lunes, 9 de abril de 2012

FanFic CROSSOVER xxxHolic 3



NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes que aparezcan de xxxHolic o CCS no son mios, son creación exclusiva de CLAMP
Los personajes que aparezcan de Slayers son creación exclusiva de Hajime Kanzaka
El resto sí puede que sean mios excepto Fei Wang LOL
Contada en primera persona ^^
Espero que os guste. Probablemente muchas cosas os costarán de entender pero eso es porque es un crossover. De todas maneras está contado desde el punto de vista de Yuuko, Clow y posteriormente Watanuki también, con que tranquilos ^^

"Una vez que hayas decidido algo, no lo puedes resentir" Clow Reed - Personaje relevanta del manga/anime de CardCaptor Sakura

FanFic Crossover
CLAMP - Welcome To Hell
El mago más poderoso del mundo

A pesar de ser plenamente consciente de que esa mañana no me encontraría igual de vital y despejado como otras mañana trás una duelo interminable entre Yuuko y yo a fin de comprobar infaltil e innecasariamente, cúal de los dos bebía y aguantaba más cantidad de alcohol saqué todas las fuerzas que pudé y me levanté bien temprano pues no era mi estilo quedarme hasta bien entrada la hora de comer. ¡Luego tendría un espacio de tiempo muy limitado para satisfacer el exquisito y amplio apetito de mi camarada! Desde que mi fiel y buena Sayumi había comenzado a entrar en el declive físico que daba la considerable edad cercana a los cien años me tomé muy enserio en limitar sus labores como sirvienta aunque ella continuaba empeñandose y esforzandose en cumplir con su deber por completo. Habiendo echado hacía un lado las sabanas y mantas que nos habían cubierto a la pequeña Soel y a mí durante toda la noche, suspiré al contemplar a la dormida Soel agitandose suavemente al sentir la ausencia de mantas sobre su redondito cuerpo. Arrugando la frente me debatí en despertarla o dejarla dormir hasta que se despertase por sí misma. Abriendo sus grandes y fascinadores ojos sin previo aviso, la pequeña exclamaría:
-¡Si Clow se levanta ya, Soel también! -

¡Dios! Su aguda vocecita fue como el golpear de grandes y viejas campanas de cualquier catedral. Sin darme cuenta la mano que mantenía cercana a Soel fue dirigida y colocada sobre mi sien mientras mi frente se arrugaba un poco más y mis mandibulas se tensaban ligeramente. La pobre Soel poniendose rápidamente depie se llevaría sus manitas a la boca y musitaría, muy bajito:
-Perdona a Soel, Soel no se acordaba de que despúes de beber Clow tiene resaca. -

-No importa, sólo procura no alzar mucho la voz. -Le respondería yo esbozando una frágil sonrisa La pobre mia asintió aún con sus manitas colocadas sobre su boca. -Por favor, Soel, no olvides decirle a Yue y a Kerberus que no alboroten también. -Añadí antes de ver como ésta caminaba hacía el final de la cama para saltar a la mesita de noche.

Siendo de la misma altura, más o menos, que la lampara que tenía en mitad de la lisa superficie de madera bajo un tapete blanco, la pequeña Soel se entretenía apagando y enciendola susurrando Luz, no hay luz como un niño fascinado con un acontecimiento tán sencillo y normal para el resto pero nada más oir como el espacioso armario que disponía era abierto, toda su atención iba dirigida a mí sentandose sobre el soporte plateado de la lampara. La gema que tenía incrustada en la parte de su carita que sería la frente brillaba de un rojo intenso identica a la que tenía la criatura cuya imagen y poderes traté de copiar o adaptar junto a Yuuko. Cada vez que presentía o preveía que mi camarada iba a reunirse conmigo escogía el traje oriental que ésta me regalase un Día Blanco siendo ese uno de los pocos obsequios que materiales que me ha hecho esta inusual hechicera. La pequeña Soel aplaudiría con ojos iluminados, le encantaba verme vestido así, todo de blanco como ella con algún que otro detalle de brillante azul más el añadido de caprichosos estampados, siendo la figura de una media luna el más elaborado.

-¡Clow está perfecto! -Se le escaparía anunciar en una estridente exclamación al salir del cambiador plegado a un lado no muy lejano del armario con telas repletas de dibujos representativos de flores y grullas como el primero que ví en la residencia del clan Li.

Agachandome para que Soel pudiese lanzarse y acoplarse a uno de mis hombros, alcé una ceja trás hallar y colocarme las gafas y dar una forma más definida a mi animada compañera. Dandome aires de divo le comenté que entre los personajes celébres de Inglaterra no sólo era considerado poderoso y encantador sino que también muchas damas y algún que otro caballero habían reconocido mi atractivo. Soel pestañearía y diría:
-Como Yuuko... Aquí en Japón. -

-Más me temo que no es lo mismo, Soel, ella se ganó una fama un tanto injusta al contrario que yo pues todo el mundo la ha temido a pesar de haber acudido a ella en alguna que otra ocasión. -Le aclaré pensativo como rememorando algunas de las cosas que la gente me dijo sobre ella a modo de advertencia. -Pero si te refieres a belleza y poder, sí, somos bastante parecidos. -Añadí rápidamente a fin de que la pequeña Soel no se entristeciese.

Al salir del dormitorio, todo lo más costoso de realizar para Sayumi habría sido hecho por mí como alisar las sabanas y mantas para después posicionar sobre ellas la tupida colcha y gruesos cojines por lo que mi criada se llevó una sorpresa que aceptó resignada teniendo así que usar sólo el plumero o pasar una balleta humedecida por la madera. Sin decir palabra trás una costosa inclinación se adentraría a mi dormitorio y posteriormente a otras habitaciones de esa planta. Ver a la Mokona blanca desayunar, de igual tamaño a un panecito o una bola de arroz, era divertido teniendo en cuenta la ansiedad y destreza con la que devoraba todos los panecillos rellenos de crema que dispusé en un plato. Además de activos, mis creaciones eran como chiquillos glotones. La infusión reparadora sabía fatal pero me figuré que debido a la filtración de las hierbas. ¿Llegará el día que se inventé una medicina con sabor agradable? Atenuandose el dolor de cabeza, me pondría manos a la obra reuniendo un montón de libros y notas referentes al asunto que debía solucionar y al cúal Yuuko se sentía forzada a reunirse conmigo. Al cobijo del más grueso y hermoso de mis árboles, resultando ser un cerezo de maravillosas y rosadas florecitas en primavera, resoplando me sumergiría en la compleja pero interesante lectura de teorias de diferentes cientificos en relación a otros posibles universos y paradojas temporales pero con respecto a ésta última sólo hallé algo parecido en una novela de ficción, escrita por Mark Twain. Dejando el libro junto al resto me lamenté cerrando los ojos hasta que una familiar esencia rodeó mi tranquilo rincón alterando a la pequeña Soel, que se esforzaba por trepar por la pila de libros dejados a mi derecha. Su frente su arrugó y su cuerpecito comenzó a estremecerse como si presintiese un peligro inevitable. Acariciandola dije:
-No tienes de qué asustarte, Soel, Clow se encargará de que todo vaya bien. -

Creía que su estremecer era debido a la preocupación pero el dueño de esa esencia tán familiar, tán mia por irónico que pareciese, se colocaría frente a mí y hablaría obligandome a dirigir mis ojos hacía él.

-Me duele comprobar que aún continues con tus planes contra mí y mi deber. -Diría con la vista fija en mí. Sus ojos brillaban fieros aunque su ancha frente estuviese ligeramente arrugada suavizando un poco su duras facciones. Era Fei Wang y no vendría por mero aburrimiento pues desde el primer instante en que apareció no parecía tener otra cosa en mente más que realizar mi deseo fallido.

-Pues a mí me duele que no comprendas que si ese deseo falló es porque no debía ser cumplido. -Le repliqué con igual sinceridad. -Y ni se te ocurra preguntar por qué lo pedí pues, en ese momento tomé esa decisión. -Añadí ahorrandonos una pregunta tán enrevesada como su propia respuesta. Fei Wang ya la conocía.

-Supongo, que ahora es cuando te pondrás en pie y pedirás que desaparezca ¿no? -Me espetó con gesto arrogante cruzandose de brazos. -Quiero que te quede claro, Clow, no voy a desaparecer por mucho que lo desees, no hasta que el deseo que originó mi existencia sea cumplido. -

Poniendome en pie cargando conmigo a la pequeña Soel en una mano y los libros en la otra meneando la cabeza antes de levantar la cabeza dedicandole una sonrisa, le respondí:
-¡Oh Fei Wang! Me decepcionas si crees eso... Con que te marches a otro mundo, uno al que puedas hacer tuyo, me contentaré. -

Dicho eso emprendí el regreso al interior de mi mansión. Optando por dedicar mi esfuerzo y animo en la persona a la que esperaba con mayor ilusión dejando los libros en la biblioteca justamente en el hueco que había quedado comencé a preparar una comida digna de reyes. Mi pequeña se quedaría jugando con Kerberus y Yue, que de algún modo se me antojaban como sus hermanos mayores. Sentandome en mi sillón favorito, todo él de terciopelo rojo con alto respaldo esperé con una pícara y malintencionada sonrisa a que Yuuko llegase. Cerrando los ojos escuché cada pequeña perturbación cercana o lejana expectante. Al apreciar unos rapidos pasitos abrí los ojos para coroborar que el pequeño Larg acababa de adentrarse al salón, lo que causó gran gozo en la pequeña Soel sin embargo su apático saludo a Soel me hizo pensar que Larg no se encontraba tán animado con en otras ocasiones.

-Larg, hoy no pareces muy animado. -Le dije y al instante que el pequeño ser negro fijó su atención en mi, añadí a fin de hacerle reir un poquito. -¿Ya ha vuelto Yuuko a gruñirte por ser el vencedor en el desafio de anoche? -

Él negó bruscamente agitando hacía ambos lados todo su esponjoso cuerpecito.

-¡No pero Yuuko es una bruja egoísta! -Sentenció apretando sus puños y cerrando fuertemente sus ojazos de gato. Reí, tuvé que reir porque eso no era nada nuevo pero Larg lo soltó como si fuese un hecho recien descubierto. -¡Yuuko sólo ayuda cuando le da la gana y eso no está mal! -Añadiría en otro grito con su vocecita chillona como sacando toda esa rabia que contenía su pequeño cuerpo negro y redondeado.

Al rato un griterio desesperado se apróximaba, siendo sin duda su realizadora mi sofocada camarada que en pocas zancadas se plantó en mitad del amplío salón con cara de muy pocos amigos. Larg y yo nos miramos como presintiendo al mismo tiempo que nos iba a caer toda su furia sin razón. Yuuko poseía una gran belleza pero esa belleza iba acompañada por un mal genio terrorifico. Sólo Yue, mi guardián lunar tuvo el coraje de exponer en voz alta lo que el resto pensaba.

-Qué mujer más ruidosa. -Anunció levantandose del suelo y cruzandose de brazos, con la mirada fija en ella.

La expresión de fastidio en el rostro de Yuuko fue divertísima. Incapaces de retener las carcajadas, todos excepto mi ángel y mi camarada, reimos hasta más no poder. Su enojo no hizo otra cosa más que crecer pero esmerandose por mantener una calma aparentemente indiferente avanzando hasta la zona en la cúal nos encontrabamos dijo:
-Ya veo que así es como trabajas tú. ¡Durmiendo cómodamente en tu sillón toda la mañana! -

A lo que yo podría haberle narrado todos los eventos trascurridos desde que me levantase al amanecer pero preferí continuar jugando con el chisporroteante fuego.

-¡Oh vamos Yuuko! -Le repliqué mientras me sentaba de una manera más apropiada desplegando una sonrisa de esas que tanto le molestaban viendola detenerse con ambas manos sobre las caderas y los ojos entrecerrados. -Ya sabes que no hay nada mejor que dormir la mona un buen rato para retomar fuerzas despúes de una buena borrachera. -

-¡Pero serás irresponsable! -Me regañó gritando aún más fuerte. Realmente era una mujer sorprendente, con un resacón como el que debía de estar teniendo y no paraba de gritarme toda clase de improperios que yo aguanté maravillado ante tanta enérgia hasta que la pobre Soel salió en mi defensa:
-¡Eso no es verdad! ¡Clow y Soel se despertaron muy temprano esta mañana! -

-¿Es eso verdad o sólo es un intento desesperado de salvar tu pellejo? -Me interrogaría al instante siguiente trás pasar sus ojos de la Mokona blanca a mí desconfiada. Aquello había arruinado mi plan de enfadarla por lo que un pelín molesto le reproché a Soel su ayuda:
-Soel, ¿por qué has tenido que decirlo? -

-¡Oh! ¡Perdona a Soel, Soel no sabía que no podía decirlo! -Exclamó la pequeña Soel bajando la vista como si se sintiese muy arrepentida pero a los pocos instantes despúes frotandose su cabecita con una manita reiría cerrando sus grandes ojos. Larg también empezó a reir y mirandome dijo:
-Yuuko sí que es dormilona. -

Aquello debió de ser para mi camarada el colmo de la humillación por lo que intenté hacerle comprender al pequeño Larg que si ella pasaba más tiempo que yo dormida era porque empleaba la magía más a menudo pero me dió la impresión que eso hirió más su autoestima pues sin decir palabra pero con un brillo fulminante en sus ojos de fuerte castaño que parecían tornarse carmesí al centellear se dirigió hacía el comedor a fin de degustar y criticar mi comida. Recordando el triunfo que fue obsequiarle chocolate en San Valentín le ofrecí un trozo del pastel de chocolate que había preparado para todos mis niños.

-Como de costumbre te has pasado con el tamaño. -Me dijó al contemplar el grueso trozo de pastel que había preparado como postre, todo de delicioso chocolate. -¿Acaso te has propuesto cebarme como a una vaca? -Añadió con intención hiriente como de costumbre.

-Un pajarito me dijo que te gustaba mucho el chocolate. -Le informé haciendome el interesante sin darle importancia a sus malvadas palabras. -Además se me ocurrió que esto te haría más agradable la visita. -Agregé con una amplía sonrisa ladeando un poco la cabeza, sosteniendo mi rostro entre mis manos por la barbilla.

Que mirase a Larg antes de disponerse a comerlo me pareció curioso pero comprensible ya que Soel y Larg compartian muchas cosas entre ellos valiendose de sus capacidades telepáticas. Larg se percató de que era mirado pero continuó con la cabeza gacha hasta salir del comedor. Dentro del cuarto que tenía a modo de despacho, adoptando un aire sereno y centrado antes de tomar mi asiento frente a mi camarada fuí desplegando por la mesa de tamaño mediano todo lo más reciente que había ido tramando y con cuidado acercaría a Yuuko una bebida con la que tentarla pues sabía que ella estaría deseosa de que un buen whisky estuviese en mitad de la mesa.

-Esto es asqueroso. -Me hizo saber sacando la lengua poco después de dar un sorbo a su taza. -¿Qué ha pasado con la excelente colección de licores y vinos que escondes en tu minibar? -Demandó saber maliciosa.

-Oh eso... ¿No se lo ha contado Soel a Larg? Ya no bebo. -Le respondí calmado pero en el fondo expectante ya que sabía que Yuuko no se lo iba a tragar. Chupandome la yema del dedo indice pasaría algunas hojas de mi último cuaderno. -Si no te parece mal, me gustaría continuar explicandote esto. Es muy importante. -Añadí conferiendole prioridad al asunto por el cúal estabamos reunidos en el despacho.

-Cuatrojos mentiroso. -Murmuró ella deshaciendose del resto de la bebida vertiendola apróposito al suelo con una sonrisa retorcida. -Un hábito requiere una necesidad de ser conciente de ello, y tú, precisamente tú, nunca lo has visto como algo de lo que tuvieses que deshacerte, por lo que... ¡Antes de ponernos serios, traéme el mejor Whisky que tengas! -Agregó golpeando la mesa con la taza como hubiese hecho cualquier borracho en una taberna.

-Mira que eres beoda. -Suspiré incapaz de mantener la seriedad por más tiempo -Eso sólo conseguirá que mañana tu resaca sea más desagradable. -Le mencioné arrugando la frente sin dejar de sonreir.

Agitando su mano, me daba a entender que le daba absolutamente igual su salud. Reí suavemente diciendome a mi mismo que era la dama con vicios más masculinos que podía haber conocido y que aún siendo algo inapropiado, me encantaba porque así podiamos beber juntos. Quien tiró de mis ropas no fue otro más que el pequeño Larg, arrodillandome escuche lo que parecía querer decirme.

-¿Podrías convencer a Yuuko para que ayude al último cliente que tuvo? -Me pidió al levantar su carita con grandes y casi llorosos ojos. -Larg ha estado pensando y se le ha ocurrido que si Clow se lo pide a Yuuko, Yuuko a lo mejor lo haría. -

-Bueno, podría intentar hablar de ello con ella. -Le respondí acariciandole sosteniendo con la otra mano la botella de Whisky que sacrifiqué para contentar a Yuuko. La sonrisa de Larg fue tán linda. Asintió y echó a correr de vuelta al salón.

Finalmente de vuelta al despacho sentandome frente a Yuuko me dispusé a hablar sobre el problema que se había formado entre ella y el pequeño Larg, al principio sólo para comprender que les estaba separando pero luego porque desee aportarles algo de ayuda mientras ella encontraba satisfacción en cada sorbo que daba de mi mejor whisky.

-Larg está enfadado con Yuuko porque a Yuuko no le ha dado la gana de ayudar a un mago venido de otro mundo. -Trás un largo suspiro, añadió mirandome fijamente a los ojos. -¿Comprendes o necesitas que te lo dibuje? -

En un principio creí que el alcohol le había afectado demasiado rápido pero recapacitando y guiado por la posibilidad de no ser el único capaz de obrar tál proeza, las veces que uno quisiese, la curiosidad se apoderó de mí. ¿Cómo sería ese mago? ¿De qué extraño mundo vendría? Un montón de dudas nacieron en mi desviando la conversación al extraño cliente del cúal Yuuko, con una borrachera que no tardaría mucho en crecer, se estaba cansando de hablar.

-Sería fantastico conocerle... -Suspiré como lo habría hecho una muchacha fascinada colocando una mano sobre la otra contra mi rostro. ¡Yuuko era tán afortunada de conocer a gente así gracias a la tienda! -Oye Yuuko, ¿me lo presentarías si fuese esta tarde a tu tienda? -Le solicité saber con tono de voz emocionado.

-¡¿Qué?! -Alcanzaría a gritar ella derramandose la bebida alcoholica bajo su barbilla, recorriendo su mentón y cuello hasta llegar a empapar más de lo debido. ¡Ni os imaginais el apuro que pase! Ella limpiandose la boca con el dorso de su mano izquierda mientras sostenía la botella con la derecha, me espetó -¡Ni lo sueñes! ¡Tienes cosas más importantes que hacer que sociabilizar con mis clientes! ¡Además dudo que vaya a ser tán idiota de volver! -

-¿Estás segura? -Me sentí impúlsado a inquirirle, naciendo una traviesa sonrisa. -Si mal no recuerdo, la tienda atrae a gente con un gran deseo por realizar. Si ese deseo todavía no se ha realizado, ¿quién puede asegurarte que la tienda lo perciba y lo vuelva a acoger a fin de que sea realizado? -Le recordé satisfecho y feliz de retener información así de valiosa.

Yuuko pareció haberse quedado sin oportunidad de replicar o protestar para su frustración pues abrió la boca pero no salió palabra alguna lo que originó que cerrase los ojos con fuerza mientras apretaba los dientes pues odiaba darme la razón. Sin embargo trás otro largo y definitivo trago a la botella acaparada de Whisky algo para usar contra mí llego a su cabeza pues alzando sin previo aviso el brazo cuya mano sostenía la botella señalandome con ésta soltó:
-¡Muy bien! Digamos que tienes razón y vuelve a aparecer por la tienda y hago realidad su deseo, ¿cómo lo hago? Resultando ser su deseo salvar la magia de su mundo. -

Fue como recibir un contundente e inesperado porrazo por la espalda. Me desconcierto e incomprensión se debió de ver muy claramente pues abandonando su asiento con un vigor renovado y una amplía sonrisa en sus labios aún poseedores de un fuerte tono rojo se alejó en busca del pequeño Larg para poner punto y final a todo el asunto.

-¡Espera! -Exclamaría yo siguiendola todo lo veloz que pude. -¡¿No te gustaría hablar más sobre ello conmigo?! -Le pregunté casi jadeante corriendo detrás de ella pero me llevaba bastante ventaja, por lo que cuando llegué hasta el último lugar por el que había oido sus pasos, ya habría abandonado todo el lugar teletrasportandose.

Un largo suspiro salió de mi boca mientras dejaba mi cabeza caer cansado y derrotado. Conociendola no debía conferirle una exagerada importancia, habría formulado esa pregunta para luego irse dejandome con la boca abierta más me casi creí atisbar en su voz inseguridad. Chascando la lengua al levantar la cabeza me dije que no sería nada que ella, la poderosa bruja de las dimensiones no pudiese solucionar. Caminando hacía el gran salón para reunirme con mis guardianes y Soel encogiendome de hombros me mentalicé para una monotona tarde. Los días siguientes no fueron nada del otro mundo, trabajo e ingenuosa intrucción para Soel, la cúal tendría que ir desplegando y controlando el incontable poder que albergaba desarrollando diversas habilidades como la capacidad de sentir auras poderosas, teletrasportar objetos y personas o viajar por diferentes mundos pero al cabo de un tiempo sin recibir una nueva visita de Yuuko y Larg me preocupé.

-Soel, ¿no te parece extraño que Yuuko no haya venido en todo este tiempo? -Le comentaría pensativo mirando a la pequeña Soel desde mi sillón levantarse de un salto del suelo para mirarme sosteniendo entre sus manitas un lapiz poco más alto que ella misma.

-¡Preguntemosle a Larg! -Me propusó ella ladeando sútilmente su cabecita y cuerpo blanco. Instantaneamente cerrando sus ojos comenzó a despedir una suave luminosidad, estaba concentrada en contactar mentalmente con su compañero. Pasado un rato, Soel pestañearía desvaneciendose su luminosidad y con una vocecita llorosa anunciaría. -¡Larg dice que Yuuko está muerta! -

Aún teniendo en cuenta lo que deseé reteniendo a Yuuko de algún modo inexplicable y que va contra toda ley natural, oir que Yuuko estaba muerta como en aquella ocasión me aceleró el pulso y violentamente me pusé en pie concentrando todo mi poder para desplazarme hasta dónde ella estaba. Los desgarradores llantos de las ayudantes de Yuuko guiandome hasta su dormitorio a toda prisa me indicó que todos se habían convencido de que Yuuko ya no estaba entre los vivos.

-¡Mago Clow! -Sollozaba Maru agarranda a mi brazo derecho.

-¡Mago Clow! -Sollozaba igual de intensamente Moro aferrada a mi brazo izquierdo.

Ante la puerta corrediza entreabierta, tragué saliva como en aquella ocasión y echandole valor entré tirandome al suelo y avanzando hasta ella arrodillado. Su cuerpo bajo las sabanas que la cubrían parecía no perder la luz que lo envolvía. Sus ojos estaban relajadamente cerrados y para mi alivio su pulso era estable más para mi confusión al pasar mi mano por su rostro, éste estaba caliente como si unas altas fiebres la poseyesen. No era fiebre, de eso estaba seguro pues Yuuko se estaría estremeciendo sudorosa entre suspiros. El pequeño Larg, que no se apartaba de ella, se incorporaría un poco para asegurar que estaba allí realmente y que su emborronada visión no le engañaba. Asentí con una frágil sonrisa y girando la cabeza hacía las aflijadas niñas trás la puerta comencé a poner algo de estabilidad en el lugar. Durante el tiempo que me quedé cuidando de ellos y de Yuuko, la tienda estuvo temporalmente cerrada, creando un nuevo sello magico que nos garantizase eso con la ayuda de la carta Candado. Sólo Soel y Larg se encargaban de traer las provisiones que les encomendaba.

-¡Perdona a Larg Yuuko! ¡Larg no sabía que ese deseo era tán grande! -Fue lo primero que le diría el pobre Larg a Yuuko el día que ésta por fin despertó de su particular letargo llorando con una angustia y una culpabilidad que golpeaban su pequeño cuerpo y corazón.

Yuuko movería sus ojos de Mokona a Mokona, luego irían hacía Moro y Maru parandose en mí, el único que parecía desentonar en la habitación sentado a su lado con una sonrisa esperanzadora en el rostro.


-¿Qué demonios haces tú aquí? Cuatrojos. -Fueron sus hostiles palabras entrecerrando los ojos mientras apartaba la mano con la que pretendía acariciar su rostro. Más que nada para comprobar que su piel había recuperado una temperatura normal.

-¿No es obvio? -Le respondí orgulloso. -Como al cabo de una semana no regresabas en tí, Larg se preocupó muchísimo porque generalmente ese es el tiempo que tardas en recuperarte trás cumplir un deseo difícil, se lo comentó a Soel y ella llorando desesperadamente me lo contó a mí, lo que me valió de excusa para estar a tu lado cuidandote. -Le retrasmití retocando algún que otro detalle.

-Cuando esté mejor, te vas a enterar, mago degenerado. -Me advirtió al breve instante de separar mis labios de los suyos trás ese corto momento en que le robé un beso encontrandola tán encantadora recien salida de un sueño, sin comprender cúan preocupados nos había tenido a todos.









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