miércoles, 15 de octubre de 2008

WATCHMEN

COMEDIANTE
Edward Blake, el Comediante, es tal vez el personaje más complejo de toda la trama, y un importante elemento de consistencia y cohesión, al estar relacionado de alguna forma con todos los demás y servir de puente entre las dos generaciones de vigilantes. La construcción del personaje va ligado a la evolución del relato, de forma que cuando tenemos el cuadro completo de Blake, tan sólo nos queda contemplar el desenlace del gigantesco drama que nos ha estado construyendo Moore.
Desde los primeros capítulos nos es presentado como un ser depravado y amoral, pero también como el único capaz de ver lo que hay detrás de las mentiras y montajes organizados por el poder y la sociedad. Y una vez que un hombre es capaz de ver, no puede 'darle la espalda a la verdad y pretender que no existe'.
RORSCHARCH
Si El Comediante es la locura y el cinismo, Rorscharch es el resentimiento y la amargura. Es el único del que podemos conocer sus impresiones de los hechos en los que se ve involucrado, mediante los fragmentos de su diario que Moore pone a modo de narración. Rorscharch, por tanto, asume en muchos capítulos el papel de nuestro "guía turístico" por las callejuelas del relato. A través de sus notas personales conocemos su talante político, ultraderechista y paranoico, que unido al dramático pasado del personaje y los acontecimientos que presencia, conforman el caldo de cultivo del aventurero enmascarado, y parece confirmar la sutil relación sugerida por el personaje del Comediante: el superheroísmo implica una cierta forma de fascismo.
El personaje Rorscharch presenta todos los rasgos característicos del superheroe: vestimenta característica, símbolo identificativo, modus operandi, doble identidad, némesis tradicional... y sin embargo es el más desagradable de todos los personajes, muchas veces repulsivo. Con ello Alan Moore abre la veda al diseño de los antihéroes, como personajes protagonistas, demostrando que dan pie a comics mucho más interesantes que los de héroes simpáticos.
DR.MANHATTAN
A pesar de ser el único personaje con lo que se puede llamar superpoderes al tener dominio absoluto sobre el átomo, el Dr.Manhattan (Jon Osterman) es el más alejado de todos ellos al concepto tradicional de superhéroe. Más bien parece que el Dr.Manhattan está por encima de los triviales conflictos humanos, y se interesa más por la cuántica y la relatividad que por la delincuencia, las guerras o incluso aquellos que le rodean o le aman. De hecho, el Dr.Manhattan parece estar lejos de la condición humana: sus poderes son aparentemente ilimitados, y su primera aparición pública parece la visión colectiva una figura celestial, acompañada incluso de un milagro.
La entrada en escena de un personaje así tiene consecuencias políticas arrolladoras. El verdadero hallazgo de este personaje, por lo tanto, no reside tanto en el personaje en sí mismo, sino en la seriedad y plausibilidad con las que Moore plantea las consecuencias de la existencia en la sociedad actual de un humano con superpoderes. No en vano parece bastante razonable la primera reacción que el guionista supone que tendrían los medios de comunicación, que no es otra que la politización: "Repetimos: el superhombre existe, y es americano"
OZZYMANDIAS
Adrian Veidt, fundador de la corporación Veidt es el único vigilante que decide retirarse de forma voluntaria, antes de que el acta Keene declarase ilegal al vigilantismo. De hecho es el único personaje que parece haber alcanzado el éxito en todas las facetas de su vida, usando su extraordinaria inteligencia para fundar de la nada una multinacional que incluso fabrica y comercializa los muñequitos de acción de Ozzymandias. Pero este playboy multimillonario es mucho más, y su trascendencia en el relato pasa de la presencia anecdótica al protagonismo casi absoluto. ¿Qué se oculta detrás de ese rostro amable y carismático, capaz de encandilar incluso a los implacables periodistas de Nova Press?.
NITE OWL II
Si Rorscharch es el reflejo oscuro de los superhéroes, Dan Dreiberg es el reflejo turbio y borroso. En su día, bajo la identidad de Búho Nocturno (Nite Owl II), llegó a desarrollar ingeniosos gadgets y dispositivos de alta tecnología para la persecución de malhechores, e incluso llegó a formar equipo con Rorscharch en la lucha contra el mal. Moore se inspira sin rubor en Batman, hasta el punto de basar su imaginería en otro animal nocturno volador. Sin embargo, los años pesan, al menos para Dan, y se convierte en el cuarentón rechoncho, solitario y depresivo de Watchmen, incapaz incluso de explicar los motivos que impulsaban sus actos heróicos. A pesar de ser el más estereotipado, el lector se identifica y simpatiza rápidamente con él, por lo que el personaje tiene mucha más carga dramática y sentimental que los demás
SILK SPECTRE
Si en el mundo de los superhéroes hay un hueco importante para las féminas, no iba a ser menos en Watchmen. Los personajes de Laurel Juspeczyk y especialmente su madre Sally Jupiter conservan todos los tópicos de la industria: trajes asombrosamente pequeños y ceñidos, pseudónimos sonoros e insinuantes o actitudes risueñas e indisciplinadas. Como en otros personajes, el tópico es fachada, tras la cual se esconden conflictos personales y sociales: la madre se comporta como una diva hollywoodiense, inestable e incapaz de educar a su hija en un ambiente tranquilo y afectuoso, y ésta acaba lamentando amargamente los años echados por la borda correteando por tejados y persiguiendo delincuentes

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