miércoles, 30 de marzo de 2011

FanFic Slayers DUALITY



Rezo y su copia X3 Tal y como aparecen en los mangas ^^ Creo que en el anime sucede algo parecido, comparten similitudes pero no son totalmente iguales, cuando la copia abre los ojos se nota pero bueno, aún así ME ENCANTAN ^^ Espero que os gusten, me esforce MUCHO en cada uno ^^


NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):

Con respecto a que sean iguales o no, pues una copia debe ser igual igual al original según creo, si La copia Rezo fue creada como humunculus puedo comprender algunas de las diferencias entre ella y el original Rezo pero si fue creada como AmberPalette me sugirió en una conversación, debería tener el mismo diseño... Aunque creo fue en plan humunculus y bueno, fue mezclado con un mazoku (demonio) conque digamos que es debido a eso que luce levemente distinta al Rezo original. O bueno, quizás a los grandes dibujantes les pasa lo que a la menda y olvidan parte del diseño principal del personaje y le dan una forma aproximada XDD Todo esto surge de mis grandes ansias de representar a la copia o doppelganger de Rezo lo mejor y más correctamente posible ^^


Rezo no podía comprobar con los ojos si su replica realmente era igual a él pero si podía escucharla, resultandole la voz del reflejo la suya, demasiado suya, cosa que asustó tanto como maravilló. Rezo, el original, seguía colocado frente al reflejo cuando el hechicero de oscuras ropas regresó a la habitación en la que el reflejo había tomado una forma más material. Antes de disponerse a anunciar su presencia, contempló a ambos y una maliciosa sonrisa se dibujó en su blanquecino rostro. Había sido todo un exito, que desgracia que el brillante hechicero de cuya mente había salido una de las herramientas fundamentales de su creación no hubiese estado presente. El reflejo, cuya visión no estaba dañada, fue el primero en dirigir su mirada al hechicero de negro.

-Buenos días, mi buen Rezo y mi grandiosa creación. ¿Habeis comenzado a compartir secretitos ya? -

Mientras Rezo soportaba procurando no perder la calma esa clase de burlas por parte del hechicero de negro, el reflejo, en cambio, le dedicaría una mirada desafiante y le diría:

-Puede o no puede ser, ¿a qué se debe ese interés? -

-Te respondería, pero dudo que lo comprendieras. -Le respondió el hechicero de negro adentrandose en la habitación. -Pues Rezo, si quieres que tu plan funcione, deberías ir enseñandole a ser tú lo antes posible. -Añadió dirigiendose a Rezo, el joven vestido de rojo con los ojos fuertemente cerrados. Rezo asintió consciente de que el hechicero de negro tenía razón, no podía perder el tiempo con miramientos. El hechicero de oscuros ropajes llevó al hechicero y a su copia a otra habitación, una más elegante, con muebles de acabados elegantes, diversas alfombras de bonitos colores y confortables sillones frente a una gran chimenea de fina piedra. Rezo tomó asiento en uno de los sillones sin embargo, el reflejo cohibido permaneció de pie hasta que Rezo le invitó a tomar asiento.

-Te convendría tomar asiento. Me temo que nos tiraremos aquí largo tiempo. -

-¿Me es permitido? -Preguntaría el reflejo con un tono de voz más propia de un niño que de un poderoso hechicero. Rezo asintió y el reflejo lo haría, no sin antes dar unos pasos temerosos. Rezo pronto sentiría simpatia por él, le recordaría a los ayudantes que le fueron surgiendo en Seillune. Rezo y el reflejo mantuvieron una larga charla. El reflejo escuchaba a Rezo curioso, como un niño pequeño, con un mundo por descubrir. El reflejo se sorprendía especialmente de lo bien que le describía las personas con las que tendría que convivir. Un atractivo canalla, un caballero leal, una encantadora ayudante personal y varios jovenes que se desvivían por ayudarle en sus investigaciones. Con las definiciones y alguna que otra anécdota, el reflejo sintió pronto deseos de conocer a todas esas buenas personas aunque a su vez se sintió preocupado.

-¿Crees qué descubriran la verdad? -Le preguntaría llegado el momento de poner en practica todo lo que el paciente y buen Rezo compartió y le explicó. Rezo le pasaría una mano sobre el hombro y simplemente, con una hermosa sonrisa, le contestaría:

-Lo harás bien. -

El hechicero les observaría despedirse desde el alto tejado de su particular residencia. Sus ojos, uno de ellos a menudo, a menudo de fuerte color rojizo, se quedarían clavados en Rezo. Oh, mi buen Rezo, no tienes ni idea de lo que se te viene encima pensaría escapandosele una risita propia de el villano de algún cuento infantil.



sábado, 26 de marzo de 2011

FanFic Slayers RED GLUTTONY VII


Maravilloso dibujo realizado por AmberPalette de Rezo y Zelgadiss ^^ Es cierto que ambos, sobretodo Rezo lucen con aspectos muy distintos según el anime, el manga o la novela, yo a partir de ese curioso detalle fue diseñando a los siete pedazos del Eterno Poder convertido en siete humanos por los angeles ^^


NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):

Ya va siendo hora de dar punto y final al largo FanFic que le he dedicado a Kaos Lord Khem. Desde luego se podrían sacar muchas cosas más pero con las que he ido intentando describir basta y sobra para hacerse una idea de lo relevante que es en mi FanFic Eterno Poder. (el cúal estoy escribiendo en DA) Me encanta la relación tán particula que tienen Rezo y Zelgadiss, sin embargo, yo como admiradora de Rezo, me da mucha pena mostrarlo tán cruel o manipulador como aparece en la historia original, esa actitud le va más a Khem, si leeis su verdadera historia, estareis deacuerdo conmigo, de ahí que me haya picado a profundizar en el personaje de Khem imaginando y suponiendo aunque en la vida de Khem nadie habla de que tenga una relación muy marcada con nadie, con ninguno de aquellos que se hicieron aliados suyos, por lo que la creación de Cerberuss vendría a ser cosa mía, ¿por qué no? Cerberuss en Eterno Poder podría ser un enlace con Zelgadiss ya que en mis historias todo se relaciona. Me gusta relacionar cosas o personas entre si XD Ahora para Zelgadiss las cosas son más suaves con Rezo, al fin y al cabo Rezo luego resultaba estar poseido por Shabragnigudu... Es un lio total XD pero bueno, resumiendo, Khem y Rezo son muy opuestos en mi FanFic porque aunque algunas cosas coincidan, no coinciden del todo si lees sus respectivas historias reales. Cerberuss y Dilgear son personajes que creé en el FanFic porque al principio pensé en escribirlo en plan subjetivo.


Los días pasaban lentamente para Marianna, que a pesar de llevar varios días en el castillo junto a las otras llamadas brujas rojas no parecía lograr amoldarse a su nueva situación. Sira y Kira en un principio se mostraban ante Khem de modo similar al que adoptaba Marianna pero pasados ya varios meses desde que se vieron obligadas a marchar con él, habían perdido parte de ese fuego. Marianna, que aún siendo tán terca y arrogante como era debido a su juventud, comenzó a necesitar el consuelo de las demás al ser informada por el mismísimo perfido hechicero de rojas ropas de la muerte de su hermana mayor. Sentir como una chiquilla de espiritu tán indomable se rompía en pedazos, llorando en sus brazos, le provocó un gran gozo, un algido placer, extásis en su más pura esencia. Ese extasis fue merecido pues la joven no se lo pusó nada fácil.

Dilgear y la joven pelirroja no tardaron mucho en llegar hasta el castillo, Dios les proporcionó un magnifico tiempo pues ni llovió ni fuertes vientos aparecieron para retrasar su viaje. Las tierras del reino lucían tán verdes y hermosas como debía de ser y el no haber realizado más paradas de las necesarias también les permitió esa rapida llegada. Fue llegando a los terrenos correspondientes al castillo, que Dilgear solicitaría a la muchacha lo siguiente:

-Puesto que he cumplido con lo prometido, ¿puedes liberarme ya? -

La muchacha le dedicó una mirada desdeñosa y con una leve sonrisa le dijo:

-Ni hablar, no hasta encontrarme cara a cara con tu señor. -

Lo cúal provocó en el hombre-bestia una desagradable mezcla de emociones, las más marcadas fueron el odio y curiosamente el temor de volver a encontrarse frente al poderoso y cruel Khem. La muchacha ordenó a su montura continuar avanzando golpeando suavemente al animal, arrastrando consigo al irritado Dilgear, que había sido fuertemente atado limitando así sus fuertes y veloces patas. Para sorpresa de ambos, fueron atacados por varias criaturas de aspecto grotesco pero de cuerpos duros como la roca y capaces de camuflarse con el entorno. Dilgear recuperandose rapidemente del susto provocado al verlos aparecer sobre ellos sin previo aviso, recordó a las horribles y violentas criaturas con las que dormía en el sótano durante el tiempo que le fue permitido vivir con Cerberuss por su señor.

-¡Muchacha estas no son criaturas magicas normales! ¡Si me desatas te ayudaré a vencerlas! -Le gritó el bandido muy consciente de que atado no sería capaz de atacar, simplemente de esquivar.

-¡¿Y como sé que lo que dices será verdad?! -Grito ella rodando por la verde pradera para no ser aplastada por el caballo que daba fuertes golpes tratando de escapar de aquellas monstruosas criaturas.

-¡Porque yo también estoy en su contra! -Confesó Dilgear poniendose en pie costosamente.

La muchacha se quedó sin palabras, según la propia bestia, lo sucedido en su aldea fue algo que tramó con el raptor de su hermana. Las criaturas aparecían y desaparecían, resultando complicado esquivarlas. En uno de esos desplazamientos, el caballo logró escapar trotando agitado hacía la lejania. Por fortuna la muchacha llevaba consigo un arma pero aún poseyendo grandes habilidades como esgrimista, aquella batalla no le sería fácil. Levantandose con agilidad felina la muchacha pelirroja se concentró en atacar a uno de sus extraños enemigos pero otro de ellos se lo impidió dandole un brutal golpe por la espalda. Dilgear exclamó:

-¡Venga, liberame de una puta vez! ¡No tienes otra opción! -

La muchacha aunque fue capaz de escuchar al bandido se sentía aturdida por el golpe. A punto de recibir otro por parte de otra criatura, Dilgear se abalanzó sobre ella de modo que el único en recibir los siguientes golpes fuese él, demostró a la joven que no mentía. A lo mejor, muy en el fondo, aún seguía siendo aquel bandido buenazo incapaz de ver morir a una persona inocente. A los pocos momentos, mediante unas palabras apenas audibles, las cuerdas fuertemente trenzadas sobre las grandes patas delanteras del hombre-bestia se esfumaron dejandole libre.

-Gracias. -Susurró Dilgear antes de apartar a las criaturas que se encontraban sobre ellos preparandose para dar un nuevo golpe.

-Puede que vuestra piel sea de piedra pero vuestros organos al igual que los mios no. ¡Comprobemoslo! -Les gritó entrecerrando los ojos con una sonrisa traviesa. -¡Abyss Flare! -Fue lo que grito a continuación extendiendo sus garras hacía ellos. Las palmas se iluminaron llenandose de un calor que se iría tornando un leve rayo de fuego hasta alcanzar un tamaño que abrasó gran parte de la pradera. La muchacha contempló fascinada como Dilgear concentraba toda su energía magíca en avivar ese grueso rayo de fuego. Levantandose del suelo, dolorida pero viva gracias a él viendo que los cuerpos de las criaturas comenzaban a ceder ante el fuego pero muy lentamente, posicionandose como le había enseñado un gran hechicero que conoció tiempo atrás, decidió reunir toda su energia magíca en un hechizo conocido como Ra Tilt, el más poderoso de todos los hechizos astrales. Se decía que fue creado para destruir demonios, si era cierto, esas criaturas no tendrían oportunidad. Tras aclararse la voz y fijar sus hermosos ojos verdes en sus enemigos, recitó alzando ambos brazos:

-Apelo a la fuente de los Espiritus que viajan por los siglos de los siglos. Apelo la Eterna llama azul. Apelo al poder que duerme en mi alma. ¡Acude desde el infinito y haz justicia! ¡Ra-Tilt!-

Un fuerte resplandor azulón invadió el lugar haciendo perder la concentración al hombre-bestia con la consecuente desaparición del gran rayo de fuego. Lo increible fue como esa luz azulosa envolvió a las criaturas destruyendolas por completo. Cuando aquel fulgor azulado disminuyó Dilgear consiguió volver a abrir los ojos. Junto a él se encontraba la muchacha, que sonreía cansada.

-Ahora que esas criaturas han sido destruidas, dirijamonos de inmediato al castillo. -Soltó tornandose su mirada serena, guardo su espada sin dejar de caminar. Dilgear marchó detrás de ella. Si ha logrado realizar un hechizo como ese, es posible que a Khem no le resulte tán fácil vencerla pensó Dilgear. Pero la venció.

El castillo caida la tarde parecía un lugar más oscuro de lo que ya de por sí resultan muchos viejos castillos construidos por duras piedras de oscuro color grisaceo. Los ventanales parecían los ojos de una gigantesca cara de roca de marcados y cuadrados rasgos. La muchacha sonrió levemente al encontrarse con semejantes pensamientos más propios de su hermana, siempre tán imaginativa y revoltosa. Deteniendose frente a la gran puerta, la muchacha inspiró fuertemente, como si en vez de aire, se estuviese llenando de valor. Dilgear posó sus ojos de lobo sobre ella, a esas alturas de la tarde, con el cielo teñido de lilaceos, rosaceos y anaranjados colores, la muchacha le resultaba más hermosa de lo que en un principio ya le pareció.

-Tu hermana seguramente se encuentre en una de las torre con las demás muchachas. -Le anunció torpemente Dilgear rompiendo el pesado silencio. La muchacha asintió y se dispusó a abrir la puerta pero ésta al instante de posar la mano se abrió por si misma. Los ojos de la joven pelirroja se abrieron sobresaltados. Dilgear en cambio, no se dejó sorprender, ya que eso habría sido obra de Khem. La muchacha miró al hombre-bestia, éste le asintió indicandole con ambas manos que pasase adentro. Dilgear podría haberse marchado al verla dar el primer paso al interior del castillo pero estaba demasiado metido en ese asunto, por lo que también entró consciente de que quizás no volvería a salir con vida. Las puertas se cerraron con brusqueda al poco de que Dilgear entrase haciendoles girar la cabeza atolondrados. En el extenso recibidor se encontraba el brujo carmesí, que les dedicó una sonrisa desarmadora. La muchacha observó a Khem callada, jamás habría sido capaz de imaginar que el señor del hombre-bestia fue un joven tán atractivo. Dilgear tampoco dijo palabra, no se sentía impresionado ni maravillado, las emocines que se extendian por su alma se lo impedían, tán sólo era capaz de fijar sus ojos en la muchacha ya que si miraba a Khem, perdería los nervios. Él lo sabía y cada vez que se encontraba con él, podía sentir que ese odio crecía proporciandole una placentera dosis de extasis. De ahí que tirara con mayor fuerza de la cuerda. Puesto que ninguno parecía dispuesto a anunciar su proposito de irrumpir ante él. Sería Khem quien tomase la primera palabra:

-Vaya, vaya, tal y como esperaba, has vuelto, con muy buena compañia además. -

Las palabras de Khem ruborizaron a la muchacha y enfurecieron a Dilgear, que dando un paso hacía delante dejo bien claro el motivo de su presencia:

-¡Eso es! ¡Pero no creas que ha sido por gusto! -

-Lo sé. La señorita necesitaba un perro guía. -Puntualizó Khem con su retorcido sentido del humor. -No lo considero necesario pero he de decirselo, Manuela, tu hermana no te será devuelta, intentes lo que intentes. -Le dijo a la muchacha abriendo los ojos lentamente, dirigiendolos hacía ella.

Aquello sacó a la muchacha de su estado de sorpresa pues alejandose de la puerta, exigió saber por qué. Khem, con suma paciencia sin perder ni un apice de calma, le dió a conocer el motivo:

-Necesito diez brujas de rojizos cabellos cuya virtud no haya sido arrebatada para crear una joya muy pero que muy importante. Las brujas pelirrojas siempre han sido consideradas las más poderosas de todas, sirvientas y amantes del Señor oscuro Ojo de Rubi, uno de los demonios más violentos y apasionados que existen dentro de su rango. Combinando los fluidos de esas brujas con algunos otros incredientes de gran poder magíco, en el momento indicado, lo joya poseera un poder magíco inimaginable. -

La muchacha escuchó sin dar credito a lo escuchaba. A Dilgear tampoco le agradaba aquel proyecto pero le agradó aún menos la última parte de la explicación.

-Se supone que cuantas más brujas tengas, mejor, ya que son el ingrediente fundamental. -Finalizó el brujo carmesí demostrando lo sabio y malvado que era.

La idea de que su hermana, el único miembro de su familia que por el momento no había muerto, fuese a ser sacrificada de ese modo no sólo iba contra las leyes divinas, iba contra toda etica y moral humana. La joven sintió que no podía permitir aquello, no sólo por su hermana, pensar en las otra muchachas fue lo que acabaría haciendola enfrentarse a Khem. Dilgear la agarró para advertirla pero ésta, embargada por la furia, se soltó dandole un fuerte golpe en el rostro con el codo. Dilgear tán sólo pudo contemplar como la batalla entre esos dos daba un brusco comienzo. Como poseida, alzó su voz para recitar un mortifero hechizo de magía negra, uno de los más destructivos, denominado por su creador, caprichosamente, Drag Slave. Las palabras que fueron surgiendo de su boca ante la alarmada mirada de Dilgear fueron:

-Aquel más Oscuro que el Crepúsculo, aquel más Rojo que la sangre que fluye. A su sagrado nombre enterrado en la Corriente del Tiempo, ¡ahora juro a la Oscuridad, que todos los estúpidos que se interpongan en mi Camino, por el poder que Ambos poseemos serán totalmente destruidos! ¡Dragon Slave! -

El poder que surgió del cuerpo de la muchacha pelirroja tornó el ambiente calido a la vez que pesado, como si el lugar se estuviese preparando para recibir una gran llamarada. El hombre-bestía no pudo evitar empezar a sudar ya que su pelaje era realmente sofocante en aquellos momentos. El brujo carmesí observaba como iba apareciendo una serie de bolitas negras que se enrojecían con fuerte color al concentranse formando una cada vez más y más mayor que crecía alocada dirigiendose hacía él.

-Qué ingenua. -Exclamó y con tán sólo extender la mano, la bola de ya gigantescas proporciones fue detenida, con decir una sóla palabra, aquella peligrosísima bola de fuego demoniaco perdió su forma y poder. Aquel acontecimiento dejó sin fuerzas a Dilgear, que chocó contra la gran puerta de la entrada emitiendo un sonoro sonido. El bandido comprendió horrorizado que Khem podía anular ese hechizo porque él lo inventó contando con los poderes y conocimientos que el demonio al que se invocaba le había otorgado. La muchacha, que consideraba ese uno de los mejores hechizos aprendidos, se llevó las dos manos a la boca horrorizada pues su oponente no sólo seguía frente a ella, sino que lo había detenido. Antes de desesperarse, probó suerte con otro hechizo de gran poder.

-Oh Gran Señor de la Guerra, Amo y Señor de la Destrucción en la Tierra, ¡permiteme tomar parte de tu poder para así, juntos, crear gran destrución! ¡Baal Hammer!-

De pronto, al poco de utilizar las palabras de poder, una gruesa linea de luz roja surgió desde lo que correspondería a ser el cielo hacía Khem. Éste, dando un suspiro, lo desvió con sólo mover el brazo hacía otra dirección. La linea roja incandescente dió un brusco giro llegando hasta el punto que Khem le había indicado formando una gran explosión, la puerta ardió al instante siguiente con llamas entre rojas y negras.

-Buen hechizo. Baal es otro demonio realmente poderoso. -La alabó Khem, irritando a la muchacha. En la zona en la que había caido el hechizo desviado al desvanecerse el fuego, se formó un feo agujero de tamaño mediano. Dilgear se limitaba a observarles, sin decir palabra, tratando de ser lo más invisible posible pero Khem tenía claro que en cuanto acabase con la muchacha, se encargaría de él. La muchacha trató de realizar otro hechizo pero la gema magica que poseía parecía estar a punto de romperse, era hora de usar la cabeza antes que de volver a usar la magía. Observando la pequeña joya que brillaba con intenso fulgor, la joven pelirroja meditó pues había aprendido a emplear hechizos de magía negra concentrando su magnifica energía magíca en la joya, la mera idea de caer presa de los demonios al emplear su poder sin aquel objeto le aterraba. Frotandose la frente se esforzó en encontrar conjuros poderosos que no pertenecieran a la rama de la magía negra, no tenía la fortuna de conocer o haber aprendido hechizos sagrados, por lo que, podríamos decir que, se la jugó escogiendo conjuros de magía astral. Buscando los más adecuados la suave voz de su enemigo la distrajó:

-Es mejor de lo que me imaginaba. -


-¡¿El qué?! -Preguntó ella entre molesta y distraida dejando de mirar la gema magica.


-El poder magíco que poseen las brujas rojas. -Le respondió caminando hacía el centro de la amplia entrada. A pesar del gran calor exparcido por las conjuraciones, el sol ya había dado paso a la fresca y oscura noche. La serie de candelabros que fueron encedidos subitamente al rededor así lo confirmaba. Un detalle por parte del hechicero, ya que él hacía años que había aprendido a vivir gran parte de su vida en la oscuridad o con la infima luz de una vela. La muchacha dió un paso atrás con actitud defensiva y le gritó ofendida, muy ofendida pues odiaba ser considerada bruja:


-¡Soy una hechicera! ¡Mi uso de la magía es el empleado por los hechiceros! -


A Khem se le escapó una risita y observandola ladeando un poco la cabeza, como si ella ya debiese de ser sabeedora de ese hecho, replicó:


-Cierto. Empleas palabras de poder y entre tus ropas ha de encontrarse una gema magica pero, has lanzado tres dos hechizos que requieren gran concentración y poder magico, ¿Y todavía te encuentras capaz de lanzar otro conjuro en tan poco tiempo? -


A juzgar por la expresión que se dibujó en el rostro de la muchacha, lo que Khem pretendía hacerle comprender, había sido más que comprendido. Muy pocos hechiceros eran capaces de realizar hechizos tán poderosos tán seguidos unos de otros, necesitarían tener un poder magico muy alto para lograrlo sin desvanecerse mental y fisicamente. Esos pocos agraciados eran considerados sabios y el último de ellos fue el Gran Merlín. La joven se quedó avergonzada por no recordar algo tán primordial dentro de ese mundillo. Perdió todo el animo, todas las ganas de buscar hechizos, por un momento estuvo a punto incluso de tirar la toalla pero Dilgear, que no había tomado parte hasta ese momento, le dijó:


-Demuestrale tus habilidades con la espada. Te es superior en magía pero no creo que sea tán buen esgrimista. -


Khem alzó una ceja, la propuesta de Dilgear pareció llenarle de curiosidad. Dilgear sabía que Khem era un gran brujo pero aún siendo considerado un diablo, era humano, su piel sangraría al ser rozada por la espada de la muchacha como la de cualquier otro humano.


-Si es verdad que sabes usar una espada demuestraselo, ella es tán talentosa o más que muchos caballeros. -


Las últimas palabras fueron innecesarias pero el hombre-bestia deseaba decirlas, de todo corazón, porque la muchacha pelirroja había sido la segunda persona en impresionarle y Dilgear nunca fue un tipo fácil de impresionar.


-¿Es verdad lo qué ese chucho sarnoso exclama? -Preguntó el hechicero con expresión expectante. La muchacha, avivada de nuevo, poniendo sus últimas esperanzas en aquel arte que había aprendido y ejercitado desde que siendo una chiquilla se enamorará de la esgrima, sus movimientos, sus valores y los diferentes tipos de armas a usar, asintió energicamente varias veces. Esa afirmación complació al hechicero. Dilgear sabía que Khem era bastante habilidoso con la espada pero hasta que no le vió usar su espada contra la muchacha, siempre pensó que Cerberuss exageraba. Cerberuss había aprendido a usar toda clase de armas porque su perverso señor se empeñó, nada más recuperar un peso y una estatura saludable, sin embargo Cerberuss no poseía ni la mitad de la rapidez que Khem.


-Si me superas, permitire que Marianna regrese a tus brazos. -Apostó.


-¿En serio? ¡Prometemelo! -Dijo la muchacha sacando su vieja espada y luego deshaciendose de la larga y rota falda, mostrandoles unas largas piernas cubiertas en unos ajustados pantalones entretejidos de cuero de provocador color rojo. Al bandido casi le da un síncope. Las muchachas buenas y castas jamás llevarían esas ropas. Serían duramente castigadas.


-Sólo si logras superarme. -Fue lo único que Khem le dió a modo de confirmación.


Dado que la espada que Khem se forjó le fue regalada a Cerberuss, Khem se vió obligado a crear una mediante un hechizo, uno de los más poderosos de todos los hechizos de magía negra que elaboró. El Ragna Blade. Con juntar las manos y concentrar un poco del inmenso poder magico que poseía al separarlas surgió una pequeña luz negra que fue tomando forma similar a la de un alargado barrote a medida que las manos de Khem se fueron distanciando. Aunque su interior brillaba oscuro como la noche, los bordes eran rojizos. La muchacha abrió la boca y los ojos totalmente pasmada, sin necesidad de recitar el conjuro había surgido perfectamente sin descontrolarse. tomando la oscura y gruesa linea de luz a modo de espada, Khem, con un gesto arrogante le dió la señal que la muchacha necesitaba para lanzarse contra él con toda su furia y desesperación. Dilgear seguía observando como se desarrollaban los nuevos acontecimientos. Sin necesidad de quitarse de encima la larga manta que envolvía parte de su cuerpo, Khem esquivaba y manejaba su oscura espada sin perder el aliento mientras que la joven hacía lo mismo pero más costosamente. Dilgear entonces fijó sus ojos en la vieja espada, seguramente era una espada forjada con un buen y pesado metal. Sin haber perdido el equilibrio ante los rapidos y chispeantes ataques de Khem, la muchacha realizaba grandes esfuerzos por contener al enemigo. Terca como una mula, no permitía a la oscura espada del hechicero superar la suya, por lo que en más de un choque, la espada oscura de Khem producía una serie de chispas rojizas que parecían llamitas. La muchacha soltaba toda clase de improperios cada vez que sus espadas se entrelazaban violentamente, Khem aprovechaba esa cercanía para fortalecerse y degustar esa extasiosa emoción que ella desplegaba.


-¿Cómo es posible? -Exclamaría dando unos torpes pasos hacía atrás trás desplegar todos los movimientos que conocía sin lograr alcanzarle y traspasarle, ni un poquito de tela roja. Sus ojos parecían cerrarse a causa del gran esfuerzo fisíco y su respiración era irregular. Por su fina piel varias gotas de sudor hacían un rapido recorrido. Lo que más fastidió a la muchacha fue que mientras ella cada vez se sentía más y más cansada, lo cúal la pondría pronto en desventaja, el brujo carmesí permanecía inalterable, con su eterna sonrisa y sus ojos rojos como sus elegantes ropas. Sería trás esa pequeña pausa, que perdiendo reflejos a causa del cansancio y la pesadez de la espada, no consiguió advertir el ataque de Khem, por lo que esa sería la última estocada del brujo. Percibiendo como un fuerte fuego la atravesaba quemandola toda por dentro, la victoria sería para Khem pues organos tán importantes como el corazón o los pulmones habían sido abrasados provocando no sólo un insoportable dolor en la muchacha pelirroja. Antes de dar un paso atrás, retirando así su particular espada oscura y abrasadora, Khem le susurró algo, algo que pareció ser bastante intimo:


-El llamado Rey Arturo también luchaba con esa pasión y entrega. -


La muchacha cayó al suelo al instante. Tanto esfuerzo para nada. Dilgear no lograba quitar sus ojos que se volvieron llorosos contra voluntad. Lo único que consiguió fue llevarla hasta la muerte. Había fingido no importarle lo que le pasasé pero ver como Khem hacía que aquella muchacha ya muerta se tornará polvo de suave color grisaceo hizó que el bandido jamás pudiese perdonarse aquello. Él la había conducido hasta su muerte en vez de contrariarla o convencerla para abandonar la idea de retornar con su hermana. Dilgear miró a Khem con un odio que habría contaminado todo los reinos del mundo. Poniendo los ojos en blanco, cayó en trance desplomandose en el suelo todo lo grande que era. Teniendo en mentes cosas más importantes por cumplir que atender a ese perro traidor, el brujo carmesí abandonó la amplia entrada para comenzar a elaborar la joya magíca, objeto que si era realizado con exito, no sólo le daría el reconocimiento que se merecía, sino que le sería de gran ayuda para proyectos futuros.


Siendo como lo eran, las brujas ese ingrediente tán necesario. Khem ayudado por Cerberuss se encargaría de ellas la noche en que la luna se acercase a la Tierra de modo que pareciese más grande y brillante, pues ese curioso hecho hacía parecer más poderosa al astro femenino aportando según la magía sexual, mayor energía a sus fluidos sexuales. Una cuestión interesante porque surgiendo de ella, el sol incrementaría los del hombre. Así llegado el momento de combinar ese ingrediente, los fluidos, cabellos y sangre de las brujas, con los otros elementos, la mezcla poseería una virtud extra. La luna al igual que el sol, tanto para los brujos como para los alquimistas eran elementos muy importantes y de gran poder. Elementos incrementadores naturales, muchos creían que por culpa de la luna se cometían toda clase de asesinatos inducidos por el trance de contemplar tán poderoso astro en toda su forma. Llegada tán especial noche, todas las muchachas fueron llevadas hasta la zona del castillo en la cual se encontraba el laboratorio del brujo carmesí. Una tras una fueron atadas y colgadas como si en vez de lindas señoritas se tratasen de cerdos. Con una hermosa daga de aspecto similar al de las dagas usadas en ceremonias paganas, Khem ordenó abrirlas una a una. La expresión de Cerberuss fue de disgusto pero obedeció sin rechistar como de costumbre. Khem colocó una serie de cubos sobre cada una de las muchachas, cuanta más sangre cayese, mejor. En las matanzas, los gorrinos emitían desagradables chillidos escuchados por todo el pueblo, los chillidos que lanzaron las muchachas también eran de los que helaban la sangre. Ni siquiera le gustaba las tán famosas matanzas del cerdo, aquello solía enfermarle. La sangre, los agudos gritos, su vocación nunca fue la de convertirse en carnicero, si era necesario matar, preferia hacerlo de un modo rapido y elegante. El hechicero de rojas ropas extrajó con sumo cuidado los organos de las muchachas. El hombre joven hacía como que no miraba pero nunca había tenido la oportunidad de ver o tocar un organo humano por lo que a veces dirigía sus ojos hacía ellos con curiosidad. Cuando Khem le descubrió, cambió de dirección pero no le sirvió para ocultar esa curiosidad, ya que Khem, agarrandole de un brazo le acercó a la mesa y le mostró de una forma más directa, el interior de esos organos. A medida que cortaba y profundizaba en ellos, no paraban de emanar toda clase de liquidos y una sangre de fuerte tono similar al vino. El hechicero le explicaba con todo lujo de detalle las funciones de cada elemento que componia cada organo.


-¿No te parece fascinante? A mí siempre me lo ha parecido. -Le confesó el brujo carmesí metiendolos en un pequeño recipiente de barro cocido para luego machacharlos hasta convertirlos en una especie de masa de extraño color.

Cerberuss no logró controlar el malestar que le proporcionaba todo aquello y tomando refugio en un rincón, acabó por expulsar una bilis de palido amarillento color. Ya que aquel macabro combinado necesita una temperatura más fria de la que se le pudiese dar en la despensa del castillo, Khem no tuvo otra que usar un hechizo, posiblemente conocido como Demona Crystal. Dejando un grueso bote de cristal cuyo contenido era toda la sangre obtenida de las muchachas y otro de igual tamaño pero con los organos triturados mezclados con diversos fluidos, con colocar una palma en el suelo, de este apareció una leve neblina helada que congeló ambos botes de cristal. Cerberuss observó con los ojos bien abiertos ese fenomeno sentado en la mesa.


-Ooohh -Musitó maravillado.


Antes de eliminar lo que quedaba de las muchachas, Khem les sus rojizos cabellos, mientras lo hacía, comentaba:


-Oh mi muchacho, ¿alguna vez te he contado por qué las brujas poseen tán largas melenas? Es más sencillo de lo que puedas imaginar. Porque a los demonios les encanta el pelo humano. -


Cerberuss alzó ambas cejas sorprendido. Los demonios eran unas criaturas con oscuros e incomprensibles propositos y una mente tán retorcida que ningún hombre podía superar en maldad. Sin tiempo que perder, Khem ordenó a Cerberuss traerle todos los frascos que había ido guardando en el laboratorio ya que él debía realizar una serie de figuras y simbolos en el lugar en el cúal iba a crear la joya. La noche tán temida y esperada había llegado, Cerberuss tán sólo fue bruscamente despertado para eso pasadas tres tristes noches despúes de matar a las muchachas pelirrojas. Cerberuss observó que en el centro de la habitación tán sólo se encontraba un gran caldero sobre un fuego espectacularmente brioso que permanecía en el suelo sin necesidad de madera o troncos caidos. Si alzabas la mirada, podías observar un ventanal enorme en vez de un pulcro techo. La luna brillaba con una belleza inusual al igual que las estrechas que la acompañaban desplegadas por todo el cielo, varias de ellas amontonadas como si Dios las hubiese colocado caprichosamente en grupitos.


-Es una de esas noches que merece la pena echar una mirada al cielo. ¿No crees? -Dijo Khem recogiendo los frascos de las manos del atontado hombre joven, que parecía tener la mente aún en entre las estrellas.


Khem despidió a Cerberuss con un sonoro portazo. Cierto era que Cerberuss sabía de las intenciones de Khem pues el mismo hechicero se lo explicó, como para ir preparandole para la dura tarea que le iría tocando pero no participaría en la elaboración. No era permitido ni quedarse a mirar. Cerberuss pasó el resto de esa noche dandole vueltas a la cabeza, cuando logró conciliar el sueño, una serie de temores nuevos se entremezclaron con los antiguos ofreciendole una serie de horribles pesadillas. El brujo carmesí sin embargo pasó toda una noche desafiando no sólo a toda clase de entidades y leyes fisícas, también se desafió a sí mismo ya que tuvo que emplear toda toda su energía magíca y no perder ni por un pequeño instante la concentración. El ingrediente de mayor poder magíco debía de ser echado el primero ya que venía a ser la base, luego a posteriori debían ser mezclados y echados dos ingredientes cuando la luna y el sol se fundiesen tiñendo a la luna de rojo color, en ese momento, los simbolos magícos trazados darían el último ingrediente pero junto a ese ingrediente era necesario algo, algo que sólo pudiese brindar el creador. Tras una larga e intensa noche, dada una forma más o menos similar a la de una piedra a la sustancia cocida en el caldero, sería cuestión de tiempo que la joya sería destapada pues debía permanecer tapada y oculta del sol hasta la aparición de la siguiente luna nueva. La luna, como ya ha sido mencionado antes, era otro elemento caprichoso y fundamental en el proceso. Pasado ese largo periodo, en plena noche, algo similar a una flor surgió pero de antinatural color que al ser deshojada el único fruto que mostró no tenía nada que ver con una fruta o un fruto seco, era duro y brillante como una piedra preciosa, emanante de una energía capaz de consumir montañas o de detener tornados con un solo roce de su dueño. La llamada Piedra del Sabio había sido creada con rotundo exito pues su malvado creador y principal dueño hasta la muerte, no sólo adelantaría sus conquistas, no, iría mucho más allá, lograría desenterrar al dormiente Dark Lord Shen-Long, que a modo de obligado agradecimiento a Khem, le desvelaría el conocimiento más extraordinario que alguien como el brujo carmesí pudiese albergar. El Eterno Poder.


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miércoles, 23 de marzo de 2011

FanFic Slayers RED GLUTTONY VI


Dibujo que hice esforzandome mucho para que os hicieseis una idea de como es Kaos Lord Khem ^^ Dado que en Gaiax habían dos ilustraciones de Rezo, el monje rojo, lo he dibujado a partir de una de Rezo que además me encanta ^^ Espero que os guste, si consigo dibujarlo con los ojos abiertos también lo pondre aqui ^^
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los propositos de Khem en mi FanFic no son tán especificos como los que tiene Rezo corrompiendose gracias a Shabragnigudu, sin embargo y porque así está en su historia original, su arrogancia crece y crece volviendolo un peligro interdimensional. En este trozo del último capítulo o parte, trataré de narrar como Cerberuss y Dilgear capturan a Marianna, el intento mortal de recuperarla por parte de su hermana y si hay tiempo, la elaboración de la joya magica ^^ Me gusta pensar que Khem es malo no sólo porque le da la gana, sino también porque se ha vuelto muy atrevido gracias a los demonios que fue consumiendo...
Dilgear, el hombre-bestia modificado por el temido hechicero carmesí, Khem, observaba sentado como su amigo y sumiso compañero humano Cerberuss se esforzaba en encontrar un modo sencillo y lo menos sangriento posible de llevarse a la chiquilla considerada con el honor de ser la última bruja que su malvado señor requería. Aunque Cerberuss se había vuelto un hombre joven fuerte y habilidoso, a ojos del bandido Dilgear, aún tenía mucho que mejorar, por ejemplo, Cerberuss debería tramar metas más personales. El hombre-bestia odiaba ver tán sometido a un muchacho tán talentoso como Cerberuss para la caballeria. Girando su peluda cabeza, Dilgear hacía desvanecerse esos pensamientos ya que Cerberuss, por muy talentoso o por muy buenos criterios que aprendiese, era esa clase de personas que debido a una infancia llena de maltratos, jamás se imponía. El hombre joven frenó frente a Dilgear bruscamente y exclamó llevandose ambas manos a las caderas:
-¡Ya sé cómo podemos hacernos con la chiquilla sin provocar muertes innecesarias! -
Dilgear se levantó sonriendo escéptico.
-Te escucho. -Fue lo único que dijó el bandido.
-Tu aspecto es muy similar al de los licantropos transformados. Si vas a la aldea y montas un follón, de seguro todo el mundo saldrá a por tí, dejando a los niños solos... -Le comentó Cerberuss con expresión triunfante hasta que fue interrumpido por el sorprendido Dilgear:
-De ese modo, tú entrarías a la casa de la chiquilla y la raptarías. No está mal. ¡Mientras a mí me dan una paliza de muerte! -Añadió molesto pensando en su intervención.
-¡¿Entonces qué otra cosa hacemos?! -Exigió saber Cerberuss sintiendose ofendido ya que era la única idea que había logrado formularse en su mente.
De la nada se escuchó una escalofriante voz.
-Haz lo que él dice, criatura. Yo te cubriré las espaldas. -
Cerberuss agarró su espada instintivamente mirando a todos lados, el rostro de Dilgear se tornó similar al de un perro rabioso.
-¡Dejate ver! -Bramó siendo consciente de que aquel ente había estado cerca de ellos todo el rato.
Una fuerte pero breve brisa de aire les rodeó, a los pocos instantes, ante ellos se encontraba la straña figura, toda cubierta por una larga capa negra con capucha de mismo color, de lo que tanto el hombre joven como el hombre-bestia dedujeron era un envejecido brujo. Sus largas y ondulantes barbas blancas así se lo indicaban. Dilgear comenzó a gruñir, Cerberuss desembainó su larga y hermosa espada adoptando la pose en esgrima denominada de guardia. El anciano sonrió, dejando entrever sus feos y desigualados dientes.
-No he venido a enfrentarme a vosotros. Mi señor simplemente me ha ordenado compartir con vosotros dos parte de mis conocimientos referentes al dominio de las estrategias militares. -Les informó pacificamente avanzando hasta ellos. -Él desea que regrese con la bruja lo antes posible. -Le indicó a Dilgear señalando a Cerberuss.
-Qué cabrón. -Murmuró Dilgear suavizando su amenazante expresión. -¿Entonces el plan de Cerberuss es un buen plan? -Preguntó regresando a la cuestión principal.
-No pero al menos es un plan. -Sentenció el anciano rotundamente. -Ponedlo en practica de una vez. -
Cerberuss le miró frunciendo el ceño mientras guardaba la espada. Dilgear dió un leve resoplido y siguió a Cerberuss, que aún sintiendose desprestigiado, cuando Dilgear giró la cabeza hacía el lugar en el que se encontraba el anciano, éste había desaparecido. Era uno de esos días en que toda la aldea se reunía para recoger la cosecha, por lo que Dilgear apenas encontró un alma por la pequeña aldea. A la tercera vuelta que dió por la plaza fue cuando los aldeanos comenzaron a llegar, todos ellos cargados con grandes cestas de mimbre repletas de uvas y otras frutas propias de aquella estación del año. No hizo falta mostrarse muy agresivo pues muchos de los aldeanos, mujeres en su mayoria, salieron corriendo, despreocupandose de la abundante cosecha que cargaban. Dilgear se sintió perplejo. Apenas había exihibido su mal caracter ante esos inocentes. A mitad del camino hacía la aldea, las mujeres fueron retenidas por los maridos que les preguntaron que les había hecho abandonar las frutas recogidas.
-¡Un hombre lobo! -Les informó una con los ojos desorbitados agitando las manos histerica. -¡Uno de verdad!-
Los hombres continuaron el camino a la aldea sin creer una palabra hasta que uno de ellos exclamó:
-¡Muchachos nuestras mujeres tienen razón! ¡Hay un hombre lobo en la aldea! -
Para Dilgear aquello pasó de ser chocante a ser vergonzoso. Incluso los aldeanos, hombres de campo, que debían de estar acostumbrados a toda clase de animales y alimañas campestres, corriesen como liebres despavoridas enojó al hombre-bestia.
-¡Pero serán cobardes! -Vociferó.
-¡Cuidado a quién llamas cobarde! -Le reprendió una hermosa voz de mujer a lo lejos. -¡El cobarde eres tú por asustar a estas pobres gentes! -
Aquello fue el colmo para Dilgear, que de inmediato buscó a la dueña de aquella maravillosa pero imprudente voz. De entre todos aquellos aldeanos, que huyeron sin pensarlo dos veces, Dilgear pudó apreciar la figura de una muchacha que no parecía temerle. Sus anaranjados cabellos brillaban rubios al ser rozados por los finos rayos que propiciaba el sol a esas horas de la mañana. Para el bandido no fue difícil suponer que aquella muchacha estaba relacionada con la chiquilla que iban a capturar. El mismo color de pelo, los mismos ojos, grandes y verdosos acompañados por unas pecas muy especificas por sus rosadas mejillas. Dilgear la examinó con detenimiento pues deseaba recordar tán bella muchacha antes de lanzar sus garras sobre ella. Ella, avanzó hacía el hombre-bestia varios pasos, cuando llegó a un tramo cercano pero no demasiado cercano, sacó de entre sus ropas, una espada. Dilgear abrió los ojos estupefacto. La muchacha estaba dispuesta a enfrentarse con él. Un agudo grito les sorprendió, la muchacha pelirroja giró la cabeza al lugar del que se había escuchado el grito. No era un lugar muy lejano por lo que la muchacha con horror supusó de dónde había venido. Venía de su hogar.
-¡Dios mio! ¡Marianna! -Gritó dejandole ver a Dilgear su única debilidad.
Como impulsada por ese temor la muchacha iba a dirigirse corriendo hacía allí pero el rapido y astuto Dilgear se lo impidió creando gracias a una serie de palabras magicas una jabalina de fuego que pasó rozandola quemando parte de su humilde ropa.
-¿A qué vienen esas prisas? -Se mofó Dilgear. -Tú y yo tenemos un asuntillo que arreglar ¿no?
-¡Mierda! -Fue lo único que masculló la muchacha viendose entre la espada y la pared.
Dilgear le dedicó una perfida sonrisa, mostrando sus amarillentos colmillos. En un principio Dilgear pensó que el plan de Cerberuss no funcionaría pero aquello le demostró lo mucho que infravaloraba a su amigo, el cúal tenía a su merced a la pequeña pero revoltosa Marianna. La chiquilla miraba al apuesto Cerberuss con expresión desafiante.
-En este lugar hay un licantropo muy peligroso. Debes venir conmigo. -Le decía Cerberuss tendiendole una mano, que ella rechazó alegando:
-¿En serio? Pues agradezco tu ayuda pero no la necesito ya que puedo ocuparme de él yo solita. -
Cerberuss sonrió. Ya se imaginó que no sería como las otras chiquillas de su edad.
-¿Y cómo lo harás? -Apostilló Cerberuss.
-Pues... Pues... Así. -Contestó la chiquilla y cerrando los ojos provocó sin necesidad de palabras magicas o amuletos una pequeña bola de fuego que inesperadamente creció incontrolablemente devastando parte de la vivienda. Con una facilidad increible Cerberuss y Marianna observaron, por fortuna alejados de esa zona, como el fuego se extendía. Marianna se llevó una mano a la cabeza y le informó de que aún no controlaba del todo su gran talento. Cerberuss dió un largo y sonoro suspiro.
-Al parecer tu plan ha salido bastante bien. Permiteme llevarle de regreso al castillo. -Le solicitó el individuo misterioso con aspecto de anciano. Antes de que el hombre joven pudiese darle una respuesta, el demonio ya les había mandado de vuelta. Dilgear mientras tanto seguía luchando contra la hermana de Marianna cuando el fuego fue acercandose a veloz paso por la zona en la que se encontraban. Tanto Dilgear como la muchacha tuvieron que verselas contra el fuego antes de proseguir con su batalla. Para ella sería sencillo protegerse del fuego, ella había logrado aprender magía blanca sin embargo para Dilgear sería algo más difícil ya que sólo había logrado aprender algo de magía shamanistica. Ver como la muchacha realizaba una barrera magica enfureció al bandido que haciendo uso de una solución desesperada, concentró todo su poder en alejar el fuego mediante un conjuro con el que podría cubrir su espacio de aire creando así algo similar a una barrera magica. Hasta que el fuego no se fue extinguiendo, ninguno de los dos se desplazó del lugar en el que estaban. El hechizo del hombre-bestia fue el primero en perder su efeco protector pero para mayor desgracia, el de ella parecía intacto. Dilgear no podría lanzarle ninguna clase de hechizo, batalla espada contra espada forzosamente. Los movimientos de Dilgear eran rapidos y contundentes pero la muchacha era mucho más diestra en el arte de la esgrima, manejaba un sinfín de movimientos desconocidos para el bandido, lo cúal, por muy astuto y tramposo que fuesen sus movimientos, le dejaban en desventaja. La larga espada de ella chocaba contra la dorada daga de él escuchandose el sonido del choque por toda la plaza. Dilgear, consciente de que su función ya no hacía falta pues seguramente Cerberuss ya se encontraría en el bosque, lejos de la aldea, con Marianna, abandonó las ganas de lucha provocando así que la espada de la valiente muchacha quedase atrapada entre sus pelos que no parecían propios de ningún animal conocido, tan duros. Cambiando por completo su expresión de victoria por una más acorde con el estado de confusión, la muchacha interrogó a Dilgear:
-¿Cómo es posible que mi espada no te haya atravesado? Ningún hombre lobo posee esa clase de pelaje. ¡¿Qué o quién eres?! -
Dilgear se encogió de hombros con la espada aún injertada en su peludo pecho y dijo:
-Uno que ya no tiene nada que hacer aqui. -
Trás sacarse la espada y tirarla a un lado, tál y como había anunciado, Dilgear comenzó a caminar hacía la dirección que llevaba al bosque. La muchacha se quedó con la boca abierta ante semejante actitud. No podía permitir que ese tipo se fuese así como así, si su espada no tenía nada que hacer contra él, la muchacha probó suerte con un simple pero efectivo hechizo conocido por el nombre de Bamu Rod, que inmovilizó al hombre-bestia ya que se trataba de un largo latigo de fuego que la muchacha le lanzó como tratandose de un caballo en vez de una bestia. La jugarreta de la muchacha desagradó al bandido que hacía por liberarse inutilmente siendo acercado hasta el lugar en que la muchacha estaba.
-¡No te soltaré hasta que respondas a mis preguntas! -Le dejó bien clarito antes de continuar con el interrogatorio. Dilgear la maldijó mentalmente pero fue contestando a las preguntas.
-¿Me están diciendo que tú y otro tipo ya teníais planeado secuestrar a mi hermana porque así os lo habían ordenado? -Preguntó finalizando la serie de preguntas tratando de confirmar que la información dada había sido recibida correctamente.
Dilgear asintió, su piel comenzaba a chamuscarse y aquello no le resultaba para nada placentero.
-¿Puedo largarme ya? -Exclamó incapaz de aguantar como su cuerpo comenzaba a sufrir los efectos del fino lazo de fuego que lo mantenía dominado por la muchacha.
-No hasta que me digas quién os ha mandado secuestrar a mí hermana. Seguramente ahora mismo estará frente a ella. -Le contestó ella rabiosa.
El hombre-bestia ya se la estaba viendo venir, sin lugar a duda, él sería obligado a conducirla hasta Khem. Eso fue lo que sucedería despúes. Dilgear apreció el coraje que estaba mostrando la muchacha pero también la consideró una loca y una inconsecuente. Tomando como prestado el caballo con el que Cerberuss llegó por esos lares, la muchacha y Dilgear se dirigieron al castillo a paso ligero. Marianna se quedó sin palabra cuando Cerberuss la llevó hasta Khem. Las habitación apenas disponían de iluminación, las cortinas estaban cerradas de modo que ningún rayo de sol llegase a las habitaciones, lo cúal ofrecía un aspecto inquietante a la recien llegada. Sentado a lo lejos Marianna consiguió discernir a un hombre de elegantes ropas sentado en el suelo, rodeado de velas de diversos tamaños y cuyas llamas eran la única ayuda que disponía Marianna para identificar al hombre. En principio de aspecto más joven que el que Cerberuss poseía, cabello muy oscuro, piel clara y ojos de particular color rojo sangre. Todo su atuendo era rojo o eso creyó distinguir la chiquilla, una larga capa de un rojo más intenso cubría su espalda enganchada a lo que parecían una hombreras de metal similares a las que cualquier caballero de renombre llevaría a las galas ofrecidas en su honor. Marianna, en su ingenuidad, agarrando a Cerberuss del brazo le susurró la única pregunta que se le presentó:
-¿No trabajarás para un vampiro, verdad? -
-No soy un vampiro aunque he degustado toda clase de sangre. -
La respuesta concedida por el propio Khem hizo que Marianna le mirara de nuevo, casi fascinada, casi asustada, casi con expresión escéptica. Desde ese primer encuentro, Khem supó que esa muchachita traviesa se convertiría en una fuente de placer de mayor o igual fuerza que Cerberuss. Los chiquillos problematicos al igual que los chiquillos fragiles producian toda clase de deliciosas sensaciones y emociones negativas. Cerberuss animó a Marianna a acercarse a él:
-El es mi señor. Él se ha ocupado de mi desde que era un chiquillo, estoy seguro de que también cuidará bien de tí. -
Tanto el brujo carmesí como el propio hombre joven sabían que por muy buenos cuidados que le dieran, llegada el momento indicado, Marianna y todas las otras damas pelirrojas morirían para componer con sus fluidos un elemento tán poderoso como genuino. De todos modos, Cerberuss tán sólo hacía por ser agradable ya que Marianna al igual que la otra chiquilla, le fue cogiendo mucho cariño. La presencia de la hermana gracias a Dilgear no sería una sorpresa para Khem, simplemente vendría a ser otro motivo a añadir a la lista, esa lista en la que se encontraban los desafios y desaires del hombre-bestia.

viernes, 18 de marzo de 2011

FanFic Slayers REMEMORANDO VI


Dibujo de Erisiel Vrumugun ^^ Aún con esas pintas y toda la psicosis que tiene la tipa, me sigue pareciendo muy guapa y su historia de amor no correspondida me parece todo un puntazo ^^ Sinceramente, no me importaría volver a dibujarla, aunque la prefiero como sacerdotisa X3
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Eris estaba muy enamorada de Rezo o sentía sentimientos muy fuertes hacía él, lo cúal no varía en Eterno Poder sin embargo si varía que ella no crea una copia de Rezo y varía su muerte. En el manga de Slayers la copia de Rezo les cuenta que su Ego se desata a partir del asesinato de Eris, gustandome esa tragica parte ideé algo similar. En Eterno Poder Erisiel muere al ser incapaz de vencer a la copia, que copia copia tampoco es pero bueno. Ella ya sabe que el no es Rezo pero aún así no se atreve a lanzar el conjuro que destruirá tanto al demonio como a la copia. Muere a manos a manos de la copia, la cúal le manda un hechizo llamado Blast Ash. Entre las cenizas no se encuentra lo que el demonio desea, por lo que regresa a la que sería en Eterno Poder la primera residencia del Rezo original esperando una segunda oportunidad. Dada la frialdad que tiene la copia en el anime pero como en el manga parece triste al recordar a Eris, la copia de Rezo en mi fanfic si se muestra más afectuoso con ella, tanto que a veces Eris desconfía pues Rezo la quería pero más en plan paternal XD Otro rememorando ^^
Eris posaba sus cansados ojos en la bonita vista que ofrecía la ventana en la que se encontraba apoyada. El arbol sagrado que la familia de Sylphiel cuidaba y protegía en el templo era tán hermoso. Aquella noche parecía resplandecer más que nunca, Sylphiel y su padre, el encargado de el templo de la ciudad de Sairaag, hablaban sobre lo mucho que estaba creciendo, de que era inusual que brillase tán intensamente. Eris escuchaba sin prestar mucha atención, parte de la conversación se le escapaba. Su mente se encontraba muy lejos de Sairaag, su mente parecía seguir en el lugar que ella consideró desde su primera instancia como su hogar, un lugar que era cualquier lugar pues ese lugar en realidad era el lugar en que se encontrase su maestro y señor, Rezo. Las lagrimas cayeron silenciosas desde sus preciosos y brillantes ojos almendrados hasta su barbilla recorriendo su aún hermoso rostro. El recuerdo aún dolía aunque a la sacerdotisa todavía no le parecía haber sido algo vivido. Las palabras de su señor, la rabia en su siempre calmada voz, la fuerza que ejerció sobre sus muñecas, Eris quedó en shock, con los ojos muy abiertos y la voz temblorosa tán sólo logró murmurar que tán sólo estaba ordenando su despacho cuando encontró aquel hermoso cristal y que le suplicó ser perdonada por llevarselo. Sería que tendría un sueño revelador que la empujaría a compartir sus dudas con alguno de los ayudantes que Rezo tenía en su laboratorio. Entraría así en un camino escurridizo, nada sería igual ni para ella ni para el que consideraba su amado señor Rezo.
-¿Por qué lloras? Mientras el arbol sagrado Flagoon esté aquí, ninguna criatura demoniaca podrá hacernos daño. -Trató de consolarla Sylphiel dedicandole una dulce sonrisa. Eris se secó las lagrimas con una mano y sintiendose muy agradecida le devolvió la sonrisa.
-Tienes razón, además los demonios no pueden pasar terreno sagrado, mientras permanezcamos en el templo, todo irá bien. -Añadió alejandose de la ventana con la agradable Sylphiel a su lado.
El buen sacerdote, padre de Sylphiel, la guió hasta la que podría ser denominada habitación de invitados. La sacerdotisa entró vergonzosamente examinando el humilde dormitorio con los ojos humedos. Recuerdos y más recuerdos llegaban a su mente pero la aparición de Sylphiel al rato de marcharse el sacerdote, le devolvió a la realidad. Sylphiel deseaba pasar la noche con ella ya que le veía muy desanimada.
-No es necesario Sylphiel, puedo dormir sola. -Musitó Eris con expresión entre burlona y molesta. Sylphiel insistió energicamente sentandose sobre la sencilla cama:
-De eso nada. Además siempre he querido saber que se siente al dormir acompañada. -
-¡¿A qué te refieres?! -Preguntó Eris ruborizandose pues no veía a Sylphiel con esas preferencias amorosas.
-Pues... Por ejemplo, como sería dormir junto a tu hermana mayor... - Contestó Sylphiel tapandose parte del rostro con la almohada que tenía entre sus brazos. Sylphiel jamás había contado esa clase de cosas a nadie, lo mucho que le habría gustado tener hermanas o hermanos. Era hija única y eso se apreciaba en el modo en que su padre la trataba, ella para él debía de serlo todo. La expresión de Eris se suavizó. Eris escuchó comprensivamente todas las inseguridades y deseos de Sylphiel mientras cambía sus ropas de sacerdotisa por un atuendo más apropiado para la noche, un ancho vestido de tela fina. Sylphiel a medida que iba ganando confianza en si misma, se retiró la almohada del rostro. Eris colocó sus ropas sobre una la única silla que se encontraba en la habitación. Eris era tán ordenada, algo que a su señor Rezo siempre agradó.
-¿Te gustaría que antes de acostarnos leyesemos un poco? -
-¡Claro! Los libros que hay en el templo son tán aburridos, me gustaría leer algo nuevo. -Le afirmó Sylphiel cuya curiosidad creció al instante de ver a la sacerdotisa de oscuros cabellos aproximarse a la cama con un libro entre las manos. Eris, ya sentada, colocó el libro entre ambas y retomó la lectura que hacía tiempo había dejado a medio tramo. Eris iba a dejar el fino papel doblado cuya finalidad era la de ser su marcapaginas sobre la mesita cuando Sylphiel se adelantó tomandolo entre sus dedos. Desdoblandolo, con actitud traviesa descubrió no sólo cúan talentosa era la sacerdotisa sino también lo que a primera vista parecía un valioso secreto. Si lo que la imagen mostraba era cierto Eris sería castigada, sin duda pero Rezo también lo habría sido.
-¿Os estais besando? -Preguntó Sylphiel acercandose el dibujo para así lograr discernir con mayor claridad los trazos. -¿Rezo, el grande y tú... ?-Iba a preguntar pero Eris arrebatandole el dibujo muy sonrojada la interrumpió diciendole:
-Esto no significa nada, es una mera fantasia... -
Observandolo durante un rato antes de doblarlo y alejarlo de Sylphiel, Eris no pudó evitar revivir aquel momento, momento que jamás sería capaz de exponer. Ella se encontraba, como cada vez que se sentía frustada o deprimida, en su cuarto sollozando con el rostro sobre la mesa cuando una la figura de su señor la sobresaltó. De inmediato abandonó el asiento para retomar sus tareas pero su señor la frenó, colocando sus manos sobre su rostro, como dejandose llevar por un deseo muy propio de un humano real, acercó su rostro al de ella y la besó pues ella notó avergonzada y sorprendida como sus labios se entrelazaron. Decir que la sospecha y la felicidad se dieron la mano sería decir muy poco. Eris se esforzó en abandonar ese recuerdo, leyó varias hojas del libro junto a Sylphiel y se lanzó en los brazos de Morfeo antes de caer de nuevo presa del dolor y la tristeza.

martes, 15 de marzo de 2011

DRAW IS LIKE REPRESENT...



Hoy os presento dos dibujos realizados a partir de la misma imagen y del mismo personaje. Espero que ambos os gusten ^^ El primero lo ha realizado mi gran amiga Tamy y el segundo es otro gran intento, a color ^^ Yo ya participe en algo con una idea similar, me gusta esa clase de ideas ya que es cierto que cada uno tiene un estilo diferente y muy propio que en esta clase de ideas se demuestra con mayor fuerza ^^ De todos modos, tanto Tamy como yo coincidimos en que Rezo, El monje rojo es un personaje muy difícil de dibujar XD Qué pena no tener mi original junto al de Tamy, lo regalé ^^'

lunes, 14 de marzo de 2011

Fanfic Slayers RED GLUTTONY V


Dibujo de Rezo y Zelgadiss en plan Eyecatch ^^ Espero que os guste, me esforcé muchísimo ^^
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
En esta parte Marianna y su hermana hacen aparición siendo Marianna la última bruja que Khem captura para la creación de la piedra magica que va a crear. Podría haber ido a por más brujas pelirrojas pero dada que la preparación ha de ser durante una de esas noches raras en que la luna luce roja, con las que ha capturado le basta y le sobra. Marianna es la bruja más joven y más desafiante, por no mencionar que su hermana mayor hará todo lo indecible por encontrarla y salvarla. Los angeles y los demonios ya han puesto sus preocupados ojos sobre Khem pero todavía no lo ven como una gran amenaza. La aparición del descubrimiento del Poder Eterno está cercana, al poco de crear la piedra magica. El reino de Sairaag y el Reino de Aerothus se han unido acrementando los terrenos de Cerberuss. En esta parte comprobareís que Khem tiene un nuevo aliado, el Titán Gaav, el dragón rojo. Espero que este pequeño resumen os ayude con la historia ^^
A pesar del alto cargo que se le había conferido al contraer matrimonio con la princesa de Sairaag, Cerberuss seguía sirviendo fielmente al hechicero de rojas ropas y oscuros propositos, Khem. La princesa, ya reina, durante su estancia en lo que correspondería a ser el castillo del gobernante del Reino de Aerothus, no tardó en temer y odiar al hechicero pues cada día era más consciente de que su ahora esposo no sería libre, ni siquiera siendo el rey con el reino más grandioso y poderoso del momento. Una gran tristeza crecía en su corazón, sin embargo, en sus entrañas crecía lo que a medida que pasasen los meses de gestación sería un ser humano, un niño al que querer, proteger y preparar para un destino del que no podría escaquearse. Un destino que se antojaba complejo. Al principio no le agradó pero con el tiempo fue lo único que le importó, como si volcase todas sus esperanzas en ese niño aún por nacer. Durante las largas noches de insomnio tras los largos días siguiendo los extrictos consejos de Khem, la princesa diambulaba por el castillo, recorría los largos pasillos con la única luz que la luna ofrecía, complice de tantos sucesos terrorificos, hasta que algo una noche llamó su atención. Al principio creyendo ver a una persona se lanzó tras ella pero a mitad de su desplazamiento se detuvó pues aquella figura parecía haberse desvanecido. A la noche siguiente, saliendo de la cama en el mismo momento que más o menos había hecho, se desplazó poniendo todos sus sentidos en cada paso hacía la zona en la que la noche anterior se vió sorprendida por aquella misteriosa figura. Deseaba demostrarse a sí misma que no había sido una ensoñación pues aquello la haría más indigna ante Khem, que manejando las palabras como las maneja convencería a su esposo de que debía de ser internada en un lugar apropiado hasta que retomase la razón. Tal y cómo sucedió la noche anterior cuando la princesa logró alcanzar a aquella persona, como por arte de magía, ésta se desvaneció entre las sombras. Enojada por haber acontecido la misma situación que la noche anterior, exclamó:
-¡Ahora verás espectro burlón! -
Y girando la mano con elegante y rapido gesto de la nada se esbozó una espiral de luz que tomó forma redondeada y brillante posandose sobre la mano que la había creado. De ese modo la princesa no sólo sería capaz de encontrar a esa enigmatica figura, en caso de ser una sombra malefica, lanzandole la bola de luz, sería destruida. Para su decepción no se topó con ninguna figura, ni benevola ni malvada. Tán sólo con lo que ella supusó debía ser el final de aquel largo pasillo pues así se lo indicaba una gran pared. Estando a punto de retomar el camino de vuelta a sus aposentos, unas debiles vocecitas atrajeron su atención. La princesa acercó el rostro a la pared, colocando una oreja sobre ella, aún se oían voces. Alejandose de la pared tán sorprendida como inquieta, palpó la pared como si buscase una losa o algún detalle que abriese esa pared pero no encontró nada. Sus manos simplemente percibieron la fria y dura pared y al retirarlas lo único que la princesa vió fue la suciedad que habían obtenido al tocarla. A la mañana siguiente, bien temprano, se plantó frente a Cerberuss, que se estaba preparando para la busqueda de la última bruja. Mirandole fijamente comenzó a exponerle lo sucedido aquellas dos noches:
-Anoche y la noche anterior me encontre ante un hecho insólito. Dando un paseo por los pasillos del castillo vi a alguien pero cuando me acercaba hasta donde esa persona había sido vista por mis ojos ya no se encontraba allí. ¿Qué opinas, crees que hay algo que deba saber? -
-Es más que probable que diambulases adormilada y creyeses ver algo que en verdad no había. -Se limitó a responderle Cerberuss sin ni siquiera mirarla mientras se colocaba su espada en el grueso y gastado cinturón que disponía. Esa respuesta no fue bien acogida por la princesa que frunciendo el cejo se limitó a decir:
-Ya veo. -
Cada vez resultaba más dificil mantener una conversación relajada y franca con el que era su esposo y padre de la criatura que crecía dentro de ella, por lo que más de una vez la princesa se sentía frustada y alejada de Cerberuss. Hecho que no le gustaba pues no deseaba ofrecerle a su hijo una visión tán negativa de la relación que mantenían ellos dos. Tragandose las ganas de replicar abandonó el cuarto tán rapido como pudo. El hechicero con sus hermosas y suaves ropas de vivo color rojo se dirigía al cuarto de Cerberuss, la princesa giró bruscamente la cabeza pero con la misma brusquedad la hizo regresar a su debida posición. Realmente no podia apreciar a aquel individuo, aún así, para su desgracia y temor, era al único que podía encomendarse si caía enferma.
-¿Todo listo? -Preguntó Khem a Cerberuss, el cúal asintió energicamente. -Bien, entonces que comience la caza. -Añadió con tono socarrón.
La princesa vió marchar a Cerberuss desde la amplia ventana que disponía su dormitorio. No pudo evitar dejar caer una lagrima, colocando sus manos sobre el cristal al contemplar como se empequeñecía a medida que se alejaba del castillo. Cerberuss se había levantado más temprano tál y cómo solía hacer para sin ser visto llevar el humilde desayuno a sus jovenes y asustadas rehenes, al regresar a la parte del gran castillo en la que solía vivir con la princesa se vió arrastrado hasta la biblioteca siendo cogido por el cuello de la camisa por su enojado señor y amo. Mantuvieron una corta pero intensa conversación. Aunque Khem le repetía que no se encontraba enfurecido con él, Cerberuss temblaba como una hoja en un día de estremecedor viento. Khem obligó al joven a tomar asiento y extendiendo en una de las dos mesas que habían en aquella espectacular sala un largo rollo mostró al joven algo que él joven debía leer y comprender pues era de gran importancia para su amo y señor. Cerberuss observó los dibujos y los datos que contenía el extenso rollo amarillento y con expresión pensativa dijo:
-¿Lo que se haya escrito aquí tiene relación con la busqueda y captura de las brujas? -
-Así es. -Le respondió su señor con tono de cierto agrado al comprobar que su joven albergaba inteligencia. -Para ser especificos, esto me indica que he de conformarme con diez jovenes brujas en vez de con la cantidad que yo hubiese esperado. -
Cerberuss esbozó una timida sonrisa. Le hacía muy feliz que aquellas persecuciones y secuestros cesasen. Lo que su señor le comentaría haría que esa sonrisa se desdibujase drasticamente.
-Pero si mis calculos van bien, tán sólo contamos con nueve. Ve a vestirte, has de traerme una bruja más de inmediato. -
Dejó a un lado ese recuerdo reciente y centrandose en la esperanza de que fuese cierto que esa fuese a ser la última vez en que tuviese que adentrarse en los pueblos y aldeas que componian su reino para secuestrar a una chiquilla de cabellos rojos o anaranjados. Estaba acostumbrado a sufrir toda clase de reveses en más de una misión pero lo ocurrido con Marianna dejó largo tiempo perplejo a Cerberuss. No sólo fue a causa de la temprana edad de la chiquilla, no, lo que le sorprendió fue encontrase de nuevo con la ayuda de Dilgear, su viejo amigo mitad hombre, mitad bestia. Sucedería tál que así, Cerberuss trás registrar varios pueblos y lugares de los bosques en los que las brujas gustaban de esconderse, acabaría abandonando su tarea en uno de los pueblecitos más lejanos. Acción que no sólo tendría severas repercusiones, acción que haría a Khem replantearse marchar y encontrar por si mismo a la última bruja o dar una pequeña ayuda a Cerberuss. Tres días habían pasado desde que Cerberuss se embarcará en la última misión, la princesa observaba a escondidas como el hechicero de ropas color sangre examinaba y preparaba una serie de frascos y jarros o como ojeaba polvorientos libros de gran tamaño recosidos. La princesa lo único que podía hacer era rezar, implorar a Dios que su esposo regresase lo antes posible ya que las acciones nocturnas del hechicero le aterrorizaban.
-¿Qué haces tú por aquí? -Exclamó Cerberuss cuando Dilgear le permitió entrever su rostro de animal.
-¡¿Tú qué crees?! Nuestro encantador señor me ha obligado a echarte una mano. Al parecer anda un tanto desesperado. -Le soltó el hombre-bestía con una sonrisa retorcida. A Cerberuss le dió la impresión de que Dilgear seguía dolido por todo el largo tiempo que no se habían vuelto a ver. Dilgear no podía creer lo apuesto y sereno que se había vuelto Cerberuss, pero le entristeció comprobar que los ojos de su joven amigo seguían tán apagados como el día en que le conoció. Ambos acabaron de degustar la comida que habían pedido y abandonaron el mesón sin decir palabra. Cerberuss comprobó que Dilgear había recuperado el medallón que Khem le entregó pues lo tenía fuertemente agarrado entre sus garras.
-No deberías deshacerte del medallón, en el momento menos pensado podría serte muy util. -Le aconsejó Dilgear mientras paseaban por el pequeño pueblo. El equino en el que Cerberuss había recorrido parte de sus terrenos se mostraba perezoso, sus movimientos eran más lentos que de costumbre. Cerberuss le pasó una mano por el costado, acariciandole le animaba a continuar. Dilgear se preocupaba más por cumplir con su deber, cuanto antes la encontraran, antes volvería a sus asuntos. Marianna, una chiquilla de apenas doce años se encontraba jugando en la plaza, desafiando a los demás niños del pueblo a realizar toda clase de peligrosidades. Su rostro se iluminaba con una traviesa expresión mientras escalaba la estatua que se encontraba en mitad de la plaza. Cerberuss y Dilgear se dirigieron miradas complices pues aquella muchachita alocada tenía los cabellos de un bello color anaranjado. A lo lejos, entre las gentes que contemplaban horrorizadas la bravura de Marianna, una muchacha salió corriendo hacía la estatua, sus cabellos también eran bastante naranjas o al menos eso se apreciaba en los mechones que habían logrado salir del pañuelo que llevaba ocultando el resto de su cabellera. Para Dilgear fue muy divertido observar como la pequeña fue regañada y azotada en presencia de toda la plaza. Cerberuss comentó a Dilgear lo siguiente viendo como ambas se marchaban, la menor obviamente gimoteando:
-Tenemos que pensar en un modo de llevarnos a la niña sin que su madre nos descubra. Es de esas mujeres que no dan su brazo a torcer facílmente. -
Dilgear asintió soltando una sonora carcajada. Khem seguía muy atento las dosis de información que le llegaban por parte Zurum, demonio que no le quitaba los ojos de encima a Cerberuss. Lo que el hechicero de rojo tramaba realizar era algo verdaderamente excepcional ya que tanto los ingredientes como el momento de la elaboración no se volverían a encontrar unidos.

sábado, 12 de marzo de 2011


Rezo con los ojos abiertos X3 Espero que os guste, me he esforzado muchísimo, además está a color ^^
NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Me gusta pensar que Rezo fue manipulado por Shabragnigudu al igual que muchas otras fans más. Claro que es un asunto difícil de explicar o ir describiendo, por lo que basandome en la enfermedad mental conocida como Trastorno de personalidad multiple, en Eterno Poder y otros fanfics relacionados con Rezo o vivencias de un joven Zelgadiss, Rezo, por un lado será descrito como un gran hombre, un santo, un sabio muy apreciado pero a veces también como un criminal o con una vida similar a la de un criminal, ya sabeis, para aquí para allá, salidas nocturnas irregulares y demás indicios... Como el Drag Slave proviene de Shabragnigudu y es un hechizo además de bastante poderoso en la magía negra, es de fuego, Shabragnigudu dentro de Rezo o Rezo poseído por Shabragnigudu tiene un gran dominio magico sobre el fuego y sus bolas de fuego, por pequeñas que sean, son brutales. De ahí que haya tantos incendios o cuerpos quemados. Rezo, si nos basamos en esa enfermedad, no recordaría las acciones realizadas bajo el dominio de Shabragnigudu por lo que a menudo sería indultado. Shabragnigudu sería como si dijesemos un Rezo altamente enojado o vengativo pues aprovecharía ciertas circunstancias para salir a armarla XD Creedme, Rezo es un personaje muy complejo, con muchos matices y realmente es eso lo que siempre me atrae de un personaje... Con el Joker me pasa algo parecido ^^ Personajes inexplicables XD
-¿Por qué? -Replicó el niño frotandose los ojos incorporandose bruscamente.
El monje rojo no supó que contestarle. Simplemente dirigió su cara hacía donde suponía debía encontrarse el niño sentado en la cama y arrugó la frente. Al poco de llegar él a aquel monasterio una serie de muertes fueron ocurriendo. Todos los cadaveres presentaban la misma patología, habían sido asesinados mediante el uso del fuego. El monje rojo temía ser visto como el culpable pues sería fácil echarle la culpa ya que esas muertes fueron sucediendo a lo largo de todo el tiempo transcurrido en ese monasterio. El niño volvió a insistir, odiaba no ser informado si ocurría algo, mientras se vestía apresuradamente:
-¿Por qué tenemos que abandonar este lugar? Es hermoso y calmado... -
-Cierto. -Dijó el monje rojo. -pero... ¿no crees qué sería interesante conocer otros lugares? -
Fue una artimaña brillante aquella pregunta ya que así se ahorraría darle una explicación que ni el propio monje rojo lograba entender. El monje rojo sólo se guiaba por un mal presentimiento, ¿remordimientos? La habitación no era muy grande. Un crucifijo era el único objeto decorativo en las paredes de gruesa piedra. La cama tán sólo disponía de una mesita como compañera. El chiquillo abandonó la habitación complacido de no volver a pasar una noche más en aquella cama tán vieja, sin embargo se sentía desanimado pues ahora que ya conocía a todos los monjes, no volvería a verlos de nuevo. Recorriendo el amplio corredor hacía la gran puerta principal el niño contemplaba por última vez la arquitectura interna del monasterio. A lo lejos una voz conocida le hizo girar la cabeza. Era uno de los monjes, el hermano Joseph.
-¡Pero tendrás valor! -Gritaba a lo lejos.
El monje rojo paró bruscamente como si hubiese sido descubierto cometiendo algún pecado. Hasta que Fray Joseph no se acercó al monje rojo y pasandole una mano por el hombro no acabó de hablar, Rezo no se relajó ni un instante.
-¡Tendras valor! Mira que irte sin ni siquiera despedirte. ¡Mala persona! -Bromeó.
-No deseaba interrumpir vuestra labor, hermano Joseph. -Se disculpó Rezo esbozando una sonrisa.
El hermano Joseph era un hombre que a menudo andaba muy ocupado dado que era de los pocos monjes que sabían y practicaban la medicina en aquel monasterio. Rezo y Joseph tramaron amistad al poco de conocerse. Joseph sentía que el monje rojo no era un monje cualquiera, que aún siendo ciego, poseía grandes y valiosos conocimientos. Rezo admiraba a Joseph que pasó de quitar vidas a salvarlas. Joseph acompañó al monje rojo a su jovencísimo acompañante a la salida. Le entristecía perder a uno de los pocos monjes que no le despreciaban por haber sido un criminal pero debía marcharse lo antes posible. El abad no atendía a razones, desde el primer día detestó a Rezo y la serie de muertes que habían acontecido por los alrededores le venían al dedo para condenarlo. Parados frente a la gran puerta de bella madera, Fray Joseph obsequió a Rezo con algo, colocandole ambos brazos extendidos, el monje rojo pronto adivinó de que podía tratarse, pues el regalo poseía dimensiones bastante grandes, lo pusó sobre él. El niño, Zelgadiss, alzó la cabeza curioso.
-No tenías por qué darme nada. -Murmuró el monje rojo emocionado.
-¿Cómo que no? De todas las personas que he conocido a lo largo de mi vida, tú eres la que más te lo mereces... Además así siempre te acordarás de mí. -Le anunció Fray Joseph sincerandose por completo. Rezo guardó como oro en paño aquel regalo. Un regalo que le sería de mucha utilidad pues se trataba de un libro que describía e informaba con preciosas y gran detalle desde las enfermedades más comunes a las descubiertas más recientemente. Algunos de los conocimientos que Zelgadiss no logró despojar de su mente provenían de aquel y muchos otros libros que leía con gran fervor a Rezo.
-El hermano Joseph es uno de mis monjes favoritos. -Le comentaría caminando cogido de la mano de Rezo dejando atrás ese monasterio. En el rostro del monje rojo se dibujó una agridulce sonrisa. Fuese por el motivo que fuese, las amistades que lograse nunca serían tán largas como las de la mayoria.

lunes, 7 de marzo de 2011

FanFic Slayers RED GLUTTONY III


NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Hablar de angeles y demonios suele a menudo ser complicado, especialmente si surgimos de la idea de que son criaturas que viven o habitan en otro plano astral diferente al que los humanos residimos como se dice en Slayers pero esforzandome y basandome en esa idea yo os los describo como criaturas benevolas que usan a los humanos con el permiso de estos o criaturas malvadas que aprovechan la debilidad de los humanos usandolos con o sin permiso pues sólo los de rango más poderoso pueden adoptar forma física aunque el día que la pierdan no podrán volver a representarse de ese modo. De ahí también que la magía astral sea tán buena contra los demonios, ya que les ataca no sólo fisícamente como la shamanistica sino que también ataca a su autentico ser o esencia. En mi rebuscada explicación a la existencia de angeles y demonios en Eterno Poder me basó también en las leyes del ying y el yang, ya sabeís, equilibrio porque Khem crea la magía del Kaos a partir de esas deducciones. El concepto de la dualidad también me ha influido para dar una explicación o mi explicación a la creación y conceptos de la magía del Kaos. Yo tiendo a ir por el buen lado pero tál y cómo dije una vez a mi madre en misa, no soy cien por cien buena, tengo un cincuenta porciento de maldad y otro cincuenta porciento de bondad. De ahí que para derrotar a Khem, supongo y acopló de la idea original en Gaiax sea necesario el poder de los demonios, el poder de los angeles y el poder astral... Bueno vamos con la historia que cuanto más cuento más me lio XD
Los demonios que diambulaban por los cementerios o por aquellos lugares en los que hubiese habido una gran devastación con gran cantidad de victimas humanas presentían que algo raro ocurría. Aún sin ser del todo sorprendente no era normal que hubiesen tantos terrenos devastados. Incluso a los demonios clasificados de mayor nivel en la jerarquia demoniaca podían advertir ese cambio que comenzó como comienzan muchos otros sucesos, en relación a lo que se presumía ser la expansión de un reino. Examinando una de las zonas que habían sido conquistadas recientemente, uno de los demonios apodados ancestrales debido a su puesta en escena en la tierra hacía eones como informadores o recolectores dió de bruces con lo que sería una pista del culpable. Su aspecto austero y desgastado le había mantenido inadvertido desde el primer momento en que apareció entre los humanos, tras una larga capa negra desteñida de lana ya desilachada y aspera se podían entrever ropas anchas y sencillas con algunos remiendos. Rara vez iba con el rostro descubierto y rara vez se quitaba las joyas con las que mantenía la capa sobre su cuerpo. Su rostro era engañoso al igual que la sonrisa que solía presentar su boca. Por el color de su piel y sus pequeños y rasgados ojos se le podía dar el apodo de extranjero. Sus ojos brillaban rojizos allá dónde se encontrasen, caracteristica que indicaba a los siervos de otros grandes demonios que iba con el llamado Dark Lord Ojos de rubí. No sería una pista material como bien le hubiese complacido pero esa fuerte esencia magica que se adentró en lo más profundo de él dejandole en un placido estado siendo extraña a la par que familiar le indujó a pensar que alguien estaba detrás de aquella creciente destrucción y no era un simple gobernante humano.
-Te juro que lo que esos demonios de bajo nivel comentan entre ellos es cierto. Ese gran cambio que esta sucediendo no es cosa de simples humanos. -Le comentó con expresión traviesa a la ancestral conocida por el nombre de Zellass Metallium, la cúal escuchaba a su hermano y compañero demonio con gran interés.
-Creo que eso no era dificil de adivinar, pero si no se trata de simples humanos, ¿qué otra criatura en este lugar podría provocar esa esencia magica que sentiste? -Preguntó la esbelta y hermosa ancestral sin que en su voz se apreciase ni un apice de temor o preocupación. El ancestral no dijó palabra, simplemente se quedó mirandola con una ceja arqueada y una sonrisa. -Habrá de ser desvelado lo antes posible. -Añadió.
De inmediato el ancestral se esfumó comprendiendo las últimas palabras de Zellass a modo de orden más que de sugerencia. Zellass sonrió y retomó su labor, no siendo otra que engañar a los desesperados y estupidos humanos que buscaban a sus personas queridas desaparecidas adoptando el papel de bruja vidente. Siendo una labor arriesgada pero llena de beneficios. Al igual que el ancestral con el que solía mantener algunas conversaciones, ella había sobrevivido engañando y manipulando a los humanos fingiendo ser una bruja. El ancestral tomó su forma humana apareciendo en una de las callejuelas de una ciudad no muy concurrida, como era costumbre en él, se encaminó hacía la plaza, en la que muchas prostitutas vagabundas y mendigos se plantaban día tras día con la esperanza de conseguir unas monedas. Le alimentaba la tristeza y rabia que sentían al ser rechazados o ignorados. Se sentó dejandose practicamente caer al frio suelo de piedra y tapandose más de lo necesario, extendió una mano suplicante al igual que hacían muchos otros mientras con la otra sujetaba un bastón de madera. Lo único que obtendría aquella tarde sería una regañina por parte del arrogante Valgaav, quien se creía más cercano de los Dark Lords que los ancestrales siendo tán sólo mitad demonio.
-Una limosna, ¿sería tán amable de darme una moneda? -Pediría el ancestral con voz lastimera fingiendo ser un pobre vagabundo dejado de la mano de Dios, provocando la ira del mitad demonio mitad dragón. Sus ojos color esmeralda se dirigieron fulminantes hacía los rojos ojos del demonio. Agarrandole por el cuello exclamaría:
-¡Si quieres riquezas deja de fingir ser lo que no eres! -
Palabras que fueron escuchadas por los demás mendigos, que le dedicarían una mirada de desprecio al tomarlo como uno de los suyos. Valgaav daría varios gritos más, cada cúal más extridente hasta dar por inútil aquella regañina. El ancestral asentía sin perder la sonrisa, para Valgaav era el demonio más insoportable de todos. Le respetaba pero le odiaba con todo su ser. Uno de los multiples encantos que poseía ese ancestral era precisamente ese, desesperar y fastidiar a todo aquel que estuviese a su lado. Al rato, en nombre de todos los mendigos, una hermosa aunque desgarbada mendiga pelirroja le indicaría que si no era realmente un mendigo como ellos, se marchase.
-Eres muy mandona para ser tán hermosa. -Le contestaría él al levantarse, antes de marchar hacía otro lugar. -Aunque ahora que lo pienso, las brujas más poderosas sois así. -
-¡¿Y tú qué sabrás?! -Exclamó procurando no alzar demasiado la voz, temerosa de que los otros mendigos o las gentes del comercio supiesen algo así. Esa sería la última vez que el demonio vería a la muchacha, pasado un rato despúes de su partida, un agraciado joven le haría una proposición al principio ofensiva pero vividos tantos duros años aceptada por la mendiga. Cuando Zellass comunicó al ancestral que sabía quién podía ser ese poderoso individuo, el ancestral la miró con los ojos totalmente abiertos y la sonrisa burlona que solía adoptar se desdibujó mostrando una más maliciosa.
-¿En serio? Has de decirmelo de inmediato. -Le exigió aproximando su rostro al de ella.
-Adivinalo. -Le picó Zellass apartando al demonio con la mano.
Mientras ellos hablaban sentados sobre unas rocas, brujas de toda clase, brujos y demonios bailaban, mantenían relaciones sexuales y comían grandes banquetes desnudos tomando los alimentos con las manos cerca de las diversas fogatas que se habían creado para la ocasión a lo largo de aquel monte. Zellass contemplaba como los humanos se dejaban manejar por los demonios en estado de extasis mientras el ancestral probaba suerte:
-Cuando sentí esa esencia no logre reconocer de quien podía provenir sin embargo era agradable, cercana, no dañina... ¿Un demonio? ¿Valgaav, quizás? -
Zellass rió pues aunque dominaba la magía ofrecida por los demonios igual que un demonio y su alma no era pura, no tenía nada de demonio. Valgaav era mitad demonio y cierto que estaba haciendo grandes esfuerzos por alcanzar el lugar en el que según él debía estar lo cúal podía perfectamente hacerle encajar pero no era Valgaav ya que Valgaav era demasiado arrogante como para mover los hilos de un modo tán ingenioso. Observando que el desconcierto y las ganas de conocer la respuesta aumentaban en su hermano y compañero ancestral, Zellass, fingiendo generosidad, le concedió saber de quién realmente se trataba.
-¿Te has fijado en el hechicero aún vestido? Ese que lleva una larga capa roja que le cubre de arriba a abajo, es él. -
.¡¿Un hechicero?! ¡Ja! Imposible. -Exclamó el demonio al extender la vista y localizar al hechicero de rojo que Zellass le estaba indicando.
-Creelo o no. Eso es asunto tuyo pero te recomiendo no mezclarte con él. Los demás brujos le admiran pero temen toparse con él, las brujas pelirrojas le atraen y es capaz de atrapar la esencia de Nuestros señores oscuros. No es un brujo cualquiera. -Le recomendó, cosa que rara en Zellass, al ancestral y se unió a la celebración. No es que el demonio fuese estúpido pero para Zellass resultó fácil de saber gracias a algunos matrimonios que le suplicaron ayudarles a encontrar a sus hijas. Muchachas pelirrojas o de cabello anaranjado, virginales y curiosamente con habilidades inusuales. O a las cosas que se contaban unas brujas a otras sobre un hermoso joven de vestimentas color sangre que les daba caza. Zurum, otro ancestral, se lo confirmó así:
-Ese al que muchos temen como si se tratase del mismísimo diablo es mi señor. El me atrapó. Sus capacidades magicas son fascinantes y su mente es tán retorcida como la de un demonio del más alto nivel. Ha conseguido que el Dark Lord Zannafar le cediese parte de su esencia. Su Ego es mayor que el de los humanos normales. Zannafar le llama socaronamente Kaos Lord Khem. -