domingo, 19 de diciembre de 2010

FanFic Slayers

Maravilloso dibujo de otra buena amiga y seguidora mia en DeviantArt, WaterLillySquiggles. Si os gusta, echadle un ojo a su galeria:
Ella, que irradiaba luz allá donde fuese, fue una niñita encantadora, todas las personas que la conocían se conmocionaron al saber de su muerte. Ella, la joven Christine, que lo dejó todo para encontrarse con aquel miembro de su familia cuyo mención enojaba y ensombrecía el caracter de su padre. Ella, la curiosa Christine, iluminada por un talento del que su padre nunca quisó hablarle pues temía su porvenir. Alejarse de Sairaag fue alejarse de la magía. Ella, la hermosa Christine, la que cautivó a uno de los más habilidosos hechiceros astrales. Fue, sin duda, toda una tragedia. No sólo dejaría a familiares y amigas acongojados, a su amado destrozado por la separación fisíca, también dejaría a un hijo, que sería ocultado como si fuese una criatura corrupta.
-Erik, no temó a mí destino, pero sí temó lo que le pasé a nuestro hijo. -Le sollozaba a su marido atada de pies y manos viviendo sus últimos momentos de vida junto a su marido en una sucia y grisacea mazmorra. Erik al oir aquellas palabras, haciendo un notable esfuerzo por no llorar, dado que estaba totalmente atado al igual que ella, aproximó su cara a la suya y le dijó:
-No temas, mi amada, estoy seguro de que su destino será mejor que el nuestro.
Y cerrando los ojos, una hermosa visión llegó a ella, su hijo siendo tomado por un hombre de rojos ropajes y curioso bastón. Christine fue bruscamente llevada hasta el centro de aquella ciudad. La leña ya había sido apilada de forma que con poco que alguien acercase una llama se formaría una gran hoguera. Colocandose con torpeza en la pila de leña, todavía atada echó una mirada a los ciudadanos que se acercaban para contemplar su tragico fin. Si esto ha de ser así, que así sea pensó Christine pues si su marido iba a morir condenado como brujo, ella, aún pudiendose salvar, no sería capaz de continuar sin él. Por no decir, que jamás le permitirían criar a su hijo. La magía formaba parte de ella, era parte de lo que era, era su don y si tener ese don le había llevado hasta allí, allí se quedaría al igual que su marido. Fue rapido, las llamas la envolvieron cúal barrera magica sin dejar apenas rastro del cadaver de Christine. La condena de Erik fue similar pero con una muerte más lenta, pues la cantidad de leña y maña no fueron la misma.
El niño, por fortuna apenas un bebe, tuvó la fortuna de crecer en un orfanato pero nunca llegó a ser del todo apreciado. Aunque el hombre que le sacó de ese ambiente no pudiese verle, tenía absoluta seguridad de que el pequeño era fisícamente similar a su padre y con respecto al caracter, algo que se iría mostrando a medida que fuese siendo instruido, deseaba que fuese tán encantador como si madre. Cuando ocurrió ese horrible acontecimiento, viajabas en mí busca, si hubiese sabido de tí, habría ido yo en tu busca, pequeña Christine pensó entristecido y culpable sentado en su sillón, siempre, curiosamente, colocado junto a la única ventana de esa sala.

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