jueves, 16 de julio de 2009

ROJO



-¿Tú crees que este agitado siglo existe lugar para el amor?

Buena pregunta, caminando hacía la batalla, poblaciones sín una sóla alma viva, calles silenciosas, animales salvajes alimentandose de putridos cuerpos humanos, de aquellos que no pudieron huir en su debido momento y muros con mil insinuaciones pintadas con el rojo del odio, pero en esos momentos, nuestro protagonista prefería pensar en flores, amor y otras tonterias. Oid, sí esta guerra no la he planeado yo, ¿para qué voy a pensar en ella? Les soltaba a sus compañeros, ser capitán de una panda de idiotas a menudo le desesperaba pero aún así le gustaba serlo, le encantaba darles ordenes y puesto que era el más cualificado para sobrevivir en tiempo de guerra, había que obedecer. El camino a la batalla parecía eterno, la ciudad era muy grande, pero al menos no había kamikazes sobrevolando por la zona. Cuando por fin llegaron la cosa estaba que ardía, cuanta devastación, la plaza ya no lucía como tal y todos los presentes en vez de celebrar alguna fiesta estaban peleando con tal crudeza, que ya no les importaba con quien, serían capaces de luchar contra sus propia familia por defender a su lider politico predilecto. Nuestro protagonista podría haberse ido tan silencioso como llegó pero eso sería un acto cobarde con que antes de lanzarse a la batalla, en pocos y valiosos minutos organizó a su grupo:

-John, Stephen, vosotros poneos por allá y tú Tim ponte detrás de la estatua con Donnie...

-¿Y tú dónde te pondrás?

-... Eso no importa, vosotros sí. ¡Venga, id a vuestras posiciones! Y recordad !Atacad cuando sea estrictamente necesario! Nosotros no tenemos por que luchar por nadie y menos morir.

Siguiendo las instrucciones que nuestro protagonista les dió podría sobrevivir y puesto que ellos eran los unicos soldados obligados a combatir, sólo lo harían por pura necesidad, es decir, si alguien les atacaba. Al capitan como tal le tocó algo más arriesgado, él quería detener a los otros capitanes, sobretodo al capitan de la bandera roja, ese sí que era un peligro, el otro apenas sabía luchar, era demasiado joven. Con ese fue fácil actuar, puesto que la mitad de sus hombres estaban heridos, hicieron un trato con que fueron a la iglesia más segura, la única que no se hallaba en la ciudad.

-¡Dios mío! Además de estúpida, esta guerra empieza a ser peligrosa... ¿Cuánta gente ha muerto?

-Mejor que no lo sepas, ocúpate de este grupo de soldados mejor...

-¡Espera!

-Ah sí, ¿tú crees que en este agitado siglo existe lugar para el amor?

-Sí...

El bueno del Padre Sam vió como se marchaba y mirando a los soldados pensó que aún había esperanza, por muchas guerras que hubiesen, con hombres como él aún habría esperanza...

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