lunes, 2 de mayo de 2011

WeLcOme To HeLL Mascarada



Ejem... Escojo esta imagen porque me pareció inspiradora, la ví en el blog de BlackRabbit ^^ Espero que a él no le moleste ^^'


A cierto individuo, cuya única afición en la vida parece ser la de organizar fiestas indecentes en su gran mansión elevando así su popularidad de caballero extravagante e indecoroso, volvió a entrarle el gusanillo por la provocación pues aquello de que todos los invitados dispuestos a adentrarse un Sabado más en su mansión para disfrutar de sus celebres fiestas fuesen enmascarados con fantasiosas mascaras con forma de rostro animal no podía ser más que otro modo de mostrar cúan ingenioso y excentrico era. Decir que era como entrar en un cuento sacado de la mente del maravilloso y perverso Blackfield sería muy acertado pues, si la memoria no me falla, cosa que nunca hace la maldita, en una ocasión, al ver la esmerada mascara con rasgos muy logrados de animal que María había realizado hacía pocos días para celebrar la llegada del carnaval, al buen Blackfield se le ocurrió algo entre sordido y magico. Yo, sintiendo como debió de sentirse Alicia en el país de las maravillas, abandoné la fiesta a la mitad.

-¿Te vas? -Me preguntaría el susodicho llegando hacía la gran entrada. -Creía que a la gente como tú le gustaban estas cosas. -

-Por eso mismo me voy. -Le solté dirigiendole la misma sonrisa falsa que el me dirigía a mí.

Que Jack N me permitiese ser tán extravagante, original y provocador como yo quisiese formaba parte del espectaculo, ampliaba el circulo de clientes pero tán sólo me muestro así en mi trabajo y ocasionalmente en la intimidad. El se lo restregaba a todos aquellos que iban y luego le ponían verde. O sea a media ciudad. Al alejarme de allí fue cuando caí en la cuenta, debería haberme puesto a su nivel, fingiendo que aquello era fantastico. Lo habría sido si no fuese porque Blackfield lo convertió en algo morboso, como hacía este individuo.

Cuando Maria se quitó la mascara, tanto W como yo pudimos apreciar en su rostro la ilusión que le hacía llevar esa mascara. Sus ojos tán azules como el cielo en un día de verano brillaban y una fila de blancos y perfectos dientes se nos era mostrada continuamente. Sin olvidar mencionar que se acercó a donde nosotros estabamos dando pequeños saltitos, cosa que tán sólo hacía cuando estaba muy contenta. Sentandose sobre Blackfield, le miró colocandose de nuevo la mascara sobre su cara y dijo:

-Alicia ya no es Alicia. Alicia ahora es el Conejo blanco. -

A Blackfield le pareció muy interesante el modo en que Maria le decía con su particular modo que estaba disfrazada. Arqueando una de sus rojizas cejas, siguiendole el juego, le preguntó:

-¿Y sabe el Conejo blanco si volverá Alicia? Porque El sombrerero loco la andaba buscando. -

María soltando una fina risotada quitandose la mascara, dijo:

-Alicia ésta aquí. -

Nosotros observabamos sin decir palabra. W porque no era del todo capaz de entender ese juego de palabras con el que Blackfield y Maria siempre andaban liados y yo, yo simplemente estaba demasiado admirado con la mascara como para decir palabra. Era una mascara demasiado bien hecha como para haber sido hecha por una niñita como Maria. Blackfield debía de pensar algo similar pues le hizo esa misma pregunta a la pequeña artista:

-Es una mascara muy bonita, ¿la has hecho tu sola? -

María simplemente asintió. Sería mientras observaba todos sus detalles que le llegaría esa idea, a Blackfield se le ocurrían muchas ideas, ideas en su mayoria pequeñas y fugaces como las estrellas que se ven en el cielo denoche pero muchas de ellas crecían volviendose peligrosos cometas. Blackfield al comprobar lo talentosa que era Maria nos retó a realizar nuestra propia mascara, incluso nos trajó un montón de material de muy buena calidad.

-La mascara más espectacular será la llevaré puesta mañana en la fiesta de aniversario del estirado señor Lombon. -Nos haría saber siendo ese el premio o parte del premio pues añadió. -Sin olvidar, que le recompensaré el esfuerzo con creces. -

No hizo falta expecificarlo, los tres sabíamos a que se refería. Con esa insinuación, yo no me sentía tán animado a dar lo mejor de mi mismo pero como el niño travieso que era, deseaba ver la reacción que provocaría ver a Blackfield con mi mascara puesta delante de tanta gente de la zona alta. No me resultó difícil escoger un animal, pues Blackfield, tán pelirrojo y con ese espiritu tán inquieto, siempre me recordó la figura de un zorro. Pudiese ser que la mascara de Maria estuviese hecha con cuero, lo cúal volvía más realista el aspecto y tacto pero yo me esmeré tanto al dibujar y pintar el rostro de mi zorro que el pobre W se quedó sin posibilidades de ganar. A Maria también gustó mucho.

-¡Tenemos un ganador! -Exclamó poniendosela sobre la cara.

Tal y cómo ya supusimos, parte del premio tenía un marcado tono sexual. Haciendome pasar a su dormitorio, cerrando las puertas con llave, me dió lo que a él le parecía un buen premio. Pensandolo con frialdad, debía serlo pues muchos hombres de la alta sociedad de la ciudad frecuentaban prostitutas en su mayoria para recibir sexo oral, para que una dama chupase sus sexos ya que sus mujeres eran demasiado puritanas. O eso me fue contando mientras me desabrochaba los pantaloncitos que llevaba hasta poder sacar mi pene de su interior.

-Con que deberías sentirte afortunado. Muy afortunado. -Dejo dandome un beso en los labios antes de disponerse a darme placer.

Si a afortunado se refería a que era de los pocos chiquillos a los que le había hecho eso, si, supongo, que debía sentirme afortunado. Sin embargo, yo me sentía realmente incomodo, me sorprendía y asustaba lo diestro que era y me sorprendía y horrorizaba cúan traidor era mi propio cuerpo, ya que sus lametones y caricias siempre hacían que mi sexo no sólo se pusiese hacía arriba, sino que siempre conseguía que al rato de él, emanase una sustancia blanca. Lo peor era lo mucho que a él le excitaba comprobar lo bueno que era. Yo aquella vez, trate de pensar en la segunda parte del premio.

-Qué envidia. -Me diría W al salir del dormitorio.

W no veía las cosas con la misma perspectiva que lo hacía yo. Era otro soñador.

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