viernes, 23 de enero de 2009

CoNeJiTO

La única persona o en este caso ser que era capaz de amar o simplemente apreciar era un conejo que ni siquiera existía, bueno eso era relativo porque para él sí existía, lo que pasaba es que los demás eran demasiado estupidos para darse cuenta de tal hecho...
Un tipo irascible e impredicible, movido por sus impulsos o ¿acaso era demasiado emocional? Nunca fue el chico deseado de ninguna chica, nunca fue el elegido para nada, un tipo demasiado extraño, nadie quería acercase a él pero el día que llegó su amigo el conejo a él la opinión de los demás empezó a resbalarle. Muchos pensaban que era un truco para sentirse más seguro, otros que estaba loco y otros preferían guardar sus opiniones, no era para tanto...
-Carl, ¿quién hablas? ¿Es conmigo? -Solía preguntar la preciosa y enamoradiza Sophie ingenuamente, por lo visto una de las pocas en el pueblo que no sabían lo del conejo.
-¡Pues claro que sí, tesoro! -Aparentar, aparentar era para Carl tan fácil mientras su amigo el conejo se cruzaba de hombros y se hacía el ofendido, nunca hablaba.
Carl adoraba a su conejo, no era un conejo cualquiera: era alto, siempre de pie, como cualquier humano y con cualidades muy humanas. A Carl le recordaba vagamente a Roger Rabbit, eso le turbaba pero era incapaz de vivir sin su amigo el conejo. El conejo le metía en más de un problema pero a Carl tampoco le importaba, era su único amigo desde... Desde... Desde hacía años, al menos y como los otros pensaban que estaba loco, todo iba bien o eso creía Carl hasta que un día tuvo una fastidiosa interrogación por parte de Sophie, que poco a poco, quizás por las habladurias de las vecinas, se fue enterando:
-Carl, ¿Soy importante para ti? -preguntó temerosa.
-Supongo... -Respondió Carl mientras pintaba.
-Entonces, ¿me dejarás ver nuestro retrato? -Lo preguntó tal y cómo lo sentía, pensando que estaba ella con Carl, no el conejo. Eso pusó en un aprieto a Carl:
-¡No, no y no! Ni siquiera es tan importante...
-¡Entonces dejáme verlo ya! -Grito ansiosa y con toda la razón... Y efectivamente, su Carl no era tan suyo, era y siempre sería del conejo...

No hay comentarios: