viernes, 1 de abril de 2011

FanFic Slayers HANDSOME SWINE


NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):

Zolf en el fanfic de QP Diana es definido de un modo bastante encantador, me gustó muchísimo pero no me acabó de cuadrar. Yo lo veo más grosero, Lina en las novelas lo describe así, guapo pero grosero, más problematico y con tendencia a beber alcohol XD Por no decir, que aún siendo visto por hechicero de tercera, ese detalle me gusta porque en el manga Lina presume de saber más que él, al igual que Naga, si se lo propone puede ser tán bueno como Zelgadiss pero como en mis historias Rezo se niega a enseñarle magía negra más avanzada, el pobre Zolf tán sólo consigue dominar el Drag Slave... Ameban en su fanmanga sugería que cuando era estudiante no solía ser muy bueno XD teniendo eso en cuenta, se me ocurrió que trás intentar retomar los estudios de magía y pedir admisión en alguna torre, Zolf acaba como mercenario, al principio para costearse los largos viajes pero al ser rechazado, acaba por quedarse como mercenario, aceptando de paso, ese modo de vida. Surgiendo así el mote cariñoso que le da Rezo de canalla atractivo XD Me gusta que Zolf sea un tío de esos que la vida les da muchos golpes, resignado a ser visto como un indeseable pero en el fondo, con esperanzas de lograr eso por lo que luchaba.


Zolf había abandonado la idea de ser hechicero hacía ya varios años. En parte debido a la negativa por parte de los profesores encargados de enseñar magía mandados por La asociación de Hechiceros a su ciudad natal. Todos estaban deacuerdo en que el joven Zolf ni siquiera merecía haber sido obsequiado con esa capacidad que poseen algunas personas de usar magía ya que parecía incapaz de recitar conjuros correctamente o porque no se tomaba en serio las explicaciones y consejos que daban en clase. Inteligente pero despreocupado y a menudo olvidadizo. Zolf les solía replicar que él no tenía la culpa de que los conjuros más interesante tuviesen un proceso de dominio tán aburrido, con formulaciones tán largas. Su padre, encargado de La asociación de Hechiceros, durante varios años trató de convencerles de que Zolf también podía llegar a ser un gran hechicero pero a medida que Zolf fue creciendo, sin haber logrado graduarse, su paciencia y sus esperanzas se marchitaron como una flor que ya no puede dar más de sí y acaba decayendo con los petalos secos. Las discusiones que se irían desarrollando en su hogar, se volverían insoportables, llevando al padre a echar al hijo. Las palabras del hechicero fueron inolvidables para Zolf. Su padre no sólo le echó de casa, le pusó entre la espada y la pared cuando Zolf le preguntó que qué podía hacer para regresar ya que la respuesta fue tán obvia como compleja para Zolf. Te permitiré volver a poner el pie en casa cuando te vea convertido en un hechicero graduado. Sería que Zolf se desviviría por aprender y dominar todas las ramas que componen la magía, con mucho esfuerzo y logró aprender formulaciones de diversos conjuros. Con el orgullo que sólo da la juventud regresó para mostrar a sus viejos profesores lo mucho que había logrado. Éstos, desde luego se sintieron sorprendidos pero no del modo que él deseaba pues no sólo no consiguió el deseado titulo, sino que todos ellos le tacharon de brujo. Eso hundió aún más a Zolf. Los siguientes años se los pasaría viajando con la esperanza de ser admitido en alguna de las torres especializadas en cada rama de la magía pero ninguna acabó por aceptarle. Todas ellas debían cumplir con las normas que La asociación de Hechiceros había impuesto buscando igualdad en los metodos de enseñanza de cada una de ellas. Sería ya camino de los treinta años que acabaría por rendirse, de todos modos, su padre siendo informado por los profesores de sus tecnicas magícas también sería a sus ojos un brujo, por lo que acabó en un grupo de mercenarios. El jefe debió de pensar que tener a un hombre capaz de usar magía les vendría a las mil maravillas. A Zolf sólo le interesaba ganar dinero, beber y exhibir la poca pero costosa magía que había ido aprendiendo a la fuerza. Le gustaba ser el único capaz de ello, por lo que le encantaba estar en ese grupo de mercenarios, cada uno de ellos con una habilidad que le hacía valioso. Un arquero, un ladrón, un asesino y un brujo, a veces Zolf bromeaba diciendo:

-Ya sólo nos falta la puta y el caballero. -

Y todos reían sentados al rededor del fuego que Zolf tán amablemente les proporcionaba con formar una bola de fuego. Sí, Zolf se sentía más que satisfecho con el rumbo que había tomado su vida. Si tán sólo ellos le admiraban y respetaban, con ellos iría recorriendo los reinos no magicos, conociendo nueva gente y otras mentalidades. Como si de una novela se tratase, cuando menos se lo esperó, Zolf vió como su vida volvía a tomar un rumbo brusco e inesperado. Se encontraba en la que fuese su última misión con esos mercenarios, huyendo trás cumplir con exito la parte del plan trazado que le había asignado el jefe cuando fue descubierto por ayudar a otro mercenario. Los gritos y los repiqueos de la gran campana alertaron a todos los residentes de ese castillo. El señor feudal había sido asesinado a escasas horas, lo cúal atrajó la presencia de muchos hombres embutidos por gruesas cotas de maya y diversas partes de sus brillantes armaduras. Por muy fuertes o por muy numerosos que fuesen, esos guardias no presentaron gran problema para Zolf, que concentrandose, les despachó con un buen Dill Brand. Sin embargo, Zolf no lograría llegar muy lejos del castillo, a mitad de la extensa carrera cargando al compañero mercenario malherido sería alcanzado por una afilada flecha. Zolf conocía y había aprendido a dominar muchos conjuros pero ninguno de ellos proveniente de la magía blanca, por lo que no sólo acabó cayendo al suelo con la flecha aún clavada, no fue capaz de crear una barrera magica a tiempo. Extraño proceder del destino, que por tierras cercanas al castillo se encontrase un monasterio, cuyos bondadosos miembros le recogerían y llevarían de inmediato al hospital de la ciudad más cercana. Zolf no esque tuviese una conversión o algo parecido, no pero si se convenció de que había sido traicionado y abandonado por los que tenía por únicos amigos. Zolf comprendería que los mercenarios y los bandidos eran bastante similares y con desagrado descubría al volver que ninguno le había echado mucho en falta. De nuevo en punto muerto, Zolf malviviría hasta ver con sus propios ojos como un joven de rojas ropas destruía toda una población entera de gente de mala calaña. Aquello le animaría a intentar una última vez más a alcanzar aquel sueño ya olvidado o al menos, a demostrar a todos aquellos que le consideraban un hechicero cutrecillo lo mucho que se equivocaban. Qué se negase a pasar por La asociación de Hechiceros sería punto clave para que su "maestro" descubriese toda esta historia, lo cúal le ayudó a comprender por qué Zolf le buscó tán desesperadamente...

-Entonces, simplemente buscaste mis enseñanzas para obtener venganza. Qué canalla eres. -Le soltaría Rezo. -Sin embargo, he de admitir que has sido el único entre mis aprendices que merece mi respeto. -

Zolf le miraría sorprendido y acariciandose el lado izquierdo del fino bigote diría:

-Al principio era mi motivación principal pero ahora conseguirlo o no ya no tiene tanta importancia. Ud está por encima de mi padre y si a Ud le parezco un buen hechicero, me siento más que satisfecho. -

Pasados los años, que Zolf apareciese en la ciudad de Atlas acompañando a Rezo, el grande sería como si por fin todo ese esfuerzo fuese recompensado ya que no todos los hechiceros podían presumir de acompañar o proteger a un gran sabio.

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