sábado, 11 de diciembre de 2010

FanFic Slayers TELLING HIM OFF


-¡Dios mío! ¡Luke, sólo tenías que capturarlos! -Gritó ella, horrorizada a su compañero.
Él no la replicaba, escuchaba los gritos de su hermosa y a menudo regañona compañera, poniendo los ojos en blanco o rascandose una oreja introduciendo un dedo al interior. No se sentía culpable pues ese atajo de maleantes no habrían dudado en matar a su compañera si hubiese sido necesario y él no podía consentir algo así. Ella dejó de gritarle pues sus gritos no servían de nada, por mucho que le regañase o le aconsejase, su apasionado compañero terminaba olvidando sus palabras y se lanzaba a la batalla como un animal rabioso. Debía formar parte de su caracter pensaba ella, cada vez más preocupada por su compañero y como no, su futura suerte acompañandolo.
-Sé que no suelo actuar como te gustaría pero te juro que jamás te hare daño. ¿Qué clase de monstruo sería si matase a la criatura más bella y piadosa del mundo? -Dijó él como si hubiese sido capaz de leer los pensamientos que se amontonaban en la mente de ella. -Tú eres lo que más me importa en este mundo, no lo olvides.
-¿Cómo olvidarlo? No parar de decirmelo. -Replicó ella dejando a un lado su desconfianza. Con expresión molesta.
-¡Jajaja, así cuando mueras jamás te olvidarás del peligroso pero pesado Luke! -Bromeó él viendo la cara de fastidio que ponía ella.
Aquel muchacho tenía una manera muy particular de salir airoso en discusiones o sermones dados por su compañera, si hubiese sido otro, lo habría matado. Ella, puesto que le había visto en acción más de una vez, por un buen o un mal fin, era muy consciente de lo que Luke, su fascinante a la vez que aterrador compañero era capaz. Dejando los malos rollos junto a esa pandilla de bandidos, con las joyas aún en su cuello, Millina y Luke, se dirigían hacía el lugar en el que debían depositar las joyas. Luke se sintió muy triste, pensaba que era injusto que esas joyas acabaran en un cajón en vez de ser llevadas con gracia en el cuello de su compañera, Millina. Haciendo pulleros tuvo que despedirse de las joyas, al igual que Millina.
-¡Muchísimas gracias! -Exclamó el joyero real de aquel lugar.
Luke le dedicó una mirada fulminante. Millina simplemente le recordó que no habian sido pagados. Por lo que Luke y Millina salieron sin joyas pero con un buen botín.
-¡Vayamos a celebrarlo! -Le comentó Millina rebosante de felicidad. No había nada que le hiciese sentirse mejor que terminar un encargo bien. Luke la miró arqueando una de sus gruesas y oscuras cejas, replicante.
-¡Ni hablar! ¡Deberiamos guardarlo para nuestra boda!
-Luke, tú y yo no llegaremos tán lejos, conque vayamos al mejor restaurante y demosnos un festín. -Le soltó Millina entrecerrando los ojos amenazante. Luke se vió obligado, muy a disgusto, a gastar todo ese oro en una abundante comida.

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