domingo, 16 de mayo de 2010

PERLA GRIS


Podría haberse puesto a regañarle, como solía hacer su padre, pero no podía, era incapaz de negarle aquella felicidad al chico. El chico estaba tan entusiasmado, tocaba con ternura a su Perla gris y ella parecía encantada. Eran uña con carne. Una unión muy especial. Perla gris era una de esas yeguas que nadie solía elegir, llevaba en aquella finca muchos años y eso se podía apreciar en sus desaires, por como movía su cabeza. Al igual que el chico, había sufrido bastante aislo. Cuando Gustav se acercó a ella, todos temimos que Lucrecia, así se llamaba antes, pudiese tener una respuesta agresiva ante el chico pero sucedió todo lo contrario. Lucrecia parecía tan mansa. El dueño de Lucrecia exclamó:
-Parece que le caes bien.
El chico sonrió y sin pensarselo un momento accedió a montar en ella. Un paseo, aunque fuese corto. Puesto que era la primera vez que Lucrecia iba a ser montada por alguien, alguien desconocido, el dueño, por seguridad, montó con el chico. Lucrecia lucía radiante, parecía muy feliz, como si por fin hubiese encontrado a su alma gemela. Fue un paseo corto pero maravilloso. El chico estaba que no cabía de emoción, quería que Lucrecia formará parte de su vida. A partir de aquel día, cada viernes iban a la finca y cada vez el chico se hacía más y más hábil. Era como si tanto Lucrecia como él fuesen uno. Viendo lo unidos que estaban, el dueño decidió regalarsela.
-¿Qué valor tiene? -Preguntó el hombre que iba con el chico. Un hombre muy particular pero que a pesar de ello parecía buena persona.
-Se la regalo. -Contestó el dueño, quitandose un palillo de la boca. -Sería una putada que esos no pudiesen estar juntos.
Fue como un sueño, para el chico fue el mejor regalo que pudieran hacerle. Perla gris a partir de ese día, mejoró mucho su actitud. Pasados unos años, tanto el chico como ella, ya conocida por todos como Perla gris, cabalgaban juntos hacía la victoria. Aunque era una de esas competiciones clandestinas, tanto el jinete como la yegua se sentían muy orgullosos de participar. Lo sorprendente, no fue que la ganaran, más bien fue descubrir que el jinete era ciego. Un ciego había ganado una carrera ilegal, qué escandalo pero para ellos eso no era importante, pues era el único modo en que podían desfogar su energia y además ganar algo de dinerillo. Dinero que iría para aquel hombre que hizo que Perla gris y él pudiesen estar juntos pero cuando llegó a la casa y no le encontró, algo le indicó que las cosas no iban bien.
-¿Buscas a Jules? Acaba de marcharse con su mujer.
-¿Con su mujer?... La señorita Juliette... No importa, tan sólo venía a traerle esto. -Dijo mordiendose los labios el muchacho dejando un sobre en el recibidor.
Pero las cosas se pusieron aún más feas para él cuando le comentaron que su querida Perla gris, su amiga y su mascota había sido sacrificada por orden de su padre. Ahí sí que lo pasó muy mal el muchacho, no sólo perdió a Perla gris, no volvió a montar ningún otro caballo. Él sabía que no debería pues era ciego y tal pero cuando estaba junto a Perla gris se sentía tan capaz de todo, por un momento sentía que podía hacer cosas como los demás. Además Perla gris siempre cuido de que no le pasase nada... Toda su felicidad se fue con ella.

1 comentario:

VonHellstaker dijo...

Vaya, que triste historia