jueves, 13 de mayo de 2010

LIOS DE FAMILIA


Eran dos muchachos encantadores. Cada uno a su propia y particular manera. De niños estaban tán unidos sin embargo al pasar los años, su relación, aún buena, varió progresivamente. Eso sí, ellos nunca, nunca dirigieron una mala palabra y mucho menos se embarcaron en peleas, simplemente eligieron caminos opuestos. El mayor se dedicó en cuerpo y alma a dominar el arco mientras que él otro pensó que le sería más útil la magía. Ambos habían recibido una excelente educación y tenían claro que lo más importante de todo, era hacer el bien ayudando y protegiendo a los más necesitados que se encontrasen por el camino. Grandes palabras pensaba el mayor, teníendo en cuenta que quien nos las enseñó no parece tán loable, mientras se dirigía hacía su hogar, dispuesto a convencer a su hermano y unir fuerzas. Deseaba con toda su alma volver a vivir aventuras junto a su hermano menor, como cuando eran niños y todo era fascinante para ellos. Además deseaba que su hermano conociese a su maravillosa esposa e hija pero una voz le indicó que no sería tan sencillo, una voz firme que retumbó por todo el bosque:
-¿Vienes a arrebatarme a tu hermano, él único que aún me aprecia?
-Sí, padre. -Exclamó lleno de furia.
-No te lo permitiré.
Un sonido, leve pero cercano fue oido y sin que pudiese apenas preparar su arco, ya estaba indefenso, perdiendo la consciencia. No era justo, nunca fue justo. Cuando abrió los ojos, a su lado estaba su hermano. No parecía muy satisfecho de lo ocurrido pero aún así le dedicó una sonrisa. Se abrazaron y se pusieron a hablar.
-Hermano, deberías ser más cuidadoso. Padre puede llegar a ser un hombre terrible, sobretodo cuando se enfada.
-¡Y tanto! Sin embargo, podría haberme matado y no lo ha hecho... Mmm. -Pensó en voz alta, preocupando a su hermano, que le miraba sorprendido:
-Veo que todavía desconfias de padre... Qué pena.
-Y por lo visto tú aún confias en él. -Dijó con voz seca -Padre podría matarte a tí también, padre ya no es él que era...
-No me lo creo y en caso de que así fuera, no pienso dejarle solo. Si tú no vas a cumplir con el deseo de madre, lo haré yo. -Dijó su hermano menor. Sus ojos brillaban. Se vió obligado a marchar sin su querido hermano. Sin embargo, cuando se encontró con él, quedaron en visitarse de vez en cuando...

1 comentario:

VonHellstaker dijo...

Muchas veces nosotros como parte de una familia no entendemos las decisiones de los demas, en fin buen texto