domingo, 6 de marzo de 2011

FanFic Slayers REMEMORANDO V


Dibujo de la Copia de Rezo ^^ Me he esforzado un montón, espero que os guste ^^ Desde lejos se ve mejor XD

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):

Con respecto a la copia de Rezo... Pues según te fijes en el anime, el manga o las novelas su historia varia bastante. En el anime, se sugiere que es creado por Ellis para venganse de Lina, Gaurry y Zel por matar a su amado Rezo sin embargo en el manga y las novelas fue creado por Rezo a modo de experimento en su desesperada busqueda por abrir sus ojos y ver. Lo de Zannafer mola pero en Eterno Poder me basé más en la idea de que la copia fuese mitad demonio o facilmente controlada por un demonio como se cuenta en las novelas y el manga. Al igual que pasa con los clones en las historias de ciencia ficción, el pobre sólo buscaba encontrar su propia identidad. En Eterno Poder eso es algo que va surgiendo porque él lo que quiere es seguir existiendo, aunque sea suplantando al autentico Rezo. Lo del cristal se me ocurrió fijandome en las copias de Lina y Naga y lo de que destruya Sairaag o mejor dicho, la ciudad de Sairaag es simplemente porque al ser demonio o llevado por un demonio con el Flagoon en mitad de la ciudad no puede acceder a ella. En el anime, el manga y supongo que en las novelas, la copia de Rezo muere gracias al Flagoon o Hulagoon. En el fondo, el pobre no era tán malo, simplemente deseo algo que no podía ser y se dejó liar por un demonio. Los homunculus y las copias que surgen de ese espejo en Eterno Poder son más faciles de manipular y dominar ya que no tienen alma. Otro detalle, las vestimentas que lleva la copia en Eterno Poder son las mismas que lleva Rezo XD Ahora vamos con la historia corta ^^

Los días pasaban tranquilos, sin muchas dificultades. Habiendose habituado ya a su papel y sin ser todavía descubierta su verdadera identidad, el doppelganger disfrutaba de la compañia de aquellos que convivian y estaban al servicio del hechicero al que representaba. Siendo poseedor del mismo intelecto que el hechicero, podría haber continuado con las investigaciones de su creador, más como tratandose de una criatura con sentimientos incomprensibles y ninguna vivencia enriquecedora, lo que realmente le interesaba era relacionarse con la gente. Conocía y conversaba de buen agrado con sus ayudantes, con Zolf y con Rodimus pero al llamado Zelgadiss ni lo conocía ni le había sido mencionado por el hechicero. Lo que al principio podría haber sido curiosidad se fue convirtiendo en una duda peligrosa. Incapaz de darle una solución por si mismo, acudió a uno de sus hombres, a aquel que lo había mencionado. Rodimus, cuya cabellera se había despejado totalmente y su fina barba se espesó blanca hacía años, se levantó de la humilde silla en la que se encontraba sentado al ver que su señor se aproximaba. Rodimus y Zolf aún vivían en la primera residencia que consiguió Rezo. Pequeña pero confortable, impregnada de bellos y lejanos recuerdos y una fuerte esencia que la copia reconoció pues ella estaba compuesta en gran medida por esa esencia. Una cabaña situada en un lugar encantador cerca de un rio y no muy lejos de la academia de Magía negra, conocida como Torre Opalo.

-¿Puedo pedirte algo? -Comenzó con voz clara y expresión tranquila colocandose frente a él.

-Lo que Ud desee, Mi señor Rezo. -Le animó respetuosamente Rodimus.

-Me gustaría saber más sobre Zelgadiss, si pudieses informarme, te estaría muy agradecido. -

Las palabras que surgieron de sus labios al principio dejaron bastante perplejo al maduro caballero pero haciendo un esfuerzo por darles un significado apropiado logró sacar una conclusión positiva. Su señor debía estar muy preocupado por el muchacho ya que hacía tiempo que no se veían. Su regreso fue muy inesperado, Zelgadiss que había tenido un entrenamiento cada vez más riguroso, no debía de haber sido informado tampoco. Con tal razonamiento, Rodimus le comunicó lo siguiente:

-Mi señor Rezo, si mal no recuerdo, Zelgadiss estaba entrenandose para llegar a caballero. Deduzco que dado todo este tiempo sin verle por aquí, habrá encontrado ya a un buen caballero al que servir. -

-Entiendo. -Se limitó a decir la ilusión pero añadió. -Si alguna vez le veis por la zona, habladle de mi regreso. -

Rodimus asintiendo energicamente exclamó:

-¡Así lo haré! -

Rodimus observó como se alejaba su señor, a cada paso que daba, se aprecía el leve y acompasado sonido de los cascabeles al chocar unos contra otros. Cascabeles que habían sido atados por el mismísimo Rezo a su bastón más humilde. Aunque Rezo podía permitirse uno más obstentoso o de mejor calidad, el buen monje rojo solía preferir ese. Tenía otro bastón, uno de mejores materiales y con una gran joya roja en la punta, forjado con orihalcon con finas varillas en vez de cascabeles pero tán sólo se le veía llevandolo en grandes acontecimientos o cuando recibía visitas por parte de hombres de muy alto rango. Rezo, faceta muy admirada por Rodimus, era un hombre sencillo que trataba de no sobresalir demasiado, a pesar de ser considerado Gran sabio. De sus ropas se podía decir lo mismo, tán sólo se le veía llevar la larga tunica ,en cuyos puños se colocaban unos brazaletes de dorado color, de vivo color rojo a juego con una amplia y rojiza capa sujeta al cuerpo por unas hombreras de gran tamaño pero muy ligeras plateadas unidas por un gran broche en el cúal Rezo o cualquier otro sabio colocaba su gema magica, una gema que simbolizaba no sólo cúan poderoso se había ido volviendo ese sabio tras años y años de practicas magicas, también simbolizaba su alma. El maduro caballero retomó su tosco asiento y meneando la cabeza con una agridulce sonrisa pensó que si su suposición era correcta, Zelgadiss no volvería con Rezo a menos que éste como Gran sabio se lo solicitase al rey que sirviese como caballero. Zolf llegó al rato y sentandose junto a él en el mismo suelo de tierra, exclamó burlón:

-Sea lo que sea que te haya preguntado Nuestro señor Rezo, no hace falta ponerse así. -

-Yo diría que sí. -Le contestó Rodimus mirandole fijamente. -Para cuando volvamos a ver a Zelgadiss o seremos demasiado viejos o estaremos ya muertos. -

Zolf miró con los ojos entrecerrados a su compañero y murmuró:

-Qué dramatico eres. Con lo consentido y gamberro que es este chaval, seguro que vuelve con Nuestro señor Rezo antes de lo que te imaginas. -

En el gran castillo que le fue concedido como pago a la gran ayuda prestada por Los reyes de Reino de Toledar, la copia del hechicero recorría las estancias con la esperanza de encontrar algo que le ayudase a dar un aspecto más definido al muchacho conocido como Zelgadiss. Sentandose en la gran cama que estaba en el centro de la habitación, avanzando lo suficiente hasta alcanzar a abrir el cajón de la mesita de lisa madera, encontró un objeto que llamó enormemente su atención pues las imagenes que se le presentaron en su mente en el instante de acariciar el objeto fueron lo más cerca que estuvo de resolver ese misterio. En la oscuridad de la noche, en lo profundo de lo que se presumía ser un bosque, un jovencito arremetía contra un arbol de grandes dimensiones con lo que debía de ser una espada. Su aspecto no estaba del todo definido, tán sólo se entreveía algunos detalles tales como su grueso cinturón, sus grandes guantes o la joya que mantenía unida la capa que cubría sus hombros y toda su espalda, finalizando en sus tobillos. En los alaridos que lanzaba el muchacho se percibía una pasión y una dedicación extraordinaria. El doppelganger no pudó evitar sentir fuertes sentimientos hacía el muchacho. Aquel muchacho debía de ser muy estimado por el hechicero pues si no, por que otro motivo sintió lo que sintió. Aquellas imagenes y los sentimientos surgidos harían crecer el deseo de conocer y traer de vuelta a Zelgadiss. La ilusión comenzaba a olvidar su función, su efimera función.

1 comentario:

Asilo Arkham dijo...

Cada vez tus dibujos molan más, Mary. Sigue dibujando y sigue escribiendo. Un abrazo.