Fue coger la guitarra ¿o era un bajo? y sentir la magia, la capacidad de hacer arte, música o algo sencillamente expectacular. Eso le asustaba pero a la vez le gustaba, le hacía sentir libre. Y mientras tocaba cada acorde sentir en él todo los ojos de ese publico escandalizado, le encantaba. Empezó a sentirse uno más del grupo. Pintaba y tocaba la guitarra, se sentía tan grotesko. Podía opinar, oponerse e incluso discutir con M, era uno más. Ya no le dolía llevar uniforme. Al principio cometía un montón de errores y sentía una verguenza terrible pero tenía mucho talento y poco a poco fue mejorando, mejoró muchísimo. Junto a ellos descubrió que aún había mucho por lo que luchar pero ya no tenía miedo, ya tenía su bando elegido. Ahora apenas se le ve, apenas sale, muchos de los amigos que fue haciendo aquí fueron asesinados y su esposa también. Sólo pinta, pinta y pinta. En cuanto John oyó que seguía vivo, fue a visitar junto a Stephen. Ellos también habían perdido amigos y familia pero no habían perdido la esperanza...
-¡No puedes hacer como que no pasó, cómo que fue un mal sueño! ¡Tienes que salir y vivir tu vida! ¡Estás vivo!
-¡Marchaos de una maldita vez!
-¡Cobarde!
Una dura discusión a gritos. Stephen no podía creer que uno de ellos se comportase así. John tuvó que contenerlo, calmarlo y llevarlo lejos. Era duro que un viejo colega se hubiese convertido en un huraño pero no debían perder los estribos, no era apropiado. Volvieron al Midnight Cabaret abatidos. Las chicas les recibieron con un gran abrazo y les presentaron a las nuevas. Ambas muy guapas, una muy rubia y la otra con un pelo precioso, muy largo y muy negro. Por lo visto ellos también habían estado demasiado tiempo invernando, era hora de despertar y guiar a las nuevas generaciones.
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