sábado, 3 de enero de 2015

PETICIÓN ESPECIAL

GRAN REFLEXIÓN (a petición especial)

En la historia de la humanidad hay muchos héroes ¿verdad? Individuos que se han ganado el cariño y la admiración de grandes señores y humildes campesino debido a sus hazañas, actos de valor para muchos o imprudencia para otros que han sido recogidos en diversos formatos a lo largo de los siglos para el asombro de siguientes generaciones, héroes envestidos en elegantes ropas bajo brillantes armaduras montando fuertes y veloces monturas poseedoras de cuatro patas y duras pezuñas además de largas y sedosas crines pues aunque sus vestimentas no fuesen tan vistosas a causa de la sencillez con la que acogían su misión ni sus cuerpos estuviesen protegidos por ningún metal también han habido otro tipo de héroes a lo largo de los tiempos. Sí, amigos y amigas mías, hablamos de aquellos cuyo trabajo estaba enfocado a compartir e impartir las enseñanzas de Cristo bien conocidos como monjes y sobretodo dentro de su amplio gremio a sus hermanas, cuyas ordenes en principio brotaron de ordenes formadas por santos de ilustre nombre como San Agustín o San Francisco de Asís por citar algunos, pero sin asegurar con severidad pues aquí yo solo soy una humilde comentadora...

Ya que siglo a siglo fieles se han mantenido a sus deberes y votos como fieles esposas no sólo de un hombre sino de una promesa, la promesa del amor y que con ese amor dentro y fuera de su recogimiento espiritual ayudan a grandes y pequeños, débiles y olvidados o simplemente velando con rezos y consejos están por todos nosotros. Con apoyo o sin apoyo de poderosos como hormiguitas lo han ido logrando porque les guía una mano mucho más poderosa.

Y aún cambiando las costumbres, principios morales o modas su humilde reinado persiste. Muchas, damas que ya de baja o alta cuna, jóvenes o maduras con la inculcación de la fe en sus corazones llegado un momento esa flor hicieron crecer lista para ser trasplantada en un patio celestial entre silencio y respeto pero viva alegría por dentro porque desde siempre sintieron que ese era su lugar en una tierra que necesita tanto del bello servicio deseado y obtenido.

Pero no hay mayor gozo que atreverse a entrar a su divina morada, contagiarse de su espíritu y reflexionar a su lado, por lo que la única recomendación por mi parte es escucharlas a ellas y no a mí, no dejemos que su legado caiga como ladrillos de quebradizo barro, id y visitarlas, apoyadlas y si algo incita vuestro corazón, ayudadlas pues sin estas iluminadas damas ¿Qué sería de muchos de nosotros a lo largo de los siglos?

No hay comentarios: