sábado, 14 de agosto de 2010

FANFIC ELSEWORDS CROSSOVER 3

Estrechamos nuestras manos como dos caballeros que con todo dicho o sin necesidad de añadir nada más sellan su trato o que como gesto de buena fe finalizan la chachara pues el asunto ha sido tratado y han llegado a un acuerdo. Sí, por aquí es más isual esto que ponerse a firmar papeles y me encanta pues pone a prueba tu palabra y cuanto se puede confiar en uno. Yo, con este gesto, me comprometí y como hombre de palabra que soy, me puse manos a la obra con la petición del Señor Greywords. Allá abajo, porque seguramente su laboratorio privado estaría muy abajo, bien escondido, hacía un frio horrible y apenas estaba iluminado. Antes de comenzar y como previendo nuestro destino, me soltó:
-Me temó que debería pagarle por su ayuda antes. Elija aquello que más le guste.
Mientras me lo dijo, alzó el brazo que tenía libre señalando seguramente a alguna estanteria. Una bolita de luz apareció dando vueltas. Me resultó difícil pues estoy seguro que la gran mayoria, por no decir todos, los objetos que ví parecían interesantísimos sin embargo lo que más me atrajó fue un jarrón la mar de curioso. A primera vista no parecía gran cosa, de diseño simple y lleno de polvo con una pequeña joya rojiza incrustada en el medio. Quien lo viese pensaría que fue la elección más estupida pero creedme resultó ser un jarrón muy valioso.
-Interesante elección. -Exclamó él sorprendido. Sorprendido pues aunque sus ojos estuviesen fuertemente cerrados, por un momento pude ver como sus cejas se alzaban en señal de breve pero intensa sorpresa. Eso me gustó. -Bien, ahora que ya ha sido recompensado, demuestreme lo que es capaz de hacer.
-Cuando Ud quiera. No tengo nada mejor que hacer últimamente. -Le respondí yo con ese talante canalla que a tantos cabrea y a sus damas atrae.
-Lo antes posible. -Dijo, alto y bien claro.
Lo cúal significó ahora mismo. Un tipo preciso, sin rodeos. Un gran jugador, uno de los mios. No recuerdo bien cuanto me tiempo me llevó complacer su deseo pero para bien o para mal lo logramos. Hice venir lo más rapido posible a mí buen doctor, un amigo que mientras sumía en un profundo y agradable sueño al Señor Greywords con magia, se negó a formar parte de aquello.
-Una cosa es que uses tu magía para encontrar o dar dinero a la gente pero esto es demasiado. Además va contra todo lo que mi buen padre me enseñó.
-¿Y? Te propongo un reto y por unas cuantas normas te rajas, ¿acaso no sientes curiosidad? ¿Serás o no serás capaz de curar la ceguera a un hombre que ningún otro medico ha sido capaz? -Sugerí dando todo lo mejor de mí mismo como manipulador. Sabía que si daba de lleno en su ego, me ayudaría y como es un gran cirujano, la cosa sería más sencilla. Como pensé, mi buen doctor terminó aceptando el reto pero acabada su parte, se marchó un tanto enojado. He de decir y para él también resultó ser así, que no fue una operación tan sencilla como en principio pensamos. Hay varios tipos de ceguera, obviamente, nuestro paciente tenía la más jodida, total y hasta que no logramos abrir sus ojos, fue difícil dar con una posible solución. He de admitir que esa sensación que me acompañó toda la noche no se desvaneció, sino que cada vez se hacía más fuerte pero mi buen amigo y yo, como dos crios que no parecen no lograr abrir un bote de galletas, estabamos dispuestos a todo por abrir sus ojos.
-Quizás despierto lo...
-No, mejor que no. Si lo logramos y comienzo a operar, no será agradable, además si hay alguna complicación, ¿qué? No quiero lios. -Me regañó. Con toda la razón del mundo, no sabíamos como podría salir, en esas circunstancias mi amigo se vuelve terriblemente meticuloso. No recuerdo bien como logramos abrirle los ojos, seguramente gracias a mi magia. Mi amigo detesta la magia, sin embargo cree en Dios, que en mi opinión es algo parecido. Aún así es todo un cientifico. Abrir, encontrar el problema y cortar. Creo que mi amigo no lo percibió pero yo sí, algo horrible, algo que me empezó a hacer sentir mal, mareado, loco. Me ví obligado a cerrar los ojos, mi buen amigo pensó que me estaba mareando debido a la sangre, pues adentrarse hasta el punto del problema conllevaba un poco de sangre. Es el mejor en su terreno pero la medicina. la ciencia en general necesita mejorar mucho. Burlonamente me dijo:
-¿Qué te ocurre? Si esto apenas es nada, abrir en canal a alguien es mucho más sangriento, ambos lo sabemos.
-¡Ya lo sé! ¡Joder, no es por la sangre! Es por algo que hay en el ambiente...
Si se lo explicaba jamás lo entendería y en el caso de que lo entendiese, jamás se lo tomaría en serio. Los animales del bosque podían sentirlo también pero ellos, simplemente, se sentían inquietos o temerosos. Ningún animal merodeaba la zona donde se encontraba la gran casa. Incluso el viejo lobo que me guió se acercaba. Estaba escondido por los matorrales pero sin dar un paso. Yo, en cambio, no sentía miedo, sentía como si todo se fuese a desvanecer en una gran oscuridad. Irónico, yo perdiendo el rumbo, posiblemente la vista y El gran Rezo Greywords lograría ver. No, no perdí la vista pero creo que parte de la información visual que me llegaba parecía estar siendo controlada por algo que chocó con otro algo y mi algo comenzó a espabilar ese algo latente. La muchacha pelirroja en plan sabiondo me diría algo así como que fue al abrir los ojos del Señor Greywords que la cosa se pusó fea. Cuando logré estabilizarme, ví a mi buen amigo poniendose el abrigo.
-¿Te vas? ¿Y qué pasa con... ? -Pregunté confunso y molesto. Nunca me ha gustado sentir confusión, no comprender sucesos o palabras. Cuando era niño pase mucho, demasiado tiempo atrapado en ese estado.
-Tranquilo, la operación, un pelín difícil, ha sido un exito. El paciente verá, al principio todo muy borroso pero luego, si todo ha ido como yo creo, ira viendo mejor. Qué no se quite la venda, al menos, hasta mañana. Ya no tengo nada más que hace aqui, ya nos veremos. -Me fue diciendo mientras caminaba hacia la puerta pero al llegar a ella, estaba cerrada. Eso no le hizo ni puta gracia. Me miró con cara de pocos, muy pocos amigos. Cansado y cabreado, me ordenó usar mi magia para abrirla. Yo la use y mira tú por donde, se abrió. Mi buen amigo, el doctor salió corriendo, como alma que lleva el diablo y nos dejó solos. Lo último que recuerdo es llevarle a su cama y marcharme. Los animales de bosque me gruñían, algunos incluso intentaban atacarme. La casa parecía estar cubierta por una neblina extraña y yo, hasta que no logré salir de ella, no logré sentirme en plena forma. Lo gracioso o curioso es que yo me sentía mareado, estraño, alucinado, más que cuando fumo opio pero mi magia estaba más fuerte que nunca. Eso, amigos mios, definitivamente, me hizo pensar, antes de caer muerto de cansancio, trate de comprobar algo. Cogí mi libro de magia. Mi magía se había hecho fuerte debido a la presencia de... ¿De otro demonio? Quizás de ahí que me sintiese tán mareado. Malo, malo. Eso significaba que ese demonio poco a poco estaba empezando a dar señales de existencia y pronto se armaría una muy gorda.
La cosa se pusó realmente interesante.

No hay comentarios: