domingo, 11 de septiembre de 2011

FanFic Slayers ROJO RELATIVO



Creo que este es el dibujo más reciente que he hecho de Rezo, El monje Rojo ^^ Espero que os guste porque me esforce muchisímo pues era, en parte, un pequeño regalo para mis buenas amigas AmberPalette y RagnaBlast, que siempre me apoyan un montón ^^


Rojo Relativo - ¿Ojos que no ven, corazón que no siente?


Deseaba creer que todo era un mal sueño, sencillamente una pesadilla de la que pronto saldría al abrir los ojos pero no, al abrir lo ojos e incorporarme de la cama, seguía atisbando la misma habitación con las mismas figuras que eran la silla de vieja madera con mis ropas sobre ella y a Zolf, mi único hombre de confianza, acostado y tán sólo tapado por su larga y oscura capa. Todo seguía siendo igual de desanimador para mí pues la pesadilla no era tal. Los ronquidos de Zolf era el único sonido que reinaba en la habitación, fuertes y continuados. Meneando la cabeza, salí con cuidado, procurando hacer el menor ruido, de la cama. Vistiendome frente a la ventana observaba como el sol iba iluminando suavemente todo el tramo de bosque que desde ella se veía. Dada la delicada situación en la que Zolf había decidido meterse, le desperté para que me acompañase. Zarandeandolo un poco, Zolf abrió los ojos confuso.

-¿Qué pasa jefe? -Preguntó con voz pastosa.

-Levantate de inmediato, acabo de recibir una información muy valiosa. -

-Oh pues muy bien, ¿no deberías ir a transmitirsela a Rezo antes? -Refunfuñó al oir mi respuesta.

-Y eso haré pero antes quiero preparar un segundo plan contigo. -Le dije para ver si así se animaba a espabilarse y se ponía en marcha mientras le guiñaba un ojo.

Zolf captó el mensaje y retirando su larga capa, se fue levantando del suelo. Frente a mí, la recogería del suelo y sacudiendole un poco el polvo se la pondría sobre los hombros cubriendose de ese modo toda su espalda y sus piernas hasta finalizar en sus talones envestidos por unas compactas botas de cuero negro. Entallandose el cinturón de gruesa piel en el cúal guardaba su única arma, una vieja pero todavía brillante espada con sus manos enguantadas supé que Zolf ya estaba listo para lo que hiciese falta. Rodimus nos esperaba charlando con McKind. Ambos hombres parecían entenderse bastante bien o al menos, el maduro caballero era capaz de mantener a McKind animado más tiempo que los demás. Tanto el hechicero como el caballero dejaron su charla a un lado al vernos caminar hacía ellos.

-Buenos días señor Zelgadiss, buenos días camarada Zolf. -Nos saludó muy respetuosamente Rodimus. McKind sencillamente nos miró y agitó la mano levemente.

-Hola Rodimus, lamento haberte hecho esperar pero no había manera de que Zolf moviese el culo. -Respondí yo mirando a Zolf con los ojos entrecerrados al mencionarle. Zolf trató de arreglar su imagen empañada:

-Ya ya, la culpa no es mía. Llevo una vida bastante dura y por las noches caigo tieso... -

Todos nos quedamos mirandole por un instante sin comprender sus palabras, al instante siguiente nos dió la risa porque problamente esa no había sido una excusa muy adecuada. Todos trabajamos muy duro cada día pero no nos costaba tanto abrir los ojos y saltar de la cama como a él y que a él le costase era porque más de una noche trás esos largos días de duro trabajo se quedaba hasta bastante tarde en la taberna del pueblo emborrachandose. Zolf nos lanzaría una mirada asesina. Fue un momento bastante agradable hasta que McKind poniendose se serio nos informó de que debía ir a trabajar con Rezo.

-Hacía años que no me reía así... -Dijó suspirando. -Pero ahora que Rodimus está con vosotros, debería retomar mi trabajo. Ya nos veremos. -

Recogiendo del suelo una abultada bolsa de tamaño mediano echandose el asa encima se marchó. Nosotros tres nos quedariamos un rato ahí plantados viendo como su figura se perdía a lo lejos. Rodimus fue quien dijo en voz alta lo que los tres estabamos pensando:

-Es un hombre realmente trabajador. -

Zolf y yo asentimos a la vez.

-Ahora que estamos solos, ¿qué tal si nos cuentas ese plan B que me has comentado al despertarme? -Inquirió Zolf frotandose las manos mientras nos miraba con ojos pícaros.

-Me parece buena idea. Nosotros también debemos ponernos al trabajo cuanto antes. -Acepté sonriendo apretando el puño derecho.

Que Rodimus ya conociese esa información tán valiosa fastió a Zolf pero Zolf fingió no importarle tanto. Arrodillado extendí sobre uno de los bancos de piedra un mapa en el que ya había marcado previamente los territorios de los posibles grupos de bandidos que habían podido robar sin ser del todo conscientes la estatuilla de Orihalcon. Mi plan era, estuviese Rezo de acuerdo o no, que Zolf se infiltrase en cada grupo de bandidos y cuando menos se lo esperasen, les robase la estatua. Sabía que sería una operación que nos llevaría mucho tiempo pero tanto a Rodimus como al propio Zolf les pareció sublime, muy inteligente y astuta. Yo realizaba estratagemas cuidadosas y en las que bien llevadas las vidas de mis hombres no correrían un gran riesgo pero a Rezo ese detalle le importaba cada vez menos. De todos modos, haciendole saber la más reciente información, surgiría el tema.


-Zelgadiss no tardará en llegar. Hace poco que nos hemos cruzado. -Me garantizaba McKind también de pie. Con una sonrisa sarcástica respondí:

-Más le vale. -

Él mejor que nadie sabe cómo han de ser las cosas, ya no es ningún novato. Al rato pudé escuchar con satisfacción como alguien golpeaba la gran puerta de la entrada. Uno de mis ayudantes le guió hasta dónde McKind y yo nos encontrabamos. Los pasos de Zelgadiss eran firmes y muy seguidos, lo que me indicaba que si había ido hacía la mansión, tán sólo era para hacerme llegar nueva e importante información. Resonaron por toda la amplía entrada hasta detenerse a poca distancia de nosotros. El joven ayudante abandonaría sin decir palabra la habitación para ponerse con sus deberes sin embargo Zelgadiss aclarandose la garganta procedería a compartir lo que sabía que debía contar. Sí sacó el mapa desenrollando un poco fue para enumerar las diversas zonas con mayor claridad.

-Son muchos grupos, tú, de entre todos ellos, ¿en cúal te fijarías? -Le pregunté una vez acabó de transmitir la información antes de que se marchase. Su opinión no es que me interesase realmente pero quisé, por una vaga curiosidad, saber cómo atajaría el problema. Estaba claro que a sólo uno le había sonreido la fortuna. Soy un hombre muy ocupado, ir de grupo en grupo sería una labor muy lenta. Dar con el correcto aceleraría la busqueda aunque habría que pensar en un metodo eficaz y rapido de obtener la estatua. Zelgadiss encogiendose de hombros diría:

-No lo sé... Todos, según he oido, parecen muy capaces de haber saqueado y destruido esa antigua edificación. -

Arqueando una ceja insistí, forzando una respuesta que Zelgadiss no parecía querer apresurarse a dar:

-Me lo supongo, todos sus territorios andaban cerca de ese lugar, pero escogiendo uno, ¿Cúal dirías que podría haber sido? -

Zelgadiss respiró hondo antes de dar la que sería su última respuesta como hacía cada vez que se sentía forzado a desempeñar o decir algo en contra de su voluntad. A McKind posiblemente le desagraba el trato que le daba pero su tranquila y pausada respiración eran señal de cúan neutral se mostraba o de lo bien que acataba eso de no es asunto tuyo, asi que no te metas.

-El grupo de bandidos cuyo territorio se ha desplazado por las cercanias de la ciudad de Atlas. -

Sus pasos se alejaron de igual modo en que se acercaron un rato antes aunque quizás no tán rapidos o seguidos como si su firmeza se hubiese debilitado un poco. Sabía perfectamente por qué tán recio se mostró a escoger un grupo, temía lo que les pudiese suceder. Por mucho que le dijese que ciertas personas merecían piedad y otras no, eso no entraba dentro de su codigo de valores o más acertadamente, no quería precipitarse, los errores no son satisfactorios. Poco tiempo después a unos cuantos bandidos les solicitaría adentrarse y examinar los tesoros de ese grupo, sólo los más astutos sobrevivieron. Decir que entre ellos estaba Zolf me haría imaginar que Zelgadiss tampoco era tán mal estratega pero que no se dignase a compartir sus estrategias no me gustaría nada de nada. Ya me iba viendo venir una traición pero no quise adelantar mi jugada hasta que él diera el primer paso.


NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):

McKind es un personaje original mio, fue desarroyando algunos para enriquecer las historias ^^

Historia narrada en primera persona. Según Zelgadiss o según Rezo o según ambos. Para que no os lieis intentare poner cada parte de un color cuando la historia se cuente según dos personajes o más ^^'

Zolf en Rojo Relativo al principio trabaja para Rezo y esta con Zelgadiss porque Rezo así lo decide pero luego se pone de parte de Zelgadiss aún a sabiendas de que Zelgadiss tarde o temprano lo va a traicionar. Rodimus en cambio al ser un caballero pues esta con Zelgadiss porque le aprecía y lo admira pero no trabaja para él sino con él. A Rezo eso le da igual en Rojo Relativo xD

Por último, Rezo se va volviendo más cruel por culpa de Shabragnigudu que lo va poseyendo más y más por lo que a la hora de hacer estrategias es muy distinto de Zelgadiss. Zelgadiss, siempre procura ir con cautela y usando sólo la violencia necesaria.


Espero que os haya gustado ^^ Y perdonad si el dibujo lo he puesto antes LoL A veces me lio...



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