Charles John Huffan Dickens (Portsmouth, Inglaterra, 7 de febrero de 1812 – Gadshill Place, Inglaterra, 9 de junio de 1870) fue un famoso novelista inglés, uno de los más conocidos de la literatura universal, y el principal de la era victoriana. Supo manejar con maestría el género narrativo, con humor e ironía, y una aguda y álgida crítica social. En su obra destacan las descripciones de gentes y lugares, tanto reales como imaginarios. Utilizó en ocasiones el pseudónimo Boz.
Críticas posteriores, tales como las de George Gissing y G. K. Chesterton, defendieron y aclamaron su dominio de la lengua inglesa como inigualable, sus personajes como creativos e inolvidables y en gran parte su sensibilidad social como poseyente. No obstante, también recibió críticas de sus mejores lectores, George Henry Lewes, Henry James, y Virginia Woolf entre ellos, los cuales achacaron ciertos defectos a sus obras, como el sentimentalismo efusivo de su prosa, acontecimientos irreales y personajes grotescos.
La popularidad de sus novelas y relatos cortos durante su vida y en el presente es fácilmente demostrada por el hecho de que ninguna se ha dejado de publicar. Dickens escribió novelas por entregas, el formato usual en la ficción en su época, por la simple razón de que no todo el mundo tenía los recursos económicos necesarios para comprar un libro, y cada nueva entrega de sus historias era esperada con gran entusiasmo por sus lectores, nacionales e internacionales. Dickens es actualmente y como lo ha sido siempre, admirado por escritores en todas partes como un ídolo literario.
BIOGRAFÍA:
Primeros años
Dickens nació el 7 de febrero de 1812, en el distrito de Landport, perteneciente a la ciudad de Portsmouth, hijo de John Dickens (1786–1851), oficinista de la Pagaduría de la Armada en el arsenal del puerto de Portsmouth y de su esposa Elizabeth Dickens, de soltera Barrow (1789–1863). En 1814, la familia se traslada a Londres, Somerset House, en el número diez de Norfolk Street, cuando el futuro escritor tenía cinco años, la familia se mudó a Chatham, Kent. Su madre era de clase media y su padre siempre mantenía deudas, debido a su excesiva inclinación al despilfarro. No recibió ninguna educación hasta la edad de nueve años, hecho que posteriormente le reprocharían sus críticos, al mantener una formación bastante autodidacta. Con esta edad, después de acudir a una escuela en Rome Lane, estudia en la escuela de William Gile, un graduado en Oxford, iniciándose en la lectura, pasaba el tiempo fuera de casa, leyendo vorazmente y mostrando una particular afición por las novelas picarescas como Las aventuras de Roderick Random, las aventuras de Peregrine Pickle, de Tobias Smollett y Tom Jones de Henry Fielding y las novelas de aventuras como Robinson Crusoe y Don Quijote de la Mancha. En 1823, se reune con su familia, de nuevo en Londres, en el número 16 de Bayham Street, Camden Town, que era entonces uno de los suburbios más pobres de Londres. Aunque sus primeros años parecen haber sido una época idílica, él se describía como un «niño muy pequeño y no especialmente cuidado». Posteriormente hablaría de su extremo patetismo y su memoria fotográfica de personas y eventos que le ayudaron a traer su ficción a la realidad.
Su vida cambió profundamente cuando su padre es denunciado por impago de sus deudas y es encarcelado en la prisión de deudores de Marshalsea. La mayor parte de la familia se traslada a vivir con su padre a la carcel, posibilidad establecida entonces por la ley que permitía a la familia del moroso compartir su celda. Charles es acogido en una casa de Little College Street, regentada por la Señora Roylance y acude los domingos a visitar a su padre en la prisión.
A los doce años, se consideró que el futuro novelista tenía la edad suficiente para comenzar a trabajar, y así comenzó su vida laboral, en jornadas diarias de diez horas en Warren's boot-blacking factory, una fábrica de betún para calzado, ubicada cerca de la actual estación ferroviaria Charing Cross de Londres. Durante este periodo su vida transcurre pegando etiquetas en los botes de shoes polish ganando seis chelines semanales. Con este dinero, tenía que pagar su hospedaje y ayudaba a la familia, la mayoría de la cual vivía con su padre, que permanecia encarcelado.
Después de algunos meses su familia pudo abandonar la prisión de Marshalsea pero su situación económica no mejoró hasta pasado un tiempo, cuando al morir la abuela materna de Charles, su padre recibe una herencia de 250 libras. Su madre no retiró a Charles de forma inmediata de la compañía, que era propiedad de unos parientes de ella. Dickens nunca olvidaría esta actitud de su madre, y las condiciones deplorables bajo las cuales sobrevivían las clases proletarias marcarían su obra como escritor, de la cual dedicaría gran parte a la denuncia de dichas condiciones. Así como Dickens escribió en David Copperfield, juzgada como su novela más autobiográfica, «Yo no tenía ningún consejo, ningún apoyo, ningún estimulante, ninguna consolación, ninguna asistencia, de ningún tipo, de nadie, que me pudiera acordar, ¡Cuánto desearía ir al cielo!».
Primera etapa
En mayo de 1827, Dickens empieza a trabajar como pasante en el bufete de los procuradores Ellis & Blackmore y después de un tiempo como taquígrafo judicial.
En 1828 comienza a colaborar como reportero en el "Doctor´s Commons" y posteriormente ingresa en calidad de cronista parlamentario en el "True Sun". Por esta época se interesa por la escena teatral londinense, apuntándose a clases de interpretación, pero el día de la realización del casting, padece gripe y no pudo asistir, apagándose así sus sueños de ser actor teatral.
En 1834 lo contrata el Morning Chronicle como periodista político, informando sobre debates parlamentarios y viajando a través del país, cubriendo las campañas electorales. En 1836 sus artículos en forma de esbozos literarios que habían ido apareciendo en distintas publicaciones desde 1833, se publicaron formando el primer volumen de Sketches by Boz y que dio paso en marzo de ese mismo año a la publicación de las primeras entregas de "Los papeles póstumos del club Pickwick". Posteriormente continuó contribuyendo y editando diarios durante gran parte de su vida.
El 2 de abril de 1836 contrajo matrimonio con Catherine Thompson Hogarth (1816–1879), con la cual tuvo diez hijos, y estableció su residencia en Bloomsbury. Sus hijos fueron Charles Culliford Boz Dickens (1837-1896), Mary Dickens (1838-1896), Kate Macready Dickens (1839-1929), Walter Landor Dickens (1841-1863), Francis Jeffrey Dickens (1844-1886), Alfred D'Orsay Tennyson Dickens (1845-1912), Sydney Smith Haldimand Dickens (1847-1872), Henry Fielding Dickens (1849-1933), Dora Annie Dickens (1850-1851) y Edward Bulwer Lytton Dickens (1852-1902).
En 1836 aceptó el trabajo de editor del Bentley's Miscellany, que mantendría hasta 1839, cuando discutió con el dueño. Otros dos periódicos de los que Dickens fue asiduo contribuyente fueron Household Words y All the Year Round. En 1842, viajó junto a su esposa a los Estados Unidos, hecho que describe brevemente en Notas de viaje americanas y que sirve también como base de alguno de los episodios de Martin Chuzzlewit. Poco después empezó a mostrar interés en el Unitarismo cristiano, aunque él sería anglicano, al menos nominalmente, durante el resto de su vida. Los escritos de Dickens fueron sumamente populares en sus días y fueron leídos extensivamente. En 1856, su popularidad le permitió comprar Gad's Hill Place. Esta gran casa ubicada en Higham, Kent, tenía un especial significado para el escritor, ya que de niño había caminado por sus cercanías y había soñado con habitarla. El lugar fue también el lugar donde se desarrollan algunas escenas de la primera parte del Enrique IV de Shakespeare, conexión literaria que complacía a Dickens.
Vio publicada nueve entregas en 1836 y las once restantes en 1837, The Posthumous Papers of the Pickwick Club («Los papeles póstumos del Club Pickwick»). Su siguiente obra fue Oliver Twist (1837–1838) un relato auténticamente autobiográfico y que se publicó por entregas durante dos meses. A esta obra siguieron Nicholas Nickleby (1838–1840) y El almacén de antigüedades (1840–1841) donde narra las desdichas de la pequeña Nelly, con pasajes inspirados en el reciente fallecimiento de su cuñada Mary Hogarth, de diecisiete años a quien Dickens adoraba. La obra tuvo un gran éxito en Inglaterra y América.
Gracias a las obras que iba publicando, Dickens ganó un gran prestigio. En 1841 fue nombrado hijo adoptivo por la ciudad de Edimburgo y viajó a Estados Unidos, donde fue rechazado por la sociedad de este país debido a las conferencias que impartía y a la novela, Notas de América contraria a la esclavitud y que Dickens había experimentado personalmente en su infancia. A pesar de ello se renconcilió con el público después de la publicación de Canción de Navidad en 1843.
Su novela Dombey and Son («Dombey e hijo»), 1846–1848, significó un cambio en su método de trabajo: pasó de la improvisación hacia la completa planificación, apoyándose para la escritura en la maestría que alcanzó en el manejo de los recursos novelísticos. Fundó en 1849 el semanario Household Words, donde difundió escritos de autores poco conocidos, y en el que publicó dos de sus más excelsas obras: Bleak House («Casa desolada»), 1852–1853, y Hard Times («Tiempos difíciles»), 1854.
Ya era considerado como el gran novelista de lo social. Sometido como estaba Dickens a una gran carga de trabajo destinada a satisfacer la demanda de sus lectores, no tardó en caer en una crisis. Le llevó a la ruptura con sus editores, tras exigirles una mayor remuneración; petición que fue denegada. Después de ello, Dickens inició una serie de viajes a Italia, publicando Imágenes italianas, Suiza y Francia, en donde conoció a Alejandro Dumas y a un joven Julio Verne, además de admirar la sociedad parisina. A su regreso a Inglaterra, obligado por nuevas necesidades económicas, extendió su actividad a otros campos: organizó representaciones teatrales, fundó el Daily News, hizo de actor y comenzó a dar conferencias, como las que daba sobre los derechos de autor, defensa de las prostitutas y condena de la pena de muerte, muy en boga en Londres como divertimento del pueblo.
Su gran best seller fue David Copperfield, del cual llegó a vender hasta 100.000 ejemplares en poco tiempo. Fue también el primer escritor en utilizar la palabra detective en sus novelas.
Segunda etapa
Alrededor de 1850 la salud de Dickens había empeorado; este cambio fue agravado por la muerte de su padre, de una hija y de su hermana Fanny. Dickens se separó de su esposa en 1858. En la era victoriana, el divorcio era impensable, particularmente para personas famosas como él. No obstante, continuó manteniendo a ella y a la casa por los siguientes 20 años, hasta el día que ella falleció. Aunque inicialmente vivían felices juntos, Catherine no parecía compartir en lo más mínimo la desmedida energía que Dickens tenía. Su trabajo de vigilar a sus diez niños y la presión de vivir con un mundialmente famoso novelista ciertamente no ayudaba. Georgina, la hermana de Catherine se mudó para ayudarla, pero circulaban rumores de que Charles estaba involucrado románticamente con su cuñada. Una indicación de la crisis matrimonial ocurrió cuando, en 1855, él fue al encuentro de su primer amor, María Beadnell. María también estaba casada en estos tiempos, pero ella había cambiado muchísimo del recuerdo romántico que Dickens tenía de ella. A partir de entonces, el cambio del carácter de Charles Dickens fue tan notable que varios amigos suyos declararon no reconocer en él a la persona que habían conocido. A pesar de todo, Dickens continuó escribiendo y dando conferencias y se refugió en casa de su amigo Wilkie Collins (el creador del misterio). Junto a él llegaron a escribir relatos juntos y se recomendaban ideas para sus respectivas novelas. En 1859 publica Historia de dos ciudades.
El 9 de junio de 1865, mientras regresaba de Francia para ver a Ellen Ternan. Dickens tuvo un accidente en el famoso choque ferroviario Staplehurst, en el cual los siete primeros vagones del tren cayeron de un puente que estaba siendo reparado. El único vagón de primera clase que no cayó fue donde se encontraba Dickens. El novelista pasó mucho tiempo atendiendo a los heridos y moribundos antes de que los rescatadores llegasen. Antes de partir, se acordó del inconcluso manuscrito de Nuestro amigo mutuo y regresó al vagón únicamente a recuperarlo. Típico de Dickens, él luego usaría esta terrible experiencia para escribir su corta historia de fantasmas El hombre-señal en la cual el protagonista tiene una premonición de un choque ferroviario.
Dickens se las arregló para evadirse de la investigación del choque, pues como ahora se sabe, él estaba viajando ese día con Ellen Ternan y su madre, lo cual pudo haber causado un escándalo. Ellen, una actriz, había sido la compañera de Dickens desde que éste finalizó su matrimonio, y, como él la conoció en 1857, fue probablemente la última razón para su separación. Ella continuó siendo su compañera, más bien su señora, hasta el día de su muerte. Las dimensiones de la aventura fueron desconocidas hasta la publicación de Dickens y su hija, un libro acerca de la relación intrafamiliar del autor con su hija Kate, en 1939. Kate Dickens trabajó con Gladys Storey en el libro antes de su muerte ocurrida en 1929, y afirmó que Dickens y Ternan tuvieron un hijo que murió en la infancia, aunque no existe ninguna evidencia concreta que corrobora sus afirmaciones.
Dickens, aunque ileso, nunca se recuperó totalmente del accidente de Staplehurst, y su prolífica pluma se dedicó a completar Nuestro amigo mutuo y comenzó la interminada novela El misterio de Edwin Drood. Mucho de su tiempo fue utilizado en lecturas públicas de sus más amadas novelas. Dickens estaba fascinado con el teatro como un escape del mundo real, y los teatros y el público teatral aparecen en Nicholas Nickleby. Los espectáculos viajantes eran extremadamente populares, y el 2 de diciembre de 1867 Dickens dio su primera lectura pública en los Estados Unidos, en un teatro de Nueva York. El esfuerzo y la pasión que ponía en estas lecturas con voces individualizadas para sus personajes es algo que también contribuyó con su muerte.
Empieza a su vuelta a escribir en el Old Year Magazine y seguirá en él hasta su muerte. Poco después es recibido por la reina Victoria I, la cual era gran lectora de sus obras.
En 1869 Dickens aceptó presidir el Birmingham and Midland Institute, convirtiéndose así en su decimosexto presidente.
Cinco años después del multicitado accidente, el 9 de junio de 1870, muere después de sufrir una apoplejía. Contrario a su deseo de ser cremado en la Catedral Rochester, fue cremado en la Esquina de los Poetas de la Abadía de Westmnister. Su epitafio reza «Él fue un simpatizante del pobre, del miserable, y del oprimido; y con su muerte, el mundo ha perdido a uno de los más grandes escritores ingleses». Dickens estipuló que ningún monumento sería erecto en su honor. La única estatua de tamaño natural de Dickens, data de 1981 realizada por Francis Edwin Elwell, y se encuentra localizada en Clark Park, Filadelfia, en los Estados Unidos. Su gran sueño fue el de ser libre y lo consiguió siendo escritor.
La novela de Oliver Twist ha sido llevada en numerosas ocasiones a la gran pantalla:
Estilo literario
El estilo de Dickens es florido y poético, con un fuerte toque cómico. Sus sátiras sobre el esnobismo de la aristocracia británica —él llamaba a uno de sus personajes «El Refrigerador Noble»— son a menudo populares. Comparaciones de huérfanos con accionistas o comensales con muebles son algunas de sus más aclamadas ironías.
Personajes
A Dickens lo han llamado un autor cuyos personajes son de los más memorables y creativos en la literatura inglesa--si no exclusivamente por sus peculiaridades insólitas, con certeza por sus nombres. No mentimos, entonces, al decir que personajes, como Ebenezer Scrooge, Fagin, Mrs. Gamp, Charles Darnay, Oliver Twist, Micawber, Pecksniff, Miss Havisham, Wackford Squeers y muchos otros, son tan bien conocidos, que se puede hasta creer que tiene una vida fuera de sus novelas y que sus historias continuarían con otros autores. A Dickens le encantaba el estilo del siglo XVIII, el romance gótico, incluso la llegó a tomar a juego —Jane Austen's Northanger Abbey fue una muy conocida parodia— y mientras algunos son grotescos, sus excentricidades no suelen eclipsar sus historias. Uno de los personajes mejor dibujados dentro de sus novelas es la misma Londres. Desde los bares de las afueras de la ciudad hasta las orillas del Támesis, todos los aspectos de la capital británica son descritos por alguien que la amaba verdaderamente y que pasaba muchas horas caminando por sus calles.
Novelas por entregas
La mayoría de las obras maestras de Dickens fueron escritas como entregas mensuales o semanales en periódicos como el Master Humphrey's Clock y el Household Words, siendo posteriormente reimpresas en libros. Estas entregas hacían las historias más baratas y accesibles. Los seguidores americanos, incluso esperaban en los puertos de Nueva York gritando sobre la multitud de un barco que arribaba «¿Está el pequeño Nell muerto?» Parte del gran talento de Dickens era incorporar su estilo por entregas con una coherente final de novela. Sus números mensuales fueron ilustrados por, entre otros, «Phiz» (seudónimo de Hablot Browne). Entre sus más famosos trabajos están Grandes esperanzas, David Copperfield, Oliver Twist, Historia de dos ciudades, Casa desolada, Nicholas Nickleby, Los papeles póstumos del club Pickwick, y Cuento de Navidad.
La técnica mencionada se puede entender analizando su relación con los ilustradores. La mayoría de los artistas que ocuparon ese puesto fueron exclusivamente informados de los contenidos e intenciones de cada entrega de Dickens antes de que fueran públicas. Por lo que leyendo la correspondencia entre el autor y el ilustrador, pueden ser mejor entendidas las intenciones del Dickens, lo que estaba oculto en su arte está plenamente explicado en estas cartas. Otra hecho que revelan las misivas es que los intereses del lector no siempre coincidían con lo del autor. Un gran ejemplo de esto aparece en la novela mensual Oliver Twist. En una episodio de la misma, Dickens metió a Oliver en un enredo de un robo. Esta entrega concluía cuando Oliver recibía un disparo. Los lectores esperaron que se verían forzados a esperar sólo un mes para saber cómo había salido el protagonista de ese disparo, pero Dickens no reveló que sucedió con el joven Olver en el siguiente número, sino, que los ansiosos lectores tuvieron que esperar dos meses para descubrir si el niño viviría. Esto muestra como el deseo de un lector involucrado —de saber que había sucedido— no coinciden con la intención del autor, que era la de extender la intriga.
Otro efecto importante del estilo episódico fue la exposición a las opiniones de sus lectores. Como Dickens no escribía sus capítulos mucho antes de su publicación, podía comprobar la reacción pública y cambiar la historia dependiendo de esas mismas reacciones. Un ejemplo de este proceso puede ser visto en sus entregas semanales de la Vieja tienda de antiguedades, que es una historia de una persecución. En esta novela, Nell y su abuelo huyen del villano, Quilp. El progreso de la novela sigue el gradual éxito de la persecución. Mientras Dickens escribía y publicaba las entregas semanales, su buen amigo John Forster le señalaba a Dickens: «Sabes que tendrás que matarla, ¿verdad?». El porqué de este final, se puede explicar por un breve análisis de la diferencia entre la estructura de una comedia y la de una tragedia. En una comedia, la acción cubre una secuencia «tú crees que ellos van a perder, crees que perderán, ellos vencen». En una tragedia es: «Tú crees que ellos vencerán, crees que vencerán, ellos pierden». Como se ve, la conclusión dramática de la historia está implícita en la novela. Así, cuando Dickens escribió la novela en forma de tragedia, el infortunado desenlace era una conclusión ya sabida. Si él no hubiera deseado que su heroína perdiera, no debió completar la estructura dramática. Dickens admitió que su amigo Forster tenía razón y, en el final, la pequeña Nell fallece. Dickens también admitió que no deseaba matar a Nell, pero era un novelista y tenía que completar la estructura de la novela.
Crítica social
Las novelas de Dickens eran, entre otras cosas, trabajos de crítica social. Él era un fiero crítico de la pobreza y de la estratificación social de la sociedad victoriana. A través de sus trabajos, Dickens mantenía una empatía por el hombre común y un escepticismo por la familia burguesa. La segunda novela de Dickens, Oliver Twist (1839), fue responsable de la limpieza del actual arrabal de Londres que fue la base de la historia La isla de Jacob. Además, con el personaje de una trágica prostituta, Nancy, Dickens «humanizó» a tales mujeres para los lectores, mujeres que eran apreciadas como «desafortunadas», inmorales víctimas inherentes de la economía del sistema victoriano. La casa desolada y La pequeña Dorrit elaboraron extensas críticas hacia el aparato institucional victoriano: los interminables litigios de la corte de la Cancillería que destruyeron las vidas de las personas en La casa desolada y el ataque doble en La pequeña Dorrit con la patente ineficiencia y corrupción de las oficinas y con la irregular especulación de los mercados.
Técnicas literarias
A menudo Dickens usaba idealizados personajes y escenas de alto toque sentimental contrastando con sus caricaturas y las terribles verdades sociales que revelaba. La larga escena de la muerte de la pequeña Nell en la Vieja tienda de antiguedades (1841) fue recibida como increíble y conmovedora por los lectores de su época, pero fue vista como ridículamente sentimental por Oscar Wilde. En 1903 Chesterton dijo, acerca del mismo tema, «No es la muerte de la pequeña Nell, sino la vida de la pequeña, lo que objeto».
En Oliver Twist, Dickens proporciona a los lectores un idealizado retrato de un joven irrealmente bueno, cuyos valores jamás son subvertidos por brutales orfanatos o forzadas intervenciones en una banda de pequeños carteristas. También sus posteriores novelas se centran en personajes idealizados (como Esther Summerson en Casa desolada y Amy Dorrit en La pequeña Dorrit) este idealismo sirve solo para destacar el fin de Dickens de conmover con su crítica social. La mayoría de sus novelas están relacionadas con el realismo social, enfocándose en mecanismos de control social que dirigen las vidas de las personas (por ejemplo en las redes industriales en Tiempos díficiles y códigos de clase hipócritas y excluyentes en Nuestro amigo mutuo).
Dickens también emplea increíbles coincidencias (por ejemplo, Oliver Twist resulta ser el sobrino perdido de una familia de la alta sociedad que por azar lo rescata de un peligroso grupo de carteristas). Estas coincidencias son comunes en el siglo XVIII — siglo de las novelas picarescas (como Tom Jones de Henry Fielding), que Dickens disfrutaba bastante. Para Dickens esto era un índice de un Cristianismo humanitario que lo llevaba a creer que el bien al final siempre vence, incluso de formas inesperadas. Viendo esto desde un contexto biográfico, la vida de Dickens, contra lo que se esperaba, lo llevó desde una desconsolada niñez forzado a trabajar largas horas en una fábrica de botas a la edad de 12 años (cuando su padre se encontraba en la prisión por deudas) hasta su estatus como el novelista más popular de Inglaterra a la edad de 27 años.
Elementos autobiográficos
Todos los autores incorporan elementos biográficos en sus ficciones, pero con Dickens esto es muy notable, incluso cuando temía ocultar lo que él consideraba su vergonzoso, humilde pasado.
David Copperfield es una de las más claras autobiografías, pero las escenas de la Casa desolada de interminables casos de la corte y argumentos legales pudieron venir sólo de un periodista que tuvo que reportarlos. La propia familia de Dickens fue enviada a la prisión por pobreza, un tema común en muchos de sus libros, y la detallada descripción de la vida en la prisión de Marshalea en La pequeña Dorrit es debida a las propias experiencias de Dickens en aquella institución.
La pequeña Nell, en La vieja tienda de curiosidades es un pensamiento que representa a su propia cuñada, el padre de Nicholas Nickleby y Wilkins Micawber son, con seguridad, el propio padre del autor, así como la señora Nickleby y la señora Micawber son similares a su madre.[5] La naturaleza esnob de Pip de Grandes esperanzas también tiene cierta afinidad con el mismo autor. Dickens pudo haber dibujado sus experiencia infantiles, pero él estaba también avergonzado de ellas y no revelaría que sus propias narraciones venían de la mugre.
Muy pocos conocían los detalles de su vida hasta después de seis años de muerto, cuando John Forster publicó una biografía en la cual Dickens había colaborado. Un pasado oscuro en tiempos victorianos pudo viciar reputaciones, así como a algunos de sus personajes, y éste era quizá el propio temor de Dickens.
Legado
Charles Dickens era una personalidad muy reconocida y sus novelas fueron muy populares durante su vida. Su primera novela terminada, Los papeles póstumos del Club Pickwick (1837), le otorgó una inmediata fama que continuó durante toda su carrera. Mantuvo una gran calidad en todos sus escritos, y, aunque raramente se apartaba de su típico método dickensoniano de siempre intentar escribir una gran «historia» en una manera convencional (la doble narración de la casa desolada son una notable excepción), experimentó con numerosos temas, caracterizaciones y géneros. Algunos de estos experimentos fueron más exitosos que otros y la apreciación pública de sus obras variaron a través del tiempo. Normalmente se alegraba de dar a sus lectores lo que ellos querían, y la mensual o semanal publicación de sus trabajos en episodios significaban que el libro podría cambiar mientras la historia ocurría según el gusto del público. Un buen ejemplo de esto son los episodios americanos de Martin Chuzzlewit, los cuales fueron puestos como respuesta de Dickens a más bajo precio de sus primeros capítulos. En Nuestro amigo mutuo la inclusión del personaje de Riaj fue un positivo retrato de un personaje judío, después de la que criticó con Fagin en Oliver Twist.
Su popularidad menguó un poco tras su muerte y él es todavía uno de los más conocidos y más leídos de los escritores británicos. Al menos 180 películas y adaptaciones para la televisión basadas en los trabajos de Dickens ayudan a confirmar el mencionado éxito. Muchos de sus trabajos fueron adaptados para el escenario durante su vida y ya en 1913 se realiza una película muda de Los papeles póstumos del Club Pickwick.
Sus personajes fueron, a menudo, tan memorables, que parecía que habían cobrado vida propia. Gamp se volvió una expresión de jerga para una sombrilla por el personaje de la Señora Gamp, y Pickwickian, Pecksniffian y Gradgrind entraron a los diccionarios debido a los retratos que les hizo Dickens, como quijotescos, hipócritas o insensible. Sam Weller, el irreverente y atolondrado ayuda de Cámara de Los papeles póstumos del Club Pickwick, era una temprana superestrella, tal vez más conocido que su autor al principio. Esto sucede también en su más conocida novela Cuento de Navidad, con nuevas adaptaciones casi todos los días. Es también la más filmada de las historias de Dickens, muchas versiones datan desde los inicios del cinema. Este simple cuento moralista con su tema de redención, para muchos, suma todo el verdadero significado de la navidad y eclipsa todas las demás historias, no es sólo popular, sino que también figuras arquetípicas (Scrooge, Tiny Tim, los fantasmas de Navidad) de la conciencia occidental. Cuento de Navidad fue escrito por Dickens en un intento de prevenir un desastre financiero como resultado de las bajas ventas de Martin Chuzzlewit. Años después, Dickens compartiría que siempre estuvo «profundamente afectado» al escribir Cuento de Navidad y la novela rejuveneció su carrera cono un renombrado autor.
En un tiempo en el que Gran Bretaña era el mayor poder político y económico del mundo, Dickens destacó la vida de los pobres olvidados en el corazón del imperio. A través de su periodismo hizo campaña sobre cuestiones específicas —como la higiene y las workhouses— pero su ficción era probablemente lo más poderoso para cambiar la opinión pública sobre las desigualdades de clase. Seguidamente describió la explotación y represión de los pobres y condenó a las instituciones públicas oficiales que permitían la existencia de tales abusos. Su más estridente acusación sobre estas condiciones está en Tiempos díficiles (1854), su única novela que trata de la clase obrera. En este trabajo, utiliza tanto la virulencia como la sátira para ilustrar como este marginado estrato social fue denominado como «Manos» por los empresarios, esto es, que no eran realmente personas, sino sólo apéndices de las máquinas que operaban.
Sus escritos inspiraron a otros, en particular, a periodistas y figuras políticas, para incluir en sus agendas estos problemas de opresión de clase. Por ejemplo, las escenas de prisión en La pequeña Dorrit y Los papeles póstumos del Club Pickwick fueron los primeros instigadores en la destrucción de Marshalsea y Fleet Prision. Así como Carlos Marx dijo, Dickens y otros novelistas de la Inglaterra victoriana «...exhibían al mundo más verdades sociales y políticas que las que eran pronunciadas por políticos profesionales, publicistas y moralistas juntos...». La popularidad excepcional de sus novelas, incluso aquellas con temas de oposición social (Casa desolada, 1853, La pequeña Dorrit, 1857, Nuestro amigo mutuo, 1865) subrayaban no sólo su casi natural habilidad para crear apremiantes historias e inolvidables personajes, pero también aseguraban que los temas públicos sociales y de justicia que normalmente eran ignorados, serían enfrentados.
Su ficción, con continuas descripciones de la vida inglesa del siglo XIX, ha venido a simbolizar con exactitud y anocronismo la sociedad victoriana (1837–1901) como uniformemente «dickensiana», cuando de hecho, sus novelas relatan el periodo que va de 1770 a 1860. En la década siguiente a su muerte, ocurrida en 1870, un más intenso pesimismo filosófico y social se impusieron en la ficción británica, estos temas contrastaban con la fe religiosa que acompañó incluso a la más desolada de las novelas de Dickens. Posteriores novelistas de la Inglaterra victoriana, como Thomas Hardy y George Grissing fueron influenciados por Dickens, pero sus trabajos exhiben una carencia de creencia religiosa y retrataban personajes inmersos en las fuerzas sociales (principalmente los de la clase baja) que estaban destinados hacia un trágico final más allá de su control.
Los novelistas continúan influenciados por sus libros; por ejemplo, escritores como Anne Rice, Tom Wolfe y John Irving evidencian conexiones directas con Dickens. El humorista James Finn Garner hasta escribió una versión «políticamente correcta» de Un cuento de navidad, de cualquier manera, Dickens se mantiene hoy como un brillante, innovador y algunas veces defectuoso novelista cuyas historias y personajes se han convertido no sólo en arquetipos literarios sino también en parte de la imaginación pública.
Obras
Papeles póstumos del Club Pickwick (1836–1837)
Oliver Twist (1837–1839)
Nicolás Nickleby (1838–1839)
Almacén de antigüedades (1840–1841)
Barnaby Rudge (1841)
Cuento de Navidad (1843)
Martin Chuzzlewit (1843–1844)
Dombey e hijo (1846–1848)
David Copperfield (1849–1850)
Casa desolada (1852–1853)
Tiempos difíciles (1854)
La pequeña Dorrit (1855–1857)
Historia de dos ciudades (1859)
Grandes esperanzas (1860–1861)
Nuestro amigo mutuo (1864–1865)
El guardavía (1866)
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