martes, 28 de julio de 2009

PERDIDA

Bueno, no tengo por qué contarlo, ya deben de saber que nunca he sido el más indicado en estas cosas ¿o sí? Al fin y al cabo todos ustedes me toman por loco, lo cúal es una idea que no me desagrada del todo, pero puesto que entre ustedes se encuentra una madre preocupadísima, lo contaré pero os lo contaré a mí manera...
Ella estaba llegando más allá de lo que nadie debería llegar, dando vueltas y vueltas sin encontrar la salida. Se iba acercando cada vez más rapido la hora de guarecerse pues la oscuridad de la noche amenazaba y toda clase de criaturas nocturnas irían saliendo de sus escondrijos a jugar. Ella lo sabía pero estaba tán perdida y tán asustada en ese bosque sín fin. Las piernas le fallaban y las primeras lagrimillas iban cayendo silenciosas por rostro. Antes de caer presa de la ansiedad, una voz, una voz la rescató:
-¿Qué haces por aquí a estas horas niña?
-¿Se habrá perdido?
Las voces parecían provenir de dos caballeros que se acercaron a ella. Uno portando una vela roja, un tipo alto y extraño pero no menos que su compañero. Ambos se miraron, luego miraron a la chiquilla. La ayudaron a ponerse de pie y le invitaron a pasar noche en su gran mansión, la chiquilla nunca pensó que podría tener tanta suerte... Sí, suerte o eso pensó ella pues no sólo la invitaron a su mansión, además le invitaron a un gran banquete pues seguramente estaría hambrienta, tanto tiempo en el bosque sin probar bocado, eso no podía ser.
Durante aquel maravilloso banquete, en el cúal la chiquilla comió todo lo que quisó e incluso un poco más, hablaron, al principio todo fue muy banal pero luego la conversación se volvió algo inquietante pero la chiquilla no quisó desconfiar, fueron tán amables...
-¿Qué hacías en el bosque?
-Me perdí, estaba jugando con unos amigos pero a la hora de volver a casa no lograba encontrar el camino correcto.
-Es peligroso perderse en este bosque, ¿no lo sabías?
-Claro que lo sé, hay horribles criaturas pero sólo salen de noche. Además con ustedes estaré a salvo.
-Es posible.
-Sí tú lo dices...
-¿Qué significa eso? ¿Acaso...?
-Creo que ya va siendo hora de dormir.
-Sí. -Suspiro la chiquilla marchando a una de las habitaciones.
Y supongo que a partir de aquí todos ustedes pueden imaginar lo que ocurriría a mitad de la noche. Lo sorprendente no es lo que han estado haciendo todo este tiempo, lo que sorprende es que ustedes se lo hayan permitido tanto tiempo. Aunque en el fondo les comprendo, ustedes apenas van al bosque...
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