martes, 30 de septiembre de 2008

EL HADA DE LOS DIENTES

El Pueblo de Darkness Falls se fundó a principios del Siglo XIX y tiene una orgullosa tradición como pueblo pesquero. Pero también existe una mancha oscura en su pasado que el tiempo ha ayudado a enterrar. Pero no por mucho tiempo, porque la Leyenda de Matilda Dixon ha cobrado vida propia.
Hace más de 150 años, una anciana llamada Matilda Dixon, vivía sola en una pequeña casa en la ladera del bosque cerca del histórico Faro de Darkness Falls. Matilda y su último marido fueron los primeros habitantes en el Pueblo que llegaron con otros pescadores que se ganaban la vida con la Industria Ballenera. Antes que su esposo muriera en un trágico accidente pesquero, Matilda había sido un miembro destacado de la comunidad, cuidando de los niños del barrio y haciéndoles dulces. Incluso antes de que ella se recluyera en su casa, muchos de los niños iban a buscarla para pedirle tartas y galletas, lo que era muy reconfortante para ella. En agradecimiento, los niños le regalaban sus dientecitos de leche -que a ella le recordaban a las figuritas que su marido le tallaba en su época de ballenero-. Y así fue como se ganó el apodo de El Hada de los Dientes.
Pero la pobre Matilda parecía estar maldita. Una noche mientras dormía, un fuego descontrolado surgió de su cocina. Cuando sus vecinos llegaron a rescatarle, el fuego había desaparecido. Matilda se negó a salir a la puerta y aceptar ninguna ayuda. A partir de ese momento se negó a tener cualquier contacto con el exterior. De vez en cuando dejaría regalos a los niños en la puerta de sus casas, preferentemente calderilla, porque había dejado de cocinar. Matilda vagaba por las calles protegida por la oscuridad de la noche, escondiendo su cara con una máscara de porcelana blanca, buscando las casas donde los niños dejaban sus dientecitos en un pañuelo atado a la puerta principal. Los habitantes de Darkness Falls se sentían conmovidos por su bondad y sentían pena por la tragedia que había rodeado su vida.
Una noche terrible, todo eso cambió. Y el nombre de Matilda Dixon se convirtió en sinónimo de hechos innombrables.
Una tarde de 1841, dos niños le dijeron a sus padres que iban a visitar al Hada de los Dientes. Cuando no regresaron a su casa, inmediatamente las sospechas recayeron en Matilda. La búsqueda oficial se convirtió en una multitud enfurecida, sedientos de venganza. Armados de antorchas y cuerdas, se encaminaron hacia la casa de Matilda.

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