miércoles, 25 de abril de 2012

FanFic CLAMP xxxHolic RETORCIDA IRONÍA 3



NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP son creación exclusiva de CLAMP (Excepto aquellos cuyo nombre no reconozcáis)
Historia narrada en tercera persona, para variar LOL
La idea me ha venido muy recientemente meditando acerca de lo que los budistas piensan sobre la reencarnación. Bueno, el tema ese de que el alma se puede reencarnar infinidad de veces hasta corregir todos los errores vividos... Y llevándolo al terreno CLAMP pensé que en el caso de Clow, de seguro, una sola reencarnación no bastaría XD (Idea rara, de las múltiples que se me ocurren)
ClowxYuuko (Implícito y explicito XD)


"La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe"
Jacinto Benavente - Dramaturgo español


FanFic xxxHolic
Retorcida ironía


TERCERA PARTE 


 La hermosa bruja desde la necesaria instalación del que consideraba su cliente procuraba pronto se impuso la norma de no entrar a esa habitación. Solo Moro o Maru entrarían de cuando en cuando para cambiar el vendaje al herido o para suministrarle alimento. Las niñas no eran capaces de comprender a su ama sin embargo obedecían sin rechistar pero un día, Maru, la que pareciese menos ingenua o más perspicaz de las dos, solicitó conocer el motivo. Ella que trás tapar a ambos adultos le hubiese parecido atisbar que una agradable atmósfera los envolvió. 


 -Yuuko-san, ¿por qué no cuidas del cliente tú también? -Fue su primera pregunta, no muy peligrosa para la bruja que le respondió con una mirada dulce pero una sonrisa maliciosa atrayéndola para sí: 
-No me gustan los soldados. Son personas conflictivas. Ya sabes cuan duro precio es el de arrebatar una vida. - 


 Pero Maru podía percibir que esa no era la verdadera razón, por lo que insistió mirándola fijamente a los ojos, con un dedo colocado bajo su labio inferior. Sus largas coletas caían hasta tocar el suelo, recorriendo todo su cuerpecito. 


 -¿Y no tiene nada qué ver la partida de Clow-san? -Preguntó con la ingenuidad y espontaneidad propia de una niña. En el rostro de la bruja se formó una expresión de dolor, apretando un instante los dientes, pero fue tan leve que Maru ni se dio cuenta. -El cliente recuerda a Maru a Clow-san. - 


 La hermosa y poderosa bruja se sintió desarmada. Todo parecía haber sucedido tan recientemente, quizás la aparición de ese hombre era una señal despíada por parte de alguna entidad con un sentido del humor muy retorcido o probablemente fuese algo tramada por una entidad que le guardase rencor. Entrecerrando los ojos y tomando entre sus dedos el pequeño rostro de Maru optó por responderle: 
-Maru, cariño, todo a su debido tiempo. - Quitándose a la niña de encima añadió. -Ahora, continua con tus labores. - 


 Tomando entre sus largos y elegantes dedos su elegante y fina pipa con dorados o plateados detalles en la punta y al inicio de ésta, le dio una larga e intensa calada mientras cerraba los ojos sumergiéndose en sus reflexiones y en los recuerdos que todavía poseía de él, del Mago Clow, mientras la niña se alejaba de esa parte de la habitación que daba al jardín por detrás. 


 Mientras toda la periferia estaba sufriendo unas fuertes lluvias aquel día, como si el cielo llorase amargamente la marcha del mago conocido como Clow Reed, a ella esas gotas capaces de calarte hasta los huesos no le afectaban. Contuvo la respiración al oír la llegada de un cliente pues algo en su interior le indicaba que no era un cliente cualquiera, lo que significaba que sería Clow. Los alegres gritos de Maru y Moro se escucharían por toda la tienda guiando al mago hasta dónde se encontraba su ama, la cual se puso rápidamente en pie girándose para observar al mago que estaba frente a ella, bastante empapado pero sonriendo como si el mal tiempo no alterase su humor. 


 -En efecto, debería haberme marchado ya pero antes debía ultimar algunas cosillas. -Le indicaría él antes de que ella pudiese articular palabra. Cruzándose de hombros y alzando una ceja, Yuuko, desconfiada, replicó: 
-¿No será otra de tus excusas para visitarme? - 
 El sonriente mago negó con la cabeza y dijo: 
-Me temo que no, además ésta vendría a ser mi última visita aquí. - 


 Yuuko pudo notar en su voz cierta tristeza. Al día siguiente se vería obligado a despedirse y hacer un gran encargo a sus queridos guardianes. Ambos se adentraron en la habitación más grande y ornamentada de toda la tienda. Por supuesto, ella iría la primera pues Clow era todo un cabellero inglés. Antes que Yuuko pudiese alargar su brazo hasta un encendedor y prender una pequeña llama que consumiría lentamente el incienso que siempre gustaba de usar en sus deberes de concededora de deseos, el mago la detuvo con estas palabras: 
 -No es necesario que prepares nada, mi querida Yuuko, sólo venía a entregarte por adelantado los pagos que acordamos. - 


 La bruja pestañearía y recobraría una cómoda postura sobre su distinguido sofá de oscuro terciopelo y cuidados acabados observando al mago sacar bajo su larga y oscura túnica, con preciosos bordados de un sol y una luna que brillaban entre dorados y plateados, un sobre. Yuuko menearía la cabeza divertida al deducir lo que en su interior hallaría. Su camarada era un aútentico maniatico de los detalles. Yuuko lo tomó tan cautelosa de que sus dedos no tocasen a los del mago como pudo más como tantas otras cosas en su vida el contacto entre piel y piel fue inevitable. Debió de ser ese el momento en que la bruja comenzó a comprender cuan larga sería la espera para volver a sentir la tersa y delicada piel del mago contra la suya. Agarrando el papel serían separados con igual potencia. 


 -Bueno, eso era todo, Yuuko, ya nada me retiene aquí. -Le comunicó Clow dedicandole una última de sus insoportablemente encantadoras sonrisas antes de abandonar su confortable asiento para regresar a su mansión pero se quedó unos instantes quieto como si esperase a que ella lo retuviese. -A menos que... -Agregaría, incapaz de contener las ganas de permanecer un poquito más a su lado. 


 -No, no es necesario. -Diría ella, disimulando su alteración con maestría, poniendose en pie también guardandose el sobre en el interior de su kimino. 


 Solo se limitaría a acompañarlo y llegados a la gran entrada, encogiendose de hombros, le dedicaría una despedida, como si fuese otro cliente más. Aunque el mago no se quejó ni la forzó a variar su decisión, ya en mitad del petreo camino entre la entrada y la verja de madera que rodeaba toda la tienda, forzandose a agrandar su sonrisa, se despidió de Yuuko así: 


 -Camarada, habrá un largo tiempo para nosotros para estar juntos. - 


 Lo que dejo a Yuuko sin palabras, desbordada de mil emociones que tratando de reconducirlas acabararían en una, jamás tenida tan en cuenta como era la esperanza para esa larga y lenta espera. Claro que delante de cualquiera no lo admitiría pero en la soledad, admitiría que era su último y muy preciado regalo, un mantra que no podría quitarse de la cabeza. 


 -Maldito Clow... Demonio con gafas... No sólo eras el mago más poderoso del mundo, eras el primer hombre en conquistarme. -Musitaría la bruja y una densa pero ligera capa de humo se escaparía de su apetecible boca de delgados y rojos labios. En sus palabras había rabia pero en su rostro una sonrisa las contradecía.

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