lunes, 24 de mayo de 2010

Mon Petite Sophie


Hablar sobre o de Sophie requiere esfuerzo. ¿Esfuerzo? Sí, esfuerzo para controlar la posible erección que puedes tener nada más pensar en ella, en visualizarla bailando o al imaginarla dedicandote un jugoso beso porque al igual que Charlotte, ella sabía como interactuar con los hombres, no siempre le gustaba pero lo hacía y lo hacía de un modo tan innato. A ella le gustaba la magia pero su destino no fue ser la preciosa ayudante de ningún mago o como mucho, prestigitador, al igual que un montón de chicas de la zona, se vió engañada y vendida a Jack N. Aún así fue afortunada pues tenía tantísimo talento, tanto encanto y tanta picardía, Jack N le concidió el privilegio de actuar como bailarina. Poco a poco, con esfuerzo, lagrimas y algún que otro cliente encaprichado, logró lo que pocas logran en el Midnight Cabaret, ser una diva. No sabría cantar pero bailaba y se adaptaba con tanta facilidad a los movimientos de Charlotte que nadie pudó superarla nunca. Eso sí, a Charlotte tampoco. Sophie se complementaba con Charlotte pero jamás sería mejor que ella, además Charlotte tenía una voz deliciosa. Cuando M llegó o mejor dicho se incorporó al Midnight Cabaret, las volvía literalmente locas de deseo pero M fue y siempre sería sólo para Charlotte, Charlotte lo dejaba siempre bien claro a las demás, a todos.
-Podreís follar con él pero ni se os ocurra intentar nada que vaya más allá.
Charlotte y Sophie eran grandes amigas. No sólo compartían escenario, también compartían secretos y a M, lo cúal era todo un privilegio. Sophie tonteaba con todos pero nunca estuvo muy interesada en ellos, no eran su tipo. Durante mucho tiempo su único interes había sido encontrar a su madre o al menos a su padre, una busqueda que acabó muuy mal. Solía refugiarse en los libros sobre magia, magia negra. Era tan obstinada y tan sensual, sin embargo cuando salía a la calle o se veía obligada a ir a alguna fiesta de algún cliente engreido y rico, era toda una dama. Teníendo en cuenta que su madre no estaba bien de la cabeza, se podría pensar que Sophie también podría volverse loca pero D o el eminente psiquiatra Von Klauss decía que eso eran gilipolleces porque Maria, su madre era autista no esquizofrenica. Muchos decían que Sophie era clavadita a su madre, pelo castaño, levemente pelirrojo, muuy ondulado. Ojos deslumbrantes y piel muy clara. Los del Midnight Cabaret, M y sus muchachos y casi todos los de ese lugar no la dejaron marcharse tan fácilmente... Y no se llegó a ir, pero su amado la visitó durante muchos años. Lo creais o no, llegó a probar el dulce sabor del amor, de ese amor tan cursi y de cuento.

1 comentario:

VonHellstaker dijo...

Tenes razón, se requiere de un gran esfuerzo para hablar de ella