sábado, 17 de enero de 2009



Trata de hablar pero nada aunque sus labios parecen moverse su barbilla tiembla y las lagrimas iran cayendo, tiene miedo pero hace un gran esfuerzo para disimularlo, trata de ser fuerte y especialmente distante...
Todos se han ido, ahora estan solos, él la mira, ella le mira tratando de decir las palabras adecuadas pero nada, ni un sonido. A él le divierte la situación, la tiene justo donde quiere, es un momento intenso, cualquier cosa podría ocurrir y todo depende de lo que ella haga o diga...
Esperar desespera pero como en ciertas ocasiones, esas ocasiones similares al nacimiento de un hijo o de la llegada de Papá Noel, has de esperar y saborear la ansiedad que proboca la odiada espera y la ansiada recompesa a la espera. Puesto que es incapaz de decir palabra decide, lo más prudente posible, bajar la mirada como una niña arrepentida...
Mala idea, muy mala idea, con semejante acto parece dar a entender que le desagrada la presencia de él. Entonces llega ese momento tan temido, cuando el silencio se rompe de manera brutal y llega la violencia. Él aunque parezca débil puede llegar a ser terriblemente fuerte y ágil, esta vez no se controla, golpea con fuerza, esa fuerza que provoca el odio o la rabia. Ella ya ni siquiera llora, se lo ha buscado, debío decir "Sí" o simplemente abrazarle pero con un elemento tan imprevisible, quizás la habría golpeado de todos modos...
¿Quién sabe?

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