de una molesta palmadita en la espalda observando en silencio las vistas que la pequeña ventana de una larga serie ofrecía sentado sintiendo el suave bamboleo del tranvía al recorrer la ciudad. -¡Es el soldado Palazzo! ¿Verdad? -Continuó parloteando ruidosamente sentándose a mi lado sin percatarse de mi desinterés al retornar la vista a la ventana. -¡Qué sorpresa más grande! Ninguno apostaba un gil a que serías admitido en el proyecto. -Me comentó entre risotadas.

Tuve que apretar los dientes antes de dirigirme a él con la mejor de las sonrisas y pedirle educadamente que me dejase tranquilo. Cosa que el comprendió para mi alivio rápidamente, probablemente lo acusó al amanecer del día. Nos citaron más temprano de lo que ya teníamos costumbre de abandonar los cuarteles.

-¡Eso, mejor vente a nuestro lado! -Exclamó desde otra zona del interior del vehículo otro soldado de corpulento aspecto bajo el abrigo verde oscuro que lo protegía del frescor de las primeras horas de la mañana.

Recuerdo que el viaje se me hizo corto debido a la hermosura que contemplaba. A medida que el sol se elevaba lentamente sobre el cielo de tonos anaranjados y rojos, su fulgor sobre los edificios daban la sensación de incendiarlos como si el solido material color rubí se derritiese con las cúpulas de cristales pintados de ámbar dorándose como oro fundido. Pensé que si esa iba a ser la última vez que mis ojos verían Vector, no podía ser más bello. Siempre lo era pero aquel día con mayor razón.

En efecto como una de mis antiguas compañeras nos informó amable pero tajante a partes iguales como haría cualquier profesional en su puesto de trabajo no era necesario que trajésemos con nosotros nada del exterior, allí se nos otorgaría lo imprescindible durante el tiempo que durase nuestra estancia recordándome por alguna razón al protocolo a seguir en la zona de enfermería, sin embargo no nos harían encaminar nuestros pasos a esa zona sino que bajaríamos al laboratorio, varias plantas bajo la gran construcción que era el Palacio Imperial con nuestros neceseres recién entregados dentro de una bolsa cerrada. Todo muy entretenido. Nos ocupó el resto de la mañana trasladarnos con éxito a nuestros respectivos cubículos. Salas provistas de lo imprescindible, todavía más minimalistas y deprimentes que las que un hospital o una residencia psiquiátrica poseen pero con una gran superficie de cristal por la cual ser observado.

Las tres comidas que yo degusté un tiempo algo más largo que mis compañeros no se distinguían mucho de la comida sin sustancia o carente de especias atrayentes, básicamente carnes poco pasadas por el fuego, caldos de verdura y purés blanquecinos. Sintiendo curiosamente ligero malestar al doblar el brazo de esta u otro modo, recordatorio de la fina aguja que traspasaba nuestra frágil y en mi caso, clara piel, bajo el recio esparadrapo.  De cuando en cuando pude entretenerme centrando mi atención en las veces que veía ir y venir a los encargados de nuestro grupo de cobayas humanas, antes de que la puerta se abriese con llave que sólo ellos tenían en su poder, el estomago tronaba al advertir un carro de metal por delante similar a lo que padece un animal puesto a prueba.

Fue un poco antes al día que la fase final sería realizada habiéndose comprobado las anteriores fases y con los preparativos necesarios listos que algo amenazaba con devorar mi satisfacción. Igual me solía ocurrir de niño habiendo elaborado algo de lo que sólo yo podía estar convencido haría que todos a mí alrededor me aplaudiesen o me alabasen, por fortuna no duraba mucho pero era algo intenso, cercano a un dolor de pecho, que me privaba de aire mientras mi mente se llenaba de estupideces. Si, como voces a muy baja frecuencia que me cuestionaban pero que yo siempre me he negado a escuchar, haciendo un esfuerzo mayor por recobrar aliento y así poder mostrarlo. Creyendo oír en el silencio el aliento de la muerte detrás mío mientras dejaba que el agua fría y cristalina me apaciguase en mitad de la noche antes de regresar a la incomoda y estrecha cama que el cubículo de dimensiones medianas disponía, sobreviviese o no, lo que tenía claro era que debía acostumbrarme pues iba a pasar bastante tiempo tumbado en ella. Creo que en ese estado de nerviosismo fácil de despertar, agradecí que una vez cerrada la gruesa puerta de metal ningún sonido del exterior se podía distinguir de fondo. Cerré los ojos con fuerza y recostado sobre un lado, cubriéndome con mis brazos bajo la fina tela de la única manta que hallé retomé mi sueño. Nada reparador pero necesario y por tanto, bien recibido.

xxx xxx xxx

Respirando hondo y moviendo la cabeza a un lado y al otro una vez más, rotando, deslizando mis propios dedos sobre mi cuello ligeramente inclinado sobre mis hombros quise reír una vez más pero la mirada de los hombres vestidos con chaquetas y pantalones de similar color a los míos me advertían de lo que podía volver a sucederme. Conteniendo las ganas, abrí mis dos orbes de un azul empalidecido y retorné mi cabeza a su posición habitual. Manteniendo una de mis finas cejas rubias elevada, sonreí siendo la más leve muestra de aquello que me poseía mientras la magia tomaba forma como si esa esencia se canalizase en energía y la energía surgiese de mi cuerpo caliente e intensa cubriéndome sin dañarme como el fuego que rodea al cometa en su feroz movimiento. Conteniéndola con igual esfuerzo que mis ganas de gritar, reír o agitarme como las llamas que creaba. ¡Tan bellas! Azulándose por la mitad, superando la partes anaranjadas con cada movimiento de mis brazos.

-Es... Asombroso. -Alcanzó a articular el hombre de larga y rizada melena plateadas, no hacía mucho de un rubio claro en perfecto equilibrio con su piel, gastada por el acero y el cuero en otros tiempos, tiempos de disputas estúpidas y consecuentes separaciones que concluirían en guerras por unificar lo roto. -¿Cuál es tu nombre, soldado? -Quiso saber acortando la distancia que nos separaba.

Haciendo disminuir mis preciosas llamas hasta desvanecerse quedando meramente el espacio que me rodeaba aún cálido y las largas mangas verdosas de mi chaqueta chamuscadas, tal y cómo había practicado aquella semana, colocando mis dos brazos detrás y juntando mis manos, levantando pecho respondí efusivo:
-¡Kefka Palazzo Eminencia! -

Pero esa palabra seguía resultándome repulsiva, al instante de salir de mi boca, no era capaz de controlar el apretón de mis dientes, tensos antes de cerrar la boca y retomar una forzosa sonrisa.

-Bien, Kefka, ¿Qué te parecería ser nombrado Primer caballero de las futuras fuerzas Magitek? -Me propuso algo con lo que cualquier soldado en mi situación moría por recibir y yo, yo sólo pensaba en los fuertes tonos de su chaqueta rojo sangre o en cómo el oro de sus medallas resaltaba sobre ella pero un hombre ambicioso cree conocer a otro de igual calaña por lo que la decisión se transformó en una obligación. Dándome una palmada en la espalda con una de sus grandes manos enguantadas agregó: -Pues a partir de ahora dicto que ese sea tu rango. -

-Bien, entonces puedo regresar a casa ¿ya? -Fue todo lo que yo dije, encogiéndome de hombros y haciendo desvanecer mi complaciente sonrisa, resultando en una de esas particularidades mías que tanto le atraían ya que en vez de romper a reír y afirmar con la cabeza antes de retomar su sillón me hubiese lanzado una mirada asesina o hubiese negado con severidad.

A diferencia de Cid o el resto de individuos que entraban a su despacho, no incliné mi cabeza antes de girarme y echar a andar hacía la gran puerta o doble puerta de madera con relieves dorados. El hombre pelirrojo de poca estatura sentado en uno de los asientos frente a la mesa de la secretaria a una considerada distancia ocupada por la extensa alfombra bajo nuestros pies roja con figuras doradas o de un color amarillo muy luminoso bordeando el centro se levantó de golpe para acercarse a mí apresurado. Qué molesto era. No siempre pero en ocasiones como esa sí.


MARY (MARYXULA)

No lo he dicho en FF.Net pero esto serían eventos anteriores a lo que pasa en el juego n_nU Algo de mis ideas con respecto al personaje y su parte pre-canon XDU (Pero vamos, se intuye porque está en pasado y tal...)
Una especie de Preview de lo que vendrá a ser Metamorfosis TwT Porque al igual que he probado con Rezo y estoy ahí ahí con Clow, también tengo ganas de escribir y compartir muchas más cosas que me vienen con respecto a Kefka antes del juego, currándomelo a mi ritmo X3 (Pero no tan largo como lo de Clow, más como cuando empece porque luego lo acabo por cortar TAT)




lunes, 16 de noviembre de 2015

AVE DE PLUMAS DORADAS

Igual que un pájaro ibas desplegando las alas, día tras día, tu cuerpo se aproximaba al momento del vuelo. Ligera como una de las múltiples alas que ahora son tus brazos te veíamos, etérea como un alma arrastrando el lastre del cuerpo esperabas sentada, no sabíamos cuando pero el momento estaba llegando, dulcemente como el cantar lejano del pájaro. Vuela, vuela, vuela, porque en este nido ya has dejado todo lo que has debido dejar. Abre tus alas repletas de plumas doradas, prepara un nuevo nido, que pronto nos encontraremos. Mientras tanto, en nuestras mentes, millones de recuerdos flotan como millones de plumas danzando en el aire, como rodeándonos antes de alejarse. Que el sonido de tu risa será nuestra melodía como el trinar del pájaro cada mañana al despertar. Criatura de luz que ahora brillas cruzando el cielo, recuerda que siempre a tu lado hubo alguien y ese alguien te cuido y te protegió durante tu metamorfosis, guarda para ellas las plumas más bellas de tu nuevo plumaje y lleva contigo, a ese nuevo nido, todo el amor que te dieron.

Maryxula


jueves, 12 de noviembre de 2015

DIGIMON (Fanarts)



                                                        PIEDMON Y MYOTISMON

viernes, 2 de octubre de 2015

FanFic (ONESHOT) FFVI Ardor

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de FFVI no me pertenecen, son una creación exclusiva de Square-Enix (Squaresoft) y respectivos colaboradores
Historia contada en tercera persona (Intento escribir así sobretodo en los one-shots) 
Esto sería algo que iría con otro fanfic pero que como es cortito y el fanfic está siendo escrito en inglés lo pongo con los demás one-shots... Tina es Terra, en la versión japonesa ella en realidad se llama Tina, lo de Terra fue gracias a los traductores americanos n_nU
KefkaxTerra (No-con) Clasificado M
FanFic Final Fantasy VI
Ardor
Alejándose hasta que su espalda chocó inevitablemente con la pared, desde el rincón que se había convertido en su habitual, la pequeña de cabellos largos y rizados sin orden ni control al rededor de su rostro de facciones delicadas observaba con los ojos tan abiertos que le dolían y la mandíbula tensa debido al pánico como los soldados que poco antes se habían adentrado en su habitación, fría y hermética con intenciones poco amistosas recibían su castigo. Conteniendo el aliento, sus ojos azul verdoso estaban fijos en el soldado cuyo traje y melena rubia atada en una sencilla coleta indicaban que debía poseer un grado distinto al de los otros a excepción de ser desagradablemente sorprendida por la cercanía con la que uno de ellos era golpeado contra la pared, impregnándola de su roja y pegajosa sangre, cayendo el casco de extraño diseño al suelo. No parecía más corpulento que ellos pero estaba claro que era el doble de peligroso, fuese por la razón que fuese, la ira que le embargaba le dotaba de esa fuerza casi animal, inundando la habitación de una temperatura que se elevaba a su alrededor hasta que con ambos hombres desparramados en el suelo, se calmó. Limpiándose su recta nariz con un pañuelo de algodón, empezó a reír como si nada malo hubiese pasado, suave y melodiosa. 
-Idiotas. -Le oyó mascullar mientras guardaba el pañuelo y se colocaba algunos mechones finos y alargados como hebras doradas. -Pero si mi querida muñeca está bien, todo está bien, ¿verdad querida mía? -Agregó apartando la vista de los hombres inconscientes a sus pies para encontrarse con los ojos de la niña. 
En el transcurso que duró su cierre de ojos, el soldado rubio ya estaba a pocos, mínimos, centímetros de ella, arrodillado frente a ella, más que deseoso de examinarla. El grito se congeló en su garganta al chocar con sus ojos de un intenso azul celeste. Arrugando sus cejas, contuvo el miedo todo lo que pudo. 
-No pasa nada, preciosa, ahora estás conmigo y nadie te hará daño. -A pesar del disfrute que le producía su terror, se sentía tan metido en el papel de protector que le brindaba palabras de alivio. -Sonríe, vamos, muéstrame una bonita sonrisa. -La animaba sosteniendo su rostro entre sus manos y ahí era cien por cien sincero, moría por ver en su cara de muñeca con ojos grandes y labios pequeños, una sonrisa. 
Ella al principio pareció rehusarse girando la cabeza hacía un lado pero él insistió dirigiéndola hacía el frente. Entonces entornando los ojos al igual que él, se forzó a esbozar una sonrisa que no recordaba haber tenido nunca. La sonrisa de él creció y la besó en la cabeza, feliz como un niño cuya mascota hace exactamente lo que él quiere.  
-Mi preciosa preciosa muñeca. -Ella le oyó claramente decir casi en un gemido contenido notando como el poco espacio de aire entre ellos disminuía en un pestañeo. Su piel era fría, incluso más que las paredes que la rodeaban. 
Cerrando forzosamente los ojos de nuevo, sólo pudo oir el sonido de los botones ser desabrochados lo que provocó que los abriese atónita pero incapaz de pronunciar palabra. Aquello estaba fuera de todo lugar pero él no parecía la clase de soldado que le importaban las consecuencias, menos cuando ella le hacía arder de esa manera. Con la mano enguantada que aún sostenía su cuello la condujo hacía abajo, imponiéndose cuando ella forcejeó, diciendo sin variar su tono de voz, amable o gentil:
-Vamos no seas tímida, yo hago mucho por ti, sólo necesito un poco de agradecimiento por tu parte. -
¿Agradecimiento? La confusión debilitó su espíritu combativo y abriendo la boca le complació. Cerró los ojos por ultima vez deseando disolverse en la oscuridad conteniendo en su boca el miembro rosado humedecido por su lengua a cada lento deslizamiento, principalmente preocupada de dañar ese trozo de carne vibrante pues si lo hacía en sus intentos de tragar su propia saliva sería salvajemente golpeada, su instinto le decía que entre ambas cosas esa era la peor pero cuando la notaba más dentro, a punto de llegar hasta el final, las arcadas eran un desafío mayor. No sabía cuanto iba a aguantar aquello y los ruidos que había ido emitiendo se habían ido tornando más violentos, en el instante en que algo liquido de sabor desconocido llenó su interior, empapando su paladar, creyó haberle mordido pues su alarido fue de tal magnitud que llorosa quiso apartarse para echar a correr sin embargo fue separada poco a poco por los firmes dedos que la habían estado agarrando por la cabeza, tirando de algunos de sus rizos. Lo que todavía goteaba por la punta de su glande no tenía un tono rojo y oscuro sino blancuzco como leche o pintura de ese tono. Si levantaba la vista en la cara del soldado se apreciaban una sonrisa intensa y un color rosado en cada mejilla, seguramente a causa del incremento de placer. Jadeante ocultó su flácido sexo.
-Mi pequeña Tina, ahora todo estará bien, estos dos vendrán conmigo y no volverán a hacerte nada malo. -Se despidió de ella limpiando las lagrimas que resbalaban por sus mejillas sin causar rumor. Aunque abrió la boca en señal de incredulidad, seguía sin brotar palabra de esos labios tentadores.
Más o menos limpia, ella le vio marcharse con ambos hombres encima, cada uno sujeto por un brazo por la cintura. El beso de despida que le dedicó la hizo temblar consciente de que si se presentaban más incidentes como ese, Kefka tendría otra oportunidad de oro para intimar con ella. En efecto, los encargados principales eran soldados de menor nivel pero le correspondía a él hacer y deshacer como su capitán.
MARY (MARYXULA)
Pequeña historia que me vino a la cabeza un día mientras escribía otro de mis fanfics con temática no consensuada entre los personajes y temática oscura y tal n_nU
Como en la primera escena escribí el intento de escape de Tina (más conocida como Terra) siendo niña y de algún modo retando a Kefka a usar un método como la Slave Crown para asegurarse que es totalmente suya (y en segundo lugar del Imperio en su mente) pues luego me vino esto explicando de algún modo que Kefka ya estaba bastante obsesionado con ella y que la quería como sólo un monstruo puede amar algo o a alguien... El contraste estaría en que mientras que habla de un modo muy encantador y manipulativo, sus acciones en ese fic son brutales a la hora de tratar con ella en privado n_nU
Si pongo que es clasificado M es por algo, perdonen mi maldad, a veces cuando estoy frustrada o enojada me vienen cosas de este estilo a la mente pero como en toda obsesión destructiva, Tina no se enamora de él, es Kefka el que se monta su película... Es el Pre-Canon más oscuro que tengo fuera de los AUs por cierto (Encima inspirada por un fic cuya temática también tenía un puntito muy abrumador)
 

martes, 8 de septiembre de 2015

FanFic (ONESHOT) FFVI Exquisito +18

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de Final Fantasy VI no me pertenecen, son creación exclusiva de Square-Enix (Squaresoft) y sus respectivos colaboradores
Hay veces que me gusta hacer historias one-sided, esta sería la correspondiente a Terra porque ella también merece que le den placer ewe NSFW
Clasificado M KefkaxTerra

FanFic Final Fantasy VI
Exquisito

A él le gustaba desnudarla aunque a veces, llegando a según que partes del vestido, le costase ya que los cordones dorados no cedían fácilmente al manejo de sus dedos, alargados y torpes a causa del ansia, era su capricho al igual que vestirla. Ella sabía bien el motivo, estaba implícito pero no le importaba demasiado cuando sus labios se encargaban de entretenerla a medida que sus manos bajo la tela de sus guantes de llamativos colores descendían. Era buen besador aunque la gente no diese crédito a ello.

Sólo y cuando conseguía que las partes atadas a su cuerpo por los molestos cordones quedasen lo suficientemente sueltas como para que con un suave tirón la totalidad de la prenda roja con bordes dorados y estampados de flores multicolor cayese al suelo, tomando con delicadeza su mano ambos se dirigían a la cama, un espacio que parecía infinito, confortable colchón de gran dimensión oculto bajo sabanas y mantas de tonos rojizos bajo algunos almohadones dorados. La muchacha cuyos rizos albergaban una longitud variada cayendo sobre su espalda y rostro siempre se asombraba ante tanto lujo pero lo contenía sin pronunciar palabra. Tumbada boca arriba meramente protegida del fresco espacio que la rodeaba por las muñequeras de idéntico diseño a su vestido y las medias rosadas con pequeños puntitos rosa fucsia sonreía arrugando la frente al atisbarlo encima tras su pequeña cabriola, provocando que la zona en la que cayese temblase de emoción, mientras sus manos permanecían una por encima de la otra contra su pecho, cubriendo gran parte de sus hermosos y tersos pechos.

-Relájate, muñeca, esto nos va a gustar a los dos. -Le decía con la voz más suave y sensual que ella creía capaz de oír provenir de sus labios rojos y cremosos acariciando su rostro delicado y aniñado, agachándose para besarla.

Ella asentía, creyéndole porque lo había experimentado antes y la experiencia es compañera de la confianza en su caso dejando cubrir sus ojos por los parpados lentamente a medida que su boca se abría sintiendo más cercanos el aliento cálido de él. Su piel en cambio le causaba escalofríos, fría como la de una figura de hielo al pegarse contra su candente piel. Afortunadamente sólo aquella descubierta por el momento.

Habiendo probado sus labios, humedeciendo los suyos, él separaba las manos de su muñeca de carne y hueso para disfrutar mejor de lo que éstas escondían. Sosteniendo la abultada parte de pálida carne entre sus manos, reía suavemente y primero lamía el blando pezón, luego lo succionaba con fuerza comprobando que los movimientos de ella se volvían rápidos y violentos, lo mismo acontecía si lo repetía con el otro seno pero lo que de verdad le agradaba a él era levantar la cabeza y observar sus dientes apretados con igual intensidad que sus ojos. Su risa ganaba algo de altura y ambos sabían que él podía tirarse horas torturándola de ese modo, incluso buscando una reacción más intensa, podía morder la tierna carne mas todo lo que hizo después fue descender bordeando con su lengua la zona alrededor de su ombligo, brotando así de su femenina voz una melodiosa carcajada a la vez que agitaba sus piernas de bailarina. Levantando la vista su picara sonrisa creció pues las mejillas que se apreciaban bajo la mano que tapaba su boca estaban enrojecidas y sus ojos habían rotado antes de volver a cerrarse. Si él era la gasolina ella era la mecha que le hacía arder en momentos como ese, antes ella reía más a menudo con sus tonterías. Añoraba a esa niña risueña y sencilla de entrar en sus juegos retorcidos.

No obstante lo mejor de lo mejor no solía llegar hasta llegar al lugar que despertaba más fuego en él con una mera mirada, justo debajo de su estomago y entre sus muslos, generalmente rodeado de fino y enredado pelo púbico que él se encargaba con inconfesable placer de eliminar cuidadosamente con ayuda de una navaja plateada de afeitar y espuma, acariciando la sensitiva carne con cariño, mostrando una destreza sorprendente gracias a la paciencia de ella y la abstraída concentración de él. Era su sexo, cálido y secreto como su poder, que sólo él era el privilegiado de estimular. Se relamía, siempre se relamía pensando que usar a medida que ella abría sus piernas sin pudor, le entusiasmaba pensar que él no era el único vicioso, claro que ella siempre disimulaba mucho mejor. Entonces era él quien cerraba sus ojos azul celeste, sumergiendo su cabeza entre sus piernas, agarrándolas mientras se valía de su húmeda y juguetona lengua que se abría camino entre las finas protuberancias de rojiza carne hasta dar con el premio. Si su lengua no era suficiente, también se valía de algún dedo y ella explotaba de gozo, envuelta en sudor, empapando de su fluida esencia ese dedo malicioso que al principio debido al puntiagudo final de su uña le arañaba pero luego le entretenía. Ambos creaban una bella melodía, por supuesto siendo él quien marcaba el ritmo, gemido, gemido al acariciar lentamente y chillidos enloquecidos al ir más rápido.

-Exquisito. -Decía susurrando a su oreja. -Todo tu ser es exquisito. -Y lamía cerrando los ojos con fuerza ese dedo pringoso pues no hay néctar más delicioso que el privado.

MARY (MARYXULA)

Y como dije (ayer sin irnos muy lejos) aquí estaría algo que he pensado para Terra referente al dibujo traviesillo que hice n_n Espero que os guste, al menos este me ha salido más cercano a algo consensuado... O yo al menos lo veo más así para mí propia suerte.

lunes, 7 de septiembre de 2015

FanFic (ONESHOT) FFVI Sorpresa +18

NOTA DEL AUTOR:
Los personajes del Final Fantasy VI no me pertenecen, son creación exclusiva de Square-Enix (Squaresoft) y respectivos colaboradores
Algo subidito de tono o como se escribe por ahí NSFW n_nU
Clasificado M KefkaxTerra

FanFic Final Fantasy VI
Sorpresa

-Cierra los ojos. -Le oía decir mostrando una sonrisa que escondía algo en lo que ella no quería ni jugar a adivinar antes de cerrar lentamente sus ojos color aguamarina.  

Siempre era igual, quizás al no saber como solicitar algo tan intimo precisamente a ella, la única que no le rechazaría o se mostraría burlona ante su pudor pues aunque era capaz de hacer toda clase de cosas que avergonzarían a más de un soldado, en esos terrenos era como un jovencito rabiando por tenerlo pero incapaz de pedirlo sin ruborizarse o sentirse violento, ideaba esa clase de juegos o engaños con la única libertad que le concedía ese hecho. Su forzosa aceptación.

-¡Bien, bien! -No podía evitar exclamar antes de dar la siguiente y mucho más necesaria indicación. -Ahora abre la boca.-

Ella así lo hacía, consciente de que le era más conveniente obedecer que resistirse, incluso elevaba su lengua para sacarla, roja y húmeda, lista para sostener la redondeada y endurecida parte de rosada carne que era su glande una vez bajo sus pañuelos de diversos estampados y colores era liberado su casi rígido y vibrante sexo. Frio al principio como el resto de la piel que cubría las partes de su cuerpo en contraste con el interior de su boca.

-Mmmm... -Un suave gemido escapa desde lo más profundo de su garganta, aún sin abrir sus ojos, ella podía oír como una de sus manos se posaban sobre su cabeza, llena de exuberantes rizos generalmente de un oscurecido o sucio rubio pero bajo el sol dorados. -Hazme sentir bien, quiero sentirme muy bien. -Cada vez que lo decía más que una orden se asemejaba a una suplica.

Ella hacía lo que podía por arrastrar su lengua por la sensitiva carne sin dañarla con sus dientes pero la tentación siempre estaba ahí oyendo el incremento de gemidos, roncos y masculinos de su voz. Centrarse en dar placer sin ahogarse era mucho mejor idea y prepararse para contener el calor iría alcanzando a medida que la excitación lo dominaba también lo era. Si apretaba sus ojos cerrados era a causa de algún que otro tirón por parte de sus alargados y blancos dedos al igual que el quejido disminuido contra su pene. Por lo general no se sentía ni bien ni mal haciendo eso. A veces tomando una de sus manos o ambas en mitad del proceso le exigía entre jadeos:

-Usa tus manos también. -

Y ella lo hacía, ella acariciaba la alargada y vibrante parte deslizando sus dedos hacía delante y hacía atrás provocando que a sus gemidos lujuriosos se agregaran aullidos de puro placer. Según las palabras que distinguía provenir de su boca en tal estado así aumentaba el ritmo y o la velocidad hasta que se desbordaba en su boca de pasión. La primera vez, pues en todo hay una primera vez, fue una desagradable sorpresa que produjo nauseas y fuertes toses, escupiendo en cada una parte de la ardiente y blanquecina sustancia. Sin embargo a partir de la siguiente ella retirándolo un poco recibía su jugo pues no cerraba su boca, lengua levantada como hacía al principio de toda la operación. Algunas gotas caían y se impregnaban sobre el vestido que cubría su pálida piel de tela resistente y rojiza cuando se venía más de lo habitual. Sólo en ese momento ella abría los ojos, grandes y brillantes al fijarlos hacía el cielo.

-¡Sorpresa! -Exclamaba obligándola a dirigirlos hacía él, si no lo hacía, el se encargaba de dirigir su rostro hacía el lugar adecuado, él, con el tirón más grande. Ella no se sentía con ninguna gana de reír pero no podía evitar esbozar como mínimo una sonrisa al oír su risilla al rato.

Por muy bien que él se ocupase de limpiar su rostro y pecho con otro colorido pero pequeño pañuelo, el sabor y el calor permanecían en su paladar un buen rato como si lo que hubiese caído fuese ardiente lava en vez de semen humano. Tras acariciar su rostro daba por finalizada la cosa limitándose a decirle con voz tajante:

-Buena chica, vuelve con el resto de juguetes. -

MARY (MARYXULA)

Espero que os guste aunque sea ciertamente erótico y tal, tenía esta idea y quería intentar plasmarla en alguna parte. Sé que tampoco hay gran cosa que decir pero como nunca había escrito sexo oral entre ellos (Sólo lo dibujé una vez) pues aquí está escrito... Luego si eso algo para Terra XDU









 

martes, 21 de julio de 2015

FanFic FFVI Puppet Crown

NOTA DEL AUTOR:
Los personajes de Final Fantasy VI no me pertenecen, son creación exclusiva de Square-Enix (Squaresoft) y sus respectivos colaboradores
Si eso, sólo los posibles OCs que aparezcan sí son cosa mía n_nU
Historia contada en tercera persona (en primera sería más intensa pero intento hacer así los one-shots)
Buenoo, siento ganas de retomar el lado oscuro del personaje que tanto me gusta... La verdad, escribo bien poco con él historias o escenas violentas y la verdad, aunque me he ido restringiendo, lo en esos parámetros lo encuentro realmente cruel, es más, hay historias dentro de mis favoritas que él es un verdadero monstruo n_nU (Sin dejar a un lado esa cosita que amo infantil y excéntrica en sus maneras)
Ah, sinceramente no me gusta como suena en español la traducción de Slave Crown, por lo que suelo deleitarme con la denominación Puppet Crown porque Terra en sus manos es como una muñeca e_e

FanFic Final Fantasy VI
La corona para la muñeca

Sentada, aguardaba en silencio, tal y como le habían ordenado los dos individuos de grandes y bruscas manos arrastrándola hasta la dependencia con innecesaria fuerza a causa de su lentitud, con los ojos fijos en el suelo, apenas distinguible entre las sombras pero si ella se esforzaba lo suficiente podría distinguir el color que poseía la larga alfombra con bordes dorados. Rojo como el sencillo vestido que cubría su delgado y casi etéreo cuerpo o sus botas de cuero, esperaba sin estar totalmente segura el qué.

Ella no era capaz de precisar el tiempo trascurrido hasta que el sonido de la puerta siendo abierta la forzó a levantar la vista, ligeramente sobresaltada por la novedad. No fue agradable la luminosidad que la lámpara, con diversos brazos de bronce que sostenían las velas encendidas, sobre su cabeza en mitad del alto techo ofreció hasta que sus sensitivos ojos se acostumbraron a ella. Ante sus ojos entrecerrados, de iris azul verdoso como el agua marina, un hombre entró. A medida que la niña podía identificar con claridad la figura parada a pocos metros de ella, el estado de sorpresa rápidamente se tornaba en miedo. Tragando saliva lo observaba consciente de su sino. Ese no era un soldado normal, no sólo era un hecho apreciable en los colores y formas de sus ropas, había algo en sus ojos distantes y claros como el cielo por encima de la neblina que parecía rodear la ciudad que lo indicaba o era la tonalidad atípicamente blanca de su piel, no sólo aquella bajo el excesivo maquillaje,  apreciable en las pocas zonas de su cuerpo expuestas. Fuese lo que fuese, ahí estaba frente a ella rodeándoles una vez fue cerrada la puerta desde afuera.

-Terra, mi dulce brujita... -Terra le oyó decir su nombre e inmediatamente un fuerte estremecimiento la asoló. Su voz perturbadoramente suave y sutilmente aguda pero melodiosa se acercaba a la de una amorosa madre, nada que se correspondiese con su imagen. Ella solía imaginarla igual de desmedida y cruel que sus actos. Además la sonrisa que la acompañó fue especialmente espeluznante, probablemente gracias a la prolongación de sus labios carmesí mediante el trazado de una curva roja desde las comisuras hasta las mejillas o quizás a causa de la fuerza con la que sus finas cejas se habían fruncido. -Tengo una cosita muy especial para ti. ¿Quieres saber por qué? -Continuó hablando, con calma, como degustando cada palabra mientras la rubia contenía el aliento, sin moverse, más y más paralizada por el terror. Sólo con los ojos fijos en él, que encantado de ser su centro de atención, reveló tras su extensa y granate capa de terciopelo una caja mediana de un material que parecía demasiado liso para ser madera. -Porque gracias a este sofisticado accesorio, ¡Me pertenecerás! -Anunció previa escapada de una risa que amenazaba en convertirse en una desagradable carcajada.

A pesar de la belleza del objeto que el perverso hombre ya había sacado de la caja con una mano mientras con la otra volvía a ocultar la caja que lo había contenido largo tiempo a la espera de su colocación, no era una ciara inofensiva como su aspecto pretendía hacer creer. La mera idea ya no sólo de pertenecer a alguien sino de que ese alguien no le atrajese más que pánico, la horrorizó tanto que comenzó a chillar agitándose en la silla. Sonoros noes y alguna que otra suplica brotaban de sus labios rosados asemejándose a hermosas melodías interpretadas por dotadas divas de la música para Kefka que en vez de sentirse ofendido ante semejante reacción, agarrándola con una sola mano insistió en que aceptase su destino.

-¡Sí, sí, querida mía, lo serás! -Elevaba su voz, cada vez más animado, nadie podía negarle eso, ni siquiera ella, ese momento altamente deseado era una realidad. Imponiéndose a la rubia de rizos perfectos como los de las muñecas, incluso era capaz de romperle ahí mismo el brazo entre carcajadas, no le importaba continuar presionando la zona de su pequeño y menudo cuerpo. Ella, notando el malestar, acabó por ceder recobrando una fingida calma. Al fin y al cabo, enfrentarse a él no era una opción inteligente, el tiempo y el propio Palazzo se encargarían de recordárselo. -Serás mía y sólo mía. -Sentenció levantando la cabeza de Terra, que le miraba arrugando la frente con ojos húmedos y labios fruncidos, esta vez se pudo percibir cierto deje de amenaza aunque sus labios pintados se posaran sobre su pálida y cálida piel, cerca, muy cerca de esos labios, coloreándola.

Se deslizó sobre su cabeza hasta quedar perfectamente encajada, brillando sobre su frente cuyos rizos resbalaban por encima. Él había sido cuidadoso en no atrapar ninguno durante su posición. Pronto la niña sentiría algo peor que un dolor de cabeza a medida que el circulo dorado empezase a funcionar con el añadido del horripilante sonido que parecía ganar agudeza o la sensación de pesadez en cada parte de su cuerpecito por pequeña que fuese, pues el dolor sordo que la molestaba no menguaría hasta provocar un inesperado desmayo, nada después de eso sería tampoco placentero pero su consciencia ya habría sido anulada por completo. Ella no lo sabría nunca con certeza pero se sumergía en hipótesis que explicaran de algún modo esa reacción de su cuerpo, claramente en contra de lo que el artilugio se proponía como si el dorado metal se aferrase a su carne y éste consciente del ataque se negase, pues vagamente recordaba haber sufrido las dolorosas intrusiones de finos cables cargados de alguna clase de sustancia. Todo era posible viniendo de ellos que nunca la habían visto como una humana, más bien como un elemento a estudiar y utilizar en sus oscuros fines imperiales.

MARY (MARYXULA)

Espero que os guste, aunque he intentado ir en lo más canon posible, aquí me pasa lo que con Pitch Black y sus recuerdos sin embargo y porque es una de mis escenas favoritas del juego que hay entre ellos quería probar a escribirla n_nU Kefka es realmente espeluznante aquí y tiende a gustarme ese lado suyo aunque como siempre, no sé si he sabido darle el toque adecuado porque me gusta que sea cruel, que sea aterrador pero también me gusta que tenga un poco de ese encanto infantil que puede ser confundido por bufonesco e_e  Lo mismo me pasa con la corona porque sinceramente, vivimos a base de suposiciones pero a mí personalmente no me parece que el funcionamiento en el cerebro de Terra fuese tan intenso y hasta sangriento como en el fic que me inspiró para escribir este tipo de historias con ellos n_nU Yo me fijo más en las cosas que veo en la tele como un chisme que da calambres o en una serie de sueros que provoquen que el metal de la corona (uno especial que pueda canalizar magia o lo que sea) facilite el control mental... Pero lo mires por donde lo mires, todo es rebuscado, incluso lo del otro autor aún así estoy feliz de haber podido escribir esto y espero que os guste o al menos no os deje indiferentes, como me gustaría con todo lo que comparto ^u^




viernes, 29 de mayo de 2015

FanFic FFVI All because of You (KefuTina)

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de la saga Final Fantasy no son de creación propia sino de Square-Enix (Squaresoft) y sus respectivos colaboradores como Yoshitaka Amano *u*
Sólo aquellos personajes que no reconozcáis son probablemente cosa mía
Historia narrada en primera persona (la que mejor se me da n_nU)
Obviamente KefuTina ewe

"Puedo fingir una sonrisa
Puedo forzar una risa
Puedo bailar y jugar el papel
Si es lo que pides
Darte todo lo que soy"


FanFic Final Fantasy VI
All because of You 

Mi nombre es Terra Branford y a partir de esta mañana voy a empezar a vivir bajo la tutela de uno de los hombres más importantes del Imperio porque es la mano derecha del Emperador Gestahl o algo así he oído a uno de los hombres que siempre van con extraños trajes a otro, vestido igual, mismo color y mismo tacto contra mis dedos. Ellos creen que nunca he podido entender lo que dicen pero sí puedo, que no hubiese abierto la boca hasta hace poco y según ellos con ayuda, no tenía nada que ver. Soy... ¿Tímida? Creo que esa es la palabra correcta y ellos estaban más interesados en pincharme y ponerme muchos cables de diferentes tamaños en vez de hablar directamente conmigo pero siento que eso va a cambiar como mi ropa que también ha cambiado. Es suave y de dos colores muy parecidos, rojo y rosa. Además mi pelo, que por fin ha empezado a crecer desde la última vez que me lo cortaron, esta recogido por dos lazos también rojos.

Estoy muy nerviosa y no sé parar de moverme aunque la persona sentada al lado mío me ha regañado más de una vez. ¿Por qué el tiempo parece así de lento? Suspiro cuando esta persona vuelve a llamarme la atención mientras regreso a mi asiento, entre sus manos tiene un libro que parece muy grande y lleno de letras pequeñas aparte de negras. Justo cuando empiezo a creer lo peor, ambas oímos la puerta abriéndose. De golpe las dos nos ponemos de pie. Mi corazón late muy rápido otra vez, tanto que cada vez que trago saliva puedo oírlo., al ver como un hombre bajito con el pelo peinado hacía un lado y un gran bigote encima de su boca se acerca. Es el Dr Cid o así es como mi guardiana lo llama.

Cogida de su mano recorremos lo que parece un espacio más grande de lo que en realidad es. Todas las paredes de esta sala siendo de un blanco cegador. El Dr Cid es muy importante aunque mirándole a la cara cualquiera lo diría, siempre sonriente y mucho más amable conmigo que el resto de gente de aquí.

Sin embargo hay algo extraño en el hombre que nos espera de pie con los brazos cruzados detrás y no creo que sea por culpa de su ropa que es bastante llamativa. Empezando por la más visible, una chaqueta larga roja de pechera azul con círculos rojos que oculta el resto con el cuello abierto mostrando una combinación de colores rojo y amarillo igual que los puños y el único guante que puede proteger sus manos del frio. Mucho más blancas que mi propia piel y mira que todo el mundo dice que mi piel es curiosamente pálida. Seguida de unos pantalones de idéntico color, a lo mejor más oscuros y botas desiguales, una corta y blanca y la otra hasta la rodilla negra. Levantando mi cabeza, mis ojos chocaban de nuevo con los suyos, azul celeste, todo el tiempo fijos en mí. Casi parecían ir más allá de lo que tenían en frente. A diferencia del resto de gente que nos cruzábamos yo no le tengo miedo, sólo me provoca desconcierto por que sus parpados y sus labios son muy rojos pero el resto de su cara es blanca, además en movimiento parece una figura de luz roja con algunos destellos amarillos, naranjas y en menor cantidad, azules y hasta verdes y es lo más hermoso que he visto. 

"Oh lo olvidaba! Él se llama Kefka Palazzo y aún resultando difícil de creer es un general de alto cargo.

xxx xxx xxx

Ya ha pasado cierto tiempo desde que conocí al General Palazzo...

La vivienda en la que residimos no está lejos del Palacio Imperial, junta ella hay varias viviendas más de apariencia similar desde fuera, fueron construidas especialmente para los soldados de mayor nivel dentro de la complicada jerarquía que se rige en Vector y sus fuerzas militares.  A lo lejos, el conjunto siempre recuerda un puzzle ya que si te diriges hacía otra de las zonas residenciales, incluso entre los aristócratas y familias de renombre no vas a hallar una formación de edificios tan perfectamente alineados. Kefka siempre está acertado en declarar que nuestro Emperador es un amante del orden y la simetría es una de esas cuestiones a la hora de organizar las zonas que componen su ciudad de escarlata, haciendo de las desventajas del terreno en ventajas.

Al principio he de reconocer que todo cuanto me rodeaba era un tanto chocante para mí, salir más allá del área de investigación y desarrollo era una idea inconcebible teniéndose en cuenta mi delicado caso pues aun siendo en gran parte humana y niña, no se olvidaba mi otra naturaleza, parcialmente esper, yo era una criatura de estudio excepcional. Todavía me encuentro forzada a realizar chequeos, el consentimiento no cae en mi hasta que sea mayor de edad y Kefka no halla razón para negarse. De todos modos,  él pasa por un proceso parecido al igual que yo. Él y otra joven futura soldado. Al cabo del tiempo me acostumbre o conseguí contener la admiración que nacía en mi cada nueva cosa descubierta, supongo que principalmente para no irritar a mi tutor, fácilmente irritable a la vez que volátil, incapaz de contener sus propias emociones, tornándose en estados tan intensos como inminentes pero nunca persistentes a lo largo de un determinado tiempo.

Dentro he pasado mucho tiempo en la habitación que Kefka dijo haber preparado para mí, el salón o habitación principal suele estar ocupada por él que incluso fuera de su puesto en el Palacio Imperial tiene mucho trabajo que atender o completar. Al principio me molestaba bastante que apenas tuviese tiempo para atenderme a mí, era muy pequeña, ahora soy más comprensiva, me guardo las ganas y busco distracciones como la lectura o la escritura, sin olvidar el dibujo, agregándose la tarea extra que Kefka saca con el principal fin de mantenerme callada y lejos de él. Es doloroso pensar más de lo conveniente en ello o en los motivos que pueden empujarle a tratarme así cuando yo sé que muy en el fondo le agrada mi presencia, soy una encantadora molestia que algún día se convertirá en una valiosísima aportación, el problema es que ese día no ha llegado. Cada mueble fue previamente seleccionado, Kefka tiene un gusto indiscutible en decoración y moda y eso se percibe no sólo en mi cómoda de grandes medidas realizada con madera pintada a mano o el armario de igual diseño y color o la mesita que acompaña a mi cama de ensueño, no obstante siento que falta algo, un pequeño toque verde, debo confesar. Kefka intentó explicarme que en Vector era si bien imposible, muy raro obtener flores o plantas por lo que en los vestidos que mandaba realizar para mí también pidió estampados de flores.

Fue un acto de generosidad en sus propias palabras, nada que ver con el afecto o el amor, queriendo dar a entender que era capaz de hacer cualquier cosa, buena o mala, según considerase. Le cuesta horrores reconocer que lo hizo para alegrarme. Sigue siendo intrigante que viva rodeado por el miedo o el odio que sus propios hombres le profesan a partes iguales, a mí no me golpea como se cuenta que le gusta hacer para hacerse respetar, sólo hubo un tiempo que me gritaba y golpeaba algún objeto, nada más, ardiendo como un demonio. Prefiere peinar mi larga melena, repleta de rizos dorados o perfumar mi cuello antes de adornarlo con joyas que una joven no llevaría hasta la mayoría de edad con gemas de diferentes colores, generalmente rojos, incrustadas entre cadenas de brillante plata o cristales conformando el objeto sobre la parte por encima de mi pecho. Pendientes y anillos a juego pero especialmente se recrea en cubrir mi rostro de polvos blanquecinos, carmín carmesí y demás productos de belleza. Así luzco mejor, igual de bella que él y en algún momento, fugaz, me siento cercana a él. H ido sucediendo con progresión a lo largo de los años, en ocasiones de forzosa presencia en publico, conmigo.  Al fin y al cabo soy como una muñeca para él, un objeto de sumo valor para todo el mundo que sólo a él ha sido entregado. Él es muy cuidadoso con sus cosas, por encima de todas, de elevado valor económico, con sus muñecas de porcelana y ojos de cristal vestidas de señoritas distinguidas.

De verdad, no sé por qué pero duele... Dudo ser capaz de seguir escribiendo sobre nosotros por el momento. Perdonadme. Le he puesto tanto empeño en que funcionara que no ver signos visibles de mejora o una actitud más afectuosa por su parte, es frustrante y pesado. Especialmente  porque yo inconscientemente demando más por su parte. Oírlo de su boca, acusándome de pesada también ha sido duro, casi demoledor pero le prometí que aprendería a vivir así, como dos extraños que mantienen una agradable pero distante vida en común.

xxx xxx xxx

Me esfuerzo, como no me he esforzado antes, a lo largo de mi vida, la cual me parece menos mía, en creer que todo va ha mejorar. Sólo tengo que hacer un pequeño esfuerzo más. ¿Por el Imperio? No, niego con la cabeza mirando mi reflejo, la imagen de una muchacha rubia que me mira con los mismo bonitos ojos azul verdosos seria, frunciendo el ceño. Para agradar a Kefka repite una voz inaudible desde las profundidades de mi cabeza y dando un débil golpe sobre la superficie de madera con la mano derecha cerrada, bajo la cabeza cerrando los ojos antes de abandonar la zona de aseo, que es común como casi todo aquí en esta planta del Palacio Imperial. Que bien podría ser considerada como cuarteles en los que los soldados en formación desde los de primer año hasta los ya más experimentados duermen y reciben instrucción.

Como viene siendo habitual desde que ingresé, recorro los pasillos siendo eludida por compañeros o cualquier otro soldado que me cruce en el camino. Al principio reconozco que no sabía como reaccionar ante una hostilidad tan marcada en el ambiente, siempre a cada intento por mi parte de conocer mejor al resto de muchachos y lograr crear amistades era asombroso que no recibiera una negativa o un alarido a causa del pánico. Actitudes violentas principalmente gracias al miedo, un aliado o a menudo un enemigo a la hora de enfrentarse ante aquello considerado peligroso. Sin embargo ahora ha dejado de importar, acepto mi suerte y todo lo que conlleva ser vista como un monstruo, además no me siento del todo sola al ser invitada por Kefka o por otro general a tomar parte en sus reuniones.

Todos coinciden en que soy una alumna destacada, muy dotada para realizar funciones propias de soldados con mayor categoría. ¿Y qué otra cosa se podía esperar de mí? El Emperador Gestahl es exigente en aquellos que fija sus ojos grises y fríos como la niebla. Aparte de que nadie se atreve a negar ese capricho a Kefka, que va un paso más allá del resto consciente de mis capacidades. Astuto y receloso a la hora de actuar como una serpiente, se entiende las razones por las cuales Gestahl lo quería cerca, aunque infravalorado entre sus compañeros por su carácter combustible, a Kefka le disgusta trabajar con ellos mas hace el esfuerzo precisamente por todo el consentimiento que obtiene. Es un niño malcriado, me gusta pensar que incluso Gestahl le teme o debido a una fascinación hacía él inexplicable. Pienso esto pues no he visto tratar ni a la soldado Chere ni al General Leo así, más leales y eficientes que él. Me gusta observar e internamente profundizar en todo lo que sucede a mi alrededor, quedarme con detalles valiosos supongo y esa es una de las cosas que a la hora de planificar un ataque son ventajosas.

Previa entrada al despacho de Kefka, como es costumbre y muestra de educación, golpeo la puerta dos o tres veces hasta obtener respuesta del interior. Como Kefka es realmente cosquilloso, es de los pocos generales si no el único que no tiene una secretaria para ayudarle o facilitarle la organización de sus tareas, se siente ofendido ante la mera idea de necesitar a alguien para tales pequeñeces. Insiste mucho en que él es capaz de ocuparse de sus cosas aunque a veces no lo haga como es debido o corriente. Dándose el caso, ha comentado esa persona no sería otra que yo pero luego se carcajea como si se tratase de una broma. Le veo resoplar como un niño pequeño antes de abandonar su asiento cargado con una fina carpeta repleta de papeles tras haber recibido su permiso para entrar. Porque sé que replicar a fin de justificar mi posible retraso no vale de nada con él, no sale más de mi boca que una disculpa después de saludar a mi superior como se corresponde parada a mínima distancia, tanta que puedo oler su fragancia, penetrante y masculina. No hay tiempo para apreciarla a juzgar el modo en que me arrastra tomándome de un brazo con su mano libre.

El Dr Cid apenas ha cambiado esa dulzura y comprensiva apariencia que aun recuerdo, es más su físico lo que ha cambiado ligeramente al fijarme bien en su rostro cuyo bigote ya empieza a albergar algunas finas hebras grisáceas que palidecen el rojizo castaño que poseía. Con la paciencia que Kefka no posee pero saca sin otra opción callando el científico me muestra algunos de los papeles que nos han acompañado. Al leer parte de su contenido, todo indica que voy a ser forzosamente participe de otra operación, una realmente seria, que atañe diversos riesgos resultando un éxito como siendo un fracaso. Es aquí la primera vez que se requiere tanto mi consentimiento como el de Kefka, que mira tú por dónde esta interviniendo junto al Dr Cid. Entre mis dedos la pluma que se me otorga parece más pesada de lo normal, arrugo la frente y no puedo evitar mirar a Kefka antes de firmar. Se limita a asentir con una sonrisa por primera vez agridulce. Las obligaciones son las obligaciones, también para él cuya sonrisa me indica que tampoco anda muy satisfecho con todo este asunto. Firmo asumiendo una vez más mi nueva suerte y una vez trazo el elegante acabado de mi apellido no hay marcha atrás.

Como una pequeña compensación el más despiadado general del Imperio besa mi frente sosteniéndome por los brazos, me siento temblar al separarse sus labios delicados y rojos como la sangre. No se si sentirme bien o mal, sólo sé que cada vez que haga algo que para mi presente un gran dilema y a pesar de ello lo haga, será mi premio de consolación. Él sabe que lo hago por él y él como cualquier niño criado en Vector es muy educado. Es un beso de agradecimiento, no de amor tengo que repetirme. No quiero caer en la misma y estúpida idea de que ha empezado a valorarme no sólo como muñeca.

MARY (MARYXULA)

¿Qué decir de esta historia compuesta de pequeñas historias? Pues que quise darle un aire muy personal, la primera persona me atrapa por eso y aunque no me siento tan buena como me gustaría una vez esta completada la historia, es mi cosa... Además yo creo que Terra sería antes de olvidar quien era o con quien estaba un poco como yo, siempre en busca del equilibrio entre el bien y el mal pero buscando agradar a la persona más importante para ella que sería Kefka Palazzo por bizarro que suene su tutor ¿no? Si era el que estuvo a su cargo y no sólo como superior en el ejercito, tendría sentido. Todo muy agridulce pero en esta no me interesaba reflejarlos como criminal y victima sino como dos personas muy diferentes que conviven cada uno siguiendo sus propias leyes. Sin perder del todo el canon o lo menos posible como siempre Ugh














































domingo, 24 de mayo de 2015

25 DE MAYO (Día muy especial)

Con mucho mucho amor te escribo esto:

Hay muchas personas que vienen y van en tu vida pero yo creo que tú mereces el gran grupo de personas que te admiran y reconocen tu valía a pesar de alguna pueda caer el error de herirte con palabras descuidadas o cargadas de veneno a causa de envidias o iras. Me gusta comprobar que en lo general aquellas que sí te merecen están a tu lado año tras año, incluso, poniéndote a prueba porque la vida y las relaciones que la conforman tienen sus grandes momentos y sus tensos como ocurre en el vacío que rodea al trapecista, la confianza y la buena voluntad de cada uno de ellos cuenta un papel vital por eso es bello que comprobar que cuando algo falla hay alguien que te ayuda a dar con la solución, perdona de corazón al igual que tú perdonas y apoyas. Así el vinculo se fortalece sin necesidad de cuerdas. Yo no sé que puedo aportar pero sé que tú me aportas mucho, a menudo la línea se desdibuja y te conviertes en algo más que una figura maternal, tú sabes tanto de mí, a veces más de lo que quiero admitir, compañera de viaje en múltiples ocasiones, me haces reír tanto como yo te alivio a ti el hastío, guía y consejera, la adversaria más digna pero más frecuentemente la aliada más necesaria en muchas batallas que trae en común la vida. Toda una continua fascinación se despierta a medida que se te conoce más y más. Por eso sepas que ningún año es malgastado y no soy la única en pensarlo estando a tu lado. 

Esto va especialmente para la persona más importante de mi vida, esa que es solo una e irrepetible porque además de gran amiga es madre n_n


miércoles, 6 de mayo de 2015

COSAS DE LA VIDA... QUE TE PILLAN POR SORPRESA

Por todo lo compartido en el trayecto, dada la circunstancia y el particular sentido de humor del destino, porque si tu me consideras una amiga, yo haré todo lo que pueda por no decepcionar y te llevaré muy dentro del corazón, te escribo esto para recordarte en tan especial momento de tu vida que te lo mereces, mereces recibir tanto amor como das aunque los príncipes azules ya no cabalgan ni dejan rosas en tu ventana, como la princesa de ensueño que eres, deseo que ambos seáis muy felices, que en estos tiempos caóticos es lo más primordial, que los años no lo hagan olvidar. Además que con amor todo va mejor, incluso cuando el príncipe se transforme en dragón ya que una vez dado el paso, bello será toda una vida juntos llegar veros. Y lo digo en serio, como amiga, nada de conocida, porque la felicidad de una persona querida es una valiosa reliquia. Quizás, sonando un poco egoísta, pido que haya más oportunidades para conocernos más y más nosotras dos también.

Para una buena amiga que se casa *u*

lunes, 4 de mayo de 2015

FanFic CROSSOVER WtH Underclosed desire

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Ningún personaje de la saga Final Fantasy me pertenece, son creación exclusiva de Square-Enix (Squaresoft) y sus respectivos colaboradores
Pero la historia, perversión y otros personajes que no identifiquéis sí son cosa mía ewe
Aviso: Esto vendría a suceder en un universo alternativo (AU) por lo que pueden haber variaciones y ligeros cambios en la ambientación para amoldarlo a la idea de la autora, yo. Así por ejemplo Kefka no es realmente conocido por ese nombre, su nombre sería otro pero es el personaje que interpreta y por el cual Leo siente cierta debilidad XDU
ONESHOT Podría denominarse un LeoxKefka

Dime qué hacer, pa’ librarme de tu veneno
Que introduce tu boca en mi piel
Te escapas como agua en mis dedos,
No puedo, no puedo...


FanFic Crossover
Welcome to Hell - Final Fantasy VI
Underclosed Desire

Cada vez que le había visto, siempre a una distancia equivalente al espacio que separaba las filas de mesas del escenario, había deseado tenerlo más cerca, tanto que pudiese aspirar la toxica fragancia que envolvía su cuerpo e impregnaba su alrededor de su magia, su esencia, en cada movimiento y posar sus gruesos labios en esa piel pálida pero luminosa a causa del sudor, tersa y resistente a pesar de la primera impresión que ofrecía el total de su cuerpo. Precisamente por eso, por todas y cada una de esas noches de espera muriendo de deseo y la preocupación acallada que le acompañaba al día siguiente se sentía en la necesidad de ser extremadamente cauto, no quería que por culpa de un mal movimiento todo quedase en nada como una fantasía muy lucida desvaneciéndose pues tendía a pensar que su amado era altamente excepcional.

Lo irónico era que aún actuando como si se tratase del primer encuentro intimo con alguien como él para el culpable de ese sin vivir suyo no lo era, sólo era un oficial más que sucumbía a su encanto inusual. Ese sitio, el sitio en el que actuaban él y su muñeca estaba lleno de soldados de alto nombre en busca de compañía o en busca de un poco de entretenimiento, cualquier cosa lo suficientemente fuerte que distrajese sus mentes un rato cuando El Imperio al que servían les negaba ese necesario escape de la realidad. No había nada afectivo en ello, eventualmente alguno de ellos era afortunado y disfrutaba de un trato directo con las estrellas. El general Christopher no era una excepción.

Como impulsado por un muelle invisible, el más delgado se levantó repentinamente, justo cuando la distancia entre ambos era apenas nula, exclamando con una voz demasiado aguda para un hombre hecho y derecho y ligeramente cantarina, dificultando la acción de besarle:
-¡Oh! ¡Oh! ¡El maquillaje! ¡Mejor sin el! -

Y el general tuvo que retenerlo por un brazo con igual velocidad mientras buscaba su atención visualmente a medida que le decía:
-Eso no importa, es más, me gusta mucho verte con el. -

-¿Sí? -Preguntó y sus ojos celestes rotaron hacía la derecha, encontrándose con los del corpulento moreno que no se apartaban de él. Una cálida sonrisa le acompañaban iluminándolos al asentir. -¡Qué extravagante! -Agregó echándose a reír como un niño. -¡Me gusta lo extravagante! -

Suspirando, el general volvió a probar suerte, era incapaz de observar a su compañero sin ni siquiera intentarlo. Quedarse sentado a su lado aparte de aburrido, seria desaprovechar esa oportunidad única, eso sí, precavido ante cualquier reacción de rechazo posible, conteniendo el fuego que lo embrutecía. Cerrando los ojos a fin de disfrutar con mayor intensidad de esa ruptura total del espacio mínimo entre ellos, sólo pensaba en la suavidad de los finos labios bajo el carmín, no se diferenciaban mucho de cualquier labio femenino alguna vez saboreado. Aumentando la duración, no le bastaba, deseaba que su lengua se fundiese con la de él por lo que a la separación junto a una sensación de desaliento su lengua se veía asomar desde el interior de su boca medio abierta. En vez de sentir repulsión, el agraciado hombre de claros ojos se sentía engrandecido, le entretenía y llamaba la atención como hasta el hombre más decente del planeta podía caer con vergonzosa facilidad bajo las garras de la lujuria. Ahí que tomando con una mano su rostro, abriendo la boca le concediese un segundo y más fogoso beso. Sólo era un juego, siempre lo era y como tal para ganar había que seguir jugando. Además besar era divertido, una de esas cosas que le gustaba practicar con su muñeca.  Enroscaban sus lenguas de similar manera que estaba haciendo con Leo en cada beso apretando sus labios contra los del otro hasta sangrar sin parar hasta sentir desmayo.

-Vaya... No se que decir a esto... -Quiso hablar el general con la respiración alterada, sus mejillas ardían a causa de la mezcla de sorpresa y anhelo que era imposible reprimir.

-Entonces no digas nada. -Le recomendó el otro, sonriente enarcando ambas cejas rubias.

-Besas... Realmente bien. -Continuó hablando, poco a poco siendo más sencillo liberar las palabras sin sentir molestia en la garganta. Soltando otra carcajada desmodulada y chillona de infante, encogiéndose coqueto respondió:
-¡Lo sé! ¡Me gusta mucho besar a mí muñeca! -

Como bien pudiese suceder en niños menores de siete años, tendía a elevar mucho su voz sin percatarse siendo resultado de ello múltiples exclamaciones. Hecho curioso para el moreno en cada breve conversación que mantenía. No era molesto para nadie porque no se relacionaba más allá de lo necesario con nadie, tampoco con otros artistas que conocía y veía frecuentemente. También era increíblemente parlanchín, claro que dada la poca charla de su muñeca parecían extensos monólogos pero era tan hermético con todo aquel que desconocía o no le agradaba que hallar esas particularidades pasar inadvertidas pero para Leonard Christopher no porque aun consciente de su rareza, le animaban a ir más lejos, a querer tener más contacto, con suerte entre espectáculo y espectáculo podrían pasar un rato juntos. Construía rápidamente castillos sobre un terreno imposible, el cielo.

El de aspecto similar a un arlequín, principalmente por el maquillaje y los coloridos patrones de su vestuario, lo suponía por lo que no profundizaba tanto. Se dedicaba a lo suyo, a incrementar el placer en el soldado imperial, deslizando sus manos, grandes y oscuras, por su cuerpo desbotonando sin una pizca de vergüenza los pequeños botones brillantes y coloridos como joyas de su ajustada camisa con mangas abultadas trayendo a la memoria un estilo pasado.  Se sentía irrealmente suave, muy lisa, sin imperfecciones asemejándose a la de una estatua de mármol bien pulida y poseedora de parecida claridad. Joven y bien trabajada al percibir la dureza de los abdominales incluso proviniendo de un individuo a primera vista pequeño y frágil como un niño. La fuerza que acompañaba a ese cuerpo que le hacía suspirar no era ni la mitad de grande que la suya propia pero el soldado no necesitaba preguntar para saber que estaba bien distribuida, especialmente en brazos y piernas.  Respirando con dificultad nuevamente, sudando como un cerdo, Leo usaba sus brazos mientras el rubio se estiraba al mismo tiempo que se desprendía de la camisa para atraer el cuerpo de su amante más cerca, tanto que podía reposar su cabeza contra el níveo pecho del otro, sedoso a causa de la fineza de su vello. Era bastante imberbe para su edad, apenas el vello facial se pronunciaba y eran necesarios mas de dos o tres días para que comenzase a suscitar reconocimiento pero por razones bizarras era ventajoso. Si no fuese el insoportable calor que se generaba en su cuerpo, empapando cada prenda que formaba su uniforme obligatorio, el moreno se hubiese tirado horas pegado a ese magnifico torso, adorándolo con sus labios.

Otra cosa extremadamente curiosa del artista era la manera veloz y mecánica con la que cogía la ropa que él desechaba doblándola previa distribución en el sofá de sobrio tono al lado de la suya. Fuese la amplia chaqueta verdinegra al desabrochar el grueso cinturón de cuero negro cuyo mero adornos eran los botones dorados, seguida de una camisa blanca y lisa acompañada de una corbata a juego con los pantalones y la chaqueta. Entorpeciendo por la prisa no hizo ascos a la ayuda que le brindaba el otro, generalmente carente de paciencia, fuese lo que fuese que la requiriese. Sus dedos eran alargados y agiles, terminando en unas mortíferas uñas rojas y afiladas, exigidas para la recreación del personaje pensaba Leo con ojos brillantes, ese personaje que sólo él era capaz de encarnar. Lo único que aseguraba su existencia. La viva representación de lo que El Imperio no consentía, caos, locura y provocación.

-Eres tan hermoso... -Musitaba totalmente entregado al otro el soldado de fuerte complexión sosteniendo otra vez con bullente deseo su cuerpo con sus brazos descubiertos prodigando sonoros besos a esa piel de porcelana en tanto iba bajando por su tripa. -Tu cuerpo es tan hermoso... -Y a cada halago le seguían gemidos roncos, como si saliesen desde lo más profundo de su garganta. El aire caliente que salía de sus fosas nasales le causa cosquillas, era por eso y sólo por eso que el otro se estremecía levemente erguido, exuberante, sintiéndose gigante gracias a la ya incontenible vanidad que esos cumplidos alimentaban. Lo único que haría de todo aquello un momento perfecto era un amplio espejo sobre la pared en la que sus ojos se centraban.

Solamente el rumor de la tela del ceñido pantalón le forzó a encaminar esos mismo ojos hacía Leo, quién empezaba a demostrar verdadero coraje, como era asumible la excitación era un excelente potenciador, anterior retiro de los pañuelos yuxtapuestos recreando las tonalidades del fuego anudados y adornados por delgadas cadenas con pequeñas bolitas plateadas al desabotonar los pocos botoncitos que ocultaban la parte de su cuerpo que tampoco podía negar deseaba besar también.  Al introducirlo en su boca, se sentía la parte más caliente de todas besadas, apretando sus ojos como alguien que saborea un caramelo, procedió a chupar el endeble trozo de carne. Apoyándose con ambas manos extendidas contra la pared, el rubio tuvo que morderse fuertemente los labios, era muy reacio a mostrar placer a todo aquel que no fuese su muñeca. Además no era profesional. El repentino brote de placer llegó súbitamente como una ola traicionera pero la torpeza a la hora de deslizar su lengua le devolvía la conciencia sin embargo no era capaz de reprimir la risa, mezcla de agrado y entretenimiento en los interludios más flojos. Chupar el glande era su punto fuerte como un dulce redondeado y blando, si lo hacía muy seguidamente él conseguiría venirse, impregnando toda su cavidad bocal de su blanco y denso fluido. Sus carcajadas al suceder lo que se figuraba fueron más fuertes e incontrolables que las anteriores.

-¡Ooh! ¡Perdón! -Exclamó todavía riendo, con su voz de niño travieso, observando como sacaba un pañuelo de tela en el que escupir el semen. Guardándolo jugó su última carta a todo o nada, posiblemente que los acontecimientos le hubiesen llevado a un punto al inicio de la noche impensable le llenaban de esa falsa confianza de que todo iría bien estaba haciendo efecto, la cuestión era que una vez en el interior de su bolsillo, mirando a su compañero de perversiones bajo la mano que seguía sobre su espalda dispuesta a agarrar una de sus nalgas. Sus ojos pardos brillaban como brasas consumiéndose en el fuego y su erguido miembro se tensaba más y más incapaz de contenerse, deseaba derretirse en el interior del otro como se había derretido en otros interiores más adecuados, moralmente.

Gimiendo se valía de sus dedos para bajar el molesto pantalón  sin embargo el inesperado movimiento de mano, veloz y directa la palma de su blanca mano contra su rostro, le detuvo. Marcaba por primera vez en toda la noche una indicación temida y olvidada hasta el momento. Sus ojos estaban muy abiertos tanto como los del oficial moreno que se llevó una mano a la zona abofeteada. Ninguno pronunció palabra, extrañamente una sonrisa permanecía en el bello rostro del rubio que fruncía el ceño como en busca de una explicación más que una disculpa.

-¿Cuál es el problema? -Alcanzó a preguntar el extrañado oficial recuperándose instantáneamente del shock, si estaba yendo demasiado lejos, necesitaba oírlo de sus deseables labios. En vez de obtener una respuesta solida, oyó una pregunta que le dejó todavía más perplejo:
-¿Sabes que soy un varón? ¿Lo sabes? ¿LO SABES? -No cesó de insistir elevando la voz impaciente hasta que Leo asintió afirmando. -¡Perfecto! -Su voz volvió a resultar cargada de satisfacción, por razones incomprensibles para el soldado imperial.

-Entonces... Mm... ¿Eso era todo? ¿Me permitirás... Penetrarte? -Su voz sonó de un modo más suplicante de lo que le hubiese gustado aunque consiguió lo que quería una vez más. Todo consistía en perder orgullo, mostrándose sinceramente desesperado tanto como para no dejar de rogar entre besos.. -Por favor... -Hasta perder la poquita razón que le quedaba o había resistido.

-Sí. -Era el monosílabo más maravilloso del mundo, especialmente en esos momentos de pasión incontenible. Menudo grito de jubilo contra su cuello brotó de su boca, casi ý exclusivamente por eso el otro sintió breve arrepentimiento.

Duro y de color azabache parecía más la figura esculpida de un pene por alguna antigua civilización que un pene de carne y un sin fin de bullentes venitas al liberarlo. Con insólita gracia su amado procedió a sentarse encima, si todo su cuerpo era bello, su culo tampoco era un desperdicio, bien marcado y redondeado, era difícil no resistir la tentación de apretarlo con todos los dedos de la mano y el oficial así lo hacía mientras el otro se acostumbraba al alargado y grueso elemento que se adentraba más y más en su interior por la única abertura posible. Aún todo lo humedecida que su propia saliva había podido, se sentía ligeramente tirante pero a medida que sus cuerpos se moviesen se sentía mejor, Leo lo trataba todo lo gentil y delicado posible, prodigando besos que nadie había solicitado con los ojos cerrados, quedando la cuestión del genero, varón o dama, reducida, apenas existente en su cabeza cuando todo su cuerpo desde la punta de su rígido sexo hasta el final de sus cabellos al raso le bombardeaba con innumerables sensaciones altamente agradables. A veces buscaba la mirada intensa de su compañero, tan abandonado al placer como él, aprovechando la unión de desunión de sus labios. Entre gemidos y jadeos, le oía reír, era el primer amante que lo hacía y le enloquecía pero llegando al clímax sólo chillaba y chillaba, sobreexcitado por supuesto por su culpa. Su alargado sexo de rosada y regordeta punta también se retorcía sin necesidad de ser tocada. Tendría que reconocer que muy cerca de su propio orgasmo, sus movimientos se tornaron algo bruscos como embestidas propias de una bestia enloquecida no obstante era lo natural.

Todo sudando antes de ver apartarse con igual elegancia y cuidado a su chico porque para Leo él siempre sería un chico, es más estaba convencido de que no podía ser mayor de veinticinco años, abriendo bien sus ojos, quiso besarlo por última vez pero el rubio giró su cara poniendo un agridulce final a todo el evento. Al fin y al cabo sólo era un número más en una lista difusa que sólo sacaba a la luz para picar a alguna que otra estrella dejando claro que él era tanto o más deseado que ellas. Como todo sueño, llegando el alba, el final tomaba forma lanzando al General Leonard Christopher a la realidad. Eso, ahora que lo había se había sentido dentro de él, no sería suficiente pensaría arrugando la frente perdiéndose en la densidad de sus ojos azul claro similares de dos puntos de cielo despejado cerca  del local que en el cual le había visto tantas veces desplegar sus hipnóticas artes. No era suyo ni lo sería pero al menos las siguientes veces podría recordar que ese cuerpo de ensueño había sido tocado por sus manos y besado por sus labios, su perfume había impregnado su salón.

MARY