jueves, 24 de diciembre de 2009

8 MANOS MEJOR QUE 4



Pues eso, si ella dice corre, yo corro, si dice salta, yo salto, si dice ven conmigo... ¡Yo voy corriendo! Ellas me tienen donde quieren. Es vergonzoso pero me encanta. Nigma, a su servicio, mis preciosas damas. Lo complicado de trabajar con ellas, esque al final acabas trabajando para ellas. Cuando logre salir del embrujo de Posion Ivy me jure a mí mismo que no volvería a caer en las redes de ninguna mujer pero supongo que Selina no es como Poison Ivy. Me propusó un interesante robo, antes de aceptar, examine cada punto de su plan con cuidado y aunque me di cuenta que eso no lo había planeado ella, accedí. Era un objecto de muchísimo valor. Un objeto que nos daría respeto y más libertad...
-Mmm ¿Qué clase de libertad?
-Podremos ir a donde queramos y podremos vivir como nos merecemos, Eddie. ¿No te parece un buen trofeo?
-Sí... No estaría nada mal.
Conque aquella misma noche ya estabamos ahí. Bien metidos en el robo pero no seriamos los únicos. He de admitir que al principio no me gusto encontrarme con Joker pero cuando la señorita Quinn me explico que iba a ser un trabajo en común, todo me cuadro mejor. Ellos se ocuparian de los guardas, Selina de la seguridad y yo, yo de lo más importante, descifrar el codigo de seguridad para poder entrar en la sala donde se encontraba nuestro deseado trofeo. ¡Guau todo fue rapido, limpio y sin un ruido! Pero en mi mente aún había un problemilla, no todo podía ser tan fácil, Batman. Pues no, aquí no había ni Batman, ni Robin ni ningún otro heroecillo cerca. No me costó mucho descifrar el codigo, era como un juego para mí. Cuando entramos en la pequeña sala, no encontramos ni oro, ni joyas ni siquiera dinero, sólo un libro enorme. He de admitir que me quede bastante desilusionado pero cuando, ya en lugar seguro, comenzamos a echarle un ojo, me di cuenta de lo importante y preciado que podía llegar a ser para gente como nosotros.
-¿Entonces si mostramos la pagina adecuada en el momento adecuado seremos ciudadanos con todas las de la ley?
-¡Bingo!
-¡Qué alguien me golpe, esto no puede ser real!
Pero sí que lo era, lo cual me hacía sorprenderme aún más. Ahora, por decirlo de algún modo, los que mandabamos eramos nosotros.