viernes, 29 de mayo de 2015

FanFic FFVI All because of You (KefuTina)

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de la saga Final Fantasy no son de creación propia sino de Square-Enix (Squaresoft) y sus respectivos colaboradores como Yoshitaka Amano *u*
Sólo aquellos personajes que no reconozcáis son probablemente cosa mía
Historia narrada en primera persona (la que mejor se me da n_nU)
Obviamente KefuTina ewe

"Puedo fingir una sonrisa
Puedo forzar una risa
Puedo bailar y jugar el papel
Si es lo que pides
Darte todo lo que soy"


FanFic Final Fantasy VI
All because of You 

Mi nombre es Terra Branford y a partir de esta mañana voy a empezar a vivir bajo la tutela de uno de los hombres más importantes del Imperio porque es la mano derecha del Emperador Gestahl o algo así he oído a uno de los hombres que siempre van con extraños trajes a otro, vestido igual, mismo color y mismo tacto contra mis dedos. Ellos creen que nunca he podido entender lo que dicen pero sí puedo, que no hubiese abierto la boca hasta hace poco y según ellos con ayuda, no tenía nada que ver. Soy... ¿Tímida? Creo que esa es la palabra correcta y ellos estaban más interesados en pincharme y ponerme muchos cables de diferentes tamaños en vez de hablar directamente conmigo pero siento que eso va a cambiar como mi ropa que también ha cambiado. Es suave y de dos colores muy parecidos, rojo y rosa. Además mi pelo, que por fin ha empezado a crecer desde la última vez que me lo cortaron, esta recogido por dos lazos también rojos.

Estoy muy nerviosa y no sé parar de moverme aunque la persona sentada al lado mío me ha regañado más de una vez. ¿Por qué el tiempo parece así de lento? Suspiro cuando esta persona vuelve a llamarme la atención mientras regreso a mi asiento, entre sus manos tiene un libro que parece muy grande y lleno de letras pequeñas aparte de negras. Justo cuando empiezo a creer lo peor, ambas oímos la puerta abriéndose. De golpe las dos nos ponemos de pie. Mi corazón late muy rápido otra vez, tanto que cada vez que trago saliva puedo oírlo., al ver como un hombre bajito con el pelo peinado hacía un lado y un gran bigote encima de su boca se acerca. Es el Dr Cid o así es como mi guardiana lo llama.

Cogida de su mano recorremos lo que parece un espacio más grande de lo que en realidad es. Todas las paredes de esta sala siendo de un blanco cegador. El Dr Cid es muy importante aunque mirándole a la cara cualquiera lo diría, siempre sonriente y mucho más amable conmigo que el resto de gente de aquí.

Sin embargo hay algo extraño en el hombre que nos espera de pie con los brazos cruzados detrás y no creo que sea por culpa de su ropa que es bastante llamativa. Empezando por la más visible, una chaqueta larga roja de pechera azul con círculos rojos que oculta el resto con el cuello abierto mostrando una combinación de colores rojo y amarillo igual que los puños y el único guante que puede proteger sus manos del frio. Mucho más blancas que mi propia piel y mira que todo el mundo dice que mi piel es curiosamente pálida. Seguida de unos pantalones de idéntico color, a lo mejor más oscuros y botas desiguales, una corta y blanca y la otra hasta la rodilla negra. Levantando mi cabeza, mis ojos chocaban de nuevo con los suyos, azul celeste, todo el tiempo fijos en mí. Casi parecían ir más allá de lo que tenían en frente. A diferencia del resto de gente que nos cruzábamos yo no le tengo miedo, sólo me provoca desconcierto por que sus parpados y sus labios son muy rojos pero el resto de su cara es blanca, además en movimiento parece una figura de luz roja con algunos destellos amarillos, naranjas y en menor cantidad, azules y hasta verdes y es lo más hermoso que he visto. 

"Oh lo olvidaba! Él se llama Kefka Palazzo y aún resultando difícil de creer es un general de alto cargo.

xxx xxx xxx

Ya ha pasado cierto tiempo desde que conocí al General Palazzo...

La vivienda en la que residimos no está lejos del Palacio Imperial, junta ella hay varias viviendas más de apariencia similar desde fuera, fueron construidas especialmente para los soldados de mayor nivel dentro de la complicada jerarquía que se rige en Vector y sus fuerzas militares.  A lo lejos, el conjunto siempre recuerda un puzzle ya que si te diriges hacía otra de las zonas residenciales, incluso entre los aristócratas y familias de renombre no vas a hallar una formación de edificios tan perfectamente alineados. Kefka siempre está acertado en declarar que nuestro Emperador es un amante del orden y la simetría es una de esas cuestiones a la hora de organizar las zonas que componen su ciudad de escarlata, haciendo de las desventajas del terreno en ventajas.

Al principio he de reconocer que todo cuanto me rodeaba era un tanto chocante para mí, salir más allá del área de investigación y desarrollo era una idea inconcebible teniéndose en cuenta mi delicado caso pues aun siendo en gran parte humana y niña, no se olvidaba mi otra naturaleza, parcialmente esper, yo era una criatura de estudio excepcional. Todavía me encuentro forzada a realizar chequeos, el consentimiento no cae en mi hasta que sea mayor de edad y Kefka no halla razón para negarse. De todos modos,  él pasa por un proceso parecido al igual que yo. Él y otra joven futura soldado. Al cabo del tiempo me acostumbre o conseguí contener la admiración que nacía en mi cada nueva cosa descubierta, supongo que principalmente para no irritar a mi tutor, fácilmente irritable a la vez que volátil, incapaz de contener sus propias emociones, tornándose en estados tan intensos como inminentes pero nunca persistentes a lo largo de un determinado tiempo.

Dentro he pasado mucho tiempo en la habitación que Kefka dijo haber preparado para mí, el salón o habitación principal suele estar ocupada por él que incluso fuera de su puesto en el Palacio Imperial tiene mucho trabajo que atender o completar. Al principio me molestaba bastante que apenas tuviese tiempo para atenderme a mí, era muy pequeña, ahora soy más comprensiva, me guardo las ganas y busco distracciones como la lectura o la escritura, sin olvidar el dibujo, agregándose la tarea extra que Kefka saca con el principal fin de mantenerme callada y lejos de él. Es doloroso pensar más de lo conveniente en ello o en los motivos que pueden empujarle a tratarme así cuando yo sé que muy en el fondo le agrada mi presencia, soy una encantadora molestia que algún día se convertirá en una valiosísima aportación, el problema es que ese día no ha llegado. Cada mueble fue previamente seleccionado, Kefka tiene un gusto indiscutible en decoración y moda y eso se percibe no sólo en mi cómoda de grandes medidas realizada con madera pintada a mano o el armario de igual diseño y color o la mesita que acompaña a mi cama de ensueño, no obstante siento que falta algo, un pequeño toque verde, debo confesar. Kefka intentó explicarme que en Vector era si bien imposible, muy raro obtener flores o plantas por lo que en los vestidos que mandaba realizar para mí también pidió estampados de flores.

Fue un acto de generosidad en sus propias palabras, nada que ver con el afecto o el amor, queriendo dar a entender que era capaz de hacer cualquier cosa, buena o mala, según considerase. Le cuesta horrores reconocer que lo hizo para alegrarme. Sigue siendo intrigante que viva rodeado por el miedo o el odio que sus propios hombres le profesan a partes iguales, a mí no me golpea como se cuenta que le gusta hacer para hacerse respetar, sólo hubo un tiempo que me gritaba y golpeaba algún objeto, nada más, ardiendo como un demonio. Prefiere peinar mi larga melena, repleta de rizos dorados o perfumar mi cuello antes de adornarlo con joyas que una joven no llevaría hasta la mayoría de edad con gemas de diferentes colores, generalmente rojos, incrustadas entre cadenas de brillante plata o cristales conformando el objeto sobre la parte por encima de mi pecho. Pendientes y anillos a juego pero especialmente se recrea en cubrir mi rostro de polvos blanquecinos, carmín carmesí y demás productos de belleza. Así luzco mejor, igual de bella que él y en algún momento, fugaz, me siento cercana a él. H ido sucediendo con progresión a lo largo de los años, en ocasiones de forzosa presencia en publico, conmigo.  Al fin y al cabo soy como una muñeca para él, un objeto de sumo valor para todo el mundo que sólo a él ha sido entregado. Él es muy cuidadoso con sus cosas, por encima de todas, de elevado valor económico, con sus muñecas de porcelana y ojos de cristal vestidas de señoritas distinguidas.

De verdad, no sé por qué pero duele... Dudo ser capaz de seguir escribiendo sobre nosotros por el momento. Perdonadme. Le he puesto tanto empeño en que funcionara que no ver signos visibles de mejora o una actitud más afectuosa por su parte, es frustrante y pesado. Especialmente  porque yo inconscientemente demando más por su parte. Oírlo de su boca, acusándome de pesada también ha sido duro, casi demoledor pero le prometí que aprendería a vivir así, como dos extraños que mantienen una agradable pero distante vida en común.

xxx xxx xxx

Me esfuerzo, como no me he esforzado antes, a lo largo de mi vida, la cual me parece menos mía, en creer que todo va ha mejorar. Sólo tengo que hacer un pequeño esfuerzo más. ¿Por el Imperio? No, niego con la cabeza mirando mi reflejo, la imagen de una muchacha rubia que me mira con los mismo bonitos ojos azul verdosos seria, frunciendo el ceño. Para agradar a Kefka repite una voz inaudible desde las profundidades de mi cabeza y dando un débil golpe sobre la superficie de madera con la mano derecha cerrada, bajo la cabeza cerrando los ojos antes de abandonar la zona de aseo, que es común como casi todo aquí en esta planta del Palacio Imperial. Que bien podría ser considerada como cuarteles en los que los soldados en formación desde los de primer año hasta los ya más experimentados duermen y reciben instrucción.

Como viene siendo habitual desde que ingresé, recorro los pasillos siendo eludida por compañeros o cualquier otro soldado que me cruce en el camino. Al principio reconozco que no sabía como reaccionar ante una hostilidad tan marcada en el ambiente, siempre a cada intento por mi parte de conocer mejor al resto de muchachos y lograr crear amistades era asombroso que no recibiera una negativa o un alarido a causa del pánico. Actitudes violentas principalmente gracias al miedo, un aliado o a menudo un enemigo a la hora de enfrentarse ante aquello considerado peligroso. Sin embargo ahora ha dejado de importar, acepto mi suerte y todo lo que conlleva ser vista como un monstruo, además no me siento del todo sola al ser invitada por Kefka o por otro general a tomar parte en sus reuniones.

Todos coinciden en que soy una alumna destacada, muy dotada para realizar funciones propias de soldados con mayor categoría. ¿Y qué otra cosa se podía esperar de mí? El Emperador Gestahl es exigente en aquellos que fija sus ojos grises y fríos como la niebla. Aparte de que nadie se atreve a negar ese capricho a Kefka, que va un paso más allá del resto consciente de mis capacidades. Astuto y receloso a la hora de actuar como una serpiente, se entiende las razones por las cuales Gestahl lo quería cerca, aunque infravalorado entre sus compañeros por su carácter combustible, a Kefka le disgusta trabajar con ellos mas hace el esfuerzo precisamente por todo el consentimiento que obtiene. Es un niño malcriado, me gusta pensar que incluso Gestahl le teme o debido a una fascinación hacía él inexplicable. Pienso esto pues no he visto tratar ni a la soldado Chere ni al General Leo así, más leales y eficientes que él. Me gusta observar e internamente profundizar en todo lo que sucede a mi alrededor, quedarme con detalles valiosos supongo y esa es una de las cosas que a la hora de planificar un ataque son ventajosas.

Previa entrada al despacho de Kefka, como es costumbre y muestra de educación, golpeo la puerta dos o tres veces hasta obtener respuesta del interior. Como Kefka es realmente cosquilloso, es de los pocos generales si no el único que no tiene una secretaria para ayudarle o facilitarle la organización de sus tareas, se siente ofendido ante la mera idea de necesitar a alguien para tales pequeñeces. Insiste mucho en que él es capaz de ocuparse de sus cosas aunque a veces no lo haga como es debido o corriente. Dándose el caso, ha comentado esa persona no sería otra que yo pero luego se carcajea como si se tratase de una broma. Le veo resoplar como un niño pequeño antes de abandonar su asiento cargado con una fina carpeta repleta de papeles tras haber recibido su permiso para entrar. Porque sé que replicar a fin de justificar mi posible retraso no vale de nada con él, no sale más de mi boca que una disculpa después de saludar a mi superior como se corresponde parada a mínima distancia, tanta que puedo oler su fragancia, penetrante y masculina. No hay tiempo para apreciarla a juzgar el modo en que me arrastra tomándome de un brazo con su mano libre.

El Dr Cid apenas ha cambiado esa dulzura y comprensiva apariencia que aun recuerdo, es más su físico lo que ha cambiado ligeramente al fijarme bien en su rostro cuyo bigote ya empieza a albergar algunas finas hebras grisáceas que palidecen el rojizo castaño que poseía. Con la paciencia que Kefka no posee pero saca sin otra opción callando el científico me muestra algunos de los papeles que nos han acompañado. Al leer parte de su contenido, todo indica que voy a ser forzosamente participe de otra operación, una realmente seria, que atañe diversos riesgos resultando un éxito como siendo un fracaso. Es aquí la primera vez que se requiere tanto mi consentimiento como el de Kefka, que mira tú por dónde esta interviniendo junto al Dr Cid. Entre mis dedos la pluma que se me otorga parece más pesada de lo normal, arrugo la frente y no puedo evitar mirar a Kefka antes de firmar. Se limita a asentir con una sonrisa por primera vez agridulce. Las obligaciones son las obligaciones, también para él cuya sonrisa me indica que tampoco anda muy satisfecho con todo este asunto. Firmo asumiendo una vez más mi nueva suerte y una vez trazo el elegante acabado de mi apellido no hay marcha atrás.

Como una pequeña compensación el más despiadado general del Imperio besa mi frente sosteniéndome por los brazos, me siento temblar al separarse sus labios delicados y rojos como la sangre. No se si sentirme bien o mal, sólo sé que cada vez que haga algo que para mi presente un gran dilema y a pesar de ello lo haga, será mi premio de consolación. Él sabe que lo hago por él y él como cualquier niño criado en Vector es muy educado. Es un beso de agradecimiento, no de amor tengo que repetirme. No quiero caer en la misma y estúpida idea de que ha empezado a valorarme no sólo como muñeca.

MARY (MARYXULA)

¿Qué decir de esta historia compuesta de pequeñas historias? Pues que quise darle un aire muy personal, la primera persona me atrapa por eso y aunque no me siento tan buena como me gustaría una vez esta completada la historia, es mi cosa... Además yo creo que Terra sería antes de olvidar quien era o con quien estaba un poco como yo, siempre en busca del equilibrio entre el bien y el mal pero buscando agradar a la persona más importante para ella que sería Kefka Palazzo por bizarro que suene su tutor ¿no? Si era el que estuvo a su cargo y no sólo como superior en el ejercito, tendría sentido. Todo muy agridulce pero en esta no me interesaba reflejarlos como criminal y victima sino como dos personas muy diferentes que conviven cada uno siguiendo sus propias leyes. Sin perder del todo el canon o lo menos posible como siempre Ugh














































domingo, 24 de mayo de 2015

25 DE MAYO (Día muy especial)

Con mucho mucho amor te escribo esto:

Hay muchas personas que vienen y van en tu vida pero yo creo que tú mereces el gran grupo de personas que te admiran y reconocen tu valía a pesar de alguna pueda caer el error de herirte con palabras descuidadas o cargadas de veneno a causa de envidias o iras. Me gusta comprobar que en lo general aquellas que sí te merecen están a tu lado año tras año, incluso, poniéndote a prueba porque la vida y las relaciones que la conforman tienen sus grandes momentos y sus tensos como ocurre en el vacío que rodea al trapecista, la confianza y la buena voluntad de cada uno de ellos cuenta un papel vital por eso es bello que comprobar que cuando algo falla hay alguien que te ayuda a dar con la solución, perdona de corazón al igual que tú perdonas y apoyas. Así el vinculo se fortalece sin necesidad de cuerdas. Yo no sé que puedo aportar pero sé que tú me aportas mucho, a menudo la línea se desdibuja y te conviertes en algo más que una figura maternal, tú sabes tanto de mí, a veces más de lo que quiero admitir, compañera de viaje en múltiples ocasiones, me haces reír tanto como yo te alivio a ti el hastío, guía y consejera, la adversaria más digna pero más frecuentemente la aliada más necesaria en muchas batallas que trae en común la vida. Toda una continua fascinación se despierta a medida que se te conoce más y más. Por eso sepas que ningún año es malgastado y no soy la única en pensarlo estando a tu lado. 

Esto va especialmente para la persona más importante de mi vida, esa que es solo una e irrepetible porque además de gran amiga es madre n_n


miércoles, 6 de mayo de 2015

COSAS DE LA VIDA... QUE TE PILLAN POR SORPRESA

Por todo lo compartido en el trayecto, dada la circunstancia y el particular sentido de humor del destino, porque si tu me consideras una amiga, yo haré todo lo que pueda por no decepcionar y te llevaré muy dentro del corazón, te escribo esto para recordarte en tan especial momento de tu vida que te lo mereces, mereces recibir tanto amor como das aunque los príncipes azules ya no cabalgan ni dejan rosas en tu ventana, como la princesa de ensueño que eres, deseo que ambos seáis muy felices, que en estos tiempos caóticos es lo más primordial, que los años no lo hagan olvidar. Además que con amor todo va mejor, incluso cuando el príncipe se transforme en dragón ya que una vez dado el paso, bello será toda una vida juntos llegar veros. Y lo digo en serio, como amiga, nada de conocida, porque la felicidad de una persona querida es una valiosa reliquia. Quizás, sonando un poco egoísta, pido que haya más oportunidades para conocernos más y más nosotras dos también.

Para una buena amiga que se casa *u*

lunes, 4 de mayo de 2015

FanFic CROSSOVER WtH Underclosed desire

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Ningún personaje de la saga Final Fantasy me pertenece, son creación exclusiva de Square-Enix (Squaresoft) y sus respectivos colaboradores
Pero la historia, perversión y otros personajes que no identifiquéis sí son cosa mía ewe
Aviso: Esto vendría a suceder en un universo alternativo (AU) por lo que pueden haber variaciones y ligeros cambios en la ambientación para amoldarlo a la idea de la autora, yo. Así por ejemplo Kefka no es realmente conocido por ese nombre, su nombre sería otro pero es el personaje que interpreta y por el cual Leo siente cierta debilidad XDU
ONESHOT Podría denominarse un LeoxKefka

Dime qué hacer, pa’ librarme de tu veneno
Que introduce tu boca en mi piel
Te escapas como agua en mis dedos,
No puedo, no puedo...


FanFic Crossover
Welcome to Hell - Final Fantasy VI
Underclosed Desire

Cada vez que le había visto, siempre a una distancia equivalente al espacio que separaba las filas de mesas del escenario, había deseado tenerlo más cerca, tanto que pudiese aspirar la toxica fragancia que envolvía su cuerpo e impregnaba su alrededor de su magia, su esencia, en cada movimiento y posar sus gruesos labios en esa piel pálida pero luminosa a causa del sudor, tersa y resistente a pesar de la primera impresión que ofrecía el total de su cuerpo. Precisamente por eso, por todas y cada una de esas noches de espera muriendo de deseo y la preocupación acallada que le acompañaba al día siguiente se sentía en la necesidad de ser extremadamente cauto, no quería que por culpa de un mal movimiento todo quedase en nada como una fantasía muy lucida desvaneciéndose pues tendía a pensar que su amado era altamente excepcional.

Lo irónico era que aún actuando como si se tratase del primer encuentro intimo con alguien como él para el culpable de ese sin vivir suyo no lo era, sólo era un oficial más que sucumbía a su encanto inusual. Ese sitio, el sitio en el que actuaban él y su muñeca estaba lleno de soldados de alto nombre en busca de compañía o en busca de un poco de entretenimiento, cualquier cosa lo suficientemente fuerte que distrajese sus mentes un rato cuando El Imperio al que servían les negaba ese necesario escape de la realidad. No había nada afectivo en ello, eventualmente alguno de ellos era afortunado y disfrutaba de un trato directo con las estrellas. El general Christopher no era una excepción.

Como impulsado por un muelle invisible, el más delgado se levantó repentinamente, justo cuando la distancia entre ambos era apenas nula, exclamando con una voz demasiado aguda para un hombre hecho y derecho y ligeramente cantarina, dificultando la acción de besarle:
-¡Oh! ¡Oh! ¡El maquillaje! ¡Mejor sin el! -

Y el general tuvo que retenerlo por un brazo con igual velocidad mientras buscaba su atención visualmente a medida que le decía:
-Eso no importa, es más, me gusta mucho verte con el. -

-¿Sí? -Preguntó y sus ojos celestes rotaron hacía la derecha, encontrándose con los del corpulento moreno que no se apartaban de él. Una cálida sonrisa le acompañaban iluminándolos al asentir. -¡Qué extravagante! -Agregó echándose a reír como un niño. -¡Me gusta lo extravagante! -

Suspirando, el general volvió a probar suerte, era incapaz de observar a su compañero sin ni siquiera intentarlo. Quedarse sentado a su lado aparte de aburrido, seria desaprovechar esa oportunidad única, eso sí, precavido ante cualquier reacción de rechazo posible, conteniendo el fuego que lo embrutecía. Cerrando los ojos a fin de disfrutar con mayor intensidad de esa ruptura total del espacio mínimo entre ellos, sólo pensaba en la suavidad de los finos labios bajo el carmín, no se diferenciaban mucho de cualquier labio femenino alguna vez saboreado. Aumentando la duración, no le bastaba, deseaba que su lengua se fundiese con la de él por lo que a la separación junto a una sensación de desaliento su lengua se veía asomar desde el interior de su boca medio abierta. En vez de sentir repulsión, el agraciado hombre de claros ojos se sentía engrandecido, le entretenía y llamaba la atención como hasta el hombre más decente del planeta podía caer con vergonzosa facilidad bajo las garras de la lujuria. Ahí que tomando con una mano su rostro, abriendo la boca le concediese un segundo y más fogoso beso. Sólo era un juego, siempre lo era y como tal para ganar había que seguir jugando. Además besar era divertido, una de esas cosas que le gustaba practicar con su muñeca.  Enroscaban sus lenguas de similar manera que estaba haciendo con Leo en cada beso apretando sus labios contra los del otro hasta sangrar sin parar hasta sentir desmayo.

-Vaya... No se que decir a esto... -Quiso hablar el general con la respiración alterada, sus mejillas ardían a causa de la mezcla de sorpresa y anhelo que era imposible reprimir.

-Entonces no digas nada. -Le recomendó el otro, sonriente enarcando ambas cejas rubias.

-Besas... Realmente bien. -Continuó hablando, poco a poco siendo más sencillo liberar las palabras sin sentir molestia en la garganta. Soltando otra carcajada desmodulada y chillona de infante, encogiéndose coqueto respondió:
-¡Lo sé! ¡Me gusta mucho besar a mí muñeca! -

Como bien pudiese suceder en niños menores de siete años, tendía a elevar mucho su voz sin percatarse siendo resultado de ello múltiples exclamaciones. Hecho curioso para el moreno en cada breve conversación que mantenía. No era molesto para nadie porque no se relacionaba más allá de lo necesario con nadie, tampoco con otros artistas que conocía y veía frecuentemente. También era increíblemente parlanchín, claro que dada la poca charla de su muñeca parecían extensos monólogos pero era tan hermético con todo aquel que desconocía o no le agradaba que hallar esas particularidades pasar inadvertidas pero para Leonard Christopher no porque aun consciente de su rareza, le animaban a ir más lejos, a querer tener más contacto, con suerte entre espectáculo y espectáculo podrían pasar un rato juntos. Construía rápidamente castillos sobre un terreno imposible, el cielo.

El de aspecto similar a un arlequín, principalmente por el maquillaje y los coloridos patrones de su vestuario, lo suponía por lo que no profundizaba tanto. Se dedicaba a lo suyo, a incrementar el placer en el soldado imperial, deslizando sus manos, grandes y oscuras, por su cuerpo desbotonando sin una pizca de vergüenza los pequeños botones brillantes y coloridos como joyas de su ajustada camisa con mangas abultadas trayendo a la memoria un estilo pasado.  Se sentía irrealmente suave, muy lisa, sin imperfecciones asemejándose a la de una estatua de mármol bien pulida y poseedora de parecida claridad. Joven y bien trabajada al percibir la dureza de los abdominales incluso proviniendo de un individuo a primera vista pequeño y frágil como un niño. La fuerza que acompañaba a ese cuerpo que le hacía suspirar no era ni la mitad de grande que la suya propia pero el soldado no necesitaba preguntar para saber que estaba bien distribuida, especialmente en brazos y piernas.  Respirando con dificultad nuevamente, sudando como un cerdo, Leo usaba sus brazos mientras el rubio se estiraba al mismo tiempo que se desprendía de la camisa para atraer el cuerpo de su amante más cerca, tanto que podía reposar su cabeza contra el níveo pecho del otro, sedoso a causa de la fineza de su vello. Era bastante imberbe para su edad, apenas el vello facial se pronunciaba y eran necesarios mas de dos o tres días para que comenzase a suscitar reconocimiento pero por razones bizarras era ventajoso. Si no fuese el insoportable calor que se generaba en su cuerpo, empapando cada prenda que formaba su uniforme obligatorio, el moreno se hubiese tirado horas pegado a ese magnifico torso, adorándolo con sus labios.

Otra cosa extremadamente curiosa del artista era la manera veloz y mecánica con la que cogía la ropa que él desechaba doblándola previa distribución en el sofá de sobrio tono al lado de la suya. Fuese la amplia chaqueta verdinegra al desabrochar el grueso cinturón de cuero negro cuyo mero adornos eran los botones dorados, seguida de una camisa blanca y lisa acompañada de una corbata a juego con los pantalones y la chaqueta. Entorpeciendo por la prisa no hizo ascos a la ayuda que le brindaba el otro, generalmente carente de paciencia, fuese lo que fuese que la requiriese. Sus dedos eran alargados y agiles, terminando en unas mortíferas uñas rojas y afiladas, exigidas para la recreación del personaje pensaba Leo con ojos brillantes, ese personaje que sólo él era capaz de encarnar. Lo único que aseguraba su existencia. La viva representación de lo que El Imperio no consentía, caos, locura y provocación.

-Eres tan hermoso... -Musitaba totalmente entregado al otro el soldado de fuerte complexión sosteniendo otra vez con bullente deseo su cuerpo con sus brazos descubiertos prodigando sonoros besos a esa piel de porcelana en tanto iba bajando por su tripa. -Tu cuerpo es tan hermoso... -Y a cada halago le seguían gemidos roncos, como si saliesen desde lo más profundo de su garganta. El aire caliente que salía de sus fosas nasales le causa cosquillas, era por eso y sólo por eso que el otro se estremecía levemente erguido, exuberante, sintiéndose gigante gracias a la ya incontenible vanidad que esos cumplidos alimentaban. Lo único que haría de todo aquello un momento perfecto era un amplio espejo sobre la pared en la que sus ojos se centraban.

Solamente el rumor de la tela del ceñido pantalón le forzó a encaminar esos mismo ojos hacía Leo, quién empezaba a demostrar verdadero coraje, como era asumible la excitación era un excelente potenciador, anterior retiro de los pañuelos yuxtapuestos recreando las tonalidades del fuego anudados y adornados por delgadas cadenas con pequeñas bolitas plateadas al desabotonar los pocos botoncitos que ocultaban la parte de su cuerpo que tampoco podía negar deseaba besar también.  Al introducirlo en su boca, se sentía la parte más caliente de todas besadas, apretando sus ojos como alguien que saborea un caramelo, procedió a chupar el endeble trozo de carne. Apoyándose con ambas manos extendidas contra la pared, el rubio tuvo que morderse fuertemente los labios, era muy reacio a mostrar placer a todo aquel que no fuese su muñeca. Además no era profesional. El repentino brote de placer llegó súbitamente como una ola traicionera pero la torpeza a la hora de deslizar su lengua le devolvía la conciencia sin embargo no era capaz de reprimir la risa, mezcla de agrado y entretenimiento en los interludios más flojos. Chupar el glande era su punto fuerte como un dulce redondeado y blando, si lo hacía muy seguidamente él conseguiría venirse, impregnando toda su cavidad bocal de su blanco y denso fluido. Sus carcajadas al suceder lo que se figuraba fueron más fuertes e incontrolables que las anteriores.

-¡Ooh! ¡Perdón! -Exclamó todavía riendo, con su voz de niño travieso, observando como sacaba un pañuelo de tela en el que escupir el semen. Guardándolo jugó su última carta a todo o nada, posiblemente que los acontecimientos le hubiesen llevado a un punto al inicio de la noche impensable le llenaban de esa falsa confianza de que todo iría bien estaba haciendo efecto, la cuestión era que una vez en el interior de su bolsillo, mirando a su compañero de perversiones bajo la mano que seguía sobre su espalda dispuesta a agarrar una de sus nalgas. Sus ojos pardos brillaban como brasas consumiéndose en el fuego y su erguido miembro se tensaba más y más incapaz de contenerse, deseaba derretirse en el interior del otro como se había derretido en otros interiores más adecuados, moralmente.

Gimiendo se valía de sus dedos para bajar el molesto pantalón  sin embargo el inesperado movimiento de mano, veloz y directa la palma de su blanca mano contra su rostro, le detuvo. Marcaba por primera vez en toda la noche una indicación temida y olvidada hasta el momento. Sus ojos estaban muy abiertos tanto como los del oficial moreno que se llevó una mano a la zona abofeteada. Ninguno pronunció palabra, extrañamente una sonrisa permanecía en el bello rostro del rubio que fruncía el ceño como en busca de una explicación más que una disculpa.

-¿Cuál es el problema? -Alcanzó a preguntar el extrañado oficial recuperándose instantáneamente del shock, si estaba yendo demasiado lejos, necesitaba oírlo de sus deseables labios. En vez de obtener una respuesta solida, oyó una pregunta que le dejó todavía más perplejo:
-¿Sabes que soy un varón? ¿Lo sabes? ¿LO SABES? -No cesó de insistir elevando la voz impaciente hasta que Leo asintió afirmando. -¡Perfecto! -Su voz volvió a resultar cargada de satisfacción, por razones incomprensibles para el soldado imperial.

-Entonces... Mm... ¿Eso era todo? ¿Me permitirás... Penetrarte? -Su voz sonó de un modo más suplicante de lo que le hubiese gustado aunque consiguió lo que quería una vez más. Todo consistía en perder orgullo, mostrándose sinceramente desesperado tanto como para no dejar de rogar entre besos.. -Por favor... -Hasta perder la poquita razón que le quedaba o había resistido.

-Sí. -Era el monosílabo más maravilloso del mundo, especialmente en esos momentos de pasión incontenible. Menudo grito de jubilo contra su cuello brotó de su boca, casi ý exclusivamente por eso el otro sintió breve arrepentimiento.

Duro y de color azabache parecía más la figura esculpida de un pene por alguna antigua civilización que un pene de carne y un sin fin de bullentes venitas al liberarlo. Con insólita gracia su amado procedió a sentarse encima, si todo su cuerpo era bello, su culo tampoco era un desperdicio, bien marcado y redondeado, era difícil no resistir la tentación de apretarlo con todos los dedos de la mano y el oficial así lo hacía mientras el otro se acostumbraba al alargado y grueso elemento que se adentraba más y más en su interior por la única abertura posible. Aún todo lo humedecida que su propia saliva había podido, se sentía ligeramente tirante pero a medida que sus cuerpos se moviesen se sentía mejor, Leo lo trataba todo lo gentil y delicado posible, prodigando besos que nadie había solicitado con los ojos cerrados, quedando la cuestión del genero, varón o dama, reducida, apenas existente en su cabeza cuando todo su cuerpo desde la punta de su rígido sexo hasta el final de sus cabellos al raso le bombardeaba con innumerables sensaciones altamente agradables. A veces buscaba la mirada intensa de su compañero, tan abandonado al placer como él, aprovechando la unión de desunión de sus labios. Entre gemidos y jadeos, le oía reír, era el primer amante que lo hacía y le enloquecía pero llegando al clímax sólo chillaba y chillaba, sobreexcitado por supuesto por su culpa. Su alargado sexo de rosada y regordeta punta también se retorcía sin necesidad de ser tocada. Tendría que reconocer que muy cerca de su propio orgasmo, sus movimientos se tornaron algo bruscos como embestidas propias de una bestia enloquecida no obstante era lo natural.

Todo sudando antes de ver apartarse con igual elegancia y cuidado a su chico porque para Leo él siempre sería un chico, es más estaba convencido de que no podía ser mayor de veinticinco años, abriendo bien sus ojos, quiso besarlo por última vez pero el rubio giró su cara poniendo un agridulce final a todo el evento. Al fin y al cabo sólo era un número más en una lista difusa que sólo sacaba a la luz para picar a alguna que otra estrella dejando claro que él era tanto o más deseado que ellas. Como todo sueño, llegando el alba, el final tomaba forma lanzando al General Leonard Christopher a la realidad. Eso, ahora que lo había se había sentido dentro de él, no sería suficiente pensaría arrugando la frente perdiéndose en la densidad de sus ojos azul claro similares de dos puntos de cielo despejado cerca  del local que en el cual le había visto tantas veces desplegar sus hipnóticas artes. No era suyo ni lo sería pero al menos las siguientes veces podría recordar que ese cuerpo de ensueño había sido tocado por sus manos y besado por sus labios, su perfume había impregnado su salón.

MARY

































domingo, 3 de mayo de 2015

FELIZ DÍA DE LA MADRE 2015

Una vez más es el momento para ti, porque es tu día, el rememorar de tu labor, de tu entrega a estas cinco criaturitas inquietas que de tus propias entrañas salieron. Una vez más llega el momento de felicitarte porque qué sería de nosotros sin ti. Joya de la corona, la más grande, la que la impregna de belleza, reina de corazones, mi favorita en cada jugada, torre de marfil que guarda todos mis secretos y anhelos, pilar base que se rodea de cinco columnas para que el dios que habita no se rompa si el templo tiembla. Todo eso y más eres para mí, energía que nunca se agota, se transforma conforme las circunstancias. Si el resto de la gente que va a tu lado no lo sabe apreciar, pues mira, ya se pueden apartar porque nunca van a ser dignos de tu grandeza. Cariño a primera hora de la mañana, carcajada y llanto que purifica el alma. Vendaval de colores que nos envuelve y a cada uno nos otorga una emoción. Eso y eres tú y por eso una vez tu existencia con la nuestra vamos a celebrar.

Esto va para mi madre que para mí es la mejor como para vosotros la vuestra n_n (Encima que lo que está pasando pero la gracia que tiene para sobrellevarlo)