domingo, 31 de mayo de 2009

La Manolita


Vale, es Domingo y debería ponerme en plan mistíco pero lo de hoy lo dejaré para mañana y puesto que ayer no pude poner ninguna imagen, cosa que me fastidió bastante el día, pongo estos dibujos que he hecho esta semana, sí, sí retomando el trícolor. Espero que os gusten y bueno aquí va la historia (para rellenar un poco XP):
Había demasiada gentuza en opinión de muchos afortunados adinerados, por suerte, según ellos, esa gente estaba por otras zonas, en la categoria que les correspondía. A algunos ricos les parecía injusto y muy discriminatorio pero ¿qué podían hacer sí las leyes se volvieron tan crudas? Ellos que habían luchado durante muchos años por conseguir ese privilegiado puesto... Todo eso estaba muy presente pero la gente de más bajo nivel o incluso nulo no le daba tanta importancia, se conformaba con vivir aún que fuese tan difícil dada su posición. El muy joven Michael no entendía de esas cosas, iba con su supuesto padre, un timador de poca monta que a mitad del camino, ya borracho perdido solía perder a Michael por las calles y callejones por los que iban, cada día distintos buscando clientela a la que engañar. Uno de esos días, Michael fue a parar al callejón de los gitanos pero menos mal que lo encontró una buena y muy guapa gitana con cabellos color oro y labios muy rojos.
-Chiquillo, ¿qué haces por aquí tan solito?
Como Michael no la entendía pues estaba hablando en otro idioma, en el idioma de su tierra muy lejana, Michael ni se inmutó con que la gitana, oyendo a los otros gitanos cercanos, lo cogió y se lo llevó con ella, a su caravana pues aquella gitana tenía caravana debido a que iba de un lado a otro echando las cartas o mirando su bola de cristal. La caravana no era muy grande y tenía una ambientación claustófobica pero la gitana lo sentó en una silla, de las pocas que había y pusó la caravana en marcha. El caballo obedeció sin chistar y salieron airosos. La gitana temía por el niño y por ella misma pues esos gitanos que estaban tan cerca tenían asuntos peligrosos que tratar con ella y encima ver a un payo cerca pues... La cosa se pondría violenta.
-Chiquillo, nene, ¿de dónde has venio?
Nada, como sí fuese mudo...
-Bueno así La Manolita no te puede ayudar na, chiquillo...
Pero ya lo había ayudado bastante. Al menos con ella estaría a salvo un tiempo.


1 comentario:

Unknown dijo...

hey lindo relato... los escibis vos? un saludos que andes bien... y lindos dibujos =p