miércoles, 5 de enero de 2011

FanFic Slayers EL ALTO PRECIO DE LA LIBERTAD


-¿Qué? -Exclamó el joven y arrogante gobernante. -¿Permitir que se marche contigo? ¡Ni hablar!
-¿Y por qué no? A cambio haré que todos tus sueños se hagan realidad. -Insistió el demonio tranquilamente. Sin perder la sonrisa.
-¡Porque es mío! ¡Si yo quiero verlo muerto, el muere pero si quiero que siga vivo, vive!
El demonio ciertamente lo tenía complicado. Ese crío era difícil de convencer, tal y cómo la hermosa y peligrosa Xellas le comentó. ¿Se vería obligado a usar metodos de persuasión más dañinos? Xelloss, nombre dado por aquel por el cúal estaba en aquel lio, se relamía pensando en lo mucho que le gustaría matar a aquel humano arrogante y para nada merecedor del gran sabio. Previendo su acercamiento, comenzó a hablar en voz aún más alta. Obviamente lo hacía a propósito.
-Te recomiendo meditar mi oferta o tendré que ser muy travieso. -Le anunció Xelloss antes de desaparecer guiñandole un ojo con expresión maliciosa.
-¡Eso! ¡Largate de una puñetera vez! -Fueron las últimas palabras que el joven le dedicó a modo de despedida.
El gran sabio, que había oido gran parte de la disputa, suspiró acongojado. Los demonios, esas criaturas sin sentimientos y oscuros propositos, lo querían, tanto o más que aquel muchacho. El pobre hombre cada vez se sentía más inseguro, como si la cuenta atrás de la que le habían advertido estuviese acelerandose. Dejandose caer, en lo único que era capaz de pensar era en su pequeño Zelgadiss. Tenía que salir de aquel reino fuese como fuese, por sus propios cabales.
-Monje Rojo. -Se dirigió a él el muchacho. -¿Por un casual no conocerás al individuo con el que he tenido el desagrado de conversar esta tarde?
-No del todo. -Contestó lo más sinceramente posible Rezo.
-Ese elemento esta muy interesado en tí, pensé que era un amigo que trataba de liberarte.
Rezo, que así se llamaba el hombre aunque al llegar a aquellas tierras, todos le comezaron a llamar Pedro, sonrió brevemente ante la idea de que ese demonio quisiese liberarle por simple amistad. Rezo, sin ser capaz de ver, podía ver más allá de las apariencias, sabía que Xelloss a pesar de sus aires de bromista era todo un canalla. Con aquel muchacho pasaba algo parecido, le recordaba tanto a Zelgadiss, era arrogante y apasionado pero en el fondo era un muchacho sensible e incomprendido, obligado por las circunstancias a gobernar un país lleno de fanaticos religiosos. Prefiriendo no pensar en su tambaleante fortuna, Rezo se dispusó a cenar junto al joven gobernante ya que además de estar vivo, estaba realmente hambriento. Eso agradó al muchacho, el cúal, a pesar de las quejas de sus emisarios, le había permitido vivir. ¡Por Alá, a un cristiano! Pero eso no significaba que le dejase abandonar palacio y regresar con los suyos. Abandonando el gran comedor, Rezo caminaba detrás del gobernante esperando sus últimas ordenes. Frotandose los ojos, ordenó al guardía que nunca se apartaba de él lo siguiente:
-Llevalo a la mejor habitación de invitados.
-¡Pero mi majestad! -Protestó energicamente el corpulento hombre en ese idioma que Rezo jamás había oido pero que comprendía perfectamente.
-¡Hazlo!
Rezo supusó que el muchacho comenzaba a suavizar su trato con él debido a la conversación con Xelloss. La actitud del demonio le habría echó sospechar que no era un simple monje cristiano. Aquella noche volvió a soñar con aquel lugar en llamas. Esos sueños le asustaban, temía que su inquilino tomase el control y comenzase a destruirlo todo. Rezó con los ojos llorosos toda la noche.

No hay comentarios: