lunes, 20 de diciembre de 2010

FanFic Slayers


Zelgadiss o Zelgadiss antes de ser transformado en quimera visto en Slayers Evolution-R ^^
Espero que os guste, me he esforzado muchísimo ^^
Esa mañana parecía no haber manera de despertar al joven Zelgadiss. Se aferraba a la cama como si de ello dependiese su vida. Zolf, a veces, en ausencia de Rezo, era su instructor pero a menudo Zelgadiss pensaba que sus metodos distaban mucho de los de Rezo, por lo que más de una vez tanto alumno como maestro provisional tenían una gran bronca. Zolf, agarrandole fuertemente de una pierna, gritaba, comenzando a enrojecer debido al enojo:
-¡Muchacho malcriado ya deberías estar más que listo para la acción!
Zelgadiss, ante el cabreo y el fuerte tirón que le dió Zolf, no tuvo más remedio que abandonar su cama. Zolf miraba como se vestía impaciente, dando golpecitos al suelo con un pie. A Zelgadiss no le gustaba madrugar y mucho menos de semejante modo, como si el día fuese a desvanecerse. Con el estomago apenas lleno, Zolf tan sólo le permitió desayunar un poco de leche y un trozo de pan, Zelgadiss finalmente llegó hasta donde se encontraba Rodimus. Rodimus al contemplar el gran bostezo que Zelgadiss dió al pasar a su lado, exclamó dandole unas palmadas cariñosas en la espalda:
-Ha costado pero por fin podremos comenzar.
Zolf se colocó junto a Rodimus, mientras Zelgadiss hacía grandes esfuerzos por seguir de pie. Aún parecía un poco dormido. Zolf era un maestro gruñón, no paraba de comentar sus fallos a gritos, Zell se sentía incapaz de mejorar aquella mañana. Rodimus apoyado sobre su arma escuchaba a Zolf, cuya voz se volvía más aguda dada su poca paciencia y la altitud de los gritos.
-No sé en qué estaría pensando Rezo al contratarte, Zolf. -Fue lo único que Zelgadiss le soltó a Zolf a modo de protesta. Zolf se quedó patidifuso, vamos, lo que le soltó Zelgadiss fue la gota que rebasó el vaso aquella mañana. Rodimus con una serena sonrisa, para más fastidio de Zolf, dijó:
-Ni yo.
-¡¿Cómo?! ¡Acaso no es obvío, nuestro señor Rezo sabe lo valioso que soy y te guste o no, voy a sacar de tí, mocoso dormilón, a un gran espadachín! ¡Y tú Rodimus, en vez de reirte de mí, deberías echarme una mano con el crío!
Zolf se alejó de ellos, dando grandes zancadas. Estaba de muy mal humor, con todo lo que él se esforzaba con Zelgadiss, que Rodimus, más que ayudar, le humillase, era demasiado. Tomaría una cerbeza bien fresquita y volvería a intentarlo pensó llegando al pueblo más cercano.
-Se ha ido. ¿Eso significa que la lección de hoy ha acabado? -Le preguntó Zelgadiss a Rodimus con expresión pícara.
-De eso ni hablar. Nuestro deber es instruirte en el arte de la espada, si nuestro señor Rezo descubre que te he permitido escaquearte... No quiero ni pensar en lo que pasaría. -Le recordó Rodimus. Zelgadiss resopló y dejandose caer, acabó sentandose en la hierba, observando su espada no se dió cuenta de que Rezo ya había llegado y estaba justo frente a él.
-Me he encontrado con Zolf, no parecía muy sobrio, ¿alguno de vosotros dos podría explicarme por qué no?
-Mi señor Rezo... -Rodimus habló primero.
-Espero que lo que vayas a decirme no sea una mentira, Rodimus, eso no sería propio de un caballero. -Le advirtió Rezo viendolo venir. Sabía que inventaría cualquier cosa para que Zelgadiss saliese impune de la posible regañina. Zelgadiss, tragó saliva y levantandose, con valentía, le contó lo sucedido. Como le hizó perder los nervios a Zolf o simplemente como le complicó su labor al no obedecerle a la primera. Rezo, para vergonzosa sorpresa de Zelgadiss, no le castigó ni le regañó, simplemente posando ambas manos sobre su cara, acercando sus labios a su oido, le susurró:
-Bienaventurados los limpios de corazón pues ellos verán a Dios.
Zelgadiss se apartó con rapidez cortado, aún no era lo suficientemente adulto para comprender aquellas palabras pero le impresionaron por lo que marchó a la casa sonrojado dejando a Rezo y a Rodimus a lo lejos. Rodimus miró a Rezo con admiración. No era una persona tan sencilla como aparentaba.

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