viernes, 24 de diciembre de 2010

FanFic Slayers MERRY CHRISTMAS


Bueno, con respecto al dibujo, al principio esque estaba intentando hacer un Fan Art de un Fan Art XD Pero así, mucho mejor. Espero que os guste y FELIZ NAVIDAD ^^
Apenas estaba el sol dejandose ver, la pequeña Christine, se dirigía sola a visitar a su abuelito. Se le había metido en su cabecita pasar aquel día con su abuelito, el día de Navidad. A pesar del frio y la espesa nieve, Christine llegó pronto. Antes de entrar, se sacudió algunos rastros de nieve de sus botas hechas de piel y entró pues la puerta estaba entreabierta, Christine se alegró pensando que su abuelito la había dejado así porque suponía que ella le visitaría.
-¿Rezo? ¿Abuelito? -Preguntó paseando por la casa, que para su sorpresa se hallaba vacía.
Christine se sentó en un gran sillón, el más bonito de todos los muebles y esperó preocupandose. Era muy temprano, Christine no sabía que su abuelito era una persona que desde primera hora de la mañana andaba muy ocupada, Christine acabó quedandose dormida. No fue hasta sentir que alguien la tocaba, que no abrió los ojos, despertó subitamente, alarmada.
-Chiquilla, ¿qué haces aquí con la puerta abierta? -Le preguntaba un hombre de aspecto joven y jovial.
Christine no supó que contestar, al principio no confiaba mucho en aquel hombre. Jamás lo había visto antes. Christine lo miró con detenimiento, en caso de ser un bandido, así podría denunciarlo. Sus pelo no era muy largo pero sí muy revuelto y ondulado. Su rostro era aniñado, nariz fina y labios no excisamente gruesos, con dos ojos grandes y de un color que a Christine le resulto familiar, castaños tirando a verdosos o verdosos tirando a castaños, similares a los de su padre. Sin embargo su ropa distaba mucho, parecía más elegante y con detalles dorados. El hombre se apartó de Christine, se plantó frente a la chimenea y con tál sólo una palabra encendió la chimenea. Christine se quedó más asombrada. Aquel hombre sabía usar magía al igual que su abuelito. El ambiente comenzó a volverse agradable. El hombre preparó dos tazas de humeante chocolate caliente mientras esperaban al aútentico dueño de la casa. Christine no lograba comprender por qué ese hombre actuaba así, como si esa fuese su casa. Pronto oyeron un leve pero repetido sonido, tanto Christine como el hombre se levantaron y se dirigieron a la puerta.
-¡Abuelito! -Exclamó Christine, siendo la primera en llegar a la puerta.
El hombre se quedó unos pasos alejado, cruzando los brazos, mirando como su padre abrazaba a su sobrina. Era tál el cariño que sentía Rezo por Christine, que todo el lugar parecía llenarse de ese sentimiento. Rezo era ciego pero no por ello tonto, entrando junto a Christine, dijó:
-Me alegra tanto de que hayas podido venir, Desidiuh.
Desidiuh, que así se llamaba aquel hombre, se acercó a Rezo, Rezo le dió un fuerte abrazo. Christine comprendió entonces que aquel hombre debía de ser también hijo de Rezo. Caminaron hasta el salón, Rezo se sentó justo en el mismo sillón en el que Christine se había sentado momentos antes, su curioso bastón de plata, el objeto que les indicó que estaba cerca, desapareció pues ya no era necesario. Rezo sonreía, Christine, su angel y Desidiuh, su hijo menor, se hallaban con él.
-¡Feliz Navidad padre! Tal cúal te dije, aquí estoy, además te he traido esto. -Le felicitó la navidad impaciente, como si presintiese que algo malo estuviese a punto de pasar, Desidiuh, levantandose de su modesto asiento sacandose algo de los tupidos ropajes que llevaba.
-No tenías por qué molestarte en traerme nada, para mí tu mera presencia es el mejor presente. -Replicó Rezo, la emoción quebraba su voz.
Cuando Rezo estaba a punto de abrir el obsequio de Desidiuh, ante la expectante Christine. Un brusco sonido les informó de la presencia de otra persona, Rezo, de inmediato hizó aparecer su particular bastón. Su expresión cambió, ya no parecía tán feliz, Christine se entristeció mucho pero volvió a sonreir cuando aquella persona entró en el salón y era su padre, Tessaurus.
-Sólo vengo a por Christine. -Anunció caminando hasta su hija.
Estaba más que claro que aún sentía mucho rechazo hacía Rezo, su padre. Cogió a Christine y del mismo modo que llegó se marchó, sin decir una palabra más. Desidiuh corrió trás él. Rezo se quedó sentado sin decir palabra, apesumbrado. Tessaurus era su primer hijo, por lo tanto, su tesoro, una posesión que cada vez estaba más lejos de volver a sus manos.
-¡Yo quiero pasar la Navidad con el abuelito! -Gritaba lloriqueando Christine agitandose enojada ante la obvía negativa de su padre. -¡¿Por qué no?!
-¡Lo sabes de sobra Christine! ¡No me obligues a azotarte! -Le reprendió Tessaurus, dejandola disgustada y asustada.
A la lejanía Christine consiguió dislumbrar a su tío, el cúal le guiñó un ojo. Christine parpadeó varias veces. Ya en casa, hipando Christine se encontraba sentada frente a la ventana contemplando el nevado paisaje, como iba y venía la gente, todos tán felices. Ella también quería pasar unas felices fiestas. Un día con su abuelito, otro con su tío y los demás con su padre. Entre aquellas personas, sentado junto a su ventana, Christine vió a Desidiuh, cosa que la pusó muy feliz. Christine, entendiendo con rapidez, los gestos de Desidiuh, abrió la ventana de su cuarto para hablar con él.
-No te enfades con tú padre, Tessaurus siempre ha sido demasiado cabezota.,,
-Ya, pero nunca consigo entender del todo por qué.
-Eso es un asunto entre Rezo y él. Comprendo que no quiera verle pero yo lo que realmente no logro entender es por qué no te permite a tí visitarlo.
Desidiuh y Christine se miraron pensativos. A Christine le molestaba que su padre odiase a su abuelito pero en el fondo le gustaba pensar que si seguía visitandolo a escondidas algún día esos dos volverían a hablarse. Christine corrió hacía el armario y pensando que sería difícil volver a ver a Rezo durante las fiestas, dado que su padre y los familiares maternos no le quitarían el ojo de encima, cogió un pequeño objeto envuelto con mucho esmero para darselo a Desidiuh.
-Si vas a pasar por casa de Rezo, por favor, entregale esto de mí parte. -Le suplicó Christine poniendo el regalo a su abuelito con cuidado pero Desidiuh no se lo guardó sino que le dijó:
-¿Y por qué no se lo das tú misma?
Al poco Christine se dirigía junto a desidiuh a casa de Rezo. Christine iba dando botes, estaba tán contenta que lo hacía practicamente sin darse cuenta. Desidiuh la miraba con ternura. Rezo se hallaba sentado, apoyando parte de su rostro sobre una mano. Christine avanzó hasta él y antes de comenzar a hablar, le dió un beso en la mejilla.
-Abuelito, no estés triste, yo seguiré viniendo a verte, diga mi padre lo que diga.
-Mi pequeño angel, no puedes hacerte imaginar lo feliz que me hace oirte decir eso. -Le respondió Rezo estrechandola entre sus brazos. Fue un abrazo largo, Christine deseó que nada pudiese romper ese momento, le encantaba sentir la suavidad de las telas con las que los ropajes de su abuelito estan hechos y le encantaba escuchar como latía el corazón de su abuelito.
-Christine, ¿no tienes algo que darle a Rezo? -Le recordó Desidiuh.
Christine se separó de Rezo y exclamó:
-¡Es verdad! He vuelto para darte esto, Feliz Navidad, abuelito.
Christine le entregó con delicadeza y mimo a Rezo su regalo, un regalo hecho por ella misma. Rezo se sonrojó. Era excesivo, el no se sentía merecedor de ninguna clase de regalos y menos de uno tán bonito como el de Christine.
-Es un angel, tú angel guardían cuando yo no este. -Le informó Christine con una sonrisa.
Y tal y cómo ella le comentó, así era, Rezo al pasar sus dedos, pudó identificar los detalles que le confirmaban que era una figura tallada a mano, de un angel, pues poseía alas.
-Espero que tu padre y tú también paseís una Feliz Navidad, Christine. -Fueron las únicas palabras que logró decirle Rezo a Christine.
Fue una visita fugaz pero Christine ya no se sentía tán enojada, al menos había podido entregarle, gracias a Desidiuh, su angel guardían. Desidiuh la ayudó a entrar a casa, por la ventana de su habitación. Antes de cerrar la ventana, Christine quisó averiguar una última cosa.
-Desidiuh, tus ropas son similares a las de Rezo, ¿puedo saber por qué?
-Claro, eso es porque yo soy un sacerdote pero jamás seré ni la mitad de bueno que él. -Le respondió Desidiuh y una vez respondida la pregunta Christine cerró la ventana.

1 comentario:

Asilo Arkham dijo...

Feliz Navidad también para ti, Mary. Sigue escribiendo. Un abrazote.