Para la religión cristiana, el hombre consta de tres partes, "tripartitas" que son: Cuerpo (lo fisíco, el yo), Alma (lo interior del hombre, relacionado a lo espiritual) y Espíritu (la esencia de vida). En el presente artículo se aclaran algunos términos, como la palabra "alma" y sus acepciones. De acuerdo a la tradición cristiana, el alma es una de las tres entidades del ser humano. En el alma se hallan los instintos, sentimientos y emociones del hombre. El alma es más sensible que el cuerpo, ya que está en un grado mucho mayor. El alma es la reguladora entre el espíritu más y el menos del cuerpo. El alma es la conciencia del hombre.
Platón consideraba al cuerpo como la cárcel del alma. Imaginaba que las almas habían sido castigadas por algún delito, y desde entonces ya no podían ver las esencias eternas, sólo recordarlas (Alegoría de la caverna). Aunque en general la cultura griega aprecia el cuerpo humano, las teorías de Platón se volvieron dominantes, sobre todo porque fueron retomadas por los Padres de la Iglesia.
La visión dualista distorsiona la realidad y las consecuencias llegan a un desprecio de las realidades físicas, del cuerpo humano y de la sexualidad entre otras cosas. Se imagina el alma como algo independiente, parte de lo divino y de lo bueno, como una hoja blanca metida en un pobre sobre material del cual urge liberarse.
Espinoza habla del alma como atributo y modo de la substancia divina.
Leibnitz la llama mónada cerrada en sí misma.
Lessing, como aspiración infinita.
Kant la califica de imposibilidad de aprender lo absoluto.
Fichte, como saber y acción.
Hegel dice que el alma es el auto desarrollo de la idea.
Schelling la define como potencia mística.
Nietzsche, invención y ente imaginario del común de la gente, que ayuda a fortalecer las creencias falsas de la existencia de un dios o mas específicamente de "Dios".
Freud, como diferencia entre el "yo" y el "super-yo".
Jaspers la define como "existencialidad".
Heidegger, como "ser-ahí".
Bloch, como realización originaria del futuro.