martes, 7 de diciembre de 2010

EL ARTE DE NO MIRAR HACIA ATRÁS


-No hables de cosas de las que no tienes ni puta idea. -Soltó D antes de marcharse al último idiota que le comentó lo bonitas que eran las fotografias que se estaban exponiendo aquel día, obra de su hermano.
Cuando D se sentía incomodo, bebía pero bebía aún más, hasta caer, cuando se enteraba de que su hermano volvía a la ciudad o ante cualquier evento relacionado con él. Su hermano era un fotografo de gran talento mientras que él se las tenía que ver como abogado, cosa que le disgustaba. Eso sólo era parte del problema, porque había más. Yo sabía, logré sonsacarle, la otra parte, la parte más dolorosa. Fue tán fácil y placentero verle derrumbarse ante la prueba de ello pues era obvio que le avergonzaba. ¡Sólo son fotografias! Le retaba a mirarlas, a echar la vista a atrás y a admitirlo. Por eso, cuando durante aquella exposición llegó borracho, más borracho de lo normal y se pusó a intentar romper las fotografias, estando enmarcadas, o a gritar e incluso a golpear a aquellos, idiotas, que se le acercaban maravillados ante las fotografias de su hermano, sabía que era cuestión de segundos que su rabia se disparase. Se marchó, porque yo se lo recomendé, el númerito estaba durando mucho. A fuera, en plena calle, acabó tropezando, quedandose, pranticamente, quieto. Con las apretando los puños y con la mandibula fuertemente cerrada. Incluso insconciente, seguía rabioso. Me ví obligado a llevarmelo de allí cargandomelo a la espalda. Hay gente que nunca llegará a superar ciertas cosas. Me recordó la última vez que me encontré con Crow, él tampoco parecía muy dispuesto a recordar viejos tiempos. ¿Soy el único sin miedo ni verguenza en admitir que sufrí abusos sexuales? Me lo llevé al lugar más seguro que se me ocurrió, llevarló a casa, le habría puesto peor, por no mencionar, el cabreo que se llevaría su padre al verlo así. En el pequeño hogar de Jo, la prostituta lider de aquella zona, toda una meretriz, tratamos de hacerle volver al mundo de los conscientes.
-¿Y todo esto por unas fotografias? -Me preguntó Jo consternada a la vez que enfadada.
-Si tu supieras... -Le contesté.
-Claro que lo sé y aún sigo consternada. ¿Acaso Blackfield nunca te habló de su gran amigo? -Exclamó Jo aún más consternada.
Pues, haciendo memoria, no. Encontré algunas fotografias, las fotografias que le mostre a D, junto a muchas amarillentas cartas. El mundo es un pañuelo. Blackfield encaminaba sus pasos para ser un buen profesor, lo de escritor vendría despúes mientras que el hermano de D, quería ser un gran fotografo. Sus caminos e intereses debieron de juntarse en Londres. Claro que el hermano de D pronto abandonaría Londres, marchando a Paris, ciudad del arte, lo cúal nunca significó que su amistad se rompiese. Se mandaron miles de cartas. Trás varios intentos, D volvió a la consciencia. Se sentía un poco mareado y tenía un resacón del copón. Sin sonreir pues nuestra conversación no le hacía ni puta gracia, se atrevió a participar.
-A todo el mundo le gustan sus fotografias, eso es porque aún no han descubierto las mejores. -Nos comunicó llenando un vaso de buen Whisky. -Me alegro de que este lejos, muy lejos de aquí aunque sigo pensando que deberían haberle matado al igual que hicieron con Blackfield.
-A Blackfield le mató la pena. -Le recordé. -La última vez que le ví, estaba tán demacrado y se mostraba tán ausente.
No quisé decirle que en el fondo, sentí mucha pena por él. A diferencia de William o del Lobo feroz, Blackfield fue un buen tipo, al menos, no nos daba las palizas que William nos daba.
-¿Alguna vez te hizo daño? -Le pregunté con sonrisa traviesa. D se sonrojó, quizás por la cantidad de Whisky que llevaba encima pero dijó:
-Que yo recuerde, no.
-Sólo te fotografiaba, qué chollo. -Exclamé. Jo nos miraba sosteniendo su vaso, medio vacío, sin decir palabra. Parecía tán interesada como yo, en saber, qué clase de monstruo era su hermano.
-Me fotografiaba y a veces me tocaba. -Finalizó D dando el último trago a su vaso. Levantadose de la mesa, se dirigió al dormitorio de Jo, a dormir la mona.
-Entre tú y yo. A esté le hicieron algo más. -Dedujó Jo señalando la zona por la que D se había marchado. -Te lo dice una experta.
-Ya lo sé, es lo que trato que admita pero no quiere contar más.
R me echó una bronca enorme, ¿Whisky? Apenas estaba entre nosotros y cuando vuelve le dais Whisky? Pero me entró por un oido y me salió por el otro. Fue D quien cogió la botella, se sirvió un vaso y se sentó a dar palos de ciegos sobre un hecho prolongado que le angustiaba.
-M, eres un cabrón.
-Lo sé, he tenido buenos maestros.
Todos hemos sido jodidos de alguna u otra manera, por eso somos un peligro. Crecer en el Infierno es así me dieron ganas de gritarle pero como sabía que el tampoco había tenido una infancia muy normal y porque R puede tener una mala leche peligrosa, no dije más. Me marché, caminando hacía el Midnight Cabaret mientras R se dirigía a curar más locos.

No hay comentarios: