miércoles, 19 de noviembre de 2008

LA LEY DEL FERIANTE

-¿Por qué me ayudais?
-No sé. Supongo que le has caido en gracia a alguien.
-¿Te gusto?
¡No! Le habria gritado pero no dijo nada, siguió a lo suyo. Cuando su marido le dijo que iban a tener un invitado, le pareció bien pero cuando vió a su invitado se negó rotundamente pero su marido terminó convenciendola:
-Cariño, está herido. ¿No querras que piense que no somos como los otros feriantes?...
-¡Esa ley es estúpida!
-Cariño, sólo serán unos días, en cuanto esté curado se irá.
-Bueno, pero que no vuelva nunca más.
-Prometido.
Su marido siempre fue más hospitalario que ella y solía meter en su casa cualquier ser vivo herido. Pero, ¿un asesino? Su marido se estaba pasando de bueno. Y para colmo una de sus hijas estaba enamorandose de él. Así no había manera, ella intentaba convencer a su hija de que no era la clase de principe encantado que ella pensaba que era y para colmo la estancia en esa ciudad se estaba alargando, ellos eran feriantes, gente que va de una ciudad a otra ofreciendo entretenimiento. Cada día se desesperaba un poco más. Su marido y los otros feriantes se sorprendían de las abilidades del invitado, cosa mala porque su marido a proponerle que se uniera a ellos.
-¿Estás loco? Sólo te permití que se quedará con nosotros para recuperarse...
-Lo sé pero cariño míralo, es tan bueno o incluso mejor que yo y...
-¡Calla! ¡Ni se te ocurra decirlo! ¡No quiero oírlo!
Se encerró en su habitación, ahí estaba él, tan silencioso que casi se lleva un susto de muerte...
-Sólo venía a despedirme. Sé que no soy bien recibido. ¡Qué pena! Quizás habría sido bonito formar parte en vuestro espectaculo...
-Si es cierto que te vas... ¡Vete de una vez!
-Lo haré, pero aún me persigue y si me encuentra me matará.
-No me importa, seguro que te lo mereces...
-Pensé que me ayudariaís, porque mirame yo ahora también formo parte de esto...
-No es cierto, sólo tratas de confundirme. Él me dijo que si te quedabas, a la larga todo iría peor. ¡Eres peligroso!
Bajó la cabeza y dijo, dijo algo que verdaderamente la horrorizó y la dejó sin más dudas:
-¿Entonces ha estado por aquí? Ahora si que no tengo elección...
Fue Jim Gordon, como no, el que anunció la muerte de esa gente y como no, la huida del individuo conocido como Joker...

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