domingo, 22 de agosto de 2010

FANFIC ELSEWORLDS CROSSOVER 3

"Sin mentiras"
¿Quién mató a quién? Fue un acto de supervivencia, él o yo dice enojada. Sus ojos brillan con una intensidad expectacular. Parece a punto de llorar pero no llora, es una de sus virtudes, por muy mal que vayan las cosas, la chiquilla no se rendirá.
"Sin mentiras"
Le miro y cada vez me resulta más y más hipnotico. La manera que tiene de moverse, la manera tán calmada y desenvuelta que tiene de mostrarse ante mí. Este tipo es peligroso y siempre lo será. Yo ví como peleaban, una pelea a muerte como dos bestias imparables que no se detendrían hasta que una quedase en pie. Fue simplemente alucinante. Me habría gustado verlos en acción un poquito más pero el bosque estaba siendo consumido por las llamas y bueno, eso me dejaba pocos lugares donde esconderme y trazar un buen plan. Al final acabe comiendome el marrón yo solita. Él me suplicó que acabase con su vida... Y sin embargo aquí estoy, Lina Inverse, bruja asesina.
"Sin mentiras"
Empezaba a anochecer. Todos estabamos allí, por una causa u otra, con motivos bien distintos. La señorita Inverse simplemente quería algo, algo de lo que había oido hablar y que parecía terriblemente valioso, como gran hechicera y ladrona que es, tenía que hacerse con ello. El joven Greywords, simplemente buscaba respuestas, una muy temida que sacaría con o sin daños y yo, yo simplemente hacía mi trabajo, un trato es un trato, aunque haya complicaciones, uno debe hacer lo que tiene que hacer. He de decir que fue ciertamente injusto que la joven Inverse cargase con el muerto, nunca mejor dicho pero alguien tenía que hacerlo. Es injusto pues todos aportamos lo nuestro y claro, terminó habíendo una muerte de por medio. Recuerdo que esa extraña niebla seguía allí y que hasta que él no murió no se desvaneció. Eso daba un aspecto realmente tetrico al lugar. La señorita Inverse, sin que su buen acompañante se percatará, decidió adentrarse al bosque hacía la mansión pero una gran explosión la sorprendió a mitad de camino. El viejo y orgulloso lobo Dilgear junto con algunos camaradas, alertó a la señorita Inverse:
-Muchacha, no des ni un paso más, si lo haces, tienes garantizada tu muerte.
Sí, un animal brusco pero siempre leal. Él, a diferencia de lo que creía el joven Greywords siempre se preocupó en exceso por los demás. Por lo tanto, me sorprendió agradablemente ese cambio tán radical que experimentó. Quería matarnos, en sus rojísimos ojos se veía claramente ese lado salvaje y cruel que todos guardamos, escondemos y que tarde o temprano nos termina deborando. El joven Greywords le miraba sin ser capaz de decir palabra.
-Gracias, me temo que sin tu ayuda jamás habría despertado. Te concedo el privilegio de morir el último.
Sí, estaba muy dispuesto a matarnos. El joven Greywords me dedicó una mirada de odio contenido muy profunda. Me habría gustado decirle algo, algo que le animase pero no se me ocurrió nada bonito y nuestro amigo no parecía muy dispuesto a darnos más tiempo para aceptar nuestro destino. Con agilidad felina, me dirigí hacía el muchacho, entreví con gran fortuna su ataque, eso me ayudó a crear una barrera magica lo más rapidamente posible. El muchacho parecía en estado de shock, tenía los ojos muy abiertos y apenas reaccionaba. Supongo que le gustaba hacerse a la idea de todo aquello que fue apareciendo en su cabeza fuese real. Le grité, le grité de la misma manera que suelo gritar a mis muchachos y a los soldaditos de juguete que me tocan como tropa en las multiples guerras que han habido y habrán. Él, nuestro aponente, parecía encantado, supongo que me veía como el único oponente digno. Mis capacidades magicas también habían crecido, eso, como el diablillo que soy, hizo crecer mi ego bastante. Le lance mi mejor conjuro de confusión, él, brillantemente lo esquivo dando un salto impresionante, me ví obligado a soltar al muchacho cuando me atacó con su baculo por la espalda. Eso no me hizo nada de gracia. La señorita Inverse ante tal muestra de magia, ignoró la advertencia del viejo Dilgear y corrió hacía donde nosotros nos encontrabamos. No, no le dió tiempo ni a gritar, pero logró esquivar una gran bola de fuego. Salió corriendo como una loca.
-Veo que vas enserio cuando dices eso de que nos vas a matar. -Le solté.
-Por supuesto, ¿acaso dudas de mi palabra? -Me contestó preparando otro hechizo que seguro sería más demoledor que la bola de fuego. Generalmente no suelo manipular a la gente, dependiendo la persona, uno tiene que usar mucha energia psiquica pero como la situación se lo merecía, lo intenté con el muchacho.
-Eres un hechicero interesante, pero teníendo en cuenta que el muchacho que planeas manipular es una quimera, no te obedecera, en cambio a mí...
Pronunció unas palabras y tarara el joven Greywords comenzó a moverse, eso me jodió bastante. Y que fuese a por la señorita Inverse, me jodió el doble. La señorita Inverse, desde el lugar más seguro que encontró, trataba de concentrarse, no parecía asustada, simplemente necesitaba un buen lugar donde recitar el conjuro más alucinante y dañino que conocía. En ese estado estaba como ausente, menos mal que el buenazo del señor Gabriev la siguió, si no, la chiquilla habría sido ¿asesinada? Lo que a mí más gusto me dió de ver al señor Gabriev, fue ver su espada. No era una espada normal y corriente, a pesar de ese aspecto tán descuidado que poseía. Parecía poseer alma propia y un poder que sólo los angeles pueden conceder. Sí, La famosa espada de Luz, forjada con un fin muy concreto. Destruir a la criatura que el Gran señor de las tinieblas creó hace mucho mucho muchísimo tiempo atrás, en los inicios de la creación. Quizás, mi mente empezó a funcionar a un ritmo acelerado, podría funcionar pero Zackarias Greywords tenía que hacer su parte. Para lo simplón que resultaba el señor Gabriev normalmente, se manejaba con bastante gracia en combate pero el joven Greywords no se quedaba atrás. Mientras ellos se batían, yo trataba de ser el único objetivo, tarea difícil pues nuestra magia era terriblemente similar, sin embargo, la suya no parecía agotarse y la mía sí. Mi talisman parecía a punto de romperse, eso me preocupaba pues si se rompía la señorita Inverse y los otros dos tendrían que verselas con dos almas corrompidas.
-Señor Gabriev, ¿has conseguido liberar al señorito Greywords de su embrujo ya? -Pregunté. Me costaba mantener la cordura pero aún podía dar mucho de mi.
-Aún no, es un gran espadachín. -Refunfuñó el señor Gabriev.
Me llevé una mano a la frente, pronuncié una palabras y recé a mí particular y peligroso modo. Sí, cada vez me sentía más y más lejos. Eso es lo que el buen Rezo debió de sentir cuando aquel Terrible demonio despertó llevandose su razón, ocupando su cuerpo y utilizando sus conocimientos. Mi ojo derecho cambió de color, la expresión de mi rostro también. Ahora eramos dos, le cedí gran parte de mi. El sabía como tratar con otro ser como él. Y como si de un fantasma se tratasé, la señorita Inverse apareció, todos la mirabamos. Ella, al parecer también había invocado a un poderoso ente pero no estaba siendo poseida a diferencia de nosotros. Tocando el talisman que tenía como broche y cerrando fuertemente los ojos soltó el hechizo, su mejor hechizo, su hechizo mata dragones. Y sin embargo, nada nos sucedió, seguíamos vivos y sinceramente decepcionados.
-¿Verdad que ha sido una estupidez por su parte malgastar tanto poder para eso? Chiquilla, al conjurar ese hechizo me estabas pidiendo poder, por eso jamás funcionara conmigo. -Le dijo a la señorita Inverse, sin embargo sus ojos estaban clavados en nos. La señorita Inverse, se llevó las manos a la boca y susurró:
-No, no puede ser... ¿Shabrag Ni Gudu?
-Su eminencia Shabrag Ni Gudu, humana insignificante. -Bramó y al hacerlo todo tembló. Era una pequeña muestra de su gran poder. Todos, bueno, todos los hechiceros presentes ante tal derrumbamiento de la tierra, nos dispusimos a levitar. El pobre señor Gabriev se quedó en una de las pocas zonas aún pisables. La señorita Inverse parecía sorprendida, yo, sinceramente, me sentía como si estuviese junto a un amigo que hiciese mucho tiempo que no veía o bueno como si por fin hubiese encontrado a mi hermano perdido. Ni miedo, ni sorpresa ni nada. Sólo esa asquerosa sensación de insconciencia. ¿Tendrían alguna clase de unión o conección el gran demonio que se intentó apoderarse de mí y ese tal Shabrag Ni Gudu? En mis libros de magía no decían absolutamente nada sobre aquella posibilidad. La batalla cambió de rumbo, por eso estabamos tan igualados.
-Hermano, haz lo que debas. Sí necesitas este cuerpo tomalo.
Eso no me gustó nada de nada, pero como luego descubríamos después tras una larga y aburrida busqueda en la biblioteca, debía ser así para que esa criatura volviese a la vida en su forma original, eso significaría muchos sacrificios humanos pero yo no tenía pensado sacrificarme, me gusta vivir, aunque me vea obligado a malvivir mil, diez mil o mil millones de años. Hice un gigantesco esfuerzo y trate de teletransportarme hasta que ellos lograran matarlo. Era lo único que pude hacer, si ambos nos uniamos, es decir, si ambas esencias demoniacas se unian, la cosa sería terrible pero no me fui sin más, antes de desaparecer ante los atonitos y enojados ojos de Lina Inverse, le dije:
-Fusiona tus propios conocimientos con la maldita Espada de luz.
Y así, para la gente más vulgar y sin una remota idea de lo que es la magía, se dedujó que la muerte fue debido a un espadazo. Qué descripción más vaga. La señorita Inverse agarrando fuertemente la espada del señor Gabriev, creo otro conjuro, uno sobre la marcha y con gran esfuerzo, deseando fuertemente la victoria, logró que la espada de luz absorbiendo el poder del conjuro dañará al terrible demonio. La señorita Inverse, jamás lo habría matado. Ella al igual que una gran parte de hechiceros y alquimistas admiraba a Rezo Greywords pero con el demonio levemente herido, Rezo, o lo que quedase de él, pudó reaccionar. Lo justo diría yo, el joven Greywords, el señor Gabriev y la propia señorita Inverse, no supueron como reaccionar. Entre los desagradables alaridos, pues no sólo corto esencia, también carne, Rezo les suplicaba la muerte. ¿Qué otra solución había?
-Pero... Pero... No puedo, Ud, Ud... -Titubeaba la señorita Inverse -¡Ud también morirá!
-Lo sé... Y estoy dispuesto a ello...
Y cuando ninguno se esperaba que el señor Gabriev fuese a decir algo, lo que dijo fue lo más elocuente y la solución escogida por la señorita Inverse:
-Lina, no tienes por que matarlo si no quieres, creo que si rescatas su alma, la parte no corrompida, él no morirá... Se reencarnara.
Tanto la señorita Inverse como el joven Greywords lo miraron con la boca abierta.
-Bueno, eso es lo que dice una leyenda que me contaron hace muchos años... -Dijo el señor Gabriev quitandole importancia a lo anterior. Lo cuál en gran parte era cierto, pero lo que los pobre no podían ni imaginar era que esta alma no tenía salvación. Aún así entre el joven Greywords y la señorita Inverse, la alma de Rezo fue sellada en un chisme magico. Mí chisme magíco, mira tu por donde. Sin embargo el cuerpo se quedó allí y como no disponían ni de tiempo ni de sacerdote, en vez de enterrarlo y purificarlo, trataron de quemarlo. La polícia pilló a la señorita Inverse en plena faena. Por lo visto, sin darnos cuenta, recorrimos todo el bosque o bien algún ciudadano alarmado por el fuego y los gritos llamó a la pasma. Yo, la verdad, no me siento del todo tranquilo con la decisión de la señorita Inverse pero bueno. Siento curiosidad, ¿Si le resucitamos, resucitaremos al demonio?

1 comentario:

Anónimo dijo...

se ve muy interesante la historia, tienes mucha imaginacion eh?
tira pa lanteee