viernes, 28 de noviembre de 2008

LA PROFESIÓN MÁS VIEJA DEL MUNDO

La prostitución consiste en la venta de servicios sexuales a cambio de dinero u otro tipo de retribución. Una persona que ejerce la prostitución recibe el nombre de «prostituta» o «prostituto». En caso de que se trate de una mujer, también se le llama «mujer de compañía» o, despectivamente, «puta».
La versión masculina, «puto» u «hombre de compañía», equivale de manera más formal a la palabra gigoló, pero se usa más comúnmente en Europa, pues en varios países de Iberoamérica, puto se usa con un fuerte sentido homofóbico para referirse a cualquier varón homosexual, no necesariamente al varón que presta servicios sexuales a cambio de dinero. Para describir al prostituto se usan además las palabras taxi boy (plural: taxi boys). En España se usa la palabra chapero, especialmente para describir al prostituto joven y gay.

Tipos diversos de prostitución: gigolós y chichifos
Algunas de los tipos de personas que ejercen la prostitución reciben un nombre específico, como por ejemplo gigoló, que es el nombre que se le da a aquel hombre generalmente joven que ofrece sus servicios sexuales a mujeres generalmente mayores que él que buscan sus servicios sexuales. También existen los llamados chichifos, que es el nombre con el que se denomina popularmente a los hombres jóvenes (incluso menores de edad, y generalmente de un estatus socioeconómico muy bajo) que ofrecen sus servicios sexuales a hombres mayores, a cambio sobre todo de dinero.
Espectáculos eróticos: los boys y los desnudistas (strippers)
Otros tipos específicos de servicios sexuales distan de ser prostitución propiamente dicha, pero entran dentro de una dudosa clasificación, como es el caso de los denominados mozos (boys), hombres que realizan espectáculos eróticos sin que ello implique un servicio sexual más allá de lo visual. Este último término responde a una definición más global que sería la de
desnudista, válido para ambos sexos.
La prostitución es uno de los trabajos y fenómenos sociales que da respuesta al deseo sexual del ser humano, y, en muchos casos, también a la necesidad de afecto y comprensión, buscando un alivio a la soledad y a la incomunicación, principalmente en las grandes ciudades. En la mayor parte de las culturas la manera aceptada de satisfacer este deseo es en el contexto de relaciones afectivas. El ser humano ha empleado y emplea muchas otras formas para saciar sus impulsos sexuales, tanto de manera consensuada como de manera no consensuada: la búsqueda de
sexo no afectivo con otras personas, el acoso, la violación y otras muchas, entre las que se encuentra la oferta de dinero. Es esa oferta de dinero el motor que pone en marcha las muy variadas formas de prostitución.
En términos generales, las tres principales formas de prostitución son, en orden de incidencia:
La trata de blancas y menores, alrededor de la cual surgen sociedades mafiosas que trafican con personas para obtener dinero (lo que puede considerarse una manera moderna de esclavitud).
Personas cuyas condiciones sociales y económicas convierten la prostitución en una de las pocas formas posibles de sacar adelante a una familia o a sí mismas (prostitución forzada por las condiciones socioculturales).
El caso (minoritario numéricamente) de prostitución de alto standing (de alto nivel), donde la persona se prostituye voluntariamente por los elevados ingresos que obtiene a cambio (prostitución voluntaria).
La postura oficial de los gobiernos frente a la prostitución va de la prohibición total a la legalización completa, pasando por modelos "mixtos" que penalizan sólo al
proxeneta o al cliente. La postura más frecuente por parte de las autoridades siempre fue y sigue siendo la tolerancia. Socialmente también se observa un amplio espectro de respuestas, que van desde el rechazo (la más común) hasta la aceptación.
Definición y términos y conceptos relacionados
La definición más escueta posible del concepto de prostitución es: la venta de servicios
sexuales a cambio de dinero u otro tipo de retribución.
Al hablar de prostitución, se sobreentiende que la persona que la ejerce no aplica más criterio en la elección del cliente que el de recibir el pago correspondiente, es decir, que no existe ningún tipo de emoción ni relación afectiva. De modo que, en un sentido más genérico y coloquial de la palabra, se dice también que se prostituye, por extensión, cualquier persona que "vende" sus servicios profesionales (no sexuales) por una causa que considera indigna, con el único aliciente de recibir un pago.

Prostitución religiosa y espionaje: prejuicios
A veces se usa el término prostitución en el sentido mucho más amplio de mantener relaciones sexuales con un fin distinto de la reproducción o el placer de una de las partes, incluyendo formas (principalmente históricas) de prostitución religiosa, en las que se practica sexo en cumplimiento de preceptos religiosos específicos. También entrarían en esta definición mas genérica el uso del sexo como forma de espionaje, y los casos de hombres y mujeres manteniendo relaciones con personas famosas a fin de vender la historia a la prensa del corazón a cambio de fama y/o dinero. En estos dos casos se usa la equiparación con la prostitución con un ánimo evidentemente peyorativo, despectivo.

Prostitución en hombres y en mujeres
La mayoría de las prostitutas son mujeres que ofrecen sus servicios a hombres. También existen prostitutos, que ofrecen sus servicios principalmente a hombres, o a mujeres en menor proporción (por lo general sólo a unos o a otros, pero no a ambos, ni de manera simultánea ni tampoco indistinta). El fenómeno de la prostitución se conoce prácticamente desde que existen registros históricos de algún tipo (popularmente se dice que la prostitución es "el oficio más antiguo"), y ha ido evolucionando junto con las formas sociales, aunque ha mantenido una imagen estigmatizada con el paso del tiempo. La llamada «prostitución religiosa» desapareció paulatinamente del mundo occidental durante el Imperio Romano, aunque ha seguido practicándose en otras culturas hasta fecha reciente, y ha visto un repunte con la aparición de religiones alternativas en occidente.
Prostitución y delincuencia
La prostitución es hoy día una práctica ilegal en muchos países, propia de ambientes marginales y relacionada con otras formas de delincuencia. Muchas mujeres y niños son obligados a ejercerla por parte de individuos o bandas criminales organizadas, hasta el punto de que las Naciones Unidas, ya en 1949, promovieron una convención para el control de la prostitución y la lucha contra el tráfico de personas esclavizadas generado a su alrededor.

Proxeneta
La figura de la prostituta está también estrechamente ligada a la del proxeneta, persona que recibe un porcentaje de los beneficios conseguidos por la misma. En principio el proxeneta recibe ese dinero como pago por un servicio, habitualmente el de actuar como mediador entre la prostituta y el cliente, proveer la habitación o lugar donde tiene lugar el servicio sexual, etc. Sin embargo, cuanto más marginal es el tipo de prostitución, más se convierte el proxeneta en un mero extorsionador, que en su grado más bajo retiene a las prostitutas bajo su control mediante amenazas y abusos que llegan a la violencia física (secuestros). Esta situación es más habitual (y prácticamente la norma) en países donde la prostitución es ilegal. Sin embargo, la legalización no es suficiente garantía para evitar este tipo de abusos; en países europeos donde la prostitución es legal, como España, las fuerzas de seguridad detectan e intervienen de manera periódica en locales en los que se retiene a mujeres por la fuerza, obligándolas a prostituirse víctimas de redes de trata de blancas.
Terminología
El término «prostitución» proviene del latín prostitutio, que tiene el mismo significado que el actual y que a su vez proviene de otro término latino, prostituere, que significa literalmente ‘exhibir para la venta’.
Otra versión ampliamente extendida, aunque incorrecta, afirma que el término «puta» viene del verbo latino putare, ‘pensar’. Se argumenta que, con la progresiva conquista romana de las antiguas zonas griegas, aumentó la cantidad de esclavos y esclavas de dicho pueblo. Al ver los romanos que las mujeres (a las que al parecer usaban mayoritariamente como prostitutas) eran conocedoras de la ciencia y la política, las calificaron como pensadoras o, en latín, putas. Aunque no deja de tener cierto encanto, esta versión contradice la propia historia de Roma, que no sometió a las ciudades-estado griegas a una conquista súbita, sino a una progresiva absorción. Por otra parte, aunque en la Grecia clásica las hetairas tenían gran preeminencia, en general el papel de la mujer en la cultura griega era muy secundario.
Además, prostitutio y putare no tienen raíces comunes. Puta, como equivalente de «prostituta», se debe tan sólo a una contracción vulgar del término original. Curiosamente existía en el panteón romano una diosa menor de la agricultura llamada Puta, aunque es pura coincidencia. En este contexto, «puta» es un vulgarismo relativamente moderno, desconocido para los romanos.
A lo largo de la historia ha existido una gran cantidad de términos tanto para referirse a la prostitución como a las personas que la practican, a los clientes, a los lugares y a las actividades relacionadas. Por ejemplo, las mujeres que ejercen la prostitución son (o han sido) conocidas con multitud de nombres: meretriz y loba, por ejemplo.
El término «loba» como equivalencia de «prostituta» viene de los ritos producidos en febrero en honor al dios Fauno Luperco. Eran llamadas lobas u originalmente lupas las que ejercían la prostitución sagrada con los sacerdotes de este dios, los luperci, en el Ara Máxima. De aquí deriva también «lupanar», que se emplea para referirse al prostíbulo (burdel o «casa de citas», es decir, el sitio al que llegan el cliente a pagar por los servicios de una prostituta).
Los distintos países de habla hispana usan distintos términos coloquiales como sinónimo de prostituta, con mayor o menor carga negativa. Por ejemplo, en Canarias se las llama «cuero».
Historia
Origen y antigüedad de la prostitución
La prostitución ha sido calificada eufemísticamente como la "profesión más antigua del mundo". Esta descripción, que alude a la antigüedad de la práctica, es discutible si se tienen en cuenta criterios socioeconómicos, ya que el intercambio de favores sexuales a cambio de bienes materiales requiere de un cierto tipo de acumulación capitalista o asimetría en el acceso a ciertos recursos, o bien una diferenciación social, que probablemente no se dieron entre los primeros grupos humanos hasta que la tecnología no rebasó cierto umbral.
Desde un punto de vista puramente biológico, en las últimas décadas la investigación científica ha descubierto ejemplos de actitudes en animales que (salvando las distancias, por supuesto) pueden equipararse a la prostitución en los seres humanos: algunas especies de pingüinos intercambian sexo por piedras adecuadas para la construcción de nidos, y entre los chimpancés enanos existe un sistema social bien establecido en el que, entre otras interacciones, las hembras ofrecen sexo a cambio de comida, y como mecanismo de resolución de conflictos. Teniendo en cuenta que casi hasta la Revolución Industrial la economía mundial era básicamente agraria, y que la mayor parte de los bienes se consiguen por intercambio, la expresión sobre la antigüedad de la prostitución resulta bastante defendible.
En el mundo antiguo
Oriente próximo

Una de las formas más antiguas de prostitución de la que existen registros históricos es la prostitución religiosa, supuestamente practicada inicialmente en Sumeria. Los antiguos historiadores Heródoto y Tucídides documentan la existencia en Babilonia de la obligación para todas las mujeres, al menos una vez en su vida, de acudir al santuario de Militta (la Afrodita griega, o Nana/Anahita) para practicar sexo con un extranjero como muestra de hospitalidad, a cambio de un pago simbólico.
En Israel la prostitución era común, a pesar de estar expresamente prohibida por la ley judía. Profetas como Josué y Ezequiel se oponían a la misma con vehemencia. Existía también como forma religiosa en el reino de Canaán, con la característica de que un porcentaje significativo de quienes la ejercían en los templos eran hombres.
La prostitución estaba bien presente en Cerdeña y Sicilia, así como en varias culturas fenicias, en las que se practicaba como rito religioso en honor de Astarté. La práctica de la prostitución se extendió por todos los puertos del Mar Mediterráneo, presumiblemente en alas de las expediciones comerciales fenicias.
Grecia clásica
En la Grecia clásica, la prostitución era practicada tanto por mujeres como por hombres jóvenes. El término griego para la prostitución es porne, derivado del verbo pernemi (vender), lo que ha generado una acepción moderna bien evidente. Las prostitutas podían llegar a ser mujeres muy influyentes, debían vestirse con ropas distintivas y estaban obligadas a pagar impuestos.
Se cree que fue en la antigua Atenas donde se estableció el primer burdel en el siglo VI a. C. Con los beneficios de este negocio se construyó un templo. No estaba permitida, sin embargo, la captación de clientes. Existen escritos que informan de que en el siglo V a. C. el precio de un servicio era de un sexto de dracma, lo que equivalía al salario medio de un día.
Antigua Roma
En la Roma antigua, la prostitución era habitual y había nombres distintos para las mujeres que ejercían la prostitución según su estatus y especialización; por ejemplo las cuadrantarias, llamadas así por cobrar un cuadrante (una miseria); las felatoras, practicantes expertas de la felación, etc. En esa sociedad, así como también en la antigua Grecia, las prostitutas comunes eran mujeres independientes y a veces influyentes que tenían que llevar vestidos de color púrpura que las diferenciaban de las demás mujeres, y que debían pagar impuestos. De esta manera, las hetairas griegas eran personajes que en cierto modo son comparables a las geishas japonesas por su condición entre prostitutas y cortesanas.
Mesoamérica
Entre los aztecas las prostitutas eran llamadas āhuiyani ‘contento/a, satisfecho/a, feliz’ que probablemente era una forma eufemística (del nahuatl āhuiya o āhuix ‘tener lo necesario, estar feliz’). Ejercían al lado de los caminos, y —a cambio de favores sexuales— recibían mercancías usables como dinero y tenían bajo estatus social.
Edad Media
La Biblia también hace numerosas referencias a la prostitución común. En la Edad Media la prostitución se desarrolló de manera considerable en Europa. Los burdeles eran frecuentemente regentados por los propios municipios. A raíz de la Reforma y de la aparición de epidemias de infecciones de transmisión sexual en el siglo XVI, la prostitución se vio sometida a cierto control, un control en el que únicamente tres hombres podían tener relaciones con una mujer al día.
El Renacimiento
Del siglo XVIII hasta la actualidad

En los Estados Unidos la prostitución fue declarada ilegal en casi todos los estados entre 1910 y 1915. Durante el siglo XX muchos países comunistas manifestaron que la prostitución no existía dentro de sus fronteras, a pesar de la prostitución masiva presente en Cuba en donde reciben el apodo de «jineteras». Los cubanos aducen la presencia de la prostitución como resultado del bloqueo económico y las políticas de turismo adoptadas tras la caída del muro de Berlín). Esto sucedió aún cuando el combate a la prostitución fue una de las razones de la revolución.
Tipos de prostitución
Tradicionalmente la prostitución se ha ejercido en sitios destinados exclusivamente a este fin, llamados «burdeles». Estos han sido habitualmente casas regentadas por una persona, en las que hay mujeres u hombres, según la orientación del lugar, y habitaciones privadas donde se atiende a los clientes. La oferta de servicios sexuales se hace también en la calle, así como en algunos bares y clubes nocturnos. En las últimas décadas, con el aumento y diversidad de medios de comunicación y publicidad, los métodos de oferta han llegado a las cabinas de teléfonos públicos (fotos con teléfonos), anuncios en prensa e Internet, y hasta anuncios en la TV (éstos generalmente sólo a altas horas de la noche). Finalmente, también se realizan servicios a domicilio y en algunos hoteles.
Prostitución callejera
En esta modalidad, la prostituta, generalmente vestida de manera provocadora con piezas de ropa ajustada o reveladora, busca clientes mientras se encuentra en un lugar público como una esquina o una plaza, o mientras camina por secciones determinadas de una gran avenida. Por lo general las ofertantes que usan este método esperan a que el cliente haga el esfuerzo de iniciar el contacto y la consecuente negociación. Usualmente una vez establecido contacto y los términos comerciales acordados, las actividades -de breve duración- se realizan en el vehículo del cliente en algún lugar apartado o en algún hotel de baja categoría cercano al sitio de encuentro. Esta prostitución es considerada una de las que conlleva más riesgos para la prostituta, pues se exponen a ser presa fácil de delincuentes y pervertidos violentos. Por otra parte, se considera también que es la que conlleva más riesgos de tipo sanitario para los que la practican, y tiende a ser en consecuencia la más despreciada por los clientes y la sociedad en general. No obstante, existen grupos que consideran la prostitución como una herramienta al servicio social y de descontención (desahogo) para quien consume el servicio.
Escorts
Se denominan así a aquellas personas que acompañan al cliente a un lugar o evento determinado (generalmente formal), como por ejemplo a un baile, a un cóctel o a una boda, para proporcionar compañía y favores sexuales (fingiendo la existencia de una relación personal).
Establecimientos
Locales nocturnos. Otra modalidad involucra a prostitutas que solicitan clientes en negocios abiertos al público. En algunos casos en el establecimiento no hay ninguna relación formal entre la prostituta y el local. Por hábito y al correrse la voz, el sitio se convierte en una especie de bar de solteros, a donde los clientes van a sabiendas de la alta concentración de prostitutas, y viceversa. En otros casos, el local y la prostituta tienen una relación establecida entre ambos; a cambio de un salario mínimo o de una comisión en los tragos que le invitan, ella debe cumplir con un mínimo de normas de la casa, como por ejemplo ir a "trabajar" un mínimo de días a la semana y cumplir con un horario mínimo, o recibir un mínimo de tragos al mes invitados por los clientes. En ambos casos la prostituta termina su jornada en cuanto consigue un cliente dispuesto a contratar sus servicios. Con frecuencia en los bares en donde la relación local-prostituta equivale a la relación entre un patrón y su trabajador(a), el cliente debe pagar una "multa" para que la joven pueda excusarse del trabajo -la idea es que, al marcharse, ella deja de generar invitaciones a tragos de los clientes, y al haber menos chicas, el bar pierde atractivo a lo largo de la noche, por lo cual se reduce la clientela. En ambos casos -relación libre o formal entre el local y la prostituta- ella se beneficia de un entorno de trabajo más seguro, mientras que el bar se beneficia de la atracción que ejercen ellas haciendo que aumenten la clientela y el consumo de bebidas.
Burdeles
Salones de masaje. En esta modalidad, son los "masajistas", mujeres u hombres, los que además de los servicios de masajes se avienen a prácticas sexuales a cambio de dinero, ya sea como parte de un trato particular o como parte de la oferta del local. Las relaciones sexuales generalmente se realizan en los mismos apartados en los que se practican los masajes, aunque es posible efectuar tratos para llevar el servicio fuera del local. En estos casos, al igual que en los bares, el local recibe una penalidad para que el masajista pueda retirarse o se considera como "comisión de servicio", por los que el local establece una tarifa mayor.

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