sábado, 27 de noviembre de 2010

ALICE IN NIGHTMARE LAND Según MARY


CAPÍTULO 7: La Duquesa y su afición a la pimienta.
Alice cada vez que se topaba con un nuevo individuo, habitante atrapado o no dentro del particular mundo del espejo se sentía más y más confusa. ¿A qué se referían entre carcajadas El gato de Cheshire y el tipo conocido como Jocker? Había oido muchas estupideces dentro del manicomio, había una compañera de cuarto que se creía gato pero eso, eso de que ella era una llave muy importante... Aquella gente estaba loca loca, más loca de lo que Alice pensaba. Dejando a un lado, para no perder su estabilidad mental, esa descabellada cuestión, Alice trató de pensar en algo más útil en aquellos momentos, como volver al mundo real, al otro lado del espejo, una serie de pensamientos revueltos e incontrolables le condujeron a uno que le costaría la vida.
-¿Dónde está Byron?
-¿De qué estás hablando? -Quisó saber Max un poco atolondrado.
-Mi amigo, mi amigo Byron, no está con nosotros. -Le contestó Alice preocupandose pues a pesar de su traición aún le apreciaba. Era uno de los pocos chicos que no la consideraban loca, que en sus peores momentos estuvo allí para apoyarla.
-Alice, no has pensado en la posibilidad de que Byron al igual que Klaus ya no sea de los nuestros-Max trataba de advertirla pues sentía que debía hacerlo. Apenas la conocía y ya sentía por ella un cumulo de emociones inexplicables hacía ella.
Alice se enfadó ante la mera insinuación de que Byron se convertiese en otro titere. Para Alice era más fácil creer que Byron había sido manipulado, por lo que debía rescatarlo de inmediato.
-¡Te equivocas, Byron jamás haría eso! Lo del juicio no ha sido más que una treta, el estaba actuando inducido por algo... -Gritó Alice dejandole bien claro a Max su desesperada deducción.
-¡No hace falta que me grites! ¡Yo sólo trato de ayudarte! -Exclamó Max alzando la voz.
-¡¿Entonces por qué no me ayudas a buscar a Byron en vez de insinuar cosas tán horribles, tío listo?! -Le soltó Alice desarmandole. Max no dijó nada se quedó callado un buen rato, como si temiese que Alice se le echase encima. Alice echó a andar, a cada paso iba más deprisa, dejando a Max a lo lejos. Quizás trás tantos años tratando de sobrevivir en aquel mundo disfuncional, Max Hatter se había vuelto un tipo un tanto particular también, incapaz de confiar en nadie. Para cuando Alice dejó de caminar, Max estaba muy lejos. Alice ante ese hecho, comenzó a preocuparse, más no podía permitirse quedarse ahí parada lloriqueando como una cría. Lo único que podía hacer era seguir adelante, con o sin Max. Al fin y al cabo, se suponía que ella era importante y cuando uno es importante, no acaban contigo tán rapido. En eso iba pensando Alice, Alice no paraba de pensar, su mente siempre estaba llena de ideas y mil pensamientos hasta que chocó con otro particular habitante de aquel lugar. Alice, dolorida por la caida, alzó la vista y lo que vió fue a una mujer joven ataviada como una rica burguesa, similar a las damas ricas y encantadoras que salían en los libros de historia en el tema relacionado al siglo XVIII. Colores claros, refinado peinado e incluso guantes y un sombrerito a juego. Alice estaba estupefacta, de entre todos los otros tipos que se había ido encontrado, excepto aquella dama china y Max, esta dama parecía la mar de equilibrada. Con una gran sonrisa la señorita se disculpó:
-Oh querida mía, cuanto lo lamento, ¿estás bien?
-Sí, más o menos. -Respondió Alice levantandose poco a poco.
-¡Gracias a Dios! Si te pasase algo malo fuera del castillo, Las Reinas de Corazones me cortarían la cabeza sin dudarlo. -Le comentó la dama preocupada.
-Wuauu... Puedo hacerte una pregunta, ¿sabes como llegar hasta allí? -Preguntó Alice sorprendida. La respuesta de aquella mujer le dejó aún más sorprendida.
-Por supuesto, una mujer de mi posición ha de saber esas cosas, si no, no sería La Duquesa de este lugar.
¿Duquesa? ¡Quién lo iría a decir!
-¿Podrías guiarme hasta allí? -Le pidió Alice haciendo un gran esfuerzo por mostrarse educada, ya que había chocado con una duquesa. -He de encontrar a un amigo, lo antes posible.
La sola mención de acercarse al castillo de Las Reinas de Corazones espantó a La Duquesa, la cúal echó a correr exclamando:
-Lo lamento pero tengo mucho que hacer.
Alice se quedó con la boca abierta, resulta que aquella mujer conoce a Las Reinas y seguramente a mucha gente importante más pero la mera mención de ir hasta allí le asusta. Alice golpeó el extraño suelo con un pie, dijó una seríe de improperios y se dispusó a seguirla. No sólo para convencerla y poder rescatar a Byron, también porque Alice se sentía más perdida que de costumbre, encontrar personas como Max o como ella era difícil, era muy difícil en aquel lugar, alguien con quien hablar sin quedarse flipada. La Duquesa entró en una extravagante tienda y al salir, entre sus manos sostenía lo que Alice dedujó era pimienta pero no fue eso lo que captó la atención de Alice, lo que realmente le hizó sentir curiosidad, esa clase de curiosidad de la que eres incapaz de librarte, fue que la pimienta no se hayaba en un pequeño frasco, ¡estaba dentro de una bolsita! ¡Ni que fuese droga! Sin ser del todo consciente de ello, Alice había acertado pues en aquel mundo, las especias más simples tenían los efectos que suelen tener las sustancias adictivas como la marihuana o el LSD. Alice pronto lo comprobaría por ella misma. Al llegar a la gran casa de La Duquesa, lo que Alice vió le recordó bastante a las orgías que aparecían en las películas tán inapropiadas que Klaus se descargaba por internet, eso sí, Alice admitió que esa tenía más elegancia, una elegancia mezclada con toda clase de perversiones. Alice no pudo evitar gritar:
.¡¿Qué coño está pasando aquí?!
Nadie se molestó en responderla, ni siquiera percataron su presencia. Eso enfureció a Alice. Alice siguió avanzando gritandoles lo cochinos que eran y que eso no era propio de gente civilizada. Fuese a donde fuese Alice, en todas las habitaciones estaban dale que dale, satisfaciendo sus deseos más sucios. Por fortuna para Alice, la cocina era el único lugar donde se podía estar sin contemplar semejante expectaculo. Fue allí donde Alice descubrió que las especias no eran simples especias. Una mujer con aspecto indeseable, vestida con un traje muy sucio con un delantal amarillento con el único bolsillo roto, le ordena sostener a un bebe porque estaba terriblemente ocupada preparando comida en abundancia para su señora y sus invitados. Alice obedeció dada la crispación de la grotesca mujer. ¡Lo ultimo que quería era tener problemas con esa tipa! El bebe gimoteaba con fuerza, como deseando ser estrechado por los brazos de su madre en vez de los de Alice, Alice, con el bebe a cuestas, corrió hacía la puerta, deseaba salir de ahí lo antes posible, todo aquello la superaba pero con un gesto tán violento como rapido la sirvienta le detuvó el paso.
-¡Ni se te ocurra! ¡Te quedarás y me ayudarás! -Le gritó tán alto que Alice temió quedarse sorda. Alice, harta de tanto llanto, viendo que el gran pullero estaba desprotegido, para acallar al bebe, cogiendo la cuchara sopera, le hizo probar un poco. ¡La sirvienta se llevó las manos a la boca, parecía aterrada! El bebe dejó de llorar, lo cúal alegro a Alice, aunque al poco tiempo, el bebe experimento un cambio brutal, Alice asustada ante ese gran cambio que estaba sufriendo el bebe, lo dejó caer y se lanzó como loca fuera de la cocina. Las cosas se pusieron aún peor, Klaus y una serie de hombres uniformados estaban dentro de la casa de La Duquesa. ¡Alice no tenía escapatoria! Un tiparraco enorme y practicamente desnudo babeante la agarraró, Alice le golpeó pero no tenía lugar al que ir, la casa estaba rodeada. Alice, mandandolo todo a la mismísima mierda, entró en la cocina y echandose a la boca un poco de pimienta, cuyo sabor no agradó para nada a Alice, se desnudó y se lanzó a los brazos del primer tipo, más o menos decente, que vió. Klaus se lo impidió pues chascando un dedo, todos los hombres se convertieron en cerdos.
-¿Qué vas a hacer ahora hermanita? Rindete y quizás Las Reinas de Corazones sean piedosas contigo. -Le ordenó Klaus con una sonrisa victoriosa.
-¡Jamás! -Replicó Alice.
-Ya veo, bueno, entonces Byron sufrirá las consecuencias. -Le comunicó Klaus. Alice, agitada, mareada, irracional pero dispuesta a todo por su amigo Byron. Uno de los pocos que tenía, al escuchar esas palabras, especialmente el nombre de Byron, caminó hacía Klaus torpemente, rindiendose.
-¡Alice, no lo hagas! -Le suplicaba a voz en grito una voz, una voz que para Alice era muy lejana.
Cuando Alice finalmente se recuperó de los efectos producidos por aquella pimienta, se encontrantaba totalmente desnuda y atada justo ante Las Reinas de Corazones. La marca en forma de corazón que una de esas dos arpías le hizó brillaba con fuerza como indicando que era suya con mayor insistencia. BlackRabbit se hayaba sentado en el suelo en medio de ambos tronos. Si os dijera que Alice no estaba asustada, mentiría. Alice estaba a su merced y temía lo que esas dos pudiesen hacerle. Una de ellas, con un gesto elegante hizó llamar a Klaus, Klaus apareció de inmediato con Byron. Byron al igual que Alice estaba desnudo y atado por gruesas cadenas de hierro de color rojo. BlackRabbit les dedicaba una retorcida sonrisa, mientras se frotaba las manos. Alice intentó mirar hacía Byron, el arrepentido Byron, el engañado Byron, pero una de las multiples cadenas se lo impedian. Jamás en su vida se había sentido más asustada, apenas podía moverse y estaba desnuda. La mirada de una de Las Reinas de Corazones le confirmó sus temores. Si iba a ser su esclava sexual, antes tendrían que comprobar, para estar realmente seguras de su integridad, si Alice era tán inocente como decía serlo en el primer juicio en el que fue, contra su voluntad, juzgada por esa pandilla de dementes salidos. Alice a pesar del temor y su demasiado rubio cabello, lucía un cuerpo apetitoso, piel clara, senos redondos y serenos. Sin olvidar su vulva, que sería tán rosada como palpitante.

2 comentarios:

Oriana Blanco Herdz dijo...

Impactante, me ha encantado el capítulo. Espero que Blackrabbit lo vea y se alegre tanto como yo, muchas gracias por tu contribución :)

Besos :)

Thiago dijo...

jaj impresionante, eh... jaj me ha encantado, una digna continuación a tan brillante experiencia, jaaj

Bezos.