miércoles, 24 de diciembre de 2008

Ella es la única que merece algo mejor. Ellos llevan tanto tiempo en esto, siempre fue un juego para ellos. A ver quien creaba el descontrol más grande, ambos tenían tanto talento y eran muy inteligentes, tanto que la polícia siempre recurría a un hombre, un hombre odiado por la misma polícia y temido por la ciudad. A ellos les gustaba, era el único que rompía las reglas para crear orden. Era el santo que algún día acabaría con el gran dragón rojo. Un hombre excepcional sin duda pero sus contrincantes tampoco eran unos criminales corrientes, estaban locos, se sentían orgullosos y vivían en su propio mundo. Ella admiraba tanto su actitud...
¿CÓMO SE CONOCIERON?
Es la típica historia, casualidad, afinidad... O suerte.
Estaba intentanto mantener la calma, le habían dado una paliza, sonreía, seguramente pensando Mi padre me atizaba más fuerte. Apretó los nudillos y les dijó tres palabras maravillosas que solía decirle su padre, ¿Por qué tan serio? Esos, los tíos que le habían pegado al día siguiente fueron encontrados muertos con una horripilante sonrisa, rajados. En la comisaria todo el mundo no dejaba de hablar sobre ello, John comenzó a reir, esa risa espantosamente espastica e incontrolable. John si comprendía el mensaje, la broma o lo que fuese pero John era tan invisible, nadie se fijaba en él, nadie excepto el loco del que todo el mundo hablaba.
-Veo que no soy el único con ganas de reir...
A John le recordó vagamente a su padre, siempre con una sonrisa maliciosa entre los labios, mintiendo, apostando e incluso matando. John comenzó a sentirse extraño otra vez, algo le decía Habla con él, él es lo que siempre has querido. Algo debió de activarse en su cabeza, actuó de una manera nada común en él, vamos que golpeó a los polícias y sacó de la comisaria a un peligroso criminal, así, dejandose llevar por una de las muchas voces que oía en su cabeza.

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