martes, 10 de marzo de 2009

EL LOBO FEROZ


-¡Corre, corre pequeña Caperucita roja! ¡Que estés dónde estés te encontrare!Para el Lobo malo no era más que un juego pero para Caperucita roja era algo más, un juego a vida o muerte. La pobre abuelita jamás sospechó nada, pensó que era otro pesado cuidador del asilo, pues ella se negaba a salir de su casa, siempre había sido muy neurotica pero como cada día venía gente del asilo para cuidarla y sobretodo echarle un vistazo, se acostumbró al ¡Ding-ding! de la puerta y a tener que recibir a hombres con buen aspecto y amables pero... ¡Ay, con éste último! La engañó bien engañada y para colmo la asesino sin ningún problema, era muy mayor la pobre, a penas tenía fuerzas para levantarse a abrir la puerta. Con que cuando llegó su nieto, sí, sí, su nieto se encontró un panorama horrible, a su abuela muerta, mutilada en el suelo y a un extraño sentado en el gran sillón de su abuelita.
-Te esperabamos...
Vamos que al pobre del miedo se le cayeron de las manos el bizcocho, tierno, tierno, que había hecho su mamá a su abuelita. Estaba tan asustado que apenas pudó salir corriendo, sólo era capaz de tragar saliva...
-¿No corres? Venga, te doy cinco minutos.
Qué malo era el Lobo, no sólo quería deborarlo, quería cazarlo, cuando más adrenalina mejor, además siempre fue un excelente corredor y se conocía el bosque mejor que nadie pues su padre fue cazador. Al verle levantarse del sillón, eso sí que le hizó correr, Caperucita roja corrió todo lo que su corazón le permitió, tenía asma y el bosque era tan grande, tan laberintico para él. Corrió y corrió, a mitad de su desesperada carrera perdió la caperuza roja que le hizó su abuelita pero no pensaba regresar a por ella. El Lobo malo iba detrás, ganando terreno, cuando encontró la caperuza la estrechó entre sus dedos y la olió como si fuese un perro, olía tan bien, sabría mejor. Sí, Caperucita roja necesitaba su inalador con que se escondió como pudó pero el sonido al inspirar por el objeto lo delató:-Te encontre.El niño conocedor de su mala suerte lo único que pudó hacer fue suplicar:
-¡Por favor no me mates! ¡Juro que no diré nada!
Y lo único que consiguió el pobre fue una sonora carcajada por parte del Lobo malo. ¿No comprendes que me he tomado la molestia de asesinar a la vieja chocha por tí? Habría sido tan incomodo para ambos si ella estuviese cerca, observandonos le decía triunfante. Hay ciertas cosas que deben hacerse en privado, eso sí que no le gustó nada a Caperucita roja, no sabía a que se refería pero no le gustó nada. Adentro, en el salón de la abuelita, con el cadaver de la abuelita metido en el armario y con las posibles huellas del crimen bien eliminadas, anda que no era listo, comenzó la mejor parte del juego. Se podría decir que la única prenda de ropa que el Lobo malo permitió llevar puesta a Caperucita roja fue la caperuza roja, las manos del Lobo más que acariciarle, le dañaban, más que lamer su pequeño cuerpo, lo mordía, a la hora de follar era como un animal, un animal rabioso, quizás de ahí eso de el Lobo malo. Pobre, pobre Caperucita roja, fue encontrado violado y despedazado, la policia lo flipó, por cierto no se encontró la caperuza roja en la escena del crimen, tan sólo al niño desnudo con un aspecto horrible en un charco de sangre y luego a la abuela del niño... En la prensa fue llamado El Lobo feroz.
Yo, Costello, el periodista más dicharachero, me quedé de piedra cuando me entere pero me quede aún peor cuando el jefe me pidió que le realizará una entrevista, antes de morir. Si, aquí la justicia es así, si no hay posibilidad de cura, los matan...
C: ¿Cómo lleva el hecho de que dentro de poco va a morir?
LOBO FEROZ: Aburrido.
C: ¿Por qué le llaman El lobo feroz?
LOBO FEROZ: Eso deberías decirmelo tu a mí. Fue cosa de la prensa...
C: En la escena del crimen no se encontró cierta prenda, ¿la tiene Ud?
LOBO FEROZ: ¿Quién si no?
C: ¿Tiene algún amigo aquí dentro?
LOBO FEROZ: Nunca he tenido amigos, ni aquí ni afuera.
C: ¿Ha sido ésta su primera Caperucita roja o ha habido otros?
LOBO FEROZ: No, hace tiempo vi a una que me pareció muy jugosa pero menuda fue su madre. ¡La muy zorra de Eva!
No hice más preguntas, fue una entrevista corta pero muy intensa...

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