sábado, 16 de mayo de 2009

LA ÚLTIMA GRAN FIESTA


Mientras caminabamos, ella hablaba, tenía una voz bonita pero yo estaba demasiado ensimismado como para captar lo que decía. Pensaba en tantas cosas, ¿cómo podía haber tenido la suerte de encontrar a una mujer como aquella en aquel lugar?, ¿cómo había llegado yo a aquel lugar? y ¿qué pintaba yo allí? Choque con alguien, me dijo Reláaajate, me gire y tuve la sensación de que era el mismisímo diablo. No me gustó nada la manera en la que me miró, estaba con una muchacha rubia y muuy guapa. ¡Díos mío, una chiquilla en compañia del diablo! En aquel lugar empece a sentirme como Fausto, confuso, cansado y fuera de lugar. Por fin llegamos a donde ella, la mujer con la que iba yo, me quería llevar. No estaba mal, una habitación con paredes rojas, bueno en el infierno todo es rojo y una gran cama y... Poco más. Me sente en la única silla que había y a esperarla, pues en un plis plas había desaparecido, la música se oia desde el salón de baile, que estaba en el piso de abajo. Cuando el hombre rubio comenzó su solo de guitarra fue espeluznante, me quede realmente sorprendido, pero más sorprendido al ver a mi dama vestida de tal modo. De acuerdo, perdí más de un sentido, me desmaye. Trato de llevar una vida sencilla y cuanto menos pecados mejor pero todo en aquel lugar me superaba, además cada vez me gustaba más y más: buena música, mujeres arrebatadoras y unos muebles elegantes y muy comodos. ¿Qué más se podía pedir? ¡Lo que hizo mi dama fue... Simplemente increible! ¡Bailó para mí! ¡Y de qué manera! La canción que se oía en aquellos momentos era brutal, decía tales verdades, verdades por las cuales uno podía morir y me encantó, bueno todas me gustaron mucho. Tenía buena voz, muy masculina pero agradable al oido. Fue una gran noche, después me sorprendió ver a muchos de ellos, de aquellos que trabajaban allí siendo arrastrados a la muerte, en aquel momento se lo pregunte con lagrímas en los ojos:
-¡No! ¡Esto no puede ser posible! ¿Ha llegado tan pronto la decadencia?
Sin embargo uno de ellos, el manda más, el que aquella noche me atemorizó con su aspecto terriblemente satánico, me contestó:
-No lo veas como decadente, es renovación...
No volví a verle y eso me reconcome. Ahora que he abierto los ojos, es triste tener que volver a cerrarlos. El Midnight Cabaret estaba cerrado hasta que los nuevos Groteskos llegaran.

1 comentario:

Hellion dijo...

que elegantes las fiestas de aquella época .